Isabel II: Regencias de María Cristina y Espartero (1833

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Herencia de los Borbones, siglo XIX
Isabel II: Regencias de María Cristina y
Espartero (1833-1834)
M
por Lourdes Morales Farfán*
ientras tanto, Carlos María Isidro se había proclamado, tras la muerte de su hermano, rey
de España desde su exilio voluntario en Portugal, comenzando así la Primera Guerra
Carlista. A esta guerra hay que sumar el enfrentamiento entre las distintas fuerzas
políticas, los realistas (absolutistas), enemigos de los liberales y, dentro de estos últimos, los
moderados, en contra de los progresistas. En 1837, tras diversos movimientos revolucionarios, el
Estatuto Real es sustituido por una nueva Constitución en la que se instauraba una Monarquía
Constitucional que limitaba los poderes de la Corona. Asimismo, en algunas ciudades dichos
movimientos habían hecho que los liberales progresistas se hicieran con el poder en los
Ayuntamientos. Los liberales moderados, una vez terminada la Primera Guerra Carlista el 31 de
agosto de 1839, intentaron modificar esta situación mediante la Ley de Ayuntamientos. A su sanción
en el Congreso, ocurrida el día 14 de julio de 1840, no acudió la práctica totalidad de los diputados
progresistas y el escaso o nulo apoyo del ejército y el poder de los progresistas en la ciudades
hicieron fracasar dicho intento, por lo que la Reina Gobernadora renunció a su cargo el 12 de
octubre de 1840, pasando al exilio en Francia. Allí había ido enviando a los hijos nacidos de su
segundo matrimonio, ya que María Cristina, en contra de las condiciones para su regencia, no había
permanecido viuda. Pocos meses después de la muerte de Fernando VII, el 28 de diciembre de
1833, se había casado con Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, Funes y Ortega, un militar
destinado en palacio con el que fundó una familia en la que nacieron ocho hijos.
Durante la regencia de María Cristina de Borbón, había terminado el Antiguo Régimen1,
comenzando en 1837, y a pesar su oposición, un régimen constitucional. Se terminó el régimen
señorial, se desamortizaron las tierras de la Iglesia, perdiendo ésta gran parte de su poder, y se
liberalizaron la industria y el comercio.
Desde Francia, María Cristina intentó recuperar su poder apoyando un golpe de estado que fracasó
y que le costó morir fusilado al héroe de las guerras carlistas, el general Diego de León. Tras la
proclamación de la mayoría de edad de Isabel II, en 1844, vuelve a España el 22 de marzo de dicho
año y el 13 de octubre formaliza su matrimonio. Inmediatamente antes, su marido había sido
nombrado Duque de Riánsares por la joven reina. Sin embargo, la población hacía culpables de
todos sus males a María Cristina y a su marido, quienes, fruto de la especulación existente en
aquellos años, habían conseguido incrementar su ya notable fortuna. Una situación que, unida a las
tendencias absolutistas de la reina madre y a su constante intervención en asuntos de la Corte, hizo
que fuera odiada por el pueblo. Tanto es así que durante la revolución de 1854, el palacio donde
vivían, en la Calle de las Rejas, fue atacado, teniendo que huir a Francia vía Portugal. Sus
propiedades fueron secuestradas por el gobierno y en las Cortes se estableció una Comisión
Parlamentaria encargada de investigar lo sucedido con las joyas de la Corona y la utilización que la
reina madre había hecho de algunos bienes públicos. Aunque en 1856 cambió la situación política y
la investigación no llegó mucho más adelante, María Cristina ya no volvió a recuperar el poder y el
prestigio. Siguió interviniendo en asuntos de la Casa Real y, aunque aconsejó a Isabel II en un
intento de salvaguardarla en el trono, sus consejos no fueron seguidos, siendo la reina derrocada.
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Además, también participó en la abdicación de Isabel II en su hijo, el futuro Alfonso XII, así como
en los estudios de éste.
Fernando Muñoz murió en 1873 y a la muerte de María Cristina, ésta, como madre de reina 2, sería
enterrada en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, no respetándose su deseo de ser
enterrada en la tumba que había mandado construir junto a la de su segundo esposo, en la ermita de
la Virgen de Riansares, en Tarancón.
