La discriminación, raíz de la violencia: ¡No a las leyes discriminatorias!

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La discriminación, raíz de la
violencia: ¡No a las leyes
discriminatorias!
Fecha de embargo: 7 de marzo de 2006
PÚBLICO
SECRETARIADO ESTATAL. FERNANDO VI, 8, 1º IZDA. 28004 MADRID
Telf.: + 34 91 310 12 77 Fax: + 34 91 319 53 34 E-mail: [email protected] Web: www.es.amnesty.org
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La discriminación, raíz de la violencia:
¡No a las leyes discriminatorias!
7 de marzo de 2006
1. Introducción
Todavía existen en el mundo leyes que discriminan a las mujeres por razón de su sexo, es decir,
que tratan de forma diferente a los hombres y a las mujeres, y conceden a éstas menos derechos y en
menor grado. En Arabia Saudí las mujeres no pueden votar. En Camerún es el marido quien decide si la
mujer trabaja o no. En Sudán se permiten los matrimonios forzados. En Chile el marido es el titular de
la custodia conjunta de bienes. En India no se considera delito la violación en el matrimonio. La
violencia intrafamiliar está permitida por ley en Nigeria. En al menos 36 países aún están en vigor leyes
que discriminan a las mujeres.
Las organizaciones de mujeres y otros activistas de derechos humanos de todo el mundo han
luchado en los últimos decenios para prevenir y combatir los abusos contra las mujeres y lograr más
igualdad de derechos. En muchos países han conseguido enormes avances y, en el ámbito internacional,
han modificado de forma irreversible los términos en que se plantea el debate sobre los derechos
humanos para las mujeres. Sin embargo, pese a todo lo que han logrado para hacer valer sus derechos,
las mujeres siguen ganando menos que el hombre, teniendo menos propiedades y su acceso a la
educación, al empleo y a la asistencia médica es también menor. La discriminación sigue prevaleciendo
y negando a las mujeres la plena igualdad de trato y oportunidades en las esferas política, económica,
laboral y familiar con el hombre.
La violencia contra las mujeres, la violación de los derechos humanos más extendida y más
impune, se alimenta de esta discriminación y sirve, a su vez, para reforzarla. Cuando se maltrata a una
mujer detenida, cuando las fuerzas de seguridad violan a las mujeres como si fueran «botines de
guerra», cuando una mujer sufre el terror de la violencia en el ámbito familiar, lo que se manifiesta y se
impone es una relación de poder desigual entre hombres y mujeres. La violencia de género es una
expresión extrema de valores históricos y culturales concretos que asignan a las mujeres roles que las
colocan en posición de inferioridad. En ocasiones, y este es el asunto sobre el que trata este informe, esa
posición de inferioridad está consagrada en la ley.
En marzo del 2004, Amnistía Internacional lanzó la campaña mundial “No más Violencia contra
las Mujeres”. Desde entonces, la organización ha estado trabajando con mujeres activistas y con
comunidades de todo el mundo para reforzar el mensaje de que la violencia contra las mujeres es una
violación de derechos humanos y que la discriminación contra la mujer es la raíz fundamental que
sustenta la violencia de género que afecta a una de cada tres mujeres en el mundo.
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La Convención para la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer de
Naciones Unidas1 (CEDAW, por sus siglas en inglés),es el tratado más comprehensivo de los derechos
1
La CEDAW fue adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1979 y ha sido ratificada por 180 países,
siendo uno de los instrumentos internacionales de derechos humanos más ampliamente ratificados.
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humanos de las mujeres y su finalidad es lograr la plena igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
En su preámbulo, la CEDAW reconoce explícitamente que “las mujeres siguen siendo objeto de
importantes discriminaciones” y subraya que esa discriminación “viola los principios de la igualdad de
derechos y del respeto de la dignidad humana”.
Muchos países, a pesar de haber ratificado la Convención, lo han hecho formulando
declaraciones o reservas que excluyen o restringen su aplicación en su territorio. En opinión de
Amnistía Internacional muchas de estas reservas vacían de contenido el compromiso con la Convención,
contraviniendo el artículo 28 (apartado 2) de la misma, que establece que no deben aceptarse reservas
incompatibles con el objeto y el propósito de ella. Detrás de muchas de esas reservas está la existencia
de leyes discriminatorias en los Estados que las han formulado.
