Khadafy asesinado y hubo festín de marionetas de la OTAN

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LAS GRANDES POTENCIAS SE DISPUTARÁN CRUDO LIBIO
Khadafy asesinado y hubo festín de marionetas de la OTAN
La OTAN presume de su victoria en Sirte. El crimen contra Khadafy fue
visto por el mundo. Resta saber si podrán estabilizar su poder espurio en
Libia. En Irak y Afganistán no pudieron todavía.
EMILIO MARÍN
Muammar Khadafy había llamado “ratas” a los serviles ejércitos de la
OTAN. Sonaba un poco fuerte, pero viendo la forma como lo asesinaron y
los festejos impúdicos de esa muerte, aquel calificativo se ajustaba a
verdad.
El único agregado es que también son ratas de albañal quienes festejaron
con cierto recato, como Barack Obama, Nicolas Sarkozy, Angela Merkel,
David Cameron e Hillary Clinton.
La muerte del coronel ilustra la guerra sucia: aviones franceses de la
OTAN bombardearon el convoy y los mal llamados “rebeldes” lo
capturaron herido. Luego lo mataron sin juicio previo ni defensa.
Esa última violación de la legalidad pinta de cuerpo entero al imperio, sus
aliados libios y los medios de comunicación. Para ellos quien violaba la ley
era el “dictador”. Llegaron a falsificar un supuesto bombardeo de aquél a
la población para que el Comité Penal Internacional requiriera su captura,
la de un hijo y otro funcionario. Los acusaban de crímenes de lesa
humanidad, que no habían cometido.
El responsable de aquella “tarjeta roja” del CPI fue el argentino Luis
Moreno Ocampo. ¿Qué dirá ahora este burócrata internacional? ¿Acaso
llevará a La Haya a las “ratas” que mataron a un herido y desarmado? Ni
pensarlo. ¿Y con Obama y los socios que ordenaron la masacre, con
miles de muertos y heridos? ¿Hará algo para poner justicia en ese país
destruido por los bombardeos? No. La “justicia” de Moreno Ocampo es
pariente de la que dejó ir a Pinochet, como reprocha León Gieco en “De
igual a igual”. Es de la misma familia judicial que no importunó todavía a
Henry Kissinger por sus sangrientos golpes de Estado en América Latina y
otros confines del mundo. Menos citó a Bush por las invasiones y
centenares de miles de muertos en Irak y Afganistán.
Hay que decirlo con todas las letras. Khadafy fue asesinado violando los
derechos humanos y la norma elemental de defensa en juicio, que en
cambio pudo tener, bien que amañado, Saddam Hussein en Bagdad. Los
derechos humanos para la Casa Blanca son una mera herramienta
política a usar según su necesidad. No son universales. Son funcionales.
¿Estos gobiernos son los que invaden y matan en otros países pero
acusan de coartar las libertades a Raúl Castro, Hugo Chávez, Evo
Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega, y en menor medida a Cristina
Fernández y Dilma Rousseff?
Si alguien cree en esas campañas es un desinformado, un perfecto idiota
o un pérfido adherente del imperio. Y merecería que a su país le pase lo
que le sucedió a Libia desde el 15 de febrero último. A cierta gente sólo
los despierta el filo de bayoneta rasgando la piel propia. Que aprendan de
la lección de Libia. Que sean personas y no “ratas”.
Mentiras y videos
Las agencias internacionales estaban acompañando en Sirte a las
marionetas de la OTAN. Olían sangre. Viajaban “empotrados” en las 4x4
de aquéllos, de cacería. La modalidad periodística se puso de moda en la
campaña norteamericana en Irak.
AFP y otros medios se disputaron la primicia de la primera foto y el primer
video, como los perros hambrientos de un parque peleándose por unos
huesos. Al menos los canes lo hacen por hambre. Esos medios, por
negocios y política.
Esa competencia a la postre terminó favoreciendo al difunto: las imágenes
probaban que había sido capturado vivo y luego ejecutado, camino a
Misurata.
La OTAN también mintió en cuanto a la muerte reservada al ex líder. El 23
de agosto pasado, luego de que sus protegidos tomaran Trípoli, el coronel
canadiense Roland Lavoie dijo: “la OTAN no apunta a individuos. Khadafy
no constituye un blanco”. También advirtió que si el dirigente libio se
hallaba en un “centro de comando de las fuerzas leales al régimen, el
lugar sería considerado como un blanco legítimo para la OTAN”. El 20 de
octubre da un mentís a esas declaraciones.
¿Por qué lo ultimaron? Deben haber pesado dos circunstancias.
Una, que Khadafy preso en Trípoli o enviado a La Haya, hubiera
despertado resistencia y críticas de un sector de la población. Era mejor
matarlo, para desmoralizar a sus seguidores y terminar con una leyenda.
