la mentira y la luz

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LA MENTIRA Y LA LUZ
HAY UNA MENTIRA ESCONDIDA EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE
J ASON H ENDERSON
© 2008 por Jason Henderson
Akron, Ohio
Traducido por Grace Montero y Elizabeth Montero
San José, Costa Rica
Í NDICE
P R Ó LOG O
5
I.
C R EA D O P AR A U N P ROPÓSITO
9
II.
E L T ESTIMONIO
16
III.
L A C AÍDA
H OMBR E
H OMBR E
DEL
P R O P ÓSITO
EN UN
DEL
21
D IO S
DE
IV.
¿Q UE E S L A M ENTIR A ?
V.
P ON I ÉNDOLE N OMBR E
VI.
L O R OYO Y L O A ZUL
49
VII.
I NT R ODUCCIÓN
56
VIII. E L J UICIO
DE
A
A
27
L A C REA C I Ó N
L A L UZ
A DÁN
39
66
IX.
C AM INAND O E N L A L UZ
75
X.
P ER M ANECIEND O
84
XI.
L A L UZ D EFINE T ODA S L AS C OS A S
91
XII.
L A L UZ T RANS FORM A E L A LMA
95
EN
C RISTO
Prólogo
En el primer capítulo de su carta a los Romanos,
Pablo describe un enorme y trágico intercambio.
Hablando en términos generales del hombre adámico
dice: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón
fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron
necios...ya que cambiaron la verdad de Dios por la
mentira” (1:21-22; 25). ¿Qué es esta mentira? Como
cristianos a menudo observamos sus ramas y
reconocemos sus frutos extendiéndose a lo largo de
nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestras
sociedades, pero con mucha frecuencia no vemos o
entendemos su origen. Nunca hemos identificado la
mentira misma. El objetivo de este libro es hacer
exactamente eso, con la intención de que la mentira sea
5
La Mentira Y La Luz
desalojada de nuestros corazones con la llegada de la
Luz.
Hay una significativa cantidad de citas de las
Escrituras a lo largo del libro. Parte de la motivación que
está detrás de esto, es mi deseo de que el lector al menos
reconozca, que estas realidades son profundamente
bíblicas. Las verdades presentadas aquí no son nada
nuevas; la Biblia siempre ha expuesto la Mentira y
proclamado la Luz. Lo que sí es nuevo siempre, es la
manera en que somos golpeados con la realidad
espiritual, conforme el Espíritu de Dios abre los ojos de
nuestro corazón.
La razón principal de tal abundancia de Escrituras,
tiene que ver con la manera en que la palabra escrita
funciona como una ventana a través de la cual vemos al
Señor. Cuando yo era más joven, mi familia hizo varios
viajes para visitar algunos parques nacionales y ver los
famosos paisajes de Norteamérica. Nuestros viajes nos
llevaban frecuentemente por miradores, y en lo alto de
las montañas podíamos bajarnos de la camioneta y ver
por millas. A menudo, cuando nos acercábamos a un
mirador, había una señal al lado del camino que
describía la vista de más adelante, tal vez su nombre y
algo de su historia, y sin excepción, mi padre llevaba la
camioneta al lado del camino, saltaba con su cámara y le
tomaba una foto a la señal. Él necesitaba la foto para la
diapositiva, a fin de no olvidar nunca el lugar exacto
donde había disfrutado de una vista particular.
6
Para mí, las Escrituras son muy parecidas a estas
señales. Yo no abro mi Biblia para aprender las
Escrituras; yo leo la Biblia porque sus palabras son las
señales que marcan muchos miradores en donde Cristo
puede ser visto. Las palabras en sí mismas no son la
vista; las palabras describen una vista que el Espíritu de
Dios mostrará si estamos dispuestos a intercambiarla
por nuestra imaginación. Mi esperanza es que este libro
sea leído lentamente y con expectativa, para detenernos
con frecuencia y disfrutar el panorama que el Espíritu
da, de la Verdad conforme está en Cristo.
Quisiera extender un especial agradecimiento a
Grace y Elizabeth Montero por su compromiso fiel e
incansable trabajo en la traducción, no sólo de La
mentira y la Luz, sino también de incontables
publicaciones y enseñanzas que ellas han puesto a
disposición en español. Estoy muy agradecido de que
ustedes están “abundando siempre en la obra del Señor,
sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
7
La Mentira Y La Luz
8
Capítulo I
Creado Para Un Propósito
Génesis 3:4–5 “Entonces la serpiente dijo a la
mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día
que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y
seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
Hay una mentira escondida en el corazón del
hombre. Está ahí cuando pensamos acerca de la vida,
cuando contemplamos un propósito y cuando buscamos
lo que es real. Ella nos motiva cuando planeamos,
cuando aprendemos, cuando amamos, e incluso, cuando
buscamos a Dios. Es un virus mortal que ha infectado el
cuerpo y el alma. Esta mentira no es algo que el hombre
cree, es el lente a través del cual el hombre cree todas las
cosas. El objetivo de este libro es exponer la Mentira por
lo que es, con la esperanza de que salga de nuestro
corazón con la llegada de la Luz.
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La Mentira Y La Luz
Comenzaremos enfocándonos en el propósito de
Dios para la creación y en el efecto que la Mentira tuvo
en dicho propósito; veremos que el efecto fue colosal.
Luego miraremos más de cerca la Mentira y
descubriremos qué es, cómo opera y por qué es tan
mortal. Finalmente, intentaremos describir que la gran
solución de Dios a la Mentira es la Luz, y explicaremos
cómo y por qué la Mentira encuentra su final sólo en la
“...iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en
la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6). Para eso debemos
comenzar con un vistazo al plan y propósito eterno de
Dios.
El Eterno Propósito de Dios
¿Por qué creó Dios? Lo llamamos el Creador, y es
cierto porque Él creó; pero, ¿por qué creó Dios? ¿Alguna
vez ha pensado usted en el hecho de que Dios no tenía
que crear? Esa fue una decisión de Su parte. Él no se
tropezó con la tierra y decidió intervenir; hizo la tierra de
acuerdo a un deseo en Su corazón. Él creó todas las cosas
con algo en mente, con una intención, un propósito. No
había nada que Dios necesitara, pero sí había algo que Él
deseaba.
Mucho podría ser dicho en el intento de describir
este propósito, pero como ese no es el objetivo de este
10
Creado Para Un Propósito
libro, unas pocas frases serán suficientes para
encausarnos en la dirección correcta. Dios creó con el fin
de glorificarse a Sí mismo al amar una creación, y amó
esta creación al impartirles la vida de Su Hijo a aquellos
que creerían. Él dio al Hijo, a Quien propuso que fuera
recibido, formado y expresado a través de lo que había
hecho. Juan dice: “En esto se manifestó el amor de Dios
en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito
al mundo para que vivamos por medio de Él” (1 Juan
4:9; BLA). Nosotros somos los beneficiarios eternos de
dicho propósito, pero Él es el centro. Nosotros somos los
recipientes inmerecedores de “...su gran amor” (Efesios
2:4), pero de Él es el plan, el propósito y la gloria. Dios, a
través de un pueblo corporativo, desea el incremento de
Cristo para Su gloria eterna. Este es el corazón y el centro
del plan de Dios.
Entonces, ¿qué fue lo que hizo Dios? Creó con este
propósito en mente. Todo lo que Él creó lo hizo con
miras a este fin; ni una sola cosa fue creada por alguna
otra razón. Ni una sola cosa fue creada sólo para que
fuera hermosa, interesante o entretenida; nada fue
creado como un experimento. Todo en el ámbito natural
fue creado con un único propósito en mente: Fue hecho
para llevar testimonio, y darle expresión, este propósito
eterno.
Soy consciente de que el hombre ha quedado lejos
de dicho propósito, no sólo es incapaz de mirar la
creación natural y ver el propósito de Dios en el que ha
sido hecha, sino que ha creado propósitos para ella por
11
La Mentira Y La Luz
su propia cuenta. No sólo fallamos al no entender la
intención de Dios, sino que hemos hallado maneras de
usar esta creación para nuestras propias intenciones.
Somos tan ciegos y perversos, que muchas personas
pasan su vida creyendo y enseñando que esta perfecta
obra de arte no tiene propósito ni creador, y que de algún
modo se creó a sí misma. Actuamos como si tal idea
fuera perfectamente racional. Peor aún, les enseñamos
esto a nuestros niños: “La nada creó una gran explosión
y la explosión creó un planeta perfectamente adaptado y
con un aparato de calefacción incluido. Contrario a toda
ciencia, el planeta inanimado se las ingenió para generar
vida, la vida cambió de la forma de limo a oso
hormiguero, luego a pie grande, y por último, a ser
humano. De ahí es de donde vienen un atardecer, los
glóbulos rojos, las familias y los ecosistemas perfectos”.
La profundidad de la depravación en la mente del
hombre es, sencillamente, pasmosa. Albert Einstein dijo
una vez: “La diferencia entre el genio y la estupidez, es
que el genio tiene sus límites”.
Haciendo caso omiso de nuestra ceguera, persiste el
hecho de que todo fue creado para llevar testimonio y
darle expresión al propósito eterno de Dios. Yo no puedo
decirle con exactitud cómo todo lo creado hace esto, lo
que sí puedo decirle es lo que he llegado a comprender;
pero, independientemente de la profundidad de nuestro
entendimiento, cuando contemplemos este ámbito
debemos mantener siempre en mente la intención de
Dios. Más allá de meramente ser la residencia temporal
12
Creado Para Un Propósito
del ser humano, la creación natural con todo y su
intrincado diseño, fue hecha para ser un testimonio
específico y calculado, una declaración o reflexión del
propósito eterno de Dios en Cristo. Este ámbito, además
de ser el ámbito del cual Dios redime al hombre para
traerlo a Sí, fue creado para mantener un asombroso y
complejo testimonio vivo del objetivo final de Dios.
En dicha creación captamos una vislumbre de todo
lo que Dios ha previsto y predestinado en Cristo. En ella
vemos los temas de redención, transformación,
crecimiento, tinieblas y luz, muerte y vida, amor,
incremento, poder y sabiduría. ¡Y esta creación es
solamente natural! Esta creación es sólo sombra, “...pero
la sustancia pertenece a Cristo” (Colosenses 2:17). La
sustancia es consumada en la nueva creación en Cristo
Jesús.
Cuando hago referencia a la nueva creación en
Cristo, usted no debe imaginarse una versión mejorada
de la tierra. No piense en árboles más grandes, en agua
más azul o en un sol más brillante; la nueva creación no
es una versión mejorada de la natural, es enteramente
espiritual. No es un universo natural, sino el universo de
Cristo; la creación donde Él es el Agua de Vida, la Luz, el
Vino y el Pan. Todo lo de este testimonio natural habla
en voz alta de algún aspecto de Él, de la realidad de un
pueblo muerto, vivificado y sentado con Él, y de
encontrar todas las cosas que pertenecen a la vida y a la
piedad en Él. Todas las cosas creadas testifican sobre
este objetivo supremo en el corazón de Dios.
13
La Mentira Y La Luz
Cuando Cristo caminó sobre la tierra, mucha de Su
enseñanza consistía en mostrarles que ese testimonio
natural tendría cumplimiento y consumación en Él. Las
muchas cosas “buenas” de la creación natural, junto con
lo “bueno” que Dios mandó en la ley mosaica, fueron
hechas y establecidas para un único propósito: “...ellas
son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). “Y
comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los
profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de
él decían” (Lucas 24:27). Tanto la antigua creación como
el antiguo pacto, fueron diseñados por Dios para
prefigurar lo nuevo, lo cual ha venido en Cristo. La
primera creación con su agua, pan, luz, fruto y cosecha, y
el antiguo pacto con sus días de reposo, sumo sacerdote,
ofrendas, lavamientos, fiestas, leyes y reino; en todo esto
lo mucho testifica en voz alta de Uno.
De nuevo, todo lo que existe fue creado no sólo para
ser simplemente el ámbito del cual Dios se lleva al
hombre cuando sus cuerpos se envejecen y mueren; el
universo natural “... cuenta la gloria de Dios” (Salmo
19:1). En él tenemos una colección de incontables flechas
que apuntan al único Hijo; por esa misma razón, cuando
Dios creó la tierra dijo que todo era “bueno”. La creación
natural no es intrínsecamente buena. En otras palabras,
Dios no dijo: “Es buena”, porque notó la belleza del
paisaje o la inmensidad del mar. Esta creación fue
declarada “buena”, porque reflejaba y daba expresión al
plan que estaba escondido en el corazón de Dios desde
antes de la fundación del mundo.
14
Creado Para Un Propósito
Esta creación es para Cristo, lo que la luna es para el
sol. Lo “bueno” de la luna como luz, está ligado a la
medida en que refleja al sol. Ella no tiene luz en sí
misma, es útil para ver únicamente en el grado que
refleja la verdadera luz. De esta misma manera, la
creación natural pone al eterno Hijo de Dios en
exhibición. Todo lo que Dios hizo funcionar, y continúa
funcionando, es un perfecto testimonio natural del
propósito eterno y espiritual, salvo por el hombre y lo
que el hombre ha pervertido por sí mismo.
15
La Mentira Y La Luz
Capítulo II
El Testimonio En Un Hombre
Hace mucho tiempo Adán fue parte del testimonio
creado por Dios; fue la corona de todos los tipos y
sombras naturales. En él usted podía ver el mayor
cuadro y más clara profecía y promesa del propósito de
Dios en Cristo. Al igual que la tierra, Adán no era
inherentemente bueno; debemos sacar eso de nuestra
mente porque es parte de la Mentira. “...nadie es bueno,
sino sólo uno, Dios” (Lucas 18:19; BLA). El hombre era el
mayor tipo y sombra del propósito de Dios, porque en
este primer hombre Dios había creado el más claro
testimonio, la más distinta y significativa declaración de
Aquél que era propiamente lo bueno: “...el segundo
hombre” (1 Corintios 15:47). El “primero” fue creado a
“imagen y semejanza” (Génesis 1:26) del “Segundo”,
para llevar el testimonio de “...Aquel que estaba por
venir” (Romanos 5:14). El hombre funcionó
16
El Testimonio En Un Hombre
perfectamente en ese papel hasta la Mentira. Pudieron
haber sido tres minutos, tres días o tres meses, el tiempo
es irrelevante. Lo importante aquí es que entendamos
cómo funcionaba él como “tipo” del que vendría
(Romanos 5:14)1.
Antes que el hombre viera y valorara todas las cosas
a través del lente de la obsesión por sí mismo, vio este
ámbito como fue planeado que lo viera. Primeramente
vio, entendió y operó de acuerdo a la consciencia que
Dios le había dado. Su mente y sus sentidos eran
perfectos con respecto a esta creación, aunque no tenía
vida eterna, porque la vida eterna no es una cosa, la Vida
Eterna es Cristo. Es la Vida de Dios en el alma del
hombre y no “la facultad de vivir para siempre”, como a
menudo hemos escuchado. Adán no tenía vida eterna;
fue “hecho alma viviente” (1 Corintios 15:45) y siempre
ha necesitado “nacer del Espíritu” (Juan 3:5). No
obstante, era perfecto en el siguiente sentido: Tenía una
perspectiva perfecta, Dios le había dado una percepción
perfecta de la creación sobre la cual había sido hecho
señor.
Adán entendía la realidad natural de acuerdo a la
verdad; estaba plenamente consciente de su entorno. No
sé con exactitud cómo funcionaba esto. Algunos han
especulado sobre lo que la mente de Adán y Eva, o la
mente pre-caída del hombre, era capaz de saber, ver o
hacer. Algunos hacen mención de cómo nosotros,
1
“Tipo” es cualquier persona, lugar, cosa o institución, cuya función
designada por Dios es, tipificar o exponer alguna realidad espiritual en
Cristo.
