La flauta tenor armónica.

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LA FLAUTA TENOR ARMONICA
Joan Izquierdo, mayo de 1997
La aparición en el mercado del nuevo diseño de Maarten Helder
despierta tal interés en el mundo de la flauta de pico que la
flauta armónica rápidamente se ha convertido en paradigma de la
modernidad del instrumento. El nombre que Helder le dio a su
instrumento no obedece a ningún capricho sino a la voluntad de
dejar bien clara la ambición que motivó su diseño y que
constituye su principal logro: una concepción completamente
distinta del taladro con el fin de conseguir armónicos puros en
las notas más graves (do y re). La flauta de pico heredera de la
flauta "dulce" barroca es, bajo este punto de vista, poco menos
que un desastre ya que su construcción obedece a una estética
sonora distinta de la de nuestro tiempo; hoy en día, la correcta
armonicidad en las resonancias de la columna de aire es la base
de cualquier intento serio de construcción de instrumentos de
viento.
Las notas que se obtienen al sobresoplar la fundamental (do) de
la flauta armónica son: do', sol', do" y mi", correctamente
afinadas. Si las comparamos con las que se obtienen a partir de
una flauta barroca (según la flauta: do#'bajo, entre sol#' y la',
re"bajo y entre fa" y fa#") nos haremos una idea de la
importancia de la armonicidad en el comportamiento del
instrumento. Al primer vistazo ya sentimos que la nueva flauta
nos ofrece una tesitura mucho más equilibrada, con notas graves
potentes y unos agudos de una flexibilidad extraordinaria.
Es curioso recordar como muchos creímos durante varios años que
el desarrollo de una flauta moderna partiría de la evolución de
los
modelos
conocidos
como
"Ganassi"
hacia
una
mejor
cromaticidad, que se conseguiría por añadidura de llaves o con el
uso de dobles agujeros. Aquellas flautas, así como las flautas
del renacimiento en general, ya son correctas desde el punto de
vista de la armonicidad, pero tienen un comportamiento
rigurosamente diatónico. Algunos modelos de flauta ya conseguían
resultados notables en la búsqueda de un compromiso entre la
herencia barroca y la Ganassi; en este sentido quiero mencionar
lo que nos ofrece la firma Yamaha en sus flautas tenor y bajo ya
sean de madera (modelos YRT-61/YRB-61) o de plástico, o la
simpática "Prima" de Mollenhauer, una flauta soprano económica y
muy interesante. La gran diferencia estriba en que Helder no
buscó ningún compromiso entre modelos ya existentes sino que
construyó su instrumento partiendo de cero.
La flauta armónica es, por ejemplo, más larga de lo habitual; su
tubo permite, gracias a la llave del "si", bajar hasta esta nota
a pesar de ser una flauta en "do". Esta llave, que se acciona con
el dedo meñique de la mano izquierda, nos permite obtener tres
octavas de tesitura sin necesidad de tapar el pabellón del
instrumento. Para el meñique de la mano derecha, incorpora las
llaves de "do" y "do#" habituales en la mayoría de flautas tenor,
con la añadidura de una llave para el "re#/mib". Hay que decir
que la factura de todas las llaves es, gracias a la colaboración
con Mollenhauer, de una calidad irreprochable.
La incorporación de la llave de "mib" parece llevarnos en la
dirección, que ya siguieron otros instrumentos de viento, de ir
incorporando llaves con el fin de eliminar la necesidad del uso
de las digitaciones de horquilla. No hay duda que la discusión
sobre la conveniencia o no de seguir este camino será tan
polémica como esencial en el desarrollo futuro de la flauta de
pico; desde el convencimiento que una evolución en este sentido
sería una pérdida, resulta tranquilizadora la explicación que nos
da Helder según la cual esta llave resulta necesaria porque, a
causa de la distinta armonicidad del tubo, la digitación 23456 es
demasiado baja para obtener un "mib"" afinado.
