Psicología social aplicada

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Psicología Social Aplicada a la Política
Erich Fromm comienza su libro hablando de la inconciencia que se va albergando en la gente a raíz de los
acontecimientos que el hombre ha sufrido y nos habla de que es el mimo hombre el que esta destruyendo a sus
semejantes y no conforme con esto es el mismo quien está destruyendo su entorno y se hace la pregunta: ¿No
estamos locos?
Tenemos que ubicar que Fromm hace referencia a una sociedad de Estados Unidos en 1965, hace 41 años, el
tiempo ha cambiado y muchas cosas que expone en su libro ya no coinciden con el espíritu americano de la
época actual.
Es cierto cuando no habla de que la sociedad, sobre todo la sociedad obrera (refiriéndose tanto al obrero y al
administrativo) se ha convertido en un medio de producción, es parte de la maquinaria que se utiliza para
fabricar con la única diferencia que nosotros somos los únicos que consumimos lo que producimos por lo cual
ya no somos los que hacemos funcionar las máquinas industriales, sino más bien somos una de las piezas que
se necesitan para que esa máquina funcione.
En las grandes empresas, la propiedad legal de los medios de producción se ha disociado de la dirección y ha
perdido importancia. Las grandes empresas son gobernadas por una dirección burocrática que no es su dueña
legal, pero sí su dueña social. Estos directivos no tienen las cualidades del proletariado antiguo: iniciativa
individual, espíritu emprendedor y disposición al riesgo, sino las cualidades del burócrata; carencia de
individualidad, impersonalidad, cautela y falta de imaginación. Administran cosas y personas y tratan a las
personas como cosas. (Fromm, 1965:16).
Es cierto, no se puede negar que actualmente el hombre ya no es tratado de forma humanitaria, simplemente
es una cosa más dentro de una empresa, que para el burócrata no tiene sentimientos ni razonamiento, sino que
todo, al parecer lo hace mecanizadamente. De la misma manera pasa en la sociedad, es como una empresa
gigantesca en la cual el hombre ha perdido su derecho a expresar su opinión y su sentir y esto el hombre
mismo lo sabe pero se le manipula y se le sugestiona para conseguir estos fines.
Como consecuencia el hombre se siente inseguro, asilado, deprimido y falto de alegría. No podría resistir esta
falta de goce y de sentido de la vida si no fuese por que el sistema le ofrece varias vías de escape, desde la
televisión hasta los tranquilizantes para olvidar que está perdiendo todo lo valioso de la vida (Fromm,
1964:17)
Este sentido de enajenación constante (y digo constante debido a que diariamente surgen nuevas formas de
fomentar esas vías de escape) hace que el hombre no tome conciencia de su situación, no actúe políticamente
y mucho menos que levante su voz para ser escuchado. El hombre es el único que tiene la capacidad para
decidir si va a continuar con una vida de enajenación o por fin va a tomar decisiones para poder formarse una
vida con mejor oportunidades de desarrollo social.
Ciertamente, después de la época feudal el hombre se encontró con que la manera más eficiente de salir de su
enajenación fue el trabajo, pero pasado el tiempo, el mismo trabajador cayó en la misma rutina al verse
explotado por los burócratas que la hacían de señores y el trabajo que la hacía de tierra.
El hombre vuelve a estar atemorizado, angustiado, asilado. No puede comprender estos cambios ni conoce sus
causas. No tiene ni idea de a donde van a llevarlo. No ha encontrado todavía un nuevo marco de orientación y
lealtades que se ajuste a la transformación de su mundo (Fromm, 1967:21)
Este aislamiento y esta angustia, conlleva al hombre a caer en el consumismo ya sea de comida, narcóticos,
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alcohol y demás cosas. Es obvio que los capitalistas necesitan del consumo de la sociedad para poder seguir
produciendo, es un círculo: producen, venden, ganan, y con la ganancia vuelven a producir, vender y ganar
más.