17
La Mentira Y La Luz
aparentemente, sólo usamos un porcentaje pequeño de
nuestra capacidad cerebral. Otros han señalado que
Adán fue capaz de darle nombre a cada criatura viviente
y atender un jardín de un tamaño increíble. Ahora bien,
sin tomar en cuenta lo particular de sus habilidades
naturales, yo sé lo siguiente: El hombre tenía mucho
mayor entendimiento, perspectiva y verdad con respecto
al ámbito natural, que nosotros hoy. Nosotros tenemos la
tecnología, la filosofía y la ciencia, pero el primer hombre
tenía la verdad, la sabiduría y la perspectiva que Dios le
había dado. La visión que él tenía de las cosas creadas no
estaba nublada por el lente oscuro del yo, y con dicha
visión vio el mundo, le dio nombre a su creación y
gobernó de acuerdo a la verdad de dicho ámbito, aunque
fuera por muy poco tiempo.
Con la verdad reinando en su alma, Adán
funcionaba como las cosas naturales: A imagen de la
realidad espiritual, de la cual todas las cosas naturales
llevan testimonio. Con sabiduría, entendimiento y
conocimiento, él comprendió y habitó plenamente su
ámbito. Conoció a los animales mejor que lo que ellos se
conocieron a sí mismos, y los vio de acuerdo a su
propósito de creación. Es más, le dio nombre a cada uno
de ellos según la comprensión que Dios le había dado. Él
tenía que reinar, gobernar, conocer plenamente y
subyugar esta creación. Tenía que ser fructífero,
multiplicarse y llenar esta creación con su género. Todo
lo creado tenía que reproducirse “según su género”
(Génesis 1:11). Con la verdad operando en su alma, Adán
18
El Testimonio En Un Hombre
pudo permanecer en este estado de existencia, es decir,
en perfecta armonía con la mente del Señor. La razón de
todo esto, el panorama general y meta detrás de todo
esto era, que en la plenitud del tiempo el hombre pudiera
hallar este propósito creado, realizado y cumplido en
Jesucristo como una nueva creación. El alma renacida
del hombre se convertiría algún día, en la creación donde
el “Segundo Hombre” reinaría y gobernaría. Cristo
conocería plenamente, subyugaría y le daría nombre a
Su creación. Seríamos aquéllos en quienes Cristo sería
fructífero y se multiplicaría, seríamos el incremento
según Su género. Nosotros, como Su habitación viva, un
día llevaríamos Su nombre.
En otras palabras, la historia de Adán y su creación
nos invita a ver algo del corazón de Dios. Es el
preámbulo de un acontecimiento por venir. Antes de la
Mentira, la relación de Adán con el mundo profetizaba la
jugada final de Dios. En Cristo, Dios ha cumplido y
perfeccionado todo lo que Adán tenía por objeto retratar.
Mucho del Nuevo Testamento nos muestra que
nuestra salvación en Cristo es, el cumplimiento y
consumación de lo que Adán y su creación apuntaban.
Nosotros somos una Nueva Creación: “...si alguno está
en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). La
Semilla de Dios tiene su incremento en nosotros: “Pues
habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible,
sino de una que es incorruptible...” (1 Pedro 1:23). En
consecuencia Pablo ora: “Hijitos míos, por quienes
19
La Mentira Y La Luz
vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea
formado en vosotros” (Gálatas 4:19). Cristo está
sometiendo Su Creación: “El cual transformará el
cuerpo de la humillación nuestra, para que sea
semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con
el cual puede sujetar a sí mismo todas las cosas”
(Filipenses 3:21). Él nos da nombre de acuerdo a Sí
mismo: “...escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el
nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén,
que desciende del cielo de mi Dios, y [escribiré sobre él]
mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12; BLA). Nosotros nos
convertimos en el incremento de Su género: “Así que ni
el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que da el
crecimiento... Porque nosotros somos colaboradores de
Dios, y vosotros sois labranza de Dios...” (1 Corintios 3:7
- 9). “Porque a los que de antemano conoció, también
los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su
Hijo...” (Romanos 8:29; BLA).
Adán fue creado con un propósito, y dicho propósito
no se comprende en la muy abreviada historia del pecado
y del perdón tan popular en la iglesia. Es mucho más
grande de lo que cualquiera de nosotros entiende. En el
principio, Dios creó un universo natural que le daba
expresión a la gloria y objetivo de Dios a través de Su
Hijo.
Hace mucho tiempo Adán fue parte de ese
testimonio, y luego comió una mentira.
20
Capítulo III
La Caída del Hombre del Propósito de Dios
Adán cayó. La iglesia habla a menudo de esta infame
caída, pero por lo general es mal entendida. El hombre
no cayó de una unión con Dios. Dios, en el jardín,
caminó con el hombre en una relación no obstaculizada
por el pecado, es cierto, pero no residía en él. Dios le
decía palabras al hombre, pero no pudo revelar Su
Palabra Viva en el alma del hombre. El hombre no cayó
de la salvación que Dios nos ofrece ahora en Cristo.
Cuando Adán cayó, cayó de un propósito; quedó
horriblemente corto de lo que Dios había creado que
fuera e hiciera. Perdió toda la capacidad de llevar en sí
mismo el testimonio destinado por Dios y de permanecer
en su propósito de creación. En otras palabras, fue
“destituido de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
21
La Mentira Y La Luz
Dicha caída de la gloria de Dios no fue sólo
consecuencia de haber cogido el fruto prohibido, cuando
Eva alcanzó el árbol del conocimiento del bien y del mal
ya había sucedido algo. La Serpiente no estaba
vendiendo manzanas, estaba vendiendo una mentira.
Satanás primero engañó a la mujer, y sólo cuando ella
creyó la Mentira fue que el fruto tomó una nueva
apariencia. Ella primero comió la Mentira y luego comió
el fruto, porque de repente le pareció “bueno para
comer, agradable a los ojos, y codiciable para alcanzar la
sabiduría” (Génesis 3:6). “Ella tomó de su fruto y comió”,
pero esto sólo fue el indicativo externo de algo que ya
había acontecido en su corazón. Adán y Eva cayeron, no
porque tocaran algo con sus manos, sino porque
aceptaron algo en sus corazones. El hombre cayó cuando
creyó la Mentira.
Esto fue mucho peor que caer en un engaño. Eva no
sólo confundió dos árboles o fue engañada al hablar con
una lagartija; algo mucho más significativo sucedió aquí.
Sabemos esto con certeza por la transformación que
ocurrió inmediatamente. En ese mismo instante, la
percepción de Adán fue permanentemente desfigurada.
Algo pasó en su alma y se convirtió en alguien totalmente
consciente de sí mismo, absorto en sí mismo y consciente
de su vergüenza, culpabilidad y carencias. Adán y Eva no
sólo fueron engañados por palabras, se tragaron una
Mentira que alteró permanentemente y corrompió por
completo, la manera en que se percibían a sí mismos y a
su Creador. Cambiaron la perspectiva y el propósito de
22
La Caída del Hombre del Propósito de Dios
Dios por los propios. Ya no pudieron ver la creación de
acuerdo a la verdad. De hecho, no veían nada
correctamente, pues todas las cosas eran comprendidas
ahora a través del oscuro y pervertido lente del yo.
En un instante, Adán fue consciente de sí mismo, de
sus carencias, de sus necesidades, de su vergüenza; nada
es más claro en la historia de este hombre y en la de sus
descendientes. Inmediatamente, todas las cosas de la
creación natural fueron conocidas, entendidas y
experimentadas, no según la perspectiva dada por Dios,
sino en relación a sus intereses egoístas. Este fue el
efecto de la Mentira, y la resultante corrupción ha sido
pasada a cada hijo e hija nacida a “imagen y semejanza
de Adán” (Génesis 5:3).
El temor entró en este otrora testimonio perfecto, y
pronto le siguieron el enojo, el orgullo, la vergüenza y el
asesinato. ¿Por qué? Porque la relación del hombre con
todo lo creado no se correlacionaba más con la
perspectiva e intención de Dios. Adán ya no llevaba el
testimonio del objetivo final de Dios en Cristo; había
caído del propósito en el que había sido creado. Ahora su
relación con todas las cosas tendría su origen y realidad,
en la consciencia del yo y en la consumidora obsesión de
la auto-preservación. El hombre lo vería todo a través del
filtro del beneficio propio.
Pablo lo describe en el primer capítulo de la carta a
los Romanos: El hombre cambió la gloria de Dios por su
propio entendimiento entenebrecido, cambió la verdad
de Dios por la Mentira. Consecuentemente, se convirtió
23
La Mentira Y La Luz
en el centro de su propia historia y con un propósito para
sí mismo; vería todas las cosas en relación con su
beneficio personal. Tan pronto aceptó la Mentira se
escondió de Dios e inmediatamente después buscó cubrir
su desnudez. Temió la ira de Dios, culpó a otros por su
propia culpa, y poco después, asesinó por celos; estos son
los frutos de la obsesión por sí mismo. Así fue como la
Mentira corrompió el alma del primer hombre, y ahora
sería el lente perverso y el espejo torcido a través del cual
todas las cosas serían vistas.
El propósito se perdió; el testimonio fue rendido. La
corona de la creación de Dios no llevaría más la imagen y
semejanza “del que había de venir” (Romanos 5:14). El
hombre había contraído el virus de la obsesión por sí
mismo, se había vuelto una mentira. Con esta Mentira
comenzó un nuevo día, en el que el hombre explotaría y
manipularía este mundo de acuerdo a sus propios
propósitos.
No es de extrañar que inmediatamente después de la
caída, leamos que el mundo se llenó de violencia y
corrupción. Vemos a Dios afligido en Su corazón, dolido
por el estado del mundo y preparándose para destruir
tanto al hombre como a la tierra con un gran diluvio.
Génesis 6:5-7 “Y el SEÑOR vio que era mucha la
maldad de los hombres en la tierra, y que toda
intención de los pensamientos de su corazón era
sólo hacer siempre el mal. Y le pesó al SEÑOR
haber hecho al hombre en la tierra, y sintió
24
La Caída del Hombre del Propósito de Dios
tristeza en su corazón. Y el SEÑOR dijo: Borraré
de la faz de la tierra al hombre que he creado,
desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las
aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho”.
(BLA)
Génesis 6:11-13, “Y se corrompió la tierra
delante de Dios, y estaba la tierra llena de
violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que
estaba corrompida; porque toda carne había
corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues,
Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque
la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y
he aquí que yo los destruiré con la tierra”.
¿Por qué tal arrepentimiento e ira en el corazón de
Dios? Porque la verdad fue rechazada y la perspectiva
perdida. El propósito eterno de Dios había sido
entregado. Ahora “el mundo entero está bajo el
maligno” (1 Juan 5:19), y sus habitantes están bajo el
dominio del “Padre de mentiras” (Juan 8:44). En lo
sucesivo, la Serpiente sería conocida como “el príncipe
de este mundo” (Juan 12:31), el “príncipe de la potestad
del aire” (Efesios 2:2), “el dios de este siglo” (2 Corintios
4:4).
La tierra había caído juntamente con Adán;
distorsionada y desfigurada del propósito. Ahora el
mundo era el incremento de Adán, una creación bajo su
dominio. Se volvió una caída en exhibición, el gran
25
La Mentira Y La Luz
escenario de Adán, el mundo donde la Serpiente y su
género “opera en los hijos de desobediencia” (Efesios
2:2).
Lucas 4:5-7, “Y le llevó el diablo a un alto monte,
y le mostró en un momento todos los reinos de la
tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta
potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha
sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú
postrado me adorares, todos serán tuyos”.
T. Austin-Sparks escribe: “El mundo en el que
estamos viviendo es un mundo falso, es un mundo
arrastrado por mentiras. Toda la constitución de este
mundo es una mentira, y ella está en la naturaleza misma
del hombre, aunque la mayoría no lo sepa y piense que
son verdaderos. El hombre está tratando de construir un
mundo sobre una falsa suposición”1.
1
T. Austin-Sparks, Escuela de Cristo (Impreso por Iglesia
Emanuel)
26
Capítulo IV
¿Qué Es La Mentira?
La pregunta permanece: ¿Qué es la Mentira? Hemos
visto algunos de sus resultados, pero ¿qué creyeron
exactamente Adán y Eva? ¿Qué tipo de mentira pudo
hacer esto? ¿Cómo pudo una mentira cambiarlo tanto?
Una mentira tendrá este efecto, sólo si tiene que ver
con las más profundas y fundamentales presuposiciones
del corazón humano, sólo si ataca el centro de todo lo
que el hombre conoce de Dios y de sí mismo. Una
mentira contamina para siempre el alma del hombre
natural, sólo si le ofrece una perspectiva de la realidad en
la cual encuentra propósito, valor, sabiduría, destino y
vida aparte de Dios. Y este es el corazón de la Mentira;
esto fue lo que Adán creyó: Que él era alguien o algo
independiente de Dios. El objetivo de Satanás fue
perpetrado aquel día en el Jardín del Edén, cuando Adán
y Eva se alejaron de la Serpiente creyendo que podían
27
La Mentira Y La Luz
“ser como Dios”, “conocer el bien y el mal” y “tener sus
ojos abiertos” (Génesis 3:4-5). ¡Se alejaron pensando que
sabían más que Dios!
Entonces, esta Mentira es mucho más profunda y
más poderosa que una creencia. Es una no hablada, y
generalmente no reconocida cosmovisión, en la que el
hombre es el centro y fuente de todas las cosas. La
perspectiva carnal del hombre ha venido a ser el lente a
través del cual él ve, mide y valora todas las cosas. Las
cosas son relevantes en la medida que es mejorado por
ellas. Las cosas son verdaderas en la medida que desea
que ellas sean reales. Las cosas son buenas en la medida
que se beneficie de ellas.
Esta Mentira es el centro de todo lo que
naturalmente pensamos, conocemos, deseamos y
sentimos. No debemos rehusar oír esto. No hay forma en
la que Dios muestre esto de manera “amigable” o
“amable” para con Adán.
Romanos 8:6-7, “La mente de la carne es
muerte, y la mente del Espíritu es vida y paz;
porque la mente de la carne es enemistad contra
Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni
siquiera puede hacerlo”. (Traducción literal).
La Mentira no es sólo uno de nuestros
pensamientos, es la fuente de donde brota todo
pensamiento. Está debajo de todo deseo, esperanza e
28
¿Qué Es La Mentira?
intención. Es más profunda que una emoción, y mueve y
moldea el intelecto.
Nosotros vivimos por y de acuerdo a nuestra
evaluación de todas las cosas. Todo lo medimos de
acuerdo a nuestro conocimiento imaginario del bien y
del
mal.
Creemos
que
tenemos
propósito
independientemente de Dios. Esto es como un martillo
alegando propósito separado del carpintero; como una
jarra profesando valor sin agua; como una bombilla
afirmando utilidad sin electricidad. De hecho, es mucho
peor que todo esto, es el alma humana corrupta que
piensa que tiene o es algo, separada del Espíritu eterno
de Dios. La Mentira desecha el objetivo de Dios, e intenta
encontrar, en un siempre creciente número de maneras,
propósito en una vasija vacía y engañada. Nos creemos
valiosos independientemente de la intención creadora de
Dios. Nos imaginamos llenos de potencial y capacidad
que sólo necesita ser descubierta y desarrollada. Vemos
en nosotros tanto que es bueno y útil; si el hombre puede
usarlo, Dios puede usarlo. De esta manera traemos la
Mentira directamente a la iglesia.
La Mentira En La Iglesia
No es difícil reconocer cómo los incrédulos viven de
acuerdo a la Mentira; buscan conocer la vida y la verdad
separados de Dios. Con “criterios meramente humanos”
29
La Mentira Y La Luz
(1 Corintios 3:3; NVI), encuentran propósito en la tierra,
en sus posesiones, relaciones y actividades. Valoran el
mundo por sus efectos pasajeros en sus emociones. Todo
esto es enteramente apropiado para los que están
“muertos en delitos y pecados”, y para los que se
comportan según “...los deseos de la carne, hacen la
voluntad de la carne y de los pensamientos, y son por
naturaleza hijos de ira...” (Efesios 2:1-3). Éstos no
intentan ver las cosas de otra manera; en realidad, no
“...pueden ver el reino de Dios a menos que hayan nacido
de nuevo” (Juan 3:3).
