Origen de la multimedia

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Origen de la multimedia
La palabra multimedia nos indica que un objeto, artefacto o
sistema cuenta con varios recursos que van desde el texto o imágenes, hasta
la animación y el video.
Ahora los utilizamos a diario y nos facilitan la vida, pero si yo les pregunto a
ustedes cuál fue el primer aparato multimedia, seguramente me
responderán que las primeras cámaras fotográficas o las cintas de cine de los
hermanos Lumière.
La verdad es que el primer sistema multimedia es más antiguo, de hecho se
remonta a mediados del siglo XIX cuando un visionario artista inventó un
primitivo aparato, gracias al cual se convirtió en uno de los hombres más
ricos y famosos del mundo. Voy a contarles la historia de John Banvard, el
olvidado padre de la multimedia.
John Banvard
John Banvard nació en Nueva York el 15 de noviembre de 1815 y desde
temprana edad mostró una gran afición y talento para el dibujo, tanto así
que desde muy joven decidió ganarse la vida recorriendo los pueblos de
Kentucky pintando rótulos, carteles y pasando las noches al aire libre en los
puertos del Mississippi. Poco después consiguió trabajo pintando telones de
escenografías para un teatro ambulante, y fue donde aprendió el arte de
pintar lienzos de gran tamaño hechos para ser vistos a la distancia.
Cierto día se encontró con una feria ambulante y observó una de sus nuevas
atracciones, una cosa a lo que llamaban "panorama". Éste era un rollo
continuo de lienzo pintado que se desplegaba horizontalmente al girar una
manivela, en el cual se mostraban varios paisajes al público. La gente pagaba
por ver estos paisajes que se iban moviendo lentamente, recordemos que en
aquella época aún no existía el cine.
Lienzos unidos para formar un "panorama"
John Banvard estaba convencido de que podía hacer algo mejor y más
novedoso, y fue cuando decidió pintar su famoso “Panorama del Mississippi”.
La idea de John era mostrar al público la vida y las costumbres de la gente
que vivía a orillas del Río Mississippi, recordemos que el río tiene unos 5000
km de largo y pasa por varios estados, cientos de pueblos y ciudades, pero él
se había criado a orillas de ese río y el proyecto lo seducía, así que decidió
ponerse manos a la obra.
Compró una pequeña canoa y un baúl donde guardó cientos de cuadernos y
lápices para dibujar. Empezó a navegar solo y durante dos años por el río
escribiendo lo que veía, tomando apuntes y haciendo pequeños garabatos.
Su travesía lo llevó desde Missouri hasta Nueva Orleans y cuando estuvo
seguro de que había dibujado y anotado hasta el más mínimo detalle,
desembarcó en su pueblo y compró enormes rollos de lienzo, los cuales fue
apilando en un viejo galpón donde empezó a pintarlos con todo lo que había
visto en su travesía de dos años. Luego los unió secuencialmente y por fin vio
terminada su obra maestra a la que llamó el “Gran Panorama móvil del
Mississippi de Banvard”, que fue expuesto al público por primera vez el 29 de
junio de 1846 en un teatro de Kentucky a un costo de 50 centavos por
persona.
Sistema de manivelas de los "panoramas"
Mientras el lienzo se iba desenrollando a lo largo del escenario (las manivelas
quedaban ocultas detrás del telón a ambos lados), John Banvard iba
contando las numerosas aventuras que le había deparado cada tramo del río
y ordenaba girar la manivela más rápido o más despacio según el interés de
cada tramo de la historia y las reacciones del público; además toda la
exposición contaba con el acompañamiento musical de un piano tocado por
su mujer. El efecto, tomando en cuenta la época, debió haber sido
impresionante.
John y su panorama tuvieron un éxito rotundo, se cansó de llenar teatros en
Kentucky y pronto fue pedido en las grandes ciudades norteamericanas. La
acogida fue fabulosa, especialmente en Nueva York y Boston que eran los
centros culturales más importantes de aquella época. Todas las noches
agotaban las entradas para su espectáculo.
El espectáculo se anunciaba como“la pintura de tres millas de largo” (5 Km),
pero se ha calculado que la obra tenía en total unos 1500 metros cuadrados,
o sea, aproximadamente unos 900 m de largo.
En el pináculo de la fama decidió llevar su lienzo a Londres donde le fue tan
bien, que hasta fue requerido para que le hiciera una presentación privada a
la Reina Victoria en el Castillo de Windsor. Durante varios años llenó los
teatros londinenses casi a diario y recibía elogios de las más respetadas
celebridades de la época como Charles Dickens. De Londres pasó a París,
donde su lienzo fue exhibido con éxito durante otros dos años consecutivos.
Banvard en una presentación privada a la Reina Victoria, 1849
A estas alturas sobra decir que John Banvard era el artista de moda, y como
sabemos, la fama casi siempre suele venir acompañada de mucho dinero. De
hecho es probable que Banvard haya sido en su momento el artista más rico
del mundo. Ironías de la vida, era un pintor millonario sin haber vendido en
su vida un solo cuadro.
Pero como todos sabemos el mercado es dinámico y si un producto resulta
exitoso, enseguida le saldrá la competencia. Eso básicamente fue lo que le
paso "al pobre de John", ya que muchos artistas de la época enviaban a sus
estudiantes como espías a las exhibiciones de Banvard para qué tomaran
apuntes e hicieran pequeños bosquejos para copiar los lienzos en sus
talleres. Muy pronto empezaron a aparecer "otros Lienzos del Mississippi”
que se exhibían por un precio más módico.
Cuando John Banvard se enteró que había muchos plagios de su obra decidió
tomar cartas en el asunto. Siguiendo sus instintos innovadores se embarcó en
un nuevo proyecto: si antes había pintado la rivera oriental del Mississippi,
ahora iba a pintar la occidental. Tenía que diferenciarse de aquellos vulgares
plagiadores. Esta innovación le permitió mantener el espectáculo durante
unos años más.
John Banvard, cuando ya era un artista consagrado
Cuando regresó a su país se instaló en Long Island donde -como todo buen
millonario- decidió mimarse y regalarse un capricho, se mandó a construir un
castillo escocés para él y su esposa. Luego, movido por los negocios decidió
construir un gigantesco museo egipcio en medio de Manhattan, lo cual le
costó su nada modesta fortuna. Ya en la ruina, con su castillo embargado y
sin tener a donde ir, tuvo que instalarse en una habitación prestada en la
casa de su hijo.
Con su viejo lienzo (el primero) bajo el brazo (metafóricamente hablando)
regresó a su viejo Kentucky para tratar de volver a hacer fortuna con su
show, pero para su desgracia, el cine ya había ganado terreno extinguiendo
este género de los “panoramas”.
Banvard murió en Dakota el 16 de mayo de 1891 en la más paupérrima de las
pobrezas. Su familia -también pobre- tuvo que subastar sus últimas
pertenencias para pagar el funeral, entre ellas el famoso "Panorama del
Mississippi". Aquel lienzo que en décadas pasadas fuera el “boom” de los
espectáculos, terminó siendo cortado en pedazos y utilizado como material
aislante de relleno para las paredes de las casas del pueblo.
Dada la época y las circunstancias, a John Banvard bien puede considerársele
el padre de la multimedia moderna porque logró explotar el medio visual,
musical e interactivo con su público.
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