el desarrollo de dulcinea y la evolución de don quijote

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E L DESARROLLO DE DULCINEA
Y LA EVOLUCIÓN DE DON QUIJOTE
Claro está que n o hay n i n g ú n "desarrollo" de Dulcinea en la obra
de Cervantes en el sentido corriente de la palabra, ya que no existe,
n i siquiera como u n personaje "ausente", en la novela. C r e a c i ó n
de D o n Quijote basada en Aldonza Lorenzo (que sí pertenece al
m u n d o de la novela aunque nunca aparece), Dulcinea está a la
disposición de cualquiera de los personajes de la novela para manipular al caballero, pero se presta igualmente a las manipulaciones conscientes o inconscientes del protagonista mismo. " E l desarrollo de D u l c i n e a " se referirá a q u í a las facetas del desarrollo
de D o n Quijote reflejadas en su actitud hacia ella y a la manera
de verla en distintos momentos de su trayectoria vital en el transcurso de la novela. A diferencia de otras transformaciones de la
realidad practicadas por D o n Quijote, Dulcinea es una creación
consciente sin las restricciones de una presencia activa dentro de
la acción, así como el s u e ñ o de la cueva de Montesinos es una
creación inconsciente. Ella será en cualquier momento lo que D o n
Quijote quiere que sea, con m á s libertad que molinos de viento,
manadas de ovejas o barcos abandonados. Ocupa, a d e m á s , el l u gar central que corresponde a la dama que inspira a los caballeros andantes de sus amados libros de caballerías, es la persona
a quien quiere impresionar con sus h a z a ñ a s , la personificación
de su " p ú b l i c o " .
Aparece inicialmente Dulcinea como u n accesorio imprescin1
1
C o m o ha notado J O S É E S C A R P A N T E R , "esta especial condición de no intervenir de modo directo en la urdimbre novelesca y vivir sólo en el plano abstracto de las referencias, posibilita dentro de la técnica narrativa la creación
de distintas i m á g e n e s del personaje, estructuradas según el pensar, el ver y
el sentir de quienes trazan sus retratos" ("Trayectoria de D u l c i n e a " , Crítica
hispánica, 7 [1985], p. 10). A q u í sólo nos interesa la perspectiva variable de
D o n Quijote.
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dible para la carrera de caballero andante que proyecta D o n Q u i jote. D e s p u é s de idear el proyecto y requerir los accesorios m á s
importantes, como son el yelmo y el caballo, "se dio a entender
que no lefaltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse" ( I , 1; las cursivas son m í a s , a q u í y en a d r a n t e ) . Dada esta
m o t i v a c i ó n , su " d e v o c i ó n " es rutinaria e imitativa: " n o d u r m i ó
D o n Quijote, pensando en su s e ñ o r a Dulcinea, por acomodarse a
lo que había leído en sus libros" ( I , 8). Como ha notado J u l i o R o d r í guez Luis, se dirige a Dulcinea en u n discurso imaginario " c o m o
si verdaderamente fuera enamorado" ( I , 2 ) . D o n Quijote está
dispuesto a reemplazarla, para conseguir lo que quiere, por la h i j a de cualquier " r e y de los cristianos o de los paganos [que] tenga
guerra y tenga hija hermosa" ( I , 21). E n cuanto a la castidad de
su dama, no le preocupa a D o n Quijote el ejemplo de Angélica
con M e d o r o , "porque m i Dulcinea del Toboso osaré j u r a r que
no ha visto en todos los días de su vida moro alguno, así como
él es, en su mismo t r a j e " ( I , 26). Sancho nos asegura que Aldonza "tiene mucho de cortesana" ( I , 25), y D o n Quijote está dispuesto a j u r a r que "se está hoy como la madre que la p a r i ó " ( I ,
26).
L a poesía que semejante dama inspira en el caballero está a
la altura de esta concepción inicial. Entre los versos que g r a b ó
D o n Quijote en los árboles de Sierra M o r e n a estaban éstos:
2
y a s í , hasta h e n c h i r u n pipote,
a q u í lloró don Quijote
ausencias de D u l c i n e a
del T o b o s o ( I , 2 5 ) .
