63001-3331-003-2009-00947-01- Magistrada

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TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL QUINDÍO
-Sala de Decisión-
Magistrada Ponente:
MÓNICA ADRIANA ÁNGEL GÓMEZ
ASUNTO:
ACCIÓN:
PROCESO:
DEMANDANTE:
ACCIONADO:
SENTENCIA SEGUNDA INSTANCIA
REPARACIÓN DIRECTA
63001-3331-003-2009-00947-01
CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA Y OTROS
INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN Y OTROS
Tema: Pérdida de oportunidad
66-703-2015
Armenia, veintisiete (27) de marzo de dos mil quince (2015)
El Tribunal decide el recurso de apelación interpuesto por la parte demandada
contra la sentencia proferida el 30 de junio de 2012, por el Juzgado Adjunto al
Juzgado Tercero Administrativo del Circuito de Armenia, parcialmente estimatoria
de las suplicas de la demanda que, en ejercicio de la acción de reparación directa,
promovió el señor CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA y OTROS, contra el
INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES - E.S.E RITA ARANGO ALVAREZ DEL
PINO EN LIQUIDACIÓN y NUEVA EPS.
1. ANTECEDENTES
1.1. La demanda (Fls. 1 – 24 y 146 - 1481 C. Ppal 1)
Los señores, CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA (afectado directo), MARTHA
CECILIA QUINTERO (compañera permanente), OMAR MUÑOZ OSORIO (padre
del afectado) y RUBIOLA CARDONA RAMIREZ (madre del afectado), instauraron
1
Escrito mediante el cual se subsana la demanda, en cumplimiento de lo ordenado mediante auto proferido el
4 de noviembre de 2009, por el Juzgado Tercero Administrativo del Circuito.
Asunto: SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Acción: REPARACIÓN DIRECTA
Radicado: 63001-3331-003-2009-00947-00
Demandante: CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA Y OTROS
Demandado: INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN
Fallo No. 66-2015-703
acción de reparación directa, con el fin que (i) se declare a las entidades
demandadas administrativa y extracontractualmente responsables por la pérdida
de la visión del ojo derecho del señor Carlos Arturo Muñoz Cardona, daño ocurrido
por la falla presunta en la prestación del servicio médico asistencial en los años
2005 y 2006; (ii) como consecuencia de lo anterior, se condene a las entidades
accionadas al pago de perjuicios por concepto de daño moral equivalente a 100
SMLMV para cada uno de los demandantes; (ii) por concepto de daño a la vida de
relación a favor del señor Carlos Arturo Cardona el equivalente a 200 SMLMV y a
favor de los señores Omar Muñoz Osorio, Rubiola Cardona Ramírez y Martha Cecilia
Quintero, el equivalente a 100 SMLMV; (iii) se condene al pago de perjuicios
materiales en la modalidad de daño emergente para el señor Carlos Arturo Muñoz
Cardona, la suma de $12.786.000, correspondiente a los valores cancelados por
el afectado en la compra de medicamentos y pagos a los médicos particulares, y
por concepto de lucro cesante, los valores dejados de percibir por el afectado,
como consecuencia del trastorno padecido, el cual le impide desempeñarse
laboralmente en su actividad de comerciante, suma que asciende a $108.486.000;
(iv) se dé cumplimiento a la sentencia en los términos de los arts. 176, 177 y 178
del C.C.A. que como consecuencia de la primera declaración, se condene en costas
a la entidad demandada.
Como fundamentos de hecho, el apoderado de la parte demandante indicó que el
señor Carlos Arturo Muñoz empezó a sentir fuertes dolores de cabeza y
alteraciones visuales, por lo que decidió acudir el 21 de noviembre de 2005 al
servicio de urgencias de la Clínica San José del Municipio de Armenia, en donde
fue atendido por la médica cirujana Tatiana López, quien diagnosticó un posible
desprendimiento de retina, ante lo cual, el paciente fue remitido a oftalmología
siendo valorado por la Doctora Serna, quien señaló que la causa de los trastornos
padecidos no era otra que “stress”.
El día 28 de noviembre de 2005, el señor Carlos Arturo Muñoz, asistió
nuevamente a urgencias del Instituto demandado, siendo atendido y valorado por
la médica cirujana Ruth Díaz, quien diagnosticó migraña, y ordenó una serie de
medicamentos, sin tener en cuenta la historia clínica del paciente y el indicio de
desprendimiento de retina.
A pesar de seguir las recomendaciones y los tratamientos de los médicos, los
problemas cada vez eran más severos, por lo que decidió consultar a oftalmólogos
particulares, quienes le sugirieron acudir a la EPS a la cual se encontraba afiliado
porque presentaba un desprendimiento de retina en el ojo derecho. Es por esto
que el 4 de abril de 2006, volvió a urgencias por su estado de salud y simplemente
le manifestaron que su sintomatología estaba siendo investigada, no siendo
atendido con la suficiente diligencia y cuidado.
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Acción: REPARACIÓN DIRECTA
Radicado: 63001-3331-003-2009-00947-00
Demandante: CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA Y OTROS
Demandado: INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN
Fallo No. 66-2015-703
Durante el periodo comprendido entre el 26 de abril de 2006 y el 17 de diciembre
de 2008, en varias oportunidades acudió como paciente particular ante diferentes
clínicas y consultorios de oftalmólogos, en los cuales recibió tratamientos y
procedimientos dirigidos a conservar la salud de sus ojos, pese a los cuales no
logró la recuperación visual del ojo derecho, concretándose así, un perjuicio tanto
para el afectado directo como para su familia, toda vez que como consecuencia de
los trastornos visuales y los constantes viajes a la ciudad de Cali para el
tratamiento, el señor Carlos Arturo Muñoz no pudo continuar ejerciendo la
actividad de comerciante a la que se dedicaba hace 10 años.
Como fundamentos de derecho y normas violadas cita las siguientes
disposiciones: artículos 1, 2 inciso segundo, 4, 5, 6, 11, 42, 49, 90 y 91 de la
Constitución Política, artículos 176, 177 y 178 del Código Contencioso
Administrativo y articulo 1 numerales 1, 2, 3, 5 y 34 de la Ley 23 de 1981 Código
de Ética Médica.
Como concepto de violación, manifiesta que el daño es imputable a las entidades
demandadas, por su actuar poco diligente, lo que configuró con toda claridad una
falla en la prestación del servicio médico, generando de esta forma la
responsabilidad del Estado de indemnizar todos los perjuicios ocasionados con el
daño sufrido por el demandante, daño que no tiene ningún soporte legal, por el
cual surja el deber del señor Muñoz de soportarlo, configurándose de esta manera
un daño antijurídico.
Aduce que en el presente caso es evidente, tal como puede observarse del
material probatorio, que aunque los médicos del ente demandado tuvieron en todo
momento los medios y formas de resguardar al accionante del daño sufrido,
contribuyeron con su actuar omisivo al deterioro de su salud y a la pérdida parcial
y funcional del órgano de la visión, tras no brindar de manera oportuna y diligente
un tratamiento que como se podrá observar pudo haber evitado la configuración
del daño que se pretende sea resarcido.
1.2. Contestación de la demanda
1.2.1 Nación - Ministerio de la Protección Social (Fols. 173 - 190 C. Ppal 1 y 401 –
410 C. Ppal 2)
Se opone a todas y cada una de las prestaciones de la demanda, por cuanto el
Ministerio de la Protección Social no tuvo nada que ver ni por acción, ni por
omisión en la afectación física del señor Carlos Arturo Muñoz.
Indica que para que se señale a la Nación – Ministerio de Protección Social, como
responsable del daño referido en la demanda, se requiere que el hecho que
ocasiona el mismo, se realiza en función directa con las competencias que
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Demandante: CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA Y OTROS
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legalmente se le ha asignado, o que, sin que le esté expresamente asignado lo
haya asumido por su cuenta y riesgo.
Sostiene que no habría cabida para que se indicara que el daño causado en la
persona del demandante y de su familia tuviera como origen eficiente el actuar o la
omisión del Ministerio de la Protección, toda vez que la causa eficiente del daño
estaría en un erróneo dictamen médico, tal como lo afirma el demandante.
Finalmente manifiesta que el Ministerio de la Protección no es el sucesor procesal
de la E.S.E. demandada, y propone las excepciones denominadas, falta de
legitimación en la causa por pasiva, inexistencia de la obligación e improcedencia
del cobro perseguido.
1.2.2. Instituto de Seguros Sociales (Fls. 217 – 222 C. Ppal 1 y 422 – 427 C. Ppal 2) )
En oposición a las pretensiones de la demanda, aduce que cuando el ojo se
desprende del cuerpo vítreo, no siempre desgarra la retina, y en ese caso el
procedimiento a seguir es con gotas, más concretamente Voltaren, para aliviar el
dolor y desinflamar. Igualmente, sostiene que en el caso concreto como no hubo
sangrado y habían pasado varios días sin que el paciente hubiera perdido la
visión, o que tuviera una especie de cortina al frente de su ojo que le impidiera ver
de manera nítida, era viable el diagnóstico que emitieron los médicos de la clínica.
Agrega que no aparece responsabilidad alguna, pues el I.S.S. como E.P.S,
contrató los servicios médicos con una I.P.S., que siempre puso a disposición del
demandante sus mejores médicos, y el paciente nunca se quejó ante la E.P.S. de
la ineptitud de los médicos tratantes, por lo que no se sabe si el daño fue
ocasionado por los médicos contratados por el demandante.
1.2.3. Fiduciaria Previsora S.A. (Fls. 246 - 255 C. Ppal 1 y 412 – 420 C. Ppal 2)
Actuando como vocera y administradora del Patrimonio Autónomo, constituido por
la extinta E.S.E. Rita Arango Álvarez del Pino, manifiesta que se opone a todas las
pretensiones de la demanda, por cuanto no se demostró que el personal médico al
servicio de la E.S.E. mencionada, hubiera prestado un servicio de salud
inadecuado al paciente, ni que la pérdida del ojo derecho fuera por una conducta
omisiva o negligente de la entidad.
Advierte que la parte demandante formula cargos de negligencia contra la entidad,
desconociendo que Carlos Arturo Muñoz, al parecer, decidió abandonar el
tratamiento que le brindaron en la E.S.E., acudiendo a otra entidad para el efecto.
Sostiene que si la supuesta negligencia se presentó a partir del 21 de noviembre
de 2005, se presenta el fenómeno del a caducidad de la acción, ya que la
demanda fue presentada en el 2009, habiendo transcurrido más de 2 años.
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Indica que no aparece documento que permita establecer que el señor Carlos
Arturo Muñoz tuviera la condición de afiliado a la E.P.S. ISS, así como tampoco
aparece documento alguno que establezca la relación médico paciente, razones
por las cuales propone las excepciones denominadas inexistencia de nexo causal,
inexistencia de la obligación, caducidad de la acción y genérica.
2. LA SENTENCIA IMPUGNADA (Fols. 568 - 591 C. Ppal 2)
El Juzgado Adjunto al Juzgado Tercero Administrativo del Circuito de Armenia,
accedió de manera parcial a las pretensiones de la demanda, así: (i) declaró
probada la excepción de falta de legitimación en la causa propuesta por el
Ministerio de la Protección Social, hoy de salud, la Nueva EPS y el Patrimonio
Autónomo PAR Rita Arango Álvarez del Pino; (ii) de igual manera, declaró no
probadas las excepciones restantes; (iii) declaró al Instituto de Seguros Sociales,
administrativamente responsable por la pérdida de la visión en el ojo derecho del
Señor Carlos Arturo Muñoz Cardona y de las lesiones y perjuicios que de tal
suceso se derivaron para el actor y su familia; (iv) como consecuencia de la
declaración anterior, se condenó al Instituto demandado a pagar por concepto de
perjuicios morales el equivalente a 50 SMLMV a favor del afectado directo, Carlos
Arturo Muñoz Cardona y el equivalente a 20 SMLMV para cada uno de los
señores Omar Muñoz Osorio, Rubiola Cardona Ramírez y Martha Cecilia Quintero;
a título de indemnización por daño a la vida de relación a favor del afectado directo
la suma de 30 SMLMV y para cada uno de los señores Omar Muñoz Osorio,
Rubiola Cardona Ramírez y Martha Cecilia Quintero, el equivalente a 10 SMLMV;
por concepto de perjuicios materiales en la modalidad de lucro cesante, ordena el
reconocimiento de las sumas que dejó de percibir con ocasión de la pérdida de
capacidad laboral, previo trámite de incidente, de conformidad con la parte motiva
de la providencia y finalmente a título de indemnización por perjuicios materiales
en la modalidad de daño emergente, ordenó el pago de $ 17.870.560
correspondientes a las sumas que invirtió el demandante en tratamientos médicos;
(v) negó las demás pretensiones de la demanda y (iv) ordenó dar cumplimiento a
la sentencia en los términos de los artículos 176, 177 y 178 del C.C.A.
Los argumentos de la decisión fueron los siguientes:
Analiza el asunto bajo el régimen de responsabilidad denominado falla probada
del servicio, toda vez que en el sub examine se debate la responsabilidad del
Estado derivada de una inadecuada e inoportuna atención medica al señor Carlos
Arturo Muñoz, que generó como consecuencia la pérdida de la visión de su ojo
derecho.
Aduce que en el caso que nos ocupa y conforme a la constancia expedida por el
oftalmólogo Jorge Eduardo Satizabal, se tiene que el demandante perdió la visión
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del ojo derecho como consecuencia del desprendimiento de retina crónico con
compromiso macular (Fl. 130), de lo que se colige que Carlos Arturo Muñoz,
efectivamente sufrió un daño de carácter personal y cierto, encontrándose
configurado el primer elemento de responsabilidad estatal.
Luego de hacer una amplia reseña sobre lo que tiene que ver con el
desprendimiento de retina, sus causas y síntomas, aduce que del protocolo a
seguir y la atención que de manera inmediata debe dársele para evitar que sea
más severo, se puede concluir que es absolutamente evidente que el manejo dado
al señor Carlos Arturo Muñoz por el Instituto de Seguros Sociales, dista mucho del
que realmente debió brindarle la entidad, teniendo que someterse a un tratamiento
particular sin que se hubiere obtenido resultados satisfactorios.
Señala que, siendo la obligación médica de medio y no de resultado, la entidad se
encontraba en la obligación, una vez realizados todos los exámenes necesarios
para establecer la causa de los trastornos visuales sufridos por el actor, de
proporcionarle el tratamiento adecuado para evitar la evolución de la enfermedad.
Sin embargo, tal y como quedó establecido, el actor se acercó en varias ocasiones
al servicio de urgencias, y aun teniendo un diagnóstico preliminar de posible
desprendimiento de retina, no le fue proporcionado el tratamiento para dicha
enfermedad.
3. LA IMPUGNACIÓN
3.1. Parte demandada (Fols. 597 - 600 C. Ppal 2).
Expone su inconformidad respecto de lo señalado en primera instancia cuando se
afirma que el ISS no prestó a tiempo los servicios requeridos por el demandante y,
por tanto, al no haberse tratado el problema de retina débil que tenía el señor
CARLOS ARTURO MUÑOZ, éste perdió la visión.
Agrega que se demostró que el paciente acudió a otros médicos particulares que
realizaron procedimientos sobre su ojo derecho, por lo que la causa de la pérdida
de su ojo pudo haber sido como consecuencia de una mala praxis médica ocurrida
en la clínica particular donde se le trató el desprendimiento de retina, pues la
constancia del doctor BRETTON, es que cuando el paciente acudió a su
consultorio presentaba retina débil pero no desprendimiento de retina.
Afirma que las funciones de la empresa promotora de salud, consisten en remitir al
paciente donde el médico o a una IPS donde le puedan prestar el servicio de
salud, y que dentro del expediente no aparece la prueba de que la paciente haya
solicitado servicios médicos y estos le hayan sido negados, al contrario, la EPS
remitió al paciente donde el médico especialista quien le ordenó varias cirugías y
las mismas fueron autorizadas por la EPS, al punto que la IPS se las realizó.
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Concluye, señalando que se debe absolver al ISS porque en ningún momento las
atenciones médicas y quirúrgicas fueron realizadas directamente por la EPS, ésta
conforme a la ley, contrató con la IPS Rita Arango Álvarez del Pino la prestación
del servicio de salud, tanto es así, que en los hechos no se narra una sola
deficiencia en la solicitud de servicios médicos ordenados.
4. ALEGATOS DE CONCLUSIÓN EN SEGUNDA INSTANCIA
4.1. Parte demandada
4.1.1. Ministerio de Salud y Protección Social (Fols. 648 - 650 C. Ppal 2)
Reitera los argumentos esbozados en el escrito de contestación de la demanda y
en el de alegatos de conclusión, con el fin de solicitar se confirme la sentencia
apelada en lo que al Ministerio se refiere, y como consecuencia de ello, se
mantenga incólumne la declaratoria hecha por el A quo de la excepción
denominada falta de legitimación en la causa por pasiva.
4.1.2. Instituto de Seguros Sociales (Fol. 652 - 655 C. Ppal 2)
Reiterando lo expresado en el recurso de apelación, agrega que prestó al señor
CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA, todos los servicios de carácter
administrativo, tendientes a obtener la atención medica respectiva; que nunca se
le negó por motivos administrativos la prestación del servicio, pues fue atendido en
la Unidad Hospitalaria San José, de la Empresa Rita Arango Álvarez del Pino y
que en ningún momento se le negó la prestación del servicio médico.
Alegó que en lo atinente al demandante, el ISS actuando como IPS contrató la
prestación del servicio médico con la IPS Rita Arango Álvarez de Pino E.S.E.,
quien conforme al artículo 185 de la Ley 100, es la encargada de prestar el
servicio de salud y que al tener personería jurídica, los servicios médicos que
preste de manera defectuosa, son responsabilidad exclusiva de la IPS.
Indica que lo que se demuestra es que el paciente acudió a otros médicos
particulares que realizaron procedimientos sobre el ojo derecho, por lo que la
causa de la pérdida de la visión pudo haber sido consecuencia de la mala praxis
médica ocurrida en la clínica particular donde se le trató el desprendimiento de
retina.
Finaliza señalando que las pretensiones principales y subsidiarias presentadas
por el demandante, no están llamadas a prosperar, porque el procedimiento
quirúrgico no garantiza que el paciente se recupere al 100% de su lesión, pues
como se puede ver claramente ya traía un daño que era difícilmente recuperable y
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el especialista hizo lo posible, que por lo tanto, se debe despacha una sentencia
favorable al Instituto de Seguros Sociales hoy e liquidación.
4.1.3. Nueva Empresa Promotora de Salud – Nueva EPS (Fol. 684 y 685 C. Ppal 2)
Manifiesta que para la época de los hechos materia de discusión, la Nueva EPS
no había nacido a la vida jurídica, pues inició actividades el 1 de agosto de 2008 y
que por tanto es al ISS en liquidación, a quien le corresponde responder por los
hechos que se le atribuyan en vigencia de su operación.
4.2. Parte demandante (Fol. 651 C. Ppal 2)
Señala que no es cierto lo afirmado en el recurso de apelación por el ISS, respecto
de la cirugía practicada al actor el 4 de septiembre de 2006, pues según lo
demostrado en el proceso, la misma se llevó a cabo en forma particular.
Manifiesta que en el recurso de apelación se incurre en imprecisiones, pues se
afirma que el actor no demostró la falencia medica en la que incurrió el ISS,
cuando se demostró la falta de atención brindada por la entidad demandada en el
mismo diagnóstico entregado por ella, que, igualmente como se indicó, resultó
tardío y que ante tal evento, el actor debió acudir a un servicio particular.
Igualmente, señala que el recurrente concluye que la EPS no es la responsable,
ya que ésta solo se limita a enviar al paciente donde el médico especialista y a
cancelar las intervenciones, es decir no tiene funciones clínicas, no obstante a
renglón seguido manifiesta que autorizó todas las intervenciones de que da fe la
historia clínica.
Finaliza señalando que el demandado no alegó en su contestación de la demanda
lo que ahora sostiene en la interposición del recurso de apelación.
5. CONCEPTO DE MINISTERIO PÚBLICO
El Agente del Ministerio Público se abstuvo de emitir concepto en esta instancia2.
6. CONSIDERACIONES PARA RESOLVER
6.1. La Competencia.
Al tenor del artículo 133 numeral 1 del C.C.A., el Tribunal es competente para
resolver el recurso de alzada propuesto3.
2
Fl. 688 C. Ppal 2
ART. 133.- Modificado. L. 446 /98, art. 41. Competencia de los tribunales administrativos en segunda
instancia. Los tribunales administrativos conocerán en segunda instancia:
3
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Conforme a lo anterior, esta Sala procede a proferir sentencia de segunda
instancia, no sin antes resaltar que el recurso de apelación se entiende interpuesto
en lo desfavorable al recurrente, de ahí que no es dable pronunciarse sobre
aspectos que no fueron objeto del mismo, lo anterior tal como lo establece en el
artículo 357 del C.P.C., aplicable por expresa remisión del artículo 267 del C.C.A
6.2. Problema Jurídico
En los términos del recurso de apelación interpuesto por la parte demandada,
corresponde a la Sala determinar si es el Instituto de Seguros Sociales – ISS en
liquidación, administrativa y extracontractualmente responsable por los daños
ocasionados al señor Carlos Arturo Muñoz Cardona, al haber omitido la práctica
de exámenes especializados que hubiesen permitido establecer la gravedad de la
patología que padecía el paciente en el ojo derecho y prestarle los servicios
pertinentes.
Para resolver la Sala abordará los siguientes temas específicos: (i) pruebas
relevantes en el proceso; (ii) identificación del régimen jurídico de responsabilidad
aplicable - la pérdida de oportunidad en materia de responsabilidad médica y (iii)
Perjuicios.
(i)
Pruebas relevantes en el proceso
-
Se allegó el registro civil del señor Carlos Arturo Muñoz Cardona4, que
permite inferir el parentesco con los señores Rubiola Cardona y Omar Muñoz
Osorio5 (sus padres).
-
Igualmente se aporta el registro civil de nacimiento de la señora Martha Cecilia
Quintero6, quien actúa en condición de compañera permanente del señor
Carlos Arturo Muñoz Cardona.
-
Entre los folios 59 – 129 del cuaderno principal 1, se encuentra la historia
clínica N° 7551971 del señor Carlos Arturo Muñoz Cardona, elaborada en la
Clínica Sigma, a través de la cual se relacionan los servicios médicos que
como paciente particular recibió en el periodo comprendido entre el 8 de
agosto de 2006 y el 17 de diciembre de 2008, requeridas por un
desprendimiento de retina que padecía en el ojo derecho.
1. De las apelaciones y consultas de las sentencias dictadas en primera instancia por los jueces
administrativos (…).
4 Fl. 25 C. Ppal 1
5 De quien se verifica su identificación, al comparar la firma y número de cédula plasmada en el registro civil
de nacimiento en comento y el poder por él conferido en el presente proceso - visible a folio 139 C. Ppal 1.
6 Fl. 26 C. Ppal 1
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-
Así mismo, se observa que a folios 637, 668, 689, 9010, 9411, 10812 y 11313 del
cuaderno principal 1, se encuentran los recibos de caja efectivamente
cancelados por el demandante, para cubrir el valor correspondiente a cada
uno de los procedimientos que le practicaron en la Clínica Sigma, los cuales
suman un total de ocho millones setecientos ochenta y seis mil pesos
($ 8.786.000).
-
Mediante Oficio N° SQ-G 178, la Gerente del Seguro Social - Seccional
Armenia, allega al expediente copia autentica de la historia clínica del
demandante, de la que pese a estar ilegible e incompleta, en lo que al proceso
respecta, se logra extraer los siguientes datos14:

El 23 de noviembre de 2005, ingresa a urgencias de la Clínica San José –
Seccional Quindío, refiriendo cefalea ocasional en la última semana, dolor
ocular y pérdida súbita de la visión por el ojo derecho, se diagnostica un
posible desprendimiento de retina y se remite a valoración por
oftalmología15.

A folio 292 del cuaderno principal 1, se observa que el mismo día el
paciente fue valorado por otro profesional del ISS, quien estuvo de acuerdo
con el proceder anteriormente referido y también remitió al paciente al
servicio de oftalmología, con diagnóstico presuntivo “desprendimiento de
retina vs hemorragia vítrea” y con anotación de “valoración urgente”16.

El paciente acude nuevamente a urgencias el 28 de noviembre de 200517,
oportunidad en la cual el médico que lo atiende, manifiesta que se trata de
un paciente que reconsulta por dolor ocular con evolución aproximada de 7
días, “caracterizado por visión borrosa y sensación de que el ojo se
absorbe” le diagnostica migraña18 y lo remite al servicio de oftalmología.

En cumplimiento a lo ordenado mediante auto proferido por el Juzgado
Tercero Adjunto Administrativo del Circuito de Armenia el 30 de abril de
201219, el ISS allega al expediente 14 folios de la Historia Clínica en
estudio, entre los cuales se encuentra la valoración por oftalmología
prestada al señor Muñoz Cardona, el 14 de diciembre de 200520, en la que
Por valor de $ 1.750.000 mil pesos – Factura N° 3376 del 9 de agosto de 2006 – Fls. 73 y 74 C. Ppal 1
Por valor de $ 575.000 mil pesos - Factura N° 3420 del 10 de agosto de 2006 – Fls. 75 y 76 C. Ppal 1
9 Por valor de $ 1.403.000 mil pesos - Factura N° 5741 del 9 de septiembre de 2006 – Fl. 79 C. Ppal 1
10 Por valor de $ 733.000 mil pesos - Factura N° 5347 del 31 de octubre de 2006 – Fls. 91 C. Ppal 1
11 Por valor de $ 1.403.000 mil pesos - Factura N° 4145 del 9 de septiembre de 2006 – Fl. 79 C. Ppal 1
12 Por valor de $ 1.650.000 mil pesos - Factura N° 8597 del 22 de febrero de 2007 – Fl. 109 C. Ppal 1
13 Por valor de $ 1.272.000 mil pesos - Factura N° 13998 del 27 de agosto de 2007 – Fl. 116 C. Ppal 1
14 Fl. 277 - 330 C. Ppal 1
15 Fl. 291 vto C. Ppal 1
16 No obra en el plenario prueba que demuestre la atención referida.
17 Fl 293 y vto C. Ppal 1
18 Ver fl. 293
19 Fl. 547 C. Ppal 2
20 Fl. 562 C. Ppal 2
7
8
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lo único que se logra evidenciar es el diagnóstico “edema macular central
serosa”, pues en lo demás, por ser tan ilegible la letra, no se puede
determinar el tratamiento prestado o los servicios ordenados por el
especialista con el fin de preservar la salud del paciente.

-
-
El 20 de diciembre de 200621, acude nuevamente a urgencias, con
“antecedentes de cirugía vítreo retiniana, actualmente presenta
desprendimiento de retina del ojo derecho, requiere valoración para cirugía
de vítreo y retina urgente”, se remite a oftalmología con anotación de
valoración urgente22.
Según la historia clínica del señor Carlos Arturo como paciente particular,
elaborada por la Clínica Sigma23:

Entre el 4 de septiembre de 2006 y el 27 de agosto de 2007, le practicaron
en varias oportunidades cirugías de vitrectomía por tratarse de un paciente
con desprendimiento de retina por tracción del ojo derecho.

De igual manera, a folio 355, se encuentra atención de consulta general
por oftalmología, en la que el médico tratante manifiesta: “(…) se le explica
al paciente que si no se hubiera detectado la degeneración lattice a tiempo
del ojo izquierdo, hubiera presentando desprendimiento de retina como en
el ojo derecho (…)”; “(…) paciente consultó con desprendimiento de retina
crónico ojo derecho, no habiendo una recuperación visual óptima, se operó
en varias ocasiones pero a pesar de que la retina se aplicó no hubo
recuperación visual, al igual el paciente manifiesta que el dolor es
constante”24.
De las pruebas testimoniales practicadas dentro del proceso se extrae:

Testimonio José Fernando Trujillo – Oftalmólogo25: Manifiesta que el 21 de
julio de 200626, atendió como paciente particular al señor Carlos Arturo,
quien refirió que llevaba 8 meses con alteraciones visuales en el ojo
derecho consistentes en metamorfóseas, que son distorsión de la visión de
las cosas, luego de examinarlo encontró que tenía desprendimiento de
retina que comprometía la macula con un agujero de retina temporal
periférico, por lo que le sugirió consultar en la ciudad de Cali con el Dr.
Satizabal.
21
Fl. 306 C. Ppal 1
No obra en el plenario prueba que demuestre la atención referida.
23 Fls. 336 – 356 C. Ppal 1
24 Ver también certificación visible a folio 130 C. Ppal 1
25 Minuto 2.42 – 14.30 CD ROM visible a Fl. 469 C. Ppal 2
26 Ver Fl. 129 C. Ppal 1 – En donde se hace constar que el paciente “tiene desprendimiento de retina en el ojo
derecho con compromiso macular, hay agujero en retina requiere vitrectomía + gas + endolaser urgente”.
22
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El 21 de abril de 2010, consulta nuevamente y refiere que fue operado en 8
ocasiones, que en ese momento veía sombras y que la pérdida de la visión
se presentó desde el 17 de diciembre de 2008.
De igual manera, indica que entre los síntomas del desprendimiento de
retina está el que se inicia viendo moscas volantes y telarañas, que
después de la evolución, como se va desprendiendo la retina, empieza a
dejar de percibir una zona del campo visual y a ver a las personas por
partes, patología que requiere un tratamiento inmediato, con más razón,
cuando se presenta hemorragia, caso que se considera una urgencia
médica y debe ser operado tan pronto como sea posible, máximo una
semana, para evitar complicaciones con la enfermedad.
Señala que la hemorragia interna en el ojo puede ser visualizada por el
oftalmólogo a través de una serie de exámenes que deben practicarse al
paciente.