Además del Palacio construido por la reina en la Quinta de Vista Alegre, actual Centro Regional de
Innovación y Formación del Profesorado “Las Acacias”, y del Palacio sito en la misma finca cuya
construcción inició su marido, el Duque de Riánsares, y terminó el Marqués de Salamanca, antiguo
Colegio Público de Educación Especial “María Soriano”, han quedado en Madrid, de la época de su
gobierno, las construcciones que vamos a ver a continuación.
Uno de los elementos urbanos que se levantaron en Madrid durante la Regencia de María Cristina
fue la llamada Fuente del Obelisco3 de la Castellana, también conocida como de la Arganzuela
por su actual ubicación, instalada por aquel entonces en el Paseo de la Fuente Castellana, hoy Paseo
de la Castellana a secas.
Comenzada a construir en los últimos años de reinado de Fernando VII para celebrar el nacimiento
de su hija Isabel, su primera ubicación fue la que ya acabamos de mencionar, lugar que en aquellos
momentos estaba sufriendo una renovación urbanística de la mano del arquitecto Francisco Javier
Mariategui. Concretamente, se colocó en lo que hoy es la Glorieta de Emilio Castelar, iniciándose
las obras el 11 de octubre de 1833, pocos meses antes de la muerte del monarca. De ahí, sería
trasladada con los años a la actual Plaza de Manuel Becerra, perdiendo su condición de fuente y
pasando a ser considerada un obelisco. Será en ese momento cuando se le retiren las dos esfinges 4
de bronce que tiene a los pies, siendo llevadas al Parque de El Retiro, cerca del Estanque. En el año
1970, fue cambiada de lugar nuevamente, colocándose en el sitio en el que ha permanecido hasta
hoy: el Parque de la Arganzuela, en el barrio del mismo nombre.
La construcción de la fuente se la debemos al ya mencionado arquitecto Francisco Javier
Mariategui, mientras que las esculturas de bronce y piedra son obra de José Tomás. Cuando se
trasladó al Parque de la Arganzuela, se colocó en el centro de un gran pilón del que hoy carece.
También contaba con dos tazas de granito que en la actualidad tampoco tiene, habiéndose
conservado sólo el obelisco y las dos esfinges, las cuales simbolizan la sabiduría con que la futura
Isabel II debería reinar en España. En uno de los laterales, había unos amorcillos5 que sujetaban el
escudo de la Monarquía Española y que hoy han desaparecido; sí se han conservado los que hay en
el lado contrario, los cuales portan un escudo de Madrid. Todos ellos simbolizan la inocencia y
alegría de la joven princesa. Y levantado hacia el cielo, el obelisco, metáfora de la fortaleza con que
Isabel II debería reinar. En el centro, hay un cubo de piedra de Colmenar, alegoría de la perfección,
en el que cuelgan, en dos laterales, sendas coronas de laurel de bronce, símbolo de triunfo, y en los
otros dos, representaciones con forma humana del sol y la luna, los astros que asistieron al
nacimiento de la futura reina. Rematándolo todo, la estrella polar, también en bronce, alude a la
buena suerte que debía guiarla en su reinado.
Localización: Parque de Arganzuela.
Frente al Congreso de los Diputados, encontramos la estatua erigida en honor de Miguel de
Cervantes. El primero en querer levantar un monumento al escritor fue el rey José Bonaparte en el
año 1810, quien propuso instalarlo en la casa en la que murió Cervantes. Sin embargo, todo quedó
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en una propuesta. No sería hasta 1833 cuando la idea volvió a resurgir a raíz de la ruina de esta
casa, ubicada en la Calle Francos, esquina con la Calle León; Mesonero Romanos escribiría por
entonces en La Revista Española un artículo llamado “La casa de Cervantes” en el que denunciaba
el estado ruinoso de la casa y la posibilidad de que fuera derribada. Esto llegó a oídos de Fernando
VII, quien encargó a Manuel Fernández Valera, Comisario General de la Cruzada, que evitara el
derribo. Finalmente, el 23 de junio de 1834 se conseguiría que el propietario pusiera una lápida con
el busto de Cervantes. Un año más tarde, se le encargaría al escultor Antonio Solá que realizara una
estatua al escritor, siendo ésta la primera que se colocaría en Madrid en honor a un personaje que no
fuera religioso y tampoco de la realeza. El proyecto de Solá no prosperó, por lo que al final el
pedestal sería diseñado por el arquitecto Isidro González Velázquez, mientras que los relieves
laterales fueron obra de Francisco Piquer y la escultura fue fundida en bronce en Roma por los
artistas Ludwig Collage y Whilhelm Hopsgarten, quienes usaron el modelo de Solá.
