III. Coplas para tus trenzas 1 Te miro arreglarte el pelo con tus manos estivales, y pienso que no hay belleza como tus trenzas fragantes. 2 Anudadas a la nuca son dos nidos de zorzales; y sueltas son en tus hombros suspiros que roba el aire. 3 Lástima que de tristeza tus negras trenzas se manchen; no sabes la soledad que tu soledad me trae. 4 Tus trenzas ya no las tengo, y no ha de tenerlas nadie; ellas están en mis coplas y en mi corazón constante.