Goethe y Faustosuper! - AMORC

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Goethe y Fausto
Por Thomas H. Gentle
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
Muchos literatos prestigiosos consideran a Goethe uno de los cuatro poetas más
prominentes de la historia: los otros tres son Shakespeare, Milton y Dante. De ellos
cuatro, Goethe es tal vez el menos conocido debido quizás a que para apreciar toda la
grandeza de Fausto, drama poético que constituye su obra maestra, es necesario contar
con una base filosófica.
Goethe murió a la edad de 83 años; ocho años más tarde, en 1840, Carlyle, el famoso
escritor escocés, hizo este comentario: "Mi héroe favorito es Goethe, pero es difícil
hablar de él debido a que el público no lo conoce todavía. Por mucho que yo dijera
acerca de él, seguiría siendo una impresión problemática y vaga para la mayoría de
ustedes. Confiemos en que las futuras generaciones le hagan justicia
Han pasado ya más de 150 años desde que fueran pronunciadas estas palabras.
¿Alcanzaría el héroe de Carlyle en ese intervalo el reconocimiento que merece? ¿Dónde,
pues, podemos encontrar la grandeza del poeta y de su obra maestra? ¿Qué es lo que da
inmortalidad a su mensaje para la humanidad?
El estudiante que por vez primera lee Fausto, debe prepararse para leerlo más de una
vez. Ha de leerlo una y otra vez dejando pasar un periodo entre una y otra lectura,
porque su profunda verdad está oculta poéticamente dentro de su forma externa.
Primeras influencias
Goethe nació en la ciudad de Frankfurt, Alemania. Su padre, descendiente de una
familia dedicada al ejercicio de las leyes, era un Procurador Público que gozaba del
favor de la realeza. La madre de Goethe fue una distinguida dama de alta cultura. El
joven Goethe fue el segundo hijo y el único que sobrevivió: desde pequeño reveló gran
talento en el arte de componer versos pero su padre, hombre severo y conservador, no
simpatizaba con las aspiraciones literarias de su hijo, sino que insistió en que siguiera
la carrera jurídica y con ese propósito lo envió a la Universidad de Leipzig. Por fortuna,
el estudio de las leyes no debilitó las inclinaciones literarias del joven Goethe.
Las obras de Goethe son numerosas y de gran significado. Sin embargo, desde su
juventud hasta siete meses antes de morir se entregó a la preparación y producción de
su obra maestra.
Aceptando la invitación que le hiciera el Gran Duque Carlos Augusto de Saxe-Weimar
para que formara parte de su corte, en 1775 salió de su casa de Frankfurt. Excepto por
algunos viajes por su país y dos años en Italia, pasó el resto de su vida en Weimar.
El bien y el mal
El personaje de Fausto está basado, en parte, en antiguas leyendas. Al parecer, siempre
han existido en el ser humano graves conflictos entre el bien y el mal. A fin de ganar la
partida, los líderes de cada bando ofrecen recompensas a sus seguidores. De parte del
bien (la Iglesia), se les promete la vida eterna y feliz entre los santos. Mefistófeles, líder
del mal en el mundo, aconseja al hombre que coma, beba y se divierta hasta la saciedad
aquí y ahora, diciéndole que la felicidad en la otra vida es un mito ingenioso inventado
por una institución egoísta para atrapar a los ignorantes y supersticiosos, a fin de que
actúen como sus esclavos.
Cuando Mefistófeles se entera de que Fausto está inconforme con la vida, le ofrece un
mundo de delicias si le promete dedicarse para siempre al servicio de su Majestad
Satánica. Pero al llegar el momento cuando Fausto encuentra en la Tierra una felicidad
muy grande, Mefistófeles se apresura a apoderarse de él según habían convenido. El
poema describe la forma como no se efectúa el trágico desenlace.
Desde un punto de vista filosófico, el famoso poema revela la evolución del ser psíquico
del hombre, de acuerdo con el concepto que Goethe tenía de la vida. La mayoría de las
personas acepta, con inocente confianza, las enseñanzas y tradiciones de los padres;
pero después su inteligencia progresista insiste en recibir explicaciones más
satisfactorias sobre el misterio de la vida, a menos que le inhiban o atemoricen las
amenazas de los consejeros de instituciones tradicionales. Si se le priva de esa luz,
queda establecida la base de una personalidad infeliz, cínica y prejuiciosa, o del triste
espectáculo de un individuo desarrollado plenamente en forma física, pero controlado
por un concepto infantil de la vida.