En dos de los relieves mencionados, aparecen sendas inscripciones, una en latín y otra en castellano,
que dicen: la primera, “MICHAELI DE CERVANTES / SAAVEDRA / HISPANIAE
SCRIPTORUM / PRINCIPI / ANNO / M.D.CCC.XXXV”; y la segunda, “A MIGUEL DE
CERVANTES / SAAVEDRA / PRINCIPE DE LOS INGENIOS / ESPAÑOLES / AÑO DE /
M.D.CCC.XXXV”. En las otras dos lápidas, se representan dos escenas de la obra insigne de
Cervantes: El Quijote; una de ellas es el pasaje de la aventura de los leones, mientras que la otra es
la de Don Quijote y Sancho dirigidos por la diosa de la locura.
En cuanto a su ubicación, primero se colocó en el Patio del Palacio de la Cruzada, siendo trasladada
en julio de 1835 donde se encuentra hoy. También se quiso llevar a la Plaza del Ángel cuando en
1849 se termina la fachada del Congreso y se quiere instalar la escalinata, pero al no haber fondos
para ello, la estatua permaneció en el mismo lugar en el que está.
Localización: Plaza de Las Cortes.
Otro de los edificios construidos bajo la regencia de María Cristina fue el Palacio de la Alameda
de Osuna, ubicado en el Parque El Capricho, único jardín romántico conservado en Madrid y que
fue creado entre 1787 y 1839 a instancias de Doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel,
Duquesa de Osuna. Tanto ella como su marido, Don Pedro Alcántara, IX Duque de Osuna, fueron
unos enamorados del arte en todas sus facetas, siendo además mecenas de varios artistas. Así, este
palacio fue levantado en el lugar en el que anteriormente estaba la casa adquirida en el año 1783 al
Conde de Priego. Entre 1784 y 1788, el arquitecto Manuel Machuca Vargas lo reforma por primera
vez, añadiéndole dos torres; más adelante, a partir de 1793, el también arquitecto Mateo Medina
levantará los dos torreones de la Duquesa y del Duque. Ya a comienzos del siglo XIX, durante la
ocupación francesa, el palacio se verá gravemente deteriorado, siendo restaurado una vez terminada
la Guerra de la Independencia (1808-1814), primero por la propia duquesa y, posteriormente, por su
nieto Don Pedro de Alcántara Téllez-Girón, XI Duque de Osuna, y el hermano de éste, Don
Mariano de Alcántara, XII Duque de Osuna, quien moriría en 1882 arruinado y sin herederos.
Será en ese momento cuando los acreedores vendan los bienes de la familia Osuna, comprando El
Capricho la familia Bauer, propietaria de la banca de igual nombre, quienes abrirían huecos en los
torreones para permitir la entrada de luz y, posiblemente, añadirían el nuevo piso existente en la
fachada Norte, además de realizar otras reformas en las diferentes dependencias. En 1937, en plena
Guerra Civil (1936-1939), se instala en el palacio el Cuartel General de la Defensa de Madrid,
sufriendo así nuevos daños y transformaciones en su interior. En 1946, los Bauer quiebran,
quedándose con la propiedad la Inmobiliaria “Alameda de Osuna”, que será la que levante un nuevo
piso y deforme completamente su interior con la intención de instalar en el edificio un hotel, algo
que nunca se llevó a cabo. De este modo, el palacio se iba deteriorando más y más hasta que en
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1978 lo compra el Ayuntamiento de Madrid, actual propietario tanto del Parque de El Capricho
como de la finca.
La fachada que contemplamos ahora es el resultado de la reforma que, en 1838, ordena realizar Don
Pedro de Alcántara al arquitecto Martín López Aguado. De él sería el proyecto de multiplicar hasta
ocho las columnas que se adelantan a la fachada, creando así un imponente pórtico al que se llega
desde el jardín por la escalera que hay a ambos lados del palacio. Sobre estas columnas, se dispuso
un entablamento6 con un sobrio friso liso en cuya cornisa comienza una bella balaustrada de hierro
forjado rematada por ángeles.
