El Jardín Japonés, por Menene Gras

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EL Jardín Japonés
El jardín como réplica del paisaje natural y como
construcción cultural
Menene Gras Balaguer
Borrador del Proyecto
Localización: Pabellón de la Purísima
Recinte Modernista de Sant Pau
Barcelona
Esther Pizarro: artista
Menene Gras Balaguer: comisaria
Proyecto concebido en el marco del Año Dual España / Japón (junio,
2013- diciembre, 2014.
Organizan: Casa Asia y Matadero Madrid
Fechas: julio-noviembre, 2014
La propuesta que se presenta a continuación es un proyecto concebido
en el marco de la celebración del Año Dual España / Japón, a modo de
contribución al significado de esta conmemoración que pretende
reforzar los vínculos políticos y económicos entre ambos países. Esta se
suma por lo tanto a los actos y protocolos que se han sucedido en lo
que va de año, con la intención de transmitir en qué medida es posible
ampliar el ámbito relacional en todas las esferas de actividad cultural.
Una nueva aproximación a la cultura nipona se encuentra en el origen
del proyecto, en el que se ha querido pautar un diálogo intercultural,
cuyo desarrollo se remonta hasta la primera delegación diplomática
encabezada por Hasekura Tsunenaga, que llega a España procedente de
Japón (1613-1620), como se nos cuenta en la exposición dedicada a las
lacas Namban en el Museo de las Artes Decorativas de Madrid (junioseptiembre, 2013) o en la exposición de pequeño formato del Museo del
Prado (junio-octubre, 2013) con las estampas japonesas de su colección.
Esta aproximación es doble: por una parte, se trata de hacer operativo
un acercamiento del ciudadano español a la cultura japonesa, mediante
elementos propios de las identidades culturales en juego; por otra,
generar lecturas comparadas que favorezcan el interés mutuo por este
otro y el conocimiento de todo lo que éste representa. Los jardines
japoneses a menudo se consideran auténticas representaciones
tridimensionales por así decir del taoísmo y del budismo Zen.
1. Introducción
¿Por qué un jardín japonés? ¿Qué es un jardín japonés? Los
interrogantes se pueden multiplicar en todas direcciones, cuando se
trata de formular un proyecto de semejantes características, en las que
se pretende actuar sobre un espacio expositivo con una intervención,
cuyo sistema de referencias se organiza a partir de un modelo como el
que constituye el jardín tradicional japonés. Éste deriva a su vez del
intento de creación de paisajes idealizados en miniatura, bajo la
influencia de China. Los modelos de jardín que se empezaron a
construir respondían a dos tipos de iniciativas: el jardín de los
emperadores y de la nobleza diseñado para el placer estético, como se
puede ver en los primeros jardines del palacio imperial de Kioto
construido en el siglo VIII; y el jardín adyacente a los templos budistas
diseñados para la contemplación y la meditación. Los jardines japoneses
se desarrollan a partir del intercambio comercial, político y económico
entre China y Japón durante el período Asuka, en los siglos VI y VII,
donde también se producen la llegada del budismo procedente de China
y la introducción de la escritura kanji.
La finalidad de la propuesta está en relación con el hecho de que el
jardín japonés se entienda como una forma de arte desde hace más de
mil años y como una expresión de la cultura nipona; y, por otra, con la
particularidad de que no se trata de reproducir un jardín tal cual
recreando con sus elementos más comunes el estilo o estilos
correspondientes a la variedad de jardines japoneses que se pueden
visitar dentro y fuera del país, sino de concebir, en base a las
interpretaciones contemporáneas más relevantes de arquitectos, artistas
y diseñadores, la creación de un espacio sin ninguna limitación en lo
relativo a elementos y composición, aunque teniendo en cuenta las
características más elementales que permiten identificarlos. Es decir, se
trata de proponer un ejercicio hermenéutico que tenga en cuenta el
modelo de espacio que actúa como referente y a la vez construir una
representación del jardín como construcción cultural, partiendo de las
transformaciones que ha experimentado su concepción de acuerdo con
los cambios sociales y urbanos del Japón contemporáneo.