También en la Conferencia de Beijing de 1995 los Estados participantes formularon varios
compromisos para revocar leyes discriminatorias contra la mujer. En la Plataforma de Acción resultante
los gobiernos participantes acordaron "revocar cualesquiera leyes restantes que discriminen por
motivos de sexo y eliminar el sesgo de género en la administración de justicia"2.
Amnistía Internacional reconoce que la discriminación contra las mujeres se produce en los
ámbitos político, económico, familiar y social, y que la aplicación de las leyes sin una adecuada
perspectiva de género es también una forma de discriminación. Sin embargo, este documento se centra
en las leyes discriminatorias vigentes todavía en muchos países, independientemente de la región,
cultura o religión de los mismos, que reflejan la existencia de desigualdad y discriminación contra la
mujer, al tiempo que fomentan y perpetúan la violencia contra las mujeres existente en sus sociedades.
2. ¿Por qué ocuparnos de acabar con las leyes discriminatorias?
La causa subyacente de la violencia contra las mujeres es la discriminación, que les niega la
igualdad de derechos respecto de los hombres en todos los aspectos de la vida. La violencia tiene su
origen en la discriminación y a la vez sirve para reforzarla, impidiendo que las mujeres ejerzan sus
derechos y libertades en pie de igualdad con los hombres.
La discriminación está presente en la cultura y la religión, pero también en el marco jurídico del
propio Estado sobre aspectos familiares, económicos, laborales y de otra índole. La ley es la expresión
más formal de una política de gobierno. En ocasiones las leyes establecen y reflejan el principio de no
discrminación por razón de sexo y proporcionan un marco legal que prohíbe la violencia contra las
mujeres pero la manera en que se aplica la ley, una distribución inadecuada de los recursos o una falta
de aplicación de la perspectiva de género en su puesta en práctica conducen a una discriminación de
facto de la que los Estados son responsables.
Pero cuando el propio Estado consiente y aplica leyes discriminatorias, permitiendo que se
mantengan en vigor, las mujeres por ley no tienen derecho a opinar, a decidir, a trabajar o a obtener
justicia en pie de igualdad. Sin igualdad de derechos, las mujeres no tienen recursos para hacer frente a
la discriminación que sufren en todos los aspectos de su vida.
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Objetivo estrategico I.2 de la Plataforma de Acción (Garantizar la igualdad y la no discriminación ante la ley y en la
práctica), apartado d) del párrafo 232. El apartado completo dice: “Revisar las leyes nacionales incluidas las normas
consuetudinarias y las practicas juridicas en las esferas del derecho de familia, el derecho civil, penal, laboral y
comercial con objeto de asegurar la aplicacion de los principios y procedimientos de todos los instrumentos
internacionales de derechos humanos pertinentes mediante la legislacion nacional, revocar cualesquiera leyes
restantes que discriminen por motivos de sexo y eliminar el sesgo de genero en la administracion de justicia”.
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De hecho, muchas de las leyes discriminatorias actualmente en vigor se han promulgado en
nuestro tiempo, a despecho de las leyes nacionales e internacionales y en contra de los avances
promovidos por los grupos de mujeres de todo el mundo que trabajan por la igualdad y la justicia.
En algunos casos, las leyes admiten directamente la violencia contra las mujeres. Por ejemplo,
permitiendo los llamados “delitos en nombre del honor” o admitiendo que la cuestión del honor se
acepte como atenuante. En algunos sistemas legales, el Estado reconoce el honor, el apasionamiento o la
provocación como circunstancias eximentes sólo para favorecer al marido en casos de presunto
adulterio. En Líbano, según el Código Penal, un hombre que mata a su esposa o a otra mujer de su
familia puede conseguir que le reduzcan la condena si demuestra que cometió el delito en respuesta a
una relación sexual socialmente inaceptable de la víctima. En Guatemala la ley permite la suspensión de
la condena por violación si el violador se casa con su víctima.
En otros países, aunque las leyes no aprueben directamente la violencia, son discriminatorias,
concediendo menos derechos a las mujeres y en menor grado. Por ejemplo, las mujeres no pueden
firmar documentos oficiales sin el permiso de su marido, precisan de su consentimiento para solicitar su
pasaporte o tienen menos derechos que los hombres en lo que se refiere a las herencias o a las
propiedades.