En su interior, se podían contemplar en el siglo XIX lujosos muebles, bellas decoraciones en las
paredes, espejos y lámparas cristal de gran valor artístico y una colección de pinturas entre las que
se contaban numerosas obras de artistas como Goya, algunas tan famosas como “Vista de la Pradera
de San Isidro”, o “Aquelarre”. Como recuerdo de aquel pasado dorado que un día tuvo, aún se
conserva el suelo del comedor, con la decoración de azulejos originales en los que se representa la
Batalla de Issos10.
Localización: Parque de El Capricho.
Joaquín Baldomero Fernández - Espartero y Álvarez de Toledo, más conocido como Baldomero
Espartero, nació en Granátula de Calatrava (Ciudad Real) el 27 de octubre de 1793 y murió en
Logroño el 8 de enero de 1879. Su padre disfrutaba de una acomodada situación económica al ser
dueño de un taller de carretería y de algunas tierras de labranza. Espartero ingresa en 1804 en la
Universidad de Almagro, titulándose como Bachiller en Artes y Filosofía tres años después. En
1808, comienza la Guerra de la Independencia (1808-1814) y el joven Baldomero es enrolado para
formar parte de un Cuerpo de Ejército de 20.000 hombres, reclutado en La Mancha 11 y detener el
avance francés hacia Andalucía. Tras participar en la batalla de Ocaña, donde son derrotadas las
tropas españolas, vuelve a alistarse en el Batallón de Honores de la Universidad de Toledo, una
unidad compuesta solamente por estudiantes universitarios y con la que llega a la Isla de León
(Cádiz). Allí ingresa en la Academia Militar, de donde sale con el grado de Subteniente.
Al término de la Guerra de la Independencia, se une al ejército expedicionario, al mando del general
Morillo, destinado a sofocar la sublevación independentista de las colonias españolas en América.
Allí permanecerá desde 1815 hasta 1824 y conseguirá por méritos de guerra ascender hasta el
empleo de Brigadier12 y llegar a ser, con sólo 30 años, Jefe de Estado Mayor del Ejército de Perú.
Comisionado en mayo de 1824 a España para exponer ante el rey la situación existente en aquellos
territorios, parte de nuevo hacia América el mismo día que en se produce la derrota del Ejército
realista de Perú, en la Batalla de Ayacucho, perdiendo España el virreinato de Perú. Tras
desembarcar en Quilca (Perú) en 1825, sin saber de la derrota española, es capturado y está a punto
de ser fusilado.
De vuelta a España, es destinado a la ciudad de Pamplona (Navarra), conociendo durante este
período de su vida a una joven dama de Logroño, heredera de una acaudalada familia, con la que
contrae matrimonio. Tras sucesivos destinos por diferentes lugares de la geografía Española,
participa en la Primera Guerra Carlista (1833-1840), donde obtiene los títulos nobiliarios de
Vizconde de Banderas, Conde de Luchana, Duque de la Victoria y Duque de Moreli, nuevos
ascensos hasta llegar a Teniente General y el mando del ejército isabelino. Aunque obtuvo varias
victorias militares en esta guerra, el mayor triunfo y que le dio fama internacional fue el conocido
como "abrazo de Vergara", donde los dos ejércitos enemigos se abrazaron al igual que sus jefes
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Espartero y Maroto. Las condiciones ofrecidas por el primero fueron muy generosas, ya que se
ofreció a los jefes y oficiales carlistas integrarse en el ejército isabelino, con la misma graduación
que hubieran alcanzado y sin posteriores discriminaciones.
Tras haber continuado como Presidente del Consejo de Ministros desde la marcha de María
Cristina, el 9 de mayo de 1841 las Cortes nombran a Don Baldomero Espartero regente único del
reino en sustitución de la Reina Gobernadora. Sin embargo, las envidias personales, las intrigas
políticas y un modo de proceder autoritario le hacen perder el favor de gran parte de sus partidarios.
En 1843, tras disolver unas Cortes que se le han vuelto hostiles, es depuesto como regente y debe
exiliarse en Londres. Para evitar una tercera regencia, la mayoría de edad de Isabel II es declarada
anticipadamente, poco después de cumplir 13 años, en lugar de esperar hasta que cumpliera los 16
como estaba previsto. Durante los cinco años de exilio de Espartero, el Presidente del Consejo de
Ministros, el General Narváez, ante el falso aviso de que Espartero estaba promoviendo
revoluciones desde el exilio, dio la orden de fusilarlo en cuanto volviera a territorio nacional.