La otra razón es que el Consejo Nacional de Transición y sus mandantes
extranjeros tenían temor que el detenido revelara sus relaciones con
Bush, Sarkozy y Berlusconi. Estos líderes que hoy festejan la muerte en
Sirte, ayer nomás firmaban ventajosos negocios petroleros con el hombre
de la bandera verde (hoy reemplazada por el trapo monárquico del rey
Idris).
En medo del justo repudio a ese tiro a la cabeza, se ha comparado a la
víctima con el “León del desierto” y calificado como un gran
antiimperialista que no fue, o al menos no en los últimos diez años. En
2003, cuando firmó acuerdos con Bush y avaló la guerra contra Irak, se
confirmó ese cambio de conducta, que antes contenía aspectos
antiimperialistas en un cóctel de socialismo, nacionalismo árabe e
islamismo.
Algún admirador del mártir podría decir que es igual al Che Guevara,
ultimado en circunstancias en 1967 en secreto, por mano local y órdenes
norteamericanas. Pero Khadafy no es el Che, pues firmó acuerdos con
Exxon y las potencias en tanto éste alertó de “no confiar en el
imperialismo ni un tantico así, nada”. El fusilado en La Higuera no les dejó
a sus hijos ningún bien material y vivió modestamente. El estilo de vida del
creador de la Jamahiriya Árabe Libia no fue ese. Sí hay que reconocerle
coherencia y valentía: dijo que pelearía hasta el final y cumplió. No es
poca cosa en el siglo XX y el XXI con tantos presidentes que prometieron
luchar “hasta la última gota de sangre” y se fueron del poder sin oponer
resistencia.
Vienen por el crudo
Las marionetas de la OTAN han formalmente completado su control del
territorio libio. Ultimar a Khadafy en Sirte y ocupar este bastión se sumó a
la captura de la capital en la última semana de agosto. El movimiento
sedicioso tuvo su inicio en el este, en Benghazi, y de allí fue copando
posiciones hacia el oeste y el sur.
Ese avance no habría sido posible sin el rol protagónico de la OTAN, que
comenzó a bombardear el país ininterrumpidamente desde el 19 de
marzo, al amparo de una resolución de la ONU, no unánime.
Controlar el territorio no significa contar con el apoyo de la población que
allí vive. Los mercenarios tienen mayor peso en Benghazi y la región del
este, Cirenaica, y menor en Trípoli y la devastada Sirte, del oeste, y en el
sur, donde había tribus y etnias simpatizantes del gobierno derrocado.
¿Podrá el CNT captar esa población mediante su titular, Mustafá Abdel
Jalil, y el primer ministro, Mahmud Jibril? Los libios, acusados de tolerar
una “dictadura”, gozaban de un nivel de vida aceptable, un ingreso per
cápita de 12.000 dólares y una salud y educación envidiables para el resto
de Africa. Los aliados de los imperios tendrían que invertir en programas
sociales, para superar “por izquierda” al fusilado.
Pero su posición servil con las multinacionales, a las que prometieron
contratos lesivos a la soberanía nacional, preanuncia que las mayores
concesiones se harán a los “libertadores extranjeros”.
El canciller galo Alain Juppé declaró el 1 de setiembre a la radio RTL que
sería "justo y lógico" que las empresas francesas se vieran beneficiadas
por el preponderante papel de París en la campaña militar. El 22 de
agosto su colega italiano, Franco Frattini, dijo a la televisión RAI que la
petrolera ENI "desempeñará un papel líder en el futuro" como retribución
al apoyo italiano.
También que está el obstáculo de las diferencias internas entre los que se
proclaman vencedores. Al tomar Trípoli anunciaron el nuevo gobierno del
CNT pero no pudieron completar los cargos por disensos entre ex
ministros de Khadafy que se pasaron de bando, islamistas moderados,
sectores ligados a Al Qaeda, etc. Cómo harán para gobernar juntos es un
misterio.
Aquellas contradicciones internas están re-potenciadas por las pujas
interimperialistas. El crudo libio es uno solo, con una producción diaria de
1.7 millón de barriles, y son muchos imperios y empresas que lo quieren
robar. Francia e Italia creen que se llevarán la mayor parte y tienen
promesas de Jalil y Jibril de que así será.
Pero la Unión Europea debe saber que EE UU tiene la misma intención de
rapiña y eso generará peleas dentro de la OTAN y dentro de sus títeres.
Mucho más en una situación mundial caracterizada por una profunda
crisis financiera, económica, social y política. Hoy en los medios de
comunicación del mundo es noticia el crimen de Sirte pero también las
caídas de bolsas, el enésimo paro en Grecia y los fracasos políticos de
Obama.
Hasta el 20 de octubre las diversas fracciones del CNT y los sociosadversarios de la OTAN lo tiroteaban a Khadafy pero en el futuro pueden
herirse entre ellos.
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