Testimonio Jaime Alexander Breton – Oftalmólogo27: Refiere que atendió a
Carlos Arturo en el año 2005 por remisión del ISS28, al respecto aduce que
no había desprendimiento de retina sino retina débil que requería
tratamiento.
Asegura que el tratamiento de la patología en comento, depende del tipo
de desprendimiento de retina así:
 Si se trata de retina débil, se ordena consultar de 4 – 6 meses para
control.
 Si hay desprendimiento ceroso, se requiere tener en observación y
tratamiento médico, así como también reposo absoluto porque puede
evolucionar a un desprendimiento de retina por tracción.
 El desprendimiento de retina por tracción, requiere tratamiento e
intervención máximo en una semana.
 Si hay hemorragia, se debe practicar una serie de exámenes y de
conformidad con los resultados, debe remitirse al retinólogo.
-
El oftalmólogo Jorge Eduardo Satizabal G, en dos oportunidades29, hace
constar el estado de salud del paciente Carlos Muñoz, certificando que lo
encuentra con desprendimiento de retina inferior con compromiso macular del
ojo derecho, por lo que consideró practicarle procedimientos quirúrgicos de
Minuto 16.40 – 23.25 CD ROM visible a Fl. 469 C. Ppal 2
Ver Fls. 504 – 506 C. Ppal 2 – Documentos allegados por la parte demandante con el escrito de alegatos de
conclusión en primera instancia, aquellos que se encuentran elaborados con letra ilegible y por tanto, lo único
que se logra extraer es que el 3 de mayo de 2006, el Dr. Jaime Breton Mejía, de profesión médico cirujano y
oftalmólogo, atendió a Carlos Arturo por remisión prioritaria de la E.S.E. Rita Arango Álvarez del Pino.
29 El 8 de febrero de 2007 – Fl.125 C. Ppal 1 y 17 de diciembre de 2008 – Fl. 130 C. Ppal 1.
27
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vitrectomía con endolaser y crioretinopexia, con miras a mejoría de la visión,
pese a lo cual, concluye que la visión del ojo derecho no es recuperable.
-
De igual manera, se allega al expediente certificado suscrito por contador
público, mediante el cual se hace constar que el señor Carlos Arturo Muñoz
Cardona, tiene como actividad económica la de comerciante de productos
como panela y ropa desde hace 10 años y que su ingreso mensual es en
promedio de tres millones de pesos ($3.000.000)30.
-
Militan en el expediente y en medio magnético, testimonios rendidos por
familiares y amigos de los demandantes31, mediante los cuales se da cuenta
de la calidad de comerciante que ostentaba el afectado directo, señor Carlos
Arturo Muñoz Cardona, así como la actividad comercial a la que se dedica
desde que padece la patología referida, esto es, a la atención y administración
de una cafetería; en igual sentido, indican que sus ingresos mensuales
oscilaban entre 3 y 4 millones de pesos y que a raíz de su problema de salud
quedó reducido física y mentalmente, se aisló de los negocios, quedó
económicamente muy mal, con conflictos familiares y anímicamente muy
afectado; su familiar, el señor Alonso Muñoz Osorio, manifestó que Carlos
Arturo vivía con su compañera permanente y sus padres.
(ii)
Consideraciones generales sobre el régimen de responsabilidad
aplicable.
La Sección Tercera del Consejo de Estado en sentencia del 26 de marzo de 2008,
Magistrada ponente Ruth Stella Correa Palacio, radicación interna 15.725, realiza
un recuento sobre las diferentes posturas asumidas sobre el tema por nuestra
Jurisprudencia Nacional, para concluir en la posición adoptada actualmente por el
órgano de cierre de nuestra Jurisdicción Contenciosa Administrativa.
Evolución que se trae a colación, por cuanto es necesario tener claro dicho
régimen para llevar a cabo una correcta valoración probatoria y verificar la
existencia o inexistencia de los elementos que hacen parte del régimen que
corresponda.
Es así como en la providencia citada dicha Corporación Judicial expresó:
“En relación con los elementos de la responsabilidad patrimonial del Estado
por el acto médico, la jurisprudencia de la Corporación ha acogido de manera
sucesiva diferentes reglas, con el fin de hallar un punto de equilibrio en un
tema que resulta de gran complejidad. Así se ha pasado por: (i) exigir al actor
la prueba de la falla para la prosperidad de sus pretensiones, porque la
30
Fl. 132 C. Ppal 1
Fl. 465 C. Ppal 2 – Testimonio de José Alberto Giraldo y Jorge Hugo Hincapié. Fl. 467 C. Ppal 2 –
Testimonio de Claudia Rocío Díaz, Iván Darío Gaviria y Alonso Muñoz Osorio.
31
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obligación es de medio; (ii) presumir la falla del servicio médico, en aplicación
del artículo 1604 del Código Civil; (iii) presumir la falla del servicio médico, por
considerar que las entidades se hallaban en mayor posibilidad de explicar y
demostrar el tratamiento que aplicaron al paciente, dado su “conocimiento
técnico y real por cuanto ejecutaron la respectiva conducta”, y (iv) distribuir las
cargas probatorias en cada caso concreto, luego de establecer cuál de las
partes tenía mejores posibilidades de su aporte.
No obstante, la Sala de manera reciente, ha recogido las reglas
jurisprudenciales anteriores para acoger la regla general que señala que en
materia de responsabilidad médica corresponde a la parte demandante
acreditar todos los elementos que la configuran, para lo cual resultan
admisibles todos los medios probatorios legalmente aceptados,
cobrando particular importancia la prueba indiciaria que pueda
construirse con fundamento en las demás pruebas que obren en el
proceso.
De igual manera, en cuanto a la prueba del vínculo causal, se acogió en una
época el criterio de que cuando resultara imposible esperar certeza o exactitud
en esta materia, no sólo por la complejidad de los conocimientos científicos y
tecnológicos en ella involucrados sino también por la carencia de los
materiales y documentos que probaran dicha relación, el juez podía
conformarse con la probabilidad de su existencia32, es decir, que la relación de
causalidad quedaba probada “cuando los elementos de juicio suministrados
conducían a ‘un grado suficiente de probabilidad’33”, que permita tenerlo por
establecido.
Con posterioridad se precisó que la exigencia de “un grado suficiente de
probabilidad”, no implicaba la exoneración del deber de demostrar la
existencia del vínculo causal entre el daño y la actuación médica, que hiciera
posible imputar responsabilidad a la entidad que prestara el servicio, sino que
esta era una regla de prueba, con fundamento en la cual el vínculo causal
podía ser acreditado de manera indirecta, mediante indicios34.
Por eso, de manera más reciente concluyó la Sala que:
[“…en materia de responsabilidad estatal, el asunto no puede ser
resuelto con la sola constatación de la intervención causal de la
actuación médica, sino que esa actuación debe ser constitutiva de una
falla del servicio y ser ésta su causa eficiente. Esa afirmación resulta
relevante para aclarar que si bien de conformidad con lo previsto en el
artículo 90 de la Constitución, el derecho a la reparación se fundamenta
en la antijuridicidad del daño, no es suficiente verificar que la víctima o
sus beneficiarios no estaban en el deber jurídico de soportarlo para que
32
Cfr. RICARDO DE ÁNGEL YAGÜEZ. Algunas previsiones sobre el futuro de la responsabilidad civil (con
especial atención a la reparación del daño), Ed. Civitas S.A., Madrid, 1995, p. 42.
33
Ibídem, págs. 77. La Sala acogió este criterio al resolver la demanda formulada contra el Instituto Nacional de
Cancerología con el objeto de obtener la reparación de los perjuicios causados con la práctica de una biopsia.
Se dijo en esa oportunidad que si bien no existía certeza “en el sentido de que la paraplejia sufrida...haya tenido
por causa la práctica de la biopsia”, debía tenerse en cuenta que “aunque la menor presentaba problemas
sensitivos en sus extremidades inferiores antes de ingresar al Instituto de Cancerología, se movilizaba por sí
misma y que después de dicha intervención no volvió a caminar”. Por lo cual existía una alta probabilidad de que
la causa de la invalidez de la menor hubiera sido la falla de la entidad demandada, probabilidad que además fue
reconocida por los médicos que laboraban en la misma. Sentencia del 3 de mayo de 1999, exp: 11.169.
34
Ver, por ejemplo, sentencias de 14 de julio de 2005, exps: 15.276 y 15.332.
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surja el derecho a la indemnización, sino que se requiere que dicho daño
sea imputable a la Administración, y no lo será cuando su intervención
aunque vinculada causalmente al daño no fue la causa eficiente del
mismo sino que éste constituyó un efecto no previsible o evitable, de la
misma enfermedad que sufría el paciente”35].
En consecuencia, como se viene exponiendo, para deducir la responsabilidad
de las entidades estatales frente a los daños sufridos cuando medie una
intervención médica, la víctima del daño que pretenda la reparación
correrá con la carga de demostrar la falla en la atención y que esa falla
fue la causa del daño por el cual reclama indemnización, es decir, debe
probar: (i) el daño, (ii) la falla en el acto médico y (iii) el nexo causal. La
demostración de esos elementos podrá lograrse mediante cualquier
medio probatorio, siendo el indicio la prueba por excelencia en estos
casos ante la falta de una prueba directa de la responsabilidad, dadas las
especiales condiciones en que se encuentra el paciente frente a quienes
realizan los actos médicos”. (Subrayado y Negrita fuera de texto).
Posición que reitera en sentencia del 28 de abril de 201036, en la que consideró:
“Frente a lo anterior, la Sala recientemente consideró que no era necesario
alterar las reglas probatorias legalmente establecidas, para generar
consecuencias adversas para la parte que hubiere faltado al deber de lealtad
procesal, pues el mismo ordenamiento jurídico –artículo 249 C. P. C.- prevé
que el juez puede deducir indicios de la conducta procesal de las partes37.
Así mismo, se consideró que para deducir la responsabilidad del Estado por
el daño derivado de su actividad médica, era necesario acreditar todos los
elementos de la responsabilidad –el daño, la falla del servicio y el nexo causal
entre estos- para lo cual el juez debía ser particularmente acucioso y valorar
todos los elementos probatorios legalmente aceptados, entre los cuales los
indicios cobrarían especial relevancia, en tanto que podrían ser construidos a
partir de las pruebas del expediente y de la conducta misma de las partes.
También se precisó que en ciertas oportunidades, las reglas de la experiencia
serían de gran utilidad, ya que ciertos eventos dañinos –abandonar una gasa
o un bisturí en el interior del cuerpo de un paciente- sólo podrían derivarse de
conductas constitutivas de falla del servicio.
Esta última es la tesis que impera actualmente en la jurisprudencia de la
Sección Tercera del Consejo de Estado al momento de establecer la
presencia de una falla en el servicio médico asistencial oficial38.
Es claro, según el mandato del artículo 177 del C. P. C., que la carga
probatoria de los supuestos de hecho está radicada en cabeza de la parte
que pretende derivar de ellos determinadas consecuencias jurídicas, lo cual
implica que, con fundamento en el deber de lealtad procesal que debe inspirar
35
Ver sentencia de 31 de agosto de 2006, exp. 15.772.
Consejo de Estado. Sala Contencioso Administrativa. Sección Tercera. Consejero ponente (e): Mauricio
Fajardo Gómez. Veintiocho (28) de abril de dos mil diez (2010).
37 Sentencia del 31 de agosto de 2006. Expediente: 15.772. Consejera Ponente: Dra. Ruth Stella Correa
Palacio.
38 Sentencias de 3 de mayo de 2007. Expediente: 17.280. Consejero Ponente: Dr. Ramiro Saavedra Becerra;
20 de febrero de 2008. Expediente: 15.563. Consejero Ponente: Dr. Ramiro Saavedra Becerra; 26 de marzo
de 2008. Expediente: 16.085. Consejera Ponente: Dra. Ruth Stella Correa Palacio; 23 de abril de 2008.
Expediente: 15.750. Consejera Ponente: Dra. Ruth Stella Correa Palacio.
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las distintas actuaciones procesales de las partes, éstas, tanto en la demanda
como en su contestación, expondrán los hechos en los cuales fundamentan
sus pretensiones o su defensa y las pruebas que al efecto pretenden hacer
valer.
En cuanto a la prueba del nexo de causalidad entre la falla del servicio
médico asistencial y el daño, establecer el primero de los elementos equivale
a llegar a la certeza de que la actuación de la entidad oficial –falla del
servicio- constituyó la causa adecuada o eficiente del daño que la víctima
busca le sea reparado.
Al respecto, la jurisprudencia del Consejo de Estado ha sido constante en
señalar, salvo contadas excepciones39, que el deber de acreditar el vínculo
causal está a cargo de la parte demandante.
Sin embargo, cuando no se cuenta con tal prueba directa respecto de la
causalidad de la falla del servicio médico asistencial con el daño alegado o
cuando aquella no le ofrece al juez un grado pleno de certeza40, la
jurisprudencia contencioso administrativa ha recurrido también a un
aligeramiento de la carga probatoria al respecto y ha empleado medios
probatorios indirectos. Así por ejemplo, en sentencia de 13 de septiembre de
199141, la Sala dedujo a partir de una serie de hechos –indicios- que el nexo
causal se encontraba presente.
Posteriormente, en sentencia del 3 de mayo de 199642, se señaló –sin invertir
la carga de la prueba del demandante- que dada la complejidad de los
asuntos científicos y técnicos que entraña la materia médica o por la carencia
de elementos probatorios directos que permitan establecer la relación de
causalidad entre la falla del servicio médico y el daño, se podía acudir a la
noción de “causalidad probable”, pero sí y solo sí el grado de dificultad
probatoria para el actor es tal, que impida demostrar la certeza plena de su
existencia.
Posteriormente y de manera más explícita, se ha precisado que la exigencia
de “un grado suficiente de probabilidad” no implica la exoneración del deber
de la parte actora de establecer la existencia del vínculo causal entre el daño
y la actuación médica que hiciera posible atribuir a la entidad pública
prestadora del servicio médico el daño padecido por la víctima, sino que ésta
era una regla de prueba, con fundamento en la cual el vínculo causal podía
ser acreditado de manera indirecta, mediante indicios43.
Con base en la evolución jurisprudencial edificada en relación con la
responsabilidad médica es dable concluir que su fundamento encuentra
sustento en la falla probada del servicio, en la que deben estar acreditados
todos los elementos de la responsabilidad como son (i) el daño (ii) la falla del
servicio y (iii) el nexo de causalidad, sin que haya lugar a presumirlos (…)”.
39
Sentencias del 3 de febrero de 1995. Expediente: 9142. Consejero Ponente: Dr. Carlos Betancur Jaramillo;
13 de julio de 1995. Expediente: 9848. Consejero Ponente: Dr. Carlos Betancur Jaramillo; 3 de abril de 1997.
Expediente: 9467. Consejero Ponente: Dr. Carlos Betancur Jaramillo.
40 Muchas veces asistido por la misma literatura médica.
41 Sentencia del 13 de septiembre de 1995. Expediente: 6253. Consejero Ponente: Dr. Carlos Betancur
Jaramillo.
42 Sentencia del 3 de mayo de 1999. Expediente: 11.169. Consejero Ponente: Dr. Ricardo Hoyos Duque.
43 Sentencias del 7 de octubre de 1999. Expediente: 12.655. Consejera Ponente: Dra. María Elena Giraldo
Gómez; 14 de junio de 2001. Expediente: 11.901. Consejero Ponente: Dr. Alier Hernández Enríquez; 14 de
julio de 2005. Expedientes. 15276 y 15332.
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(Negrillas fuera de texto).
Bajo estas premisas, en los eventos en que se reclama la responsabilidad del
Estado por hechos originados en la prestación del servicio médico, el título de
imputación jurídica que sustenta el deber jurídico de responder se concreta en la
FALLA DEL SERVICIO la cual debe ser probada por quien la alega de acuerdo a
lo previsto en el Art. 177 del Código de procedimiento civil, cumpliendo un papel
importante la prueba indiciaria.
-
Elementos de la responsabilidad estatal por falla del servicio médico
En relación con la responsabilidad del Estado por la prestación del servicio médico
de salud, es oportuno recordar, que tradicionalmente nuestro órgano de cierre ha
considerado, que “corresponde a la parte actora acreditar los supuestos de hecho
que estructuran los fundamentos de la misma; es decir, debe demostrar el daño, la
falla en la prestación del servicio médico hospitalario y la relación de causalidad
entre estos dos elementos, para lo cual puede valerse de todos los medios
probatorios legalmente aceptados, entre los cuales cobran particular importancia
el o los indicios que puedan construirse con fundamento en las demás pruebas
que obren en el proceso, en especial para la demostración del nexo causal entre
la actividad médica y el daño ocasionado, ya que sin la concurrencia de estos
elementos no se logra estructurar la responsabilidad del Estado” 44.
Sin embargo, al consagrar nuestro ordenamiento jurídico el concepto de DAÑO
ANTIJURÍDICO (Art. 90 de la Constitución Política), dicha posición -sin perder
vigencia- debe ser replanteada a la luz del citado concepto45, por lo tanto hoy
podemos predicar los siguientes:

Un daño antijurídico, entendido como la aminoración patrimonial sufrida por
la víctima46, la cual no tiene el deber jurídico de soportar. Elemento que si
bien resulta necesario no es suficiente para predicar la responsabilidad
estatal.

