LA FARMACODINAMIA Y LOS RECEPTORES AGONISTAS – ANTAGONISTA - ENZIMAS Recuerden que la Farmacodinamia comprende el estudio de “los mecanismos de acción de los Fármacos y de los efectos bioquímicos, fisiológicos, o directamente farmacológicos que desarrollan las drogas en nuestro organismo. Dicho de otro modo lo que “Lo que los Fármacos o Medicamentos nos hacen una vez administrado, pudiendo ser su acción terapéutica o adversa” Ejemplo: El Aciclovir se emplea en el tratamiento del Herpes labial, porque tiene efecto antiviral contra el Herpes simplex. Su acción consiste en inhibir la replicación del Herpes simplex y el mecanismo de acción entonces es inhibir de la ADN polimerasa de ese Virus. Entonces podríamos precisar que un Fármaco es “una sustancia capaz de modificar la actividad celular” Con esto precisaríamos entonces que un fármaco no origina reacciones desconocidas por la célula, sino que se limita a estimular o inhibir los procesos propios de la célula. Para ello debe asociarse a moléculas celulares con las que pueda generar uniones reversibles (generalmente). Recordemos que molécula es la parte más pequeña de una sustancia que conserva sus propiedades químicas y a partir de la cual se puede construir la sustancia sin reacciones químicas. En los organelos de las células existen numerosas moléculas capaces de asociarse a un fármaco. Pero no todas estas asociaciones pueden provocar una respuesta celular, ya que la molécula receptora no es modificada por el fármaco para repercutir en el resto de la célula o bien porque la función de la molécula receptora no es suficientemente importante para provocar un cambio en la célula. Sin embargo, un fármaco, si se puede unir a una molécula, produciendo una modificación en ella y originar cambios en la actividad celular, ya sea Estimulando o Inhibiéndola. Acá entran en escena los RECEPTORES FARMACOLOGICOS RECEPTORES FARMACOLOGICOS Son las moléculas con que los fármacos son capaces de interactuar selectivamente, generándose como consecuencia de ello una modificación en la función celular. Muchos fármacos se adhieren a las células por medio de receptores que se encuentran en la superficie de éstas. Las células en su mayoría tienen muchos receptores de superficie que permiten que la actividad celular se vea influida por sustancias químicas como fármacos u hormonas, que están localizadas fuera de la célula. La configuración de un receptor es tan específica que sólo le permite adherirse al fármaco con el cual encaja perfectamente (como la llave encaja en su cerradura). A menudo se puede explicar la selectividad de un fármaco por la selectividad de su adherencia a los receptores. Algunos fármacos se adhieren tan sólo a un tipo de receptor y otros son como una llave maestra y se adhieren a varios tipos de receptores en todo el organismo. los medicamentos o fármacos nunca crean efectos nuevos en el organismo, si no que se limitan a potenciar o inhibir efectos ya existentes. Dicho de otra manera, los fármacos no crean efectos, sino que modulan funciones de nuestro cuerpo a través de la afinidad y de la existencia o no de actividad intrínseca de los mismos con los receptores. Seguramente los receptores no fueron creados por la naturaleza para que los fármacos se les pudieran adherir. Sin embargo, los fármacos se aprovechan de la función natural (fisiológica) que tienen los receptores. No se puede hablar de farmacodinamia sin hacer referencia a los receptores. Una correspondencia perfecta Un receptor de la superficie de la célula presenta una configuración que permite que una sustancia química determinada, como un fármaco, una hormona o un neurotransmisor, pueda unirse a él, dado que dicha sustancia química presenta una configuración que se ajusta perfectamente al receptor. AFINIDAD Y EFICACIA AFINIDAD: Es la capacidad que tiene un fármaco de interaccionar con un receptor específico. EFICACIA O ACTIVIDAD INTRINSECA Es la capacidad para producir la acción fisiofarmacologica después de la fijación o unión del fármaco. RECEPETORES DE LA SEROTONINA AGONISTAS – ANTAGONISTA AGONISTA PURO Se dice que un fármaco es Agonista cuando se puede unir un Receptor y desencadenar una respuesta. Es decir que un fármaco es Agonista cuando además de afinidad por un receptor, tiene eficacia. AGONISTA PARCIAL Un fármaco es Agonista Parcial cuando posee afinidad por desencadena una respuesta menor que la de un Agonista Puro. un Receptor pero Agonista=afinidad + eficacia ANTAGONISTAS Un fármaco es Antagonista cuando posee afinidad por un Receptor pero no desencadena una respuesta (no posee eficacia). Es decir que un