Entre los paradigmas más relevantes del tipo de intervención que se
plantea, cabe nombrar la que hizo el maestro de Ikebana y paisajista
Yukio Nakagawa en 2003 para la Maison HERMES de Tokio. Bajo el título
“Ondes oniriques”, cubrió el suelo con 700kg de lavanda, para estimular
los sentidos de la vista y del olfato respectivamente, porque, según él,
“la vida de las flores nos informan acerca de todos los tipos de vida”.
Aunque no menos influyentes son los proyectos de algunos
protagonistas de la revolución que ha experimentado el diseño de
jardines en Japón por arquitectos y paisajistas como Isamo Noguchi,
Tadao Andao, Mirei Shigemori con el que Yukio Nakagawa había
trabajado en colaboración en varias ocasiones, Masatoshi Takebe, Kengo
Kuma, Masahisha y Tsuneko koike, Satoru Masaki, Masayuki Yoshida,
Kazusama Ohira, Tsuyoshi Nagasaki, Shunmyo Masuno, Ikuma Shirai,
Kosuke Izumi, Kazuyo Shejima and Ryue Nishizawa, Yoshiji Takehara y
Michimasa kawaguchi, a los que obviamente se tiene en cuenta en esta
propuesta. Las aportaciones particulares de cada uno de ellos supone
una revisión y una revalorización de las equivalencias existentes entre el
arte del jardín, la caligrafía japonesa y la pintura hecha con tinta, que se
amplían a otras disciplinas como la arquitectura o las artes visuales,
posibilitando una nueva conceptualización de este microcosmos del
paisaje natural que caracteriza el jardín japonés.
El eje del proyecto es la experiencia del espacio y del tiempo, en un
microcosmos que se convierte en un espejo del macrocosmos del
universo. El jardín japonés admite representaciones de la vida y la
muerte del mundo, de la belleza y de su negación, a través de los
elementos que lo integran prestándose a su contemplación. El diseño de
jardines no es ajeno a la concepción del espacio que hace de contenedor,
en el que se pone en práctica la escritura organizándose en texto, como
si cada conjunto se pudiera identificar con un kanji imaginario, sin que
en la actualidad exista prohibición alguna derivada de una normativa
excluyente que obligara a ceñirse a un tipo de expresión en lugar de otro.
Podemos mirar así un jardín japonés como si se tratara de un texto
indescifrable, que no obstante podemos aprender a leer a través del
reconocimiento de sus elementos y los significados a los que se prestan.
En 2008, presentamos en la sede de Casa Asia el Jardín Japonés de
Azusa Kito, una instalación efímera inspirada en el Ikebana. El mismo
día de la inauguración, la artista celebró la tradicional ceremonia del té
(chanoyu), tras guiar a los visitantes explicándoles la conversión que
había realizado en el espacio para estimular la contemplación y la
reflexión con el fin de conocernos mejor a nosotros mismos. “Yo sólo
abro la puerta de entrada a este mundo” –dijo en la inauguración. Casa
Asia concedió asimismo una Beca Ruy de Clavijo a Alicia Chillida para
un proyecto titulado “El jardín japonés y su herencia contemporánea”,
que presentó en 2008 para una exposición que en aquel momento no
logró hacerse por circunstancias ajenas. En 2012, nos visitó el maestro
paisajista Masatoshi Takebe con el arquitecto Hiroya Tanaka, candidato
al Premio Príncipe de Asturias en 2004, que ha hecho alzamiento de los
planos que Gaudí nunca hizo de la Sagrada Familia, y el diseño de la
Plaza del Árbol de Riudoms, para la que el maestro Takebe entregó
cincuenta cerezos (sekura) traídos de Japón. Este último explicó la
necesidad de potenciar el retorno del hombre a la naturaleza, de la que
ha sido separado, para restablecer el principio de equilibrio y armonía
que constituyen el genérico simbólico de un orden del mundo que se ha
perdido y que fundamenta la representación del bien y la belleza en la
estética tradicional de la filosofía clásica oriental y de la filosofía
occidental en la Antigüedad.