V i v a l d o , el caballero que a c o m p a ñ a a D o n Quijote al entierro de G r i s ó s t o m o , suscita la caracterización m á s elaborada que
el caballero proporciona en la Primera parte, pidiendo " n o m b r e ,
patria, calidad y hermosura":
su n o m b r e es D u l c i n e a ; su p a t r i a , el T o b o s o , u n l u g a r de l a M a n cha; su c a l i d a d , por lo m e n o s , h a de ser de p r i n c e s a , pues es r e i n a
y s e ñ o r a m í a ; su h e r m o s u r a , s o b r e h u m a n a , pues e n ella se v i e n e n
2
"Dulcinea a través de los dos Quijotes", NRFH, 1 8 ( 1 9 6 5 - 1 9 6 6 ) , p. 3 8 0 .
A ñ a d e R O D R Í G U E Z L U I S , a d e m á s , que "Dulcinea aparece con el valor de adic i ó n a unos preparativos derivados de una decisión del todo independiente de
ella" (p. 3 7 9 ) . Citaré el Quijote según la ed. de J O H N J A Y A L L E N , Cátedra, M a drid, 1 9 8 4 .
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a h a c e r v e r d a d e r o s todos los imposibles y q u i m é r i c o s atributos de
belleza que los poetas d a n a sus d a m a s : que sus cabellos son oro,
su frente c a m p o s e l í s e o s , sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus
mejillas rosas, m á r m o l su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve,
y las partes que a l a v i s t a h u m a n a e n c u b r i ó l a honestidad son tales,
setmn yo pienso y entiendo, que s ó l o l a discreta c o n s i d e r a c i ó n puede e n c a r e c e r l a s , y no c o m p a r a r l a s ( I , 13).
L a banal serie de tópicos petrarquistas rutinarios "has the effect
of reducing Dulcinea to a grotesque mosaic of sculptural mate¬
r i a l s " , como ha dicho Charlotte Stern , pero es sobre todo la adic i ó n de "las partes que a la vista humana e n c u b r i ó la honestid a d " que encomienda D o n Quijote a la "discreta c o n s i d e r a c i ó n "
de V i v a l d o lo que coloca la descripción definitiva, si bien inconscientemente, dentro del género antipetrarquista. " E l etcétera es
de m á r m o l " , me parece recordar haberlo leído en G ó n g o r a , al
describir éste a una dama.
El comentario sobre la calidad de Dulcinea es tan egocéntrico
y tan poco informativo que V i v a l d o insiste: " e l linaje, prosapia
y alcurnia q u e r r í a m o s saber". Acosado así, D o n Quijote ofrece
u n a lista de veinticinco familias a las que no pertenece Dulcinea,
asegura que su familia p o d r í a venir a ser el comienzo de u n linaje
ilustre, y cierra la discusión diciendo: " n o se me replique en est o " ( I , 13). " D o n Quijote's response is evasive", dice Charlotte
Stern. M á s bien defensiva, d i r í a m o s . " P i n t ó l a en m i imaginación
como la deseo, así en la belleza como en la p r i n c i p a l i d a d " , le revela D o n Quijote a Sancho en Sierra M o r e n a ( I , 25), y compara
su preferencia por Dulcinea a la preferencia de una viuda por u n
amante en una a n é c d o t a popular: "para lo que yo le quiero, tanta filosofía sabe, y m á s , que A r i s t ó t e l e s " . C o n exquisito cuidado
va insistiendo Cervantes en el frío utilitarismo de esta concepción
original: una "cosa que le faltaba", sustituible por otra, tabula
rasa que no tiene que ser n i saber nada, hembra que puede servirle para dar comienzo a u n linaje. Stern tiene toda la r a z ó n al notar que " D o n Quijote conveys the subjectivity of his image of
Dulcinea by emphasizing the first person: «Por lo que yo quiero»,
« b á s t a m e a m í pensar y creer», «Yo me hago cuenta», «yo imagin o » " , y aun por encima del énfasis en lo subjetivo va la clara
" c o s i f i c a c i ó n " utilitaria.