Una de las prestaciones de la flauta que más motivó y fascina al
constructor es la posibilidad de obtener notas en la tercera
octava a partir de digitaciones "largas", es decir, aprovechando
al máximo los armónicos de las notas graves. El comportamiento
de la flauta armónica en este sentido es absolutamente
fantástico, pero dista mucho de aportar una novedad absoluta al
arte de tocar la flauta. Me veo aquí obligado a citar a nuestro
querido Sylvestro, que ya en 1535 (!!) la tomaba con "los mejores
sonadores" de su tiempo, porque jamás encontró a "nadie capaz de haber
ejercitado el arte de extender en una o dos notas de más el registro" y presumía de
haber "encontrado siete notas de más" "allí donde otros no encontraron nada". Las
notas de las que nos informa Ganassi suben -la mayoría a partir
de armónicos de notas graves- hasta el VI grado de la tercera
octava. Triste es constatar como, en nuestro tiempo, sigue siendo
difícil encontrar a alguien capaz de haber ejercitado el arte de
aplicar aquello que otros ya se molestaron en explicar! Este
aspecto de la flauta de pico es, por su interés tímbrico, uno de
aquellos rasgos idiomáticos tan sugerentes de nuestro instrumento
que todavía tienen mucho que decir. Modelos como los que he
citado ya ofrecían una tercera octava muy interesante; la flauta
armónica aporta mayor ductilidad y más flexibilidad.
La flauta armónica también representa una mejora sustancial por
lo que a registración se refiere. Comparemos las zonas comunes
entre los registros I y II, II y III, III y IV en una flauta
barroca, una Yamaha YRT-61 y una tenor armónica. (figura 1) En un
instrumento tan poco flexible como el nuestro, la existencia de
una ámplia tesitura común entre registros tiene una gran
importancia; lo que supone la aportación de la nueva flauta habla
por si mismo.
Finalmente, hay un par de accesorios que la flauta incorpora y
que merece la pena comentar. El primero es la "llave de piano",
que se ofrece como accesorio opcional, y que aplica un invento de
Carl Dolmetsch: la apertura de un pequeño agujero a poca
distancia del labio sube la afinación, lo que permite tocar
piano. En la flauta de Helder, esta llave se acciona con la parte
superior del dedo índice de la mano izquierda. Personalmente
pienso que la trascendencia dinámica de este accesorio es poca ya
que no aporta nada que no pueda hacerse con una buena técnica de
"leaking". Lo que si es relevante es su influencia en el ataque
de algunas de las notas más expuestas, favoreciendo los legatos
más comprometidos.
El otro accesorio es el tornillo regulador del bloque. En vez de
ser de una sola pieza, el bloque se encuentra sobre una base de
goma atravesada por un tornillo. Este tornillo, al que accedemos
por debajo del pico, nos permite bajar o subir drásticamente el
final del canal de aire de forma que podemos cambiar el "voicing"
del instrumento con gran facilidad. De esta forma podemos ajustar
el sonido a nuestro gusto, pudiendo asimismo compensar los
movimientos que pueda efectuar el bloque a consecuencia del uso
intensivo o irregular de la flauta -un aspecto que a menudo nos
acarrea grandes problemas- y reduciendo enormemente la necesidad
de servicio del instrumento. A parte, no se puede negar que este
mecanismo genera la tentación de extremar sus posibilidades para
conseguir toda clase de efectos de dudoso gusto.
A pesar de que todos estos accesorios hacen la flauta armónica
aún más deseable, conviene insistir en que su mayor valor se
encuentra en el concepto del tubo que le confiere, además de un
buen volumen de sonido y una gran ductilidad, una flexibilidad
absolutamente envidiable. Hay que agradecer a Helder la oferta de
un instrumento maravillosamente construido que, sin duda alguna,
representará un avance de efecto incalculable en el futuro de la
flauta de pico. Hay que reconocer que solemos proyectar sobre la
valentía de aquél que innova todo el peso de la responsabilidad
por aquello que creemos que debería hacerse; la flauta armónica
no es la primera gran transformación de la flauta de pico ni será
la última. Maarten mismo demuestra tener una perspectiva correcta
de las cosas cuando nos dice con toda simplicidad que "la flauta
armónica es un importante primer paso en la dirección de una verdadera flauta de pico del siglo
XX". Al fin y al cabo, una de las más valiosas riquezas de
nuestro instrumento es el extenso patrimonio de modelos de épocas
y concepciones distintas! Ahora solo queda saber estar a la
altura y no confundirse: el futuro de la flauta de pico consiste
en profundizar en lo que es y no en buscar lo que no tiene.
Bibliografía sobre la flauta armónica:
-Maarten Helder, The harmonic tenor
-Pete Rose, A new recorder for new music, American Recorder,
setembre 1996, pp. 18-20.
-Johannes Fischer, Hat die zukunft im blockflötenbau bereits
begonnen?, Üben & Musizieren, 6/96, pp. 51-53.
-Walter van Hauwe, Recorder versus blockflute, Windkanal, 2/97,
pp.6-7.
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