Para los que hemos venido a nueva vida en Cristo
Jesús, la gran confusión y contradicción está con
nosotros. Porque aunque hemos hallado a Cristo,
fallamos en reconocer que hemos acumulado una
enorme colección de imaginaciones y presuposiciones
erradas que yacen debajo de nuestro entendimiento de la
salvación. La Mentira le ha dado forma a nuestra manera
de verlo todo, y hasta que no sea destruida y desplazada
por la Persona de la Luz, permanecerá como el
fundamento sobre el cual buscamos entender el
cristianismo y obedecer el evangelio. De ahí que, si
nuestro cristianismo es algo menos que la vida del Señor
Jesucristo siendo formada en el alma, no es nada en
absoluto. Si las palabras verdaderas, las doctrinas
correctas y las causas nobles se edifican sobre la Mentira,
sólo equivalen a religión muerta, ya que nosotros
seguimos siendo el centro y la fuente de todo lo que se
hace en el nombre de Dios.
30
¿Qué Es La Mentira?
La Mentira es el autor silencioso de mucha de
nuestra doctrina e instrucción, tanto que retrata la cruz
como la manera en que Dios produce una mejor versión
de nosotros. En el evangelio que hemos inventado, le
permitimos a Adán vivir para Dios; en la salvación que
hemos popularizado, Cristo muere para que nosotros
podamos alcanzar nuestro potencial, hagamos nuestro
mejor esfuerzo para Dios y vivamos nuestras vidas al
máximo. Hemos hecho a Dios el autor de nuestras
historias adámicas exitosas. Decimos: “Adán vive, pero
¡alabado sea el Señor!...ahora está perdonado”; esto está
muy lejos de la verdad. En realidad, nuestra salvación es
la muerte del hombre adámico a fin de que Cristo sea
“formando en ustedes” (Gálatas 4:19). Es más, nosotros
estamos indudablemente perdonados, sólo porque
estamos “crucificados con Cristo” (Gálatas 2:20), para
que sólo Él pueda ser “el todo y en todos” (Colosenses
3:11). A través de la cruz, somos “bautizados en Su
muerte” (Romanos 6:3) y “sepultados con él”
(Colosenses 2:12), para que ahora “...no viva yo, mas viva
Cristo en mí” (Gálatas 2:20).
Con todo, nosotros hemos creado un cristianismo
sin cruz, donde la salvación es simplemente “la oración
del pecador” junto con la modificación de conducta.
¿Cómo entran estas ideas en la iglesia y crecen con tal
popularidad? En realidad es muy simple. Nosotros
mismos, en la oscuridad de la mente no renovada,
metemos con nosotros en Cristo la perspectiva del
mundo que ha sido moldeada por la Mentira. Enseguida
31
La Mentira Y La Luz
buscamos servirle con nuestra sabiduría, agradarle con
nuestras habilidades, aprenderle con nuestras mentes y
pedirle Su ayuda para nuestras metas. Así es como Dios
se convierte en otro de los medios para nuestros
objetivos; en una manera por la que llevamos a cabo el
sueño egocéntrico de grandeza espiritual.
Mi fin no es criticar la iglesia, sino sencillamente
exponer la realidad de que la Mentira no se desvanece en
el aire cuando nacemos de nuevo. Es más, la Mentira no
sale (Efesios 4:25), si no se saca al hombre que es
definido por la Mentira. Este es precisamente nuestro
problema. Esto es lo que la mayoría de las veces nosotros
no entendemos. Usted no puede echar la Mentira si no
echa al hombre adámico que es la Mentira. Aunque en la
salvación usted ha muerto a Adán y vive para Dios en
Cristo, la Mentira aún reina en el entendimiento
entenebrecido de la mente no renovada. Como tal, es
desecha sólo cuando al llegar la Luz lo que queda del
primer hombre es lavado del alma.
Alguien podría decir: “Yo solía creer esa Mentira,
pero ya no. He aprendido que no soy nada separado de
Dios”. No, usted no ha aprendido nada; usted no puede
decir eso; no es ese tipo de mentira. No es un engaño
intelectual del cual usted decide apartarse. No es falta de
información o educación. Usted no puede quitar el poder
de la Mentira si no ha quitado la plenitud del hombre
que es la Mentira; como tampoco puede decir que ha
aprendido la plenitud de la Verdad, más de lo que puede
decir que ha crecido en la plenitud de Cristo. Esta
32
¿Qué Es La Mentira?
Mentira no es algo en lo que usted deja de creer, es
alguien que debe dejar de vivir.
En Juan capítulo 8 Jesús les habló a los fariseos
acerca de conocer la verdad y creer la Mentira. Él no
insistió en que ellos corrigieran las ideas erróneas o en
que reconocieran mejores doctrinas. El problema era
mucho más serio que eso.
Juan 8:41-47, “Vosotros hacéis las obras de
vuestro padre... Jesús entonces les dijo: Si vuestro
padre fuese Dios, ciertamente me amaríais;
porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no
he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por
qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis
escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro
padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer. Él ha sido homicida desde el
principio, y no ha permanecido en la verdad,
porque no hay verdad en él. Cuando habla
mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y
padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad,
no me creéis... El que es de Dios, las palabras de
Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no
sois de Dios”.
La situación era mucho peor de lo que ellos
entendían. El problema no era algo que ellos pensaban,
era algo que ellos eran. “Vosotros sois de vuestro padre
el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer”.
33
La Mentira Y La Luz
Por lo tanto, la solución que el Señor presentó era mucho
mayor que hechos espirituales. De acuerdo a Jesús,
conocer la verdad es un encuentro con el Hijo que lo
hace a usted libre de sí mismo.
Juan 8:31-36, “Dijo entonces Jesús a los judíos
que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis
en
mi
palabra,
seréis
verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres. Le
respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás
hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú:
Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de
cierto os digo, que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la
casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.
Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres”.
Lo que estoy diciendo es que la Mentira es mucho
más que una idea o concepto en el cerebro; es la
oscuridad de la mente adámica caída que es comida viva
por la consciencia de sí misma y de sus propias
necesidades. La Mentira no es sólo uno de nuestros
pensamientos, es el fundamento de todo nuestro
pensamiento, el punto de partida de todo lo que
percibimos, el universo en el cual el hombre está en el
centro del escenario. Es la cosmovisión donde el hombre
tiene propósito, valor, vida, sabiduría y destino
34
¿Qué Es La Mentira?
independiente de Dios; la luz falsa por medio de la cual
el hombre es capaz de imaginar una vida y un propósito
que nada tienen que ver con la verdad. “...si la luz que
hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande no será la
oscuridad!” (Mateo 6:23; BLA). Este engaño no se puede
superar sólo por creer que existe tal Mentira, es tratado
cuando el hombre que es la Mentira, es quitado por la
cruz. La Mentira es derrotada, cuando la naturaleza de
tinieblas es confrontada y destruida por la Persona de la
Luz. La única esperanza del hombre es obtener otra luz,
encontrar otros lentes, ver todas las cosas a partir de otro
Hombre; el Hombre que se ha llamado a Sí mismo la
Verdad, el Hombre que dijo: “Yo Soy la luz del mundo”
(Juan 8:12).
El verdadero conocimiento de Cristo es un auténtico
viaje de salida de un hombre y entrada en Otro. No es
sólo el perdón de ofensas, sino una nueva Vida por
medio de la cual vivimos, unos nuevos lentes a través de
los cuales vemos, una nueva Luz en la cual caminamos;
es la experiencia de la cruz. La cruz existe como el
instrumento de Dios para la destrucción de la Mentira.
No sólo es el lugar donde Jesús murió por usted, es
donde usted es crucificado a la Mentira y la Mentira es
crucificada a usted. La cruz es como somos “librados de
la potestad de las tinieblas” (Colosenses 1:13) y
convertidos en hijos de Luz. “Porque en otro tiempo
erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad
como hijos de luz” (Efesios 5:8).
35
La Mentira Y La Luz
Cada acto del Espíritu de Dios es hacia este fin. La
primaria y perpetua ocupación del Espíritu Santo es
enseñar la cruz al alma de la humanidad redimida. Lo
primero que encaramos bajo Su instrucción y enseñanza,
es que nuestro problema no es con la mentira, nuestro
problema es que somos la Mentira. Esto es precisamente
lo que el Espíritu de Dios trae a la vista cuando Cristo
empieza a ser revelado en usted. Usted se da cuenta de
que el problema es más que la falta de luz; el problema es
que incluso su luz es oscuridad, que su justicia es “trapos
de inmundicia” (Isaías 64:6), que sus hechos se quedan
cortos de la verdad. Usted no está luchando contra la
oscuridad; usted es la oscuridad contra la que pelea. Por
naturaleza, nosotros somos la oscuridad dentro de la
cual Cristo debe venir y brillar para nuestro
desplazamiento. La Luz le muestra que usted es la
Mentira y trata con usted por medio de la muerte de la
cruz. La cruz de Cristo es el remedio de Dios para la
mentira de la Serpiente.
Números 21:9, “Y Moisés hizo una serpiente de
bronce, y la puso sobre una asta; y cuando
alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la
serpiente de bronce, y vivía”.
El crecimiento espiritual es nada menos que el
desplazamiento de la Mentira al desalojar a ese hombre,
y ser “revestidos del nuevo, el cual es renovado
conforme a la imagen del que lo creó” (Colosenses 3:10).
36
¿Qué Es La Mentira?
Efesios 4:20–25, “Pero vosotros no habéis
aprendido a Cristo de esta manera, si en verdad
lo oísteis y habéis sido enseñados en El, conforme
a la verdad que hay en Jesús, que en cuanto a
vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del
viejo hombre, que se corrompe según los deseos
engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de
vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el
cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la
justicia y santidad de la verdad. Por tanto,
dejando a un lado la falsedad, hablad verdad
cada cual con su prójimo, porque somos
miembros los unos de los otros”. (BLA)
Una traducción literal del versículo 25 se lee:
“Consecuentemente, despojaos de la mentira”, o
“despojaos de lo falso”. Por su contexto, parece que Pablo
está haciendo algo más que recordarles a los efesios que
se refrenen de “decir falso testimonio”. Este pasaje
claramente se refiere a aprender a Cristo y ser
“enseñados en él, conforme a la verdad que hay en
Jesús”. Por medio de la “renovación del espíritu de la
mente”, se les dice a estos creyentes que están
despojados de un hombre y revestidos de Otro.
Conforme la Luz de la Nueva Vida brilla, van siendo
libres de lo viejo y aprendiendo a habitar en lo nuevo,
donde son miembros los unos de los otros.
Consecuentemente, están “despojándose de la Mentira” y
37
La Mentira Y La Luz
tratándose los unos a los otros de acuerdo a la Verdad.
Ellos se están separando de la oscuridad de la obsesión
de sí mismos y relacionándose los unos a los otros como
miembros de un cuerpo, habiéndoseles dado “a beber de
un mismo Espíritu” (1 Corintios 12:13). Están “hablando
la verdad en amor” (Efesios 4.15; BLA) y reconocen que
“el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Corintios
6:17). La Mentira sale del corazón junto con el hombre
adámico. Para los que están en Cristo, conocer la verdad
los hace libres.
38
Capítulo V
Poniéndole Nombre a La Creación.
Previo a la caída, el hombre le puso nombre a la
creación natural de acuerdo a la comprensión que Dios le
había dado de lo que veía.
Génesis 2:19-20, “Jehová Dios formó, pues, de
la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los
cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las
había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los
animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán
nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo
ganado del campo...”.
El nombre que él puso, correspondía a su
entendimiento de lo que allí había y era consistente con
el propósito de creación. Dios aprobó sus nombres, pero
cuando el hombre creyó la Mentira, perdió la perspectiva
39
La Mentira Y La Luz
y el entendimiento divino. Adán cambió “la verdad de
Dios por la mentira...” (Romanos 1:25), no obstante,
lamentablemente, nunca ha dejado de poner sus
nombres. En otras palabras, aunque la Mentira lo ha
privado de una verdadera visión y discernimiento,
continúa identificando y evaluando las cosas de acuerdo
a su ya caída comprensión. Las nombra según su propia
visión, su propia perspectiva. Basado en la observación y
en la experiencia, enormemente corruptas por la
obsesión de sí mismo, “nombra” las cosas en
consonancia al valor que les coloca y de acuerdo a la luz
falsa que llama entendimiento. Él no sólo hace esto en el
campo de lo natural donde alguna vez tuvo perspectiva,
también trata de ponerles nombre a las cosas
espirituales, el ámbito donde nunca ha visto en absoluto.
Con la mente carnal, que por naturaleza es “enemistad
contra Dios” (Romanos 8:7), trata de explicar e
identificar un ámbito y una realidad que sólo el Espíritu
de Dios puede revelar. Lee términos espirituales y les
asigna definiciones adámicas, así, la salvación es mal
entendida y abaratada, y el evangelio de la Vida es
enseñado sólo como otra religión del hombre.
Por ejemplo, le hemos puesto nombre a la justicia;
quiero decir, le hemos asignado nuestra definición, le
hemos adjuntado nuestra comprensión. Le hemos puesto
nombre, la hemos entendido, la hemos reconocido y
enseñado de acuerdo a cómo esta palabra se presenta en
la luz falsa de la mente adámica. En lugar de conocer la
justicia como la vida y naturaleza de Cristo una vez
40
Poniéndole Nombre a La Creación
testificada por la ley mosaica, y que ahora obra por fe en
el alma de los redimidos, la hemos reducido a una lista
de comportamientos aceptables o inaceptables. Para la
mayoría, la justicia involucra una serie de leyes, una
colección de reglas, o las cosas “buenas” que nos
sentimos obligados a hacer como cristianos. Un hombre
dice que es algo que hacemos, otro cree que es algo que
usamos, y para otro es algo que no debemos tomar, tocar
o decir. El punto es que le damos nuestro nombre; la
comprendemos de acuerdo a la Mentira.
Le ponemos nombre al “amor”. ¿Qué es amor?
¿Cómo entendemos y enseñamos el amor en la iglesia?
Por lo general, el amor se enseña como algo que uno
hace o siente que ministra una necesidad. Olvídese de si
hay alguna verdad representada en él, o si corresponde
con el propósito y mente del Señor. No importa que no
tenga nada que ver con lo que el apóstol Juan describe:
Un pueblo que mora en Aquel que es el amor y en el que
sus miembros se relacionan los unos con los otros en la
Luz. Si responde a una necesidad o mueve una emoción,
rápidamente lo llamamos amor.
Aún, cuando la centralidad del hombre es el
elemento común en todos nuestros “nombres”, no
estamos unidos. Raramente estamos de acuerdo entre
nosotros por mucho tiempo, pues somos rápidos para
cambiar nuestras ideas, somos “fluctuantes, llevados por
doquiera de todo viento de doctrina” (Efesios 4:14). Aun
así, nos maravillamos ante la división en el cuerpo de
Cristo y nos avergonzamos de las innumerables
41
La Mentira Y La Luz
denominaciones, ya que hay tantos nombres como
personas colocándolos. No hay dos mentes carnales que
piensen igual, nunca hay acuerdo en la carne; las almas
son totalmente independientes y autónomas entre sí,
hasta que sean llenas del mismo Espíritu e inundadas de
la misma Luz.
A los que empiezan a ver lo nuevo en la Luz, no les
extraña por qué crecer en la verdad incluye la
redefinición de todas las cosas espirituales. No debería
sorprendernos que la manera en que comprendemos
cada término espiritual, necesite ser redefinido en la
“...luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo” (2 Corintios 4:6), porque sea que lo
entendamos o no, todo entendimiento natural nació y se
bañó en la oscuridad de la Mentira. Le hemos puesto
nombre a la comunión, a la iglesia, a la adoración, al
ministerio, al amor, a la fe, a la gloria, al pecado, a la
salvación, a la gracia, a la redención, y todos esos
nombres han sido asignados en la oscuridad. El asunto
no es si creemos en estas cosas, sino si las hemos visto en
la oscuridad de la Mentira, o en la claridad de “...su luz
admirable” (1 Pedro 2:9).