¿Dónde está la verdad?
Desde hace dos siglos Goethe habla como si estuviese dirigiéndose a nosotros, los
hombres de la época actual. Insiste en que las instituciones dogmáticas, tanto como los
individuos que las conforman, tienden a anquilosarse. Los líderes no logran sentir o
percibir el zeitgeist (el espíritu de la época). Consideran que todas las verdades son
fijas, no una evolución lenta pero constante. Se oponen a que el hombre se eleve hacia
la verdad dejando atrás las etapas sucesivas de semiverdades, creyendo que de ese
modo pierde su paz mental.
Habiendo logrado una semiverdad se atribuyen el deber de imponérsela a todo el
mundo y cualquier individuo que se niega a aceptarla queda convertido en blanco de la
crítica, la burla o el castigo, aunque sus propios puntos de vista sean mejores.
Con frecuencia las palabras de Fausto son las del poeta hablando de sí mismo. Es un
individualista que lucha por perfeccionar su personalidad y reclama su derecho a
buscar la verdad libremente, sea cual fuere la meta a donde lo lleve su investigación.
Nada de lo que el hombre hace es sagrado si no puede sobrevivir la prueba práctica de
las tormentas y tensiones del mundo. Solamente cuando la humanidad trabaja en
armonía con la Naturaleza, está en armonía con la verdad. Pero cuando el hombre trata
de limitar la verdad a su propio punto de vista y a sus prejuicios, vaga en la oscuridad.
Goethe fue siempre un poeta de la Naturaleza. Cuando los problemas del Estado eran
demasiado complejos o le asechaban dudas espirituales, se dirigía a las montañas o
buscaba la quietud de los bosques para aclarar su mente y nutrir su alma.
Goethe afirma que la comprensión humana tiene límites más allá de los cuales no
puede llegar por sí sola. Los reyes podrán proclamar su poder divino, pero la
inteligencia siempre creciente de sus súbditos destruirá a los que tratan de esclavizar a
la humanidad o disfrutan con la sensación del poder.
Estos pensamientos eran muy peligrosos en la época de Goethe, pero con visión
profética escribió sus conceptos sellando su manuscrito a los ochenta y tres años de
edad, pidiendo que no se publicara sino hasta después de su muerte. Siete meses
después murió.
Durante la vida de Goethe ocurrieron grandes cosas en el gobierno, la filosofía y las
letras, como resultado del constante problema del hombre tratando de ajustarse a la
sociedad. Kant, Hegel, Fichte y otros filósofos de la escuela del pensamiento especulativo, delinearon la idea del Estado como una autoridad superior. Para gloria de
Goethe, él no cayó bajo la influencia de Hegel tratando de sistematizar a la humanidad.
Conservó su sano juicio con su culto habitual de la Naturaleza.
Rousseau proclamó con valentía que no hay nada sagrado en las instituciones, ninguna
autoridad ante la cual el hombre deba postrarse. El derecho divino de los reyes no era
más que un pretexto para aprovecharse de los ignorantes y los supersticiosos. Los
gobiernos no son otra cosa que sistemas para robar al hombre la libertad de acción y
de pensamiento, y hasta la Iglesia se había convertido en un mecanismo acaparador,
abrogándose poderes que nunca tuvo sobre las almas de los hombres.
Ideologías y problemas
Goethe sintió el impacto de las nuevas ideologías, pero no se entregó completamente a
ellas. En algunas de esas ideologías veía grandes calamidades para el hombre
promedio, antes de que éste lograra establecer nuevas normas sociales y nuevos
conceptos religiosos. Preguntaba: "¿Cómo puede esta pobre gente, víctima de prolongados hábitos y confusiones, llegar al verdadero camino de la vida en medio de una
multitud de consejos en conflicto?" El poema de Fausto sugiere el camino.
Goethe vivió lo suficiente para ver las terribles consecuencias del individualismo,
cuando era motivado y dirigido por extremistas radicales como Robespierre. Por otra
parte, vio también el nacimiento del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el
pueblo, en la Revolución Americana.
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