“Fortaleceos en el Señor” Efesios 6:10 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” Introducción. ` asi todos los seres humanos al iniciar algún proyecto, algún programa, algún plan, lo iniciamos normalmente con mucho entusiasmo y le echamos como dice el dicho “Toda la carne al asador”. Pero conforme va pasando el tiempo el peso del compromiso se nos va haciendo más grande. Además en el proceso van surgiendo desafíos, obstáculos y tropiezos no contemplados. Y a veces el vigor con el que iniciamos en un principio se va acabando. Vamos perdiendo las fuerzas iniciales. Y esto no es privativo de las personas que se consideran más débiles, sino también de aquellas que se consideran más fuertes. Esto también sucede en las cosas espirituales. Por eso Pablo que experimento eso, quiere darnos un consejo que el aplico en su propia vida, tomar fuerzas del Señor. Por eso aconseja a todos los lectores de su carta: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” I) ¿Porque fortalecernos en el Señor? ¿Por qué Pablo esta exhortando a los cristianos a tomar fuerzas del Señor? ¿Hay razones validas para tal amonestación? A. Porque sin la fuerza del Señor somos débiles. Todo cristiano sincero debe admitir que sin el Señor no somos nada. Jesús enseño nuestra dependencia de El en Juan 15 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5) Una rama no depende de otra rama para su vitalidad, todas dependen de la vid. La vid es la que da la savia que nutre cada rama y cada pámpano para que produzca buen fruto. Así también cada cristiano es nutrido, y por tanto productivo, solo cuando mantiene una relación personal con el Señor. Solos no podemos. Podemos intentarlo, pero fracasaremos. Porque sin el poder de Cristo no hay victoria. El cristiano maduro es el esta consciente de sus propias debilidades. Pablo dice que “lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte” (1 Corintios 1:27) esos éramos nosotros, los débiles. Por tanto, el cristiano debe apoyarse y fortalecerse en Jesús. Porque su fuerza es ilimitada. Nuestra debilidad es inyectada con el vigor de la fuerza suya para convertirnos en cristianos fuertes. Pablo escribió: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos” (Romanos 5:6) Éramos débiles e incapaces de salvarnos. Jesús tuvo que venir no solo en un buen momento, sino el mejor momento para nosotros. Jesús quiso transformar nuestra debilidad en fortaleza. B. Porque la vida cristiana es una constante lucha. Pablo nos insta a “pelear la buena batalla de la fe”. (1 Timoteo 6:12) Pablo mismo dijo al final de su vida dijo: “He peleado la buena batalla” (2 Timoteo 4:7).Pablo presenta la vida cristiana como una batalla en la que hemos de luchar. Y la primera necesidad para enfrentarse a la lucha espiritual es: Estar en forma. Y fortalecerse en el Señor es ponerse en forma espiritual. Pablo quiere que obtengamos nuestras fuerzas del Señor, porque el señor nunca ha perdido una batalla. Si dependemos de nuestras propias fuerzas para vivir la vida cristiana fracasaremos. Solo en Cristo hay la fuerza para vivir de acuerdo al nuevo hombre, para cambiar nuestras vidas, para hacer frente al enemigo. Sin duda enfrentaremos muchas adversidades en nuestra vida. Por ejemplo Pablo escribió: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, Problemas externos por causa del evangelio. o angustia, Preocupaciones internas. o persecución, presiones por ser diferentes o hambre, Necesidad de comida o desnudez, Necesidad de ropa. o peligro, Exposición al riesgo o a la amenaza. o espada? La posibilidad de ser asesinado. 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:35-37) Según Pablo todas estas cosas están lejos de vencernos. No somos vencedores por nuestra fuerza o capacidad personal, sino por medio de Cristo que nos amó. C. Porque el Señor es la fuente de toda fortaleza. Pablo quería que entendiéramos que los cristianos dependemos no de nuestros propios recursos internos, sino de una fuerza externa a nosotros. Es la fuerza de Cristo. Por eso Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13) Somos fuertes solo cuando nuestras fuerzas provienen de parte del Señor. Muchas personas se detienen en entregarse al Señor por temor a fallarle después. Algunas me han dicho no se han entregado al Señor porque aun están batallando con un vicio (como el cigarro, la botella, las groserías, etc.) Y la razón, es porque ellas creen que estarán solas luchando con ese problema. Sin embrago, Jesús nos anima diciendo “confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33) Juan y Pablo se unen a este ánimo. Por ejemplo Juan dice: “porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4) y Pablo