Posteriormente, al descubrir lo infundada de tal acusación, lo invitó de vuelta a España y lo
rehabilitó en sus honores, ofreciéndose para solicitarle a la reina Isabel II el título de Príncipe, algo
a lo que el viejo general se negó, retirándose a Logroño, no sin antes decirle a la reina: "Suplico a
Vuestra Majestad me llame siempre que necesite una espada para defenderla o un corazón para
amarla". Algo que sucedió en 1854, al ser reclamado por la reina tras la sublevación del general
O'Donell. Espartero lo solucionó pacíficamente, en un gobierno presidido por él y con O'Donell
como ministro de la Guerra. Dicho período es conocido en la historia de España como el Bienio
Progresista; y es que a los dos años, O'Donnell, apoyado por la reina, consigue la dimisión de
Espartero. En el momento de despedirse de la reina, la frase ahora pronunciada es muy diferente a
la anterior: "Cuando la revolución vuelva a llamar a las puertas de este palacio no vuelva Vuestra
Majestad a acordarse de mi persona".
En 1868, es destronada Isabel II y las nuevas Cortes Constituyentes deciden elegir un nuevo
monarca que no perteneciera a la dinastía Borbón, siéndole ofrecida la corona al general Espartero;
aunque sería rechazada por éste alegando su edad, el carecer de hijos y "no considerarse digno de
tal estima". Al ser nombrado rey Amadeo I (16 de noviembre de 1870), Baldomero lo reconoce
como tal y es visitado por el monarca en su casa de Logroño, una visita en la cual es nombrado
Príncipe de Vergara con tratamiento de Alteza Real. Tras caer la monarquía de Amadeo I (11 de
febrero de 1873) y llegar la I República, Espartero la acepta al igual que aceptó el nombramiento
como rey de Amadeo; y es que siempre hizo gala en su vida de defender y respetar la voluntad
nacional. La caída de la I República (29 de diciembre de 1874) trae consigo la vuelta de los
Borbones en la persona de Alfonso XII "el Pacificador", el cual, tras concluir la Tercera Guerra
Carlista (1872-1876), visita en su casa a Espartero y allí el viejo general se quita la condecoración
militar más importante que lleva en su pecho, la Gran Cruz de San Fernando, y se la impone al
joven rey, diciéndole que se había hecho acreedor a ella por su comportamiento en las acciones de
guerra. En el verano de 1878, muere su querida esposa Jacinta y poco después, el 8 de enero de
1879, fallece el anciano general. Enterrado primero en el cementerio municipal, posteriormente sus
restos son trasladados a un mausoleo existente en la Concatedral de Santa María de la Redonda, en
Logroño.
A continuación, mostramos las construcciones existentes en Madrid de este período, tanto las
realizadas como las iniciadas durante su efímero mandato.
Localización: A la altura de la intercesión de la Calle de Alcalá con la Calle O'Donnell.
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La Plaza de Oriente se comenzó a construir durante el reinado de Fernando VII aprovechando el
enorme espacio vacío que había quedado al Este del Palacio Real tras el derribo de la mayor parte
de los edificios allí situados, acto ordenado por José Bonaparte durante la ocupación francesa. El
arquitecto Isidro González Velázquez diseñó una plaza circular en la que había un pórtico
adelantado al Teatro Real y a las demás nuevas construcciones. Sin embargo, el proyecto no siguió
adelante por las numerosas dificultades económicas existentes en España durante este reinado. Las
columnas que iban a formar parte del pórtico se utilizaron posteriormente en el palacio construido
en Vista Alegre por la Reina Gobernadora.
Así, llegamos al año 1842, momento en que el proyecto de la Plaza de Oriente es nuevamente
retomado por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer. Éste diseña un espacio central ovalado y
cerrado por una verja de hierro, similar al Obelisco del Dos de Mayo. En el centro, se sitúa la
Estatua ecuestre de Felipe IV, la cual había estado emplazada anteriormente en Palacio del Buen
Retiro, destruido durante la ocupación francesa. En esta nueva ubicación, se levanta sobre un nuevo
pedestal, obra de los escultores Francisco Elías Vallejo y José Tomás y Genevés.
Pascual y Colomer aunó en la plaza un jardín francés en el centro y dos jardines ingleses en los
laterales Norte y Sur. La ordenada geometría y la escasez de árboles del primero lo hacen
inhabitable en verano, mientras que la frondosidad de los segundos los convierte en un agradable
espacio donde refugiarse del calor estival.