En los días de su carne, Jesús sanó a un hombre que
había sido ciego desde el vientre de su madre. Este
hombre nunca había visto nada, sin embargo, y con toda
certeza, había interactuado con su entorno a lo largo de
su vida. Él se había encontrado sin ninguna duda, con los
árboles, las casas, la lluvia y la luz del sol; había conocido
a sus padres, hermanos y amigos. Yo no sé cómo
42
Poniéndole Nombre a La Creación
funciona esto en la mente de un ciego, pero él debe haber
tenido alguna imagen mental, o concepto, de la
apariencia de las cosas en el mundo. Él se formaba
impresiones o ideas mentales de las cosas del mundo,
basado en lo que sentía, oía, olía y pensaba. Jesús
escupió en la tierra, hizo barro y lo aplicó a sus ojos, y
por primera vez en su vida, vio las cosas tal como eran.
Por primera vez vio en independencia de su propia
imaginación. Aquí voy a hacerle una pregunta: ¿Cuántas
de sus ideas acerca de la apariencia de las cosas piensa
usted que él acertó? ¿Cuántas de sus imágenes mentales,
de su madre, de un aguacero, del bosque... cree usted que
coincidieron con la realidad? Ni una sola. ¿Por qué?
Porque no tenía nada más para trabajar que oscuridad;
hasta que sus ojos funcionaran dejando pasar la luz, sólo
tenía su imaginación. Incluso la mejor de las conjeturas,
sería como un golpe dado en la oscuridad, sería como el
error que se levanta al usar el sentido equivocado para
entender lo que sólo la luz puede mostrar.
Eso es lo que sucede cuando buscamos entender y
“nombrar” algo separados de la Luz de Cristo. Si ese algo
no lo nombra Él, será parte de la Mentira. Si ese algo no
ha sido nombrado en la Luz de Su aparición, ha sido
nombrado en las tinieblas de la mente no renovada. Al
igual que con el primer hombre en el jardín, todo debe
ser traído ante el “Segundo Hombre” para recibir su
nombre; y lo primero y más importante que debemos
permitirle a Él nombrar es, a nosotros. Él nos debe
llamar de acuerdo a la Verdad, incluso antes de que
43
La Mentira Y La Luz
veamos correctamente. Cuando Cristo le pone nombre a
usted, primero lo llama “muerto”, “ciego”; debemos
contar con eso. Antes de que usted entienda el nombre
“hijo”, “redimido”, “novia” o “ciudad”, Él debe mostrarle
que usted es “desventurado, miserable, pobre, ciego y
desnudo” (Apocalipsis 3:17). Ese es nuestro nombre por
naturaleza y Su Luz hará que usted lo reconozca.
Dios primero le muestra a usted, lo que Él ve que
usted es por naturaleza, porque sólo entonces usted
podrá entender, qué es tornarse partícipe de la
naturaleza de Él (2 Pedro 1:4). El entendimiento de lo
que usted es sin Él, es el fundamento sobre el cual Él
empieza a mostrarle lo que usted es en Él. Por tanto,
usted aprende el nombre “muerto”, antes de poder
entender el nombre “resucitado con Cristo”; aprende el
nombre “juzgado”, antes de entender el nombre “acepto
en el Amado”. Él lo llama a usted por su naturaleza,
antes de que usted pueda comprender lo que es ser
nombrado por la de Él. Si Él no le muestra primero la
Mentira, usted la llevará a la iglesia como una
enfermedad y la mezclará con la verdad.
No obstante, Dios nombrará lo que sea que estemos
dispuestos a presentarle. Nos mostrará la verdad acerca
de cualquier cosa que estemos dispuestos a ver. “...en tu
luz veremos la luz” (Salmo 36:9). En Su Luz llegamos a
entender lo que la Mentira le ha hecho al alma del
hombre. Ella nos ha hecho “por naturaleza hijos de ira”
(Efesios 2:3). En nuestra carne “...no mora el bien”
(Romanos 7:18). “...separados de mí, nada podéis hacer”
44
Poniéndole Nombre a La Creación
(Juan 15:5). Solamente en Su Luz comprendemos que
todas las cosas buenas tienen su origen en Dios.
Juan 3:20-21, “Porque todo aquel que hace lo
malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que
sus obras no sean reprendidas. Mas el que
practica la verdad viene a la luz, para que sea
manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.
En la Luz vemos que Él es la realidad y definición de
la justicia, que Él es la sustancia del amor. Estas palabras
no le dan definición a Él, Él es el definidor de estas
palabras. El hombre no entiende a Dios al leer palabras
espirituales, todo lo contrario, el hombre entiende las
palabras espirituales al ver a Dios. Él es el que lleva el
nombre y define la realidad de la verdad, la vida, la gloria
y la salvación. “Mas por él estáis vosotros en Cristo
Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención” (1Corintios
1:30). Tal como dijo Watchman Nee: “Cristo es la suma
de todas las cosas espirituales”1; y se ofrece a Sí mismo a
nosotros, como la Resurrección y la Vida de nuestra
alma. Él se da plenamente a nosotros, y al hacerlo, nos
ofrece Sus nombres. Él otorga Sus nombres a cambio de
los nuestros. Cambiamos “gloria, en lugar de ceniza”
(Isaías 61:3), la muerte por la vida, lo viejo por lo nuevo,
el hijo de Adán por el Hijo del Dios Vivo. Él nombra lo
1
Watchman Nee, Cristo La Suma de Todas las Cosas Espirituales.
(Christian Fellowship Publishers 1973)
45
La Mentira Y La Luz
que le presentemos, y sin embargo, le presentamos muy
poco. En lugar de presentarle, nos aferramos a la
Mentira en todas aquellas áreas en las que estamos
encariñados con nuestros nombres.
Por ejemplo, estamos tan encariñados con el
entendimiento que tenemos de la oración, que estamos
seguros de que no necesita ser renombrada en la Luz.
Nos decimos a nosotros mismos: “Yo oro desde niño. He
leído muchos libros sobre el tema y he visto muchas
oraciones contestadas. Si hay algo que entiendo, es la
oración”. En consecuencia, nos aferramos fuertemente a
nuestro entendimiento, en lugar de presentarlo a Cristo
para que le “ponga nombre”.
Así es con cada concepto o creencia espiritual. Este
podría ser perdón, cielo, ministerio, juicio o cualquier
otro. Estamos tan familiarizados con estas palabras que
estamos muy lejos de cuestionarnos nuestra
comprensión de tales doctrinas fundamentales.
Asumimos que sabemos tanto, que rechazamos la
Verdad en nombre de los hechos. Estamos tan
acostumbrados a las palabras cristianas y manejamos
tantas Escrituras que no suponemos que la Mentira sea
el fundamento de todo lo que llamamos conocimiento.
Es de esta manera que podemos estar “siempre
aprendiendo, y nunca llegando al conocimiento de la
verdad” (2 Timoteo 3:7). Podemos “diligentemente
escudriñar las Escrituras pensando que en ellas hay
vida”, y aún así, “no ir a él para encontrar la vida” (Juan
5:40). Profesamos ser sabios, pero permanecemos
46
Poniéndole Nombre a La Creación
necios, porque “estas cosas están escondidas para los
sabios, y son enseñadas y reveladas a los niños” (Mateo
11:25). Estamos advertidos por Pablo de que “...si alguno
se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe
saberlo” (1 Corintios 8:2).
No estoy hablando de una renuencia a ser corregidos
teológicamente o a ser educados en doctrina, no es a eso
a lo que nos oponemos. Nos resistimos al cambio de la
Mentira por la Persona de la Verdad, porque rehusamos
dejar ir nuestros nombres. Nos gusta la idea de “caminar
en la Luz”, pero no al costo de renunciar a nuestras
mentiras favoritas. Queremos vivir libres de la
esclavitud, pero no si todo el hombre adámico debe ser
circuncidado del alma. Ciegamente, pero desafiantes, nos
oponemos a la intención del Espíritu. Estamos
empeñados contra la cruz, porque demanda la muerte
del primer hombre junto con sus obras, pasiones e ideas
religiosas. No podemos aceptar que el costo de conocer la
verdad, sean nuestros nombres.
Al igual que el hombre que nació ciego, no hay
posibilidad de que separados de la Luz hayamos
nombrado algo correctamente. Cristo es la Vida nueva y
el nuevo Lugar donde vivir, así que debemos comenzar
con la nueva Luz. Todo lo que conservemos: definición,
valor, entendimiento o perspectiva que no haya sido
totalmente renombrada en la Luz de Cristo, o todo lo
llamado cristiano: concepto, doctrina o experiencia a lo
que nos aferremos, tarde o temprano encontrará su
camino al centro de nuestro corazón. Por lo general,
47
La Mentira Y La Luz
estas son las cosas que han sido más familiares e
importantes para nosotros en la religión cristiana, son
los “Ismaeles” que hemos engendrado y amado al no
esperar al hijo de la promesa. Son las torres de Babel que
construimos con oración, tiempo y lágrimas,
procurándonos un nombre espiritual en la tierra.
Cualquier cosa del hombre y de la mente natural que no
haya sido completamente lanzado y abandonado,
permanecerá ahí esperando reclamar su lealtad y
eclipsar su visión de la Verdad de Dios.
48
Capítulo VI
Lo Rojo Y Lo Azul
Aunque
hemos
estado
enfocados
casi
exclusivamente en la Mentira, en última instancia
nuestro objetivo es entender y experimentar la realidad
de la Luz al desplazar la Mentira. Sin embargo, si
comenzamos subestimando el poder y los efectos de la
Mentira, sin saberlo, construiremos verdad sobre ella; y
los hechos que se establezcan sobre un fundamento falso
son carentes de poder.
En este sentido, el cristianismo, independientemente de cuán precisas sean nuestras doctrinas, será
siempre un encuentro sin sentido de palabras, en lugar
de la experiencia del Espíritu de Verdad llenando
nuestras almas de Sí mismo. La Verdad es una Persona,
no palabras acerca de una Persona, y usted llega a
conocer a la Persona que es la Verdad sólo cuando Él
inunda con Su Luz admirable la oscuridad de su alma.
49
La Mentira Y La Luz
¿Ha necesitado usted alguna vez ver y experimentar
el poder de la Verdad? ¿Ha estado usted alguna vez
desesperado por conocer algo más real que su dolor, sus
circunstancias o incluso su yo? Yo he pasado por algunos
momentos difíciles en mi vida, en los cuales luché contra
el miedo y la confusión. Recuerdo que muchas de esas
veces clamé al Señor con las palabras del Salmo 43:
Salmos 43:3, “Envía tu luz y tu verdad; éstas me
guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus
moradas”.
Hubiera querido saber en aquellos momentos de
oraciones, ayunos y plegarias, que antes de que la Verdad
pudiera siquiera corregir mis emociones y superar mis
circunstancias, tenía que mostrarme la mentira que
había saturado mi alma. Había una mentira que era
incluso más profunda que mi dolor. Dicha mentira había
llenado y formado mi percepción, le había puesto un
nombre equivocado a mi mundo, y era demasiado
familiar como para reconocerla. No podía ver el bosque
por los árboles.
Nacido En Un Mundo Rojo
Quizás esta analogía sirva para ilustrarlo. Suponga
que hay un mundo donde todo es rojo. No hay siete
50
Lo Rojo Y Lo Azul
colores en el arco iris, hay sólo uno. Todo es rojo; hay
rojo claro, rojo oscuro, rojo cereza, rojo sangre, rojo rubí,
rojo escarlata, etc. Un solo color en todas sus variaciones.
En este mundo rojo es imposible que una persona
imagine otro color que no sea el rojo, como imposible es
para usted y para mí, imaginar un color que no sea parte
ya de nuestro espectro conocido.
Recuerdo que cuando era niño, traté de descubrir un
color totalmente nuevo. Yo creía que con toda seguridad,
debían existir una multitud de colores esperando ser
descubiertos. No obstante, y a pesar de que lo intenté, mi
mente sólo visualizaba formas y combinaciones de lo que
yo ya había visto. Tomó un poco de tiempo, pero
finalmente decidí que no tenía la habilidad de ver más
allá de lo que mi mente ya había observado.
El hecho es, que como para la mente es imposible
extenderse o crear más allá de lo que sus sentidos
perciben, nadie ha descubierto o inventado un color
totalmente nuevo. La mente del hombre es muy creativa,
pero su creatividad tiene límites. Incluso la criatura más
extraña que el hombre pueda soñar en un cuento de
hadas, es sólo una mezcla, ampliación o modificación de
algo que ya existe: Una araña de veinte patas, una
persona diminuta con alas de colibrí, una avestruz con
cuatro cabezas y colmillos, etc. Extraño, sí;
genuinamente nuevo, no. El hombre simplemente no
puede imaginar o crear más allá del ámbito y de la
realidad en la que ha nacido.
51
La Mentira Y La Luz
Regresemos a nuestra analogía. Una persona que
nace en Mundo Rojo, sólo puede conocer, imaginar y
entender las cosas como alguna variación del rojo. ¿Qué
pasaría, entonces, si alguien se aproxima a un nativo de
Mundo Rojo y le empieza a describir el color azul?
Digamos que una persona que ya ha visto el azul, se
sienta con un nativo de Mundo Rojo y pasa cierta
cantidad de horas explicándole y enseñándole este color
totalmente nuevo. Incluso, si esta persona fuera capaz de
describir perfectamente el azul, escogiera las mejores
palabras para describirlo, la analogía más clara y el
lenguaje más exacto, el oyente sólo sería capaz de
imaginar el azul como una variación del rojo. El rojo es
todo lo que tiene la mente para trabajar, así que,
necesariamente, el concepto de azul entraría en la
imaginación como alguna representación modificada del
rojo. El problema no es que él no se esté esforzando lo
suficiente en entender, es que no tiene como fundamento
la realidad correcta desde la cual comenzar. Si nuestro
hombre de Mundo Rojo intentara borrar sus
presuposiciones e ignorar todas sus previas experiencias
rojas, aún existiría algo más profundo. Existiría el hecho
ineludible de que todo lo que ha visto, imaginado,
conocido y entendido es rojo.
Suponga que después de escuchar por varias horas
este detallado reporte del azul, el hombre de Mundo Rojo
decide que ya entiende. Así que corre a casa, busca su
caja de crayones, varias hojas de papel e intenta bocetar
en azul; y sólo en caso de que algunas de sus ideas estén
52
Lo Rojo Y Lo Azul
equivocadas, dibuja ocho o diez diferentes variaciones de
lo que ahora entiende que es el azul. Entonces trae sus
dibujos al hombre que ya ha visto el color azul, y
orgullosamente despliega su trabajo. Como era de
esperarse, ninguno de sus dibujos es azul; hasta el último
sigue siendo una forma de rojo. Así que, el hombre de
Mundo Rojo, deseando desesperadamente lograrlo, le
dice al otro hombre: “Amigo, dígame por favor, qué parte
de estos dibujos no es azul y yo la arreglo. Señáleme
dónde me equivoqué. ¿Cuál de mis bocetos está más
cerca de ser azul? ¿Este es suficientemente claro? ...o tal
vez este deba ser más oscuro. ¡Tengo una caja completa
de crayones y estoy dispuesto a hacer los ajustes
necesarios!”
Con toda seguridad, usted puede ver el punto que
estoy tratando de demostrar. No estoy hablando de
colores, estoy hablando de la Mentira. Antes de que
hubiera un boceto en papel, ya había un mundo definido
por el color rojo. Está con nosotros. La Mentira es el
color del crayón; la Mentira es el color del papel. La
Mentira es el color en nuestra mente, incluso antes de
que nos sentemos a dibujar en azul. El rojo era el punto
de partida de cada pensamiento de azul. Así funciona la
Mentira en nuestra alma hasta que es rebatida y
desplazada por la Luz. La Mentira es el punto de partida
de cada pensamiento de vida, propósito, verdad, amor...
incluso de Dios. Es el nombre del titular hasta que es
derrocada por la Luz.
53
La Mentira Y La Luz
Estoy haciendo todo lo que puedo, para pintar el
cuadro de un mundo donde todas las cosas son vistas a
través de un lente masivamente distorsionado, porque
ese es el mundo en que vivimos.
