Palabras del Hermano Enrique A. González – 50 años La historia de estos 50 años atestigua la fidelidad de tantos hermanos y colaboradores que han contribuido a mantener viva la semiente del lasallismo en México. A cincuenta años de distancia la universidad La Salle ha establecido quince campus universitarios en el país, instituciones que más allá de prestar un servicio educativo a más de 40 mil jóvenes, les ayuda a encontrar sentido a su vida y a descubrir su potencial para impulsar a otros. Cuando hablemos de nuestros primeros 50 años, debemos hacerlo llenos de orgullo. Orgullo por la entrega, por lo realizado, por los frutos. Orgullo por los cientos, miles de colaboradores que en diferentes épocas, han hecho suya la misión lasallista, han decido honrar la vida entregándose celosamente a la educación de los jóvenes. Orgullo por los miles de jóvenes que han confiado en nuestro proyecto. Orgullo por los más de 70 mil egresados que no solo, se han profesionalizado en algún área del conocimiento, sino porque ahora sirven y contribuyen a la transformación de su entorno con espíritu humano. Orgullo por una sociedad que nos cobija y ha crecido con nosotros. Orgullo porque somos herederos de una tradición de innovación. Orgullo porque lo más grande que hemos hecho en estos primeros 50 años es nuestra Comunidad. Fue en 1962 cuando Manuel de Jesus Álvarez Campos, replanteó el sueño del fundador y tenazmente lideró el proyecto para fundar la primera universidad lasallista en México, una Universidad que respondía a las necesidades sociales de nuestro país que comenzaba a industrializarse, pero cuyo modelo educativo, no se centrara únicamente en la formación técnica, sino, fiel al carisma de De La Salle, el modelo de que nuestra Universidad adoptó fue el de una cultura integral, en el cada alumno desarrolla todas las dimensiones de la persona. Si algo hemos aprendido en estos años, es que las universidades son instituciones vivas y generadoras de vida. Por ello quiero agradecer la presencia esta noche algunos de los ex Rectores y de aquellos a los que, por compromisos asumidos con anterioridad, se les ha complicado asistir, pero que nos acompañan de corazón. Ustedes atestiguan con su presencia, compañía y cercanía, no solo una tradición mantenida y continuada, sino la garantía de una corriente vital desde el origen. Estoy seguro, que el equipo de hombres y mujeres que en la fundación se arriesgaron y quienes los continuaron soñaron una universidad que viva plenamente su vocación a la universalidad; soñaron una comunidad de personas entregadas a la misión; soñaron con una Universidad que se preocupara más por el ser y no tanto por el tener; soñaron con que el día que frecuentar a La Salle sea una experiencia estética; soñaron una universidad participativa… hoy cincuenta años después esos sueños se han cumplido. Y el gran secreto para que esos sueños sean hoy una realidad, es algo que construimos todos los días. La Salle ha elegido un modelo de comunidad, reafirmando así que queremos ser y somos una comunidad universitaria, en el que cada uno de nosotros está llamado a desempeñar una tarea en la consecución de un objetivo común. Decir que en La Salle hacemos Comunidad, no es sólo un slogan publicitario, es gritar con orgullo lo mejor que hemos hecho en estos primeros años…Comunidad. Una comunidad que trasciende en la vida de cada uno de nosotros, en la historia, en México, en nuestros estudiantes, en los valores. Hoy más que nunca, digamos con orgullo Somos La Salle, hacemos Comunidad. Hoy estamos reunidos para comenzar la celebración, una serie de actividades, eventos especiales y acciones que nos permitirán homenajear nuestra historia, celebrar nuestro aniversario y comenzar a escribir el futuro de nuestra Universidad. Por ello, esta noche, quiero invitarlos a participar activamente en todas y cada una de las actividades que realizaremos durante este año, a que vivan plenamente el cincuentenario, y sean cada uno de ustedes los portavoces del orgullo que sentimos. Estoy seguro, que el programa que hace unos momentos nos han presentado, será enriquecido con sus iniciativas y trabajo cotidiano, que permitirán que todos los días el espíritu de esta conmemoración este presente. Pero la conmemoración de nuestros primeros cincuenta años, no puede, ni debe quedarse únicamente en la celebración. No podemos quedarnos instalados en el pasado, el compromiso de los que nos precedieron y el grito de las nuevas generaciones nos demandan propuestas que transformen el futuro y den razones de esperanza de una sobresaliente sociedad y un mundo mejor para todos. Los universitarios de hoy, somos los responsables de la historia que se escriba de nuestra Universidad, los responsables de sentar las bases para los próximos 50 años de esta Casa de Estudios y quienes, en el 2062 seremos recordados como los que continuaron y renovaron la tradición y abrió las puertas hacia el primer siglo de la Universidad. Como Rector de La Universidad La Salle, los exhorto a todos los días poner la vista en el horizonte y soñar, a trabajar celosamente por La Salle del futuro, alimentados por la fuerza del ejemplo de nuestros predecesores, que siguen mostrándonos que es fundamental la persistencia, la pasión y amor por la obra, que nos permita seguir construyendo el Reino de Dios sobre la tierra. Estimada Comunidad Universitaria Con la vista puesta en el horizonte del futuro, sin olvidar el pasado que nos cimienta, nos sostiene y nos arraiga, y partiendo del presente que nos alienta enfrentemos el desafío de la educación superior en el mundo de hoy, es responder con creatividad a las necesidades de los jóvenes, pero también, y particularmente, preparar el porvenir para construir una sociedad que viva a plenitud el gran regalo de despertarnos cada día con ilusiones y esperanzas. Seamos dignos herederos del Señor De La Salle. La universidad está llamada, en nuestra época, a ser la fragua donde se forje la humanidad de nuestros sueños. Con la misma ilusión que hace cincuenta años comencemos nuestra celebración y construyamos desde ahora La Salle del futuro, pero hagámoslo juntos, pues lo que está unido permanece. Publicado en Hoy en La Salle, el 23 de septiembre de 2011.