Cómo evitar hacer críticas destructivas contra otros. Lectura Bíblica

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Cómo evitar hacer críticas destructivas contra otros.
Lectura Bíblica Santiago 1:26
En nuestro estudio bíblico anterior, tratamos el asunto de la crítica y vimos que puede ser constructiva o
destructiva. La crítica constructiva es aquella que evalúa objetivamente una situación determinada y sugiere
maneras de corregir los problemas buscando siempre una mejora. Todos deberíamos ser críticos constructivos. Por
contraste, la crítica destructiva es aquella que no hace ninguna evaluación de una situación determinada y emite
conclusiones basadas en premisas equivocadas o prejuiciadas, buscando destruir en lugar de construir. Esta crítica
tiene dos caras. Por un lado está la crítica destructiva que recibimos de otros y por otro lado está la crítica
destructiva que lanzamos contra otros. Ya hablamos de cómo hacer frente a la crítica destructiva que recibimos de
otros. En esta ocasión vamos a tratar acerca de cómo evitar hacer crítica destructiva contra otros.
En realidad, si somos honestos con nosotros mismos, debemos admitir que cuando somos objeto de la crítica
destructiva, sufrimos en alto grado. Pero lo sorprendente es que no nos detenemos a pensar en ello cuando nosotros
lanzamos crítica destructiva. Pensamos que de alguna forma inexplicable, los demás no van a sufrir cuando son
víctimas de nuestra crítica destructiva. Es tan fácil criticar a otros. Es sencillo formarse una opinión sin conocer a
fondo los detalles de los hechos. Alguien ha afirmado que los hechos pueden ser perturbadores, y por tanto, es
mucho más sencillo ignorarlos. En cosas así se basa la crítica destructiva. De pronto nos convertimos en expertos
en cualquier cosa que imaginemos. Con estas ínfulas pensamos que sabemos el por qué de todo. Sabemos por qué
alguien hizo esto o aquello, sabemos cuáles fueron sus motivaciones. Lo entendemos todo perfectamente. Hacemos
que la gente piense que en realidad estamos tan al tanto de todo que hasta conocemos lo que hay en el corazón de
las víctimas de nuestra crítica destructiva, cuando la realidad es que no sabemos nada y si algo sabemos es
información fragmentada y casi siempre distorsionada. Por esto no nos queda otra cosa sino hacer conjeturas.
Juzgamos todo y a todos y nos creemos Dios. Pronto todo mundo llega a ser víctima de nuestra crítica despiadada.
Los que son dados a la crítica destructiva son gente que ha intentado algo y ha fracasado. Por tanto se tornan
amargados y envueltos en envidia debido a que como no han podido lograr la excelencia que buscaron resisten a
los que están en el camino a la excelencia. También es gente que busca auto promocionarse a cualquier precio. El
que critica para destruir normalmente piensa que de esa manera va a levantar su propia imagen. El viejo truco de
hacer quedar mal a otros para quedar bien nosotros, o como muy bien se ha dicho, echar lodo a otros para que
nosotros parezcamos más limpios que ellos. Así que, todos tenemos el potencial de volvernos críticos despiadados,
criticando los métodos sin realmente entenderlos. Algunas veces ni siquiera sabemos lo que impulsa a las personas
a actuar como lo hacen, y sin embargo los criticamos severamente. Cuando nos invade esa pasión por la crítica
destructiva, generalmente hablamos mucho de algo que conocemos muy poco. Nos atrevemos a criticar las
intenciones o las motivaciones de los demás, pero ¿Cómo podemos conocer algo que está muy escondido en el
corazón de las otras personas? Solamente Dios puede conocer las intenciones del corazón y por eso solamente él es
el único quien puede juzgar con justo juicio. Pero nosotros no somos Dios para saber las intenciones del corazón de
otros y sin embargo cuántas veces habrá salido de nuestros labios expresiones como: Yo sé por qué lo hizo o yo sé
lo que él estaba pensando. A veces inclusive vamos más allá y empezamos a censurar y a condenar. Es muy fácil
censurar cuando se desconoce la realidad de los hechos. Ahora que sabemos algo de lo que hay detrás de bastidores
en cuanto a lanzar crítica destructiva, pensemos en cómo prevenir la crítica destructiva o si ya hemos caído en
criticar para destruir, pensemos en cómo abandonarla. Para ello debemos tomar en cuenta ciertas cosas.
Primero, la crítica destructiva será tomada muy en cuenta por Dios. Mateo 12:36 dice: Mas yo os digo que de
toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
La crítica destructiva es palabra ociosa o palabra inútil. Cuando criticamos a otros para destruir deberíamos pensar
en este versículo. Algún día tendremos que responder por nuestras palabras ociosas, es decir, por cada palabra
improductiva o descuidada, que no sirve para ningún buen propósito. Esto debería servir de freno para no andar
criticando a otros para destruir.
Segundo, la crítica destructiva echa a perder nuestra buena relación con Dios. Santiago 1:26 dice: Si alguno se
cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
Sería bueno que este texto sea colocado en letras grandes en nuestros hogares y en nuestras iglesias. Si no
refrenamos nuestra lengua no nos digamos religiosos porque nuestra religión es vana. Esto es lo que en esencia
dice este texto. Gran advertencia para no meternos en crítica destructiva y si ya hemos caído en ella, gran aliciente
para salir de ella inmediatamente.
Tercero, Dios nos exhorta a decir las cosas como conviene. Proverbios 25:11 dice: Manzana de oro con figuras
de plata es la palabra dicha como conviene.
Hay una vasta diferencia entre la persona que habla sabiamente y aquel que siempre anda criticando y nunca ve
nada bueno en nadie. Este último jamás analiza; sólo habla.
Cuarto, toda crítica destructiva que lanzamos contra otros se basa en asumir gratuitamente que conocemos
los pensamientos o las motivaciones de los demás, lo cual es totalmente falso y antibíblico, porque debemos
saber que solamente Dios puede conocer las motivaciones o las intenciones del corazón. Es por este motivo que
Pablo nos dice lo siguiente en 1 Corintios 4:5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el
Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y
entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
Es el Señor, no nosotros, quien en su debido tiempo manifestará las intenciones de los corazones. Por eso, él es el
único con derecho a juzgar. Si nosotros lo hacemos estaremos cayendo en la crítica destructiva. Romanos 14:4
dice: ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme,
porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.
Así que, criticar a otro para destruir es usurpar el papel de Dios o el papel de amo de la otra persona. ¿Quién de
nosotros puede permitir esto? Entonces no debemos criticar a otros.
Quinto, al criticar a otros debemos saber que en algún momento, nosotros también seremos criticados por
otros. El crítico no puede evitar ser objeto de la crítica.
Mateo 7:1-2 dice: No juzguéis, para que no seáis
juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
Ya vimos cuan doloroso es esto de ser objeto de la crítica destructiva. Una de las maneras de evitar este dolor es
por medio de no criticar a otros para destruir.
Sexto, cuando nos hallemos tentados a criticar a otros, en lugar de criticar debemos orar a favor de ellos. Esta
práctica nos alejará poco a poco de la crítica destructiva contra otros. Espero que estas sencillas sugerencias le
ayuden a derrotar a ese temible gigante, llamado crítica destructiva.
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