dice: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. (1 Corintios 15:57) Hay que confiar, hay que estar con el Señor y la victoria estará asegurada. Porque Jesús es la fuente de toda fortaleza. Como cristianos no podremos vencer al enemigo si nuestras fuerzas no vienen del medio correcto, Jesucristo. Él es la fuente. II) ¿Para que fortalecernos en el Señor? A. Para alcanzar la virtudes cristianas. Pablo escribió: “fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad” (Colosenses 1:11) Si no tomamos fuerzas de Jesús jamás podremos desarrollar las virtudes cristianas queden gloria a Dios. Por ejemplo: 1. La paciencia. Significa la capacidad de soportar todo problema fielmente. No quiere decir que no sentamos el peso de los problemas y aflicciones de la vida, sino que no nos dejamos vencer por ellos. Que no destruyan nuestro ánimo ni nuestra fe. Se refiere a nuestra reacción ante los acontecimientos difíciles. Cuando somos fortalecidos con el poder de Cristo podemos dominar nuestras emociones frente a las situaciones difíciles. Cuando no se esta fortalecidos, se maldice, se reniega, se culpa a los demás cuando se pasa por ellas. Ser fortalecidos con el poder de Cristo nos capacita para tener paciencia. Por eso Pablo dijo: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, (Insultos) en necesidades, (Carencias) en persecuciones, (Presiones) en angustias; (Preocupaciones) porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Corintios 12:10) Cuando estamos conscientes de nuestra debilidad y permitimos que Cristo nos llene con su fuerza, entonces llegamos a ser mucho más fuertes de lo que pudimos haber pensado. Por eso es que a pesar de todas situaciones difíciles usted se mantiene fiel a Dios porque no depende de usted, sino del poder de Cristo. 2. La longanimidad. Lit. “largura de animo” Es decir, no enojarse fácilmente, no desesperarse fácilmente. La paciencia hace referencia especial a la manera en que soportamos situaciones difíciles, mientras que la longanimidad se refiere a nuestra reacción al encontrarnos con personas difíciles. Es la capacidad de soportar a personas desagradables o que buscan perjudicarnos. Para soportar a esta clase de personas necesitamos ser fortalecidos con el poder de la fuerza suya. Pablo escribió: “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad” (Colosenses 1:10-11) Según Pablo la longanimidad es un asunto de dignidad. (Honra, estimación, excelencia) No para quedar bien con alguien o para que te quiera mas la iglesia, sino para ser como el Señor es. El Señor ha sido muy longánimo con nosotros. ¿Cuántas veces no nos hemos avergonzado, negado, despreciado etc. Y el Señor ha seguido siendo longánimo con nosotros. Para llegar a tener esta virtud cristiana definitivamente necesitamos del Señor y del poder de su fuerza. Para permanecer fieles a Dios a pesar lo que nos digan o nos hagan los demás. B. Para cumplir su voluntad. Pablo escribió: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”. (2 Timoteo 4:16-17) Ante su primera comparecencia ante el tribunal romano nadie estuvo con Pablo ni como amigo ni como abogado ni como hermano. Mientras todos lo abandonaron, solo el Señor estuvo allí, a su lado. Porque cuando los hombres se van, Jesús entra. Cuando los hombres defraudan, Jesús cumple y cuando los hombres desamparan, Jesús ampara. Jesús había dicho que estaría con los suyos todos los días hasta el fin del mundo y Pablo es testigo de esa promesa de Jesús. (Mateo 28:20) Jesús estuvo con Pablo para darle fuerzas. Pablo reconoce que el brazo del Señor le sostuvo en las horas más negras de su vida. Estaba siendo acusado injustamente. Pero él sabe que si por ser lo que debe ser lo dejan solo, lo acepta porque sabe que el Señor estará con el. La razón del porque el Señor le lleno de fuerzas es: “para que por mí fuese cumplida la predicación” El Señor le fortaleció para que “cumpliera” es decir, llevara a cabo, la proclamación del evangelio. Y que todos los gentiles oyesen. A veces dejamos de hacer lo que Dios nos dice porque pensamos que no tenemos la capacidad de hacerlo. Y declaramos: “Es que eso no es mi don”. Otras veces miramos que las circunstancias no son favorables y decidimos no hacer lo que Dios nos pide. Y lo dejamos para después. Sin embargo, Pablo nos esta enseñando que el Señor siempre nos da la fuerza para hacer lo que él nos encomienda. Este un recordatorio que el Señor sustenta con el poder de su fuerza a sus siervos a lo largo de sus vidas. III) ¿Como fortalecernos en el Señor? A. Estando en el Señor. Todos sabemos que nuestro cuerpo es material y por tanto temporal. Pero el alma es eterna. Es muy importante saber donde estamos parados. Todos