6 mayo 2014

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Sobredosis de cafeína
El 68% de los adolescentes europeos toma bebidas energéticas.
La mitad las combina con alcohol.
Un estudio relaciona su consumo con un mayor sedentarismo y tabaquismo,
Puede afectar al sistema nervioso central y al cardiovascular.
El abuso de bebidas energéticas puede afectar al sistema nervioso central y al cardiovascular.
/LEMOINE (BSIP)
Tres de la madrugada en una discoteca de cualquier ciudad española. Un joven pide un
carajillo de café y coñac. A su lado, un amigo solicita una bebida energética con vodka.
Ambos pretenden lo mismo: que la cafeína amortigüe el efecto del alcohol. Un truco para
prolongar la noche. Pero el primero, no lo consigue (en muchos garitos no hay ni
cafetera). El segundo se aleja de la barra sin problemas con su combinado en un vaso de
tubo.
La situación no es inusual. Según una encuesta publicada en 2013 por la Agencia Europea
de Seguridad Alimentaria (EFSA), el 36% de los adolescentes (de 10 a 18 años) toman
combinados de bebida energética con alcohol.La encuesta se hizo en 16 países de la UE,
España incluido, y en ella participaron 52.000 personas. Entre los mayores, el porcentaje
es del 18%. La proporción de los que toman la bebida energética sola es mucho mayor: el
30% de los adultos, el 68% de los adolescentes, y un sorprendente 18% en niños.
Estos datos (aunque atribuidos por error a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y
Nutrición) son una de las bases de una proposición no de ley que presentó ayer el Grupo
Socialista en el Congreso para que el Gobierno haga un estudio independiente sobre los
peligros de estas bebidas y valore, “junto con los profesionales sanitarios y a través de los
estudios pertinentes, la posibilidad de no recomendar su venta a menores de 16 años”.
Ello iría acompañado de “regular la publicidad y la venta de estos productos”.
Leer más:
Coca-cola y Pepsi retira un componente de sus bebidas en América
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/05/06/actualidad/1399400256_787409.html
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Fuente: Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y OCU.
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La diputada socialista Sofía Hernanz (Baleares) afirma que ello se debe a que están
observando dos peligros: “El abuso en el consumo y, sobre todo, el de la mezcla con
alcohol en jóvenes y adolescentes”. “Se trata de bebidas que estaban pensadas para
momentos de sobreesfuerzo, para estar alerta si hay que conducir, más hábiles
mentalmente, pero que se usan para lo que no estaban pensadas. Se ha tornado en un
consumo recreativo”.
MÁS INFORMACIÓN
 Las bebidas energéticas alteran la función cardíaca
 Las visitas a urgencias por consumo de bebidas energéticas se duplican en EE
UU
 Nueva York investiga las bebidas energéticas por falsos reclamos
Esto, según recoge la iniciativa del PSOE, se traduce en varios riesgos: “Los médicos
alertan de que cada vez acuden más jóvenes a los hospitales con ansiedad y taquicardias
después de consumir bebidas energéticas mezcladas con alcohol, y advierten de que
pueden llegar a tener consecuencias fatales”.
En la literatura científica se recogen algunos efectos adversos, aunque es difícil distinguir
en un joven que llega a urgencias de madrugada un fin de semana cuál es la causa, ya que
el riesgo de policonsumo aumenta por la sensación de euforia que produce la mezcla de
alcohol y cafeína. Esta puede aumentar por la taurina y la glucuronolactona que contienen
muchas de estas bebidas, que son, curiosamente, sustancias más naturales para el
organismo que la propia cafeína (se producen en procesos biológicos, pero no en esas
altas dosis). Y a ello, no hay que olvidarlo, se une la energía que aporta la elevada cantidad
de azúcar que contienen.
Entre los artículos aparecidos recientemente está uno publicado ayer mismo en Health
Sciences en el que se estudiaron casi 3.000 alumnos de centros de secundaria de EE UU, y
se relacionó un mayor consumo de estos productos con más bebida de alcohol, más
tabaquismo y más sedentarismo. Otro, publicado en diciembre por la Sociedad de
Radiología de América del Norte, que lo relaciona con más problemas cardiovasculares.
La EFSA recoge que ha recibido “informes de graves problemas de salud, incluida la
muerte, en personas jóvenes que consumen gran cantidad de bebidas energéticas (en un
caso, fueron 1,42 litros), tanto en combinación con ejercicio físico o, más frecuentemente,
con alcohol”, aunque “el consumo añadido de alcohol y drogas que se ha notificado en la
mayoría de estos casos hace que la interpretación de los resultados sea especialmente
difícil”.
Cada marca tiene su formulación, lo que dificulta compararlas
En España, sin embargo, el Ministerio de Sanidad, que no entra a valorar la propuesta
socialista, se limita a señalar: “No tenemos constancia de incidencias”.
La situación, según las estimaciones oficiales, no tiene nada que ver con la que se da en EE
UU. Ahí, hace una año la Administración de Servicios de Salud Mental estadounidense ya
emitió un informe en el que calculaba que las urgencias por consumo de estos productos
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se habían duplicado en un cuatro años, pasando de 10.000 a 20.000. El documento no
especifica los síntomas exactos por los que los pacientes acudieron a urgencias durante
estos cuatro años, pero sí que define las bebidas energéticas como un “problema de salud
pública emergente” que puede causar insomnio, nerviosismo, dolor de cabeza, arritmias y
mareos. Los expertos aseguran que "perciben un aumento en el número de pacientes que
presentan síntomas como ritmo cardíaco irregular, ansiedad y ataques del corazón tras
consumir estos productos". Y señalan que "mucha gente desconoce su efecto físico real".
