03 30 06 lideres indigenas resistencia y libertadores de latinoamerica

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TUPAC AMARU I
(?-Cuzco, actual Perú, 1571) Soberano inca. Hijo de Manco Inca, debía suceder a
Sayri Túpac en el trono de Vilcabamba, pero le fue arrebatado por su hermano menor, Titu
Cusi Yupanqui (Túpac Huallpa)
Francisco de Toledo a quien correspondió sentar los cimientos de Perú y su
virreinato, envió un regimiento al mando de Martín de Hurtado de Arbieto para apoderarse
del reducto. El inca, que había rechazado las amenazas de Toledo para que abandonase
Vilcabamba, se enfrentó a las fuerzas del virrey, pero en junio de 1571 fue derrotado y
apresado junto con sus principales subordinados.
Prisionero el inca, eje en torno al cual se organizaba la sociedad y del que dependían
la vida y la muerte de todos, los indígenas se sentían huérfanos, nadie sabía actuar por sí
mismo y se dejaban aniquilar. La imposibilidad de tomar iniciativas individuales y de actuar
con independencia fue la gran carencia de los incas frente a los conquistadores. Tres meses
más tarde tuvo lugar el juicio del soberano, quien fue condenado a muerte y ejecutado
públicamente. Con su muerte concluyó a la dinastía de los soberanos incas.
TUPAC AMARU II
TÚPAC AMARU II, JOSÉ GABRIEL CONDORCANQUI. No debe confundirse con Túpac Amaru I.
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Caudillo indígena peruano.Amaru II
Fue proclamado Inca por el consejo de Amautas y Mamacunas
Surimana, lugar de nacimiento de Túpac, puede observarse el gran río Apurimac.
José Gabriel Condorcanqui Noguera, Marqués de Oropesa llamado igualmente
José Gabriel Túpac Amaru (Surimana, Canas, Virreinato del Perú, 19 de marzo de 1738 Cuzco, 18 de mayo de 1781), conocido posteriormente como Túpac Amaru II, fue
un caudillo indígena líder de la mayor rebelión anticolonial que se dio en América durante
el siglo XVIII. Descendía de Túpac Amaru I (último Sapa Inca, ejecutado por los españoles en
el siglo XVI).
Lideró la denominada «Gran rebelión» que se desarrolló en el Virreinato del Río de la
Plata y el Virreinato del Perú, pertenecientes al Reino de España, rebelión iniciada el 4 de
noviembre de 1780 con la captura y posterior ejecución del corregidor Antonio de Arriaga.3
Curaca (jefe nativo) de Surimana, Tungasuca y Pampamarca, era adinerado y se
dedicaba al comercio. Se trataba de un personaje de origen mestizo (fue Marqués de
Oropesa) en el que confluía la sangre del Sapa Inca Túpac Amaru con la de los criollos. De
hecho, durante una gran parte de su vida, habiendo sido criado hasta los 12 años por el
sacerdote criollo Antonio López de Sosa y luego en el Colegio San Francisco de Borja, mostró
preferencia por lo criollo llegando a dominar el latín y a utilizar refinadas vestimentas
hispanas, pero posteriormente se vistió como un noble inca, hizo uso activo de la lengua
nativa quechua en su vida y proclamas, y fue excomulgado de la Iglesia católica.
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Encabezó el mayor movimiento de corte indigenista e independentista en el Virreinato
del Perú. Fue el primero en pedir la libertad de toda América de cualquier dependencia, tanto
de España como de su monarca, implicando esto no sólo la mera separación política sino la
eliminación de diversas formas de explotación indígena (mita minera, reparto de mercancías,
obrajes), de los corregimientos,alcabalas y aduanas (14 de noviembre de 1780). Además
decretó la abolición de la esclavitud negra por primera vez en América (16 de
noviembre de 1780). Su movimiento constituyó un «parte aguas», debido al cual las
autoridades coloniales eliminaron a la ya escasa clase indígena noble y acrecentaron la
represión contra lo andino, por el temor de que algo así volviera a repetirse.
José Gabriel Condorcanqui fue Hijo del cacique Miguel Condorcanqui y de una princesa inca
descendiente de Túpac Amaru I, Rosa Noguera. Por su condición de indígena noble realizó
sus estudios con los jesuitas del Colegio San Francisco de Borja o Colegio de Caciques del
Cusco.
Sucedió a su padre como curaca de Tungasuca, Surimana y Pammarca. Durante su
infancia y adolescencia recibió una esmerada educación en el colegio jesuita San Francisco de
Borja de Cuzco, junto a otros hijos de caciques.
En 1776, a los treinta y cinco años de edad, viajó a Lima en representación de los
caciques de Tinta, para denunciar los abusos de los encomenderos e interceder por los indios
sometidos a la mita y explotados en los obrajes, las minas y el reparto de mercancías.
Fracasada su misión, regresó a Tungasuca en 1778 y dos años más tarde encabezó una
rebelión que se propagó por todo el virreinato y cuyo desencadenante fue el encarcelamiento
y la posterior ejecución del corregidor Arriaga por orden de Condorcanqui, ante los abusos
del funcionario.
El caudillo indio adoptó entonces el nombre de Túpac Amaru, se lanzó contra las
poblaciones del Alto y el Bajo Perú y degolló a cuantos blancos encontró a su paso. Venció a
las milicias de los corregidores Quispicauchi, Lampa, Chucuito, Asangaro, Puno y Carabaya, e
incluso acabó con un ejército español en Snagarará.
Aunque en disposición de atacar Cuzco, regresó a Tungasuca, donde confirmó su
condición de soberano inca y trató de negociar la rendición de aquélla. La negativa de las
autoridades españolas desembocó en la reanudación de las hostilidades. Los rebeldes fueron
derrotados el 6 de abril de 1781, durante una operación nocturna en Tinta. Túpac Amaru
intentó huir, pero, traicionado por el mestizo Francisco Santa Cruz, fue capturado en
compañía de su esposa y de varios familiares, que murieron asesinados en su presencia antes
de que él mismo fuera descuartizado, el 18 de mayo de 1781.
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Dominaba el quechua, castellano y latín, destacando entre sus lecturas los Comentarios
Reales del Inca Garcilaso de la Vega, lasSiete Partidas de Alfonso el Sabio, las Sagradas
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Escrituras, el drama quechua Apu Ollantay, así como posterior y clandestinamente textos
de Voltaire y Rousseau, en aquella época censurados.
El 25 de mayo de 1758, contrajo matrimonio con Micaela Bastidas Puyucahua con quien tuvo
tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando (todos apellidados Condorcanqui Bastidas); seis años
después de su matrimonio fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían por
elemental herencia. Condorcanqui fijó su residencia en la ciudad del Cuzco, desde donde
viajaba constantemente para controlar el funcionamiento de sus tierras.
Debido a sus prósperas actividades económicas, Condorcanqui empezó a sufrir la presión de
las autoridades españolas, en especial por presión de los arrieros que vivían en la región de la
cuenca del Río de La Plata, quienes intentaban tener el monopolio del tránsito de mineral por
el Alto Perú. Las autoridades españolas sometieron a Condorcanqui al pago de prebendas.
Vivía la situación típica de los curacas: tenía que mediar
entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Sin embargo,
se vio afectado, como el resto de la población, por el
establecimiento de aduanas y el alza de las alcabalas.
Realizó reclamos sobre estos temas pidiendo también que
los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las
minas, reclamos dirigidos por las vías regulares a las
autoridades coloniales en Tinta, Cusco y después en Lima,
obteniendo negativas o indiferencia.
Además buscó que se le reconociera su linaje real inca,
siguiendo por años un proceso judicial en la Audiencia de
Lima y siendo este finalmente rechazado.
Monumento actual en el Cusco, en homenaje a José Gabriel Túpac Amaru, en la plaza del
mismo nombre.
El 4 de noviembre de 1780 se inicia el movimiento militar de José Gabriel Condorcanqui
contra la dominación española, adoptando el nombre de Túpac Amaru II, en honor de su
antepasado el último Inca de Vilcabamba. Túpac Amaru se autodeclara "Inca, Señor de los
Césares y Amazonas",5 y jura con el siguiente bando su coronación: "...Don José Primero, por
la gracia de Dios, Inca Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Continentes de los
Mares del Sur, Duque de la Superlativa, Señor de los Césares y Amazonas con dominio en
el Gran Paititi, Comisario Distribuidor de la Piedad Divina, etc...". . Al comienzo el movimiento
reconoció la autoridad de la corona, ya que Túpac Amaru afirmó que su intención no era ir en
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contra del rey sino en contra del «mal gobierno» de los corregidores. Más tarde la rebelión se
radicalizó llegando a convertirse en un movimiento independentista.
Su esposa Micaela Bastidas así como familiares de ambos tuvieron una participación de
primer orden en el movimiento, tanto en el reclutamiento, abastecimiento y hasta cierto
punto en la toma de decisiones.
Con el apoyo de otros curacas, mestizos y algunos criollos, la rebelión se extendió, llegando a
tener tropas de decenas de miles de combatientes.7 Entre sus ofrecimientos se hallaban la
abolición tanto del reparto como de la alcabala, la aduana y la mita de Potosí.
La convocatoria de Túpac Amaru II buscó integrar a indígenas, criollos, mestizos y libertos
negros en un frente anticolonial, pero no pudo evitar que la masificación del movimiento
convirtiera el accionar en una lucha racial contra españoles y criollos (en general en el
Virreinato los criollos no tenían en su actuar antagonismos con los españoles, siendo como
mucho contrarios a las reformas borbónicas pero fieles a la corona en los demás aspectos).
Juicio y ejecución
Tras ser capturado el 6 de abril de 1781, fue llevado a Cuzco encadenado y montado
en una mula. Ingresó a la ciudad una semana después, "con semblante sereno" mientras las
campanas de la Catedral repicaban celebrando su captura. Apresado en el convento de la
Compañía de Jesús, fue sucesivamente interrogado y torturado al límite del fallecimiento, con
el objetivo de arrancarle información acerca de sus compañeros de rebelión en Cuzco y otras
ciudades, y de sus ejércitos que aún conservaban grandes territorios. Torturas que fueron
inútiles ya que no dio confesión alguna. Más bien trató de enviar mensajes escritos con su
propia sangre, pero estos fueron interceptados. La madrugada del 29 de abril a causa de los
rigores del tormento le fracturaron el brazo derecho.
Un día durante el encierro cuando el visitador José Antonio de Areche, autoridad del
interrogatorio y ejecución enviado por el rey Carlos III de España, entró intempestivamente
al calabozo para exigirle, a cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la rebelión,
Túpac Amaru II le contestó: "Solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a mi pueblo,
y yo por tratar de libertarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos la muerte.".
El 18 de mayo de 1781, en evento público en la Plaza de Armas de Cuzco, se cumplió
la ejecución de Túpac Amaru II, su familia y sus seguidores. Los prisioneros fueron sacados
de sus calabozos, metidos en zurrones (un tipo de costal) y arrastrados por caballos todos a
la vez, uno tras otro, hasta llegar a la plaza. Ya al pie del cadalso, Túpac Amaru II fue
obligado, tal y como señalaba la sentencia, a presenciar la tortura y asesinato de
sus aliados y amigos, su tío, sus dos hijos mayores y finalmente su esposa, en ese
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orden. Después, al igual que hicieron con varios de sus lugartenientes, con su tío y
su hijo mayor, le cortaron la lengua.
Luego se intentó descuartizarlo vivo, atando cada una de sus extremidades a
sendos caballos para que estos tirasen de aquellas y las arrancaran. Un testigo describió los
hechos:
"Atáronle a las manos y pies cuatro lazos, y asidos estos a la cincha de cuatro caballos,
tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamás se había visto en
esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy fuertes, o porque el indio [sic] en
realidad fuese de hierro, no pudieron absolutamente dividirlo después que por un largo rato
lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenían en el aire, en un estado que parecía una
araña."
Intento de desmembramiento de Túpac Amaru II.
Al ser la acción infructuosa sus verdugos optaron por decapitarlo y posteriormente
despedazarlo. Su cabeza fue colocada en una lanza exhibida en Cuzco y Tinta, sus brazos en
Tungasuca y Carabaya, y sus piernas en Livitaca (actual provincia de Chumbivilcas) y en
Santa Rosa (actual provincia de Melgar, Puno). De igual forma despedazaron los cuerpos de
su familia y seguidores, y los enviaron a otros pueblos y ciudades.
El hijo menor de Condorcanqui, Fernando, al ser un niño de 10 años, no fue ejecutado,
mas se le obligó a presenciar el suplicio y muerte de toda su familia y a pasar por debajo de
la horca de los ejecutados, para luego ser desterrado a África con órdenes de prisión
perpetua. No obstante el navío zozobró y acabó en Cádiz, siendo encarcelado en las
mazmorras de dicha ciudad (el virrey Agustín de Jáuregui sugirió que no fuera enviado a
África sino a España por temor a que alguna potencia enemiga lo rescatara). Falleció en
España en 1798.
Los científicos que han estudiado este intento de desmembramiento concluyeron que
por la contextura física y resistencia de Túpac Amaru II no hubiera sido posible descuartizarlo
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de esa manera, sin embargo se le dislocaron brazos y piernas junto con la pelvis. Aunque
Amaru hubiera sobrevivido a esta ejecución hubiera quedado prácticamente inválido.
A pesar de la ejecución de Túpac Amaru II y de su familia, el gobierno virreinal no
logró sofocar la rebelión, que continuó acaudillada por su primo Diego Cristóbal Túpac
Amaru, al tiempo que se extendía por el Alto Perú y la región de Jujuy.
Mesianismo de Túpac Amaru II
La rebelión general del Alto y Bajo Perú en 1780, fue encabezada por José Gabriel
Condorcanqui, también llamado José Gabriel Túpac Amaru Inca, con el objetivo de liberar a
sus compatriotas de las pesadas cargas a las que estaban obligados por las autoridades
españolas desde hacía casi tres siglos, aunque agravadas en la década anterior por
las reformas borbónicas: mitas, repartimiento de efectos, tributos, alcabalas y otros derechos;
trabajos en corregimientos y obrajes; diezmos y primicias eclesiásticas, y la eliminación de las
divisiones en castas. Buscaba la creación de un reino independiente de España, gobernado
por una monarquía hereditaria incaica, a través de la creación de un ejército y una
administración propias, introduciendo una tributación única a todos los súbditos, libertad de
comercio y trabajo.
Con las masas, el Inca iba a comunicarse usando un lenguaje simbólico, de raigambre
mesiánica. Ese lenguaje se manifestaba en el uso de instrumentos musicales tradicionales, en
el uso de banderas, insignias y vestimentas incaicas, así como del apelativo Inca, que poseía
implicancias mesiánicas (vinculadas al mito de Inkarrí), por cuanto el Inca no se mostraba
solamente como rey y soberano legítimo, sino también como redentor, restaurador del
mundo, salvador de los indios, esperándose de él un comportamiento milagroso. Se le
otorgaban rasgos divinos o prodigiosos.