La imputación: Aspecto que implica la atribución de ese daño a la acción u
omisión de una Entidad Estatal y que cobija la Atribución material del
daño (imputatio facti): Etapa en el proceso de responsabilidad que implica
la atribución de un determinado resultado (daño) a una conducta – acción u
44
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 16 de julio de 2008, expediente 16.775.
Es preciso resaltar que a la luz del Art. 90 de la Constitución Política, la responsabilidad del Estado se funda
en los siguientes dos elementos: El daño antijurídico y su imputación en virtud de una acción u omisión, pues
no en vano dicha norma consagra: “El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le
sean imputables, causados por la acción u omisión de una autoridad pública”.
46 Concepto elaborado por el Profesor Juan Carlos Henao en su obra el DAÑO. Universidad Externado de
Colombia. Segunda Reimpresión 2007.
45
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omisión47- desplegada por una entidad estatal, por la cual en principio tiene
que responder y se dice de esta manera porque igualmente el que un daño
sea imputado fácticamente a una determinada persona, aunque es un
elemento necesario para estructurar la responsabilidad, no es suficiente
porque requiere que esta tenga el deber jurídico de reparación (Imputatio
iuris): El cual hace referencia a que quien se le imputa el daño causado
tenga el deber de repararlo, aspecto que debe ser analizado a través de los
criterios de imputación, en este caso la falla del servicio.
En este punto, la Sala advierte que la Jueza de Primera Instancia, consideró que
la falla del servicio se configuró por la atención inadecuada e inoportuna por parte
de la entidad demandada y por consiguiente, ante la tardanza en proporcionarle el
tratamiento pertinente el demandante Carlos Arturo Muñoz Cardona, perdió la
visión del ojo derecho; para la Corporación no existen elementos de juicio que
permitan deducir lo argumentado por el A quo y por tanto, se analizará bajo la
aplicación de la figura de “pérdida de la oportunidad”.
Así las cosas, se procede a la verificación de cada uno de los elementos
mencionados:
6.2.1. El daño
Este elemento de responsabilidad ostenta una especial relevancia, pues su
acreditación debe ser plena, en aras que surja en forma efectiva el deber
indemnizatorio, no en vano, la doctrina en la materia ha referido que el mismo no
solo debe ser cierto sino también personal, es decir, que el perjuicio sea sufrido
por la persona que solicita su reparación48.
En el caso sub – judice, revisada e interpretada en forma integral la causa petendi
de la demanda, se observa que el daño cuya indemnización se pretende en sus
diversas modalidades, se fundamenta en el siguiente supuesto fáctico: la pérdida
de la visión del ojo derecho del señor MUÑOZ CARDONA, atribuible a la falla del
servicio médico consistente en la atención inadecuada e inoportuna por parte de la
entidad demandada al no realizar los exámenes y procedimientos médicos
pertinentes, que hubiese permitido identificar el desprendimiento de retina que
padecía y evitar las complicaciones del caso, es decir, por la afectación al
derecho al diagnóstico adecuado49.
De lo anterior se colige que la presente acción judicial no se limita exclusivamente
a obtener la indemnización por la pérdida de la visión del señor MUÑOZ
47
Aunque frente a la misma no es posible predicar en estricto sentido una causalidad física, pues para
determinar su relevancia jurídica debe acudirse a ingredientes de tipo normativo.
48 El daño. Análisis comparativo de la responsabilidad extracontractual de estado en derecho colombiano y
francés. Juan Carlos Henao. Universidad externado. 1998
49 Ver hechos segundo a octavo de la demanda.
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CARDONA sino que también funda su petitúm indemnizatorio en la ausencia de
un diagnóstico adecuado que privó al paciente de la oportunidad de recuperación
de su salud ante la falta de realización de exámenes médicos que determinaran la
magnitud de la lesión producida. Efectivamente, revisado el expediente, se aprecia
que varios de los hechos en los cuales fundamenta la producción del daño cuya
indemnización pretende la parte demandante, se constituye la falta de realización
de un examen especializado que permitiera un adecuado diagnóstico.
Así las cosas, una interpretación integral y sustancial de la demanda, permite
afirmar que en lugar del daño concretado en la pérdida de la visión del ojo derecho
del señor CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA, la misma tiene como objeto la
indemnización de un daño autónomo consistente en la pérdida de oportunidad al
no haber tenido la posibilidad de obtener un tratamiento adecuado debido a los
yerros en el diagnóstico50.
Al respecto, en reciente jurisprudencia el Consejo de Estado, precisó:
“(…) En los términos más naturales, la pérdida de oportunidad es la
frustración de una esperanza. En su formulación más amplia, esa
esperanza está dirigida a la consecución de un resultado que pondría
a la persona en una situación más favorable a la previa o la evitación
de un perjuicio. Esta doctrina, se reitera, tiene mayor presencia
en los eventos de responsabilidad médica, según la cual, se
echa de menos un actuar más diligente del servicio médicosanitario, para que el paciente hubiera conservado sus
oportunidades de recuperarse. Así pues, no existe certeza de
que la mala prestación del servicio (que por lo general es un
actuar omisivo) sea la consecuencia directa del resultado
dañoso (muerte, amputación, incapacidades, etc), ya que en
estos supuestos estamos ante una falla del servicio con
indemnización plena, sino de la pérdida de las probabilidades
que tenía el paciente de estar en una mejor situación. Así las
cosas, ya no habrá posibilidad de verificar si el resultado favorable se
habría obtenido, porque la intervención del actuar de un tercero (falla
en la prestación del servicio) cercenó la definición de las
posibilidades en el curso natural de los acontecimientos (…)”51
(Subraya y negrilla fuera de texto).
Como se observa, cuando hablamos de pérdida de oportunidad ello implica
incertidumbre, toda vez que no se tiene como cierto que el paciente se habría
recuperado de haber recibido el tratamiento adecuado en el momento oportuno,
50
El daño. Juan Carlos Henao. Universidad Externado de Colombia. Pág. 166. Segunda reimpresión 2007 en
dicha obra se señala: un en su obra “El Daño” el Profesor Juan Carlos Henao Pérez señala: “En tercer lugar,
la pérdida de una oportunidad puede también presentarse en eventos en los que el demandante alega no
haber tenido la posibilidad de obtener curación de una enfermedad.”
51 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección C. Consejero
Ponente: Enrique Gil Botero. Sentencia proferida el veinticuatro (24) de octubre de dos mil trece (2013).
Radicación número: 68001-23-15-000-1995-11195-01(25869)
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Asunto: SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Acción: REPARACIÓN DIRECTA
Radicado: 63001-3331-003-2009-00947-00
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Demandado: INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN
Fallo No. 66-2015-703
sin embargo, hay otro elemento que es de certeza, consistente en que la falla le
arrebató la posibilidad de participar en esas probabilidades.
Así las cosas, unos de los problemas nodales de los eventos en los que se habla
de pérdida de una oportunidad es la forma cómo se indemnizará el perjuicio, y
frente a esta cuestión se han propuesto infinidad de respuestas, siendo dos las
más importantes: (i) la indemnización como un daño autónomo y (ii) la
indemnización del daño sufrido en una proporción reducida, en consideración al
porcentaje de oportunidad perdida. Estas dos formas de indemnización nos llevan
al referirnos a los dos grandes enfoques que se ha planteado la jurisprudencia52
sobre los argumentos de la doctrina en el tema:
“(…) - Enfoques de la pérdida de oportunidad
a.
El daño autónomo: Según esta corriente la pérdida de la
oportunidad es un perjuicio con identidad propia diferente del
perjuicio final. Desde esta perspectiva, la oportunidad en sí misma
representa un interés digno de protección. Se trata de un bien distinto
a la ventaja final esperada o el perjuicio que se quería evitar, y por
eso se le distingue de daños materiales, en sus modalidades de daño
emergente y lucro cesante. Esta concepción parte de la base que
esa chance u oportunidad puede ser valorada económicamente.
Respecto a la naturaleza de ese perjuicio autónomo, asimismo, se
han trazado tres entendimientos diferentes. De un lado se sostiene
que la oportunidad es una pérdida de carácter patrimonial, que no
obstante se trate de un bien que está destinado a desaparecer, su
naturaleza económica siempre justifica la necesidad resarcitoria. De
otro lado, existe una perspectiva que trata a la oportunidad como un
bien personal, como algo que está inserto en el patrimonio de la
persona y sólo pertenece a ella, lo que lo convierte en un bien
intransferible. Y finalmente, un tercer enfoque afirma que el carácter
de la oportunidad tiene que ver con la ventaja esperada o el perjuicio
que se buscaba evitar53.
Con todo, de acuerdo con este entendimiento la pérdida de
oportunidad se indemniza como un perjuicio independiente, esto es,
se concede como un rubro diferente a los que tradicionalmente se
reconocen en un proceso judicial de responsabilidad patrimonial
(morales; materiales: daño emergente, lucro cesante; daño a la
salud, etc).
b.
Factor de imputación o instrumento de facilitación
probatoria: De acuerdo con este enfoque, la pérdida de oportunidad
tiene aplicación cuando no fue posible demostrar un nexo causal
directo entre una falla del servicio médico y el daño final que sufrió el
paciente, sin embargo, existía una probabilidad significativa de que el
52
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección C. Consejero
Ponente: Enrique Gil Botero. Sentencia proferida el veinticuatro (24) de octubre de dos mil trece (2013).
Radicación número: 68001-23-15-000-1995-11195-01(25869)
53 Orgaz, Alfredo, el daño resarcible, Ed. Perrot, Buenos Aires, 1982, 9. 47 y ss; Mosset Iturraspe, Jorge,
Frustración de una chance por error en el diagnóstico, LL, 1982- D-475.
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resultado dañoso no se hubiera presentado de haber mediado una
atención médica oportuna y adecuada.
Este enfoque busca dar una garantía de reparación a la víctima quien
se encuentra en una posición de dificultad probatoria, en especial en
los eventos médicos, al carecer de los conocimientos de la ciencia
médica para demostrar que la negligencia ha sido la causa del
daño54 (…)”. (Subraya fuera de texto).
A pesar de la divergencia de las posturas, de ambas se puede inferir que existen
algunos eventos en materia de prestación de servicios médicos, en los cuales
surge el deber de reparación por parte del Estado sin que sea necesario acreditar
que -sin la falla en la prestación del servicio se hubiera impedido el daño-, estos
son, cuando se determina que dicha falla produjo la pérdida de la oportunidad
para el paciente, de recuperar su salud, curar su enfermedad o preservar su vida.
Se debe precisar que la aplicación de la figura de “pérdida de una oportunidad”
debe ser cautelosa, pues debe estar plenamente acreditado el porcentaje de
probabilidad y el grado de pérdida de posibilidad para el paciente de recuperar su
salud o preservar su vida, es decir que no se trate de una situación hipotética,
pues dicha figura no puede utilizarse como subsidiaria a aquellas circunstancias
en las que no se logra establecer el nexo de causalidad entre el daño y la falla en
la prestación del servicio médico.
Es por ello que el Honorable Consejo de Estado en reciente pronunciamiento,
sintetizó los requisitos que deben estructurarse en la llamada pérdida de
oportunidad y que esta Sala procede a citar en virtud de la importancia de dicho
referente jurisprudencial55:
“Esta Corporación, en sentencia del 11 de agosto de 2010, señaló los
siguientes requisitos cuya concurrencia se precisa con el propósito de que
pueda considerarse existente la pérdida de oportunidad como daño
indemnizable en un caso concreto: (i) Certeza respecto de la existencia
de una oportunidad que se pierde, aunque la misma envuelva un
componente aleatorio, lo cual significa que esta modalidad de daño da
lugar a un resarcimiento a pesar de que el bien lesionado no tiene la
entidad de un derecho subjetivo ─pues se trata de un mero interés
legítimo, de la frustración de una expectativa, sin que ello suponga que se
trata de un daño puramente eventual─, siempre y cuando se acredite
inequívocamente la existencia de “una esperanza en grado de probabilidad
con certeza suficiente” de que de no haber ocurrido el evento dañoso, la
víctima habría mantenido la expectativa de obtener la ganancia o de evitar
el detrimento correspondientes; (ii) Imposibilidad definitiva de obtener el
provecho o de evitar el detrimento, vale decir, la probabilidad de
obtener la ventaja debe haberse convertido en inexistente, pues si la
LUNA Yerga, Álvaro “Oportunidades Perdidas”, artículo publicado en Revista para el análisis del Derecho
“INDRET”, mayo de 2005, No. 288.
55 Consejo de Estado. Sección Tercera. Subsección A. mayo nueve (09) de dos mil doce (2012). Consejero
Ponente. Mauricio Fajardo Gómez. Radicación número: 85001-23-31-000-2000-00198-01(20968)
54
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consolidación del daño dependiera aún del futuro, se trataría de un
perjuicio eventual e hipotético, no susceptible del reconocimiento de una
indemnización que el porvenir podría convertir en indebida; lo expuesto se
antoja lógico en la medida en que si el resultado todavía puede ser
alcanzado, el “chance” aún no estaría perdido y nada habría por
indemnizar; por tanto, si bien se mantiene la incertidumbre respecto de si
dicho resultado se iba a producir, o no, la probabilidad de percibir la
ganancia o de evitar el perjuicio sí debe haber desaparecido
definitivamente del patrimonio ─material o inmaterial─ del individuo porque
dichos resultados ya no podrán ser alcanzados jamás. Tal circunstancia es
la que permite diferenciar la ‘pérdida de oportunidad’ del ‘lucro cesante’
como rubros diversos del daño, pues mientras la primera constituye una
pérdida de ganancia probable ─dado que, según se ha visto, por su virtud
habrán de indemnizarse las expectativas legítimas y fundadas de obtener
unos beneficios o de evitar una pérdida que por razón del hecho dañoso
nunca se sabrá si habrían de conseguirse, o no─, el segundo implica una
pérdida de ganancia cierta ─se dejan de percibir unos ingresos que ya se
tenían─; (iii) La víctima debe encontrarse en una situación
potencialmente apta para pretender la consecución del resultado
esperado, es decir que debe analizarse si el afectado realmente se
hallaba, para el momento en el cual ocurre el hecho dañino, en una
situación tanto fáctica como jurídicamente idónea para alcanzar el
provecho por el cual propugnaba, posición jurídica que “no existe cuando
quien se pretende damnificado, no llegó a emplazarse en la situación
idónea para hacer la ganancia o evitar la pérdida”. (Negrillas fuera de
texto).
Con fundamento en lo expuesto, procederá la Sala a determinar si efectivamente
hay lugar al surgimiento de la responsabilidad del Estado, no por la pérdida de la
visión del ojo derecho del señor CARLOS ARTURO, sino en virtud a la aplicación
de la figura “pérdida de una oportunidad”.
En tal sentido, con base en las pruebas allegadas al proceso, se encuentra
acreditado que pese a las constantes consultas ante el servicio de urgencias de la
entidad demandada por parte del Señor Carlos Arturo Muñoz, refiriendo
persistencia en el dolor de cabeza, dolor ocular y pérdida de la visión, no se prestó
el tratamiento oportuno y pertinente a sus dolencias, todo lo contrario, recibió
atención que no estaba acorde con las sospechas consistentes en un posible
desprendimiento de retina del ojo derecho, obligándolo a acudir a médicos
particulares, con el fin de mitigar sus dolencias y con la esperanza que la evolución
de su patología no avance al punto de desencadenar la pérdida de la visión.
Lo anterior, en principio, permite inferir el carácter personal del daño a la luz de lo
establecido por el Consejo de Estado en la materia que sobre el particular ha
señalado56:
“Al respecto, debe decirse que si bien la jurisprudencia de esta Sala
ha recurrido tradicionalmente a la elaboración de presunciones para
56
Consejo de Estado- Sección Tercera. Sentencia del 21 de septiembre de 2000. Magistrado Ponente. Alier
Eduardo Hernández Enríquez. Actor José Epigmenio Lopez y otro.
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efectos de la demostración del perjuicio moral, en relación con los
parientes cercanos, es claro que aquéllas se fundan en un hecho
probado, esto es, la relación de parentesco, de manera que a partir de
ella – que constituye el hecho indicador, o el indicio propiamente
dicho, según la definición contenida en el artículo 248 del Código de
Procedimiento Civil –, y con fundamento en las reglas de la experiencia,
se construye una presunción, que permite establecer un hecho distinto,
esto es, la existencia de relaciones afectivas y el sufrimiento consecuente
por el daño causado a un pariente, cuando éste no se encuentra probado
por otros medios dentro del proceso. Y tal indicio puede resultar suficiente
para la demostración del perjuicio moral sufrido, en la mayor parte de los
casos; en otros, en cambio, pueden existir elementos de convicción en el
expediente que impidan la aplicación llana de la correspondiente regla de
la experiencia. En el caso planteado, no sólo no existe prueba alguna de
que tales lazos existieran, sino que de los testimonios recibidos en el
proceso se puede concluir que nunca se crearon.” (Negrillas fuera de
texto).
-
Pérdida de la oportunidad como daño autónomo
Revisada la actuación procesal, considera la Sala que no milita elemento de
prueba que permita colegir que el resultado pérdida de la visión del ojo derecho,
hubiere tenido su causa en la ausencia de la realización de exámenes
especializados, encaminados a determinar la gravedad de la lesión; es decir, no
se logra predicar el suficiente grado de probabilidad que la falla en el servicio de
la entidad demandada hubiese sido la condición determinante del resultado
pérdida de la visión, o dicho de otra manera, no existen elementos de convicción
que permitan inferir que si la entidad hubiera practicado los exámenes requeridos
y brindado el tratamiento oportuno, se hubiera impedido la pérdida de la visión del
ojo derecho del señor Carlos Arturo Muñoz Ospina, toda vez que dentro de la
evolución de su patología, concurrieron diferentes actuaciones médicas y
condiciones del paciente que pudieron incidir en el resultado final.
No obstante lo anterior, esta Corporación estima pertinente determinar si la
ausencia de un procedimiento para un diagnóstico efectivo y un tratamiento
adecuado, necesario para determinar la gravedad de la lesión, frustró la
posibilidad del paciente de recuperar su salud o preservar su vida, es decir, si
dicha falla en la prestación del servicio médico produjo la pérdida de una
oportunidad para el paciente, constituyéndose esta en daño autónomo y objeto de
resarcimiento a la luz de los requisitos establecidos por nuestra jurisprudencia
para su configuración.
Tal como se esbozó con anterioridad, pese a las discusiones doctrinarias la noción
de “pérdida de una oportunidad “, ha sido catalogada como un daño autónomo, es
así como Luis Felipe Giraldo Gómez en su obra “La Pérdida de la Oportunidad en
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la responsabilidad civil. Su aplicación en el campo de la responsabilidad médica”
señala57:
“Así las cosas, esa esperanza de conseguir un resultado que fue
frustrado, o esa posibilidad perdida de evitar sufrir un perjuicio, que
con ocasión de la conducta de un tercero ha sido arrebatada a la
víctima, debe ser considerada como una afrenta en su
patrimonio, que puede generar perjuicios que deberán ser
reparados, en atención a que dicha oportunidad o posibilidad
constituía en sí misma un interés, que en palabras de EDUARDO
ZANNONI, facultaba a esa persona para actuar en procura de
conseguir el resultado que anhelaba.
(..)
Por lo anterior, sostenemos que la perdida de una oportunidad o
de la chance, constituye un daño autónomo, con unas
características particulares que lo definen, que se ve reflejado
bien en la pérdida de la posibilidad de obtener una ganancia o
beneficio, o bien en la pérdida de la posibilidad de evitar que se
genere un evento desfavorable, frustración que, en definitiva,
faculta a quien la sufre para solicitar la reparación de los perjuicios
que se le hayan ocasionado producto de esa privación” (Negrillas
fuera de texto).
Criterio que, como ya se expuso, ha sido adoptado por nuestra máxima
Corporación de lo Contencioso Administrativo 58 y que esta Sala del sistema
escritural acoge, es decir, estimar “la pérdida de la oportunidad” como un daño
autónomo que lesiona el patrimonio – en sentido genérico de quien lo padece-, por
lo tanto se procederá a verificar los requisitos para la estructuración de este
daño:

Certeza respecto de la existencia de una oportunidad que se pierde,
aunque la misma envuelva un componente aleatorio, de conformidad a
lo ya expuesto en esta providencia, aparece claramente acreditado que el
señor ingresó por el servicio de urgencias a las instalaciones de la
CLINICA SAN JOSÉ SECCIONAL QUINDÍO, el día 23 de noviembre de
2005 en dos ocasiones, a saber: i) a las 17:10 de la tarde, siendo atendido
por la Médico Tatiana López quien diagnosticó desprendimiento de retina y
ordena valoración por oftalmología ii) Sin especificarse la hora y el médico
quien lo atiende, se pone de presente que se trata de un paciente con
pérdida súbita de la visión por el ojo derecho, con gran pérdida de agudeza
visual, agrega que no puede ver la retina al fondo de ojo. Finaliza
señalando como diagnóstico presuntivo: “desprendimiento de retina vs
hemorragia vítrea” y hace la notación “se desea valoración urgente”. El día
57
Editorial Universidad Externado de Colombia. 2011.
Consejo de Estado. Sección Tercera. Subsección A. mayo nueve (09) de dos mil doce (2012). Consejero
Ponente. Mauricio Fajardo Gómez. Radicación número: 85001-23-31-000-2000-00198-01(20968)
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28 de noviembre de 2005, a eso de las 11:20 de la mañana, el paciente
reconsulta al servicio de urgencias por persistir los síntomas y por haber
empeorado con la disminución de la agudeza visual, la médico cirujano
Ruth Díaz, luego de evaluar sus antecedentes, le diagnostica “migraña” y lo
remite a oftalmología, en donde es valorado59, con diagnóstico “edema
macular central”; persistiendo los síntomas el 20 de diciembre de 2006,
luego de haberse practicado exámenes y procedimientos particulares,
acude antes las instalaciones de la E.S.E. RITA ARANGO ÁLVAREZ DEL
PINO, en donde es valorado por la médico cirujana Luz Stella Santamaría,
quien luego de relatar sus antecedentes, lo valora y diagnostica:
“desprendimiento de retina ojo derecho, remito a oftalmología EPS del
ISS”60.
De esta forma, el precedente de unos síntomas que persistían y
empeoraban, consistentes en dolor de cabeza y pérdida de la agudeza
visual, que refiere la propia historia clínica, permiten colegir que le era
exigible a los médicos que lo atendieron, profundizar su diagnóstico con el
fin de evidenciar la gravedad de la patología, máxime cuando desde el
principio se sospechó un posible desprendimiento de retina, sin que – como
ya se anotó con anterioridad- se observe en la historia que por lo menos se
hubiese practicado los exámenes necesarios a fin de descartar o confirmar
el diagnóstico presuntivo, para así brindarle el tratamiento necesario.
De lo anterior se colige que – en el caso sub examine- existió “una
esperanza en grado de probabilidad con certeza suficiente” en el sentido
que de no haber ocurrido el evento dañoso, es decir, la falla en el
procedimiento para un diagnóstico adecuado, la víctima habría mantenido
la expectativa de obtener el tratamiento correspondiente.

Imposibilidad definitiva de obtener el provecho o de evitar el
detrimento, vale decir, la probabilidad de obtener la ventaja debe
haberse convertido en inexistente, requisito que claramente se estructura
en el caso sub examine, pues aunque el resultado “pérdida de la visión” no
resulta atribuible a la entidad accionada como ya se expuso en esta
providencia, dicha situación fáctica, debidamente acreditada en la actuación
procesal61, lleva a colegir que la posibilidad de recuperación de salud
respecto del ojo derecho del paciente se torna en inexistente, permitiendo
El 14 de diciembre de 2005 – Fl. 562 C. Ppal 2
Fl. 306 C. Ppal 1
61 Tal como se indica en el acápite de pruebas de la presente providencia: “El oftalmólogo Jorge Eduardo
Satizabal G, en dos oportunidades27, hace constar el estado de salud del paciente Carlos Muñoz, certificando
que lo encuentra con desprendimiento de retina inferior con compromiso macular del ojo derecho, por lo que
consideró practicarle procedimientos quirúrgicos de vitrectomía con endolaser y crioretinopexia, con miras a
mejoría de la visión, pese a lo cual, concluye que la visión del ojo derecho no es recuperable”.
59
60
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deducir la certeza exigida como elemento característico de todo daño para
su indemnización.

La víctima debe encontrarse en una situación potencialmente apta
para pretender la consecución del resultado esperado. Elemento que
también tiene estructuración, pues en virtud de los síntomas padecidos, el
señor MUÑOZ CARDONA acudió precisamente a las instalaciones de la
Clínica San José Seccional Quindío, supuesto fáctico que no merece dudas
en el presente asunto, siendo igualmente claro para esta Corporación
judicial, tal como se explicó en líneas anteriores, que la ausencia de un
diagnóstico efectivo que podía obtenerse con la realización de exámenes
oculares ya referidos, impidió al señor MUÑOZ CARDONA obtener un
tratamiento oportuno y necesario para determinar la gravedad de la lesión,
pues si bien no está acreditado que el resultado “pérdida de la visión” sea
consecuencia de dicha falla en la prestación del servicio, indudablemente
dicha situación sí permite predicar que el paciente se encontraba en una
situación apta para la obtención de un tratamiento adecuado que se vio
frustrado y por tanto la posibilidad de recuperar su salud o preservar su
vida.
Conforme a lo anterior, esta Corporación considera -siguiendo el derrotero
jurisprudencial antes citado-, que la ausencia de un procedimiento para un
diagnóstico efectivo y un tratamiento adecuado, constituye – per se- un daño
autónomo consistente en la pérdida de oportunidad del paciente de recuperar su
salud o preservar su vida, la misma que resulta indemnizable, máxime cuando el
principio de congruencia del fallo no se ve afectado, teniendo en cuenta que la
causa petendi no solo se refiere a la pérdida de la visión del ojo derecho del señor
Carlos Arturo Muñoz Cardona, si no también precisamente a la ausencia de la
realización de exámenes médicos especializados que verificaran la gravedad de la
lesión.
6.2.2. Atribución del daño y el deber jurídico de reparación:
Para ello, es preciso tener en cuenta la posición jurisprudencial reiterada por el
Honorable Consejo de Estado, cuando señala que “la práctica médica debe
evaluarse desde una perspectiva de medios y no de resultados, lo que lleva a
entender que el galeno se encuentra en la obligación de practicar la totalidad
de procedimientos adecuados para el tratamiento de las diversas patologías
puestas a su conocimiento, procedimientos que, por regla general, conllevan
riesgos de complicaciones, situaciones que, de llegar a presentarse, obligan al
profesional de la medicina al agotamiento de todos los medios a su alcance,
conforme a la lex artis, para evitar daños mayores y, de así hacerlo, en ningún
momento se compromete su responsabilidad, incluso en aquellos eventos en
los cuales los resultados sean negativos o insatisfactorios para la salud del
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paciente, a pesar de haberse intentado evitarlos en la forma como se deja
dicho”62.
-
De la falla en la prestación del servicio:
Sea lo primero aclarar, que el deber jurídico de reparación en los eventos de
actividad médica ve su concreción en la posición de garante que ostentan las
entidades hospitalarias públicas con relación a los pacientes a los cuales brindan
sus servicios63.
Bajo esta premisa, resulta oportuno recordar, que conforme al Art. 48 y 49 de la
Constitución Política, la Seguridad Social es un servicio público de carácter
obligatorio prestado bajo la dirección, coordinación y control del Estado por
entidades públicas o privadas en la forma establecida en la ley, organizado en
forma descentralizada.
En desarrollo de este mandato Constitucional se expidió la ley 100 de 1993 que
regula la intervención estatal en el Sistema General de Seguridad Social en salud
de la siguiente forma:
“ARTICULO. 154.-Intervención del Estado. El Estado intervendrá en el
servicio público de seguridad social en salud, conforme a las reglas de
competencia de que trata esta ley, en el marco de lo dispuesto en los
artículos 48, 49, 334 y 365 a 370 de la Constitución Política. Dicha intervención
buscará principalmente el logro de los siguientes fines:
a) Garantizar la observancia de los principios consagrados en la
Constitución y en los artículos 2º y 153 de esta ley;
b) Asegurar el carácter obligatorio de la seguridad social en salud y su
naturaleza de derecho social para todos los habitantes de Colombia;
c) Desarrollar las responsabilidades de dirección, coordinación, vigilancia y control
de la seguridad social en salud y de la reglamentación de la prestación de los
servicios de salud;
d) Lograr la ampliación progresiva de la cobertura de la seguridad social en salud
permitiendo progresivamente el acceso a los servicios de educación, información y
fomento de la salud y a los de protección y recuperación de la salud a los
habitantes del país;
e) Establecer la atención básica en salud que se ofrecerá en forma gratuita y
obligatoria, en los términos que señale la ley;
f) Organizar los servicios de salud en forma descentralizada, por niveles de
atención y con participación de la comunidad;
g) Evitar que los recursos destinados a la seguridad social en salud se destinen a
fines diferentes, y
h) Garantizar la asignación prioritaria del gasto público para el servicio público de
seguridad social en salud, como parte fundamental del gasto público social.
62
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 24 de marzo de 2011, expediente 18947, C.P. Hernán
Andrade Rincón.
63 Sobre la posición de garante en la actividad médica puede consultarse las sentencias proferidas por la
Sección Tercera del Consejo de Estado del 30 de julio de 2008 Radicación interna 16483. Magistrado
Ponente Enrique Gil Botero como del 04 de octubre de 2007. Radicación interna. 15567.
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PARAGRAFO.-Todas las competencias atribuidas por la presente ley al
Presidente de la República y al Gobierno Nacional, se entenderán asignadas
en desarrollo del mandato de intervención estatal de que trata este artículo”
(Negrillas y subrayado fuera de texto).
De igual manera como integrantes de este Sistema General de Seguridad Social
en salud, la ley procedió a su identificación, es así como consagra la ley 100 de
1993:
ARTICULO. 155.-Integrantes del sistema general de seguridad social en
salud. El sistema general de seguridad social en salud está integrado por:
1. Organismos de dirección, vigilancia y control:
a) Los Ministerios de Salud y de Trabajo;
b) El consejo nacional de seguridad social en salud, y
c) La superintendencia nacional en salud;
2. Los organismos de administración y financiación:
a) Las entidades promotoras de salud;
b) Las direcciones seccionales, distritales y locales de salud, y
c) El fondo de solidaridad y garantía.
3. Las instituciones prestadoras de servicios de salud, públicas, mixtas o
privadas.
4. Las demás entidades de salud que, al entrar en vigencia la presente ley, estén
adscritas a los Ministerios de Salud y Trabajo.
5. Los empleadores, los trabajadores y sus organizaciones y los trabajadores
independientes que cotizan al sistema contributivo y los pensionados.
6. Los beneficiarios del sistema general de seguridad social en salud en todas sus
modalidades.
7. Los comités de participación comunitaria "Copagos" creados por la Ley 10 de
1990 y las organizaciones comunales que participen en los subsidios de salud.
PARAGRAFO.-El Instituto de Seguros Sociales seguirá cumpliendo con las
funciones que le competan de acuerdo con la ley”. (Negrillas y subrayado fuera de
texto).
En el proceso no constituye materia de debate que los servicios médicos prestados
al señor MUÑOZ CARDONA cuya irregularidad se predica por la parte demandante
como constitutivos de una falla del servicio, fueron realizados en la Clínica San José
del Quindío, que pertenecía a la E.S.E. Rita Arango Álvarez del Pino, entidades de
carácter público, cuyos servicios fueron contratados por el Instituto de los Seguros
Sociales, como EPS a la cual se encontraba afiliado el afectado directo, tal como se
corrobora con la contestación de la demanda y en los documentos obrantes a folios
278 – 330 de la actuación procesal.
En este punto es preciso, pronunciarse respecto de los argumentos planteados por
la demandada en el recurso de apelación cuando indica:
“(…) si el demandante solicitó una condena por mala praxis médica y
por no haberse realizado el procedimiento médico que aconseja la
ciencia médica, el responsable no es la EPS, entidad que se limita a
remitir el paciente donde el médico especialista y a cancelar las
intervenciones quirúrgicas como administradora de salud que es, por lo
que la condena no puede ser en contra del ISS por no tener la EPS
funciones clínicas.
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Fallo No. 66-2015-703
Se debe absolver a la EPS del ISS porque en ningún momento las
atenciones médicas y quirúrgicas fueron realizadas directamente por la
EPS, ésta conforme a la ley contrató con la IPS Rita Arango Álvarez del
Pino la prestación del servicio de salud (…)”.
Así las cosas, constituye en esta instancia materia de debate por parte de la
demandada, que los servicios médicos prestados al señor MUÑOZ CARDONA,
cuya irregularidad se predica por la parte demandante como constitutivos de una
falla del servicio, fueron realizados por una entidad distinta al Instituto de Seguros
Sociales ISS.
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia – Sala de Casación Civil, con ponencia del
Magistrado William Namén Vargas, en sentencia proferida el 17 de noviembre de
2011 precisó:
“(…) Pertinente advertir, en las voces del artículo 177 de la Ley 100
de 1993 (D.O. 41148, 23 de diciembre de 1993), por la cual se crea
el sistema de seguridad social integral conformado con los
regímenes de pensiones, salud, riesgos profesionales y servicios
sociales complementarios definidos por la ley para la efectiva
realización de los principios de solidaridad, universalidad y eficiencia
enunciados en el artículo 48 de la Constitución Política, la función
básica de las Entidades Promotoras de Salud de “organizar y
