República Federal de Alemania

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República Federal de Alemania
PARAR EL PARO
Los Sindicatos Alemanes exigen una
nueva concepción de la política de empleo
Por José María Arche
El G obierno Federal Alemán se ha
propuesto superar la actual situación
en el sector del empleo. La cifra de
un m illón de parados sigue siendo
alarm ante y acostum brarse a ella
sería tira r por la borda uno de los
objetivos básicos de una política
social progresista: el pleno empleo.
Pero, el G obierno Federal, tiene que
superar, entre otras cosas, las d ific u l­
tades con sus contrayentes liberales,
así com o los tropezones del propio
C anciller Helmut Schmidt cuyo prim er
traspié tuvo lugar en los escaños del
Parlamento Federal, en el que resultó
elegido por la escasa mayoría de un
voto. Poco después tuvo otro resba­
lón al oponerse a sus planes econó­
m icos y de seguridad social la parte
izquierda de su Partido (SPD) y los
Sindicatos (DGB).
Schm idt pretendía sanear la finan­
ciación del Seguro de Pensiones a
costa de los propios pensionistas y
de los asegurados. Esta últim a in­
tención tenía el agravante de la con­
tra d icció n con su repetida promesa
durante la cam paña electoral: Los
pensionistas no tenían por qué preo­
cuparse por el futuro de sus pen­
siones ya que el Estado garantizaba
la financiación.
Esta promesa tenía más relevancia
por su fuerza sicoló gica que por los
efectos económ icos.
Un estado social debe proteger a sus
clases pasivas sobre todo del miedo
ante el futuro, ante el ¿qué va a ser
de nosotros?.
En este sentido com prendem os al
e scrito r y prem io Nobel Heinrich B ö lI
en sus declaraciones al diario pari­
sino „Le M onde“ , donde conside­
raba que la tá ctica del C anciller
Federal Helmut Schm idt en la cues­
tión de las pensiones era „co m p le ta ­
mente tonta e innecesaria“ . Y añadía:
„N o creo que la congelación de las
pensiones hubiese sido una catástrofe
m aterial para las personas jubiladas,
pero las consecuencias sicológicas
de la arrogancia con la que se han
saltado a la torera una promesa e lec­
toral, son inca lculab les.“ Pero, el
C an cille r Helm ut Schm idt ya ha pues­
Helmut Schm idt y su contrayente liberal Genscher. Salida con tropezones
EXPRÉS E S P A Ñ O L / F e b r e r o 1977
to freno a la „a rro g a n c ia “ de que le
acusa Heinrich Bóll, y, en hábil ma­
niobra, ha dom inado un vehículo que
patinaba en suelo resbaladizo.
Su nuevo M inistro de Trabajo, Her­
bert Ehrenberg, exponía el 14 de
enero los planes d efinitivos del Go­
bierno Federal. La solución: El Insti­
tuto Federal del Trabajo aportará, en
1979 y 1980, siete mil m illones de
marcos, para la fin anciación de las
pensiones. A p artir de esa fecha, el
Instituto cotizará a las entidades ase­
guradoras cuotas por los parados
que perciban subsidio. Hasta ahora
esta cuotas no se pagaban.
Ha m erecido la pena la resistencia
y las protestas de los sectores iz­
quierdistas del país aunque, en otros
puntos, el G obierno sigue inflexible.
En éste, la influencia de los liberales
sigue siendo de peso. Irónicam ente
se decía: „El Parlamento Federal aca­
ba de ele gir al socialdem ócrata Hel­
mut Schmidt por 250 votos. Los libera­
les seguirán gobernando en Alem a­
n ia .“ Recientem ente hemos com pro­
bado otra arrogancia: la del M inistro
de Asuntos Exteriores y Presidente
del Partido Liberal, H. D. Genscher
que dijo en un discurso: „N osotros no
vamos a servir de tram polines de
quienes quieren la realización de una
política socialista que no dispone ni
dispondrá en el futuro de una mayoría
en la R epública Federal.“
¡Sr. Genscher! ¡Qué su Partido sólo
ha obtenido 2.876.203 votos, el 7,9 °/o,
en las elecciones del 3 de octubre!
¿No le parece que Vd. está más le­
jos de la mayoría de votantes que,
por ejem plo, la C onfederación Ale­
mana de S indicatos (DGB) que repre­
senta a 7 m illones de afiliados?
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