Al respecto, las palabras de Túpac Amaru II a su secuaz, Bernardo Sucacagua,
afirmando que las personas que murieran siéndole fieles tendrían su recompensa, sugieren
que aquél se veía a sí mismo, en principio, como redentor. El obispo del Cuzco afirmó que
Túpac Amaru II, había persuadido a los indios de que los que muriesen en su servicio
resucitarían al tercer día. Sahuaraura Tito Atauchi afirmó que los indios se arrojaban a pelear
en las batallas sin temor y ciegamente, pero aún estando mal heridos no querían invocar el
nombre de Jesús, ni confesarse. Ello se debería a que Túpac Amaru II les había dicho que el
que no dijese Jesús resucitaría al tercer día, y los que lo invocaban, no. Igualmente se
presentaba el modelo peruano, que preveía la resurrección al quinto día.
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El sistema de creencias indígenas aceptaba a Túpac Amaru como dios, redentor y
liberador de los oprimidos, vale decir como una figura equivalente a la de Jesucristo.
El Inca reforzaba esta creencia, al afirmar que los españoles habían impedido a los indígenas
el acceso al dios verdadero, siendo él mismo quien designaría personas que les enseñaran la
verdad.
El mito de Inkarrí, al imaginar el regreso de un Inca para enderezar el mundo injusto,
era un símbolo unificador poderoso usado para unificar poblaciones indígenas divididas por la
geografía y las fronteras étnicas. Pero también era un símbolo divisionista, cuando no se
reunían todas las condiciones necesarias para gobernar; tal el caso de José Gabriel
Condorcanqui o Túpac Amaru II, al que muchos nobles incaicos consideraron un "advenedizo
fraudulento", más que un verdadero redentor, aunque él se reivindicara como descendiente
del último inca, Felipe Túpac Amaru.
Para la mayoría de los rebeldes peruanos, la fuente de sus creencias acerca del fin de
la dominación española estaba en la concepción que tenían del futuro, por la cual, el Inca
que regresa pone término a la dominación española y devuelve el orden al mundo.
Igualmente, la muerte del Inca implicaba una destrucción del orden, del principio regente del
mundo. La muerte de Túpac Amaru, al ser la muerte de un Inca, era la muerte de un hombre
que reunía la tierra, el cielo y los elementos; era la muerte del hijo del sol.9
Reconocimiento
La fama de Túpac Amaru II se extendió a tal punto que los indígenas sublevados en el
llano de Casanare, en la región de Nueva Granada, lo reconocieron como rey de América.
Movimientos posteriores invocaron el nombre de Túpac Amaru II para obtener el
apoyo de los indígenas, caso entre otros de Felipe Velasco Túpac Amaru Inca o Felipe
Velasco Túpac Inca Yupanqui, quien pretendió levantarse en Huarochirí (Lima) en 1783. La
rebelión de Túpac Amaru II marcó el inicio de la Etapa Emancipadora de la Historia de Perú.
Esta Gran Rebelión produce una fuerte influencia sobre la Conspiración de los tres
Antonios indicios descubiertos en Chile el 1 de enero de 1781, en pleno desarrollo de la
insurrección. Los conspiradores se animaron a actuar gracias a las noticias de los avances de
Túpac Amaru II en el Virreinato del Perú.
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Siglos XX y XXI
En Perú ha sido reconocido como el fundador de la identidad nacional peruana. Fue
una figura capital para el régimen velasquista (1968-1975) y desde entonces ha permanecido
en el imaginario popular reivindicado.
El gobierno del general Juan Velasco Alvarado acogió la efigie estilizada de Túpac
Amaru II como símbolo del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas que él
encabezaba. Lo reconoció como héroe nacional, en 1968 . En su honor renombró uno de los
salones principales del Palacio de Gobierno, el hasta entonces llamado salón Francisco
Pizarro (que la élite de la Lima republicana creó y mantuvo los primeros 2/3 del siglo XX en
su aprecio al conquistador español), retirando además su retrato del centro superior del salón
y reemplazándolo por el del revolucionario indígena.
Así también durante su gobierno se construyó la avenida Túpac Amaru, una de las más
extensas (22 km) de la ciudad de Lima y que une el Cono Norte capitalino (en ese entonces
excluido del resto de la ciudad) con el centro de Lima.
Túpac Amaru II es considerado un precursor de la Independencia de Perú por
antonomasia . Actualmente su nombre y figura es acogida ampliamente por los movimientos
indígenas andinos, así como por los movimientos de izquierda política.
En otro sentido, su nombre también fue utilizado por el Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru o MRTA, agrupación guerrillera, posteriormente terrorista, que operó en Perú
de 1985 a 1997. El MRTA se dio a conocer internacionalmente por la Crisis de los rehenes de
la embajada de Japón (1996 - 1997) y fue uno de los beligerantes del Conflicto armado
interno en Perú (1980 - 2000).
En Uruguay los Tupamaros también conocidos como Movimiento de Liberación
Nacional o por sus siglas MLN-T, fue un grupo insurgente que estuvo activo entre los años
de 1960 y 1970, que se denominó como tal por la admiración y respeto que según sus
militantes sentían por Túpac Amaru II.
En Venezuela, inspirados en la guerrilla uruguaya mencionada, el Movimiento
Tupamaro de Venezuela desarrolló acciones armadas entre 1992 y 1998, para después
integrarse a la política formal.
En Estados Unidos el famoso rapero 2pac (1971-1996) tuvo como nombre de
nacimiento el de Túpac Amaru Shakur debido a la admiración que su madre Afeni Shakur
(activista de la organización afroestadounidense Pantera Negra) tenía por Túpac Amaru II.
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En Argentina el nombre de este líder rebelde fue adoptado por la Asociación Túpac
Amaru, un movimiento indigenista político y social surgido en 2001 en la provincia
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de Jujuy que actualmente tiene presencia en 15 provincias argentinas. También pertenece a
la Galería de los Patriotas Latinoamericanos, creada en Casa Rosada por la
presidenta Cristina Fernández en 2010 (año del Bicentenario de laRevolución de Mayo).
El nombre y la figura de Túpac Amaru estuvieron proscriptas por más de un siglo.
INCA TUPAC YUPANQUI
(?-muerto en Chinchero, 1493) Soberano inca (1471-1493). Hijo del prestigioso
soberano Pachacuti, a los quince años fue nombrado heredero al trono. Ya en tiempos de su
padre sobresalió como uno de los más grandes generales de su pueblo, al realizar una serie
de conquistas que llevaron al Imperio Incaico a su punto culminante: se apoderó de
Chachapoyas, así como de Mayobamba, llevó sus armas hasta el reino Chimú y llegó a
impulsar diversas expediciones navales.
En cambio, sus expediciones a las regiones selváticas del río Tono no tuvieron tanto
éxito, y fueron abandonadas ante la revuelta de los Colla y los Lupaca, en la cuenca del
Titicaca. Una vez sofocada la rebelión, Túpac Inca Yupanqui marchó hacia el sur, llegó hasta
Tucumán y, a continuación, consolidó sus posesiones en la costa.
Cuando su padre abdicó en su favor, en 1471, se caracterizó por la voluntad de
asentar la estructura imperial creada por Pachacuti y llevó a cabo la ampliación de la fortaleza
de Sacsah
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CUAUHTEMOC
(Tenochtitlán?, hoy Ciudad de México, 1502?-Yucatán, actual Honduras, 1525)
Soberano azteca. Hijo de Ahuitzotl y primo de Moctezuma, fue el último tlatoani, rey
azteca. Cuauhtémoc, nombre que significa «águila que cae», fue un encarnizado enemigo de
los españoles, especialmente después de la matanza perpetrada por Pedro de Alvarado en
Tenochtitlán, el 23 de mayo de 1520.
La brutal acción del conquistador español provocó la reacción del pueblo azteca, que
lapidó a Moctezuma II y sitió a los extranjeros, aunque éstos consiguieron huir de la capital
azteca la noche del 30 de junio al 1 de julio, posteriormente llamada la Noche Triste. Mientras
Hernán Cortés y sus hombres, apoyados por los tlaxcaltecas, se preparaban para ocupar de
nuevo Tenochtitlán, Cuitláhuac , hermano de Moctezuma II, asumió el trono azteca.
Pero murió a los pocos meses, víctima de la epidemia de viruela que, introducida por
los españoles procedentes de Cuba, causaba estragos en los aztecas. Le sucedió su primo
Cuauhtémoc, que se había distinguido por su arrojo contra los españoles.
Ante la nueva ofensiva de los invasores, el tlatoani organizó la defensa de
Tenochtitlán, que resistió durante tres meses el sitio, aunque, cayó finalmente en poder de
los españoles, y Cuauhtémoc fue hecho prisionero el 13 de agosto del mismo año, cuando
intentaba huir hacia Texcoco. Desde entonces y hasta el momento de su muerte permaneció
cautivo, siendo torturado para que revelase el lugar donde se ocultaba el tesoro real.
Finalmente, ante el temor de que organizara una nueva rebelión, Cortés lo llevó
consigo junto a otros nobles aztecas en una expedición al territorio de la actual Honduras.
Durante la misma, un tal Mexicalcingo lo acusó de haber participado en una supuesta
conspiración, y fue ahorcado junto con otros aztecas principales.
GUAICAIPURO
(Los Teques, actual Venezuela, ?-?, 1568)
Cacique teque. Logró formar una poderosa confederación de tribus, con la que se
enfrentó a los españoles por el control del valle de Caracas. Los españoles, dirigidos primero
por Pedro de Miranda y más tarde por Juan Rodríguez Suárez, fueron expulsados de estos
territorios, y el propio Rodríguez Suárez pereció en la lucha.
En 1562, logró derrotar a una expedición de Luis Narváez, y los españoles, ante la
violencia de los ataques de los indígenas, se vieron obligados a refugiarse en la isla
Margarita. No pudo repetir este éxito contra Diego de Losada en su intento de apoderarse de
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la ciudad de Caracas, fundada por el propio Losada, quien contraatacó y sorprendió a
Guaicaipuro en la batalla de Maracapana.
Acorralado en su vivienda, el cacique se enfrentó a sus atacantes, a los que opuso
una desesperada resistencia hasta la muerte.
ATAHUALPA
(Quito, 1500-Cajamarca, actual Perú, 1533) Emperador inca (1525-1533).
Hijo del emperador Huayna Cápac y de Túpac Paclla, princesa de Quito, fue
favorecido por su padre, quien, poco antes de morir, en 1525, decidió dejarle el reino de
Quito, la parte septentrional del Imperio Inca, en perjuicio de su hermanastro Huáscar, el
heredero legítimo, al que correspondió el reino de Cuzco. Aunque inicialmente las relaciones
entre ambos reinos fueron pacíficas, la ambición de Atahualpa por ampliar sus dominios
condujo al Imperio Inca a una larga y sangrienta guerra civil.
En 1532, informado de la presencia de los españoles en el norte del Perú, Atahualpa
intentó sin éxito pactar una tregua con su hermanastro. Huáscarsalió al encuentro del ejército
quiteño, pero fue vencido en la batalla de Quipaypán y apresado en las orillas del río
Apurímac cuando se retiraba hacia Cuzco.
Posteriormente, Atahualpa ordenó asesinar a buena parte de los familiares y demás
personas de confianza de su enemigo y trasladar al prisionero a su residencia, en la ciudad de
Cajamarca. En ese momento, el emperador inca recibió la noticia de que se aproximaba un
reducido grupo de gentes extrañas, razón por la que decidió aplazar su entrada triunfal en
Cuzco, la capital del imperio, hasta entrevistarse con los extranjeros.
El 15 de noviembre de 1532, los conquistadores españoles llegaron a Cajamarca y
Francisco Pizarro, su jefe, concertó una reunión con el soberano inca. a través de dos
emisarios.
Al día siguiente, Atahualpa entró en la gran plaza de la ciudad, con un séquito de
unos tres o cuatro mil hombres prácticamente desarmados, para encontrarse con Pizarro,
quien, con antelación, había emplazado de forma estratégica sus piezas de artillería y
escondido parte de sus efectivos en las edificaciones que rodeaban el lugar. No fue Pizarro,
sin embargo, sino el fraile Vicente de Valverde el que se adelantó para saludar al inca y le
exhortó a aceptar el cristianismo como religión verdadera y a someterse a la autoridad del
rey Carlos I de España;
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Atahualpa, sorprendido e indignado ante la arrogancia de los extranjeros, se negó a
ello y, con gesto altivo, arrojó al suelo la Biblia que se le había ofrecido. Pizarro dio entonces
la señal de ataque: los soldados emboscados empezaron a disparar y la caballería cargó
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contra los desconcertados e indefensos indígenas. Al cabo de media hora de matanza, varios
centenares de incas yacían muertos en la plaza y su soberano era retenido como rehén por
los españoles.
A los pocos días, Atahualpa, temeroso de que sus captores pretendieran restablecer
en el poder a Huáscar, ordenó desde su cautiverio el asesinato de su hermanastro. Para
obtener la libertad, el emperador se comprometió a llenar de oro, plata y piedras preciosas la
estancia en la que se hallaba preso, lo que sólo sirvió para aumentar la codicia de los
conquistadores. Unos meses más tarde, Pizarro decidió acusar a Atahualpa de idolatría,
fratricidio y traición; fue condenado a la muerte en la hoguera, pena que el inca vio
conmutada por la de garrote, al abrazar la fe católica antes de ser ejecutado, el 29 de agosto
de 1533. La noticia de su muerte dispersó a los ejércitos incas que rodeaban Cajamarca, lo
cual facilitó la conquista del imperio y la ocupación sin apenas resistencia de Cuzco por los
españoles, en el mes de noviembre de 1533.
TUPAC CATARI
15 de noviembre de 1781, La Paz, EDUARDO GALEANO
Sólo hablaba aymara, la lengua de los suyos. Se proclamó virrey de estas tierras que
todavía no se llaman Bolivia, y nombró virreina a su mujer.
Instaló su corte en las alturas que dominan la ciudad de La paz, escondida en un
hoyo, y le puso sitio.
Caminaba chueco y un raro fulgor le encendía los ojos, muy hundidos en la cara
joven y ya arada. Vestía de terciopelo negro, mandaba de bastón y peleaba a lanza.
Decapitaba a los curas sospechosos de celebrar misas de maldición y cortaba los brazos de
espías y traidores.
Julián Apaza había sido sacristán y panadero antes de convertirse en Túpac Catari.
Junto a su mujer, Bartolina Sisa, organizó un ejército de cuarenta mil indios que tuvo en
jaque a las tropas enviadas por el virrey desde Buenos Aires.
A pesar de las derrotas y matazones que sufrió, no había modo de atraparlo.
Andando noche burlaba todos los cercos, hasta que los españoles ofrecieron a su
mejor amigo, Tomás Inca Lipe, llamado el bueno, el cargo de gobernador de la comarca de
Achacachi, a orillas del lago Titicaca.
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En el año 1780 todo el altiplano se hallaba convulsionado con la sublevación de
Tupac Catari. En las principales ciudades como Potosí, Charcas, La Paz sonaban los pututus
anunciando el levantamiento indígena contra tantos años de abusos españoles.
Para los españoles dominar la insurrección era cuestión de vida o muerte. Si vencían
los rebeldes, acababa el poderío de España no solo en las colonias americanas, sino en todo
el imperio, en cuyos dominios nunca se ponía el sol.
Para los indios la sublevación constituía la recuperación de su libertad, territorio y
riquezas o su definitiva claudicación ante el poderío de los blancos, de esa otra raza que
había venido allende los mares para hacerse dueña de sus riquezas y de derribar su cultura
milenaria.