Cualquier descripción e interpretación del jardín japonés debe tener en
cuenta: 1. La naturaleza efímera del jardín –plantas y árboles crecen y
mueren al ritmo de las estaciones; los niveles de agua crecen y
disminuyen; y las piedras se pueden añadir o reponer-; 2. El grado en el
que los jardines muestran una correspondencia con actitudes religiosas
o filosóficas. Muchos jardines están situados en los templos Zen, lo que
ha hecho creer que son la expresión de la filosofía Zen. Pero, el Zen
moderno puede no estar en consonancia con el Zen del pasado. Esto
lleva a ver también la relación entre el jardín y la contemplación
diferenciando contemplación y meditación Zen. Budismo y Taoísmo
fueron importados de China y Corea, al igual que otros elementos de la
cultura japonesa más antigua, como se ha podido comprobar a la luz del
descubrimiento arqueológico de jardines del siglo VIII. Aunque todas las
interpretaciones pueden ser producto de la especulación más que de
una comprobación veraz de la relación entre teoría y práctica del jardín,
o simplemente del significado de las piedras u otros elementos al igual
que sobre la disposición y reunión asimétrica de todos los elementos en
una composición que reinventa cada vez las relaciones sintácticas que
se originan entre ellos.
2. Antecedentes
Este proyecto responde al interés suscitado en Occidente por el Jardín
japonés desde el siglo XIX como parte del fenómeno conocido con el
nombre de “japonismo” en Europa. Pero, ha sido la celebración del Año
Dual España / Japón entre junio de 2013 y junio de 2014 el factor
decisivo para su programación. Por lo tanto, se enmarcará de lleno entre
los eventos conmemorativos que se llevarán a cabo en el segundo
semestre de este Año. La fascinación por el jardín japonés en Occidente
ha llevado a la creación de jardines en EEUU, que cuenta con más de
veinticinco jardines repartidos por todo el país, Alemania, Argentina,
Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Chile, Costa Rica, EEUU,
Francia, Hungría, India, México, Mongolia, Mónaco, Holanda, Noruega,
Polonia, Rusia, Servia, España y Suecia. Aunque de diferente formato e
importancia, todos imitan las composiciones de los jardines japoneses,
utilizando idénticos materiales y caracterizando singularmente estos
espacios de meditación que corresponden a los jardines Zen y/o a los
jardines de té.
Algunos de estos jardines fuera de Japón se han hecho célebres
convirtiéndose en una atracción turística por tratarse de imitaciones
cuya finalidad es parecerse el máximo posible a los jardines japoneses
tradicionales. A menudo se pone de manifiesto el interés y la
admiración por el jardín japonés como una forma de paisaje diseñado
por el hombre y en el que éste ejerce el control de los elementos y de su
disposición. El proyecto que se presenta, sin embargo, no trata de
reconstruir, de emular ni de copiar un jardín japonés, sino de proponer
la reflexión comparada sobre las representaciones culturales del jardín
en oriente y occidente, a partir de una construcción simbólica que ponga
en relación la identidad cultural y el territorio, sin ser una copia pero
recuperando aquellos elementos convencionales que han constituido la
singularidad del jardín japonés.
Yuko Hasegawa, conservadora jefe del Museo de Arte Contemporáneo
de Tokio, optó por el tema “Descentralizando Occidente” para la Bienal
de Sharjah de 2013, con el propósito de “crear un diálogo a través del
arte que nos libere del Eurocentrismo, el Globalismo y otros ismos”.
Inspirándose en la arquitectura del jardín islámico –en particular de los
jardines históricos de Sharjah, proponía una nueva cartografía cultural
para reconsiderar las relaciones entre el mundo árabe, Asia y el Lejano
Oriente. Para ella, el jardín en tanto que espacio de experimentación
parecía prestarse al desarrollo de un espacio para el conocimiento, a
través de las intervenciones efímeras de artistas y arquitectos. El jardín,
de Granada a Kioto, como espacio de representación cultural significaba
para ella un objeto de investigación que podía conducir al estudio
comparado de la diversidad multicultural en un mundo global. La
distancia entre la Alhambra y los jardines de Kyoto se recorre a través
de rutas comerciales que van de oriente a occidente y viceversa, que en
el jardín japonés se traducen en caminos o senderos perfectamente
diseñados, para comunicar dos o más puntos y conducir al visitante.