Es inaceptable que más de 25 años después de la adopción de la CEDAW y 10 años después de
la celebración de la Conferencia de Beijing y la adopción de su Plataforma de acción, aún sigan
existiendo leyes discriminatorias en todo el mundo.
3. Un marco internacional contra la discriminación por razón de sexo
Desde la creación de las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial y la adopción
de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, el derecho fundamental a la no
discriminación ha sido afirmado repetidamente por los gobiernos en tratados internacionales, así como
en la mayor parte de las constituciones nacionales de todo el mundo. No obstante, la discriminación por
razón de sexo sancionada por los gobiernos aún continúa practicándose en sus formas más flagrantes en
muchas partes del mundo. A menudo bajo el disfraz de la religión, la tradición o la costumbre, los
gobiernos consienten y aplican leyes discriminatorias que perpetúan el estado de discriminación
económica, política, familiar y social de la mujer.
En 1995, las delegaciones de 189 países en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en
Beijing adoptaron una Declaración reafirmando su compromiso fundamental de “defender los derechos
y la dignidad humana intrínseca de las mujeres y los hombres”. También adoptaron la Plataforma de
Acción de Beijing en la que prometieron “revocar cualesquiera leyes restantes que discriminen por
motivos de sexo”. En el año 2000 acordaron hacerlo “lo antes posible, preferiblemente antes del año
2005...”. Sin embargo, estos gobiernos aún exhiben poca o ninguna voluntad política para cumplir estos
compromisos.
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer,
adoptada en 1979, y su Protocolo Facultativo siguen siendo los únicos tratados internacionales
dedicados específicamente a los derechos de las mujeres. En parte ha sido debido a la existencia de la
Convención y al gran número de países que la han ratificado por lo que se han producido avances
significativos en los derechos de las mujeres en los 25 años transcurridos desde su adopción, aunque aún
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queda mucho por hacer. La Convención cuenta con 181 Estados parte. Un grupo reducido de países,
entre los que se encuentran Estados Unidos, Qatar, Somalia y Sudán aún no lo han ratificado3.
Varios de los países que han ratificado la Convención lo han hecho formulando declaraciones o
reservas que excluyen o restringen su aplicación en su territorio. Una reserva es una objeción legal a una
cláusula o artículo concreto de un tratado que, por lo demás, el Estado se compromete a considerar
vinculante. El artículo 28.2 de la Convención no permite las reservas incompatibles con el “objeto y
propósito” de la misma. A Amnistía Internacional le preocupa que, sin embargo, muchas de las reservas
formuladas contradicen el espíritu y el propósito de la Convención.
CONVENCIÓN PARA LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER
Artículo 2.- Los Estados partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas, convienen en
seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación
contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen a:
a)
Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier otra legislación
apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por ley u otros medios
apropiados la realización práctica de ese principio;
b)
Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones correspondientes, que
prohíban toda discriminación contra la mujer;
c)
Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad con los del
hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales o competentes y de otras instituciones
públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación;
d)
Abstenerse de incurrir en todo acto a práctica de discriminación contra la mujer y velar porque las
autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación;
e)
Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por
cualesquiera personas, organizaciones o empresas;
f)
Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o derogar leyes,
reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer
g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación contra la mujer
En concreto, las reservas efectuadas al artículo 2 (ver recuadro) vacían claramente de contenido
el compromiso con el propósito de la Convención. Este artículo es esencial, porque refleja la obligación
de los Estados parte de actuar de forma inmediata y con los medios adecuados contra la discriminación
para hacer realidad los derechos de las mujeres. Entre los Estados que mantienen reservas a este artículo
están:
PAIS
Argelia
Arabia Saudí
Bahréin
Bangladesh
Egipto
Libia
Marruecos
Reservas a:
Artículo 2, Artículo 9.2, Artículo 15.4, Artículo 16;
Reserva general a toda la Convención
Artículo 2, Artículo 16;
Artículos 2 y 16.1.c
Artículo 2, Artículo 16;
Artículo 2, Artículo 16 (c y d);
Artículo 2, Artículo 15.4 y Artículo 9.2;
3
De los 181 Estados parte que han firmado el tratado, todos lo han ratificado excepto Estados Unidos. En el caso de
Qatar, Somalia y Sudán no han llegado siquiera a firmarlo, por lo que no son Estados parte. Para ver la lista de los
Estados partes consultar http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/states.htm.