La vida en los pueblos de la colonia eran cada vez mas insoportable para los
naturales del país. Los cargos públicos, con una que otra excepción, estaban monopolizados
por los españoles. Todas las riquezas que se extraían en Potosí y de las minas del Alto Perú
eran conducidas a la metrópoli, quedando suproducto como beneficio para el tesoro español
y para los aventureros que habían cruzado los mares en busca de riquezas en el nuevo
mundo. Los
corregidores españoles se confabulaban con los curacas, curas y gobernadores, para
oprimir a los naturales, encarcelándolos, torturándolos y violando a la mujeres que no tenían
ningún derecho ya que eran esclavas. Por estas causas muchos huyen hacia otras tierras,
otros se despeñan junto a su familia o quiebran los brazos y piernas de sus hijos para que no
sean usados como esclavos.
El corregidor de Chayanta, provincia de Potosí, Joaquín A los y Bru, conjuntamente
con el recaudador de impuestos reales, inició una verdadera expoliación a los indígenas de
aquella provincia, aumentando en forma considerable el tributo que debían pagar. El cacique
de Macha, Tomas Catari, tomo la representación de sus compañeros indígenas de la provincia
de Chayanta y se fue primero a Potosí y después a Chiquisaca a reclamar por el aumento del
tributo real. Pero, sus reclamos fueron inútiles tanto en Potosí como en Charcas.
No hubo autoridad que atienda y considere sus reclamaciones, ratificándose, por el
contrario la elevación del tributo sobre las tierras de origen y aprobándose las medidas
adoptadas por el corregidor Alor y Bru. Tupac Catari luego de muchos sacrificio emprendió
viaje a Buenos Aires allí se entrevisto con el virrey José Vertiz quien se concreto en darle una
recomendación para que le atiendan las autoridades de Charcas y Potosí.
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Catari se presento ante la real audiencia de Charcas enseñando la recomendación del
virrey, el fiscal de la audiencia , José Castillo, al hacerse cargo de dicha recomendación pidió
informe al corregidor de Chayanta, el informe de este fue justificar el aumento y desprestigiar
y humillar a Catari.
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Cuando Catari regreso a su casa fue tomado preso acusándolo de provocar
perturbaciones en el cobro de los impuestos. Este hecho exacerbo los ánimos de los
originarios quienes atacaron la guardia que custodiaba a Catari, hasta poner a este en
libertad. Luego de esto vengaron la humillación degollando al recaudador de impuestos de
apellido Bernal.
El corregidor A los mandó a prender a Catari a quien consideraba el cabecilla de esta
revuelta. Lo hizo conducir a Chuquisaca para su juzgamiento por los delitos de rebelión y
asesinato. El 24 de agosto de 1780 el corregidor de Chayanta dispuso que en el pueblo de
Pocoata se levante las nominas de los indios que debían viajar a las minas de Potosí en el
carácter de mitayos. Para el efecto, Alos y Bru se traslado personalmente a aquel pueblo.
Cuando ya se iniciaba el empadronamiento, uno de los indígenas se encontraba en el
grupo de los que debía viajar a Potosí, dio el grito de rebelión.
E inmediatamente, todos se levantaron contra el reducido números de españoles
encargados de su custodia. Dieron muerte a casi todos y al resto lo detuvieron entre ellos al
corregidor a quien condujeron preso hasta el pueblo de Macha.
A la llegada de los insurrectos a esta población no hubo resistencia, los españoles que
allí se encontraban escondieron o escaparon dejando el pueblo a los rebeldes.
Consumada la rebelión en Macha y en Pocoata, lo mismo que en algunos caseríos y
poblados indígenas, en los que en breve tiempo circulo la noticia de sublevación, asumieron
la jefatura del movimiento Dámaso y Nicolás Catari, hermanos de Tomás.
Tan pronto como tuvieron establecidos sus reductos, enviaron emisarios a
Chuquisaca, exigiendo la libertad de Tomas Catari y haciendo saber a los oidores de la
audiencia de Charcas, que conservarían en rehenes al corregidor de Chayanta y al resto de
los españoles y haciendo saber que si no ponían en inmediata libertad a Catari degollarían al
corregidor y al resto de los españoles.
Ante esta amenaza la audiencia de charcas puso en libertad a Tomas quien regreso a
Macha, no solo con mayor prestigio ante sus compañeros, sino decidido a terminar con la
violencia de los españoles.
Y la rebelión creció por todas partes La Paz, Oruro, Cochabamba, Tarija, unos tras
otros los caseríos se fueron uniendo a la insurrección.
Los rebeldes hicieron base en Chayanta. Su líder Tomas Apaza, conocido como Tupac
Catari antes de comenzar la guerra había sido sacristán en la parroquia de Ayoayo situada a
noventa kilómetros de la Paz. Su esposa Bartolina Sisa se unió a él con 25 años. Bonifacio
Chuquimamani, otro de los líderes del levantamiento, tomo el nombre de Manuel Clavijo.
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El 13 de marzo de 1781 el Ejercito Aymara decide la toma de La Paz, sitiándola. En la
ceja del alto se levantó el campamento desde el cual se divisaba la ciudad. A todo esto la
ciudad preparaba su defensa, Sebastián de Segurola , brigadier, fue el líder de las milicias.
Con el paso del tiempo comenzaron a faltar los víveres y el agua. Todos los días el
ejercito Catarista avanzaba sobre la ciudad, se hacían pelotas de lana empapadas con aceite
o pólvora y se arrojaban a la ciudad para cansar al enemigo y desgastarlos para la lucha.
El 21 de mayo Tupac Catari se aleja y el ejército queda bajo la dirección de Bartolina
Sisa, su misión es la de cuidar que el cerco a Chuquiago no se rompa pero los españoles al
ver a una mujer en la dirección envían 300 soldados para capturarla.
Lejos de pensar en retirarse, Bartolina ordena el ataque que ella dirige y a fuerza de
piedras los españoles son derrotados por el ejército andino donde las guerreras aymaras
lucharon a la par de los hombres aymaras.
No fue rara la participación de las amazonas Aymaras y Quechuas. El ejército de
Quiswas de Chayanta, por ejemplo, estuvo dirigido por la viuda de Tomas
Katari: Kurusa Llave, quien luchó valerosamente hasta ser derrotada por las fuerzas
de auxilio que recibieron los españoles, dirigidos por Ignacio Flores.
De
compañera
femeninas,
del ejército
la misma forma Gregoria Apaza, hermana menor de Tupac Catari quien fue
de Andrés Tupac Amaru hijo del Inca Tupac Amaru, dirigió a las tropas
en varias batallas. Esta comandanta, vestida de hombre, dirigió fieras ofensivas
del joven Amaru.
Muchas otras mujeres anónimas andinas pelearon en los ejércitos Amaristas y
Cataristas.
Se habían cumplido 109 días del cerco Katarista cuando el 10 de julio de 1781, los
españoles recibieron refuerzos desde Charcas. Después de dejar algunas provisiones que no
lograron satisfacer a la población española y criolla en Chuquiago, el ejército español salió de
la ciudad para asaltar a las comunidades. Se produjeron nuevas atrocidades con el incendio y
quema de hombres, mujeres y niños en las comunidades y el degüello de varios pobladores
indígenas.
Tupac Catari es obligado a replegarse y en esta acción se produce la captura de
Bartolina Sisa.
Cuando la comandanta se dirigía al campamento de Pampajasi, sus mismos
acompañantes la traicionan y la entregaron al cruel Flores quien la condujo presa a la ciudad
de La Paz. En Chuquiago fue recibida por una lluvia de piedras, insultos y golpes. El genocida
Segurola la encerró encadenada en la peor de las celdas.
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Los españoles torturan a Bartolina Sisa y le dan el peor de los tratos pero la
mantienen con vida esperando usarla como un cebo para capturar a Katari.
El 5 de octubre, por ejemplo, sacan a Bartolina de su prisión y disfrazan las terribles
condiciones en que la tenían prisionera, lavada y vestida con ropajes ajenos la colocan a
pocos pasos del cerco humano del ejercito Katarista, mientras Segurola prepara el ataque con
varios soldados españoles disfrazados de indígenas. Sin embargo, Tupac Catari, no cae en la
trampa y envía a dos mensajeros para que entreguen alimentos, coca y oro a Bartolina.
Los Cataristas planearon usar el recurso de la inundación para tomar Chuaquiago,el
12 de octubre es desbordada la represa a orillas del cerro Achachicala que las tropas
cataristas habían construido; pero la inundación no tuvo el resultado esperado. En tanto,
Chuquiago recibió un fuerte refuerzo militar muy superior numéricamente y
armamentísticamente al ejercito catarista, obligándolo al repliegue.
Tupac Catari es atacado por dos ejércitos, el de Reseguín y el de Segurola quien
ataca desde el valle de Mallasilla masacrando a diferentes poblaciones indígenas. Catari se ve
obligado a ordenar la retirada hasta Peñas donde se encuentra con Miguel Bastidas, quien ya
había desertado. Otro traidor:Tomas Inkalipe, delata a Catari y facilita su aprehensión.
Catari es conducido hasta Achachicala, rapado, coronado con una gorra de espinas y
clavos es paseado y expuesto para burlas. El 14 de noviembre de 1781 es masacrado.
Amarrado a las sinchas de 4 caballos que lo descuartizarían, después de arrancarle la lengua
y luego exponen los trozos.
Después de 10 meses sus restos son quemados y sus cenizas arrojadas al aire.
Un año mas tarde, el 5 de septiembre de 1782 los españoles y sus bizarros mestizos,
sacan a Bartolina Sisa rapada y desnuda, la hacen pasear por las calles de Chuquiago,
torturada, golpeada e insultada, es atada a la cola de un caballo con una soga al cuello y le
ponen una corona de espinas. Sus miembros fueron arrancados y su cabeza clavada en un
palo fue expuesta en Cruzpata.
El mismo trato español, recibió Gregoria Apaza, compañera del joven inca Andrés
Tupaj Amaru, ella fue igualmente paseada con una corona de clavosy espinas junto a
Bartolina Sisa y ahorcada y después despedazada. Su cabeza fue expuesta en Sorata y luego
quemada y sus cenizas arrojadas al viento.
Anselmo, hijo de Andrés Tupaj Amaru, un niño de 10 anos fué descubierto por el
Corregidor Necochea y torturado y luego muerto.
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Como recompensa moral de los esfuerzos y sacrificios que tuvo que soportar por
célula real del 20 de mayo de 1784, a la ciudad de La Paz le fue otorgada el titulo de noble,
valerosa y fiel.
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LA CAPITAL DE LOS AZTECAS
8 de noviembre de 1519, Tenochtitlán, EDUARDO GALEANO
Mudos de hermosura, los conquistadores cabalgan por la calzada.
Tenochtitlán parece arrancada de las páginas de Amadís, cosas nunca oídas, ni
vistas, ni aún soñadas… El sol se alza tras los volcanes, calles, acequias, templos de altas
torres, se despliega y fulgura. Una multitud sale a recibir a los invasores, en silencio y sin
prisa, mientras infinitas canoas abren surcos en las aguas de cobalto.
Moctezuma llega en litera, sentado en suave piel de jaguar, bajo palio de oro, perlas
y plumas verdes. Los señores del reino van barriendo el suelo que pisará.
Él da la bienvenida al dios Quetzalcóatl:
—Has venido a sentarte en tu trono —le dice—. Has venido entre nubes, entre
nieblas. No te veo en sueños, no estoy soñando. A tu tierra has llegado…
Los que acompañan a Quetzalcóatl reciben guirnaldas de magnolias, rosas y
girasoles, collares de flores en los cuellos, en los brazos, en los pechos: la flor del escudo y la
flor del corazón, la flor del buen aroma y la muy amarilla.
Quetzalcóatl nació en Extremadura y desembarcó en tierras de América con un hatillo
de ropa al hombro y un par de monedas en la bolsa. Tenía diecinueve años cuando pisó las
piedras del muelle de Santo Domingo y preguntó: ¿Dónde está el oro? Ahora ha cumplido
treinta y cuatro y es capitán de gran ventura. Viste armadura de hierro negro y conduce un
ejército de jinetes, lanceros, ballesteros, escopeteros y perros feroces. Ha prometido a sus
soldados: Yo os haré, en muy breve tiempo, los más ricos hombres de cuantos jamás han
pasado a las Indias.
El emperador Moctezuma, que abre las puertas de Tenochtitlán, acabará pronto. De
aquí a poco será llamado mujer de los españoles y morirá por las pedradas de su gente. El
joven Cuauhtémoc ocupará su sitio. Él peleará.
-------------------------------------------------------------------------------«La Noche Triste»
30 de junio de 1520, Teocalhueyacan
Hernán Cortés pasa revista a los pocos sobrevivientes de su ejército, mientras la
Malinche cose las banderas rotas.
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Tonochtitlán ha quedado atrás. Atrás ha quedado la columna de humo que echó por
la boca el volcán Popocatépetl, como diciendo adiós, y que no había viento que pudiera
torcer.
Los aztecas han recuperado su ciudad. Las azoteas se erizaron de arcos y lanzas y la
laguna se cubrió de canoas en pelea. Los conquistadores huyeron en desbandada,
perseguidos por una tempestad de flechas y piedras, mientras aturdían la noche los tambores
de la guerra, los alaridos y las maldiciones.
Estos heridos, estos mutilados, estos moribundos que Cortés está contando ahora, se
salvaron pasando encima de los cadáveres que sirvieron de puente: cruzaron a la otra orilla
pisando caballos que se habían resbalado y hundido y soldados muertos a flechazos y
pedradas o ahogados por el peso de las talegas llenas de oro que no se resignaban a dejar.
-------------------------------------------------------------------------------La espada de fuego
13 de agosto de 1521, Tlatelolco
La sangre corre como agua y está ácida de sangre el agua de beber. De comer no
queda más que tierra. Se pelea casa por casa, sobre las ruinas y los muertos, de día y de
noche. Ya va para tres meses de batalla sin treguas.
Sólo se respira pólvora y náuseas de cadáver; pero todavía resuenan los atabales y
los tambores en las últimas torres y los cascabeles en los tobillos de los últimos guerreros. No
han cesado todavía los alaridos y las canciones que dan fuerza. Las últimas mujeres empuñan
el hacha de los caídos y golpetean los escudos hasta caer arrasadas.
El emperador Cuauhtémoc llama al mejor de sus capitanes. Corona su cabeza con el
búho de largas plumas, y en su mano derecha coloca la espada de fuego. Con esta espada en
el puño, el dios de la guerra había salido del vientre de su madre, allá en lo más remoto de
los tiempos. Con esta serpiente de rayos de sol, Huitzilopochtli había decapitado a su
hermana la luna y había hecho pedazos a sus cuatrocientos hermanos, las estrellas, porque
no querían dejarlo nacer.
Cuauhtémoc ordena:
—Véanla nuestros enemigos y queden asombrados.
Se abre paso la espada de fuego. El capitán elegido avanza, solo, a través del humo y
los escombros.
Lo derriban de un disparo de arcabuz.