Las intervenciones de paisajistas, arquitectos y diseñadores en la
creación del jardín japonés moderno, como se ha mencionado, se
encuentran entre los referentes que han hecho concebir la propuesta
que se presenta. Éstas han supuesto una revalorización de estos
espacios públicos y/o privados que forman parte de la vida cotidiana en
Japón propiciando una transformación de los elementos constitutivos
tradicionales y de la composición de los mismos, sin restricciones. La
apertura en la concepción de este espacio ha favorecido
simultáneamente no sólo su inclusión en lugares o contextos
inesperados, sino también su creación con nuevas perspectivas y
expectativas. De los jardines japoneses históricos creados bajo la
influencia de la filosofía Zen a los jardines japoneses modernos y
contemporáneos se producen transformaciones que se inician ya en el
período Kamamura y Muromachi (1185-1573), seguido del breve período
Monoyama (1568-1573). En 1251, un sacerdote chino manda construir el
primer jardín Zen en Kamakura, contribuyendo al renacimiento religioso
y artístico en esta disciplina. También son de este período otros templos
y los jardines adyacentes como el Kinkaku-ji (el Pabellón de Oro) en
1398, y el Ginkaku-ji (el Pabellón de Plata) en 1482. Pero no será hasta
principios del siglo XVII, durante el período Edo, también conocido por
el nombre de Tokugawa, cuando el jardín japonés adquiere una
fisonomía propia distanciándose de la influencia china de los inicios.
3. Proyecto
Sobre la superficie del plano del país, y partiendo de la división en las
ocho regiones y las cuarenta y siete prefecturas del mapa político, el
proyecto de instalación tendrá en cuenta el positivo y el negativo del
territorio, identificados respectivamente con la planta del archipiélago y
el mar que lo circunda. Se partirá así de la tipología topográfica y
geográfica de Japón –un país islado, donde la tierra se recorta en
fragmentos sobre el agua y que el shintoísmo compara con el caparazón
de una tortuga marina. El shakkei o “enmarcado” es la primera condición
para que el jardín exista: se trata del diseño de los límites y de la
disposición de sus elementos constitutivos, ya que es un jardín cerrado,
que debe aislarse el máximo posible del exterior, aunque tome de
prestado el paisaje natural circundante. Todos los jardines parecen
imitar esta condición del país, donde los elementos naturales
desempeñan un gran papel y el culto a la naturaleza forma parte tanto
de sus creencias religiosas como de su filosofía. La razón estructural de
las dualidades que se generen a partir de aquí tienen en cuenta el
concepto de vacío (ma) –un vacío que también ocupa un espacio y por
consiguiente contiene también el no-vacío. En virtud de un principio que
los japoneses identifican como wabi-sabi se eliminan las oposiciones
entre el día y la noche, lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo, la vida y
la muerte, porque todo puede estar contenido en cada totalidad.
Asociado a este principio de equilibrio, se puede entender la
importancia de las estaciones y cómo se representan en el jardín
japonés: cada estación se aprecia por la posibilidad contenida en cada
una, aunque sea en detrimento del carácter efímero de sus producciones.
Las estaciones siempre se reciben con expectación: la primavera por los
cerezos; el verano, por las azaleas; el otoño, por los arces y el invierno,
por los pinos que se aprecian especialmente por su longevidad.
El jardín japonés en el presente proyecto se enmarca en los límites
cartográficos del archipiélago, donde el mar es la plataforma sobre la
que la naturaleza ha dispuesto las diferentes unidades terrestres que se
identifican respectivamente con las principales islas, Honshu –donde
aparecen los primeros jardines japoneses, influenciados por las
singulares características del paisaje de esta isla que es el centro y el
corazón del país nipón- Hokkaido, Kyushu y Shikoku –de mayor a
menor- constituyendo el 97% de la superficie total del país y
concentrando la mayor parte de la población también- a las que siguen
las islas de Mairuppo, 800 kms al noroeste de Hokkaido, y Okinawa,
600 kms al sudoeste de Kyushu y otras 6848 islas menores adyacentes.
El mapa político del décimo país más poblado del mundo con 127
millones de habitantes, según el censo de 2005, se estructura
políticamente en 8 regiones –Hokkaido, Tohoku, Kanto, Chubu, Kansai,
Chugoku, Shikoku y Kyushu & Okinawa- y 47 prefecturas, como ya se
ha mencionado. La instalación que propone la artista contempla esta
división para proyectar la arquitectura del jardín japonés tal como
entiende su intervención.
Sobre la base del plano que conforma la superficie, el mar interior que
lo bordea –o mar de Seto- el mar de Japón al oeste y el océano Pacífico
al este, el proyecto contempla la reproducción de un espacio similar al
que ocupa el país, en miniatura, para poner en conexión la topografía y
los datos que ésta aporta a la constitución del lugar y a la idea del lugar.