Si fallamos en entender el problema, nunca
buscaremos la solución correcta. Independientemente de
nuestras intenciones, las presuposiciones equivocadas
dan a luz conclusiones equivocadas. El problema es
mucho más grande de lo que queremos creer, y la
Solución es mucho mayor de lo que nosotros mismos
creemos necesitar. Nuestra necesidad de Cristo es mucho
más grande de lo que suponemos. Por lo tanto, antes de
que tratemos de conocerlo a Él como nuestra Vida y
nuestra Luz, debemos reconocer que la mente del
hombre adámico caído, es el lugar de residencia de la
mentira de la Serpiente; así ha sido desde el principio.
Pese a cualquier afirmación que lo contradiga, el
hombre se tragó la Mentira y juzgó que podía tener vida,
propósito, sabiduría, relevancia y destino independiente
de Dios. Esa es la Mentira que corre por nuestras venas.
Ella llena nuestras mentes con ideas, se mueve con
nosotros en cada circunstancia y relación, nos acompaña
a los estudios de la Biblia, a los sermones del domingo y
a las reuniones de oración. Todo lo pinta de rojo. Creer
en azul, enseñar sobre azul y tratar de vivir por el azul,
no cambia nuestro color. Podemos construir escuelas
azules, congregarnos en iglesias azules y proclamar
realidades azules, pero si la Luz de Azul no desaloja y
destruye todo lo rojo, no hemos cambiado realmente o
54
Lo Rojo Y Lo Azul
llegado a conocer el poder y la Persona de nuestra
salvación.
¿Por qué esto es tan difícil de entender y creer para
la mente natural? Porque Cristo es un color que nunca
antes hemos imaginado. En todos los sentidos, Él es un
color que ninguna mente roja puede conocer hasta que el
azul empiece a brillar.
1 Corintios 2:12-14, “Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que
proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios
nos ha concedido, lo cual también hablamos, no
con palabras enseñadas por sabiduría humana,
sino con las que enseña el Espíritu, acomodando
lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu
de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir
espiritualmente”.
Gracias sean dadas a Dios, porque nuestra salvación
corresponde al entendimiento de Dios de nuestra
necesidad. Él nos ha dado a través de la cruz del Señor
Jesucristo, la muerte que nosotros nunca habríamos
podido morir, la vida que nosotros nunca podríamos
vivir, y la Luz por medio de la cual llegamos a conocer y
morar en todo lo que Dios ha consumado.
55
La Mentira Y La Luz
Capítulo VII
Introducción a La Luz
Al igual que con la Mentira, la Luz (o la Verdad, yo
uso estos términos como sinónimos) es mucho más que
una creencia. También es como un lente a través del cual
se llegan a ver todas las cosas.
La Mentira es el engaño del Padre de Mentiras que
obra en la mente del hombre caído. La Verdad es la
perspectiva del “Padre de las luces” (Santiago 1:17) que
hace resplandecer Luz en su corazón y lo trae a Su
perspectiva; “En Su Luz, vemos la luz” (Salmos 36:9).
Esta Luz es el entendimiento y la perspectiva del Señor,
que obra en el alma del hombre a través de la renovación
“...en el espíritu de vuestra mente” (Efesios 4:23). Llega
a ser la perspectiva espiritual en la cual y por la cual
usted vive. Pablo dice: “...y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios” (Gálatas 2:20).
56
Introducción a La Luz
Estas no son palabras en un papel, teologías en una
cabeza, doctrinas en un corazón o testimonios en una
boca; pueden ser proclamadas o descritas así, no
obstante, son en primer lugar, una Persona que
comparte “la Luz de la Vida” (Juan 8:12) con usted.
La Verdad es una Persona en quien usted, primero
que nada, debe nacer.
Juan 3:5-6, “Respondió Jesús: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es
nacido del Espíritu, espíritu es”.
Más que eso, la Verdad es una Persona en quien usted
debe aprender a permanecer o no hará nada de
relevancia espiritual.
Juan 15:5, “Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada
podéis hacer”.
La Verdad es la Palabra de Dios, y Él es “...viva y
eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos, que
penetra hasta partir el alma y el espíritu...” (Hebreos
4:12). Con esta “espada” Él corta un hombre y establece
Otro. Él “...quita lo primero, para establecer esto
57
La Mentira Y La Luz
último” (Hebreos 10:9). Conocer la Verdad siempre obra
en nosotros hacia el incremento de la Verdad y nuestro
decrecimiento; tal como el incremento de cualquier luz
suplanta necesariamente la oscuridad.
Nosotros que estamos en Él, debemos llegar a ver
todas las cosas en Su Luz conforme somos “renovados en
el conocimiento, de acuerdo a la imagen del que nos
creó” (Colosenses 3:10). De esta manera llegamos a
conocer la Verdad y a ser hechos libres de nosotros
mismos y de nuestra esclavitud a la Mentira.
Despertamos de un sueño rojo que estábamos seguros
era azul, y aprendemos a “andar en luz, como él está en
luz” (1 Juan 1:7). En esta Luz entendemos que los que
hemos muerto con Él, estamos ya resucitados y
escondidos juntamente con Él en el Padre. Así, conforme
Él es revelado por el Espíritu, vamos viendo como Él ve y
“conociendo como somos conocidos” (1 Corintios 13:12).
Colosenses 3:3-4, “Porque habéis muerto, y
vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando (en griego “hotan”; literalmente: “cada
vez”) Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces
vosotros también seréis manifestados con él en
gloria”.
Esta Escritura no describe un evento futuro. Declara
un presente y continuo descubrimiento de Cristo,
nuestra vida. La gloria que se menciona aquí no es un
lugar o tiempo distante, es nuestra presente realidad y
58
Introducción a La Luz
relación con el Señor de gloria que nos ha dado Su
Espíritu. Es la misma gloria que dice Pablo que vemos “a
cara descubierta” cuando miramos en el espejo de Dios.
2 Corintios 3:18, “Pero nosotros todos, con el
rostro descubierto, contemplando como en un
espejo la gloria del Señor, estamos siendo
transformados en la misma imagen...” (BLA)
Es la gloria a la que Cristo nos ha traído al unirnos a Sí
mismo y hacernos “un espíritu con él” (1 Corintios 6:17).
Juan 17:22, “La gloria que me diste, yo les he
dado, para que sean uno, así como nosotros
somos uno”.
En esta gloria somos hallados y aprendemos a
permanecer, conforme Cristo, nuestra vida, es revelado.
La Luz nos enseña la Vida de Dios que reside en el alma
del hombre, y obra en nosotros para conformarnos a Su
imagen. Esto es mucho más que la religión cristiana; es
Cristo mismo.
Una Pregunta Común
En la Luz, los corazones empiezan a distinguir entre
la religión muerta y el Cristo vivo. Reconocen que “la
59
La Mentira Y La Luz
vida de Jesús” está destinada a ser “manifestada en
nuestra carne mortal” (2 Corintios 4:11), y la primera
pregunta que casi todos hacen es, “¿cómo?” Ellos no
tienen duda de lo que están empezando a ver, pero
ninguno entiende cómo obra. Yo recuerdo claramente el
pensamiento: “Ahora entiendo que la bondad no es algo
que yo hago, que la justicia no es algo que yo hago, estas
son cosas que Él es y cosas que deben obrar en mí; pero...
¿cómo voy a hacerlas? O, ¿cómo hago que Él las haga? O,
¿cómo sucede esto?”
Tal vez, la mejor manera de empezar a responder
esta pregunta sea, mirando hacia atrás a la Mentira.
¿Cómo obraba la Mentira en usted? ¿Usted en algún
momento tuvo que aprender a expresar la Mentira? ¿Fue
necesario que usted tomara clases o se ejercitara en la
disciplina de pensar, desear y actuar conforme a la
Mentira? Su respuesta va a ser: “NO”. ¿Por qué? ¿Por
qué era tan fácil? ¿Por qué no requería ningún esfuerzo?
Porque sólo se trataba de vivir de acuerdo a lo que usted
sabía que era real; era un asunto de naturaleza. Usted
vivía de acuerdo a su consciencia de su estado de
existencia. No tenía que idear algo, porque ya estaba ahí.
No tenía necesidad de ocuparse en algo, porque eso ya
obraba en usted. No trataba de creer algo, porque usted
naturalmente ya estaba muy convencido. Vivir la Mentira
era una obra instintiva de lo que ya era real en usted y su
consciencia de eso.
Con esto, usted puede empezar a entender algo del
poder de la Luz. Tenemos mucho que decir sobre esto,
60
Introducción a La Luz
pero puesto de manera sencilla sería, que la Luz es la
consciencia dada por Dios de nuestro verdadero estado
de existencia; en otras palabras, es la consciencia de lo
que Dios ha hecho en Cristo. Es la consciencia y
entendimiento de Dios de la vida nueva, resurrección,
libertad, reconciliación, unión, propósito, etc. No es “la
mente sobre la materia”; es el Espíritu de Dios obrando
en usted, con el fin de mostrarle la realidad de la obra
consumada de Dios en Cristo. No es verdadera porque
usted se obligue a sí mismo a creer en ella; es verdadera,
porque usted nació de Su Espíritu y ha venido a
participar de Él. El hecho de que no creamos es
precisamente el problema.
La Luz Nos Lleva a La Fe
El Espíritu de Dios es quien obra en nosotros el
milagro de fe, por medio de la cual vemos como Él ve y
“conocemos como somos conocidos” (1 Corintios 13:12).
Cuando Su luz brilla, venimos a una experiencia de fe.
¿Qué es fe? Contrario a lo que muchos creen, fe no
es lo que usted y yo creemos acerca de algo. No es una
creencia, no es confiar, no es esperanza. Alguien podría
decir: “Yo tengo la fe de que Dios será capaz de dividir el
océano”; pero eso no es fe. Esa es una creencia, algo que
usted cree que Dios puede hacer. Otro podría decir: “Yo
tengo la fe de que Dios levantará un líder honorable para
61
La Mentira Y La Luz
nuestra nación”; pero eso tampoco es fe. Eso es
esperanza, un deseo, algo que a usted le gustaría que
sucediera. Otro más podría decir: “Yo tengo la fe de que
Dios siempre proveerá para mis necesidades materiales”;
de nuevo, eso tampoco es fe. Eso es confiar, algo en lo
que usted depende de la mano de Dios.
Entonces, ¿qué es fe? Fe es la mente de Cristo
operando en su alma. Es la visión de la realidad
espiritual que se presenta a los ojos del corazón, tras la
revelación de Cristo. Es el ver o mirar espiritual que le es
dado a usted por el Espíritu. Más que eso, en realidad es
el mirar del Espíritu, es la perspectiva del Espíritu escrita
en su corazón.
Jeremías 31:33, “Pero este es el pacto que haré
con la casa de Israel después de aquellos días, dice
Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en
su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me
serán por pueblo”.
Así que, cuando la Escritura habla que el Espíritu de
Dios revela la verdad, no debemos entender que la Luz
de Dios opera para ayudarnos a creer ese algo que es
verdadero. La fe es algo mucho más significativo. No es
confianza en ese algo que es verdadero, ni tampoco
nuestro entendimiento de las cosas espirituales. Todo lo
contrario, es el entendimiento del Espíritu siendo escrito
en el corazón por el dedo de Dios. La fe es algo
totalmente sobrenatural. Ella existe en nosotros sólo
62
Introducción a La Luz
donde la Luz de la Vida ha brillado y nos ha llevado a Su
mente. Obra en nosotros, de tal manera, que la verdad
conforme está en Cristo progresivamente se va tornando
la verdad conforme está en nuestra alma.
Tomando Consciencia de Nuestro Estado de
Existencia
Pensemos de nuevo en el primer capítulo.
Comenzamos viendo a Adán como el primer hombre;
creado por Dios y colocado en el mundo con perfecta
consciencia de su estado de existencia. Era el deseo de
Dios que ese hombre experimentara plenamente su
estado de existencia, y con ese fin, le dio perfecta
consciencia de ello.
En otras palabras, Dios colocó a Adán en la creación
natural y le dio lo necesario para vivir en la plenitud de
ese mundo. Le dio luz natural, cinco sentidos y una
mente física perfecta para que pudiera experimentar,
disfrutar, entender, nombrar, gobernar y participar
plenamente de dicha creación. Sin la consciencia de su
creación, Adán no habría podido vivir en lo bueno de
ella. Es más, ¿qué nombre le ponemos nosotros a una
deficiencia en la consciencia de nuestro estado de
existencia? Lo llamamos discapacidad o minusvalía.
¿Qué significa ser discapacitado o minusválido? Significa
que en alguna de las capacidades del hombre, sea la
63
La Mentira Y La Luz
vista, la audición, física o mental, la persona no está
plenamente consciente, o en contacto con su estado de
existencia. A uno lo llamamos ciego, a otro sordo, a otro
paralítico, pero en cada uno hay una desconexión en su
consciencia del mundo, o en su relación con el mundo.
Hay una incapacidad de experimentar y vivir en lo bueno
de todo lo que es real en su entorno.
La Luz de Cristo que brilla en nuestra alma, obra de
la misma manera. Ella hace que tomemos consciencia de
nuestro verdadero estado de existencia; hace que
sepamos dónde estamos. Nosotros, los que hemos nacido
de arriba, que hemos sido unidos al Señor y llevados a la
casa del Padre, permanecemos la mayor parte
enormemente inconscientes de nuestro estado de
existencia espiritual. Es imposible que separados de la
Luz que nos lleva a la verdadera fe, ocupemos la Tierra a
la que Dios nos ha introducido. Esa fue la historia del
Israel del Antiguo Pacto; esa fue la historia de Abraham
antes de ellos. Dios le dijo a Abraham que saliera de un
país, de una parentela y de la casa de su padre, y fuera a
una herencia que Él le mostraría. Así es como Dios nos
llama a usted y a mí. Él nos llama de un género, de una
creación, de una familia, y nos lleva a otra. Nos llama a
una herencia que sólo puede ser mostrada a nosotros.
Es el éxodo de un hombre a Otro. Es el llamado a
salir de un ámbito, para permanecer en otro que es
revelado progresivamente. Al igual que Abraham,
debemos caminar a lo largo y ancho de esta tierra
llamada Cristo. El Espíritu nos lleva en este camino de fe,
64
Introducción a La Luz
donde llegamos a saber “...las cosas que Dios nos ha
concedido” (1 Corintios 2:12); llegamos a verlo a Él como
nuestro “sobremanera grande galardón” (Génesis 15:1).
Esta fue la jornada de Abraham en tipo y sombra, y es la
nuestra en espíritu y en verdad.
Si lo que Dios ha hecho real a través de la cruz del
Señor Jesucristo no nos es mostrado por la Luz, nunca
podremos experimentar nuestro verdadero estado de
existencia, ni permanecer donde no nos vemos a
nosotros mismos estar. Aunque estamos en la Verdad, a
menudo la Verdad no opera en nosotros. Tenemos
“...vida juntamente con Cristo...y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:5-6), y sin
embargo, sólo buscamos poseer la tierra.
65
La Mentira Y La Luz
Capítulo VIII
El Juicio de Adán
Creer la Mentira no fue sólo un acto de
desobediencia, por causa del cual Dios maldijo a Adán;
ni tampoco fue sólo una prueba que falló. Fue la elección
de tomar para sí lo que la Serpiente le ofrecía, y la
Serpiente le ofreció una Mentira.
Tal como hemos visto, el hombre inmediatamente
después comenzó a vivir por medio de esa Mentira. En
seguida, ésta empezó a darle forma a todo lo que él
conocía, quería y temía. Definió todo aquello por lo que
el hombre viviría, trabajaría, e incluso mataría. Adán
había caído de un propósito y dicho propósito nunca
sería hallado nuevamente. Un día se le ofrecería a la
humanidad un propósito, pero nunca de nuevo en Adán;
no en ese hombre, no ese propósito. El hombre vendría
al propósito en otro Hombre: Aquel, que como el
“postrer Adán” (1 Corintios 15:45), traería al hombre
66
El Juicio de Adán
caído a su final señalado, y se ofrecería a Sí mismo como
la Resurrección y la Vida. A través de la cruz, el hombre
sería “...librado de la potestad de las tinieblas y
trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13).