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Tenochtitlán
El mundo está callado y llueve
De pronto, de golpe, acaban los gritos y los tambores. Hombres y dioses han sido
derrotados. Muertos los dioses, ha muerto el tiempo. Muertos los hombre, la ciudad ha
muerto. Ha muerto en su ley esta ciudad guerrera, la de los sauces blancos y los blancos
juncos. Ya no vendrán a rendirle tributo, en las barcas a través de la niebla, los príncipes
vencidos de todas las comarcas.
Reina un silencio que aturde. Y llueve. El cielo relampaguea y truena y durante toda
la noche llueve.
Se apila el oro en grandes cestas. Oro de los escudos y de las insignias de guerra, oro
de las máscaras de los dioses, colgajos de labios y de orejas, lunetas, dijes. Se pesa el oro y
se cotizan los prisioneros. De un pobre es el precio, apenas, dos puñados de maíz… Los
soldados arman ruedas de dados y naipes.
El fuego va quemando las plantas de los pies del emperador Cuauhtémoc, untadas de
aceite, mientras el mundo está callado y llueve.
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CUAUHTÉMOC
28 de febrero de 1525, Tuxkahá
De la rama de una antigua ceiba se balancea, colgado de los tobillos, el cuerpo del
último rey de los aztecas.
Cortés le ha cortado la cabeza.
Había llegado al mundo en cuna rodeada de escudos y dardos, y estos fueron los
primeros ruidos que oyó:
—Tu propia tierra es otra. A otra tierra estás prometido. Tu verdadero lugar es el
campo de batalla. Tu oficio es dar de beber al sol con la sangre de tu enemigo y dar de
comer a la tierra con el cuerpo de tu enemigo.
Hace veintinueve años, los magos derramaron agua sobre su cabeza y pronunciaron
palabras rituales:
—¿En qué lugar te escondes, desgracia? ¿En qué miembro te ocultas?
¡Apártate de este niño!
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Lo llamaron Cuauhtémoc, águila que cae. Su padre había extendido el imperio
de mar a mar. Cuando el príncipe llegó al trono, ya los invasores habían venido y vencido.
Cuauhtémoc se alzó y resistió. Fue el jefe de los bravos.
Cuatro años después de la derrota de Tenochtitlán, todavía resuenan, desde el fondo
de la selva, los cantares que claman por la vuelta del guerrero.
¿Quién hamaca ahora su cuerpo mutilado? ¿El viento o la ceiba? ¿No es la ceiba
quien lo mece, desde su vasta copa? ¿No acepta la ceiba esta rama rota, como un brazo más
de los mil que nacen de su tronco majestuoso?
¿Le brotarán flores rojas?
La vida sigue. La vida y la muerte siguen.
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Pizarro
16 de noviembre de 1532, Cajamarca
Mil hombres van barriendo el camino del Inca hacia la vasta plaza donde aguardan,
escondidos, los españoles. La multitud tiembla al paso del Padre Amado, el Solo, el Único, el
dueño de los trabajos y las fiestas; callan los que cantan y se detienen los que danzan. A la
poca luz, la última del día, relampaguean de oro y plata las coronas y las vestiduras de
Atahualpa y su cortejo de señores del reino.
¿Dónde están los dioses traídos por el viento? El Inca llega al centro de la plaza y
ordena esperar. Hace unos días, un espía se metió en el campamento de los invasores, les
tironeó las barbas y volvió diciendo que no eran más que un puñado de ladrones salidos de la
mar. Esa blasfemia le costó la vida.
¿Dónde están los hijos de Wiracocha, que llevan estrellas en los talones y descargan
truenos que provocan el estupor, la estampida y la muerte?
El sacerdote Vicente de Valverde emerge de las sombras y sale al encuentro de
Atahualpa. Con una mano alza la Biblia y con la otra un crucifijo, como conjurando una
tormenta en alta mar, y grita que aquí está Dios, el verdadero, y que todo lo demás es burla.
El intérprete traduce y Atahualpa, en lo alto de la muchedumbre, pregunta:
—¿Quién lo dijo?
—Lo dice la Biblia, el libro sagrado.
—Dámela, para que me lo diga.
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A pocos pasos, detrás de una pared, Francisco Pizarro desenvaina la espada.
Atahualpa mira la Biblia, le da vueltas en la mano, la sacude para que suene y se la
aprieta contra el oído:
—No dice nada. Está vacía.
Y la deja caer.
Pizarro espera este momento desde el día en que se hincó ante el emperador Carlos
V, le describió el reino grande como Europa que había descubierto y se proponía conquistar y
le prometió el más espléndido tesoro de la historia de la humanidad. Y desde antes: desde el
día en que su espada trazó una raya en la arena y unos pocos de sus soldados muertos de
hambre, hinchados por las plagas, juraron acompañarlo hasta el final. Y desde antes
aún,desde mucho antes: Pizarro espera este momento desde que hace cincuenta y cuatro
años fue arrojado a la puerta de una iglesia de Extremadura y bebió leche de puerca por no
hallarse quien le diera de mamar.
Pizarro grita y se abalanza. A la señal, se abre la trampa. Suenan las trompetas,
carga la caballería y estallan los arcabuces, desde la empalizada, sobre el gentío perplejo y
sin armas.
Cajamarca.- El rescate
Para comprar la vida de Atahualpa, acuden la plata y el oro. Hormiguean por los
cuatro caminos del imperio las largas hileras de llamas y las muchedumbres de espaldas
cargadas. El más espléndido botín viene del Cuzco: un jardín entero, árboles y flores de oro
macizo y pedrerías, en tamaño natural, y pájaros y animales de pura plata y turquesa y
lapislázuli.
El horno recibe dioses y adornos y vomita barras de oro y de plata.
Jefes y soldados exigen a gritos el reparto. Hace seis años que no cobran.
De cada cinco lingotes, Francisco Pizarro separa uno para el rey. Luego se persigna.
Pide el auxilio de Dios, que todo lo sabe, para guardar justicia; y pide el auxilio de Hernando
de Soto, que sabe leer, para vigilar al escribano.
Adjudica una parte a la Iglesia y otra al vicario del ejército.
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Recompensa largamente a sus hermanos y a los demás capitanes. Cada soldado raso
recibe más de lo que el príncipe Felipe cobra en un año y Pizarro se convierte en el hombre
más rico del mundo. El cazador de Atahualpa se otorga a sí mismo el doble de lo que en un
año gasta la corte de Carlos V con sus seiscientos criados -sin contar la litera del Inca,
ochenta y tres kilos de oro puro, que es su trofeo de general.
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-------------------------------------------------------------------------------Entran los conquistadores en la ciudad sagrada
15 de noviembre de 1533, Cuzco
En el radiante mediodía, a través de la humareda se abren paso los soldados.
Un olor a cuero mojado se alza y se mezcla con el olor de la quemazón, mientras
resuena un estrépito de cascos de caballos y ruedas de cañones.
Nace un altar en la plaza. Los pendones de seda, bordados de águilas, escoltan al
dios nuevo, que tiene los brazos abiertos y usa barba como sus hijos. ¿No está viendo el dios
nuevo que sus hijos se abalanzan, hacha en mano, sobre el oro de los templos y las tumbas?
Entre las piedras del Cuzco, tiznadas por el incendio, los viejos y los paralíticos
aguardan, mudos, los días por venir.
Manco Inca
6 de mayo de 1536, Machu Picchu
Harto de ser rey tratado como perro, Manco Inca se alza contra los hombres de cara
peluda. En el trono vacío, Pizarro instala a Paullo, hermano de Manco Inca y de Atahualpa y
de Huáscar.
De a caballo, a la cabeza de un gran ejército, Manco Inca pone sitio al Cuzco. Arden
las hogueras en torno a la ciudad y llueven, incesantes, las flechas de yesca encendida, pero
más castiga el hambre a los sitiadores que a los sitiados y las tropas de Manco Inca se
retiran, al cabo de medio año, entre alaridos que parten la tierra.
El Inca atraviesa el valle del río Urubamba y emerge entre los altos picos de niebla.
La escalinata de piedra lo conduce a la morada secreta de las cumbres. Protegida por
parapetos y torreones, la fortaleza de Machu Picchu reina más allá del mundo.
Eduardo Galeano
Tupac Catari
Por Kintto Lucas*
1781. Los precios de la producción minera de Oruro, en Bolivia, bajan rápidamente.
Los mineros, en su mayoría criollos, contraen grandes deudas y pasan a depender del fisco y
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los comerciantes... pasan a depender de los europeos. El resentimiento se siembra y crece
como la coca, por todas partes. Los mineros que antes mandaban en el cabildo y algunas
veces hasta corregidores eran, habían perdido ya toda su influencia en diciembre del año
anterior, poco después de la rebelión tupacamarista, cuando sus puestos de gobierno fueron
ocupados por los españoles. Ahora por primera vez piensan en aliarse con los indígenas...
ahora por primera vez lo concretan.
El 15 de enero se inicia el levantamiento. Las milicias que se habían formado el año
anterior para defender Oruro de la llegada de Tupac Amaru, están al frente de la sublevación
contra "el mal gobierno de los europeos", atando la vida a su tierra. La pelea hace fuerte la
unión de criollos e indígenas.
Los hombres criollos usan poncho de terciopelo negro como el del Inca-Rey, mujeres
y niños se visten como Aymaras. En marzo estalla otro foco rebelde, esta vez es en La Paz y
las zonas cercanas. El líder es Tupac Catari que se hace jefe de mil guerreros y se proclama
"salvador del pueblo Aymara".
Andrés Tupac Amaru, sobrino del gran Inca llega con su ejército Quichua para
sumarse al levantamiento... Vencen en Sorata, y La Paz queda sitiada.
Está a punto de rendirse, los españoles están sorprendidos y ya no pueden resistir...
Pero surgen problemas entre los rebeldes: Tupac Catari y sus Aymaras no quieren alianza con
los criollos, Andrés y sus Quichuas ven un poco más allá y, como su tío, quiere el
levantamiento de todo el pobrerío.
Evitando la pelea entre hermanos decide retirarse. Tupac Catari es vivado por su
gente y pelea heroicamente contra el colonizador, pero sus fuerzas no son muchas y termina
derrotado. En Oruro el movimiento se mantiene algunas semanas más, allí la unidad es más
fuerte...
Los españoles supieron sembrar resentimiento entre los de abajo para disminuir sus
fuerzas, pero no mataron el espíritu de los guerreros, que seguirá caminando. En 1809 el
mestizo Pedro Domingo Murillo se rebela contra la corona... 158 años después hubo un Che
caminando por La Higuera...
Hoy Quichuas y Aymaras, mineros y mestizos, viven su tristeza muda. Tal vez cuando
se unten la tristeza grite... y otra historia recomience...
* Este texto fue tomado del libro Rebeliones indígenas y negras en América Latina,
de Kintto Lucas, Editorial Abya Yala, Quito, 1992.
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De: "Kinitto Lucas" <>
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Domitila
Por Kintto Lucas *
CATAVI, 1967. El cementerio es como una imagen del fondo de la tierra.
Es como esa bruma que va invadiendo toda la parroquia de Catavi. Es como las
nubes que van llegando con todas las lágrimas de las minas. Es como el viento que va
rompiendo el horizonte y, se viene tras la multitud de cuerpos caídos, esperando para ser
enterrados; tras los muchos pozos que, son como heridas de esta tierra, cubierta por tanto
dolor, por tanta mirada que cae como una piedra contra los militares que, el día antes
sangraron la fiesta de San Juan en el vecino rincón de Llallagua...
Subida en el muro del cementerio, una mujer embarazada marca a fuego la muerte
uniformada, marca la dolor con gritos salidos del último país de laalma, que es como decir de
la furia guardada por cientos de años...
- ¡Asesinos!, ¡asesinos!...
Y todas las miradas caen sobre ellos, y todos los odios del decir y del pensar... Pero
los fusiles no hacen caso a la agonía, que es como decir que las sombras se tomaron toda
Catavi y Llallagua. Y ella, la mujer del muro, con la panza grande como un mundo que va
queriendo salir de sus entrañas, marcha presa por carajear los uniformes, que es como
carajear al presidente de Bolivia, o sea nadie.
Y uno manda una patada contra ella que, se defiende y le da un sopapo, y el mismo
manda un puñete y sigue mandado golpes, y le apreta la panza con la rodilla. Y ella se cubre
y le araña la cara. Y él sigue mandando patadas. Y vienen otros cuatro para pegarle, y ella
cae...
Cuando despierta entre rejas, con seis dientes rotos, la sangre chorrea...
"Y como si la fatalidad del destino hiciera -dice-, comenzó el trabajo de parto.
Empecé a sentir dolores, dolores y dolores y a ratos ya me vencía la criatura para nacer... Ya
no pude aguantar. Y me fui a hincar en una esquina. Me apoyé y me cubrí la cara, porque no
podía hacer ni un poquito de fuerza. La cara me dolía como para reventarme. Y en uno de
esos momentos, me vencía. Noté que la cabeza de la huahua ya estaba saliendo... y allí
mismo me desvanecí. Y cuando volví a despertar estaba toda mojada. Tanto la sangre como
el líquido que una bota durante el parto, me habían mojado toda. Entonces hice un esfuerzo
y resulta que encontré el cordón de la huahua. Y a través del cordón, estirando el cordón,
encontré a mi huahuita, totalmente fría, helada, allí sobre el piso".
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Después, todas la nubes se hicieron agua y todos los vientos cayeron sobre Llallagua
y Catavi. Después hubo más peleas. Después, algún día de once años más tarde, dijo a su
gente: "Nuestro enemigo principal es el miedo. Lo tenemos adentro". Y se fue a La Paz con
otras cinco, a liberarlo...
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Domitila Chungara
Indígena nacida en Pulacayo, zona minera de Bolivia.
Al morir su padre tuvo que hacerse cargo de sus cinco hermanas porque su madre
estaba muy enferma. Con el correr del tiempo comenzó a preocuparse por la situación social
que vivían las comunidades mineras.
El 1952, se casó con una trabajador minero y empezó a participar activamente en el
Comité de Amas de Casa del Distrito Minero Siglo XXI, del que la nombran Secretaria
General. Su testimonio dio a conocer la masacre de San Juan, en 1967, cuando el dictador
René Barrientos mandó al ejército contra las comunidades mineras de Catavi y Llalagua. Tras
la matanza, ella, que estaba embarazada, fue apresada y torturada hasta que perdió su hijo.
Posteriormente ayudó en la lucha contra la dictadura del general Hugo Banzer. En la
Navidad de 1978, en La Paz, junto a otras cuatro mujeres mineras y veinte niños inició una
huelga de hambre contra la dictadura. A ellas se sumó un sacerdote y en poco tiempo se
sumaron más de mil quinientas personas. Con el correr de las horas los huelguistas se
multiplicaron por miles. Veintitrés días después de que las mujeres comenzaron la huelga de
hambre, las calles de las distintas ciudades de Bolivia fueron invadidas por la gente. Otro
gobierno militar se había terminado. Los libros en los que se recopilan los testimonios de
Domitila son: "Si me permiten hablar" y "Las mujeres tienen la palabra", que fueron
traducidos a varios idiomas. En 1980, se produce un nuevo golpe de estado, y ella debe
exiliarse. En 1996 vive en Bolivia junto a cuatro de sus siete hijos.
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* Este texto fue tomado del libro Mujeres del Siglo XX, de Kintto Lucas, Editorial Abya
Yala, Quito, 1997.