La construcción de un jardín japonés será el resultado de su
incorporación, mediante la simulación morfológica y sintáctica de
elementos que pueden intervenir en su composición. Obviamente, la
miniaturización del mapa del país responde también a la que con
frecuencia se representa en otras figuras como el bonsái. Pero, también
y de una forma más directa, la justificación se puede encontrar en el
hecho de que originariamente los jardines japoneses tienen sus raíces
en en el shintoismo y en Shinto (término que procede del chino Shen
Tao), la divinidad que crea las ocho islas perfectas y los shinchi, los
lagos de los dioses.
La dimensión geográfica expandida permite utilizar diferentes
dinámicas derivadas de una geografía física y de una geografía humana
interconectada, de manera que en el origen del proyecto la noción de
lugar y territorio cultural resultan de utilidad para formalizar el
concepto del proyecto. La representación en el modelo de espacio
intervenido que es constitutivo del jardín permite elaborar una
construcción lingüística mediante la que se propone un diálogo y una
comunicación que favorece la interlocución. El jardín japonés es un
espacio de representación cultural privilegiado, en el que se reúnen
múltiples aspectos físicos, humanos y culturales arraigados en su
historia, la historia del país y las leyendas, cuya veracidad no es tan
importante como aquello que narran y que corresponde a esta otra
historia mágica que forma parte del inconsciente colectivo y donde todo
parece posible. Se trata de las historias y las fábulas que se reúnen bajo
la cobertura de los antiguos mitos de Japón.
La idea de partir del mapa político y de la geografía para la creación de
un jardín japonés reside en el intento de argumentar el interés suscitado
por esta construcción semántica que el jardín japonés sugiere por su
identificación con un país montañoso, que se ve como una sucesión de
cordilleras cuyas islas corresponden con las cimas de las presuntas
montañas que se encadenan en el fondo del mar a una profundidad de
9000m. Tierra montañosa y volcánica –más de 150 son volcanes de
gran tamaño, sesenta de los cuales siguen activos destacando el Asama
a cién Kms de Tokio, cuya altitud es de 2542m. Aunque el monte Fuji
sea el más alto del país con 3776m de altitud sobre el nivel del mar,
seguido del monte Kitadake, con 3193m.
Sobre la base de la superficie islada de un país como Japón, con forma
de arco, haciendo de frontera natural con el océano Pacífico para el
sudeste asiático, que linda al norte con Corea del sur y China, bordeado
por el mar de Japón, el mar de Sento y el Pacífico, se proyecta un jardín
japonés con todos los referentes culturales que actúan para la artista en
su concepción. Ningún punto del país dista más de 150 kms del mar, lo
que hace que su presencia sea notable en todas partes y que la geografía
humana del país no pueda desvincularse de la geografía física o política,
y de ahí la insistencia en aprovechar el plano de la superficie del país
para delimitar el jardín. Los argumentos que se han aducido hasta aquí
conducen a la justificación de esta elección.
4. Características del Jardín Japonés
Elementos característicos: estanques, islas, caminos, puente, montañas
en miniatura, arbustos, templo, casa de té, cascadas, arroyos. El orden
de la enumeración no altera el resultado final. La clasificación también
puede variar, alternando los elementos arquitectónicos y los elementos
naturales que se mezclan en armonía, pero sin renunciar a las
asimetrías. De este modo, conviven cuencas, caminos, estanques y
riberas, arena y guijarros, arbustos y flores, piedras, arroyos, árboles y
cascadas. La forma de las islas puede imitar el cuerpo de las grullas o de
las tortugas; o entre los árboles, el valor del pino tanto en China como
en Japón, es considerado como uno de los tres amigos del invierno,
siendo los otros dos el bambú y el ciruelo en flor. La razón para esta
asociación es que tanto el pino como el bambú mantienen las hojas
durante el invierno y el ciruelo florece cuando todavía hay nieve. Pero,
se trata de hacer una construcción cultural que admita estos elementos
y los materiales que se enumeran a continuación característicos de los
jardines japoneses convencionales, con el objeto de mostrar posibles
desarrollos de los modelos al uso estableciendo variaciones que
permiten la incorporación de otros materiales en sustitución de los
anteriores.
