PRÓLOGO Cada vez que tomo un bebé en brazos para dedicarlo al Señor junto con sus padres, doy gracias al Creador de la vida por un nuevo ser que tiene la oportunidad de vivir. Al leer este libro sobre el aborto, pienso en los miles y miles que nunca llegaron a ver la luz del sol, ni tuvieron la oportunidad de ser acariciados por su madre, o sostenidos en los fuertes brazos de su padre. ¡Qué dolor, qué tristeza, qué vergüenza! ver hasta dónde ha caído la humanidad que no sólo se odian, se maltratan y se matan entre sí; sino que han enfocado su maldad en destruir criaturas indefensas, que se identifican con la misma pureza de su Creador, en el vientre de sus madres. El autor nos dice que esto no es nuevo, existía desde los antiguos tiempos del sufriente Job. Pero es una realidad que en este tiempo de tantos adelantos técnicos, desarrollo de la ciencia y cultura moderna se ha perdido el enfoque del privilegio que Dios nos ha dado de procrear y formar familias sanas, firmes, llenas de amor y respeto por la vida. Cada vez que se aborta una criatura, no importa el método que se emplee, se trunca la vida de un posible futuro Presidente de una nación, un deportista extraordinario, un científico saliente, un predicador ungido, una madre abnegada, un padre proveedor, hijos modelos a una generación confundida y perdida en la vorágine de las drogas, el alcohol, el sexo pervertido; una generación sin propósito. Más muertes por causa del aborto (40.000.000) han sucedido en los últimos treinta años, que en todas las guerras juntas de los últimos 10 MIGUEL ANGEL KIRCOS cien años. Sin embargo, todo el peso de las leyes estatales y federales están ocupadas en encontrar culpables de grandes fraudes corporativos, de terribles actos terroristas, de grandes crímenes de mafias y organizaciones delictivas, sin querer ver la realidad de que el aborto es un gran negocio para clínicas, laboratorios y entidades relacionadas con la medicina. Las autoridades pertinentes pasan por alto y lo ignoran, mientras aprueban leyes a favor del aborto, alegando el “derecho a escoger”. Como pastor de una iglesia cristiana, esposo, padre y abuelo, me conmueve ver cómo se ha transformado la libertad que disfrutamos de parte de Dios, en un libertinaje sin control, que ha afectado y afecta cada generación. Es mi deseo y oración que este libro aporte una buena influencia en aquellos que lo lean, aclare la confusión y revele la realidad del crimen que se comete al realizar un aborto, y sirva para detener cualquier deseo o intención de ejecutarlo en un futuro cercano o lejano. PABLO LAGO Pastor de la Comunidad Cristiana La Roca Firme Miami, Florida