Separando ambos tipos de jardines, se encuentran sendos paseos en los que aparecen parte de las
estatuas construidas para decorar la cornisa del Palacio Real y cuya colocación anuló Fernando
VI. Las estatuas permanecieron desde su construcción almacenadas en los sótanos de palacio hasta
que en el siglo XIX se decidió su emplazamiento, repartiéndose entre la Plaza de Oriente, los
Jardines del Retiro y algunos otros lugares de la geografía española.
Localización: Plaza de Oriente.
El origen del edificio de la Universidad Central lo encontramos en el que fuera antiguo Noviciado
de la Compañía de Jesús, fundado en 1602 por Ana Félix de Guzmán, Marquesa de Camarasa e hija
de Don Pedro de Guzmán, primer Conde de Olivares. Tras intentar establecerse en Alcalá de
Henares, finalmente la orden se instala en Madrid por la comodidad que podría suponer el traslado
de la Corte a Valladolid de cara a comprar el lugar necesario. Lo más notable del conjunto era la
Iglesia, construida alrededor de 1606 según las pautas del arquitecto jesuita Pedro Sánchez, autor
también de la Iglesia del Colegio Imperial de los Jesuítas. La fachada estaba compuesta por un
cuerpo central sobre el que había un escudo con las Armas Reales, obra de Felipe de Castro, y dos
torres a ambos lados.
El uso que ha tenido este edificio ha sido variopinto a lo largo de los siglos. Después de la expulsión
de los jesuitas en 1767, acogió a la comunidad de Padres del Salvador, fundada en 1644 por el padre
Diego Liñán. La desamortización de Mendizábal, en 1836, también se aplicó al Noviciado, que
acabó siendo propiedad estatal para, en 1842 y por Real Orden del General regente Espartero, ser la
sede de la Universidad Central, cuyo objetivo pretendía trasladar de Alcalá de Henares a Madrid la
Universidad Complutense, creada por el Cardenal Cisneros, y que previamente ya había estado en el
antiguo Seminario de Nobles y en el Convento de las Salesas Nuevas. Así pues, en 1843 comienzan
las obras bajo la dirección del arquitecto Francisco Javier Mariategui, quien lo primero que hace es
derribar la fachada del convento. Más adelante, en 1847, será Narciso Pascual y Colomer quien
continúe con el proyecto, dándole el aspecto clasicista que vemos hoy y aprovechando los muros de
la antigua Iglesia para construir el Paraninfo 13 de la Universidad Complutense, haciendo una nueva
planta en forma de elipse14. Tras ser utilizado como cuartel de infantería, fue reconstruido en 1852
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como Aula Magna Universitaria; a partir de entonces servirá siempre como edificio de fines
docentes.
Las distintas dependencias de la Universidad se instalaron así en la Calle San Bernardo alrededor de
los dos antiguos claustros del convento. En el exterior, la fachada que da a esta calle tardó años en
completarse debido a que en la esquina con la Calle Reyes se encontraba la casa del Marqués de
Bendaña, en cuyo solar se construyó la parte que faltaba cuando ésta fue derribada. En 1882,
Francisco Jareño realiza la ampliación de esta parte, edificio que desde entonces y hasta hoy ocupa
el Instituto Cardenal Cisneros. Más adelante, en 1927, se levantó en la Calle Noviciado el pabellón
de Javier de Luque, construcción que fue posible gracias al donativo que hizo el Marqués de
Valdecilla a la Universidad.
La composición de la fachada consistió en usar pilastras16 adosadas a los muros, mientras que los
arcos servían para descargar peso. Para romper la sobriedad, se utilizaron los frontones. En el
interior del Paraninfo, la ornamentación pictórica es obra de Joaquín Espalter, mientras que las
esculturas son de Ponciano Ponzano, representando todo ello a la cultura. Cabe destacar que dentro
del templo estuvo enterrada doña María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo,
XIII Duquesa de Alba y musa que tantas veces retrató Francisco de Goya. Sus restos fueron
trasladados al patio de San Andrés, en el cementerio de la Cofradía Sacramental de San Isidro,
donde aún se conservan.
Localización: Calle San Bernardo, 49.