Materiales: piedras, graba para imitar el mar en los jardines secos, arena,
árboles, arbustos, musgo, que precisa humedad y sombra, madera y
plantas –bambú, rododendro, azaleas, arce japonés, viña ornamental,
hostas, helechos, estrelitzias, lirios, cerezos, crisantemos y glicinia,
entre otras.
Composición: la base de la composición en el jardín japonés reside en la
disposición asimétrica de elementos, la integración de contrastes en
colores y texturas, los claroscuros y la contraposición de espacios llenos
y vacíos. Esto implica poner máxima atención en el orden y la
distribución de los materiales para la intervención en el espacio
expositivo con una instalación que sobre la base del plano del
archipiélago japonés y con el referente de los jardines japoneses
contemporáneos genere una producción semántica que recupera la
simbología del jardín tradicional a la vez que posibilita un sistema de
conexiones que restablece la relación entre el hombre y la naturaleza
mediante un intento de aproximar el arte a la naturaleza en la era de las
tecnologías de la comunicación.
Se trate de jardines húmedos o de jardines secos (kare sansui), en el que
dominan la arena, la grava y las rocas, mezclados ocasionalmente con
hierba, musgo y otros elementos naturales, es posible partir de una
hibridación de ambos modelos como se registra en muchos paradigmas
contemporáneos del jardín japonés. El modelo de kare sansui se
desarrolla principalmente en el siglo XIV, en relación con el Taoísmo, y
el más célebre se encuentra en el templo de Ryoan-ji, al noroeste de
Kioto, y se construyó a finales del siglo XV. En el karesansui, se intentan
materializar los ideales estéticos de esta tipología, considerando como
el equivalente de la belleza aquella que se identifica con el vacío.
Shigemori Mirei es uno de los arquitectos que ha realizado algunos de
los jardines secos contemporáneos más significativos. Las piedras
tienen vida propia, según el sistema de creencias basado en el budismo
y el taoísmo, al igual que los animales y las plantas. El papel que
desempeñan en los jardines secos es equivalente al de las plantas, al
igual que la arena o la grava lo es al agua, en ausencia de ésta. Este
animismo general confiere una identidad especial al jardín japonés,
cuyo aislamiento coincide a su vez con el carácter islado de la
morfología del país.
5. Procedimiento
En ningún caso, se ha pensado anteponer la posible opción de una copia
o de una “variación” del jardín japonés tradicional o convencional, sino
de pensar una construcción equivalente, alternativa, a partir de los
modelos existentes y de una selección de aquellos cuya aportación
resulta más estimulante para la organización de un espacio “jardín” que
reúna elementos escogidos para su representación. La dimensión
escénica se tendrá en cuenta, en la medida en que permitirá pensar el
jardín contemporáneo a partir del modelo japonés en términos
generales y particulares al igual que de su reactualización a través de
otras opciones alternativas desde el campo de las artes visuales.
Antes de decidir si las opciones entre los jardines secos y los jardines
húmedos son exclusivas en lugar de inclusivas, es importante saber si se
pretende hacer una combinación de ambas o si se quieren yuxtaponer
ambas tipologías distinguiéndolas claramente para mostrar cómo
consiguen dialogar. En los jardines japoneses contemporáneos, se suele
partir de una hibridación inicial sin oponer radicalmente estos formatos,
salvo si no hay una clara intención de replicar explícitamente una
modalidad en lugar de otra.
Para abordar este proyecto, se han abordado los siguientes factores a
considerar antes de efectuar el diseño general, puesto que en un jardín
japonés nada es natural ni arbitrario. Cada uno de los elementos se ha
escogido como constitutivo de un todo: los árboles se eligen en función
del color que adoptan en las sucesivas estaciones, al igual que el musgo,
por poner un ejemplo, cubre la piel de los troncos o las piedras para
sugerir la antigüedad del jardín, o que algunas plantas se escogen por
su simbolismo religioso, como es el caso de la flor de loto, de origen
sagrado para las enseñanzas budistas, o el caso del pino, por su
resistencia al frío y al calor y su longevidad. Los aspectos a considerar
son la ubicación del proyecto, la superficie que ha de ocupar, el plano, la
estructura, los elementos arquitectónicos y naturales, tanto como los
materiales a emplear y la composición o diseño correspondientes.