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Jefes Indígenas durante la conquista española en Venezuela
En el largo proceso de conquista de lo que hoy es Venezuela, hubieron una gran
cantidad de nombres que hoy en este país conocemos en algunas plazas, puentes, etc. Estos
personajes destacaron por su bravura y heroísmo a la hora de enfrentar a los españoles
durante el siglo XVI.
La palabra cacique es un vocablo de origen taíno (lengua de filiación arawak hablada en las
Antillas para el momento de la conquista europea) que se incorporó al caudal léxico español
para designar al individuo que representaba la autoridad en una comunidad indígena.
El término, por extensión semántica, ha pasado a denominar al individuo que ejerce
un liderazgo local despótico (el caciquismo). Ahora bien, posiblemente la
palabra "cacique" llegó a ser sinónimo de autoridad omnímoda y despótica debido a la
tendencia de los conquistadores de buscar instituciones equivalentes a las europeas entre los
pueblos indígenas americanos. Al no encontrarlas, por tratarse de realidades culturales
diferentes, los europeos mal interpretaron las culturas indígenas e incluso, en algunos casos,
llegaron a negar la existencia de un orden social.
Importantes dirigentes indígenas defendieron sus tierras y sus culturas frente a los
conquistadores. Se los llamó jefes, guerreros o caciques y por lo menos uno de ellos –
Manaure– dirigía un importante cacicazgo en el área del actual estado Falcón durante las
primeras décadas del siglo XVI. Conocemos nombres y hazañas de muchos de estos
dirigentes para el momento de la conquista, pero desconocemos sus ascendencias.
Suponemos que éstas se remontan a fechas anteriores, como parece revelarlo el plan
de ataque de Guaicaipuro y la resistencia que encabeza en la zona centro norte de Venezuela
hacia la segunda mitad del siglo XVI. Guaicaipuro convoca a un levantamiento de las
sociedades gobernadas por Baruta –su hijo mayor– Naiguatá, Aricabacuto, Guaicamacuto,
Chacao y el guerrero taramaima Caracaipa, entre otros. Del área nororiental se menciona a
Cayaurima, cacique de los cumanagoto, y sus alianzas con otros caciques de la zona de
Cumaná para enfrentar a los conquistadores, y a otros como Doaca, con quien se identifica la
actual zona larense de Duaca; a Nigale, jefe zapara en el Zulia; a Huyapari, con cuyo nombre
los españoles identificaron al río Orinoco y su área en 1531, y a muchos otros jefes, caciques,
guerreros, como Acaprapocón y Conopoima –quienes comandan la lucha una vez muerto
Guaicaipuro–, Caricuao, el cacique oriental Maturín, Morequito, Paryauta, Parnamacay, Pitijay,
Sorocaima, Tiuna, Tamanaco y Terepaima.
GUAICAIPURO
Cacique de los indios Teques y Caracas, que acaudilló la resistencia a la penetración europea
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en la zona norcentral de Venezuela durante la década de 1560. La región de Los Teques
estaba poblada por muchos indígenas que formaban grupos
independientes con sus jefes o caciques propios. El principal de
estos grupos era el del cacique Guacaipuro, cuyo asiento era
Suruapo o Suruapay, situado en las vecindades del actual San
José de los Altos, en la vertiente de la quebrada Paracoto.
Aunque la grafía "Guaicaipuro" se ha popularizado, debe
tenerse en cuenta que su verdadero nombre era Guacaipuro, y
así es mencionado en los documentos coetáneos.
Imagen de la plaza Guaicaipuro en recuerdo del cacique
venezolano a la izquierda
Baruta era el nombre del hijo mayor de Guacaipuro, y
Tiaora y Caycape el nombre de 2 hermanas suyas y se anotan
también los nombres de sus 6 hermanos que vivían con él, así
como también Pariamanaco, hijo de su hermana Tiaora, y
Quetemne, también hija de esta última; se anotan también 6
sobrinos suyos y un nieto. Además de Suruapo o Suruapay
como pueblo muy importante de su jurisdicción, figuran 6 caseríos más, cuyos pobladores
eran también de su gobierno. Descubiertas unas minas de oro en tierras de los Teques, al
comenzar Pedro de Miranda su explotación, fue atacado por Guacaipuro y tuvo que
abandonarlas.
El gobernador Pablo Collado nombró a Juan Rodríguez Suárez en sustitución de
Miranda, el cual venció a Guacaipuro en varios encuentros y creyendo haber pacificado la
región, dejó en las minas unos obreros para trabajarlas con 3 hijos suyos menores de edad.
Ausente Juan Rodríguez Suárez, Guacaipuro asaltó las minas mató a todos los trabajadores,
incluso a los hijos de Juan Rodríguez Suárez, y tras haber incitado a la rebelión a Paramaconi,
cacique de los taramainas, pasó al hato de San Francisco, dio muerte a los pastores, quemó
las viviendas y dispersó las reses.
Enterado Juan Rodríguez Suárez del desembarco del Tirano Lope de Aguirre, se
dirigió hacia Valencia con sólo 6 soldados para combatirlo; en el trayecto, sorprendido por
Terepaima y Guacaipuro, fue muerto tras una heroica resistencia. Guacaipuro impulsó
entonces un levantamiento de todas las tribus y los caciques Naiguatá, Guaicamacuto,
Aramaipuro, Chacao, Baruta, Paramaconi y Chicuramay reconocieron a Guacaipuro por su
jefe supremo.
Sabedor Diego de Losada de que Guacaipuro era quien había promovido un frustrado
asalto a la recién fundada ciudad de Caracas (1568), ordenó su aprisionamiento; confió este
delicado encargo al alcalde Francisco Infante, quien, con indios fieles que conocían el
paradero del cacique, salió de Caracas cierta tarde, al ponerse el sol, con 80 hombres. A la
media noche llegaron al alto de una fila, en cuya falda estaba el pueblo de Suruapo donde
Guacaipuro tenía su vivienda; Infante con 25 hombres se quedó allí para proteger la
retaguardia y retirada en caso de una derrota, mientras Sancho del Villar con los demás
bajaba a ejecutar la prisión del indio.
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Conducidos por los guías llegaron a la puerta del inmenso bohío o caney de
Guacaipuro los 5 primeros que formaban la delantera, pero como acababan de ser
descubiertos, con sus armas en las manos, esperaban la llegada de los compañeros y fue
entonces cuando intentaron franquear la entrada, pero Guacaipuro, que manejaba la espada
que había sido de Juan Rodríguez Suárez, hirió a cuantos intentaron entrar.
A los gritos de la pelea, se alborotó el pueblo y todos acudieron a defender a su
cacique, pero nada podían contra los filos de las espadas; y los lamentos y gritos de las
mujeres y niños, en la noche oscura, aumentaban la confusión general. Viendo los españoles
la imposibilidad de rendir al cacique, resolvieron quemar el gran bohío o caney en el cual
estaba guarecido. Como su techo era de paja y madera, arrojaron una bomba de fuego sobre
el tejado, que comenzó a arder vorazmente. Viéndose en trance de perecer, Guacaipuro saltó
fuera, dando estocadas a diestra y siniestra contra los asaltantes, pero todo fue en vano pues
las espadas de éstos lo dejaron muy pronto muerto en el suelo; la misma suerte tuvieron sus
acompañantes.
GUAICAIPURO
Monumento al Cacique Guaicaipuro en el punto más alto de la ciudad de Los Teques.
Guaicaipuro o Guaicaipuró (n. actualmente Los Teques, Venezuela, alrededor de 1530; m.
1568), fue un nativo indígena, jefe de varias tribus Caribes, con el título ‘Guapotori’ —Jefe de
jefes— originario del grupo Teques.
A pesar de ser conocido hoy como Guaicaipuro, en los documentos del tiempo su nombre fue
escrito como «Guacaipuro II».
Guaicaipuro formó una coalición de gran alcance en contra de la conquista española del
territorio de la actual Venezuela, con diversas coñas que él condujo durante el siglo XVI (16)
en la región central del país, especialmente en Valle de Caracas.
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Él dirigió, entre otros, a los Caciques Naiguatá, Guaicamacuto, Chacao, Aramaipuro,
Paramaconi y a su propio hijo Baruta. Guaicaipuro en la actualidad es uno de los Caciques
más famosos e ilustres. El área ocupada en nuestros días por la ciudad de Los Teques, fue
poblada por varios grupos indígenas, los cuales contaban cada uno con su propio cacique. La
tribu de Guaicaipuro, que abarcaba un área desde Turgua al este, hasta donde hoy se
encuentra San José de los Altos, al oeste, era una de las más grandes. Uno de sus hijos
varones, Baruta, se convirtió también en Cacique y dominaba el área del actual municipio de
igual nombre. Otras hijas de Guaicaipuro eran, al parecer, Tiora y Caycape.
Los españoles descubrieron oro en el área de Los Teques hacia 1560, y como
comenzaron a poblar el sitio de las minas para extraerlo, Guaicaipuro, sintiendo su tierra
invadida, les atacó, junto a otros caciques aliados, entre ellos Terepaima, forzando a los
españoles a abandonar el lugar. Después del ataque, el gobernador de la provincia de
Venezuela, Pablo del Collado, envió a Juan Rodríguez Suárez en 1561 para pacificar el área.
Rodríguez Suárez, creyendo que había alcanzado su tarea al repeler a Guaicaipuro de la zona,
deja el área al cuidado de algunos mineros y de tres de sus hijos, mientras exploraba los
términos de Caracas.
Una vez que los soldados españoles se marcharon del lugar, Guaicaipuro asaltó de
nuevo las minas y mató a todos los trabajadores, así como a los hijos de Rodríguez Suárez.
Inmediatamente después de eso, Rodríguez Suárez, que estaba en camino a la ciudad de
Valencia, con el propósito de reunirse con los españoles leales al rey, que intentaban detener
al caudillo rebelde Lope de Aguirre (conocido en Venezuela como El Tirano, de los
conquistadores del Perú, venido por el Amazonas en 1561 y alzado contra la Corona), fue
emboscado por Guaicaipuro y el cacique Terepaima, que le dieron muerte durante su
trayecto. Iba con un contingente reducido de seis soldados.
Después de estos sucesos, Guaicaipuro se convirtió en la figura principal y central en la
sublevación de todas las tribus nativas de la provincia de Caracas, y logra unirlas a todas bajo
su mando. En 1562, Terepaima derrota a una fuerza expedicionaria conducida por el capitán
Luis de Narváez, matándolo a él y a 150 de los expedicionarios. Debido a los ataques feroces
por parte de los indígenas, los españoles se retiraron lejos del área durante varios años.
En 1567, poco después de vencer en la Batalla de Maracapana, el capitán Diego de
Losada entra al valle de San Francisco y ese año o el siguiente, puebla la ciudad de «Santiago
de León de Caracas». Los españoles se preocuparon por la cercana presencia de Guaicaipuro
y de sus hombres y, dada la fama de sus ataques hacia los conquistadores, decidieron no
esperar un ataque de él, con lo que, como movimiento preventivo, Diego de Losada
encomendó al alcalde de la ciudad, Francisco de Infante emprender la misión de capturar a
Guaicaipuro y ‘pacificar’ a los otros Caciques.
A fines de 1567 o inicios de 1568, Francisco Infante y sus hombres, conducidos por
guías nativos que habían sido chantajeados, dieron con el paradero de la choza de
Guaicaipuro, en las cercanías de Paracotos. Según la leyenda, Guaicaipuro prendió fuego a su
choza y se suicidó antes de permitir que los españoles lo encontraran con vida. Sin embargo,
la otra versión sobre su muerte, que es la que ofrece el historiador José de Oviedo y Baños
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en su obra publicada en 1723, narra que tras una larga batalla por su vida, los españoles,
imposibilitados de entrar a la choza, decidieron lanzarle una bomba de fuego sobre el techo
de paja, obligando con ello a salir a Guaicaipuro que perece luchando con la espada que le
había ganado a Rodríguez Suárez.
Todos estos datos son tomados de la obra de Oviedo y Baños, Historia de la conquista
y población de la Provincia de Venezuela, quien es el único que ofrece estos detalles de
Guaicaipuro. Pues sobre la existencia o no de Guaicaipuro como líder de la Confederación
Indígena de Caracas no hay hasta hoy pruebas documentales ciertas. Existen algunos
escasos documentos copiados de otros de 1585, que mencionan de pasada a Guaicaipuro
como simple cacique de los Teques, pero su papel de líder heróico de la resistencia indígena
de Caracas es sólo sustentado por la narración del historiador José de Oviedo y Baños, que
escribe sobre esos hechos en 1723, y en cuya obra se han descubierto numerosos errores
históricos.
De hecho, Oviedo es el que inicia narrativamente la supuesta existencia histórica de
Guaicaipuro como líder de la resistencia indígena, pues en los amplios archivos documentales
que hablan del período entre 1568 y 1723 no se menciona esta gesta descrita por Oviedo en
ninguna forma.
CACIQUE GUAICAIPURO
Guaicaipuro nació en Caracas, Venezuela en 1530. Fue un Cacique guerrero de
confianza del Cacique Catuche. Asumió el cacicazgo a los 20 años cuando Catuche muere.
Conocido actualmente como Guaicaipuro en documentos de la época se le encuentra con el
nombre de «Guacaipuro».
Fue un firme opositor de los conquistadores españoles en las recién descubiertas
tierras venezolanas (1498). Guaicaipuro gobernaba a los Indios Caracas y los Teques,
ejerciendo directo control sobre los seis caseríos que circundaban su cuartel general en
Suruapo o Suruapay, situado en el actual San José de los Altos en la vertiente de la quebrada
Paracoto. Baruta era el nombre de su hijo mayor, y los nombres de sus dos hermanas eran
Tiaora y Caycape.
Al descubrir unas minas de oro en tierras de los Teques, Pedro de Miranda comienza
su explotación, pero fue atacado por Guacaipuro y tuvo que abandonarlas. En 1560 el
Gobernador Pablo Collado nombra a Juan Rodríguez Suárez, Teniente General de la Provincia
de Caracas y le ordena pacificar a Guaicaipuro. Rodríguez se alía con el mestizo Francisco
Fajardo y vence al Cacique de los Teques en las batallas de San Pedro y La Quebrada, creyó
que la región había sido pacificada y deja en las minas varios obreros para trabajarlas junto
con tres hijos suyos. Ausente Suárez, Guacaipuro asaltó las minas matando a los trabajadores
y los hijos de éste.
Fajardo intenta fundar un caserío en lo que hoy es Catia. Sin embargo, ante un ataque
ordenado por Guaicaipuro y ejecutado por Paramaconi, el recién fundado caserío (1560) es
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arrasado. En 1561, Juan Rodríguez Suárez refunda el caserío con el nombre de Villa de San
Francisco, pero corre la misma suerte que el anterior.
Al enterarse Juan Rodríguez Suárez del desembarco del tirano Lope de Aguirre, se
dirigió hacia Valencia con sólo 6 soldados, situación que aprovechó Guacaipuro junto con
Terepaima para emboscarlo y asesinarlo. Guaicaipuro convoca entonces a una alianza
estratégica de todos los caciques de la región, aceptan el pacto los jefes Baruta, Naiguatá,
Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay.