Durante la Regencia del General Espartero tendrá lugar una de las construcciones más ambiciosas
de este período: la del edificio del Congreso de los Diputados. Las Cortes se encontraban sin una
sede fija y ya habían estado en el Convento de María de Aragón (hoy edificio del Senado), en el
Salón del Baile del Teatro Real y, finalmente, en el antiguo Convento del Espíritu Santo, sito en la
Carrera de San Jerónimo. Así, en 1842, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando convocó
un concurso para construir la que sería sede del Congreso, concurso al que se presentó el arquitecto
Narciso Pascual y Colomer. En sus dibujos, se apreciaba cómo se ascendía desde la calle por una
escalinata hasta llegar a la puerta de entrada principal, continuando por el atrio 17 y el Salón de los
Pasos Perdidos, y alcanzando el Hemiciclo18. En su proyecto, también destacó la mezcla del
clasicismo del pórtico corintio con los detalles renacentistas de la fachada. Las obras, pues,
comenzaron, para lo cual se derribó el mencionado Convento del Espíritu Santo, que había sufrido
un incendio en 1823. Sin embargo, los problemas de financiación impidieron que Espartero viera
terminada la construcción antes de que tuviera que marcharse al exilio a Londres en el año 1843.
En los años 80 del pasado siglo XX, el edificio fue ampliado por primera vez, construyéndose las
nuevas dependencias en la manzana contigua y estando éstas unidas al palacio original mediante un
puente que salva la distancia de la Calle Floridablanca. Más de una década después, en 1994, fue
nuevamente reformado y ampliado. Finalmente, en el año 2006, se amplió una vez más, en esta
ocasión en lo que habían sido las sedes del Banco Exterior de España y del Banco de Crédito
Industrial. Como curiosidad histórica, cabe recordar aquí que durante las obras de rehabilitación y
limpieza que se llevaron a cabo en los sótanos del Congreso en febrero de 2009 fueron hallados
huesos humanos que, según parece, podían corresponder a algunos de los antiguos religiosos que
fueron enterrados en el cementerio del Convento del Espíritu Santo.
En el exterior, la fachada principal cuenta con un pórtico de seis columnas corintias y en ella se abre
una gran puerta de bronce, obra de José María Sánchez Pescador. Los leones que escoltan la entrada
fueron esculpidos por Ponciano Ponzano, habiendo sido fundidos en la Maestraza de Sevilla en el
año 1866 con el bronce de los cañones usados por el bando contrario en la Guerra de África,
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contienda que enfrentó a España contra Marruecos entre los años 1859 y 1860. Este mismo escultor
ya había realizado en 1848 el frontón que corona la entrada y que representa a España que abraza la
Constitución y que está rodeada por la Fortaleza, la Justicia, las Ciencias, la Armonía, las Bellas
Artes, el Comercio, la Agricultura, los Ríos y Canales de Navegación, la Abundancia y la Paz.
Para la decoración de las Cortes, Pascual y Colomer tuvo la ayuda del italiano José Pagniucci, quien
modeló las cornisas y capiteles de la fachada, y pintores como Carlos Luis de Ribera, que decoró el
techo del Salón de Sesiones, o Vicente Camarón, que pintó el del Salón de Pasos Perdidos, llamado
en el siglo XIX Salón de Conferencias ya que allí era donde los diputados mantenían la
comunicación con los periodistas, función que aún hoy día sigue manteniendo.
Localización: Carrera de San Jerónimo, 39.
