De la “ficcionalización” del ensayo a la brevedad de lo cierto

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A Parte Rei 62. Marzo 2009
De la “ficcionalización” del ensayo a la brevedad de lo cierto (fragmento)1
Yván Silén
A Félix Córdova Iturregui, a Darío de Dies, a
Tania Ramos y a Elsa L. Rodríguez, por las
“semejanzas” y las diferencias. Y para que
retornen a la fe en la vida pero, sobre todo, para
que la sean. Ser el amante de Dios es ser el
delirio. ¡La originalidad tiene que ser un delito!2
Y. S.
“Los gobiernos están contra mí porque yo estoy
contra ellos. Las religiones están contra mí
porque yo estoy contra las religiones. Se
molestan. . .los líderes políticos porque yo digo
que son mediocres.”
Osho3
“Era pagano. . .hace dos párrafos. Al escribir esto
ya no lo soy. Al final de esta carta espero ser ya
alguna otra cosa. . .Si alguna vez soy coherente,
es sólo como incoherencia de la incoherencia.”
Fernando Pessoa4
“Aderezarás mesa delante de mí en presencia de
mis angustiadores” [de los murmuradores, de los
censuradores y de los calumniadores].5
Salmo 23
...El mundo, gústenos o no, merece ser mirado; el mundo merece ser sido. Lo
que hay que defender en la poesía es lo que es o lo que hay de mundo. ¿Cómo es
posible bostezar ante el universo? Decir, por ejemplo, que los perros de la poesía no
ladran, o que los perros de la realidad son reales, es estar inmersos en la estupidez de
1
Este breve fragmento pertenece al ensayo titulado “Entre la Carta inmortal de Antonin
Artaud y la carta del 13 de enero de Fernando Pessoa”. (La “Carta inmortal” es el nombre
que le he dado a dicha carta por su importancia histórica.)
2
Este es nuestro imperativo categórico y este es nuestro apriori. (Kant, a pesar de sus
dualismos, estaría encantado.)
3
Véase http://www.oshogulaab.com/OSHO/VISION/vision03.htm.
4
Véase Sobre literatura y arte.
5
La añadidura es nuestra.
http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei
1
Yván Silén
los que bostezan.6 (Todos nosotros.) Es convertirse en el "pensador" de la estupidez.
“Pensar” la poesía puede ser también una forma de deformarla. Por lo general, si el
que la piensa no es un poeta-iluminado, y posiblemente sea un crítico-oligarquizado,
no hará otra cosa que lastimarla. Pero lo que hay que recordar es que la erudición no
reduce la poesía a la conformidad. La erudición (Platón, Unamuno, Heidegger,
Nietzsche, Sartre--Mann, Bloom-- etc.) sólo complica la poesía; la perturba y abre o
desgarra su presencia al desafío de ser ella; abre su presencia al desafío de las
Musas Negras del Inconsciente que se auto-politizan en su retorno insaciable.7
Cuando terminamos de leer a estos pensadores, no sabemos más de la poesía
porque Heidegger se haya encargado de ella, sino que lo que descubrimos es que
ésta se ha convertido en un "pre-texto" para la hermana discordante. Nosotros nos
acercamos a la filosofía con ese saber originario (del “presente”--de la singularidad de
la física--) de la poesía, pero la filosofía "fratricidamente" se acerca a ella con la
intención de rebuscarla. Con la intención de realizar la autopsia de la poesía y de lo
bello. El acercamiento es interesado. Pero lo que se olvida es que la lucidez (del
poeta) disminuye la "belleza" y la naturaliza. La obra de arte, su ensoñación, es la
perfección de lo sublime. Pero si esto resulta un "exceso" en boca de un poeta
caribeño (desconocido, censurado, extraño), oigamos, entonces, a un poeta europeo.
Pessoa dice: "Para ejecutar la obra de arte con perfección perfecta es preciso no sentir
excesivamente la belleza" (Sobre literatura y arte, 163). No desbordarla.
