HISTORIA DE TEXAS Antes de la llegada de los europeos las tribus de los nativos americanos en Texas eran numerosas y de culturas diversas. Los apaches y los tonkawa cazaban bisontes (búfalos) en las llanuras del oeste, y en años posteriores se establecieron en el territorio tribus de comanches, cherokees, wichitas y otros pueblos. Los exploradores españoles que se aventuraron por primera vez entre estos pueblos indígenas llegaron muy pocos años después de los viajes de Cristóbal Colón. Después de naufragar, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y sus compañeros vivieron varios años entre los karankawa. Francisco Vázquez de Coronado exploró las altas llanuras de Texas, desde las proximidades del actual Lubbock hasta llegar a Kansas, en el norte, en 1539. Estas expediciones sentaron las bases del dominio español en Texas, que formó parte del virreinato de Nueva España a partir del siglo XVI. Las tropas españolas tuvieron que enfrentarse a los franceses cuando René Robert Cavalier, señor de La Salle fundó Fort Saint Louis en 1684, en un territorio prácticamente vacío. Las tropas españolas tuvieron que enfrentarse a los franceses cuando René Robert Cavalier, señor de La Salle fundó Fort Saint Louis en 1684, en un territorio prácticamente vacío. El número de colonos españoles en Texas a comienzos del siglo XIX era de unos 2.000, pero un número significativo de inmigrantes estadounidenses llegaron cuando Stephen Austin y otros colonos crearon algunos asentamientos en Texas en la década de 1820. La inmigración anglo-americana fue permitida por las autoridades españolas y, después de la independencia de México, por las mexicanas. Cuando Estados Unidos ofertó comprar Texas y un ‘empresario’ (colono) descontento trató de fundar la república independiente de Fredonia, al este de Texas (1827), el gobierno mexicano limitó la continua inmigración estadounidense. En 1835, el general mexicano Antonio López de Santa Anna asumió la presidencia del país e impuso una dictadura de carácter centralista, que chocaba con la tendencia de los texanos en favor de un régimen federalista. En los albores de este enfrentamiento, las fuerzas texanas (formadas tanto por estadounidenses como por mexicanos), obtuvieron una victoria significativa en El Álamo, un antiguo fuerte español situado en San Antonio, que cayó en marzo, después de que los texanos que lo defendían murieran en el asedio; en las siguientes semanas, las tropas mexicanas dominaron todo el sur de Texas. Mientras los ejércitos luchaban, a principios de marzo una convención de texanos en Washington-on-the-Brazos proclamó la República de Texas, se redactó una constitución y se designó a Samuel Houston comandante en jefe de todos los ejércitos texanos. Poco después, las fuerzas texanas derrotaron al Ejército mexicano en la batalla de San Jacinto y capturaron a Santa Anna, lo que significó el triunfo de la revolución. La República de Texas funcionó como nación independiente durante los siguientes nueve años. El deseo de la mayoría de los texanos por unirse a Estados Unidos culminó en 1845, cuando participaron de forma activa en la Guerra Mexicano-estadounidense. Cuando estalló la Guerra Civil estadounidense, Texas (cuya población era sobre todo de origen europeo y mexicano) apoyó la creación de la Confederación Sudista. Las décadas posteriores al fin de la contienda fueron años de desarrollo y cambio. Hacia 1880, las tribus indígenas del oeste habían sido derrotadas y trasladadas a otros territorios, y los ferrocarriles facilitaban los contactos entre las distintas regiones del estado. Aunque la producción ganadera trajo gran riqueza a Texas, el algodón continuó siendo pilar principal de su economía. Después de 1900 la agricultura y la ganadería siguieron siendo sectores fundamentales en la economía de Texas, que se mantenía como el principal estado en cuanto a la producción de ganado vacuno y ovino, algodón, semillas de sorgo y algunas hortalizas. Al mismo tiempo, Texas se convirtió en uno de los estados más industrializados de la Unión gracias al descubrimiento de petróleo en 1901. Hacia la década de 1920, las refinerías e industrias petroquímicas se esparcieron a lo largo de la costa del estado. La II Guerra Mundial trajo consigo el desarrollo de las industrias electrónicas y de aviación, y en las décadas de 1960 y 1970 se produjo el avance de la industria aeroespacial. Durante todo el siglo XX, Texas ha mantenido una estereotipada imagen de tierra de fabulosas riquezas; ciertamente es un estado rico por su petróleo, su industria y su agricultura, pero han surgido problemas para mantener esa prosperidad al descender las reservas de petróleo y no disponer de los suficientes recursos hídricos en las áreas del oeste.