***
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
GLOSARIO
- 1 Antiguo Régimen: Sistema político y social de Europa que abarcó desde el siglo XVI hasta el
siglo XVIII. En él la sociedad se dividía en tres estados, primero, segundo y tercero. Del primero
formaba parte el clero y del segundo el rey y la nobleza. Estos dos estados eran minoritarios y
acumulaban de forma exclusiva el poder político sin tener cargas fiscales. El tercer estado estaba
formado en su mayor parte por el campesinado y, de forma minoritaria, por la burguesía, que
acumulaba el poder económico y afrontaba las cargas fiscales. Este último lo componían
artesanos, comerciantes y gentes pobres de la ciudad. ↑
- 2 Madre de Reina: En la Cripta Real del Monasterio de El Escorial reposan los restos de los reyes
de España de las dinastías de los Austrias y de los Borbones (a excepción en este último caso de
Felipe V y Fernando VI) y de las reinas consortes que han tenido hijos que han sido rey o reina de
España. ↑
- 3 Obelisco: Pilar muy alto, de cuatro caras iguales un poco convergentes y terminado por una
punta piramidal muy achatada, que sirve de adorno en lugares públicos. ↑
- 4 Esfinge: Monstruo fabuloso, generalmente con cabeza, cuello y pecho humanos y cuerpo y pies
de león. ↑
- 5 Amorcillo: En las artes plásticas, niño desnudo y alado, generalmente portador de un emblema
del amor, como flechas, carcaj, venda, paloma, rosas, etc. ↑
- 6 Entablamento: Cornisamento. // Conjunto de molduras que coronan un edificio o un orden de
arquitectura. Ordinariamente se compone de arquitrabe7, friso8 y cornisa9. ↑
- 7 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel
de la columna. ↑
- 8 Friso: Parte del cornisamento que media entre el arquitrabe y la cornisa, donde suelen ponerse
follajes y otros adornos. ↑
- 9 Cornisa: Parte superior del cornisamento de un pedestal, edificio o habitación. ↑
- 10 Batalla de Issos: Combate ocurrido en 333 antes de Cristo, en Issos (Asia Menor), entre el
ejército macedonio de Alejandro Magno y el persa de Darío III, en el que resultó derrotado este
último. ↑
- 11 La Mancha: Región española que forma parte de la Comunidad Autónoma de Castilla-La
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Mancha y que ocupa parte de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo.↑
- 12 Brigadier: Antigua graduación militar equivalente a la actual de general de brigada y
contraalmirante en marina. ↑
- 13 Paraninfo: En algunas universidades, salón de actos. ↑
- 14 Elipse: Lugar geométrico de los puntos del plano cuya suma de distancias a otros dos fijos
llamados focos es constante. Resulta de cortar un cono circular por un plano que encuentra a todas
las generatrices15 del mismo lado del vértice. ↑
- 15 Generatriz: Dicho de una línea o de una figura: Que por su movimiento engendra,
respectivamente, una figura o un sólido geométrico. ↑
- 16 Pilastra: Columna de sección cuadrangular. ↑
- 17 Atrio: Espacio descubierto, y por lo común cercado de pórticos, que hay en algunos edificios. ↑
- 18 Hemiciclo: Espacio central del salón de sesiones del Congreso de los Diputados. ↑
DATOS DE INTERES
HORARIOS:
LOCALIZACIÓN Y COMUNICACIONES:
VUELOS:
TREN:
METRO:
AUTOBÚS:
COCHE:
HORARIO DE VISITA:
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- José del Corral: El Madrid de los Borbones, Ediciones La Librería, ISBN:84-95889-97-8,
Depósito legal: M-1425-2005
- Ramón Guerra de la Vega: MADRID. Guía de Madrid. Siglo XIX. Tomo I, Ramón Guerra de la
Vega, ISBN:84-88271-06-9, Depósito legal: M-25493-1993
- Ramón Guerra de la Vega: MADRID. Guía de Madrid. Siglo XIX. Tomo II, Ramón Guerra de la
Vega, ISBN:84-88271-07-7, Depósito legal: M-25492-1993
- Carmen Añón Feliú: "El Capricho" de la Alameda de Osuna, Serie PARQUES Y JARDINES DE
MADRID, Ediciones DOCE CALLES, ISBN: 84-89471-19-3 D.L.: M.52.770-2001
- Agustín Fco. Martínez Carbajo y Pedro Fco. García Gutiérrez: Fuentes de Madrid, Arte e Historia,
Ediciones la Librería, ISBN: 978-84-9873-030-2, Depósito legal: M-5279-2009
- La Monarquía Hispana, Regencia de María Cristina de Borbón.
- Centro Regional de Formación e Innovación del Profesorado "Las Acacias".
- Castellana: quién te ha visto y quién te ve. Lo que el viento se llevó. Pedro Navascués Palacio
- Congreso de los Diputados – Visita Virtual
- DRAE
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- elmundo.es DICCIONARIOS
Ver Regencia de María Cristina en un mapa más grande
1- Fuente del Obelisco de la Castellana.
Parque de Arganzuela.
2- Estatua de Miguel de Cervantes.
Plaza de las Cortes, frente al Congreso de los Diputados.
3- Palacio de la Alameda de Osuna.
Parque de El Capricho.
Ver Regencia de Espartero en un mapa más grande
1- Plaza de Oriente.
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Plaza de Oriente.
2- Universidad Central.
Calle de la Farmacia, 9 y 11.
3- Congreso de los Diputados.
Carrera de San Jerónimo, 39.
4- Estatua del General Espartero
A la altura de la intercesión de la Calle de Alcalá con la Calle O'Donnell..
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