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Otras reservas se refieren al artículo 16, por el que los Estados se comprometen a eliminar la
discriminación contra la mujer en asuntos relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares
asegurando que hombres y mujeres tengan los mismos derechos para contraer matrimonio o para
disolverlo, los mismos derechos y responsabilidades respecto de la tutela, custodia y adopción de hijos,
y los mismos derechos en materia de propiedad, goce y disposición de bienes, entre otros aspectos.
Se han dado dos principales justificaciones para la formulación de reservas: que los artículos de
la Convención a los que se refieren son contrarios a las leyes nacionales, aunque el derecho
internacional prohíbe claramente este uso, o que entran en conflicto con la shari'a (ley islámica). Esta
última razón ha siso esgrimida por algunos países de Oriente Medio y Norte de África, a pesar de que
otros países de la región no han formulado reservas similares, lo cual indica que hay diferentes
interpretaciones de la ley islámica.
Algunos ejemplos de este tipo de declaraciones o reservas son:
“El Gobierno de Túnez declara que no adoptará ninguna decisión administrativa o
legislativa de conformidad con las obligaciones de esta Convención cuando tal decisión
entre en conflicto con las disposiciones del capítulo I de la Constitución de Túnez”
“El Estado de Israel manifiesta por la presente su reserva con respecto al inciso b) del
artículo 7 de la Convención en relación con el nombramiento de mujeres para actuar
como jueces de tribunales religiosos cuando lo prohíban las leyes de cualquiera de las
comunidades religiosas de Israel.”
En el caso de Arabia Saudí se trata de una reserva general que incluye, sin especificar, cualquier
discrepancia entre la ley islámica y la CEDAW. Eso permite que, a pesar de haber ratificado este
tratado, en Arabia Saudí no sólo está boqueada la participación de las mujeres en la vida política, sino
que no se les permite circular libremente si no es en compañía de un familiar próximo varón (Mahram),
ni siquiera para recibir atención médica urgente. Tampoco pueden caminar por la calle sin la compañía
de un Mahram ni está permitido que conduzcan automóviles.
En opinión de Amnistía Internacional estas reservas, de no modificarse, tienen un efecto directo
sobre la capacidad de asegurar que las mujeres disfrutan de los derechos que se supone que la
Convención garantiza, incluida la protección frente a la violencia y la discriminación, y socavan su
capacidad de acceder a la justicia o conseguir resarcimiento a través de mecanismos nacionales.
El impacto de la CEDAW: Avances concretos
La CEDAW ha demostrado ser un importante instrumento para las organizaciones no
gubernamentales en defensa de la mujer y en su diálogo con las autoridades, y encontró ejemplos claros
de avance. En Japón, por ejemplo, la ratificación de la Convención en 1985 dio lugar a que se aprobara
la Ley de Igualdad de Oportunidades en el Empleo. En Turquía, el diálogo entre el Comité de la
CEDAW y las autoridades impulsó y sigue impulsando los esfuerzos que desde hace tiempo vienen
realizando las organizaciones en defensa de los derechos de las mujeres. En Nepal, gracias a la
utilización de los compromisos establecidos en la CEDAW, se han presentado dos proyectos de ley para
abordar la violencia contra las mujeres.
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4. La discriminación por razón de sexo, en la ley
A pesar de la prohibición de las normas internacionales de derechos humanos e incluso habiendo
ratificado la CEDAW, en muchos países siguen vigentes leyes discriminatorias que impiden a las
mujeres disfrutar de sus derechos en pie de igualdad y fomentan y perpetúan la violancia de género. A
continuación indicamos ejemplos de este tipo de legislación en países de diferentes regiones, culturas y
religiones.
Discriminación en el derecho al sufragio
•
En países como Arabia Saudita o Brunéi, las mujeres no tienen reconocido el derecho al voto.
•
En Omán el voto está limitado a 175.000 personas, la mayoría hombres, elegidas por el gobierno.
•
En Kuwait se votó en 2005 para introducir el sufragio femenino para mujeres mayores de 21
años, aunque no tendrá efecto hasta las elecciones generales de 2007.
Discriminación en los derechos y responsabilidades durante el matrimonio
•
En 1984, Argelia adoptó un Código de Familia que limita los derechos de la mujer en el
matrimonio al consentir la poligamia, ordenar la obediencia de la mujer y restringir las causas
de divorcio para las mujeres.