Durante años esta alianza se mostró triunfadora, pero Guaicaipuro perdió su
oportunidad en Maracapana, en 1568, batalla clave en la que participaron todas las tribus
aliadas. Derrotados por el ejército conquistador en forma contundente, la coalición se
disuelve y los jefes regresan a sus tierras.
Guaicaipuro se refugió en Suruapo. Al temerse por el futuro de la recién fundada
Santiago de León de Caracas (1567). Como medida ante el inminente ataque a dicha ciudad,
Diego de Lozada (fundador de Caracas) ordenó la captura de Guacaipuro al alcalde Francisco
Infante, quien, con indios fieles que conocían el paradero del cacique salió con 80 hombres. A
la media noche llegaron al alto de una fila, en cuya falda estaba el pueblo de Suruapo donde
Guacaipuro tenía su vivienda; Infante con 25 hombres se quedó allí para proteger la
retaguardia y retirada en caso de una derrota, mientras Sancho del Villar con los demás
bajaba a ejecutar la prisión del indio.
Siguiendo indicaciones del Presidente Hugo Chávez el 8 de diciembre de
2001 los restos simbólicos del Cacique Guacaipuro (sus restos nunca fueron
encontrados) fueron trasladados luego de una ceremonia al Panteón Nacional.
NAIGUATÁ
Naiguatá fue un Cacique de la región costera central. Tenía parentesco cercano con la cacica
Isabel, madre del conquistador mestizo margariteño Francisco Fajardo, a quien favoreció
cuando éste llegó en 1555 al litoral y también en las 2 oportunidades siguientes, de 1557 a
1562. Fue uno de los caciques que acudieron con sus hombres al llamado de Guacaipuro
cuando a fines de 1567 o comienzos del año siguiente se propuso destruir la ciudad de
Caracas. Pero Naiguatá y los demás caciques fueron derrotados por una hueste española
salida de la ciudad, mientras aguardaban la incorporación de Guacaipuro. Su nombre
distingue hoy al pico más elevado de la cordillera de la Costa.
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GUAICAMACUTO
Uno de los caciques del Litoral Central, establecido cerca de la
actual población de Macuto, fue uno de los que recibieron
pacíficamente a Francisco Fajardo cuando éste llegó a la región
por primera vez en abril de 1555 y también la segunda, alrededor
de 1557. Pero los abusos cometidos por la
gente de Fajardo asentada en El Panecillo,
irritaron a los Aborígenes, y Guaicamacuto,
junto con Paisana y otros, fue uno de los
caciques dirigentes de la rebelión que estalló
en 1558 contra los españoles. Valiéndose de
una estratagema, logró atraer fuera de las empalizadas de la población al
capitán Jorge Juan Quiñones y a un destacamento, que fue atacado y casi
totalmente destruido por los indígenas, resultando Quiñones mortalmente
herido.
Moneda conmmemorativa de Guaicamacuto a la derecha
A raíz de estos sucesos, Fajardo se retiró de El Panecillo ese mismo año. Después del
fracaso de un tercer intento de Fajardo en 1562, los indígenas del litoral se mantuvieron
libres del dominio español. En 1567, llegó a la zona donde vivían Guaicamacuto y su tribu, un
buque español, que yendo hacia Cartagena de Indias, fue perseguido por un corsario francés
y buscó refugio en la costa.
Los de Guaicamacuto se apoderaron del buque, mataron a sus tripulantes y lo
quemaron, después de haberlo saqueado; entre el botín obtenido había algunos objetos del
culto destinados al obispado de Charcas, en el Alto Perú (Bolivia). Hacia fines del mismo año,
bajando de Caracas, llegó al territorio de Guaicamacuto el conquistador Diego de Losada,
fundó allí la ciudad de Caraballeda. Cuando Guacaipuro convocó, poco después, una gran
alianza de caciques para atacar y destruir la ciudad de Caracas; Guaicamacuto fue de los que
acudieron a su llamado, pero al fracasar ese intento, decidió rendirse a Losada junto con
otros caciques y sus respectivas tribus.
Baruta
Moneda conmemorativa de Baruta a la izquierda
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Actualmente Baruta es la Capital del municipio de su
denominación en el estado Miranda. Situada en una hondonada de las
montañas al S del valle de Caracas, a orillas de la quebrada Baruta pero
anteriormente este nombre aparece mencionado por vez primera como el
de uno de los caciques que integraron la coalición que, al mando de
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Guaicaipuro, intentó atacar en 1568 la recién fundada ciudad de Santiago de León de
Caracas.
Para el 12 de mayo de ese año, este cacique y sus indios le fueron encomendados al capitán
Alonso Andrea de Ledesma, uno de los fundadores; encomienda que le fue confirmada en
1582 y 1593. Ledesma tenía en el sitio, al parecer, 20 fanegadas de tierra y un molino de
tribu. El 21 de mayo de 1594, el gobernador Diego de Osorio volvió a confirmar dicha
encomienda, pero asignándoles tierras separadas a los indios.
El 17 de enero de 1609, el gobernador Sancho de Alquiza dio posesión al capitán
Onofre Carrasquel de otra encomienda, entre cuyos indios se contaba el cacique don Diego,
mariche, principal que gobernaba los indios de la cacica Isabel del valle de Baruta. Los litigios
por las tierras y los indios de Baruta entre los descendientes de Ledesma y Carrasquel,
durarían hasta el siglo XVIII.
Chacao
Cacique indígena que habitaba en el valle de San Francisco (actual ciudad de
Caracas). Hacia 1567, Chacao fue hecho prisionero por Juan de Gámez, a quien Diego de
Losada había ordenado realizar una "entrada" para capturar indígenas.
Sin embargo, fue puesto en libertad por Losada, hecho que permite suponer el interés de
éste en granjearse la confianza y amistad del jefe indígena para facilitar así la pacificación de
la región. No obstante, su intento resultó fallido pues en 1568 Chacao se alió con Guacaipuro
y otros jefes indígenas para hacer frente al avance de la conquista española, siendo
enfrentados y derrotados por el propio Losada en la llamada Batalla de Maracapana. Su
nombre se conservó como un poblado al E de Caracas, incorporado hoy al área
metropolitana.
PARAMACONI
Cacique de los indios taramainas (llamados también toromainas) que habitaban en la zona
nor-central de Venezuela. Después de haberse establecido los españoles en el valle de
Caracas, Paramaconi, aliado con Guacaipuro, fue uno de los jefes de la sublevación general
de indígenas de esa zona que estalló a mediados de 1561.
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Mientras Guacaipuro atacaba las minas de la región de Los Teques, Paramaconi
asaltaba con sus guerreros el hato de San Francisco, fundado por Francisco Fajardo en el
valle, cerca del río Guaire. Durante este combate, una estampida del ganado vacuno que
tenían los españoles desbarató a los taramainas y los obligó a retirarse. Poco más tarde,
Paramaconi y otro indígena de nombre Toconai se enfrentaron en un encuentro personal con
Juan Rodríguez Suárez y Juan Jorge Quiñones, logrando herir al primero de éstos; el
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compañero de Paramaconi resultó muerto, pero el cacique se salvó adentrándose en el
monte.
A comienzos de 1562 participó en la destrucción del hato de San Francisco, que fue
definitivamente abandonado por los españoles; es probable que poco después tomara parte
con otros caciques en el asalto a la villa del Collado, obligando a Fajardo y sus gentes a
retirarse del litoral y regresar a la isla de Margarita.
Después de estos éxitos, los indígenas continuaron por algunos años en posesión de
sus tierras, pero en 1567 no pudieron impedir que Diego de Losada penetrase en la zona y
fundase las ciudades de Santiago de León de Caracas y de Caraballeda. Hacia 1568,
Paramaconi y sus hombres concurrieron a la gran concentración convocada por Guacaipuro
para atacar la ciudad de Caracas, pero la operación fracasó por falta de coordinación entre
las diversas parcialidades indígenas; Paramaconi y los suyos fueron rechazados por Losada y
su hueste.
A comienzos de la década de 1570, Garci González de Silva asaltó de noche el bohío
del cacique, con quien se trabó en combate personal; ambos rodaron por un barranco, y el
español dejó al indígena en el fondo, creyéndolo muerto. Paramaconi se recuperó de sus
heridas y meses más tarde, se sometió a los españoles y mantuvo estrecha amistad con Garci
González de Silva.
Tiuna
Indio de la región de Curucutí, que se enfrentó a Diego de Losada en la batalla de
Maracapana en 1568. Cuando la concentración indígena reunida en Maracapana decide, ante
la ausencia del Guacaipuro,una parte dispersarse y la otra avanzar hacia la recién fundada
ciudad de Santiago de León de Caracas, Losada logró poner en retirada a ésta última luego
de un sangriento combate; sólo quedó Tiuna en el campo y desafió a Losada con una media
espada enastada en palo de guaica.
Losada delegó en Francisco Maldonado la contestación al reto, pero éste fue herido por un
lanzazo de Tiuna; en socorro del herido intervinieron Juan Gallegos, Gaspar Pinto y Juan de
San Juan; Tiuna logró herir a Gallegos y San Juan y fue muerto de un flechazo disparado a
traición por un indio criado de Maldonado
Autor: Gaetano La Spina
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RUMIÑAHUI
Rumiñahui (Píllaro, 1490 –Quito, 25 de junio 1535) fue un general inca, uno de los
más hábiles de Huayna Capac, pero luego de su muerte sirvió a su hijo, Atahualpa. Estuvo a
cargo de las acciones militares durante la Guerra Civil entre los hermanos Huáscar y
Atahualpa, en el bando de Atahualpa.
Su nombre significa cara de piedra. Para otros, sin embargo, serían sus ojos que
infundían dureza y un implacable carácter, algunos historiadores ecuatorianos modernos han
reconstruido un parentesco con Atahualpa, que incluso pudo haber sido su hermano. Según
estas teorías, el gobernante inca Huayna Cápac habría tomado como concubina a la madre
de Rumiñahui quien pertenecía a una familia noble del reino de Quito. Aparte de estas
alegaciones, se reconoce que Rumiñahui pertenecía a la nobleza de privilegio, llegando a
ocupar las posiciones que mantenía como general incaico por sus méritos militares.
General de Atahualpa
Como general de los ejércitos del Cuzco, Rumiñahui es recordado por haber
participado en algunas campañas, donde fue capaz de ilustrar las técnicas de guerra a
Atahualpa quien constantemente lo acompañaba. Tras la misteriosa muerte de Huayna Cápac
y de su hijo sucesor Ninan Cuyuchi, posiblemente de viruela traída por los españoles que ya
se encontraban en América. Es entonces que el general quiteño Rumiñahui jura fidelidad al
inca Atahuallpa, tanto por sus experiencias en común y a que ambos sentían gran hostilidad
hacia la nobleza del Cuzco. Los generales atahualpistas Rumiñahui, Calicuchima y Quisquis
participaron en la Guerra Civil. Al comienzo de las hostilidades, estuvo presente en los
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enfrentamientos más importantes junto a los generales de Atahualpa: Quisquis y Calicuchima,
pero, cuando la zona de operaciones se trasladó hacia la capital Inca, se le encomendó
proteger la retaguardia del ejército atahualpista. Fue entonces que se produjo la dramática
captura del Inca Atahualpa en Cajamarca.
Captura del Inca Atahualpa en Cajamarca
El Inca Atahualpa descansaba en Cajamarca, luego de haber derrotado en la Guerra
Civil a su hermano Huáscar, cuando fue abordado por los españoles, los cuales lo invitaban a
una reunión para conocerse y rendirle homenaje. Al parecer, Rumiñahui había apoyado la
necesidad de abordar a los españoles de forma rápida y de sorpresa, pero su consejo
prudente no fue seguido por el Inca quien prefirió ajustarse a los consejos de sus cortesanos.
Fue así como Rumiñahui permaneció fuera de la ciudad de Cajamarca con el ejército
compuesto de unos 5.000 soldados.
El Inca aceptó la invitación de los españoles, Atahualpa tenía una errónea idea del
poder militar de los españoles y solo llevó un número reducido de su ejército disfrazado, él
pensaba que sería fácil capturar a los recién llegados que ya habían cometido un sinnúmero
de crímenes durante su estancia en el imperio Inca.
Los historiadores han preguntado a menudo por qué el ejército no habría intervenido
cuando se hizo claro que su Señor Inca había caído en una emboscada. Fueron
probablemente por dos razones de esta decisión. En primer lugar, la férrea disciplina que
permitió a los incas tomar iniciativas personales sin un orden adecuado y era obvio que
Rumiñahui había quedado fuera de la ciudad por prepotencia del Inca Atahualpa, que
desconocía las verdaderas armas de guerra de los españoles. En segundo lugar, la rapidez de
las acciones y la confusión que causó, incluyendo la preocupación de dañar la integridad del
Inca que se encontraba en medio de la matanza. Cuando quedó claro que el día fue fatal
para el ejército del Inca, Rumiñahui dio órdenes de regreso a Quito y logró poner a sus
tropas de forma segura sin sufrir ninguna pérdida.
Guerra y Conquista de Quito por los españoles
Las fuerzas españolas conformada por indios y europeos eran a comparación a las de
Rumiñahui más numerosas. Inicialmente, las tropas españolas pudieron confiar en los
arreglos de Sebastian de Benalcázar que, por propia iniciativa, había emprendido la conquista
del Territorio del Norte, deslumbrado por la esperanza de que el oro existía en ese lugar en
gran abundancia. Más tarde, estos se vieron reforzados por la llegada de los contingentes del
adelantado Don Pedro de Alvarado, conquistador de México.
Rumiñahui no estaba solo. A su lado combatían los ejércitos de Zope- Zopahua y
también llegarían refuerzos del ejército de Quisquis que se hallaba en el Cusco. Los tres
ejércitos indígenas estaban operando, sin embargo, por separado, lo que permitió a los
españoles hacer frente a uno por uno, con evidentes ventajas estratégicas.
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El factor que más influyó en el resultado del fracaso de la resistencia en Quito fue la
presencia de los antiguos enemigos de los pueblo de Quito, los Cañaris que se aliaron con los
invasores españoles. Los Cañaris sacaron provecho de las desgracias de sus antiguos
opresores, los quiteños, para recuperar su libertad , sin saber que se atarían a un yugo más
pesado. La presencia de los cañaris permitieron a los españoles aliviar o disminuir cualquier
preocupación de carácter militar y de aprovisionamiento que tuvieran.
A pesar de esto, las primeras batallas fueron muy fuertes y los españoles pagaron caro
su avance. Teocajas, Ambato, Pancallo y Latacunga fueron sitios donde hubo feroces batallas
que vieron a las fuerzas de Quito luchar valientemente antes que perder. El general inca
Quizquiz en una ataque sorpresa logró matar a catorce enemigos y obligó a la mayor parte
del ejército español a retirarse. El anciano líder Quisquiz no pudo continuar por mucho
tiempo, ya que en sus numerosas proezas fue asesinado por sus propios hombres en una
acalorada disputa, dado que él quería convencer a sus aliados de cambiar a un estado de
guerra con guerrillas.
El general Inca Rumiñahui había ideado tácticas para tratar con los caballos españoles.
