Roger Waters y las exoneraciones a los espectáculos públicos

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¿Comfortably Numb?:
Roger Waters y las
exoneraciones a los
espectáculos públicos
Por Michel Seiner
A mí también me pareció un sueño el concierto de Roger
Waters. Todos los que pudimos gritar Shine on You Crazy
Diamond o ver chanchos volando durante Sheep lo supimos
antes del concierto y lo confirmamos durante sus tres gloriosas horas. Embargado por la emoción no pude dejar de
unirme al coro griego (ese que piensa que Perú va a clasificar al mundial cada vez que gana un partido en la eliminatoria) que ya veía a The Who, U2, Los Rolling Stones, Jimmy
Page y Robert Plant en Lima. Sin embargo, pasadas la euforia
y el trance correspondiente, siempre se debe poner las
cosas en perspectiva.
No todos lo hicieron. Rápidamente
se escucharon las voces de siempre,
utilizando las palabras de siempre. Hay
que promover/fomentar la cultura. Traducción: hay que exonerar a los espectáculos de todos los impuestos y tasas.
Ello a pesar de que la piratería ya de por
sí hace de las presentaciones públicas
una alternativa cada vez más interesante
de ingresos para todo artista. Teniendo
plazas como Santiago, Buenos Aires y
Río de Janeiro tan cerca, ¿será tan difícil
lograr paradas acá? Sin embargo, el
facilismo de explicar la falta de estos
espectáculos con el régimen tributario
general esquiva las verdaderas soluciones: eliminar los numerosos sobrecostos a los que estos espectáculos
están sujetos.
Es cierto que no debe haber perforaciones del sistema tributario con
exoneraciones. Sin embargo, ¿es necesario gravar adicionalmente las entradas con un tributo especial? O sea, una
cosa es que no se fomente la cultura
reduciendo impuestos sino buscando
generar una industria competitiva, y otra
muy distinta es cargar un 15% al precio
de una entrada, como se hace con el
Impuesto a los Espectáculos Públicos
No Deportivos. Se pensaría que esta
carga implica ingresos considerables
para los municipios que sería difícil cubrir de otro modo. Lo cierto es que los
municipios limeños en los que estos
ingresos representan más del 1% de
los ingresos anuales se cuentan con los
dedos de una mano.
El pase intersindical es otro
sobrecosto. Básicamente un arancel. Bien
ubicado legislativamente en la también bien
llamada Ley del Artista (¡Nacional!), encarece el costo de la presentación de un
artista extranjero, privando básicamente
al espectador peruano de la capacidad de
elegir entre más espectáculos. ¿Necesitamos una "Ley del Espectador" para revertir esta situación que nos priva de espectáculos de primer nivel?
El caso de APDAYC es similar. Su
función de gestionar el cobro de regalías por la utilización de derechos de
propiedad intelectual solo tiene sentido
cuando los costos de transacción son
altos y el artista no puede pasear por
el mundo dedicando tiempo y dinero
a cobrar a cada restaurante que toca
su música. Pero estos elevados costos de transacción, ¿existen cuando
intérprete, productor y beneficiario
están todos en el mismo lugar, en la
misma ciudad? ¿Tiene sentido cargar
entre el 8% y 10% a la taquilla en
este caso?
Es evidente que los sospechosos
comunes -Sr. Impuesto a la Renta y Dr.
IGV- vuelven a ser sindicados equivocadamente como responsables de todos los males que aquejan al Perú. Nos
daremos cuenta algún día de que la respuesta a la famosa pregunta de Vargas
Llosa no es "Cuando crearon el Impuesto a la Renta y el IGV, Zavalita". „
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