Actualmente el hombre tiene la libertad de pensar y de decidir lo que quiera, incluso de expresarla, pero
prefiere que otro más lo haga y tomar otras posturas similares a las suyas pero que no son las propias. Esto
radica en que ellos pueden pensar lo que quieran, pero estas ideas no serán tomadas paras las decisiones
importantes del país, quiero decir que no hay forma de que un ciudadano externe sus opiniones y que aparte
de todo, sean tomadas en cuenta.
De aquí partimos a otro tema importante, la enajenación que la institución religiosa causa sobre la humanidad.
Es bien sabido que la Iglesia no ayuda en que el hombre se ubique en su tiempo y en su espacio, no
concientiza al hombre en ningún término y sólo lo confunde más.
La religión se ha convertido en gran medida en una cáscara vacía. Se ha transformado en un ejercicio práctico
para aumentar las propias posibilidades de éxito. Se ha convertido a Dios en socio comercial (Fromm,
1967:25)
El hombre actualmente no ama, ni se preocupa por el bienestar de sus semejantes, simplemente busca su
bienestar individualmente, es egoísta y no es porque sea naturaleza del hombre, es la misma sociedad y las
propias instituciones que lo vuelven así.
Fromm habla de que el hombre esta aburrido y para hacer a un lado su aburrimiento, lo plantea como un
aburrimiento inconciente porque en la realidad nunca esta aburrido puesto que siempre tiene algo que hacer.
En todo momento ocupa su tiempo en algo, ya sea ver televisión, andar en conche, salir de viaje, va al cine,
consume, devora libros, ve deportes y demás, siempre trata de hacer a un lado la infelicidad para darle paso a
la alegría, pero aún así no lo logra puesto que no conoce la alegría.
Ahora bien, Fromm hace esta observación, pero también cabe mencionar el otro lado de la moneda que
Fromm no explica. Dice que el hombre se encuentra ocupando y derrochando su tiempo en cosas triviales y
sin importancia, prácticamente consumiendo, mis preguntas son: Para Fromm ¿En qué debe ocupar su tiempo
el hombre? Me refiero a ¿Qué debería, mas bien, hacer el hombre para no consumir ni ser parte del sistema
industrial capitalista?, ¿Cómo debe de actuar el hombre para dejar de ser parte de la enajenación y poder,
según Fomm, ser una persona con información y conocimiento y que con estas herramientas podamos
preocuparnos por los medios y por los útiles más que por los fines y así saber, mas bien, a donde ir? Porque de
la misma manera habla de la alegría como algo en lo que el hombre ha fracasado en conseguir porque la
desconoce, pero Fromm tampoco explica que es la verdadera alegría y cómo se obtiene ésta, ya que según la
que la sociedad experimenta es una usurpación de la verdadera.
Quizás en ningún otro país del mundo se rechacen tanto como en Estados Unidos los valores de la cultura del
consumismo, () sin embargo la mayoría de los estadounidenses ya saben que es tener coche, y televisor, y
nevera, y refrigerador, y lavadora. Y muchos han caído a la cuenta de que, a pesar de todo ello, de lo que
tienen y usan, no están todavía en el camino de la felicidad. En efecto, se inclinan a dudar de estos valores
consumistas mucho más que sus semejantes de los países menos industrializados (Fromm, 1993:33)
Como lo mencioné anteriormente, el libro esta escrito en épocas diferentes a la actual y por tal motivo esa
forma de pensar acerca del consumismo en los Estados Unidos ha cambiado radicalmente. Yo no he negado
que el hombre sea infeliz, ni que en su defecto, este aburrido, al contrario, es completamente cierto, aunque
hay que poner en claro una cosa: Estados Unidos no ha hecho ni hará conciencia acerca de los valores y la
cultura del consumismo, puesto que son un país completamente capitalista, son uno de los países que más
exportación de producto tienen. Es de los países que en cada momento saca algo nuevo que se vende por
televisión para facilitar la vida y que el hombre se tenga que esforzar mucho menos en una actividad, para
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hacerse la vida más fácil. Y es cierto, de esta manera fomentan que los americanos consuman más y actúen
menos. Entonces no han entrado en conciencia de consumismo.