Pero es precisamente lo intermitente de la iluminación (su intermitencia) lo que
nos permite esta "negación", esta metamorfosis y esta armonía. Las imágenes de lo
fugaz del ser se sublevan contra la "permanencia" capitalista. La rebeldía es, pues, la
esencia misma de lo bello. No se puede amar pasionalmente el ascua de la
iluminación y esconderse del poeta (marginado, difamado, censurado). Porque la
censura no podrá sostenerse demokráticamente contra el poeta radiante o esquizo. No
se puede ser amigo del poeta fulgurante y pretender ser amigo de sus enemigos.
Porque a la luz de la iluminación de los enigmas (de los secretos-de lo epifanezco-) el
poeta será siempre un sospechoso. Si escribe, si da clases, si lee, si habla con sus
"discípulos", si ve, el poeta será siempre el-delincuente-d’Eón, el transgresor de la ley
burguesa, del fondo y de la forma. Su "Buda" será el sentido del ascua. La
posmodernidad y el neoliberalismo estarán en juicio. El ascua de lo político habrá
descubierto su sentido peligroso de ser; el sentido mismo del destino. Son, pues, los
otros (sus paranoias, su incomunicación) los que proveen el malestar. Ellos son los
Calígulas que rondan la "soledad". Ellos son, precisamente, esos caballos de Calígula8
que han convertido al cristianismo en la cocaína de la demokracia-genocida. Los
críticos se parecen a Smerdiákov. (Y los críticos del deseo fallido del parricidio
terminarán por suicidarse.) El inconsciente (todo imagen o todo metáfora) no dejará de
ser una ironía cruel o una ironía de Kaos.9 El inconsciente barajea los nombres
6
¿Cómo es posible bostezar ante Irak y ante Sudán? ¿O es que las palabras ya no significan
absolutamente nada? Esta es, pues, la labor del nihilismo demokrático y la labor de la
demokracia nihilista: ¡desincentivar las palabras!... Hoy todavía es ayer, y las sombras de la
historia nos persiguen y se vierten como un juicio sobre nosotros. ¿Dónde están, pues, los
inocentes? ¿Cómo es posible mantener el bostezo ante los prisioneros de Guantámano y ante
el “Patriot Act” de los norteamericanos? ¿Cómo es posible filosofar ante el silencio de las
instituciones demokráticas? La hermenéutica vattimista está chocando hoy contra los hechos
de la historia. ¿En qué siniestro “bienestar” extraviamos a las-universidades-humanistas-de-la“libertad”?
7
Véase mi ensayo titulado: “Matos Paoli o el émulo de Dios”.
8
Véase Albert Camus.
9
El insomnio es la rebelión del inconsciente, pero el inconsciente es también la rebelión del
insomnio o de los poemas que deambulan. Los pensamientos se han o se están organizando
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De la “ficcionalización” del ensayo a la brevedad de lo cierto
propios. El inconsciente, detrás de los trasbastidores, aplaude.10 El lenguaje como
ironía expandida nos delata.
El lenguaje del otro nos señala existencial y existenciariamente con el dedo. El
juicio es sólo un gesto. La grafía, el escribir, se convierte voluntaria y culturalmente
(los abismos del límite se abren) en una metaescritura. El desescribir se convierte,
entonces, en el conflicto de la libertá. La demokracia y su "hermenéutica" están bajo
juicio. (Somos, pues, los "episodios nacionales" de la muerte.) Digámoslo en una
síntesis: ¡el nihilismo es decadente! ¡El nihilismo es la esencia misma de la decadencia
de la demokracia!11 Los nihilistas (los apolíticos, los apáticos, los indiferentes-los
"cristianos"-) son los hombres enfermos de la decadencia. Son la decadencia como
"humanismo". El nihilismo se devela como el callejón de la demokracia. Pessoa,
criticando a Ricardo Reis, dice: "esa indiferencia es ya una adaptación. Es ya una
concesión” (Sobre literatura y arte, 167).
El poeta irrumpe como la estabilidad (el ego roto de lo estable) en medio de la
locura de los "valores". El intento de enloquecer al poeta (Matos Paoli, Arzola, Plath,
Panero, Pizarnik, etc.) es el trabajo político y sistemático del poder. Los que asesinan
en Irak a nombre de la demokracia y de la "libertad", matan a nombre de la histeria
que son y a nombre de la histeria que representan. Las tropas de ocupación
demokráticas son histéricas. En Irak (en Afganistán y posiblemente en Irán) las tropas
de ocupación celebran la muerte de la demokracia. Obviamente, el sentido de lo bello
y el sentido de lo filosófico han adquirido una nueva dimensión.
