Tipos de vacunas

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Tema 3. Aplicaciones de la Ingeniería genética
Vacunas
Lectura Adicional
Vacunas
Suspensión de microorganismos vivos, atenuados o porciones
antigénicas de dichos agentes que introducidos en un huésped,
producen respuesta inmune para prevenir enfermedades.
La viruela fue la primera enfermedad que el ser humano intentó
prevenir inoculándose a sí mismo con otro tipo de enfermedad. En
1796, durante el momento de mayor extensión del virus de la
viruela en Europa, un médico rural de Inglaterra, Edward Jenner,
observó que las recolectoras de leche adquirían ocasionalmente una
especie de «viruela de vaca» o «viruela vacuna» (cowpox) por el
contacto continuado con estos animales, y que luego quedaban a
salvo
de
enfermar
de
viruela
común.
Efectivamente
se
ha
comprobado que esta viruela vacuna es una variante leve de la
mortífera viruela «humana». Trabajando sobre este caso de
inoculación, Jenner tomó viruela vacuna de la mano de la granjera
Sarah Nelmes. Insertó este fluido a través de inyección en el brazo
de un niño de ocho años, James Phipps. El pequeño mostró
síntomas de la infección de viruela vacuna. Cuarenta y ocho días
más
tarde,
después
de
que
Phipps
se
hubiera recuperado
completamente de tal enfermedad, el doctor Jenner le inyectó al
niño infección de viruela humana, pero esta vez no mostró ningún
síntoma o signo de enfermedad
Generalidades del Sistema inmune
El sistema inmune tiene la capacidad para proteger al cuerpo contra
agentes específicos como bacterias, virus, toxinas ó células propias
que se han vuelto extrañas. Pueden distinguirse dos mecanismos
básicos por los cuales este sistema lleva a cabo sus funciones y
ambos están basados en la función de linfocitos:
Los linfocitos B, esta parte del sistema inmune es la encargada de la
producción de anticuerpos después de una primera exposición a un
agente extraño. Los anticuerpos son moléculas que reconocen al
agente infeccioso y “avisa” a otras células inmunes para que lo
destruyan.
Los linfocitos B reciben el nombre de células plasmáticas cuando
han madurado, es decir, cuando se especializan para reconocer un
tipo de epítope (región reconocida por un anticuerpo específico). La
función de los anticuerpos es auxiliar a otras células a reconocer y
destruir al agente extraño, para lograr este objetivo pueden realizar
varias funciones: aglutinar a los agentes tóxicos, lisar células,
neutralizar al agente, o bien opsonizar lo que significa hacer al
agente más susceptible a la fagocitosis por células encargadas de
destruir al agente, como neutrófilos y macrófagos.
En lo que respecta a los linfocitos T, estos reaccionan después de
una primer exposición y forman “células sensibilizadas”, estas
cuentan con sitios reactivos sobres sus membranas celulares
semejantes a los sitios reactivos de los anticuerpos. Así la célula T
sensible se adhiere a los
agentes invasores y ayudan a su
eliminación
Con estas y otras estrategias el sistema inmune nos permite
defendernos contra la presencia e invasión de agentes patógenos;
sin embargo, este sistema necesita primero aprender a reconocer a
los agentes que generan la enfermedad (virus y bacterias). En la
naturaleza, este reconocimiento ocurre en el primer ataque
(contagio), pero se corre el riesgo de que este sea fatal. Así pues, si
el individuo sobrevive a la primera invasión habrá aprendido, por el
camino difícil, a reconocer al agente dañino y si este se presenta
otra vez entonces no tendrá oportunidad de generar nuevamente la
enfermedad.
Las vacunas actúan simulando el primer ataque del patógeno pero
sin que se corra el riesgo de desarrollar una enfermedad fatal, de
manera que el individuo aprenda a reconocer al agente infeccioso.
Es interesante hacer notar que las primeras vacunas se desarrollaron
de
una
manera
totalmente
empírica,
ya
que
no
se
tenía
conocimiento alguno sobre el sistema inmune, de hecho ni siquiera
se tenía idea de la existencia de la vida microscópica.
Tipos de vacunas
Las vacunas pueden estar compuestas de bacterias o virus, ya sean
vivos o debilitados, que han sido criados con tal fin. Las vacunas
también
pueden
contener
organismos
inactivos
o
productos
purificados provenientes de aquellos primeros. Hay cuatro tipos
tradicionales de vacunas:

Inactivadas: microorganismos dañinos que han sido tratados
con productos químicos o calor y han perdido su peligro. Este
tipo de vacunas activa el sistema inmune pero es incapaz de
reproducirse en el huesped. La inmunidad generada de esta
forma es de menor intensidad y suele durar menos tiempo,
por lo que este tipo de vacuna suele requerir màs dosis. Dado
que la respuesta inmune lograda es menor, se utilizan en estas
vacunas
unas
sustancias
denominadas
adyuvantes.
Estas
sustancias están compuestas por alumino y sirven a la vacuna
a aumentar la respuesta inmunitaria del organismo. Los
compuestos
de
aluminio
deben
inyectarse
por
via
intramuscular profunda ya que pueden producir irritaciòn,
inflamación y lesión de tejidos. Ejemplos de este tipo son: la
gripe, cólera, peste bubónica y la hepatitis A.

Vivas atenuadas: microorganismos que han sido cultivados
expresamente bajo condiciones en las cuales pierden sus
propiedades
nocivas.
Suelen
provocar
una
respuesta
inmunológica más duradera, y son las más usuales en los
adultos. Esto se debe a que el microorganismo no se
encuentra inactivado y conserva su estructura. Por eso, en
muchas ocasiones puede provocar la enfermedad en personas
inmunodeprimidas. Por ejemplo: la fiebre amarilla, sarampión o
rubéola (también llamada sarampión alemán) y paperas.

Toxoides: son componentes tóxicos inactivados procedentes
de microorganismos, en casos donde esos componentes son
los que de verdad provocan la enfermedad, en lugar del
propio
microorganismo.
Estos
componentes
se
podrían
inactivar con formaldehido, por ejemplo. En este grupo se
pueden encontrar el tétanos y la difteria.

Subunitarias: introduce un componente subcelular purificado
de un microorganismo (por ejemplo, una proteína) dentro del
sistema inmunitario, para crear una respuesta inmunitaria. Un
ejemplo característico es la vacuna subunitaria contra la
hepatitis B, que está compuesta solamente por la superficie
del virus (superficie formada por proteínas).
Vacunas atenuadas
Víricas Sarampión, Rubéola, Parotiditis, Varicela, Fiebre amarilla.
Poliomielitis oral.
Bacterianas BCG, Fiebre tifoidea oral, Cólera oral.
Vacunas inactivadas
Enteras Víricas Poliomielitis inyectable, Rabia, Hepatitis A, Gripe,
Encefalitis japonesa Bacterianas Pertussis, Cólera (im)
Acelulares Bacterianas Pertussis acelular
Fraccionadas Subunidades Gripe, Pertussis acelular
Recombinantes Hepatitis B, Enf. Lyme
Toxoides Difteria, Tétanos
Polisacáridos Puras Neumococo 23, Meningococo A, C, Y, W-135
Conjugadas Haemophilus influenzae b
Meningococo C
Neumococo 7
Cronología de las vacunas
1796 viruela., 1879 Diarrea crónica intestinal severa., 1881 Ántrax.,
1882 rabia., 1890 Tétanos., 1890 Difteria., 1897 Peste., 1926 Tos
ferina., 1927 Tuberculosis., 1937 Fiebre amarilla., 1937 Tifus., 1945
Gripe., 1952 Poliomelitis., 1962 Oral para la poliomelitis., 1970
Rubéola., 1974 Varicela., 1977 Neumonia., 1978 Meningitis., 1981
Hepatitis B., 1985 Harmoplhilus influenzae tipo B., 1992, Hepatitis A.,
1998 Enfermedad de Lyme., 2005 Virus del papiloma humano, 2009.
Hepatitis C y contra la gripe A (H1N1).
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