garantizar, directa o indirectamente, la prestación del Plan de
Salud Obligatorio a los afiliados”, y la de “establecer
procedimientos para controlar la atención integral, eficiente,
oportuna y de calidad en los servicios prestados por las
Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud” (artículo 177,
num. 6º, ibídem, subraya la Sala), que les impone el deber legal de
garantizar la calidad y eficiencia de los servicios de salud, por cuya
inobservancia comprometen su responsabilidad, sea que lo presten
directamente o mediante contratos con las Instituciones
Prestadoras de Salud (IPS) y profesionales respectivos (artículo
179, ejusdem).
(…)
En idéntico sentido, las Entidades Promotoras de Salud (EPS),
son responsables de administrar el riesgo de salud de sus
afiliados, organizar y garantizar la prestación de los servicios
integrantes del POS, orientado a obtener el mejor estado de
salud de los afiliados, para lo cual, entre otras obligaciones, han de
establecer procedimientos garantizadores de la calidad, atención
integral, eficiente y oportuna a los usuarios en las instituciones
prestadoras de salud (art. 2º, Decreto 1485 de 1994). Igualmente, la
prestación de los servicios de salud garantizados por las Entidades
Promotoras de Salud (EPS), no excluye la responsabilidad legal que
les corresponde cuando los prestan a través de las Instituciones
Prestadoras de Salud (IPS) o de profesionales mediante contratos
reguladores sólo de su relación jurídica con aquéllas y éstos. Por lo
tanto, a no dudarlo, la prestación del servicio de salud
deficiente, irregular, inoportuna, lesiva de la calidad exigible y
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de la lex artis, compromete la responsabilidad civil de las
Entidades Prestadoras de Salud y prestándolos mediante
contratación con Instituciones Prestadoras de Salud u otros
profesionales, son todas solidariamente responsables por los
daños causados, especialmente, en caso de muerte o lesiones a
la salud de las personas (…)”. (subraya y negrilla fuera de texto).
De conformidad con los fundamentos legales y jurisprudenciales previamente
citados, se tiene que el Instituto de Seguros Sociales ISS, está obligado no sólo a
organizar la forma y mecanismos a través de los cuales sus afiliados puedan
acceder a los servicios de salud en todo el territorio nacional y prestarles dichos
servicios directamente o a través de un tercero, sino también establecer
procedimientos para controlar la atención integral, eficiente, oportuna y de calidad
en los servicios prestados por las Instituciones Prestadoras de Salud IPS en virtud
de los contratos que suscriben.
En ese contexto, para la Sala, en principio puede ser imputable el daño
antijurídico al Instituto demandado, teniendo en cuenta que el demandante se
encontraba afiliado al Seguro Social, y por tanto, era esta EPS la que tenía la
obligación jurídica de brindarle la atención en salud, pues si bien dicha obligación
la cumplió por intermedio de las entidades hospitalarias que para tal efecto
contrató, ello no la exonera de responsabilidad frente al daño antijurídico
ocasionado al señor MUÑOZ CARDONA.
Sin embargo, teniendo en cuenta los fundamentos legales y jurisprudenciales
citados, cabe destacar que la responsabilidad estatal por fallas en la prestación del
servicio médico asistencial no se deriva simplemente de la constatación de la
intervención de una entidad pública prestadora del servicio de salud, sino que
debe acreditarse que en dicha actuación se infringió el contenido obligacional a su
cargo y que esa inobservancia fue la causa eficiente del daño.
Esa afirmación resulta relevante para aclarar que si bien de conformidad con lo
previsto en el artículo 90 de la Constitución Política, el derecho a la reparación se
fundamenta en la antijuridicidad del daño, no es suficiente verificar que la víctima o
sus beneficiarios no estaban en el deber jurídico de soportarlo para que surja el
derecho a la indemnización, se requiere que dicho daño sea imputable a la
Administración.
De igual manera, es claro para esta Corporación Judicial, que en varias
providencias proferidas por el Consejo de Estado, se considera que cuando fuera
imposible demostrar con certeza o exactitud la existencia del nexo causal, no sólo
por la complejidad de los conocimientos científicos y tecnológicos en ella
involucrados, sino también por la carencia de los elementos probatorios que
acreditaran directamente dicha relación, el juez puede “contentarse con la
probabilidad de su existencia”, es decir, que la relación de causalidad queda
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probada cuando los elementos de juicio que obraran en el expediente conduzcan
a “un grado suficiente de probabilidad”, que permitían tenerla por establecida.
No obstante, la exigencia de “un grado suficiente de probabilidad”, no implica la
exoneración del deber de demostrar la existencia del vínculo causal entre el
daño y la actuación médica, que haga posible imputar responsabilidad a la
entidad que presta el servicio, sino que ésta es una regla de prueba, con
fundamento en la cual el vínculo causal puede ser acreditado de manera
indirecta, mediante indicios, pero siempre y cuando exista certeza sobre ese
vínculo causal requerido para establecer la responsabilidad administrativa de la
entidad demandada.
Bajo estas premisas y en atención a identificar la causa petendi materia de análisis
en este proceso judicial (Art. 305 C.P.C), es oportuno tener en cuenta que la falla
del servicio atribuida al ISS por la parte demandante, consiste en la falta de
valoración adecuada, que hubiese permitido diagnosticar el desprendimiento de
retina del ojo derecho del señor CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA, cuando
consultó en varias oportunidades ante su EPS refiriendo persistencia en la
disminución de la agudeza visual y fuertes dolores de cabeza.
Y así lo consideró el A quo, cuando estudia la falla del servicio imputada al
Instituto demandado argumentando: “conocido el significado del llamado
desprendimiento de retina, sus causas y síntomas, el protocolo a seguir y el manejo que
de manera inmediata debe dársele para evitar que sea más severo, es absolutamente
evidente que el manejo dado al señor Carlos Arturo Muñoz por el Instituto de Seguros
Sociales, dista mucho del que realmente debió brindarle la entidad, teniendo que
someterse a un tratamiento particular, sin que se hubiere obtenido resultados
satisfactorios”.
Pasará entonces la Corporación a efectuar el análisis de la actuación de la entidad
demandada I.S.S., para establecer si efectivamente se desconoció el deber
obligatorio que se encuentra a su cargo ó su actuar se enmarcó dentro de la
diligencia y cuidado necesarios, y por los cuales no se pueda predicar el elemento
de la falla en el servicio que se estudia.
Es sabido que, uno de los momentos de mayor relevancia en la prestación del
servicio médico cuando se trata de urgencias, lo constituye el diagnóstico, sobre el
cual la doctrina ha señalado:
“Puede afirmarse que el diagnóstico es uno de los principales
momentos de la actividad médica, pues a partir de sus resultados se
elabora toda la actividad posterior conocida como tratamiento
propiamente dicho.
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De allí que el diagnóstico se termina convirtiendo en un elemento
determinante del acto médico, ya que del mismo depende el correcto
tratamiento o terapéutica.
Cronológicamente el diagnóstico es el primer acto que debe
realizar el profesional, para con posterioridad emprender el
tratamiento adecuado.”64 (Negrillas fuera de texto).
En el mismo sentido, nuestra Honorable Corte Constitucional tuvo la oportunidad
de señalar: 65
“el derecho al diagnóstico, es decir, la seguridad de que, si los
facultativos así lo requieren, con el objeto de precisar la situación
actual del paciente en un momento determinado, con miras a
establecer, por consecuencia, la terapéutica indicada y controlar así
oportuna y eficientemente los males que lo aquejan o que lo pueden
afectar, le serán practicados con la prontitud necesaria y de
manera completa los exámenes y pruebas que los médicos
ordenen.”(Negrillas y subrayado fuera de texto).
De igual manera, haciendo referencia a la existencia de una línea jurisprudencial
sobre el tema, en reciente pronunciamiento, señaló los objetivos propios del
derecho al diagnóstico66:
“El derecho al examen diagnóstico está orientado a garantizar los
siguientes objetivos: (i) Establecer con precisión la patología que
padece el paciente. (ii) Determinar con el máximo grado de
certeza permitido por la ciencia y la tecnología el tratamiento
médico que asegure de forma más eficiente el derecho al “más
alto nivel posible de salud”. (iii) Poder iniciar dicho tratamiento
con la prontitud requerida, según la enfermedad sufrida. Así, la
dilación en realizar el diagnóstico y aplicar oportunamente el
tratamiento idóneo, lesiona gravemente el derecho a la salud,
que se encuentra inescindiblemente unido con la dignidad y la
vida humana. El derecho al diagnóstico se encuentra contenido
dentro de los “niveles esenciales”, que de manera forzosa ha de
garantizar la organización estatal, frente a la preservación de la
salud. Su importancia adquiere una particular dimensión, dado
que su eventual vulneración obstaculiza en la práctica el acceso
a los servicios y prestaciones establecidas para los regímenes
generales de salud, tanto contributivo como subsidiado.
(Negrillas fuera de texto).
Las fallas en el diagnóstico de las lesiones y el consecuente error en el tratamiento
están asociados, regularmente, a la indebida interpretación de los síntomas que
presenta el paciente o a la omisión de la práctica de los exámenes que resultaban
indicados para cada caso en concreto. Por lo tanto, habida cuenta de que los
síntomas pueden indicar varias afecciones o incluso la ausencia de una lesión, el
64
VASQUEZ FERREIRA ROBERTO. Daños y Perjuicios en el Ejercicio de la Medicina", Biblioteca Jurídica
Dike, 1993, pág. 78
65 Corte Constitucional Sentencia T-366 de 1999 Magistrado ponente. José Gregorio Hernández Galindo.
66 Corte Constitucional. Sentencia T- 359 de 2010. Magistrado Ponente. Nilson Pinilla Pinilla.
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diagnóstico puede ser no conclusivo, y se incurre en falla del servicio cuando no
se agotan los recursos científicos y técnicos al alcance, para determinar con
precisión cuál es la patología que sufre el paciente. A este respecto, ha señalado
la doctrina:
“El respeto a tales deberes, que debe darse en todos los casos, es
de máxima exigencia cuando el enfermo presenta un cuadro
polimorfo en sus síntomas y signos, que haga difícil el diagnóstico,
obligando a emitir únicamente diagnósticos presuntivos.
En tales circunstancias deben extremarse los medios para llegar
a formular un diagnóstico cierto. Deben agotarse los análisis y
demás recursos de la medicina actual. Empero no es suficiente su
solicitación; es preciso su realización en tiempo oportuno -sin
dilaciones o demoras inútiles- y su posterior estudio por el médico”67.
(Resalta la Sala)
Así las cosas, teniendo claro el concepto del diagnóstico y su importancia dentro
de la cadena del actuar médico, pasará el Tribunal al análisis de las pruebas
allegadas, para efectos de poder establecer si efectivamente, como lo sostienen
los actores, la Clínica San José del Quindío falló al momento de diagnosticar y
adoptar el tratamiento adecuado a la patología que presentaba el señor CARLOS
ARTURO MUÑOZ CARDONA, cuando en varias oportunidades ingresa al servicio
de urgencias por disminución de la agudeza visual acompañada de fuertes dolores
de cabeza, y su incidencia – de existir- en el resultado pérdida de la visión.
Ahora bien, encuentra esta Sala que del contexto de la demanda y especialmente
de la causa petendi, se observa que la responsabilidad predicada se sustenta en
la omisión en el tratamiento adecuado por la ausencia de un diagnóstico efectivo
al no practicarse los exámenes suficientes que hubiesen podido evitar la pérdida
de la visión del ojo derecho del señor MUÑOZ CARDONA.
Para determinar la incidencia de dicho supuesto fáctico en la estructuración de
una falla del servicio por deficiencias en un acertado procedimiento para el
diagnóstico, que permitiera adoptar las medidas pertinentes para tratar la
patología que afectaba al señor MUÑOZ CARDONA, resulta oportuno determinar
cuál es el procedimiento exigido en este tipo de casos, es decir, pacientes frente a
los cuales se sospecha un posible desprendimiento de retina o si es el caso, frente
a quienes ya lo padecen68.
67
MOSSET ITURRASPE, JORGE: Responsabilidad Civil del Médico, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1985, 1º
reimpresión, pág. 125 y 126.
68 Pruebas y exámenes: Un oftalmólogo le examinará los ojos. Se harán exámenes para revisar la retina y la
pupila:
 Usando un tinte especial y una cámara para observar el flujo de sangre en la retina
(angiofluoresceinografía)
 Verificando la presión dentro del ojo (tonometría)
 Examinando la parte posterior del ojo, incluso la retina (oftalmoscopia)
 Verificando la prescripción de gafas (prueba de refracción)
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En este orden de ideas, es menester resaltar que según la doctrina médica69, para
establecer el diagnóstico del desprendimiento de retina, es necesario un examen
ocular, el cual debe ser practicado por un oftalmólogo, para analizar las
estructuras internas del ojo y determinar si el desprendimiento de retina está
presente, así mismo se hace referencia a pruebas y exámenes que pueden ayudar
con el diagnóstico de dicha patología, lo que hace parte de la adopción de un
adecuado tratamiento médico, tal como se hizo mención con anterioridad al
referirse a los pronunciamientos de la Honorable Corte Constitucional sobre el
derecho al diagnóstico.
Ahora bien, concentrándonos en el caso sub examine, se observa de la historia
abierta en la Clínica San José Seccional Quindío, que en la primera atención por
urgencias que se le brindó al señor Carlos Arturo Muñoz Cardona70, el personal
médico de dicha entidad le diagnosticó “un posible desprendimiento de retina –