Como partícipe de Cristo, el hombre fue más que
perdonado, pues participa del “... propósito eterno que
hizo en Cristo Jesús nuestro Señor” (Efesios 3:11).
Es fundamental entender que el hombre adámico y
su creación, habiendo caído del propósito, fueron
destinados a encontrar el final que Dios había designado
para todos los que comieran del árbol del conocimiento
del bien y del mal; Adán y su creación debían morir. Y
fue lo que sucedió. Por supuesto que Adán y Eva
experimentaron la muerte física, pero no creo que esta
fuera la cita con la muerte que Dios tenía en mente.
Algunos años después la muerte visitó toda la tierra en el
diluvio (Génesis 7:23), pero esta tampoco era la muerte
de la que Dios había hablado. Finalmente, “en el
cumplimiento del tiempo” (Gálatas 4:4), la muerte se
tragó a toda la raza adámica en el cuerpo de Jesucristo
en la cruz. Nosotros “hemos muerto con Cristo”
(Colosenses 2:20), fuimos “bautizados en su muerte”
(Romanos 6:3), y “sepultados con él” (Colosenses 2:12).
Es más, esto fue lo que Jesús predijo mientras caminaba
hacia Jerusalén por última vez.
Juan 12:31-32, “Ahora es el juicio de este
mundo; ahora el príncipe de este mundo será
67
La Mentira Y La Luz
echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra,
a todos atraeré a mí mismo”.
En la muerte de Uno, los muchos vinieron a juicio;
“...uno murió por todos, por consiguiente, todos
murieron” (2 Corintios 5:14). Aquí es donde el primer
hombre encuentra su final destinado, y en la
resurrección, Dios empieza un Nuevo Día, el eterno día
del Señor, con un Nuevo Hombre, un nuevo amanecer,
un nuevo género. Satanás, el “engañador” y “gobernador”
del mundo, fue echado fuera y no tiene lugar en la nueva
creación de Dios en Cristo.
Entendiendo el Final de Adán
Cuando la Escritura declara que Adán murió en la
cruz, es obvio que no está describiendo un final físico de
la humanidad adámica. Lo que en realidad describe, es
algo mucho más significativo que la destrucción de la
carne o el final de una especie: Adán se encontró con un
juicio en la cruz. La palabra juicio es a menudo muy mal
entendida. Contrario a como es usada regularmente, no
es sinónimo de castigo. Cuando una persona va a la corte
se le hace un juicio; el juicio es donde la verdad es
separada de las mentiras y la culpa de la inocencia. En el
juicio usted obtiene una división o resolución, entre el
bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, lo legal y lo
68
El Juicio de Adán
ilegal. El castigo, por otro lado, es lo que se les adjudica a
los que son juzgados culpables de un crimen; es la pena
por infractores. La diferencia es importante.
Dios estableció en la cruz una gran división: La
muerte fue separada permanentemente de la vida, lo
viejo de lo nuevo, la oscuridad de la luz. Todas las cosas
de lo “primero” (el primer hombre, la primera creación,
el primer pacto) fueron apartadas para siempre de lo
“segundo”. Es en este sentido que la cruz de Jesucristo
fue “el juicio de este mundo” (Juan 12:32). Todo lo que
había quedado corto de la gloria de Dios, fue expuesto
como pecado y separado eternamente de Él. En la cruz
fue revelado el juicio de Dios, y manifiestamente
separada la justicia de Dios de la injusticia de Adán.
Romanos 1:16-18, “Porque no me avergüenzo
del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío
primeramente, y también al griego. Porque en el
evangelio la justicia de Dios se revela... Porque la
ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres...”
Dios no tuvo que destruir el planeta para juzgar al
mundo, la cruz es mucho más devastadora que la
destrucción de la tierra, pues ella separa para siempre lo
vivo de lo muerto. A través de la cruz, Dios declaró vivo
sólo a un Hombre, el Hombre que es la “Resurrección y
la Vida” (Juan 11:25); todos los demás están “muertos en
69
La Mentira Y La Luz
delitos y pecados” (Efesios 2:1). Ahora, si algún hombre
desea vivir, debe vivir en y por medio del único Hombre.
Juan 5:25, “De cierto, de cierto os digo: Viene la
hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz
del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán”.
Juan 6:53, “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os
digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”.
Juan 3:36, “El que cree en el Hijo tiene vida
eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá
la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.
Gálatas 2:20, “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe
del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí”.
Aunque Adán y su género continúan en la tierra,
deben “nacer de nuevo” (Juan 3:3), “nacer del Espíritu”
(Juan 3:7), “nacer en Sión” (Salmos 87:5), para cruzar
esta gran división hacia el lado de Dios. Dios habiendo
eternamente separado de Sí mismo lo primero, ahora
sólo tiene relación con el Segundo Hombre y con los que
viven “en Cristo”. Esta frase, “en Cristo” o “en Él”, es la
frase más recurrente en todo el Nuevo Testamento, pues
70
El Juicio de Adán
los apóstoles entendieron nuestra salvación como el
dejar atrás a un hombre para permanecer en Otro.
Adán está muerto a Dios, “...muerto en pecados y en
la incircuncisión de la carne” (Colosenses 2:13). Está
muerto en sí mismo, pues no tiene vida espiritual. Está
juzgado, permanentemente cortado de Dios como
género. No obstante, Adán es aún, una naturaleza muy
activa y funcional en la tierra. Es, de hecho, la única
naturaleza que obra en aquellos que no han nacido de
nuevo del Espíritu de Dios. Y es la naturaleza que
continua obrando en los cristianos, cualquiera que sea la
medida en que no nos hayamos despojado de lo primero,
y por la renovación del espíritu de la mente, revestido de
lo nuevo (Efesios 4:22-24).
¿Por Qué Actuamos Como Adán?
Toda esta discusión de Adán y su juicio, es para que
entendamos mejor la naturaleza del primer hombre que
vive por la Mentira. Esa naturaleza, en realidad, está
muerta a Dios, juzgada por Dios, alienada de Dios. Sin
embargo, está activa y floreciente, incluso en el alma de
los redimidos, cualquiera que sea la medida en que no
haya sido destruida por la Luz en la revelación de Cristo.
Si usted ha nacido de nuevo, usted ya no es Adán por
naturaleza: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es;
las cosas viejas pasaron, he aquí, todas son hechas
71
La Mentira Y La Luz
nuevas” (2 Corintio 5:17). Sin importar como se sienta,
que haya hecho, o que comprenda o no por medio de la
fe, usted a través de la muerte, sepultura y resurrección
de Cristo, y sin ninguna duda, ha hecho un éxodo de lo
“primero” a lo “segundo”. Dios lo conoce y se relaciona
con usted de acuerdo a lo que Él ha hecho y a lo que es
real y verdadero en Cristo. En relación a usted, Él no
reconoce lo que ha juzgado y quitado de Sí mismo. Por lo
tanto, “ninguna condenación hay, para los que están en
Cristo Jesús” (Romanos 8:1). No obstante, lo que Dios ha
quitado a través de la cruz, continuará obrando en su
alma y definiendo su realidad, hasta que la Luz brille y
desplace las tinieblas. Aunque haya nacido del Espíritu
de Dios, usted caminará en la Mentira en la medida que
los ojos de su corazón no hayan visto la obra consumada
de Dios.
Los creyentes con frecuencia preguntan: “Si Adán
está muerto y yo soy una nueva creación en Cristo, ¿por
qué todavía actúo como Adán? Adán parece estar muy
vivo en mí”. El problema no es que Adán se las haya
ingeniado de algún modo para escapar del juicio; el
problema es que nosotros malentendemos la muerte de
Adán. Leemos la palabra “muerte”, e inmediatamente
asumimos que implica cesación de actividad. No nos
equivoquemos, Adán está completamente sin Vida y
juzgado por Dios, aún así, usted y yo, quienes hemos
nacido de nuevo, comenzamos nuestra vida en Cristo con
ceguera espiritual y con una mente adámica infestada de
la Mentira. En realidad, no es muy diferente a la manera
72
El Juicio de Adán
cómo entra un bebé al mundo. Un recién nacido sale
completamente vivo del vientre de la madre. Él o ella, no
tiene necesidad de más vida; ese no es el problema. Su
mayor deficiencia y debilidad, es que no tiene ni la más
remota comprensión de la vida que tiene, ni del ámbito
en el cual ha nacido. Sólo tiene una ligera comprensión
de la vida en el vientre, la cual, ahora le resulta
completamente inútil e irrelevante para crecer y
desarrollarse en la tierra.
Así es como nosotros empezamos en Cristo. ¡Ojalá
nos aproximáramos a nuestro nuevo nacimiento con tal
consciencia de nuestra ignorancia y desesperada
necesidad de Luz! Aunque hemos nacido de Su Semilla y
participamos de Su naturaleza, la mente adámica es
completamente inútil e irrelevante para crecer y
prosperar en Cristo. Peor que eso, “la mente carnal es
enemistad contra Dios” (Romanos 8:7), por tanto, hasta
que la Luz de Dios nos enseñe a la Persona y el ámbito en
el cual hemos nacido, viviremos por la Mentira que
hemos conocido.
De manera muy simple: Usted actúa como Adán,
porque la Mentira sigue siendo más real para usted que
la Luz. Usted actúa como Adán, porque aunque ha
nacido de la Verdad, la Mentira sigue siendo el lente a
través del cual usted conoce la mayoría de las cosas.
Crecer en Cristo no es un asunto de tener más de algo
que no se tiene; usted nunca tendrá más de Cristo de lo
que tiene en el momento del nuevo nacimiento. Crecer
en Cristo es aprender a la Persona, el Lugar dentro del
73
La Mentira Y La Luz
cual ha nacido y permanecer en Él. La madurez espiritual
implica que la Luz le muestre a usted, qué y dónde está.
Hasta que brille, continuaremos actuando como Adán,
pues su Mentira es todo lo que conocemos.
74
Capítulo IX
Caminando En La Luz
Tal vez el mayor obstáculo para el crecimiento
espiritual es, iniciar el viaje ignorando la obra
consumada de Dios en Cristo. Por desconocer lo que
Dios ha hecho, inevitablemente nuestro caminar con Él
se convierte en una serie de malentendidos. Buscamos
ser algo que no podemos, ofrecerle a Dios lo que Él ya
rechazó, llegar a un lugar donde ya estamos o subir una
escalera espiritual que no existe. El clamor universal de
la mente no renovada es: “Dios, enséñame a vivir para
ti”; pero Dios no desea tal cosa. Si tuviéramos en
nosotros mismos la manera de vivir aceptablemente
delante de Dios, Él nunca habría dado a Su Hijo como la
Vida y la Luz del alma humana.
El amor de Dios por usted es mucho más grande que
perdón y entrenamiento conductual. El amor de Dios es
75
La Mentira Y La Luz
la Vida misma de Dios dada al alma humana. Pablo
escribe: “...porque el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado” (Romanos 5:5). Entonces, no se trata de adquirir
algo que no tengamos, o intentar ser algo que no seamos.
El crecimiento espiritual es aprender “las cosas que Dios
nos ha concedido” (1 Corintios 2:12) para poder caminar
por Su Espíritu: “Si vivimos por el Espíritu, andemos
también por el Espíritu” (Gálatas 5:25).
Crecer en Cristo no es obtener más Vida, sino más
bien, caminar más y más en la Luz por medio de la cual
llegamos a conocer, experimentar y expresar la Vida que
nos ha sido dada por Dios. Cristo, quien está en nosotros
por el nuevo nacimiento, debe llegar a “habitar en
nuestros corazones por la fe” (Efesios 3:17). Esta era la
oración de Pablo por la iglesia de Éfeso.
Para crecer en Cristo debemos caminar en Su Luz,
pero esta Luz no es una doctrina cierta o una creencia
correcta; no consiste en palabras. Ella, sin duda, forma
doctrina y causa creencia, y con el tiempo, su brillo afecta
todo entendimiento, acción, e incluso emoción, pero es
algo mucho más sobrenatural que un entendimiento
correcto. De hecho, llegar a ver en la Luz no redundará
en la corrección de su perspectiva, sino en la consciencia
de la de Cristo. Es más que una mejor perspectiva, es un
mejor Hombre, en cuya consciencia de lo que es real
usted llega a vivir y a permanecer. Esta Luz obra en su
alma la consciencia de lo que Dios ha hecho en Cristo;
hace que lo que Dios ha consumado sea la experiencia
76
Caminando En La Luz
de su corazón. Alinea “el espíritu de su mente” (Efesios
4:22) con el de Él. Esto es lo que la Escritura llama
“renovación de la mente”, o “la mente de Cristo”; cuando
los que hemos nacido de Su Espíritu venimos a Su
consciencia de lo que es real en Su Hijo.
Esto no es un despertar a la idea de que usted es
Dios, o el descubrimiento de una “chispa divina” en su
interior, o cualquier otra tontería. Es que la Verdad
conforme está en Cristo, se torna la Verdad en su
corazón. Es el Espíritu de Dios “guiándolo a toda verdad”
(Juan 16:13), “enseñándole a usted todas las cosas” (Juan
14:26), “diciéndole lo que es [de Cristo] y declarándoselo
a usted” (Juan 16:14). Es el Espíritu del Señor
despertando su alma a la realidad tal como Dios la
conoce,
y
consecuentemente,
“destruyendo
especulaciones y todo razonamiento altivo que se
levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo
pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo” (2
Corintios 10:5; BLA).
“...Despiértate, tú que duermes, y levántate de los
muertos, y te alumbrará Cristo” (Efesios 5:14). La
renovación de la mente no es la memorización de
versículos bíblicos, o adoptar la cosmovisión cristiana. Es
lo que sucede en nuestro corazón, cuando le permitimos
al Espíritu de Dios mostrarnos la verdad y sustancia de
nuestra salvación, la cual es una Persona. La salvación
no es algo que Cristo le da a usted, es Cristo dado a
usted. Por lo tanto, el verdadero crecimiento espiritual
77
La Mentira Y La Luz
comienza, cuando este Cristo empieza a ser revelado en
usted (Gálatas 1:16).
Así que, cuando la Biblia habla de la verdad que obra
en el alma, habla de un encuentro con una Persona.
Usted crece en el conocimiento de Dios, conforme la Luz
de la Persona de su salvación comienza a brillar en usted.
Por causa de la obra consumada de Dios en la cruz, Él
puede resplandecer ahora “...en nuestros corazones,
para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios
en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6). Aquel que ya es
la vida de su alma (Colosenses 3:4), debe convertirse en
la Luz por medio de la cual usted camina.
De nuevo, ésta es mucho más que un sistema de
creencias o un credo doctrinal. No es un código moral o
un ejemplo a seguir; es una Persona. Tampoco es que
usted trate de ser como una persona, trate de complacer
a una persona o trate de seguir las órdenes de una
persona. No es que usted trate de hacer algo; es la
Persona del Señor Jesucristo buscando conformarlo a
usted a Sí mismo. Él es la Vida en su alma, y como la Luz
de la Vida, está trabajando en usted para mostrarle lo
que es real; está haciendo resplandecer la Luz de Su
Vida, para revelarle lo que la cruz ha destruido y lo que
permanece. En este sentido el juicio de Dios, la
separación entre lo vivo y lo muerto, llega a ser obvio a
los ojos de su corazón.
En un lado, usted ve lo que está muerto para Dios.
Usted ve lo que Él ha quitado, y sin esfuerzo, eso empieza
a caer lejos de su corazón. Usted se percata de lo que no
78
Caminando En La Luz
es parte de Él, y cómo usted es cada vez más “hallado en
él” (Filipenses 3:9), eso cesa de hallarse en usted. Usted
se “despoja del viejo hombre con sus hechos”
(Colosenses 3:9). En el otro lado, usted ve a la Persona
de la Vida, y empieza a entender que Él es la Vida de su
alma y que tiene sentido permanecer en Él. Lo conoce
como la Verdad y puede caminar en Su Luz. De esta
manera, usted empieza a “...asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús” (Filipenses 3:12), y la
Mentira es expulsada de su corazón.