En el 42% de los casos, los pacientes mezclaron las bebidas energéticas con estimulantes
como Adderrall y Ritalin (ambos medicamentos utilizados para el tratamiento del
Trastorno por Hiperactividad y Déficit de Atención). Un 58% había consumido tan solo el
producto.
Manuel Romero, especialista en aparto digestivo de la Sociedad Española de Patología
Digestiva, afirma que “la paradoja” es que los principales componentes de estas bebidas
(los tres ya mencionados, aunque hay otros, como ginseng o guaraná) “en pequeñas dosis,
tienen efectos beneficiosos. La cafeína es buena para el hígado graso, y la taurina
también”, dice. “Pero no hay que olvidar los riesgos cardiovasculares y neurológicos. Por
eso hay que hacer balance, y lo complicado es saber dónde está el límite en la respuesta
del organismo”. Otra cosa son las dosis altas: “En esas cantidades, son tóxicas”, afirma
Romero. “Aumenta el riesgo de infarto y para los vasos sanguíneos del hígado”. Además,
el médico destaca otro aspecto: que la cafeína puede enmascarar el efecto de la
borrachera, por lo que “se bebe más sin notarlo, pero sí que se hace daño al hígado”.
Como muestra de la incertidumbre ante lo que puede ser un nuevo problema de salud,
otro médico, Raúl Andrade, de la Sociedad Española para el Estudio del Hígado, afirma
que “no hay daño documentado a corto plazo sobre el hígado por este consumo. No hay
un mecanismo que lo explique”, añade. “El sistema nervioso central es el más afectado
por su efecto excitante. Lo que está claro es que quienes consumen estas bebidas toman
más alcohol”. A “largo plazo eso debe llevar a que haya más hepatitis alcohólica, que se
produce por acumulación”. “También suelen ser personas con un comportamiento más
adictivo, y consumen más otras sustancias, como drogas o tabaco”, con el daño que ello
representa, afirma.
Una lata media tiene la misma cafeína que una taza de café
Romero, que no ha estudiado la composición exacta de estas bebidas, hace una
suposición complicada al hablar de las cantidades de los componentes de estas bebidas.
Porque un problema para afrontar el posible riesgo de estas sustancias es que tienen una
composición variable. “Nosotros hemos calculado, de media, que tienen tanta cafeína
como una taza de café”, dice la socialista Hernanz. Pero eso depende mucho de las
marcas. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en un extensivo
trabajo, calcula que van desde los 217 miligramos de cafeína por medio litro de la marca
Zen Republic, hasta los 24 miligramos en la misma cantidad de Extreme 02. Pero este
cálculo no es fácil. El propio estudio de la OCU recoge que hay latas que van desde el
medio al cuarto de litro, con lo que el cálculo es aún más complicado. Y uno no va a las
discotecas con calculadora ni dispuesto a ponerse a hacer reglas de tres.
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Para hacerse una idea, tres tazas de café de 100 mililitros tienen unos 210 miligramos de
cafeína, y esta cantidad se considera saludable, según los cálculos de la Federación
Europea del Café.
Esta confusión sobre la composición se ve en los artículos y textos. “Cada lata contiene
una dosis de cafeína similar a una taza de café o a 14 latas de Coca-Cola”, señala la
exposición de motivos de la proposición del PSOE. “La cantidad de cafeína es hasta el
triple que en otras bebidas como el café o los refrescos de cola”, apunta Jonas Dörner,
coautor del estudio sobre el riesgo cardiovascular que apareció en diciembre pasado.
En esta confusión, otra de las propuestas del PSOE cobra todo su sentido: “Hacer cumplir
la legislación específica en cuanto a etiquetado de dichas bebidas” y ampliarla “para
incluir en ese mismo etiquetado otros productos”. “Sería acertada una regulación que
sobre el acceso y consumo por parte de embarazadas, adolescentes y niños, además de
una mejora en la información general que se ofrece”, coincide la OCU.
El PSOE propone que se estudie e incluso prohíba su venta a menores
La mención de “otros productos” que hace el PSOE apunta, sin mencionarlos, a la taurina
y otros aditivos. Pero estas sustancias, aunque sean más desconocidas, también han sido
evaluadas. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria lo hizo en 2009, y su conclusión
fue que “existe un margen de seguridad suficiente para los consumidores medios o de
nivel alto —los que toman una media de 125 mililitros o 350 mililitros, entre 0,5 y 1,4 latas
al día respectivamente—”.
La industria fabricante, como hacen casi siempre sectores que se ven cuestionados, opta
por dar la respuesta más institucional ante este debate. Aparte de aclarar que estas
bebidas representan el 2% del total, en un comunicado la Asociación de Bebidas
Refrescantes (Anfabra) expresa que “un envase de 250 mililitros contiene unos 80
miligramos de cafeína, aproximadamente la misma cantidad que una taza de café. Las
bebidas energéticas están destinadas a una población adulta. En la UE su etiquetado
especifica la declaración de ‘contenido elevado en cafeína. No recomendado para niños, ni
mujeres embarazadas o en periodo de lactancia”, “Apostamos por una línea de
información clara y recomendación de un consumo moderado y responsable de las
bebidas energéticas”, añaden.
Esta última frase es asumible por todos. Falta por definir qué es una información clara,
sobre todo si se va a leer a las tres de la madrugada en una discoteca y con unas copas de
más.
Emilio de Benito
El País Madrid.
6 mayo 2014
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/05/06/actualidad/1399404222_161107.html
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