3
4
3
H,
C H A R L O T T E S T E R N , "Dulcinea, Aldonza, and the theory of speech acts",
67 (1984), 64-65.
Ibid., p. 66.
4
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A l final de la Primera parte, es difícil no estar de acuerdo con
la caracterización de D o n Quijote que ha hecho recientemente Peter Russell: " h i s total devotion to the imaginary Dulcinea is altogether egocentric" . O con la afirmación de A n t h o n y Close de
que " t h e hero's attitude towards Dulcinea is a comic sham and
his attitude towards the people who question h i m about her is absurd sophistry" . E l concepto que tiene D o n Quijote de D u l c i nea en la Primera parte se l i m i t a a lo instrumental, lo convencional y lo físico.
S e g ú n Stern, " D o n Quijote never varies his image of D u l c i nea. I n Chapter 64 of the second part she is still the beautiful princess she was at the beginning of his j o u r n e y " (p. 70). Es verdad,
y t a m b i é n es verdad que D o n Quijote es t o d a v í a el flaco cincuent ó n loco, pero es igualmente verdad que en la Segunda parte el
protagonista cambia radicalmente, y a medida que cambia D o n
Quijote, cambia su concepto de Dulcinea.
El texto fundamental para el concepto de Dulcinea que tiene
D o n Quijote en la Segunda parte surge en el capítulo 32, cuando
repite la duquesa el interrogatorio de Vivaldo de la Primera, p i diendo primero "que le delinease y describiese [. . . ] la hermosura y facciones de la s e ñ o r a D u l c i n e a " . Como ha señalado Close,
empieza D o n Quijote de una manera ridicula, tomando al pie de
la letra una imagen figurada de la tradición del amor cortés: " S i
yo pudiera sacar m i corazón y ponerlo ante los ojos de vuestra
grandeza, a q u í , sobre esta mesa y en u n plato [ . . . ] " . Le parece
a Close que " h i s defence to the Duke's questions about Dulcinea's social status is much the same as that which he offers to similar questions [by Vivaldo] i n Part I , 13"; cree a d e m á s que "this
implies that his mental image of Dulcinea has i n no way changed
from what it was i n early Part I " . A t i é n d a s e , sin embargo, a la
manera de relatar D o n Quijote el episodio del encantamiento de
Dulcinea y a su reacción al alegato de la duquesa, basado en la
Primera parte, de que el caballero " l a e n g e n d r ó y p a r i ó en su ent e n d i m i e n t o " . L a respuesta de D o n Quijote a q u í se distingue tajantemente de su contestación a Vivaldo:
5
6
7
N i yo e n g e n d r é n i p a r í a m i s e ñ o r a , puesto que l a contemplo como
c o n v i e n e que sea u n a d a m a que contenga en sí las partes que pue5
P E T E R R U S S E L L , Cervantes, Oxford University Press, Oxford, 1985, p. 46.
6
A N T H O N Y C L O S E , " D o n Quixote's love for D u l c i n e a " , BHS,
p. 252.
Id.
7
50 ( 1 9 7 3 ) ,
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dan hacerla famosa en todas las del mundo, como son: hermosa sin
tacha, grave sin soberbia, amorosa con honestidad, agradecida por
cortés por bien criada y, finalmente, alta por linaje [. . . ] ( I I , 32).
T o d o esto es m u y convencional, por supuesto, y Cióse opina que
el énfasis particular de D o n Quijote en " a l t a por l i n a j e " es el detalle que comprueba la intención irónica fundamental . Pero ha
habido u n cambio significativo en los puntos de referencia: pred o m i n a claramente ahora el c a r á c t e r de Dulcinea sobre la desc r i p c i ó n física. Insiste el duque, tal como lo h a b í a hecho Vivaldo,
en la cuestión del linaje, y la réplica de D o n Quijote difiere ya
marcadamente:
8
Dulcinea es hija de sus obras, y [. . . ] las virtudes adoban la sangre,
y [. . . ] en más se ha de estimar y tener un humilde virtuoso que
un vicioso levantado. Cuanto más que Dulcinea tiene un jirón que
la puede llevar a ser reina de corona y cetro; que el merecimiento
de una mujer hermosa y virtuosa a mayores milagros se estiende
( I I , 32).