Habría colocado agujeros en el suelo cubierto de ramas, por ejemplo, para evitar las
cabalgatas de los furiosos animales. A pesar de su tenacidad finalmente los españoles
tomaron Quito, pero esta ciudad resultó quemada por las tropas nativas que las acababan de
abandonar. El ejército de Rumiñahui fue obligado a abandonar su zona de operaciones
acosado por sus enemigos, pero fueron capturados gran parte de ellos junto al general
Atahualpista Rumiñahui. Sobre las ruinas de Quito, Sebastian de Benalcázar, fundó San
Francisco de Quito, el 6 de diciembre de 1534.
Sucre, antigua moneda ecuatoriana donde aparece Rumiñahui
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Curiosidades
Actualmente Rumiñahui goza de buena fama en la cultura popular ecuatoriana, como un
luchador valeroso y se vincula su figura muchas veces como ejemplo de patriotismo y coraje.
Entre múltiples calles que llevan su nombre en el Ecuador, también se denomina así el
Coliseo principal de la ciudad de Quito y su efigie constaba en el billete de mil sucres,
moneda que desde el 2000 fue sustituida por el dólar americano.
RUMIÑAHUI
Primeros Años y familia de Rumiñahui
Poco se sabe de su nacimiento, niñez y adolescencia , sólo a través de la especulación,
algunos historiadores ecuatorianos modernos han reconstruido un parentesco con Atahuallpa
, que incluso pudo haber sido su hermano. Según estas teorías , el gobernante inca Huayna
Cápac habría tomado como concubina a la madre de Rumiñahui quien pertenecia a una
familia noble del reino de Quito. Aparte de estas alegaciones, hay que reconocer que no duda
de que Rumiñahui pertenecía a la nobleza de su país, de lo contrario difícilmente habría
llegado a ocupar las posiciones que mantenía como general incaico.
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Carrera Militar de Rumiñahui junto al Inca
Como general de los ejércitos del Cuzco, Rumiñahui es recordado por haber
participado en algunas campañas , donde fue capaz de ilustrar las tecnicas de guerra a
Atahualpa quien constantemente lo acompañaba. Tras la misteriosa muerte de Huayna Cápac
y de su hijo sucesor Ninan Cuyuchi, posiblemente de viruela traida por los españoles que ya
se encontraban en America. Es entonces que el general quiteño Rumiñahui jura fidelidad al
inca Atahuallpa , tanto por sus experiencias en común y a que ambos sentían gran hostilidad
hacia la nobleza del Cuzco .
Los generales atahualpistas Rumiñahui, Chalcuchímac y Quisquis participaron en la Guerra
Civil . Al comienzo de las hostilidades, estuvo presente en los enfrentamientos más
importantes junto a los generales de Atahualpa: Quisquis y Chalcuchímac, pero, cuando la
zona de operaciones se trasladó hacia la capital Inca , se le encomendo proteger la
retaguardia del ejercito atahualpista. Fue entonces se produjo la dramatica captura del Inca
Atahualpa en Cajamarca.
Captura del Inca Atahualpa en Cajamarca
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El Inca Atahualpa descanzaba en Cajamarca, luego de haber derrotado en la Guerra
Civil a su hermano Huascar, cuando fue abordado por los españoles, los cuales lo invitaban a
una reunion para conocerse y rendirle homenaje. Al parecer, Rumiñahui, había apoyado la
necesidad de abordar a los españoles de forma rapida y de sorpresa , pero su consejo
prudente, no fue seguido por el Inca quien preferio ajustarse a los consejos de sus
cortesanos. Fue asi como Rumiñahui permaneció fuera de la ciudad de Cajamarca con el
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ejército compuesto de unos 5.000 soldados. El Inca acepto la invitacion de los españoles,
Atahualpa tenía una erronea idea del poder militar de los españoles y solo llevo un numero
reducido de su ejercito disfrazado, él pensaba que sería facil capturar a los recien llegados
que ya habían cometido un sinnumero de crimenes durante su estancia en el imperio Inca.
Los historiadores han preguntado a menudo por qué el ejército no habría intervenido
cuando se hizo claro que su Señor Inca había caído en una emboscada. Fueron
probablemente por dos razones de esta decisión . En primer lugar, la férrea disciplina que
permitió a los incas tomar iniciativas personales sin un orden adecuado y era obvio que
Rumiñahui había quedado fuera de la ciudad por prepotencia del Inca Atahualpa, que
desconocia la verdaderas armas de guerra de los españoles. En segundo lugar, la rapidez de
las acciónes y la confusión que causo , incluyendo la preocupación de dañar la integridad del
Inca que se encontraba en medio de la matanza.
Cuando quedó claro que el día fue fatal para el ejército del Inca, Rumiñahui dio
órdenes de regreso a Quito y logró poner a sus tropas de forma segura sin sufrir ninguna
pérdida .
Prisión del Inca Atahualpa
Durante el cautiverio de Atahualpa, Rumiñahui , se encargo de verificar la presencia
de los españoles sin intervenir de forma militar. Luego de enterarse del rescate que prometio
Atahualpa a los españoles trato de recolectar los tesoros del Inca para el rescate, pero el Inca
sería engañado luego de pagar el rescate.
A la muerte del Inca, los españoles fijarian rumbo hacia la juridiccion de Rumiñahui, él
cual se prepararía a actuar. Sin embargo , enfrentó la oposición del sucesor de Atahualpa que
con una mente pacifica , no se ocuparía de los invasores a los cuales les daba una especie de
invencibilidad.
Para Rumiñahui , esta debilidad de el legítimo sucesor de Atahuallpa fue un incentivo
para actuar . Bajo el pretexto de un banquete para conmemorar el fallecimiento del Inca
invito a los familiares y fieles Atahuallpa y en medio de la fiesta , les hizo parar y elimino a los
familiares y al heredero de Atahualpa al que consideraba un traidor a la tierra de sus
antepasados. El cuerpo del infortunado príncipe fue profanado , y con su piel fabricaron una
especie de tambor macabro.
Esto al menos es lo que surge de las sucesivas crónicas españolas, pero no se olvide
que estas historias también asegura que, en esa ocasión, se mató a todos los hijos de
Atahualpa , mientras que más tarde se encontraron muchos hijos vivos de Atahualpa.
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Guerra y Conquista de Quito por los Españoles
Las fuerzas españolas conformada por indios y europeos era a comparación a las de
Rumiñahui más numerosos. Inicialmente, las tropas españolas pudieron confiar en los
arreglos de Sebastian de Benalcázar que, por propia iniciativa , había emprendido la
conquista del Territorio del Norte, deslumbrado por la esperanza de que el oro existia en ese
lugar en gran abundancia. Más tarde, estos se vieron reforzados por la llegada de los
contingentes del adelantado Don Pedro de Alvarado, conquistador de México.
Rumiñahui no estaba solo. A su lado combatían los ejércitos de Zope- Zopahua y
tambien llegarian refuerzos del ejercito de Quisquis que se hallaba en el cusco . Los tres
ejércitos indígenas estaban operando , sin embargo , por separado , lo que permitió a los
españoles hacer frente a uno por uno , con evidentes ventajas estratégicas.
El factor que más influyó en el resultado del fracaso de la resistencia en Quito fue la
presencia de los antiguos enemigos de los pueblo de Quito, los Cañaris que se aliaron con los
invasores españoles. Los Cañaris sacaron provecho de las desgracias de sus antiguos
opresores, los quiteños, para recuperar su libertad , sin saber que se atarian a un yugo más
pesado. La presencia de los cañaris permitieron a los españoles aliviar o disminuir cualquier
preocupación de carácter militar y de aprovisionamiento que tuvieran.
A pesar de esto primeras batallas fueron muy fuertes y los españoles pagaron caro su
avance. Teocajas, Ambato, Pancallo y Latacunga sitios donde hubieron feroces batallas que
vieron a las fuerzas de Quito luchar valientemente antes que perder. El general inca Quizquiz
en una ataque sorpresa logro matar catorce enemigos y obligó a la mayor parte del ejército
español a retirarse. El anciano líder Quisquiz no pudo continuar por mucho tiempo, ya que en
sus numerosas proezas fue asesinado por sus propios hombres en una acalorada disputa ,
dado que él quería convencer a sus aliados de cambiar a un estado de guerra con guerrillas.
El general Inca Rumiñahui había ideado tácticas para tratar con los caballos españoles.
Habría colocado agujeros en el suelo cubierto de ramas , por ejemplo, para evitar las
cabalgatas de los furiosos animales. A pesar de su tenacidad finalmente los españoles
tomaron Quito, pero esta ciudad resultó quemada por las tropas nativas que las acababan de
abandonar. El ejercito de Rumiñahui fue obligado a abandonar su zona de operaciones
acosado por sus enemigos, pero fueron capturados gran parte de ellos junto al general
Atahualpista Rumiñahui. Sobre las ruinas de Quito, Sebastian de Alcazar, fundó San Francisco
de Quito , 6 de diciembre de 1534.
La muerte de Rumiñahui
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El propósito de la conquista de Quito era el afan de hallar oro y el tesoro de Atahuallpa que
se decía había sido enterrado con él. El oro que buscaban nunca fue hallado, mas sino una
pequeña cantidad de tesoros, pero no había ni sombra del supuesto tesoro de Atahualpa .
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Sebastian de Benalcázar y sus capitanes , convencidos de la existencia de esta
inmensa fortuna , peinaron la ciudad destruyendo templos y hogares. Por último exasperado
por estas búsquedas sin éxito se volvieron hacia sus prisioneros para extraer la información
que querían. Rumiñahui y otros capitanes fueron sometidos a torturas , pero no dijeron nada,
en realidad talvez no tenían nada confesar . Viendo todos sus esfuerzos inútiles, los
españoles decidieron deshacerse de ellos y en enero del año 1535 Rumiñahui, Zopezopahua, Quingalumba, Razorazo y Sina fueron ejecutados, algunos en llamas y otros con
otras formas igualmente atroces de ejecución.
Homenajes al general Rumiñahui
Actualmente al general atahualpista Rumiñahui , es considerado el "defensor de la ciudad de
Quito" y héroe nacional. Rumiñahui es distinguido como un personaje luchador con coraje,
valentia y patriotismo. En 1985, el Congreso ecuatoriano conmemora 01 de diciembre de
cada año un día de recuerdo a la personalidad de Rumiñahui como un héroe y defensor de
los indígenas del reino de Quito "Dia de Rumiñahui" .
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Historia de Bolivia - La Colonia
Descendientes de tahuanacotas y de incas Bolivia es un país de grandes alturas
físicas y de hondos problemas humanos.
Geografía e historia se encuentran en ella en un punto de sensacionales
transacciones, en una especie de desafío irremediable confundido entre las aspiraciones del
hombre y el destino que señala Dios.
Los Bolivianos de hoy provienen de razas y culturas milenarias que, en cierto
momento, se han convertido en enigmas para la ciencia. Pero, indefectiblemente, pisan la
tierra de unos mayores que fueron extraordinarios, que labraban la piedra y decoraban con
monolitos gigantes sus ciudades, como los habitantes de Tihuanaco, u organizaban imperios
con una razón que prestigiaba toda lógica y toda justicia, como los hombres del Imperio
Incaico. Mientras la prehistoria y la arqueología van poniéndose de acuerdo para dar una
razón valedera al pasado, el Boliviano se enorgullece de ser un descendiente de tihuanacotas
y de incas, es decir, de aymarás y de quechuas.
Las nuevas razas
Caído el Imperio Incaico en poder de Francisco Pizarro, que entró en su capital el 15
de noviembre de 1532, cuarenta años después del descubrimiento de América, cambió el
destino de nuestras tierras y sus hombres. Vino, como en un alud, todo el gran asedio que
siguió a la inmensa sorpresa del descubrimiento; expediciones parciales, búsqueda de
tesoros, encuadramiento de industrias de explotación de la tierra, en fin, todo ese
monstruoso desplazamiento de un continente a otro que, a la postre, dio por resultado un
ordenamiento jurídico, un acatamiento de instituciones reales, una distribución especial del
trabajo, un régimen para la producción a la par que un connubio de razas que originaron las
clases sociales de la época actual. En verdad, el mundo se había transformado.
La Colonia se distinguió por dos fuerzas de vida; la aparición del mestizo y la
mansedumbre del indio. Y en el territorio hoy Boliviano, además, por un potencial económico,
la explotación Minera.
Las instituciones Jurídicas
El Consejo de Indias, los Virreinatos y las Audiencias pusieron en actividad el
ordenamiento jurídico de la Colonia. Súmese a ellos, en lo que a la actual Bolivia se refiere, la
fundación de la Real y Pontificia Universidad de San Francisco Xavier en la capital de Charcas
el año 1624, centro de compulsión cultural y de subversión política a la hora en que se
determinan los hechos definitivos.
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En buena parte, la vida de la institución colonial, la práctica de la justicia, la defensa
de los indios por razones de humanidad y los privilegios de los españoles y criollos sobre los
mestizos fueron motores de la guerra de emancipación. Los españoles trajeron, al trasluz, su
propia guerra emancipadora y la eficacia de sus instituciones en bien de los hombres.
Entró en marcha, pues, en el territorio hoy Boliviano un motor humano de producción
de plata en el Cerro Rico de Potosí, la urbe tutelar de América en aquella época, y la
exigencia de su mayor rendimiento. Entonces el mundo ya valía un Potosí y en 1546, por
provisión de Carlos I, en Ulm, este caserío recibió el título de Villa Imperial.
Se habían fundado ya en el territorio ciudades de gran porvenir: La Paz, el 20 de
octubre de 1548, por Alonso de Mendoza, en las quebradas de Chuquiapu, al pie de la más
bella montaña nevada de la Cordillera, el Illimani, prestigiada por sus lavaderos de oro;
Cochabamba, Oruro, Tarija. Se habían realizado expediciones a los Moxos, hasta que al fin
quedó consolidada la fundación de Santa Cruz de la Sierra, había surgido a la vida, con vigor
y prosapia, Charcas, la culta, fundada por Pedro Anzures de Campa Redondo, con el nombre
de La Plata.
Se impuso la erección de la Audiencia de Charcas por Real Cédula de 1559, cuyo
tribunal se instaló en 1561.
Era un mundo en orden y movimiento. El criollo y el mestizo absorbían cultura
occidental y con temor y avaricia almacenaban el razonamiento enciclopédico, atentos a los
fenómenos que ocurrían en Europa, en cuyo drama España era actor de dolorosas
incidencias.
La honda indígena en la rebelión
Después de dos siglos silenciosos de sumisión, los indios se alzaron, iracundos, en
aras de un ideal irrealizable; la restauración de su imperio nativo.
Desde la insurrección de Cuzco en 1544, la familia de los Incas se había confinado en
Vilcabamba, al norte de la antigua capital del Imperio. Su orgullo no le permitía mantener
relaciones con los españoles y vivía atenta al momento trágico en que pudiera capitanear una
insurrección de masas indias. Su mártir y jefe, Túpac Amaru, acusado de crueldad, fue
mandado descuartizar por el virrey Toledo.
Más tarde vino la insurrección de Macha (Chayanta), cuando Tomás Catari pidió
justicia y rebaja de los tributos. Catari fue preso y enviado a Potosí, pero el movimiento se
propagó a Charcas, Cochabamba, 0ruro y La Paz.
Después, el mal gobierno del corregidor Urrutia y la ambición por las varas de alcalde
provocaron un motín popular en 0ruro.