•
Las leyes de obediencia de la mujer existen en varios otros países, como Sudán (en una ley
de1991) y Yemen (1992), donde la ley estipula de manera explícita que las mujeres deben estar
disponibles para tener relaciones sexuales con sus maridos y que no pueden abandonar el hogar
conyugal sin permiso. En Chile, el marido es el titular de la custodia de bienes conyugales. En
Nepal, una mujer pierde su herencia cuando contrae matrimonio.
Violación en el matrimonio
•
Las mujeres a menudo carecen de protección legal frente a violaciones por parte de sus maridos.
India, Malasia y Tonga, por ejemplo, excluyen de manera explícita en sus leyes sobre violación
los actos sexuales forzados en el matrimonio.
•
En Guatemala el Código Penal exime de la culpa al hombre que haya violado a una mujer si éste
se casa con ella, exceptuando el caso de tratarse de una menor. La Constitución de este país
establece que “todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y
la mujer, cualquiera que sea su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades.
Ninguna persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su
dignidad”. Sin embargo, el código penal establece que “en los delitos comprendidos en los
Capítulos I (violación), II (estupro), III (abusos deshonestos) y IV (rapto) anteriores, la
responsabilidad penal del sujeto activo o la pena, en su caso, quedarán extinguidas por el
legítimo matrimonio de la víctima con el ofensor, siempre que aquélla fuere mayor de doce años
y, en todo caso, con la previa aprobación del ministerio público”.
•
En Pakistán, el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre como prueba en un
tribunal de justicia y para demostrar que ha sido violada debe contar con al menos “cuatro testigos
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hombres musulmanes adultos... [para dar] evidencia al ser testigos presenciales del acto de
penetración...”
Normas penales discriminatorias
•
Según el derecho interno de Afganistán, el adulterio femenino es un delito común que puede ser
castigado con hasta 10 años de cárcel o, si se cumplen ciertos requisitos probatorios, con la
lapidación4.
•
En algunos estados del norte de Nigeria, en virtud de la ley penal islámica (Shari'a), tener un hijo
fuera del matrimonio es razón suficiente para declarar a una mujer culpable del delito de adulterio,
que puede ser castigado con la muerte por lapidación.
•
En algunos países la prostitución es un delito mientras que la contratación de servicios de
prostitución no lo es, de esta manera se castiga a las personas explotadas, principalmente
mujeres, a la vez que las personas que las explotan, casi siempre hombres, no son castigados por
este abuso. En Filipinas, la prostitución se define legalmente como un delito que únicamente
pueden cometer las mujeres.
Impunidad de la violencia en el ámbito familiar
•
El Código Penal de Nigeria permite a los maridos utilizar la violencia física para “regañar” a sus
mujeres siempre que no causen un “daño grave”, que se define como pérdida de la visión, de la
audición y de la facultad de hablar, las desfiguraciones faciales u otras heridas que pongan en
peligro la vida. En el caso de los abusos deshonestos, el Código Penal nigeriano impone mayor
pena si la víctima es hombre que si es mujer. En concreto dispone que ”Toda persona que cometa
abusos ilícitos y deshonestos contra un varón incurrirá en un delito grave, penado con tres años
de prisión” (artículo 353) y que ”Toda persona que cometa abusos ilícitos y deshonestos contra
una mujer o una niña incurrirá en un delito menor, penado con dos años de prisión” (artículo
360)
Poligamia y discriminación en la edad de matrimonio
4
•
En países tan dispares como Japón y Rumania, los hombres no pueden contraer matrimonio
antes de los dieciocho años mientras que la ley permite que las mujeres puedan hacerlo antes de
esa edad.
•
El código de Familia de Argelia establece que “está permitido contraer matrimonio con más de
una esposa dentro de los límites del Shariah siempre que exista una causa justificada y se cumpla
la condición de igualdad y tanto las previas como las futuras esposas estén debidamente
informadas...”
•
La Constitución de Malí establece que “todos los malianos nacen y viven libres e iguales en sus
derechos y obligaciones. Se prohíbe cualquier discriminación basada en el origen social, el color,
el idioma, la raza, el sexo, la religión o la opinión política...” Sin embargo el Código Matrimonial
y de Tutela permite exclusivamente al hombre la elección entre una relación monógama o una
polígama hasta cuatro esposas.