L a descripción de Dulcinea que D o n Quijote le h a b í a presentado a Vivaldo q u e d ó limitada a lo físico, pero lo que ahora se
esfuerza el caballero por inventar es el carácter de Dulcinea. L a
respuesta a la pregunta sobre el linaje de la dama sigue esa mism a línea, y el contraste con el episodio de Vivaldo es aun m á s
claro. A pesar de afirmar posteriormente que " D u l c i n e a es p r i n cipal y bien nacida, y de los hidalgos linajes que hay en el Toboso
[. . . ] a buen seguro que no le cabe poca parte a la sin par Dulcinea' ' , la respuesta en este momento no es ya la defensiva de antes. Establece agresivamente u n contraste implícito con la obra/linaje de los duques. E n " h i j a de sus obras" suena el recuerdo de
la Primera parte, y la anfibología de jirón demuestra que D o n Q u i jote maneja a q u í el idioma con una m a e s t r í a que contrasta vivamente con chuscas equivocaciones como j u r a r que Dulcinea "se
e s t á hoy como la madre que la p a r i ó " en la Primera parte.
H a y u n contraste igualmente fuerte entre la poesía que D o n
Quijote le dedica a Dulcinea en la Segunda parte —por convencional que sea— y los versos grotescamente ramplones de la P r i mera ( " a s í , hasta henchir u n p i p o t e " , I , 261). Son versos traducidos de u n madrigal de Pietro Bembo:
8
Ibid., p. 253.
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A m o r , c u a n d o yo pienso
en el m a l que m e d a s , terrible y fuerte,
voy corriendo a l a muerte,
pensando así acabar m i m a l inmenso;
m a s en llegando al paso
que es puerto e n este m a r de m i tormento
t a n t a a l e g r í a siento,
q u e l a v i d a se esfuerza y no le paso.
A s í el v i v i r m e m a t a ,
que la muerte me torna a dar l a vida.
¡ O h c o n d i c i ó n no o í d a
l a que c o n m i g o m u e r t e y v i d a trata! ( I I , 6 8 ) .
Los cambios que he querido apuntar a q u í son, obviamente,
sólo reflejos de los cambios m á s profundos que sufre D o n Quijote
en el transcurso de sus aventuras. S e g ú n cambian sus motivaciones, cambia la dama que las " e n c a r n a " (si se me permite la perversión del término). " R e l i g i ó n es la caballería", afirma D o n Q u i jote en el capítulo 8 de la Segunda parte.
H e m o s de m a t a r e n los gigantes a l a soberbia; a l a e n v i d i a en l a
generosidad y b u e n pecho; a l a i r a , en el reposado continente y quiet u d del á n i m o ; a l a g u l a y al s u e ñ o , en el poco c o m e r que c o m e m o s
y en el m u c h o v e l a r que velamos; a l a l u j u r i a y l a s c i v i a , e n l a lealtad que g u a r d a m o s a las que h e m o s hecho s e ñ o r a s de nuestros pensamientos; a l a p e r e z a , c o n a n d a r por todas las partes del m u n d o
[. . . ] ( I I , 8 ) .
Hasta Cióse caracteriza este pasaje como portador de "sabiduría"
L a arrogancia de la Primera parte es reemplazada por una creciente " m e s u r a " . " T o d o el mundo se tenga, si todo el mundo
no confiesa que no hay en el mundo todo doncella m á s hermosa
que la emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso", les h a b í a exigido D o n Quijote a los mercaderes en el capítulo 4 de la Primera parte. Cuando le pidieron u n retrato de la dama, replicó así: " S i os la mostrara, ¿qué hiciérades en confesar
u n a verdad tan notoria? L a importancia está en que sin verla lo
h a b é i s de creer, confesar, afirmar, j u r a r y defender". H a y que
comparar esto con su respuesta a las dudas del Caballero de la
Blanca L u n a con respecto a la s u p r e m a c í a de la belleza de Dulci9
9
Ibid., p. 254.