Antagonista posee afinidad pero carece de eficacia Antagonista = afinidad Los agonistas se unen al receptor inactivo e inducen a una conformación activa de Receptor. Los Antagonistas se unen al estado inactivo del Receptor sin producir un cambio conformacional. Los fármacos pueden clasificarse en Agonistas, cuando producen un efecto combinándose y estimulando al receptor Los fármacos pueden clasificarse en antagonistas cuando cuyo efecto farmacológico bloquea al receptor, y por lo tanto es capaz de reducir o eliminar por completo el efecto de los agonistas. Los fármacos llamados agonistas activan o estimulan los receptores, provocando una respuesta que incrementa o disminuye la función celular. Los fármacos denominados antagonistas bloquean el acceso o el enlace de los agonistas con sus receptores. Los antagonistas se utilizan para bloquear o disminuir la respuesta de las células a los agonistas (por lo general neurotransmisores) que normalmente están presentes en el organismo. El uso de agonistas y el de antagonistas son métodos diferentes pero complementarios que se utilizan en el tratamiento del asma. El Salbutamol, agonista del adrenérgico, que relaja el músculo liso bronquial, puede utilizarse junto con el Bromuro de Ipratropio, antagonista del receptor colinérgico, el cual bloquea el efecto bronco constrictor de la acetilcolina. TIPOS DE INTERACCIÓN FARMACO – RECEPTOR Los tipos de interacciones entre un FARMACO Y SU RECEPTOR son del tipo: Interacciones Covalentes Interacción Electroestática Interacción Iónica Interacción Ión –Dipolo Interacción Dipolo – Dipolo Interacciones de Van Der Waals Interacciones Hidrofóbicas Selectividad de la acción farmacológica Algunos fármacos son poco selectivos, es decir que su acción se dirige a muchos tejidos u órganos. Por ejemplo, la atropina, un fármaco administrado para relajar los músculos del tracto gastrointestinal, también relaja los músculos del ojo y de la tráquea, y disminuye el sudor y la secreción mucosa de ciertas glándulas. Otros fármacos son altamente selectivos y afectan principalmente a un único órgano o sistema. Por ejemplo, la acción de los somníferos se dirige a ciertas células nerviosas del cerebro. Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos como la aspirina y el ibuprofeno son relativamente selectivos ya que actúan en cualquier punto donde haya una inflamación. ¿Cómo saben los fármacos dónde tienen que hacer efecto? La respuesta está en su interacción con las células o con sustancias como las enzimas. Enzimas Además de los receptores propios de las células, las enzimas son también otras dianas importantes para la acción de los fármacos. Éstas ayudan a transportar sustancias químicas vitales, regulan la velocidad de las reacciones químicas o realizan otras funciones estructurales, reguladoras o de transporte. Mientras que los fármacos dirigidos a los receptores se clasifican en agonistas o antagonistas, los fármacos dirigidos a las enzimas se clasifican en inhibidores o activadores (inductores). Por ejemplo, la lovastatina se usa en el tratamiento de los individuos con valores elevados de colesterol en sangre. Este fármaco inhibe la enzima HMG-CoA reductasa, fundamental para producir colesterol en el organismo. La mayoría de las interacciones son reversibles, bien sean entre fármacos y receptores o entre fármacos y enzimas. Es decir que el fármaco se desprende al cabo de cierto tiempo y el receptor o la enzima recuperan su funcionamiento normal. Sin embargo, una interacción puede ser irreversible si persiste el efecto del fármaco hasta que el organismo produzca más enzimas, como sucede con el omeprazol, un fármaco que inhibe una enzima involucrada en la secreción del ácido del estómago. Afinidad y actividad intrínseca La afinidad y la actividad intrínseca son dos propiedades importantes para la acción del fármaco. La afinidad es la mutua atracción o fuerza de enlace entre un fármaco y su objetivo, ya sea un receptor o una enzima. La actividad intrínseca es una medida de la capacidad del fármaco para producir un efecto farmacológico al unirse a su receptor. Los fármacos que activan los receptores (agonistas) tienen ambas propiedades; deben adherirse con eficacia a sus receptores (tener una afinidad) y el complejo fármacoreceptor debe ser capaz de producir una respuesta en la diana (actividad intrínseca). En cambio, los fármacos que bloquean los receptores (antagonistas) se adhieren a éstos eficazmente (afinidad) pero tienen escasa o ninguna actividad intrínseca; su función es simplemente impedir la interacción de las moléculas agonistas con sus receptores.