La Luz es una Persona que vive en su alma, pero
nosotros muy a menudo, asumimos que son
instrucciones, guía y creencias. Pensamos que la Luz de
Dios es Su asesoramiento y asistencia. Buscamos Luz
para que nos muestre adónde ir, qué decir o qué hacer.
Venimos a la cruz por salvación e inmediatamente
pedimos que la Luz nos enseñe a vivir; pero ya hemos
contradicho nuestra salvación. La Luz de Dios no obra de
esa manera, ella no le muestra a usted cómo vivir; ni
siquiera lo deja vivir. A fin de ganar Su Vida, nosotros
perdemos la propia. A fin de encontrar Su vida, nosotros
morimos a nosotros mismos.
Mateo 16:25, “Porque todo el que quiera salvar
su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida
por causa de mí, la hallará”.
Lucas 14:26, “Si alguno viene a mí, y no
aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y
79
La Mentira Y La Luz
hermanos, y hermanas, y aun también su propia
vida, no puede ser mi discípulo”.
Si nosotros realmente deseamos conocer la Verdad y
caminar en el Espíritu, la Luz rápidamente nos mostrará
que ahora “...ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”
(Gálatas 2:20).
Así, cuando Dios guía a una persona a caminar en la
Luz, no apunta hacia una dirección a la que ellos deben
ir, no les dice qué deben hacer, no comparte un sistema
de valores a los cuales deben afiliarse, ni educa en
teología. Cuando Dios nos enseña a caminar en la Luz,
hace brillar la Luz de Su vida desde el interior del
corazón para conformar nuestra alma a Sí mismo.
2 Corintios 4:3-6, “Pero si nuestro evangelio
está aún encubierto, entre los que se pierden está
encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó
el entendimiento de los incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de
Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos
predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo
como Señor, y a nosotros como vuestros siervos
por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que
de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que
resplandeció en nuestros corazones, para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios
en la faz de Jesucristo”.
80
Caminando En La Luz
La luz no es como un chispazo que nos muestra lo
que viene o dónde necesitamos dar vuelta. La Luz que
Dios hace brillar, es la Luz de Su conocimiento, Su vista,
Su entendimiento, perspectiva, realidad, consciencia. Es
como ve Dios todas las cosas, tal y como son en Cristo, y
brilla donde Él ha venido a residir. Ella brilla en Su
templo, en Su ciudad, en Su casa, en Su “lugar de
descanso” (Isaías 66:1). Él no resplandece en su día, en
sus planes o en su lugar secreto de oración; resplandece
en su corazón, así usted podrá ver como Él ve, conocer
como Él conoce, vivir como Él vive, caminar como Él
camina. Llegamos a caminar en la Luz como Él está en la
Luz y experimentamos la comunión. Comunión no es
que dos cristianos compartan una pizza, comunión no es
que dos vivan como uno, sino dos compartiendo la
misma Vida y caminando en la misma Luz. “Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo
en Dios” (Colosenses 3:3). Usted nunca conocerá la
verdadera comunión, a menos que esa comunión sea en
la Luz.
Nosotros debemos dejar la idea de que la Luz nos
dice qué hacer, porque eso es parte de la mentira. La Luz
de Dios hace que usted vea, conozca y se torne en una
vasija, para el que vive en usted. Usted no deja de existir,
es transformado en la misma imagen al mirar; “...a cara
descubierta como en un espejo la gloria del Señor...” (2
Corintios 3:18). Somos cambiados en una vasija que
crecientemente exhibe un Tesoro (2 Corintios 4:7).
Nosotros llevamos “...en el cuerpo siempre por todas
81
La Mentira Y La Luz
partes la muerte de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Corintios
4:10). Es así como somos conformados a la imagen de
Cristo.
Conformación a Cristo
La conformación a la imagen de Cristo no es por
medio de una sumisión exterior u obediencia externa,
sino por una metamorfosis interna que llega a tener
expresión externa. “Porque de la abundancia del
corazón, habla la boca” (Matero 12:24). Habiendo
nacido de Su Espíritu, nuestra alma toma Su semejanza
cuando es inundada de Su Luz. Es como un globo que
lleva la imagen del aire que lo llena, o una bandera
movida y regida por el viento. El alma no es inhabilitada,
sino circuncidada del viejo hombre y llena de la Vida de
Dios. Los que hemos “nacido de Dios” (1 Juan 5:1)
llevamos Su imagen, sólo cuando Su Verdad llena
nuestro corazón. Nosotros pensamos como Él, cuando Su
mente inunda nuestros pensamientos. Actuamos como
Él, cuando Su corazón mueve el nuestro. Conforme la
Luz brilla, somos confrontados por la Vida de Dios en el
alma, conformados a la Vida de Dios en el alma y regidos
por la Vida de Dios en el alma. Esta no es sumisión
externa, sino una verdadera transformación del hombre
interior.
82
Caminando En La Luz
Esta transformación debe iniciar con la comprensión
de que la Luz de Dios nunca le mostrará a Adán cómo
puede él ser justo. Adán no puede ser justo más de lo que
usted puede ser una jirafa. No está en su naturaleza ser
justo, le es dado a usted serlo en la naturaleza de Él.
Nuestros esfuerzos de justicia en la carne, puede que
convenzan al ojo humano, pero son declarados “trapos
de inmundicia” (Isaías 64:6) por el Espíritu de Dios.
Usted no puede espolvorear cocoa en un poco de
estiércol, y llamarle a eso queque de chocolate. Se ríe,
pero así es como la Mentira ha engañado al cuerpo de
Cristo. Esa es la razón por la que los libros cristianos
mejor vendidos de nuestra generación tienen títulos
como: “Siete pasos para tornarse más como Jesús”;
“Cómo vivir de la mejor manera para Dios”; “Cinco cosas
que Dios desea de usted”; “Cómo la oración y el ayuno lo
llevarán a Su presencia”. Estos son los libros que
escribimos cuando subestimamos la realidad y el poder
de la Mentira. Esas son las soluciones a las que llegamos
cuando no entendemos el problema; y esos son los
problemas que pensamos que podemos superar cuando
no hemos visto la Solución de Dios.
La Luz no le enseña a usted a vivir; la Luz le permite
a Él vivir a través suyo. Al permanecer en Su Luz,
nuestras almas son formadas por la verdad, así llevamos
la imagen de Aquel que “opera poderosamente en
nosotros”
(Colosenses
1:29).
Nos
tornamos
“instrumentos de [Su] justicia” (Romanos 6:13); “vasijas
de [Su] honor” (2 Tim 2:21); “ramas de Su vid” (Juan 15).
83
La Mentira Y La Luz
Capítulo X
Permaneciendo en Cristo
Se nos dice en las Escrituras que debemos
permanecer en Cristo. Jesús dijo que si no
permanecemos en Él no podremos hacer nada. Otra
manera de decirlo sería: “Separados de la permanencia
en Cristo, podemos hacer un montón de cosas que
equivalen a nada”.
¿Qué significa “permanecer en Cristo”? Es un
concepto bien conocido en la iglesia, pero ¿lo
entendemos? Hay una variedad de interpretaciones
comunes que pienso que se quedan cortas. Alguien
podría decir que “permanecer en Cristo” simplemente es
vivir como cristiano: “Aparte de ser cristiano, usted no
puede hacer nada”. Otro sugeriría que implica la
necesidad de la ayuda de Dios en todas las cosas: “A
menos que Dios lo ayude, su esfuerzo fallará”. Otros
creen que implica permanecer en un estado de oración,
84
Permaneciendo en Cristo
pero “permanecer en Cristo” es mucho más significativo
que creer, decir o hacer algo. Una cosa es cierta, no
significa absolutamente nada sin la Luz.
Usted puede permanecer únicamente en lo que ve;
para permanecer usted debe tener luz. La misma
palabra permanecer tiene que ver con persistir en el
lugar donde usted entiende que está. Involucra quedarse
donde está, o vivir en lo que usted es consciente. Incluso
en el ámbito natural, no podemos permanecer en lo que
ignoramos; no podemos persistir en lo que no es real
para nosotros. Así también en Cristo. Para permanecer
en Él, debemos ser capaces de ver dónde estamos. La Luz
debe mostrarnos el contraste entre los dos ámbitos (el
“juicio” que ya hemos discutido). Ella debe hacer la
división entre los dos hombres: Adán y Cristo. Sólo en Su
Luz, podemos entender lo que significa despojarnos de
uno y permanecer en el Otro.
Por tanto, “permanecer en Cristo” es una expresión
que tiene significado sólo cuando la Luz de la Vida le
muestra a usted dónde está. Sólo cuando lo vemos a Él,
podemos permanecer en Él. En tanto usted y yo
persistamos en las tinieblas de la mente no renovada,
permanecer será un concepto vacío. Lo mejor que la
mente natural puede hacer, es relacionarlo con
doctrinas, creencias o lugares físicos. Permanecer
demanda Luz. Involucra persistir en la perspectiva que
está siendo escrita en su alma por el Espíritu de Dios.
Tiene que ver con continuar firme en la consciencia de
85
La Mentira Y La Luz
Su realidad, Su Verdad y Su perspectiva. Permanecer es
vivir en la Luz, caminar en la Luz, caminar en el Espíritu.
Esto no es ni místico ni abstracto; todo lo contrario,
no podría ser más concreto y práctico, pues estamos
hablando de la experiencia de la realidad absoluta.
Estamos hablando de vivir plenamente conscientes de la
Verdad; la alternativa es vivir en las vanas imaginaciones
de la mente carnal. Hay algunos que oyen esto e insisten
en que se haga más práctico; sin embargo, cuando se
trata de la vida espiritual, no hay nada más impráctico
que andar “en la vanidad de su mente” (Efesios 4:17);
“vanamente hinchado por su propia mente carnal”
(Colosenses 2:18) engañándose a sí mismos. No hay nada
más absurdo que nacer del Espíritu de Dios y seguir
“andando como hombres” (1 Corintios 3:3), sólo porque
rehusamos ver lo que es real. Por otro lado, no hay nada
más práctico y que altere más la vida, que cuando “la
verdad conforme está en Cristo” (Efesios 4:21) se torna
en el ancla y brújula del alma.
Permanecer tiene que ver con la Luz. Tiene que ver
con permanecer en la consciencia de nuestro verdadero
estado de existencia. ¿Recuerdan al primer hombre en el
jardín del Edén? Él estaba completamente consciente de
su estado de existencia; en plena ocupación,
permanencia, experiencia, entendimiento y cosecha del
bien de su creación. ¿Cómo? A través de la consciencia
natural que Dios le había dado de la creación. Él pudo
permanecer ahí en verdad, entendimiento y sabiduría
hasta que cayó del propósito. Nosotros ahora hemos sido
86
Permaneciendo en Cristo
restaurados, no al Jardín del Edén, no al propósito de
Adán, sino al eterno propósito de Dios, al que Adán tenía
que prefigurar. Hemos venido a un Nuevo Hombre y a
una nueva creación; y en esta nueva creación no hay
“necesidad de que el sol o la luna brillen en ella,
porque...el Cordero es su luz” (Apocalipsis 21:23). La Luz
de Su Vida amaneciendo en el alma, nos permite ocupar
nuestro nuevo estado de existencia. En Su Luz,
entendemos, experimentamos y vivimos en la plenitud
de nuestra salvación. Al igual que Abraham, a quien se le
mostró la grandeza de su herencia, nosotros caminamos
a lo largo y ancho de esta Tierra. En Su Luz aprendemos
lo que hemos recibido de Dios; “...hasta que el día
esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros
corazones” (2 Pedro 1:19).
Efesios
3:18-19, [Que vosotros]
“seáis
plenamente capaces de comprender con todos los
santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de
Cristo, que excede a todo conocimiento, para que
seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Nosotros caminamos en Su Luz, vemos dónde
estamos y conocemos la grandeza de esta herencia. Él ha
nombrado esta nueva creación; toda ella lleva Su
nombre: “Cristo es el todo, y en todos” (Colosenses 3:11).
Hemos sido nombrados por Otro y hemos comenzado a
87
La Mentira Y La Luz
crecer con respecto a nuestra salvación; pero, ¿cómo
crecemos?
El Nuevo Testamento dice que crecemos, en el
verdadero conocimiento de Dios, en la fe del Hijo de
Dios, al ser “transformados por medio de la renovación
de la mente” (Romanos 12:2). ¿En qué somos
transformados? En un cuerpo que lleva la imagen de la
Cabeza. En un pueblo que permanece en el único Hijo y
vive en la única Luz. Crecemos en la consciencia de
nuestro verdadero estado de existencia. La Luz nos
enseña a despojarnos de lo que Dios ha quitado, y a
revestirnos de lo que Dios nos ha dado. A esto se le llama
ser “santificados en la verdad” y es la respuesta a la
oración de Jesús en Juan 17.
Juan 17:15-17, “No te ruego que los saques del
mundo, sino que los guardes del maligno. Ellos no
son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad”.
(BLA)
A pesar de nuestra incesante obsesión por la
escatología y por el fin del mundo natural, la última
oración de Jesús no tuvo nada que ver con dejar la tierra.
Su salvación no es un éxodo del planeta, sino del hombre
cuya vida es la mentira y cuya alma está esclavizada al
pecado y a la muerte. Mucho más que eso, su salvación
es un camino hacia la Resurrección de Vida, donde
crecemos por ser “santificados en la verdad”. En Cristo,
88
Permaneciendo en Cristo
somos apartados de la vieja creación, purificados del
viejo hombre, “lavados con el agua de la palabra”
(Efesios 5:26). Y aún viviendo en el cuerpo, llegamos a
conocer la vida eterna, porque “...esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
Casi la totalidad de las oraciones de los apóstoles por
la iglesia, es en estos términos. Pablo, y los otros
apóstoles, estaban muy conscientes de que el cuerpo del
Señor no necesitaba una mayor salvación de la que había
recibido, sino una mayor revelación de la salvación que
es en Cristo Jesús.
Efesios 1:17-18, “Para que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu
de sabiduría y de revelación en el conocimiento de
él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,
para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos”.
Efesios 3:18-19, “Seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la
anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y
de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la
plenitud de Dios”.
89
La Mentira Y La Luz
Filipenses 1:9-11, “Y esto pido en oración, que
vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y
en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor,
a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el
día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son
por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza
de Dios”.
Colosenses 1:9, “Por lo cual también nosotros,
desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por
vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e
inteligencia espiritual”.
90
Capítulo XI
La Luz Define Todas Las Cosas
Conforme la Verdad de Dios llena el alma, se va
alterando la apariencia de todo; nada se ve igual. Es
como si abriéramos los ojos por primera vez, o nos
despertáramos
de
un
sueño
que
parecía
asombrosamente real. Gradualmente, la Luz le muestra a
usted lo que es real para Dios. Le muestra lo que Dios ve,
lo que Dios conoce y lo que Dios ha hecho en Cristo. La
consciencia de Cristo cobra vida en su interior, y las
tinieblas de la Mentira no pueden permanecer. Una vida
empieza a derrumbarse de su corazón y usted se
encuentra habitando en Otra. Un mundo pasa y su hogar
se encuentra en Otro. Usted literalmente no deja la
tierra, pero puede entender y decir con el apóstol Pablo:
“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de
91
La Mentira Y La Luz
nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es
crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14).
Usted recordará que no se requería ningún esfuerzo
o instrucción para vivir en la Mentira; sólo era asunto de
vivir en nuestra perspectiva de la realidad. Sin ningún
esfuerzo, la Mentira nos definía y compelía influenciando
siempre lo que hacíamos, pensábamos y queríamos. Eso
es exactamente lo que sucede cuando Su Luz empieza a
brillar en el alma. Conocer la Verdad viene a ser la cosa
más práctica en el mundo. Puede que no cambie las
circunstancias y problemas, pero lo cambia a usted en
cada circunstancia y redefine lo que usted llama
problema.