(De los estadounidenses) Su sentido humanitario y su conciencia moral protestan contra la despiadada
matanza de un pueblo lejano, allá en Asia del Sudeste, y contra la ineficacia y mezquindad de las medidas que
se toman para ayudar a los estadounidenses negros y a los blancos más pobres a conseguir un nivel de vida
más digno, lo cual, aún indirectamente significaría ser libre, más que un sentido político o puramente formal
(Fromm, 1993:34).
Simplemente es un error tal vez de tiempo. En la actualidad (ya que el texto esta escrito en 1968) los
estadounidenses no aceptan a la gente de color y no les importa la calidad de vida que estos tengan. Es cierto,
tienen un sentido patriótico bastante desarrollado, y por esto mismo, en caso de guerra no son ellos los
primeros en levantar sus armas contra el enemigo, simplemente mandan a negros y a las personas, que según
ellos, no tienen una vida digna por el simple hecho de no ser blancos o no haber nacido dentro del territorio.
Los dirigentes gubernamentales ya no toman conciencia por las vidas que puedan llegar a sacrificar sólo por el
hecho de conseguir el petróleo que necesitan para seguir produciendo. No existe el sentido humanitario en
ellos, tal vez en el tiempo en el que esta obra se redactó así fue, pero en la actualidad todo es contrario.
Fromm habla, también, de las organizaciones pro−paz, desarme, Gobierno mundial e igualdad social que entre
otras cosas, el objetivo de estos es hacer cambiar el giro del gobierno, hacen protestas en contra de esto o
aquello, siempre con un fin que se pudiera decir benéfico para todos. Comenta que entre estos grupos se
encuentran intelectuales, comerciantes, estudiantes sobre todo y políticos.
No son radicales, pero son críticos, inquietos y sensibles, sin embargo, de muchos de ellos, se ha apoderado
una sensación de impotencia y desamparo al ver que sus ideas encuentran poco eco en la prensa, y los
gobernantes les prestan poca atención y a veces los reciben con burlas. () Advierten, piden protestan y, cuanto
más activos son, tanto más desesperadamente sienten que ningún grado de actividad por su parte parece tener
el más mínimo efecto (Fromm, 1993:35).
Dentro de estos grupos de movimientos, se encuentran los
beatnik y los hippies los cuales están en desacuerdo con el sistema que se ejerce y son parte del consumo, al
igual que todos, la mayor parte de ellos buscan una libertad de sentimiento y como lo dice Fromm de
iluminación que la encuentran con los narcóticos y la promiscua vida sexual, en realidad no tienen mayor
razón de ser.
En esta parte Fromm toca un punto irrelevante pero que en cierta forma despierta el interés, se refiere a que
este grupo suele escuchar música de los Beatles:
!Qué falto de estímulos, de interés y de esperanza tiene que estar un joven para disfrutar con la cultura de los
Beatles! (Fromm, 1993:36)
Lo que anteriormente mencionó sobre la vida que tanto los hippies y los beatnik llevan no tiene nada que ver,
en muchas ocasiones por la música que escuchan, actualmente existe mucha gente que sigue disfrutando,
después de 20 ó 25 años, con la música de los Beatles y no por eso quiere decir que tenga ideas radicales o
simplemente esté en contra del sistema. Es sensato no juzgar ni generalizar a toda una sociedad sólo por el
gusto de un generó específico de música. Hoy en día existen muchos géneros musicales y no por eso tenemos
que etiquetar a una persona. Como lo dije, es totalmente irrelevante este punto y no es digno de tomarlo en
cuenta.
También nos habla de que incluso la sexualidad se puede tomar como un producto más que consumir, esto es
simplemente para hacer a untado el aburrimiento y hoy por hoy es una de las armas estratégicas publicitarias.
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Comenta que entre estos activistas existen diferencias, nos dice que algunos están llenos de odio y sienten
repulsión por el orden que los rige, algunos otros no sienten odio y en realidad están en contra de la violencia.
Aunque claro es bueno considerar que dentro de estas organizaciones se encuentran fanáticos, hipócritas,
trepadores narcisistas, aunque no es necesario ser de ninguno de ellos para estar en contra del mal gobierno, el
cual ordena las atrocidades que el mundo suceden.