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Los Rodríguez, criollos, rechazaban la elección de españoles para el Cabildo,
arrastraron éstos a los mineros y los acuartelaron en previsión de un ataque conjunto de
indios en Challapata, Poopó y otros lugares. A la voz de Sebastián Pagador, apoyado por los
Rodríguez, estalló la insurrección el 1ro de febrero de 1781. Estos insurrectos mataron a los
españoles de la circunscripción.
Entonces se produjo lo previsto, el asedio de los indios. En esa ocasión, criollos y
mestizos tuvieron que enfrentarse en lid sangrienta con los indios hasta echarlos de la
ciudad. Estalló una conflagración general, que venía del Norte con el alzamiento de Túpac
Amaru, y que sublevó Tinta y sus aledaños en la región de Cuzco, y del Sur con la rebelión de
los Catari, que no había sido sofocada. Pronto habría de agregarse Julián Apaza que se
proclamó virrey del Perú con el nombre de Túpac Catari. Mientras el segundo Amaru sitiaba a
Sorata y sembraba el terror en la villa de Esquivel, Túpac Catari puso un cerco que duró más
de cinco meses y medio a La Paz.
Heroica y paciente, la ciudad paceña, defendida por el brigadier español Sebastián de
Segurola, sufrió todas las incidencias de esa tragedia en que pudo haber sucumbido por el
hambre y la peste, amén del almacenamiento de aguas del río Choqueyapu, lanzado luego
sobre la ciudad en amenazante caudal. Cuentan los papeles descubiertos por los
investigadores que la extraña topografía de La Paz se hallaba ganada por ochenta mil indios
que la cercaban y hacían malones de día y de noche en afán de aterrorizarla para su
rendición.
Las gentes, a falta de alimentos, cocían los cueros de los zapatos y de los arcones
llamados petacas para darlos de comer a los niños y ancianos, mientras la pugna no tenía
esperanza de ser concluida. Al fin, Segurola y los mestizos criollos que quedaban dentro del
cerco ganaron la partida, auxiliados por el coronel Ignacio Flores, que vino a 0ruro. Túpac
Catari fue ajusticiado con los miembros amarrados a la cincha de cuatro caballos, que
partieron en dirección a los cuatro puntos cardinales.
Comúnmente se piensa que la resistencia indígena al español se limitó al proceso de
conquista que culminó en la segunda mitad del siglo XVI.
Inolvidables son las descripciones de cronistas e historiadores que narran episodios
tan memorables como la caída de la ciudad de Tenochtitlán -capital del imperio azteca- o el
desbande de Cajamarca, donde Francisco Pizarro logró apresar al Sapa Inca Atahualpa.
Sin embargo, la resistencia al europeo fue una constante del largo período colonial. A
medida que las huestes hispanas avanzaban e intentaban dominar los extensos territorios
americanos, se enfrentaron a muchos pueblos que les opusieron una tenaz lucha.
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El rechazo se manifestó de diversas maneras, abarcando desde la simple resistencia
pasiva incorporada al quehacer diario, hasta la rebelión armada y generalizada. En muchas
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zonas conquistadas por el español, los nativos continuaron con sus viejos ritos y creencias,
desafiando a la autoridad que intentaba imponer su religión. Estallidos locales y motines de
variada intensidad conmovían de tanto en tanto a todas las provincias de la América colonial.
Por último, en importantes regiones alejadas de los grandes núcleos urbanos, la guerra
permanente caracterizó las relaciones hispano-indígenas.
Las sublevaciones del siglo XVI se deben comprender en el contexto del proceso de
conquista. En la mayoría de ellas predominó la violencia con todos sus excesos, practicados
por ambos bandos. Por citar un ejemplo, en la guerra de Arauco en el reino de Chile, las
crueldades eran pan de cada día.
Fueron numerosos los empalamientos que afectaron a los mapuches, siendo quizás el
más conocido el realizado al toqui Caupolicán. Por el otro lado, los soldados españoles se
estremecían con el sonido de las flautas, fabricadas por los mapuches con los huesos de las
canillas de hispanos capturados en combate.
Ya a partir de la segunda mitad del siglo XVI, la excesiva intransigencia de los
misioneros católicos respecto a las costumbres y creencias nativas, desencadenó diversos
movimientos locales que combinaban la violencia con rasgos milenaristas. Generalmente
estas rebeliones fueron estimuladas por hechiceros que anunciaban la llegada de nuevos
tiempos. Se predicaba el abandono del cristianismo y la vuelta a las tradiciones
precolombinas a través del establecimiento del orden interrumpido por la conquista.
Un ejemplo de esta situación es la llamada guerra del Mixton en el norte de México
(Nueva Galicia), entre 1541 y 1542. Allí las tribus cascanes se levantaron en la región de
Tlatenango y Suchipila, quemando iglesias y cruces, matando misioneros y castigando
severamente a los indígenas que persistían en la fe católica.
Pero la evangelización no siempre fue resistida violentamente. En muchos lugares el
milenarismo actuó silenciosamente a espaldas del español, originando movimientos que
cuestionaban la dominación hispana en un plano ideológico y cultural. Quizás el caso más
conocido fue el del Taqui Ongo en el Perú de las últimas décadas del siglo XVI. Este
movimiento preconizó el enfrentamiento de los dioses indígenas con el dios cristiano, donde
el triunfo pertenecería a los primeros. De esa manera, los europeos serían expulsados del
mundo andino, iniciándose un nuevo ciclo cósmico.
A la rebelión violenta y al milenarismo hay que agregar la incorporación parcial de
algunos elementos de la doctrina católica, con el propósito de esconder la vigencia del culto a
los dioses antiguos. El sincretismo religioso de nuestros días deriva precisamente de esta
reacción, que permitió al indígena mantener parte de sus creencias bajo las formas del culto
cristiano.
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Si bien a lo largo del siglo XVII la religión católica fue paulatinamente asimilada en las
zonas urbanas dominadas por los españoles, en las fronteras del imperio colonial la
resistencia indígena fue un fenómeno permanente.
Cuando empleamos el término "frontera", nos referimos a lo que Céspedes del
Castillo definió como "un espacio geográfico en el que un pueblo en movimiento entra en
contacto con otro u otros de cultura muy diferente a la de aquél. Frontera es, al mismo
tiempo, el proceso de interacción entre esos pueblos y sus respectivas culturas, que en mayor
o menor medida quedan influidas unas por otras. ... La frontera que se acaba o cierra en un
lugar se abre en otro si el pueblo que la inició con su movimiento continúa desplazándose,
hasta el instante en que ese dinamismo cese".
A lo largo de todo el período colonial existieron fronteras desde el desierto del norte
de México o la selva amazónica, hasta el extremo sur de la gobernación de Chile. En estas
extensas regiones habitaban pueblos nómades o seminómades que retrasaron o
imposibilitaron la conquista española de dichos territorios.
¿Cómo estas culturas pudieron hacer frente al europeo durante tantos años?
Sin duda, se pueden enumerar muchos factores para comprender esta situación.
Dejando de lado peculiaridades de índole netamente local, se aprecian características
más o menos similares que son propias de la resistencia fronteriza.
En primer lugar habría que señalar la difícil geografía de estas áreas en disputa, cuyo
perfecto conocimiento por parte de los indígenas causó más de un dolor de cabeza a los
españoles. Por ejemplo, los chichimecas del norte de Nueva España subsistían en zonas muy
áridas gracias a un óptimo aprovechamiento de la flora y fauna del desierto, mientras los
hispanos debían desplazarse con enormes bultos que les restaban movilidad.
La estructura socio-cultural de estos pueblos, basada en múltiples jefaturas locales,
imposibilitaba al invasor concertar acuerdos de paz duraderos, pues cualquier cacique podía
transgredirlos. No sólo los españoles experimentaron este problema, sino también lo vivieron
los aztecas e incas en sus respectivas guerras expansivas.
Por otra parte, la apropiación y asimilación de elementos materiales desconocidos
para los indígenas, les permitió enfrentar con mayor eficacia al invasor. Uno de los ejemplos
más ilustrativos fue el uso que los nativos dieron al caballo, que les otorgó una mayor
movilidad, rapidez y sorpresa en la guerra y también fue incorporado al mundo ritual y a su
dieta alimenticia.
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Las tácticas militares empleadas por los naturales se fueron modificando,
adaptándose a una guerra de emboscadas o "guerrillas", que evitaba la batalla a campo
abierto contra las huestes hispanas.
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Estas características sin duda nos ayudan a entender mejor la larga duración de la
resistencia que opusieron mapuches, chichimecas, chiriguanos, guaraníes, mayas, apaches y
navajos, entre muchos otros.
Además de las guerras fronterizas, en los siglos XVII y XVIII se registraron
numerosas rebeliones indígenas al interior de las unidades administrativas coloniales. Estos
conflictos fueron mucho más importantes de lo que la historiografía tradicional ha querido
admitir. Por ello, los estudios monográficos sobre este tema son muy escasos. Si omitimos el
caso del célebre levantamiento de Túpac Amaru en 1780 -conflicto que cuenta con una
vastísima bibliografía- la mayoría de los otros movimientos ha permanecido casi en las
tinieblas.
Muy poco se han difundido los alzamientos de Enriquillo en La Española, de los
mayas del Yucatán, de los acaxées en el actual estado de Durango, de los indios pueblo del
norte de México, de los nativos de la selva amazónica liderados por Juan Santos Atau
Huallpa, de los calchaquíes del noroeste argentino o de Túpac Catari en la Audiencia de
Charcas.
Las rebeliones indígenas del período colonial se producen por diversas motivaciones
que se pueden englobar en la imposición de un sistema económico y social que había
quebrado las antiguas estructuras nativas. La resistencia germina cuando el aborigen decide
rechazar dichas imposiciones por la fuerza de las armas.
El pesado servicio personal, la mita, la encomienda, instituciones laborales donde el
indígena recibía escasos beneficios tras grandes esfuerzos, provocaron insatisfacciones. Si a
ellas le sumamos el trauma de la conquista y la aparición de líderes que ensalzaban el
milenarismo, podemos entender el estallido de numerosos motines de carácter local y de
grandes rebeliones de mayor alcance.
Sobre todo en el siglo XVIII, el clamor del indígena se dirigió contra la figura del
corregidor. Estos funcionarios, mal pagados por la corona, acostumbraban realizar los
"repartos de mercancías". Mediante este sistema se obligaba al indio a adquirir artículos que
no eran de primera necesidad (medias de seda, libros de teología, porcelana china, etc.) e
incluso se lo forzaba a endeudarse. Además, muchos corregidores actuaban despóticamente
en su jurisdicción, tolerando abusos y disponiendo de la mano de obra indígena.
La rebelión encabezada por José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) simboliza la
respuesta indígena más radical frente a la situación descrita. No fue casual el temprano
ajusticiamiento del corregidor de Tinta, hecho que se constituyó en la señal para el
alzamiento de miles de indígenas del virreinato del Perú en noviembre de 1780.
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También hubo convulsiones producto de la ubicación del nativo en la pirámide social.
La sociedad estamental colonial relegaba al aborigen a uno de los estamentos más bajos,
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existiendo escasas posibilidades de integración en la sociedad liderada por el estrato hispano
criollo. Los motines urbanos, con participación de mestizos y castas, estallaban precisamente
por estas desigualdades.
Veremos a continuación la localización de las principales rebeliones indígenas del
período colonial en los siguientes mapas:
AMERICA DEL SUR
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 rebelión de Manco Inca en 1536, continuada por Sairi Túpac, Titu Cusi
Yupanqui y Túpac Amaru hasta 1572
 movimiento milenarista del Taqui Ongo en la década de 1560
 guerras calchaquíes en el noroeste argentino desde 1562 y rebelión calchaquí
en 1659 acaudillada por el español Pedro Bohórquez
 insurrección de los indios quimbayas en 1577 en el valle del río Cauca
 alzamientos de los taironas entre 1571 y 1575
 guerras protagonizadas por los chimilas, tupés y guajiros en la Audiencia de
Bogotá
 rebelión de corte milenarista de tribus guaraníes, encabezada por Oberá
alrededor de 1579 y guerras guaraníticas entre 1754 y 1756
 levantamientos generales mapuches encabezados por Lautaro y Pelantaru en
1553 y 1598 respectivamente y rebeliones mapuches de 1655-1656, 1723 y
1766
 guerras contra los chiriguanos en la Audiencia de Charcas durante el siglo XVI;
levantamiento de los chiriguanos acaudillados por Aruma en 1727 y
 alzamientos chiriguanos en 1778 y 1799
 guerra fronteriza contra distintos pueblos del Chaco (especialmente los
guaycurúes), donde sobresale el levantamiento general de 1632 en el que
participaron los olongastas, capayanes y los cacanos o diaguitas
 a mediados del siglo XVII se levanta el cacique Andrés Zampati en el bajo
Urubamba y posteriormente se rebelan los mismos indígenas, liderados por
Mangoré y Siquirincho
 levantamiento de los nativos de la isla de Chiloé en el sur de Chile en 1712
 insurrección popular en Oropesa (Cochabamba) dirigida por el mestizo Alejo
Calatayud en 1730
 rebelión de Juan Santos Atau Huallpa en la selva amazónica en tierras del Gran
Pajonal, desde 1742
 rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, desde 1780
 correrías de los hermanos Tomás, Dámaso y Nicolás Catari en 1780 y 1781 y
rebelión de Túpac Catari en la Audiencia de Charcas en 1781
 levantamiento en la ciudad de Oruro en 1781
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 participación indígena encabezada por Ambrosio Pizco en el movimiento de los
comuneros del Socorro en Nueva Granada, en 1781
MEXICO Y CENTROAMERICA
 rebelión del Bahoruco encabezada por el cacique Enriquillo en La Española
entre 1519 y 1533
 alzamiento en Puerto Rico en 1511
 guerra de Mixton en el norte de México (región de Tlatenango y Suchipila),
donde se levantan las tribus cascanes al mando de Tenamaxtli en 1541
 guerras chichimecas que enfrentan a los zacatecos, guachichiles, pames,
cascanes y guamares con los españoles, entre 1550 y 1590 y alzamiento
general de los guachichiles en Nueva León, en 1624
 sublevación de los acaxées de la sierra de San Andrés abanderados por el
"Obispo", en 1604
 levantamientos de los tepehuanes en Nueva Vizcaya, en 1616 y 1617
 rebelión de los indios guazaparis en 1632 en Sinaloa
 rebelión de las siete naciones desde 1643 en el norte de Nueva Vizcaya
(Chihuahua), que aglutina a tobosos, cabezas, salineros, mamites, julimes,
conchos y colorados
 alzamientos tarahumaras en 1646, 1650-1652 y 1684-1690
 sublevación de los indios pueblo liderados por el hechicero Popé, en 1680 en
torno a la ciudad de Santa Fe
 levantamiento de los indios de la Baja California (pericúes y coras) contra las
misiones jesuitas, instigados por los jefes Botón y Chicori en 1734 y 1735
 alzamiento de yaquis, pimas y mayos de Sonora en 1740 y rebelión de los
pimas entre 1768 y 1770
 enfrentamientos con grupos apaches de Tejas, en 1758
 movimiento milenarista encabezado por Jacinto Caneq en Yucatán, en 1761
Orlando Camacaro
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