sabemos que donde estemos físicamente afectara nuestra vida de manera positiva o negativa. Por ejemplo, si estoy en prisión afectara mi vida. Y como estoy allí, tengo que sujetarme a las leyes de la prisión. Pero sino no estoy en prisión no tengo que sujetarse a sus leyes. También si estoy en USA tengo que sujetarme a las leyes de ese país que no son necesariamente las mismas de mi país. Lo mismo sucede en lo espiritual. Por eso es importante saber donde estamos parados espiritualmente porque las consecuencias son eternas. La frase “En el Señor” en sus diferentes formas aparece mas de 30 veces en la carta a los Efesios. Este es el secreto de la victoria cristiana, estar en el Señor. Estar en Cristo. Fuera de Cristo no hay nada. Para que Cristo este en el creyente el creyente debe estar en Cristo. Esta frase expresa relación y posición, identificación y unión con el Señor. Cuando estamos en Cristo compartimos todo lo que él es y todo lo que él hizo. ¿Pero como podemos estar en Cristo? Pablo da la respuesta en Romanos 6:3-5 “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Explica: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” La manera de estar en Cristo es morir, ser sepultado y resucitar con El en el bautismo. Para conseguir su fuerza, y para utilizar su poder en uno, tiene que ser miembro del cuerpo del Señor. Por eso le digo que muy importante donde uno este. La fuerza, el poder del cristiano no se encuentra en sí mismo, sino en el hecho de estar en el Señor. Solo de esta manera podemos nosotros estar revestidos del poder su fuerza (Gálatas 3:21) para hacer frente a las batallas de la vida cristiana. Por eso Pablo escribió: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”. (2 Corintios 2:14) B. Creyendo en el Señor. Pablo escribió: “no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza” (Efesios 1:16-19) Pablo pedía en oración que nosotros supiéramos de la esperanza, de las riquezas de la herencia y del poder de Dios para con nosotros los que creemos. Es a través de la fe, que actúa el poder de su fuerza en nosotros. Los incrédulos jamás conseguirán nada del Señor. En nuestra sociedad muchos andan en busca del poder político, empresarial, religioso y personal para tener el control. Sin embargo, el poder que debemos buscar es el poder del Señor. Es el poder de su fuerza que nos capacita para vivir la vida que Dios quiere. Algunos ven la vida cristiana como una lancha de remos en la que depende de su fuerza personal para avanzar. Otros la ven como un velero que dependen de factores externos para avanzar. Y otros como una lancha de motor. La fuerza del motor esta accesible pero hace falta la llave y esa llave se llama fe. Sin esa llave no se enciende el motor. Así que no depende de ti para avanzar, sino de la fuerza del motor pero para que avance se requiere fe. Jesús enseño que la fe mueve montañas. (Mateo 17:20) Pero no fe en cualquier cosa o cualquier ser, sino fe en el Todopoderoso. C. Permaneciendo en el Señor. Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. (Juan 15:5-6) Si estamos separados de Cristo no podemos hacer nada, entonces estando en Cristo todo lo podemos hacer. Para un crecimiento espiritual es esencial permanecer en Cristo. Pero permanecer es una decisión propia no es algo automático. Uno debe decidir quedarse con Cristo. Permanecer es quedarse donde uno esta. Implica fidelidad. Porque asistir de vez en cuando a la iglesia no basta. Profesar una religión superficial no produce fuerza. Por eso a veces vemos a algunos cristianos débiles porque se han separado de la fuente de energía espiritual. El estar en un constante contacto con Cristo se nos administra del poder de su fuerza. Pablo nos muestra las ventajas de quedarnos con Cristo: “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:16) Conclusión Hemos visto que para poder sostenernos en la vida cristiana debemos fortalecernos en el Señor, y en el poder de su fuerza. ¿Te haz sentido que ya no puedes seguir o te haz sentido que se te dificulta seguir adelante en la vida cristiana? Déjame decirte que no eres el único. Muchos hemos experimentado esa debilidad. Pero como ya dijimos, necesitamos seguir conectados aquel que nos da la energía necesaria. Porque sin esa fuente de fortaleza espiritual no somos nada. Así que, la fuente de fortaleza esta disponible pero uno tiene que permanecer. Y para el que aun no esta en Cristo, tiene conectarse a el para tener acceso a esta fuente de poder espiritual. Conviértase a Jesús. Le invitamos a que lo haga y que Dios le bendiga. Juan Ramón Chávez Torres E-mail: [email protected] [email protected] http://chaveztorres.wordpress.com/ http://www.idc5acampestre.com/