Verificando la visión cromática
Verificando las letras más pequeñas que se puedan leer (agudeza visual)
Revisando las estructuras en la parte frontal del ojo (examen con lámpara de hendidura)
Ecografía del ojo.
Tratamiento: La mayoría de los pacientes con un desprendimiento de retina necesitará cirugía, la cual se
puede realizar ya sea inmediatamente o después de un corto período de tiempo.
Es posible que la cirugía no sea necesaria si usted no tiene síntomas o ha tenido el desprendimiento durante
algún tiempo.
Algunos tipos de cirugía de desprendimiento de retina se pueden realizar en el consultorio del médico:
 Se pueden utilizar láseres para sellar los desgarros o agujeros en la retina antes de que se produzca
un desprendimiento de retina.
 Si usted tiene un pequeño desprendimiento de retina, el médico puede colocar una burbuja de gas en
el ojo. Esto se conoce como retinopexia neumática y le ayuda a la retina a flotar de nuevo en su
lugar. El agujero se sella con un láser.
Los desprendimientos de retina más graves requieren cirugía en un hospital. Estos procedimientos abarcan:
 Introflexión o indentación escleral para empujar suavemente la pared del ojo hacia arriba contra la
retina.
 Vitrectomía para extraer el gel o el tejido cicatricial que tira de la retina, empleada para los
desprendimientos o desgarros más grandes.
Los desprendimientos de retina por tracción se pueden vigilar por un tiempo antes de la cirugía. Si es
necesaria la cirugía, por lo regular se hace la vitrectomía.
Expectativas (pronóstico): El pronóstico después de un desprendimiento de retina depende de la localización y
magnitud del desprendimiento, al igual que del tratamiento oportuno. Si la mácula no sufrió daño, el pronóstico
con el tratamiento puede ser excelente.
La reparación exitosa de la retina no siempre restaura la visión por completo.
Algunos desprendimientos de retina no se pueden reparar.
Posibles complicaciones:
Un desprendimiento de retina causa pérdida de la visión. La cirugía para repararlo puede ayudar a recuperar
algo de o toda la visión.
Cuándo contactar a un profesional médico:
Un desprendimiento de retina es un problema urgente que requiere atención médica dentro de las 24 después
de los primeros síntomas de nuevos destellos de luz y/o moscas volantes.
Prevención:
Use anteojos protectores para prevenir traumatismo en los ojos y controle su glucemia cuidadosamente si
tiene diabetes. Visite al oftalmólogo al menos una vez al año. Puede necesitar consultas más frecuentes si
tiene factores de riesgo para que se presente un desprendimiento de retina. Esté alerta a los síntomas de
nuevos destellos de luz y/o moscas volantes”.
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001027.htm
69http://www.dmedicina.com/enfermedades/oftalmologicas/desprendimiento-retina;
http://www.geteyesmart.org/eyesmart/diseases-es/diagnostico-desgarramiento-desprendimiento-retina.cfm;
http://www.sao.org.ar/index.php/informacion-para-pacientes/patologias-y-afecciones/desprendimiento-deretina
70 23 de noviembre de 2005 - Fl. 291 vto C. Ppal 1
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valoración por oftalmología” y unas horas más tarde, coinciden en el diagnóstico
presuntivo “desprendimiento de retina vs hemorragia vítrea – valoración urgente”71, no obstante, no obra en el plenario prueba que demuestre que para esas
fechas, el paciente fue valorado por el especialista, que confirmara dicho
diagnóstico y le prestara el tratamiento adecuado y oportuno.
Al contrario, lo que se demuestra es que días después72, reconsulta al servicio de
urgencias por persistir los síntomas y haberse agudizado la disminución de la
visión, se le diagnostica “migraña” y se remite a oftalmología, en donde es
valorado73, con diagnóstico “edema macular central”, pero no se logra evidenciar
en el plenario el haberse brindado el tratamiento pertinente.
Por consiguiente, el paciente se ve obligado a acudir ante médicos particulares,
quienes entre otros procedimientos y tratamientos tendientes a evitar el avance de
la enfermedad y su consecuencias, le practicaron “cirugía vítreo retiniana, es así
como el 20 de diciembre de 2006, consulta nuevamente a urgencias, “con
desprendimiento de retina del ojo derecho, requiere valoración para cirugía de
vítreo y retina urgente”74, y remiten al servicio de oftalmología, acreditándose en el
plenario que no existió tal valoración y que por ende no se prestó el tratamiento
requerido.
Aunado a lo anterior, vale la pena agregar que en materia de error de diagnóstico
como sucedió en el presente asunto, lo relevante no es el yerro en sí mismo pues la medicina no puede ser considerada como una ciencia exacta - , sino
aquel descuido inexcusable que conlleva la falta de aplicación del tratamiento
idóneo cuando se tienen claros, concurrentes y múltiples indicios patológicos que
debieron ser despejados de manera oportuna, con el fin de que la enfermedad
padecida no se hubiera agravado, ya que el médico, en atención a la posición en
la que se encuentra frente al paciente, debe velar porque los riesgos que le
resultan previsibles y, de manera específica, por él controlables, se mantengan en
la órbita de su manejo y dominio.
Bajo las anteriores premisas, aparece acreditado que existió una omisión por parte
del personal médico de la Clínica San José Seccional Quindío, consistente en la
no realización de las medidas necesarias para un diagnóstico adecuado y efectivo,
mediante la realización de los exámenes especializados para establecer la
gravedad de la lesión o por lo menos la observación al paciente para verificar su
evolución.
En ese orden de ideas, se encuentra acreditada la falla en la prestación del
servicio médico brindada al señor Carlos Arturo Muñoz Cardona, en las diferentes
71
Fl. 292 C. Ppal 1
28 de noviembre de 2005 Fl. 293 C. Ppal 1
73 El 14 de diciembre de 2005 – Fl. 562 C. Ppal 2
74 Fl. 306 C. Ppal 1
72
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oportunidades que fue atendido; sin embargo es menester indicar que para que el
daño –pérdida de la visión del ojo derecho- sea imputable o atribuible
jurídicamente a la entidad demandada debe establecerse que dicha falla en el
servicio es la causa adecuada del mismo.
6.3. Perjuicios
En cuanto al monto de la indemnización en los eventos de responsabilidad
patrimonial por pérdida de oportunidad, la jurisprudencia del Consejo de Estado ha
fluctuado en varias posiciones, es así como en algunos eventos, a pesar de
reconocer su existencia y determinar que este es el daño materia de
indemnización, se indemniza el resultado no obtenido o no evitado, verbigracia la
muerte o la lesión finalmente presentada75, en otras ocasiones, con fundamento
en el arbitrio judicial, se reduce en forma proporcional el monto de la condena76 y
por último en reciente pronunciamiento se ha señalado que este debe ser
estimado de acuerdo al cálculo real de las probabilidades que se tenía de lograr el
provecho esperado o de evitar la lesión padecida y en el evento de carecer de
estos parámetros, acudiendo a la equidad como principio reconocido en nuestro
ordenamiento jurídico, es así como señaló:
“Para la cuantificación de la indemnización que debe
reconocerse por concepto de pérdida de oportunidad, entonces,
será fundamental e ineludible el recurso a la estadística como
herramienta que posibilita construir inferencias sobre la base
del cálculo de las probabilidades77 que realmente tenía la víctima
de conseguir el provecho esperado o de evitar la lesión a la
postre padecida. Así pues, de acuerdo con la Sala78:
75
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 03 de mayo de
1999. Consejero Ponente. Ricardo Hoyos Duque. Radicación interna. 10.755.
76 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 14 de junio de
2001 Consejera Ponente. María Elena Giraldo Gómez. Expediente. 13.006. En el mismo sentido Sección
Tercera. Sentencia del 13 de julio de 2005. C.P Ramiro Saavedra Becerra. Expediente. 13542.
77 El cálculo de probabilidades también ha sido empleado por autores como Jordi Ferrer para proponer una
metodología racional de valoración de la prueba que “sea la más adecuada para conseguir el objetivo
declarado de averiguación de la verdad a partir de los elementos de juicio disponibles dentro del proceso”.
Esta metodología no está sometida al cálculo matemático que implican tanto la probabilidad estadística –la
cual mide la frecuencia con la que un evento se produce en una sucesión dada de acontecimientos– como la
probabilidad bayesiana –que mide nuestro grado de (o la fuerza de la) creencia racional en una hipótesis dado
cierto elemento de juicio–, sino que se sustenta en una noción de probabilidad lógica o inductiva: “Lo que se
pretende medir no es una frecuencia relativa ni tampoco la fortaleza de nuestras creencias subjetivas en la
verdad o falsedad de una proposición, sino la fiabilidad de la inferencia que va de una proposición a otra en
contextos donde no se puede garantizar la lógica deductiva”. Esto es posible, según Ferrer, aplicando un
método de corroboración o contrastación de hipótesis (H) que conlleva la posibilidad de predecir algún evento
o estado de cosas empíricamente contrastable (P) con base
en una serie de conocimientos previos del mundo que denomina “supuestos auxiliares” (SA) y de ciertas
“condiciones iniciales” (CI), que son los hechos condicionantes particulares que deben darse para que la
predicción se cumpla. De esta forma “el grado de contrastación de H está en función de a) las predicciones
que hayan resultado ser verdaderas que permite realizar a partir de los datos disponibles y b) la
improbabilidad de que otra hipótesis H’ dé cuenta de los mismos datos y permita formular las mismas
predicciones verdaderas”. Jordi Ferrer Beltrán, La valoración racional de la prueba, editorial Marcial Pons,
Barcelona, 2007, pp. 91 y ss.
78 Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 11 de agosto de 2010, exp. 18.593, C.P.Mauricio
Fajardo Gómez.
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“(…) podrá recurrirse a reglas o elementos como la probabilidad
matemática – a partir de la denominada Ley de Laplace, en virtud de
la cual la probabilidad de un suceso puede calcularse dividiendo el
número de casos favorables entre el total de los posibles–, la
probabilidad estadística, frecuencial o a posteriori –la cual postula
que la probabilidad de ocurrencia de un específico acontecimiento
equivale a la proporción de ocasiones en las cuales el mismo
sucedería según lo refleje la observación de lo acontecido en un
número grande de eventos de características y condiciones
similares–, la probabilidad bayesiana –alternativa a la matemática y a
la estadística tradicional en la medida en que permite interiorizar, en
el cálculo de probabilidades, informaciones propias del caso
concreto, de suerte que permite un resultado singularizado frente a
una hipótesis aislada–, la probabilidad lógica –que permite conjuntar
el examen de resultados estadísticos o matemáticos con el análisis
de otras pruebas a partir de leyes, reglas, criterios o máximas de
experiencia–, entre otras.”
No obstante, en aquellos eventos en los que no se dispone de
elementos técnicos, estadísticos, o de información objetiva y
contrastada que permita estimar la cuantía del daño derivado de
la pérdida de oportunidad, el juez deberá acudir al criterio de
equidad como principio que el ordenamiento jurídico –artículo 16
de la Ley 446 de 1998– impone tener en cuenta para efectos de
reparar en forma integral el daño causado por la acción o la omisión
de las autoridades públicas79” (Negrillas fuera texto)
De otro lado, considera pertinente la Sala recordar que dado el carácter autónomo
del daño denominado “pérdida de la oportunidad, el mismo debe diferenciarse de
las consecuencias que genera dentro del patrimonio de la víctima, sin que pueda
confundirse lo uno con lo otro, tal como lo ha resaltado la Doctrina en la materia 80.
“Así las cosas, y para los eventos de pérdida de una oportunidad,
podemos decir que el daño estará determinado según la naturaleza
del derecho o interés frustrado, como sería, a manera de ejemplo, la
vulneración a participar en una carrera, la violación del derecho a
recurrir un fallo judicial, la vulneración del derecho a recibir un
diagnóstico correcto o una atención médica a tiempo. Ahora bien,
como consecuencia de ese daño se presentan unos efectos
lesivos que se reflejan en el patrimonio de la víctima, los cuales
deben ser resarcidos en tanto se verifique que se han derivado
directamente de dicho acontecimiento, ese perjuicio (..).”
(Negrillas fuera de texto).
6.3.1. Perjuicios materiales
 Perjuicios derivados de la pérdida de oportunidad
79
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 11 de agosto de 2010, exp. 18.593, C.P. Mauricio
Fajardo Gómez. En el mismo sentido, véanse las sentencias de 8 de junio de 2011, exp. 19360, C.P. Hernán
Andrade Rincón y de 25 de agosto de 2011, exp. 19.718, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
80 Luis Felipe Giraldo Gómez, obra citada Pág.77
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Asunto: SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Acción: REPARACIÓN DIRECTA
Radicado: 63001-3331-003-2009-00947-00
Demandante: CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA Y OTROS
Demandado: INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN
Fallo No. 66-2015-703
Sobre el particular ha señalado el Honorable Consejo de Estado:
“(:..)Dado que el perjuicio autónomo que aquí se indemniza no
deviene exactamente de la muerte del señor Carlos Humberto
Valencia Monsalve sino de la pérdida de oportunidad de dicha
persona para recuperar su salud y tratar de sobrevivir, la Sala no se
pronunciará respecto de los perjuicios materiales solicitados en la
demanda, comoquiera que ellos derivan de la muerte de la víctima
directa, motivo por el cual se reconocerá, con fundamento en el
principio de equidad antes mencionado, una suma genérica para
cada demandante, habida cuenta que cada uno de ellos demostró su
interés para demandar dentro de este proceso y su consiguiente
legitimación en la causa por activa dentro del mismo.(…)”81 (Subraya
fuera de texto)
Conforme a lo anterior, si bien el perjuicio autónomo que aquí se indemniza no
deviene exactamente de la pérdida de la visión del ojo derecho del señor CARLOS
ARTURO MUÑOZ CARDONA sino de la pérdida de oportunidad que se cercenó
de dicha persona para que pudiera recuperar la salud de su ojo, ello no obsta para
desconocer el principio de congruencia en cuya virtud el juez en sus decisiones
debe ceñirse estrictamente al petitum de la demanda o a las razones de defensa y
las excepciones que invoque o alegue el demandado, porque en el presente caso
una interpretación lógica y racional de la demanda permite advertir con claridad
que la causa petendi no se circunscribió exclusivamente a identificar el hecho
dañoso con la pérdida de la visión del ojo derecho de esa persona, sino que
también se expuso, como configurativo del mismo, la omisión en el tratamiento
adecuado por la ausencia de un diagnóstico efectivo al no haberse practicado a
tiempo los exámenes especializados necesarios, inacción que, precisamente,
equivale a la negación de la oportunidad de recuperar la salud de su ojo tal y como
se dejó indicado.
Así las cosas y atendiendo el precedente jurisprudencial relacionado con la
indemnización de perjuicios materiales derivados de la pérdida del chance como
daño autónomo82, habrá lugar a reconocer, a título de indemnización por pérdida
de oportunidad a favor del afectado directo, el señor CARLOS ARTURO MUÑOZ
CARDONA, la suma equivalente a cuarenta (40) salarios mínimos legales
mensuales vigentes, toda vez que, si bien dicho monto no corresponde a la
reparación del resultado consistente en la perdida de la visión, que daría lugar al
reconocimiento del lucro cesante reclamado por los demandantes, lo cierto es que
se logra acreditar en el plenario que la demandada le frustró al señor MUÑOZ
CARDONA, la oportunidad de recuperar la salud de su ojo derecho, causándole
81
Consejo de Estado. Sección Tercera. Sentencia del 11 de agosto de 2010. Consejero Ponente. Mauricio
Fajardo Gómez. Radicación interna. 18593.
82 Consejo de Estado, Sección Tercera, Sub Sección A, sentencia del 25 de agosto de 2011, Exp. 19.178.
M.P. Mauricio Fajardo Gómez. Sentencia del ocho (8) de febrero de dos mil doce (2012). Consejero
Ponente: Hernán Andrade Rincón. Radicación número: 25000-23-26-000-1999-00479-01(22943). Sentencia
proferida el catorce (14) de marzo de dos mil trece (2013). Consejero ponente: Hernán Andrade Rincón.
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Demandado: INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN
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con las omisiones anteriormente mencionadas una limitación física permanente,
que incide de manera evidente su desempeño en las actividades económicas a las
que siempre se ha dedicado y por ende ha repercutido en sus ingresos83.
 Daño emergente
Al respecto, es oportuno citar lo considerado la Sección Tercera del Consejo de
Estado en sentencia 12 de noviembre de 2014 M.P. Hernán Andrade Rincón:
“(…) Sobre el particular la Sala recuerda que el artículo 1614 del Código
Civil define el daño emergente como “el perjuicio o la pérdida que proviene
de no haberse cumplido la obligación o de haberse cumplido
imperfectamente, o de haberse retardado su cumplimiento”. (…) En tal
virtud, como lo ha sostenido reiteradamente la Sección, estos perjuicios se
traducen en las pérdidas económicas que se causan con ocasión de un
hecho, acción, omisión u operación administrativa imputable a la entidad
demandada que origina el derecho a la reparación y que en consideración
al principio de reparación integral del daño, consagrado en el artículo 16 de
la Ley 446 de 1.998, solamente pueden indemnizarse a título de daño
emergente los valores que efectivamente empobrecieron a la víctima
o que debieron sufragarse como consecuencia de la ocurrencia del
hecho dañoso y del daño mismo (…)” Subraya y negrilla fuera de texto).
Se acredita en el plenario, las erogaciones en las que incurrió el señor MUÑOZ
CARDONA, para sufragar los costos de medicamentos e intervenciones
quirúrgicas que como paciente particular tuvo que someterse ante la falta de
atención por parte de su EPS de la patología que padecía en su ojo derecho;
dichas pruebas se encuentran discriminadas en el acápite de hechos probados de
la presente providencia y evidencian la suma de ocho millones setecientos
ochenta y seis mil pesos ($ 8.786.000), monto que deberá ser actualizado en
esta instancia de conformidad con las fórmulas establecidas por el Honorable
Consejo de Estado.
La fórmula aplicable es la siguiente:
Ra = Rh
x
Índice final
Índice inicial
83
Así lo consideró el Consejo de Estado al resolver un caso similar al presente, en el que al paciente se le
frustró la oportunidad de recuperar la salud de su mano izquierda, razón por la cual se indemnizó de la
siguiente manera:
“ Dado que el perjuicio autónomo que aquí se indemniza no deviene exactamente de la lesión sufrida por el
Infante de Marina Erick Mauricio Stevenson Bent, sino de la pérdida de oportunidad que se cercenó de dicha
persona para que pudiera recuperarse de la misma, la Sala no se pronunciará respecto de los perjuicios
materiales solicitados en la demanda, comoquiera que ellos derivan de la lesión propiamente dicha, motivo
por el cual se reconocerá, con fundamento en el principio de equidad antes mencionado, una suma genérica
para el demandante, como afectado directo. Por consiguiente, se le reconocerá un monto equivalente a
cuarenta (40) smlmv por concepto del daño consistente en la pérdida de la oportunidad”. (Negrilla y subraya
fuera de texto). Consejo de Estado. Sección Tercera, sentencia proferida el 16 de septiembre de 2011. M. P.
Gladys Agudelo de Ordoñez.
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En donde:
Ra:
Rh:
Ipc (f):
Ipc (i):
Renta actualizada a establecer;
Renta histórica que se va a actualizar: $ 8.786.000