En la Luz, lo que Dios conoce como real entra a la
perspectiva de su corazón. La obra consumada de la cruz
es presentada a su corazón como un hecho espiritual. Ya
no se trata más de que usted crea algo, ni de que usted
ajuste su opinión. Las opiniones son las ideas que el
hombre tiene cuando no hay luz para ver claramente. Las
opiniones existen cuando no hay manera de estar seguro,
pero en la Luz de Su aparición, usted puede ver con toda
claridad y precisión más allá de la vista natural. La fe
crece más fuerte que la vista. Los ojos del corazón ven
cosas mucho más reales que la tierra, y en esta Luz, usted
puede “caminar por fe y no por vista” (2 Corintios 5:7).
En este momento yo soy consciente de mi oficina
por la vista; la veo y la reconozco por la luz natural y por
los sentidos naturales. No obstante, por la Luz de la Vida
que despierta fe en mi alma, también soy consciente de la
92
La Luz Define Todas Las Cosas
realidad de estar en Cristo. Una consciencia crece más
aguda que la otra.
La fe es la vista del alma y toma lugar en la Luz del
Señor. No hay tal cosa como “fe ciega”; confianza ciega,
tal vez, pero “fe ciega” no, porque la fe ve. Ella no ve con
luz natural, ve en la Luz del Señor todas las cosas del
espíritu y verdad. La única razón por la que nosotros
inventamos conceptos como “fe ciega”, es debido a que
nuestro entendimiento de fe no tiene nada que ver con la
Luz. Nuestra idea de fe tiene que ver con una creencia
que mantenemos en las tinieblas; tiene que ver con
permanecer en tinieblas e imaginar a Jesús. Nosotros
creemos en hechos e historias acerca de un Jesús que no
hemos visto, pero la verdadera fe ve por una Luz
brillante y pura; ve a través de los ojos de Cristo. Cuando
la vista de Cristo opera en nuestros corazón, se le llama
“la fe del Hijo de Dios” (traducción literal de Romanos
3:22; Gálatas 2:16; 2:20; 3:22; Filipenses 3:9). La fe ve
todas las cosas en y por el Hijo, por eso Su vista celestial
redefine nuestro mundo.
¿Qué es la Luz? Si usted ha nacido de nuevo, la Luz
es la consciencia de su verdadero estado de existencia. Es
conocer qué, dónde y quién es usted, y conocer el
propósito por el cual Dios lo tiene a usted en Su Hijo. Es
la consciencia de lo que Dios ha hecho en Cristo: Nueva
vida, resurrección, libertad, reconciliación, unión,
propósito, realidad; la obra consumada de Dios. Una vez
más, esto no habla de auto sugestión o de la mente sobre
la materia. Nada es verdad porque usted lo crea; pero
93
La Mentira Y La Luz
hay mucho que es cierto que usted y yo no creemos.
Nosotros seguimos mayormente inconscientes de
nuestro verdadero estado de existencia.
Nuestro problema no es primordialmente de
doctrina, disciplina o voluntad; nuestro problema es una
pandemia mundial de ceguera espiritual. Como
cristianos, hemos venido al universo de Cristo, pero no
tenemos ni la más remota idea de lo que es real hasta
que la Luz amanezca. Adán no tiene luz, pero tiene una
imaginación peligrosa, y hasta que humillemos nuestras
almas delante del Señor y le pidamos ver, continuaremos
caminando en las tinieblas y desatendiendo el deseo de
Dios de revelar a Su Hijo en nosotros (Gálatas 1:16).
94
Capítulo XII
La Luz Transforma El Alma
Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres” (Juan 8:32). Gran parte de mi vida la pasé
buscando, que algo más que la Verdad transformara mi
alma y me enseñara la libertad. No me parecía posible
que sólo la Verdad tuviera el poder de hacerlo, y no me lo
parecía porque estaba confundiendo el reconocimiento
que hace la mente de hechos, con el encuentro del alma
con la Palabra viva de Dios. Cuando la mente se da
cuenta de los hechos, los ordena y trata de aplicarlos;
pero cuando el alma descubre a Cristo por la revelación
del Espíritu, cae como muerta y comprende que no
puede hacer nada salvo por Él.
Los
hechos
aprendidos
por
la
mente,
independientemente de cuan exactos sean, no pueden
cambiarlo a usted. Pueden convencerlo, emocionarlo,
motivarlo y hasta instruirlo, pero no pueden transformar
95
La Mentira Y La Luz
su alma. Aunque podemos aprender mucho de esta
manera, un corazón honesto no puede dejar de darse
cuenta que necesita algo más, que debe haber algo más
que esté disponible. Con el tiempo, nos volvemos
conscientes de nuestra deficiencia y nos ponemos a
buscar más; pero con mucha frecuencia, el alma
hambrienta se mete en uno de los muchos caminos que
no conducen a nada. Corremos tras conferencias,
perseguimos líderes “ungidos” y leemos cada nuevo libro
sobre “vida cristiana” que llena los estantes. Nos
dedicamos a la oración, al ayuno, al estudio y a la autodisciplina, a menudo sin ningún éxito. Estas cosas son
hechas por el hombre equivocado y hacia el fin
equivocado, y resultan ser obras de la carne en lugar de
experiencias y expresiones del Espíritu.
En este capítulo final, veremos el poder de la Verdad
y cómo ella nos hace libres. Veremos que la Verdad
transforma el alma porque nos muestra una obra
consumada. La Luz de Dios no le muestra a usted lo que
debería o podría ser; la Luz de Dios revela lo que ya es.
Cuando usted ve de esta manera, entiende que la Verdad
hace su propia aplicación a su alma.
La Verdad Se Aplica A Sí Misma
Uno de los más lamentables malentendidos en el
cuerpo de Cristo es la idea de que la realidad espiritual
está en nuestra Biblia para ser leída, recordada y
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La Luz Transforma El Alma
aplicada. Esto tendría sentido si estuviéramos
aprendiendo un grupo de reglas o instrucciones para
vivir; tendría sentido en el antiguo pacto, pero el nuevo
pacto nos ha traído “del régimen viejo de la letra” al
“régimen nuevo del Espíritu” (Romanos 7:6). Y puesto
que la Verdad que Dios está revelando es la vida
resucitada de Su Hijo, la aplicación es Su
responsabilidad y Su don.
La verdad espiritual se aplica a sí misma a nuestra
alma cuando es vista. Ella hace su propia aplicación al
despertarlo de los muertos (Efesios 5:14) y al mostrarle
que usted está “vivo para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro” (Romanos 6:11). Ella cambia el lugar donde
usted entiende que está y lo que usted entiende que es;
redefine la realidad, pues usted ha sido totalmente
recreado por medio de la cruz. La Verdad se aplica a sí
misma a su alma cuando es conocida, y no deja que usted
descifre cómo hacer la aplicación.
El crecimiento espiritual es la conquista que el
Espíritu de Cristo hace de su alma, y nada más. Es como
una planta que llena el suelo de raíces y brota con el
incremento de la semilla. No obstante, sólo puede obrar
en nosotros cuando encuentra “buena tierra” (Mateo
13:8) dispuesta a que Él le muestre la “Palabra del reino”
(Mateo 13:19). Así lo planeó el Padre y así lo completó el
Hijo, y si lo permitimos, el Espíritu revela lo que Cristo
ha consumado hasta que la Mentira le dé paso a la Luz.
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La Mentira Y La Luz
2 Corintios 3:18, “Por tanto, nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria
en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor”.
Colosenses 3:3-4, “Porque habéis muerto, y
vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste,
entonces vosotros también seréis manifestados
con él en gloria”.
En lugar de sólo buscar aplicar la Escritura “de
manera práctica”, aquí leemos que el alma es
confrontada, familiarizada, constreñida, y en última
instancia conformada, a la realidad de la obra
consumada de Dios. Estos pasajes, junto con muchos
otros del Nuevo Testamento, describen el crecimiento de
la consciencia espiritual de nuestro nuevo “estado de
existencia” que obra en el alma, y no de la aplicación de
hechos espirituales al hombre natural.
El alma comienza a ver con “los ojos del corazón”
(Efesios 1:18), y puede “ver las cosas que no se ven” (2
Corintios 4:18) y “mirar la gloria de Dios” (2 Corintios
3:18); en este sentido, “oímos lo que el Espíritu está
diciendo” (Apocalipsis 2:7,11). Jesús dijo: “Mis ovejas
oyen mi voz” (Juan 10:3, 4, 16,27). “Si alguno tiene oído,
oiga” (Apocalipsis 13:9). “Gustad y ved que es bueno
Jehová” (Salmos 34:8). Como describe Pablo, nosotros
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La Luz Transforma El Alma
empezamos a conocerlo a Él, en el “poder de su
resurrección, la participación de sus padecimientos y
llegando a ser semejante a él en su muerte” (Filipenses
3:10). Vemos que no soy yo, sino el que “actúa
poderosamente en mí” (Colosenses 1:29), y nos
regocijamos en el “...pleno entendimiento, a fin de
conocer el misterio de Dios el Padre, Cristo, en quien
están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento” (Colosenses 2:2-3).
El alma es impactada conforme vamos conociendo la
Verdad de esta manera, porque vemos lo que ya ha sido
alcanzado por Él. No hay manera de huir de esto, no hay
forma de evitarlo. El Espíritu hace que usted enfrente
algo que Dios ha hecho, y las implicaciones de esa obra
caen sobre usted. Se trata de que usted vea dónde está, y
de que viva por medio de lo que ya es cierto. A usted no
le queda más opción que ser conformado, porque lo que
ve está completo. Esto es difícil de describir, pero tal vez
la siguiente analogía ayude a ilustrarlo.
La analogía del Precipicio
Imagine por un momento que usted se quedó
profundamente dormido en el borde de un enorme
precipicio. Mientras usted dormía, soñaba felizmente
con todos los planes que usted tenía para cuando
despertara. Usted soñaba con caminar con su perro, leer
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La Mentira Y La Luz
un buen libro, pintar su habitación, etc. Su mente estaba
llena de muchas posibles actividades para la tarde. En
eso, mientras usted continuaba profundamente dormido,
accidentalmente rodó del borde y empezó una caída de
600 metros hacia el fondo del barranco.
Bien, en tanto usted permanece dormido y
completamente inconsciente de lo que ha sucedido,
puede continuar soñando su sueño, haciendo sus planes
vespertinos y sonriendo en su corazón con la feliz
expectativa, a medida que cae a tierra. Pero tan pronto
como usted empieza a despertarse, todos los planes,
ideas y emociones empiezan a cambiar. El cambio es sin
esfuerzo y automático, porque usted está despertando a
algo que es real. Su consciencia de lo que ha sucedido y
todas sus imparables consecuencias, empiezan a caer
sobre usted; usted es cautivo de la verdad. Es más, puede
que usted haya tenido la intención de hacer una
caminata, pero de pronto eso parece completamente
irrelevante. Puede que usted haya decidido en su corazón
pintar su habitación, pero ahora eso está lejos de su
mente. ¿Por qué? Porque la verdad de la situación hace
sus propias aplicaciones a su alma. Las opciones que
eran reales para usted mientras dormía y estaba
inconsciente, ya no lo son. Las ideas, pensamientos,
emociones, planes, motivaciones, etc., todo lo cual lo
movía y definía a usted mientras el sueño se sentía real,
ya no son más lo que usted ve. Sin importar lo que a
usted le gustaría contrariamente pensar, lo que ahora ve
es cierto e ineludible.
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La Luz Transforma El Alma
Usted no se despierta y ve algo que podría suceder;
ve algo que sucedió y cuyas consecuencias están sobre
usted. La gravedad no es una opción; no es la opinión de
Isaac Newton. Estamos hablando de una ley inmutable e
inflexible, y como tal, no está abierta a discusión. Usted
puede rechazarla sólo pretendiendo que no es real. Si
usted de algún modo pudiera regresar al sueño, tal vez
podría engañarse a sí mismo y vencer la gravedad... pero
sólo hasta que golpee contra el suelo. Y si en algún punto
abre sus ojos para ver la verdad, descubrirá una realidad,
que por el simple hecho de ser real demanda obediencia
y hace su propia aplicación.
Así obra la Persona de la Verdad en nosotros. La Luz
le muestra lo que ha sucedido, y que las consecuencias de
lo sucedido, están sobre usted ya. Ella le muestra lo que
es real, y por lo tanto, lo que ya no es una alternativa. La
fe descubre lo que “Dios ha hecho en Cristo Jesús
nuestro Señor” (Efesios 3:11). Por tanto, el poder de Su
cruz obra en usted debido a lo que ya ha sido alcanzado
por Él.
Como hemos visto, la cruz es mucho más que la
histórica crucifixión del Señor Jesucristo. La cruz es
donde Adán y su género fueron juzgados por Dios, y
donde un nuevo género surgió unido al Hijo resucitado
de la manera que Dios proveyó. En esta muerte, el viejo
hombre, la vieja creación y el antiguo pacto fueron
quitados por Dios. En esta resurrección, la tierra entró
en parto y Cristo abrió el vientre de la muerte. A partir de
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La Mentira Y La Luz
lo muerto, vino “un nuevo hombre” (Efesios 2:15), una
Cabeza unida a un cuerpo; una nación surgió en un día.
Isaías 66:8, “¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién
vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día?
¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto
Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos”.
Como la Cabeza corporativa de una nueva creación,
Cristo es llamado “el primogénito entre muchos
hermanos” (Romanos 8:29).
Zacarías 2:11, “Y se unirán muchas naciones a
Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y
moraré en medio de ti; y entonces conocerás que
Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti”.
1 Corintios 6:17, “Pero el que se une al Señor, un
espíritu es con él”.
A nosotros “...Él nos dio vida juntamente con
Cristo...y juntamente con él nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús” (Efesios 2:5-6). Cristo ahora es la vida de nuestra
alma (Colosenses 3:4). Somos coherederos (Romanos
8:17) de todo lo que Él tiene y de todo lo que Él es. Esta
no es una esperanza en un futuro distante, es la presente
y eterna realidad de la salvación. Y es lo que vemos
cuando despertamos de nuestro sueño adámico. Es lo
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La Luz Transforma El Alma
que vemos cuando el “Espíritu de sabiduría y de
revelación” abre los “ojos de nuestro entendimiento”
(Efesios 1: 16-17). Nosotros no despertamos a una caída
de 600 metros, sino a algo ya consumado y cuyas
imparables consecuencias están sobre nosotros.
Existe la obra objetiva y consumada de Dios en
Cristo; y luego viene, la experiencia subjetiva y la
conformidad a esa obra, según la Luz nos vaya
mostrando lo que es real. Pero no se confunda, una vez
que usted nace de nuevo, solamente la Luz es necesaria
para alinearlo con lo que Dios ha hecho. Ninguna otra
cosa más que la revelación de Cristo, puede conformarlo
a usted a Su imagen. La única razón por la que usted y yo
no nos ocupamos, experimentamos, disfrutamos y
expresamos la obra consumada de la cruz plenamente, es
porque ante la ausencia de Su Luz continuamos siendo
definidos por la Mentira.
Pero en la Luz de Su aparición, la fe empieza a
ponerse al día con la obra consumada de Dios. Es decir,
lo que la cruz ha hecho real, empieza a aparecer y a
sentirse real en su alma. Usted comprende que no sólo
ha venido a conocer algo diferente, sino a un diferente
modo de conocer. Este es un conocimiento que no viene
de usted, sino que le es dado a usted. Cualquier otro tipo
de conocimiento está bien, para cualquier otra cosa que
no sea la realidad espiritual. Para “conocer las cosas que
Dios nos ha concedido” (1 Corintios 2:12), usted debe
llegar a ver por medio de Su Luz.
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La Mentira Y La Luz
El hombre natural no entiende las cosas del Espíritu,
ellas deben ser reveladas (1 Corintios 2:14). Si nosotros
estamos dispuestos a desprendernos de la Mentira, Dios
está presente para revelar a Su Hijo. Si sufrimos la
pérdida de todo lo que equivocadamente pensamos es
“bueno para comer...agradable a los ojos y codiciable
para alcanzar sabiduría” (Génesis 3:6), la Luz nos
muestra la plenitud de nuestra salvación. Entonces
veremos la obra consumada de la cruz, caminaremos en
la verdad y viviremos libres de la Mentira.
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