El origen de los símbolos matemáticos

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El origen de los símbolos matemáticos
- El matemático alemán Michael Stifel (1485 -1567) en su obra Arithmetica Integra popularizó
los símbolos “+” y “-” desplazando a los signos “p” (plus) y “m” (minus). Según el matemático
español Rey Pastor (1888-1962), los signos “+” y “-” fueron utilizados por primera vez por el
científico alemán Widmann (1460-1498).
- Robert Recode (1510-1558), matemático y médico inglés, fue el creador del símbolo “=“.
Para él no había dos cosas más iguales que dos lineas rectas paralelas.
- El símbolo que conocemos como “raíz de” apareció por primera vez en un libro alemán de
álgebra de 1525. Antes, para designar la raíz de un número se escribía literalmente “raíz de
…”. Para abreviar se usó simplemente la letra “r“, pero cuando los números eran grandes se
alargaba el trazo horizontal de la misma dando origen al símbolo que utilizamos hoy en día.
- El matemático François Viète (1540 – 1603) fue el primero en utilizar letras para designar las
incógnitas y constantes.
- A Tomas Harriot (1560 – 1621) le debemos los signos actuales de “>” y “<“, y el “.” como
símbolo de multiplicación.
- Los símbolos de multiplicación “x” y división “:” fueron introducidos por el matemático
William Oughtred (1574-1660) en el año 1657.
- El símbolo de la integral fue propuesto por Gottfried Leibniz (1646-1716) y lo extrajo de la
palabra latina “summa” tomando su inicial. A Leibniz le debemos muchos más signos
notacionales como “dx” y además fue quien popularizó el “.” como signo de multiplicación.
Más información: La evolución de los signos aritméticos
Sumando las caras ocultas de los dados
Este es un pequeño juego o truco con el que puedes demostrar a tus amigos que eres capaz de
sumar las caras ocultas de una torre de tres dados. Tendrás que pedirle a uno de los presentes
que apile los dados sin que tú le veas y que te avise cuando acabe.
Habrá que restarle a 21 el número que marque el dado de la cima de la torre y esa será la
suma de las caras ocultas. Puedes pedir que te lo pongan más difícil apilando cuatro dados, y
esta vez para acertar la suma tendrás que restarle a 28 la cima.
Este truco se basa en que las caras opuestas de un dado de seis caras suman 7.
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dados
La Martingala
La Martingala es un método para apostar en juegos de azar que nació en Francia en el siglo
XVIII. La primera aplicación del método fue diseñada para jugar al cara o cruz. El método
consiste en multiplicar sucesivamente la apuesta inicial en caso de pérdida hasta ganar una
vez. En el momento en el que se gana se obtiene un beneficio igual a la apuesta inicial.
Entonces, se vuelve a hacer de nuevo la apuesta inicial.
En el juego de la ruleta, la martingala consiste en apostar una cantidad, un euro por ejemplo, a
un color, en este caso al rojo. Si se pierde, se duplica la última apuesta: dos euros al rojo. En
caso de volver a perder, se vuelve a duplicar la última apuesta: cuatro euros al rojo… En el
momento en el que se gane una vez, se logra un beneficio de un euro (la apuesta inicial).
Apostamos
1€
al
rojo
->
Sale
Negro:
Perdemos
y
duplicamos
la
apuesta.
Apostamos
2€
al
rojo
->
Sale
Negro:
Perdemos
y
duplicamos
la
apuesta.
Apostamos 4€ al rojo-> Sale Rojo: ¡Premio! Hemos ganado 8€, con lo que recuperamos los 7€
apostados (1€+2€+4€) y obtenemos 1€ de ganancia.
Este método está muy extendido y no son pocos los que creen que con él pueden derrotar a la
banca. A primera vista es engañoso y por ello es utilizado por muchos spamers y casinos para
incitar a jugar a incautos.
En el juego de la ruleta, la Martingala falla puesto que:
- La banca cuenta con presupuesto infinito.
- Existe un tope de apuesta que llegado a él, habría que detener el método y asumir las
pérdidas. No se puede duplicar la apuesta aunque se disponga de dinero.
- Una secuencia desfavorable puede acabar muy rápido con el “colchón” de dinero del jugador.
Cuanto más se juega más tiende a aparecer esta secuencia.
- La ruleta es un juego de esperanza negativa, o en otras palabras, desfavorable para el
jugador. La culpa la tiene la casilla verde (el número cero).
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