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nea: " y o o s a r é j u r a r que j a m á s habéis visto a la ilustre Dulcinea;
que si visto la h u b i é r a d e s , yo sé que p r o c u r á r a d e s no poneros en
esta demanda, porque su vista os d e s e n g a ñ a r a de que no ha habido n i puede haber belleza que con la suya comparar se pueda"
( I I , 64).
Como hemos visto, el concepto que formula D o n Quijote de
Dulcinea inicialmente se l i m i t a a lo instrumental, lo convencional y lo físico. Hacia el final de la Segunda parte ha llegado a ser
u n dechado de v i r t u d , í n t e g r a m e n t e ligada a la cordura que ya
empieza el caballero a saber que ha perdido: " s i m i Dulcinea saliese de los [trabajos] que padece, m e j o r á n d o s e m i ventura y adobándoseme eljuicio, p o d r í a ser que encaminase mis pasos por mejor
camino del que llevo" ( I I , 57). C o m o apunta R u t h E l Saffar, "the
effort to confíate Dulcinea and Aldonza Lorenzo is the subject of
Don Quixote, Part I I " . Las percepciones de D o n Quijote del
m u n d o que lo rodea se vuelven cada vez m á s " n o r m a l e s " a med i d a que va recobrando la cordura. P a r a d ó j i c a m e n t e , sin embargo, Dulcinea se hace a la misma vez menos c o r p ó r e a .
Algo de esto h a b í a visto Emilio Goggio al escribir, en 1952,
que "there are i n reality two different Dulcineas, as there are two
distinct and inseparable D o n Quijotes, or rather [. . . ] each of these
characters plays a dual role [ . . .
Pero Goggio no parece haber visto el desarrollo de D o n Quijote implícito en esta doble dualidad.
L a orientación moral de la nueva visión de D o n Quijote de
la caballería andante en la Segunda parte va parejas con la nueva
o r i e n t a c i ó n de su concepto de Dulcinea. Por m i parte, yo no encuentro indicio de ninguno de estos dos elementos en la Primera
parte, y me parece que los críticos " d u r o s " , ahora representados
ante u n público m á s amplio por el libro de Russell, t e n d r á n que
enfrentarse m á s directamente con las señales de unos cambios fundamentales en D o n Quijote, sobre todo en los capítulos posteriores a la estancia con los duques, y los cambios en su concepto de
Dulcinea; es decir que t e n d r á n que incorporar de alguna manera
estos cambios dentro de la visión inalterablemente cómica del l i b r o que nos han ofrecido. A pesar de darnos u n análisis basado
meticulosamente en el texto, Cióse no nos ofrece ninguna cita de
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R U T H E L S A F F A R , Beyond fiction. The recovery of the femenine in the novels of
Cervantes, University of California Press, Los Angeles, 1984, p. 59.
E M I L I O G O G G I O , " T h e dual role of Dulcinea in Don Quijote de la Man¬
cha", MLQ 13 (1952), p. 285.
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los últimos dieciocho capítulos, sobre todo el encuentro entre D o n
Quijote y S a n s ó n en su papel de Caballero de la Blanca L u n a ( I I ,
64). Russell sólo ve u n " k i n d l y v i c t o r " en el arrogante y vengativo S a n s ó n de este episodio. D o n Quijote sigue siendo loco en I I ,
64, pero sólo de acuerdo con la nueva perspectiva cuidadosamente preparada por el texto podemos entender la disposición del caballero a m o r i r a manos del Caballero de la Blanca L u n a por afirm a r la s u p r e m a c í a de Dulcinea del Toboso como algo m á s que
u n a locura sin sentido.
JOHN J . A L L E N
University of Kentucky
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