Es el índice mensual de precios al consumidor final, es decir,
el correspondiente a la fecha del mes anterior a esta
sentencia – febrero de 2015: 120.280
Es el índice mensual de precios al consumidor inicial, el
correspondiente a la fecha del documento con el que se
acreditó el último pago: agosto de 200784: 91.898
Reemplazando tenemos:
Ra = $ 8.786.000 x 120.280
91.898
Ra = $ 11’ 499.489
Perjuicios inmateriales
 Perjuicios morales
En tratándose del reconocimiento de perjuicios morales, en los casos en que se
demuestra la pérdida de oportunidad como daño autónomo, la Sección Tercera del
Consejo de Estado en el fallo de agosto 25 de 2011 y también en la sentencia de 7
de julio de 2011, Exp. 20.139. M.P. Mauricio Fajardo Gómez, reconoció en los
siguientes términos:
“En cuanto corresponde a esta clase perjuicios, dado que ninguna
incompatibilidad existe entre el reconocimiento de los perjuicios
ocasionados por el daño autónomo consistente en la pérdida de
oportunidad que aquí se ha detallado y la aflicción, angustia y congoja que
en el plano puramente moral o inmaterial les generó la mencionada
pérdida de oportunidad –que no los perjuicios morales por la muerte de la
víctima directa– se hará un reconocimiento por este específico concepto
(…)”. (Subraya fuera de texto).
De igual manera, la jurisprudencia frente a la tasación de este perjuicio, de
carácter extrapatrimonial, ha considerado que, dada su especial naturaleza, no
puede ser sino compensatoria, por lo cual, corresponde al juzgador, quien con
fundamento en su prudente juicio debe establecer, en la situación concreta, el
valor que corresponda, para cuyo propósito debe tener en cuenta la naturaleza y
84
Fl. 116 C. Ppal 1
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la gravedad de la aflicción y de sus secuelas, de conformidad con lo que se
encuentre demostrado en el proceso85.
Este entendimiento es congruente con la posición recientemente reiterada por
esta Sala Plena86, en el sentido de señalar la necesidad de acreditación
probatoria del perjuicio moral que se pretende reclamar, sin perjuicio de que, en
ausencia de otro tipo de pruebas, pueda reconocerse con base en las
presunciones derivadas del parentesco, las cuales podrán ser desvirtuadas total o
parcialmente por las entidades demandadas, demostrando la inexistencia o
debilidad de la relación familiar en que se sustentan.
Ahora bien, se tiene al proceso convergen como parte demandante los señores
OMAR MUÑOZ OSORIO, RUBIOLA CARDONA RAMIREZ en su calidad de
padres del afectado directo y MARTHA CECILIA QUINTERO en calidad de
compañera permanente.
Para tal fin, encuentra esta Sala, que en el proceso obra copia auténtica del
registro civil de nacimiento del señor CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA87
del cual se colige que es hijo de los señores OMAR MUÑOZ OSORIO 88 y
RUBIOLA CARDONA RAMIREZ, así como también la prueba testimonial allegada
al expediente permite determinar que la señora MARTHA CECILIA QUINTERO, es
la compañera permanente del afectado directo89:
“PREGUNTADO: Indíquele al despacho si conoce cómo está integrada
la familia de Carlos Arturo Muñoz. CONTESTÓ: (…) tiene una relación
con Martha Quintero, desde hace muchos años, desde hace más de 10
años (…)90”.
“PREGUNTADO: Indíquele al despacho si conoce cómo está
conformado el núcleo familiar del señor Carlos Arturo Muñoz.
CONTESTÓ: (…) tiene una compañera que se llama Martha Cecilia
Quintero, con más de 18 años de convivencia (…)91”.
Así las cosas, demostrado como está el vínculo de parentesco que une a la
víctima directa - CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA - con su madre, la
85
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección A.
Consejero Ponente: Hernán Andrade Rincón. Sentencia proferida el catorce (14) de marzo de dos mil
trece (2013).
86 Sentencia de 23 de agosto de 2012, Exp. 1800-12-33-1000-1999-00454-01 (24392), Consejero Ponente:
Hernán Andrade Rincón
87 Fl 25 C. Ppal 1
88 De quien se verifica su identificación, al comparar la firma y número de cédula plasmada en el registro civil
de nacimiento en comento y el poder por él conferido en el presente proceso - visible a folio 139 C. Ppal 1.
89 De conformidad con los parámetros que sobre la materia cita el Honorable Consejo de Estado. Sala de lo
Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección C. Consejero Ponente: Jaime Orlando Santofimio
Gamboa. Sentencia ocho (8) de abril de dos mil catorce (2014). Radicación número: 68001-23-15-000-199902568-01(25279).
90 Testimonio rendido por el señor IVAN DARIO GAVIRIA OLANO – amigo demandantes “hace por ahí unos
dieciséis o diecisiete años”. Minuto 9:23 – 10:02 CD ROM visible a folio 467 C. Ppal 2
91 Testimonio rendido por el señor ALONSO MUÑOZ OSORIO – amigo afectado directo. Minuto 20:46 –
21:16 CD ROM visible a folio 467 C. Ppal 2
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señora RUBIOLA CARDONA RAMIREZ y su padre, el señor OMAR MUÑOZ
OSORIO, así como también mediante prueba testimonial, la calidad de compañera
permanente de la señora MARTHA CECILIA QUINTERO, habrá lugar a reconocer
los perjuicios morales reclamados por los demandantes en los siguientes montos:
i) treinta (30) S.M.L.M.V. a favor del afectado directo y ii) diez (10) S.M.L.M.V.
para cada uno de su familiares cercanos, esto es, sus padres y compañera
permanente.
 Daño a la salud
En la demanda, la parte actora solicitó que se condenara a la demandada al pago
de “perjuicios por daños a la vida de relación” en cuantía de doscientos (200)
S.M.L.M.V., a favor del afectado directo y cien (100) S.M.L.M.V., a favor de sus
padres y compañera permanente, en virtud del daño ocasionado en la integridad
personal del señor CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA, por los hechos
materia de debate en el presente proceso.
Así las cosas, de una correcta interpretación de las pretensiones de la demanda,
estima la Sala que la denominación de “perjuicios por daños a la vida de relación”
que utilizó la demandante se encuentra relacionada o ajustada con el concepto
que en la actualidad se denomina daño a la salud, comoquiera que el fundamento
de dicha pretensión se relaciona con la afectación a sus condiciones psicofísicas,
cuando la demandada omite establecer un diagnóstico adecuado para prestarle la
atención que la patología requería, frustrándole al paciente la oportunidad de
recuperar la salud de su ojo derecho.
Ahora bien, en relación con este tipo de perjuicio, hoy denominado daño a la
salud, derivado de una lesión a la integridad psicofísica de Carlos Arturo Muñoz
Cardona, solicitado en la demanda, la Sala se acoge a lo dispuesto por el
Honorable Consejo de Estado en sentencia proferida el 28 de agosto de 2014, por
la Sala Plena92, en la que se unifican los criterios jurisprudenciales en cuanto al
contenido y alcance de este tipo de perjuicio inmaterial y particularmente señala:
“(…) En ese orden de ideas, el concepto de salud comprende diversas
esferas de la persona, razón por la que no sólo está circunscrito a la
interna, sino que comprende aspectos físicos y psíquicos, por lo que
su evaluación será mucho más sencilla puesto que ante lesiones
iguales corresponderá una indemnización idéntica93. Por lo tanto, no
es posible desagregar o subdividir el daño a la salud o perjuicio
fisiológico en diversas expresiones corporales o relacionales (v.gr.
daño estético, daño sexual, daño relacional familiar, daño relacional
92
Radicación número: 05001-23-31-000-1997-01172-01(31170)
“Este estado de cosas no sólo deja la sensación de desorden, sino que también crea desigualdades entre
víctimas, cuyos intereses aparecen, en igual medida, dignos de protección; así pues, el problema de fondo es
el de establecer los límites, que deben ser “límites razonables”, determinados sí, en términos jurídicos.”
CORTÉS, Edgar Ob. Cit. Pág. 57.
93
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social), pues este tipo o clase de perjuicio es posible tasarlo o
evaluarlo, de forma más o menos objetiva, con base en el porcentaje
de invalidez decretado por el médico legista (Negrilla del Consejo de
Estado).
“De allí que no sea procedente indemnizar de forma individual cada
afectación corporal o social que se deriva del daño a la salud, como lo hizo
el tribunal de primera instancia, sino que el daño a la salud se repara con
base en dos componentes: i) uno objetivo determinado con base en el
porcentaje de invalidez decretado y ii) uno subjetivo, que permitirá
incrementar en una determinada proporción el primer valor, de
conformidad con las consecuencias particulares y específicas de cada
persona lesionada (…)” (Subraya fuera de texto).
En cuanto a la forma de tasar la indemnización de dicho perjuicio, el Consejo de
Estado en providencia posterior, fechada doce (12) de noviembre de dos mil
catorce (2014), Consejero Ponente: Hernán Andrade Rincón, indicó que el
perjuicio en estudio consta de un componente objetivo, en el cual se revisa la
magnitud de la lesión y otro subjetivo, encaminado al análisis de las
consecuencias que dicho menoscabo causa en cada individuo. De esta manera
concluyó:
“(…) Lo anterior, en ejercicio del arbitrio iudice, para lo cual se tendrá en
cuenta la gravedad y naturaleza de la lesión padecida, para tal efecto se
utilizará –a modo de parangón– los siguientes parámetros o baremos94:
GRAVEDAD DE LA LESIÓN
Igual o superior al 50%
Igual o superior al 40% e inferior al 50%
Igual o superior al 30% e inferior al 40%
Igual o superior al 20% e inferior al 30%
Igual o superior al 10% e inferior al 20%
Igual o superior al 1% e inferior al 10%
Víctima
100 SMMLV
80 SMMLV
60 SMMLV
40 SMMLV
20 SMMLV
10 SMMLV
(…)”.
Ahora bien, para el caso sub examine, si bien no se cuenta con el porcentaje
exacto de la pérdida de capacidad laboral del señor CARLOS ARTURO MUÑOZ
CARDONA, lo cierto es que teniendo en cuenta las consecuencias de la pérdida
de oportunidad y la repercusión en su vida diaria, la Sala, acoge los criterios que
en casos similares ha adoptado nuestro máximo órgano de cierre95, y acudirá al
criterio de la equidad como principio que el ordenamiento jurídico ─artículo 16 de
la Ley 446 de 199896─ teniendo en cuenta que en el presente asunto se
94
Consejo de Estado, Sección Tercera, Sala Plena, sentencias de unificación del 28 de agosto de 2014,
Expedientes 31172 y 31170, con ponencia de los Doctores Olga Mélida Valle de De la Hoz y Enrique Gil
Botero, respectivamente.
95 Al respecto, ver, entre otras, las siguientes providencias: sentencia de 11 de agosto de 2010, Exp. 18.593,
sentencia de 25 de agosto de 2011, Exp. 19.718; sentencia de 7 de julio de 2011, Exp. No. 20.139, sentencia
del 21 de marzo de 2012, Exp. No. 22.017.
96 Precepto cuyo tenor literal es el siguiente: “Dentro de cualquier proceso que se surta ante la Administración
de Justicia, la valoración de daños irrogados a las personas y a las cosas, atenderá los principios de
reparación integral y equidad y observará los criterios técnicos actuariales”.
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encuentran acreditados todos los elementos necesarios para imponer al Estado la
obligación de reparar el daño autónomo denominado pérdida de oportunidad, que
se concretó en este caso, en la privación de un tratamiento adecuado, lo que
incide en la esfera de la salud del actor, por lo que, con fundamento en la equidad
se accederá a lo solicitado por el afectado directo en la suma equivalente a
cincuenta (50) S.M.L.M.V. a favor del señor CARLOS ARTURO MUÑOZ
CARDONA, por la pérdida del chance que sufrió ante la ausencia de un
diagnóstico adecuado y su consecuente tratamiento por parte de la demandada,
que le permitiera recuperar la salud de su ojo derecho.
Por otro lado, la Sala considera oportuno referirse a las precisiones que en materia
de perjuicios inmateriales y específicamente del daño a la salud hizo el Honorable
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
Consejero ponente: Enrique Gil Botero, en sentencia de unificación del 14 de
septiembre de 2011, expediente 19031, de la cual se resalta:
“(…) La indemnización, en los términos del fallo referido está
sujeta a lo probado en el proceso, única y exclusivamente para la
víctima directa, en cuantía que no podrá exceder de 100
S.M.L.M.V, de acuerdo con la gravedad de la lesión, debidamente
motivada y razonada, conforme a la siguiente tabla:
REPARACIÓN DEL DAÑO A LA SALUD
REGLA GENERAL
Víctima directa
Gravedad de la
lesión
SMLMV
Igual o superior al 50%
100
(…)
(…)
Bajo este propósito, el juez debe determinar el porcentaje de la
gravedad o levedad de la afectación corporal o psicofísica,
debidamente probada dentro del proceso, relativa a los aspectos o
componentes funcionales, biológicos y psíquicos del ser humano.
Para lo anterior el juez deberá considerar las consecuencias de la
enfermedad o accidente que reflejen alteraciones al nivel del
comportamiento y desempeño de la persona dentro de su entorno
social y cultural que agraven la condición de la víctima. Para estos
efectos, de acuerdo con el caso, se considerarán las siguientes
variables: (…)” (Subraya y negrilla fuera de texto).
De acuerdo con lo anterior, la Sala no comparte la decisión de primera instancia
en cuanto reconoce perjuicios por daño a la vida de relación a favor de los señores
OMAR MUÑOZ OSORIO, RUBIOLA CARDONA RAMIREZ y MARTHA CECILIA
QUINTERO, habida cuenta que, la única persona legitimada para solicitar y en su
momento acceder al reconocimiento del daño a la salud mencionado, es quien fue
víctima directa de una lesión corporal determinada, puesto que el mismo no está
encaminado al restablecimiento de la pérdida patrimonial (perjuicios materiales), ni
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a la compensación por la aflicción o el padecimiento que se genera con aquél
(perjuicios morales), sino que está dirigido a resarcir económicamente –como
quiera que empíricamente es imposible– una lesión o alteración a la unidad
corporal de la persona, esto es, la afectación del derecho a la salud del individuo 97,
razón por la cual la Sala revocará en dicho aspecto la sentencia recurrida.
Corolario con lo expuesto a lo largo de esta providencia, y en vista que todos los
puntos propuestos en los recursos de apelación han quedado resueltos,
corresponde a la Sala modificar los numerales TERCERO y CUARTO de la
sentencia recurrida y confirmarla en lo demás, por las razones expuestas en la
parte motiva del a presente providencia.
No se condenará en costas a los apelantes en aplicación del art. 55 de la Ley 446
de 1998, modificatorio del art. 171 del C. C. A., porque no se demostró
temeridad98.
En mérito de lo expuesto, el Tribunal Administrativo del Quindío-Sala de
Decisión-, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por
autoridad de la Ley,
FALLA
PRIMERO: MODIFÍCASE los numerales TERCERO y CUARTO de la sentencia
proferida por el Juzgado Tercero Adjunto Administrativo de Descongestión del
Circuito de Armenia Quindío, el 30 de junio de 2012, que accedió parcialmente a
las pretensiones de la demanda, los cuales quedarán así:
“TERCERO: DECLÁRASE al Instituto de Seguros Sociales,
administrativamente y extracontractualmente responsable por la falla
del servicio que le ocasionó la perdida de una oportunidad al señor
Carlos Arturo Muñoz Cardona.
CUARTO: Como consecuencia de la anterior declaración
CONDÉNASE al Instituto de Seguros Sociales, a pagar a título de
indemnización por concepto de perjuicios morales producidos por la
pérdida de oportunidad del paciente de recuperar la salud de su ojo
derecho, las siguientes sumas de dinero:
-
A Carlos Arturo Muñoz Cardona, el equivalente a treinta (30)
S.M.L.M.V.
97
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sala Plena. Consejero
Ponente: Enrique Gil Botero. Sentencia proferida el veintiocho (28) de agosto de dos mil catorce (2014)
Consejo de Estado – Sala de lo Contencioso Administrativo – Sección Tercera – C.P Enrique Gil Botero –
veintiocho (28) de enero de dos mil nueve (2009) – Rad No. 18.460 – Actor. Martha Cecilia Rojas Mora y
Otros.
98
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-
A Omar Muñoz Osorio, Rubiola Cardona Ramírez y Martha Cecilia
Quintero, el equivalente a diez (10) S.M.L.M.V., para cada uno.
Y a título de daño a la salud a favor del señor Carlos Arturo Muñoz
Cardona, el equivalente a cincuenta (50) S.M.L.M.V.
Por concepto de perjuicios materiales derivados de la pérdida de
oportunidad a favor del señor Carlos Arturo Muñoz Cardona, el
equivalente a cuarenta (40) S.M.L.M.V. y en la modalidad de daño
emergente a favor del señor Carlos Arturo Muñoz Cardona, la suma de
once millones cuatrocientos noventa y nueve mil cuatrocientos ochenta
y nueve pesos ($11’499.489), por las razones expuestas en la parte
motiva de la presente providencia”.
SEGUNDO: CONFÍRMASE en lo demás la providencia impugnada.
TERCERO: No se condena en costas por lo arriba considerado.
CUARTO: En firme esta providencia, devuélvase el expediente al Juzgado a cuyo
cargo se encuentre el proceso, previa anotación en el programa informático
“Justicia Siglo XXI”.
QUINTO: Desde ahora, se ordena, a través del a-quo, la expedición de copias
auténticas de esta providencia, con destino a las partes, las que serán entregadas
a los apoderados judiciales que han venido actuando y a costa de las partes que
representan.
SEXTO: En atención al memorial obrante a folio 693 del cuaderno principal 2, se
ADMITE la renuncia presentada por el abogado JOAQUÍN ELIAS CANO
VALLEJO, identificado con cédula de ciudadanía N° 7.538.732 de Armenia y
portador de la tarjeta profesional N° 139.655 del C. S. J, al poder que le fue
otorgado por el MINISTERIO DE SALUD Y PROTECCIÓN SOCIAL, para actuar
dentro del proceso de la referencia. En consecuencia, por Secretaría, actúese
conforme lo dispone el inciso 4° del artículo 69 del Código de Procedimiento Civil.
SÉPTIMO: En consideración al memorial visible a folio 695 del cuaderno principal
2, se le reconoce personería amplia y suficiente al abogado LUIS DIEGO
GIRALDO LONDOÑO, identificado con cédula de ciudadanía N° 18.462.396 y
portador de la tarjeta profesional N° 55.649 del C. S. J, para que en los términos
del poder a él conferido represente los intereses del INSTITUTO DE SEGUROS
SOCIALES EN LIQUIDACIÓN.
Este fallo se discutió y aprobó en Sala como consta en el Acta N° 11 de la fecha.
Tribunal Administrativo del Quindío – Sala Escritural –
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Asunto: SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Acción: REPARACIÓN DIRECTA
Radicado: 63001-3331-003-2009-00947-00
Demandante: CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA Y OTROS
Demandado: INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN
Fallo No. 66-2015-703
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
MÓNICA ADRIANA ÁNGEL GÓMEZ
Magistrada
HERNEY DE JESÚS ORTIZ MONCADA
Magistrado
MARIO FERNANDO RODRÍGUEZ REINA
Magistrado
A.E.
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Asunto: SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Acción: REPARACIÓN DIRECTA
Radicado: 63001-3331-003-2009-00947-00
Demandante: CARLOS ARTURO MUÑOZ CARDONA Y OTROS
Demandado: INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACIÓN
Fallo No. 66-2015-703
TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL QUINDÍO
NOTIFICACIÓN POR EDICTO
En la fecha, a las 7 a.m., por el término de tres (03) días
con el fin de notificar a las partes que no recibieron
notificación personal de la sentencia anterior, fijé edicto
en un lugar público de la Secretaría del Tribunal
Administrativo del Quindío. Este edicto se desfijará el día
trece (13) de abril de 2015 a la última hora hábil.
Armenia, Quindío, nueve (9) de abril de 2015.
SECRETARIA ___________________________
TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL QUINDÍO
SECRETARÍA
En Armenia, Quindío, hoy ___________________,
notifico personalmente la providencia anterior al
Procurador Nº. ______ para Asuntos Administrativos
Impuesto firma
__________________________
SECRETARIA___________________________
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