El proyecto contempla la creación de un paisaje que imita la naturaleza
del jardín japonés y a la vez se propone como un jardín filosófico, cuyos
componentes son una representación de lo representado en el jardín
real. El paradigma más claro de esta actuación es el mar de sal que
cubre la superficie llenando el vacío abierto entre las regiones
entendidas a su vez como fragmentos islados y rodeando los diferentes
perímetros de una topografía imaginaria que se recorta con las
estructuras arquitectónicas diseñadas y construidas por la artista para
recortar las regiones en las que se estructura el mapa político del país,
como si se tratara de los órganos de un cuerpo humano expuesto a la
intemperie de una naturaleza libre.
La superficie ocupada alcanza los 485 m2. y sobre este espacio se
distribuyen los fragmentos o estructuras cubiertos de vegetación
liofilizada. El proyecto es una instalación única que se ubica en el
espacio modernista de un pabellón del recinto modernista de Sant Pau, y
que no puede prescindir del contexto en el que se construye, por el
impacto que esta arquitectura tiene sobre el paisaje que se ha creado y
que dialoga con su nuevo entorno. De ahí que en cada lugar, esta
instalación adquiera nuevas connotaciones que se suman a las
anteriores potenciando el régimen significante de sus componentes.
6. Laboratorio del paisaje / Actividades paralelas:
Libro (1)
El jardín japonés:
Réplica del paisaje natural y construcción cultural
Edición Menene Gras Balaguer
1. Escenarios de lo bello y lo triste: el sentimiento paisaje / Menene Gras
Balaguer; Valores estéticos: instrucciones de uso / Federico Lanzaco
Salafranca; Filosofía y religión: claves para entender la cultura japonesa /
Carlos Rubio; El furyu como categoría estética / Alfonso Falero Folgoso.
2. El jardín japonés, apariencia y realidad / Javier Vives; Shakkei: el paisaje
prestado / Luis Vallejo; Estética del paisaje y jardín japonés / Pedro Aullón
de Haro; La poética interior del jardín japonés y el carácter de los
japoneses / Fernando Cid Lucas; Combinación de piedras + Las
composiciones con rocas y flores en el jardín japonés / Masatoshi Takebe;
Del camino en la montaña al camino en el jardín: aproximación
fenomenológica al jardín japonés / Félix Ruiz de la Puerta; El jardín y la
casa de té / Fernando García Gutiérrez.
3. Los textos que iluminaron el temprano descubrimiento del jardín
japonés en Occidente / Elena Barlés; Paraísos occidentales, espacios
universales: Simbología y representación del jardín japonés / Ovidi
Carbonell Cortés; El jardín japonés: Un jardín caligrafiado / Noni Lazaga;
Jardín japonés. Madera y piedra / Hiroya Tanaka; El agua en el jardín
japonés / David Almazán; Semántica y Metafísica del jardín japonés o los
senderos que se bifurcan / Jose María Cabeza Lainez; El jardín japonés
visto desde el haiku / Fernando Rodríguez-Izquierdo Gavala.
4. Un jardín Japonés: Topografías del vacío /Esther Pizarro; El jardín
japonés interpretado por occidente / Susana Canogar; El diminuto jardín
japonés tsuboniwa como reflejo del alma de Kyoto, y un guiño a la
arquitectura contemporánea / Yayoi Kawamura; La imagen y el sonido del
agua en el arte del Jardín Persa y Japonés / Mana Salehi; En torno a una
brizna de hierba / Francisco Javier Ruiz Carrasco; Yo curo los árboles y los
árboles me curan / Kan Masuda; Algunas intuiciones de un occidental
sobre los jardines chino y japonés / Manuel Valencia
5. Josiah Conder y la estética demiùrga del jardín japonés / Pilar Garcés;
Abstracción en el jardín japonés moderno: Shigemori y Noguchi / Darío
Álvarez; El jardín seco japonés en la Avant-Garde del arte / Pilar Cabañas;
Sobre la construcción del jardín japonés en la obra de Nicolás Bouvier: la
esfera, la luna y el movimiento. Breve liturgia de las aguas / Lourdes Terrón;
La modernidad intemporal del jardín japonés / Ramón Rodríguez Llera; La
necesidad de un jardín global, ¿el jardín japonés, una opción de síntesis?