La demokracia está envenenada y la decadencia es el hedor del tiempo que la
consume a través de sus mentiras y falacias. La negritud, pensemos en Obama, no
salvará la hipoteca de la moral. Porque la demokracia es la hipoteca del alma como
decadencia que todos padecemos un poco. Esto es así, porque la demokracia está
acorralada en su propio discurso. Y éste se le ha convertido en el dédalo en donde
reinan las bacantes. El Hades, construido laberínticamente, ha acorralado a “sus”
Orfeos, los ha despolitizado, los ha castrado y los ha sodomizado.12 La realidad se ha
convertido en el desierto de Nietzsche. No hay nadie. La materia crece. Y la multitud,
ese fantasma que deambula circularmente contra las vitrinas de las mercancías
inferiores de la plebe, está topando (chocando, interviniendo) con su propia epifanía.
En otra mónada los intelectuales se masturban. La líbido agrede; el psicologismo se
torna político: las mónadas de la demokracia se agrietan.
El “epicureísmo” y el “estoicismo” de la posmodernidad resultan insoportables.
El “bumerang” de la historia, desde Hiroshima hasta el genocidio contra Irak, nos ha
golpeado brutalmente. Pero la contestación continúa siendo posible. La realidad gira
contra sí misma: los filósofos cantan y los poetas piensan. ¡Los asesinos ya no son
demokráticamente inocentes! La síntesis es igualmente violenta. La realidad ha
lastimado a los conceptos. La “escritura”, en el límite de la demokracia-indirecta,
retrocede de la idealidad de sus discursos y la desescritura, el Antinihilista, ha
aceptado la violencia del destino y la violencia del kaos.13
de otra manera posible. Se han organizado al nivel de la otredad. Ésta es la paralela de la
lucidez (o del ver mismo).
10
¿Es ésto la filosofía del ser? Obviamente, la ironía se expande.
11
Aun con un presidente negro la demokracia continuaría siendo racista. Porque dicho
presidente sería el símbolo mismo del racismo. Sería, en última instancia, un hombre negro que
piensa como los hombres blancos. Véanse los ensayos de Malcoln X y véase también Los
condenados de la tierra de F. Fanon.
12
Sé que el discurso se torna aspero-lírico, sé que el amor a Sophía se torna violento, pero el
ser también lo reclama como propio. La violencia del lenguaje se ha hecho parte de la “casa del
ser”.
13
¡Soy, pues, el “meta-yo-mismo”!
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Yván Silén
La vejez de Sophía se ha entusiasmado con las ensoñaciones de Alicia. La
envidia es en el fondo una forma de ternura desviada. Pero aun así, todo está por
decirse, porque en el fondo del destino todo está por cantarse. La vejez parece un
espejismo de lo nuevo. (Lo que está por acontecer ha acontecido.) El impresionismo
parece ser una sospecha, pero la sospecha no deja de ser una impresión. El
pensamiento se ha hecho delicado14 y la poesía se ha convertido en un flamboyán que
florece en los veranos. Pero la vida hoy, a pesar de la demokracia, es más poderosa
que nunca. La inteligencia es el milagro de la vida para sí misma. Los dioses
organizan el regreso.15 Los enigmas renuevan el sentido mismo de la dicha. El azar
nos ha devuelto la risa. Alrededor de una mesa manchada, el poeta y el filósofo
planean y celebran los asaltos.16 La demokracia se ha tornado paranoica. El “Bigbang” está por acontecer. Lo posible se ha posibilitado. Y las legislaturas da asco. Es
imposible, entonces, que el asco de lo real no se convierta en el asco “mismo” de lo
estético.17
Cuando Bataille dice que “la risa piensa”, nos ubica, nos invita y nos arroja
inmediatamente al desafío de las metáforas que parpadean conceptualmente: ¡la
poesía piensa! Este es el más asombroso de los desafíos: que los dioses rían; que lo
“pagano” retorne pessoamente. O más inmanentemente filosófico: ¡que el ensayo ría
oscuramente! Que el ensayo ría heráclitamente es casi la bondad del filósofo. El
arrepentimiento de Nietzsche, el haber “abandonado” al poeta, el haberlo deszaratustrado, lo amargó a través del Gólgota que lo arrastraba hacia la locura sifilítica.