Lo malo de estos activistas radicales no es que entre ellos se encuentren fanáticos y odiosos. Lo malo es una
cosa distinta y mucho más importante. Gastan su energía en protestas, indignación, irritación, desafíos, y
gestos teatrales. Critican −con frecuencia a gritos−y repiten una y otra vez lo inmoral, estúpida y peligrosa que
es la guerra de Vietnam (pero no aceptan que la perdieron), la política exterior de Estados Unidos y el trato a
los negros. No es que haya nada malo en esta crítica, ni en sus manifestaciones de protesta de un tipo u otro.
En verdad, es importante y debe hacerse, pero el gran defecto y, a mí parecer, el fallo de estos activistas
radicales está en que no piensan en nada mejor que en manifestar su crítica y su indignación. Lo malo es que
no señalen una alternativa, ni indiquen los problemas que deben resolverse para transformar su sociedad de
modo que ésta encierre una promesa de vida física y espiritual. (Fromm,1993:39)
Todo el mundo tiene derecho a criticar, pero si esa crítica no tiene una solución, será, entonces, egoísta y
vacía, puesto que es necesario que una crítica contenga una forma de resolver la situación. No se puede ni se
debe criticar sin dar una respuesta a esa crítica.
Por otra parte, se habla de la conciencia que un movimiento puede generar en una sociedad y no habla de que
precisamente ese moviendo tenga que tener éxito para crear conciencia social, aunque fracase puede quedar
arraigada en las millones de mentes de las que se compone la humanidad. Esta es una forma de conmover al
hombre.
Una de las formas de conmover al hombre es usar la total verdad de la realidad, se explica que no sirve de
nada presentarle al hombre la verdad en partes, sino se le tiene que presentar toda completa. No se puede
hablar de verdad a medias ya que el hombre es un ser total y se indeferencia o deja de prestar atención cuando
le dividen en pequeños trozos la verdad que el quiere escuchar completa.
la verdad no sólo tiene que ser permanente y total,, sino también radical, no hermoseada suavizada y
almibarada. La mayoría cree que se comprenderá la verdad diciéndola a trocitos, como los padres que hablan
de la cigüeña, y de las flores, y de las abejas, diciendo que otro día darán la continuación. No es así. La
experiencia demuestra que la verdad, o sea la exposición a la realidad, tiene un efecto peculiar cuando
podemos verla completa y claramente, sin compromiso. Entonces, resulta muy difícil eludirla. () Tenemos
miedo a la verdad porque nos obliga a cambiar nuestras formas de pensar y de obrar (Fromm, 1993:44)
La realidad provoca miedo, porque se tiene una manera de pensar con respecto a las cosas y al definir la
verdad, el hombre se da cuenta de esa manera pensar cambiará y no está preparado emocionalmente para
enfrentar la situación, pero una vez que ocurre se da cuenta de esa verdad ya la sabía y que había estado ciego
al no haberse dado cuenta de ella. Como que se da cuenta de que ha despertado de un sueño que ha durado
toda su vida.
Es importante saber que la seguridad de una persona recae en la verdad, esto es que mientras más sepa la total
verdad el hombre más apto estará a adaptarse al medio que lo rodea, pues sabiendo la verdad se sentirá más
seguro de actuar, será dueño de sí mismo, de sus actos y de su pensamiento.
Por último habla de la relación entre pasión y la verdad. Comenta que la gente se extraña o más bien,
desconfía de las personas que exponen la verdad con pasión y argumenta que las cosas humanas se describen
haciendo a un lado la pasión, como si habláramos de cualquier otra cosa y no precisamente del hombre, con
cierto desapego afectivo.
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Nos dice que la verdad sin pasión es ciega y la pasión sin verdad es impotente. Si la realidad se muestra,
pueden despertarse una pasión conectada a la realidad u una verdad asociada a aquellas razones del corazón.
(). Y la realidad no se muestra de manera enajenada, despegada, sino, como algo a lo que reacciona el hombre
entero, con su cabeza y con su corazón. (Fromm, 1993:48)
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