Miquel Vidal
El libro será publicado por Editorial Tecnos (Grupo Anaya), y la salida
está prevista para el último trimestre de 2014.
Seminario (2)
“Los Mitos de Japón y el jardín japonés en la literatura nipona
contemporánea” por Carlos Rubio
“El Jardín japonés moderno: jardines secos (kare sansui) o jardines
de piedra (sekeitei) y jardines húmedos por Azusa Kito
“El Pabellón de oro” por Menene Gras Balaguer
“Del jardín persa al jardín japonés” por Mana Salehi
“La voz del agua” ¿Cómo habla el agua en los diferentes tipos de jardín?
La circulación del agua en el jardín árabe y en el jardín japonés. Darío
Álvarez Álvarez.
“Las rutas del bambú”. El bambú en su origen y en el jardín japonés.
La cultura del bambú por Hiroya Tanaka / Laurent Martin
“Constrúyeme un jardín japonés” por Eduardo Pérez Mulet
“La influencia de Japón en la obra de Joan Miró” por Pilar Cabañas
Talleres (3):
Cómo hacer un jardín japonés por Esther Pizarro
Ejercicios de IKEBANA por Azusa Kito
Diseño de un video juego para la simulación de un jardín japonés.
Marta Ballada (Casa Asia) / Michael Strauebig.
Retratos de árboles por Jaume Blassi
¿Cómo curar nuestros bosques? Diagnósticos y Prevención por Kan
Massuda
Bibliografía (4):
El primer tratado importante sobre el diseño de jardines es el Sakuteiki
(The Clasic of Garden Making) del siglo XI, aunque no versa
directamente sobre cuestiones puramente técnicas relacionadas con la
construcción del jardín. El texto fue reeditado en 2001 por Jiro Takei y
Marc Keane.
Algunos principios relacionados con los jardines tradicionales
consiguen imponerse en jardines japoneses posteriores: 1. La
adecuación a las características topográficas del lugar, inclusive el fluir
natural del agua; 2. Los elementos de un jardín pueden simular
localizaciones escénicas célebres; 3. Los jardines deben conformar lo
que se reconoce como los principios chinos del feng shui, poniendo
especial atención en el simbolismo direccional y la elección y colocación
propicia de los elementos; 4. Los jardines deben capturar el espíritu de
la naturaleza e imitar sus formas.
Un segundo texto de importancia similar es Senzui narabi ni yagyo no
zu /Illustrations for Designing Mountain, Water and hillside Field
Landscapes; la versión en inglés se encuentra incluido en David
Slawson´s “Secret teachings in the Art of Japanese Gardens”.
Otros títulos generales:
Assunto, Rosario (1915-1994), “Ontología y teleología del Jardín”
(Tecnos, Madrid, 1991).
Bellatín Mario “El jardín de la Señora Murakami: Oto No Murakami
Monografía” (Ed. Tusquets, Barcelona, 2001).
Berthier, François “Reading Zen in the rocks: the Japanese dry landscape
garden” (Chicago: University of Chicago Press, 2000.)
http://bit.ly/1pGgOvJ
Rubio, Carlos "Claves y textos de la literatura japonesa:
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Asociaciones y Fundaciones:
Actividades
y
eventos
culturales
en
el
Jardín
Japonés
www.jardinjapones.org.ar
Amics del bonsai de Cerdanyola del Vallès www.bonsaicerdanyola.cat
Asociación bonsái Alcobendas www.bonsaialcobendas.es
Asociación Cultural Aragón Japón
Asociación Cultural Zaragoza Bonsai
Asociación española de paisajistas
Bonsái Bizkaia www.bonsaibizkaia.org
Centro Cultural Hispano Japonés
Comono Bonsái
Escuela de Bonsái y Artes Zen www.bonsaikido.com
Fundación Japón, Madrid
Fundación Tres Culturas, Servicio de publicaciones (Sevilla)
INDOC Centro de Arte y Naturaleza de Huesca CDAN
International Asociation of Japanese Garden (Australia)
The Japan Garden Society (Japón)
The Japanese Garden Society (Reino Unido)
Gráficos
Esther Pizarro
Regiones y Prefecturas de Japón
Propuesta para el Jardín japonés
Alzado y planta de la nave 16
El Matadero
Detalle en planta del Jardín Japonés
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