El loco interrumpió al “loco”; éste lo arruinó y lo desfilosofó; lo tornó afásico. O dicho
más adolescente o callejeramente: el loco lo descojonó.
Ha habido una transformación.18 ¡El mundo merece ser mirado!...
14
Esto no quiere decir que los conceptos que vibran se someten a las emociones.
De mí podría decirse ésto: que titubeo peligrosamente entre el “paganismo” y el
metacristianismo que me consume. (Pero ésto no es, ni pretende ser, el intento de neoresucitar
el paganismo.)
16
La praxis del discurso, para que éste no se enajene de sí mismo (no se olvide de sí o no se
aburguese), debe de estar fatalmente ligado a la “militancia” del aëdo (o del sophista). La
experiencia de ser, la experiencia de serse, tiene que aprehenderse y aprenderse en el
conflicto.
17
Es imposible no pensar en Kant. Pero este asco, en donde la ironía se hace presencia
necesaria contra el cinismo, fue lo que no entendió Octavio Paz. La ironía es la risa de Dios
que nos defiende y nos protege simultáneamente del “asco” y de lo “sacro”, de lo-sapo (de lo
anfibio) y de lo-Tláloc (de lo etéreo). La filosofía se ha “detenido” porque no posee el lenguaje
que pueda bregar con esta iluminación. No, no nos reímos de Nietzsche o de Heráclito (de
Ciorán o de Kierkegaard), sino que nos reímos con ellos. La risa nos protege política y
existencialmente de nosotros mismos. Porque el inconsciente, en su politicidad, no ha dejado
de ser insistente. Esto es el desconcierto del sueño: ¡qué el inconsciente piense! Su
brevedad nos ha subyugado.
18
Transmuto. Creo que la primavera me ha cambiado. (La realidad cambió. Los ensayos están
cambiando. Los ensayos de la praxis han decidido reemplazar a los ensayos de la
“contemplación”.) Soy antiguo, porque soy un hombre que escudriña el pensamiento (de las
cosas y de la realidad que yacen a las puertas del sueño). Soy un hombre antiguo que vive
fascinado con los neologismos. Yo soy Ariel y soy simultáneamente Sycorax. La curva de la
realidad en donde habito es siempre la curva del laberinto (del octaedro de Cortázar y de los
exágonos de Borges que ahora están silenizados por la poesía de las Musas Negras). La
poesía, como la realidad, es todas las cosas al mismo tiempo. Hay que decidir-(se). Hay que
forjar la decisión como un poema o como una huella digital del Leviatán que canta. Lo
monstruoso (el Minotauro, esa sombra bella del inconsciente, las gárgolas, el Leviatán, las
Furias--Medusa misma; Caronte--) colinda casandramente con lo sublime. Pero, ¿quién
aliciamente podría creerme? ¿Quién podría metafilosofar conmigo? Los que interpretan los
hechos (MacBeth frente a las brujas--el vidente frente a la realidad--; pensemos en Vattimo
15
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4
De la “ficcionalización” del ensayo a la brevedad de lo cierto
3 de julio del 2008
Nueva York
ante sí mismo) corren el peligro de “equivocarse”, porque el devenir deviene. La hermenéutica
no puede separarse de los hechos, porque éstos la determinan. La libertá serestá determinada
por la imaginación. (La imaginación serestá determinada por la libertá.) ¡El ser canta! ¿No es
ésto, acaso, la presencia de lo “bello”-desgarrado (de la “conciencia desgarrada”)? ¿No es ésto
el misterio de las cosas? Kant, para “defenderse”, recurrió al dualismo; Pessoa inventó los
heterónimos. Es inútil huir del destino. No hay sentido en la huida (del espanto). El cambio
acontece contra el “cambio” demokrático de las ideologías decadentes. Los polichinelas se
empeñan en legislar desde la corrupción, desde el nihilismo, desde el cinismo y desde la
muerte. La transformación se mueve contra lo instituido. El poeta, sonreído, colecciona las
copas derramadas. El inconsciente colecciona laberintos. ¡Todo está por comenzar, todo
orgasma!...
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