AI no tiene noticia de que este castigo haya sido aplicado durante el periodo de transición
9
•
La Constitución de Tanzania establece que “todas las personas son iguales ante la ley y tienen
derecho, sin discriminación, a la protección y la igualdad ante la ley”. No obstante la Ley
Matrimonial considera que cualquier matrimonio “si fue contraído según el rito Islámico o
conforme a los ritos reconocidos por el derecho consuetudinario de Tanganica, será presumido, a
falta de prueba en contrario, matrimonio polígamo o potencialmente polígamo.”
Derecho a la disolución del matrimonio
•
En Israel, a diferencia de los hombres, una mujer judía no tiene derecho a divorciarse, tal y como
estipula la ley rabínica y sanciona la ley estatal. A pesar de que la Declaración del Establecimiento
del Estado de Israel estipula que “el Estado asegurará la igualdad total de los derechos sociales y
políticos a todos sus habitantes sin consideración a la religión, la raza o el sexo...”, de facto el
Estado de Israel sólo permite la posibilidad de divorciarse a los hombres en los matrimonios
judíos. De acuerdo con la Ley de Jurisdicción de las Cortes Rabínicas, la ley que las cortes
rabínicas deben aplicar en los asuntos de matrimonio y divorcio es la ley de la Torah (ley
religiosa).
Discriminación laboral
•
En muchos países, las leyes laborales niegan la igualdad de las mujeres, que a menudo son
tratadas como niños y se les niegan las oportunidades a las que pueden acceder los hombres,
supuestamente por su propia “protección”. Por ejemplo, en Bolivia, “las mujeres y niños menores
de 18 años sólo podrán trabajar durante el día, exceptuando labores de enfermería, servicio
doméstico y otros que se determinarán”.
•
En Camerún es el marido quien decide si la mujer trabaja o no, con el objeto de preservar el
“bienestar de su matrimonio o de sus hijos”. En la Constitución de Camerún se establece que
“todas las personas tendrán derechos iguales...el Estado les proporcionará a todos sus
ciudadanos las condiciones necesarias para su desarrollo….”
Discriminación en el derecho a la ciudadanía
En muchos países las leyes ponen barreras a la ciudadanía o a la nacionalización basándose en el sexo
de un padre o cónyuge. La ciudadanía incluye, entre otros, el derecho a votar, a tener un pasaporte o a
tener protección del gobierno del propio país en el extranjero.
•
En Bangladesh para que una persona pueda acceder a la ciudadanía, debe haber tenido un padre o
abuelo nacido en el país.
•
En Kenia el derecho a la ciudadanía se establece en función de la del padre.
Estos son tan sólo algunos ejemplos de discriminación generalizada por ley. El alcance de la violencia
y de la discriminación contra las mujeres que permiten gobiernos de todo el mundo es asombroso.
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6. Recomendaciones
Amnistía Internacional, en el marco de su campaña No más violencia contra las mujeres, insta a todos
los gobiernos a que:
•
Si no lo han hecho, ratifiquen sin reservas la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y su Protocolo Facultativo.
•
A los Estados que mantienen reservas a la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer, que procedean a retirarlas,
especialmente aquellas que son claramente incompatibles con las obligaciones
fundamentales establecidas por este tratado.
•
Adecuen la legislación nacional al marco internacional de protección de los derechos
humanos asegurando que se enmiendan o eliminan las leyes discriminatorias hacia las
mujeres.
•
Enmienden o revoquen todas las leyes y políticas que amparen a la violencia contra las
mujeres en el ámbito familiar y que no favorezcan la protección y promoción de los
derechos humanos de las mujeres.
•
Deroguen sin dilación toda ley que permita prácticas (como el matrimonio precoz o
forzado, el “traspaso” de una mujer viuda al hermano o a otro familiar cercano del
esposo muerto, y la mutilación genital femenina) que amparen explícita o
implícitamente la violencia contra las mujeres.
•
Garanticen la existencia de leyes sobre la violencia contra las mujeres que prohíban
todas las formas de violencia en el ámbito familiar, y aseguren que la definición se
hace extensiva, pero no se limita, a la violación conyugal y no conyugal, la agresión
sexual, las amenazas graves, el acecho y persecución y el acoso reiterado.
•
Adopten todas las medidas necesarias para asegurar a las mujeres el pleno ejercicicio
de sus derechos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los
hombres, incluyendo medidas para eliminar prejuicios y prácticas culturales que
generen discriminación hacia las mujeres.
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