Caso La Nena. Ejemplo de la discriminación múltiple

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1.2. Caso La Nena: ejemplo de la discriminación múltiple
Dr. Fernando Rey Martínez. Universidad de Valladolid.
Sara Giménez Giménez. Responsable Área de Igualdad de Trato FSG.
El 26 de mayo de 2009 se celebró una Vista en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos para tratar
la demanda de María Luisa Muñoz, “La Nena” en la
que solicitaba que le sea reconocido su derecho a
la pensión de viudedad. Esta demanda en el Tribunal de Estrasburgo constituye el último recurso al
que acudió la Fundación Secretariado Gitano ante
el trato discriminatorio por parte de la justicia española tras años de litigio en diferentes instancias y,
especialmente, la negativa del Tribunal Constitucional a la demanda de amparo presentada en 2002.
A la pregunta de si la denegación de la pensión ha entrañado una violación del principio de no discriminación fundada sobre la pertenencia a una minoría racial o cualquier otra situación garantizada por
el artículo del Convenio de Roma, la respuesta ha de ser inequívocamente afirmativa.
Discriminación y Comunidad Gitana
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Nos introduciremos en este análisis haciendo un
breve resumen de los hechos del caso de Mª Luisa Muñoz: mujer gitana casada con Mariano Dual
en el año 1971 (período preconstitucional marcado por la vulneración de derechos del pueblo
gitano, a través de pragmáticas persecutorias de
sus señas de identidad), conforme a las costumbres de su pueblo. A partir de esta fecha Mª Luisa
y Mariano se consideraron un matrimonio y como
tal cumplieron con todas las obligaciones que ello
les conllevaba. Su esposo cotizó durante 19 años a
la Seguridad Social, si bien el matrimonio realizado
en 1971 por el rito gitano no llegaron a inscribirlo
en el Registro Civil. A pesar de ello, la Administración les concedió el Libro de Familia y la reconoció
también como familia numerosa ya que tuvieron
seis hijos.
e) Por un lado, si se enfoca el trato idéntico que se ha prestado a la demandante y su esposo
respecto de otras parejas que, con carácter general, por no contraer matrimonio de acuerdo a
las normas civiles aplicables, no han podido tener acceso a la pensión de viudedad, podríamos
concluir, en primer lugar, que estamos en presencia de un caso claro de discriminación por
indiferenciación. En estos supuestos se violaría el principio constitucional de igualdad no por
tratar de modo diferente a casos sustancialmente semejantes, sino por tratar de modo idéntico
a casos sustancialmente diferentes. Es una discriminación por igualación. En efecto, algunos
factores relevantes diferencian el caso de la Nena respecto de otros que pudieran plantearse en
los que no estuviera presente el factor étnico/racial. Al no distinguir ambos tipos de supuestos,
se estaría incurriendo en una discriminación por no tratar jurídicamente de modo diferente
situaciones fácticamente desiguales. El Tribunal de Estrasburgo ha apreciado la posible validez
de la discriminación por indiferenciación en el asunto Thlimmenos contra Grecia, de 6 de abril
de 2000 y esta doctrina podría extenderse al caso en presencia. Es preciso recordar en este
momento la brillante afirmación del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en Nachova y
otros contra Bulgaria, de 6 de julio de 2005) de la visión de “la democracia como una sociedad
en la que la diversidad no es percibida como una amenaza, sino como una fuente de riqueza”.
Y en las Sentencias Beard, Coster, Chapman, Smith y Lee contra Reino Unido, de 18 de enero
de 2001, también sostuvo que “la vulnerabilidad de los gitanos implica conceder una atención
especial a sus necesidades y a su modo de vida propio”. De nuevo se insistirá en esta idea en
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la citada Sentencia D.H. y otros contra Chequia, de 13 de noviembre de 2008 (párrafo 181): “La
posición vulnerable de los gitanos exige que se consideren de modo especial sus necesidades
y estilos de vida diferentes en los marcos regulatorios generales y en las decisiones sobre casos
particulares” Y añade: “la diversidad cultural (de los gitanos) tiene valor para toda la sociedad”
¿Cómo conciliar esta interpretación con la que en su momento efectuó el Tribunal Constitucional español? ¿Cómo compatibilizar la idea de que la comunidad gitana requiere una protección
especial (Sentencia D.H. y otros), la tesis de que la diversidad cultural (por ejemplo, el rito secular
del matrimonio gitano) es un valor en una sociedad democrática y el tratamiento que se le concede, idéntico al de cualquier pareja que, sin ningún tipo de motivación racial o étnica, no ha
contraído matrimonio de acuerdo con las normas civiles? En definitiva, estamos en presencia
de un claro caso de discriminación (racial/étnica) por indiferenciación.
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f) Por otro lado, si se analiza el trato dispensado a la recurrente y su esposo respecto de otros matrimonios legalmente constituidos (los primeros no tendrían acceso a la pensión de viudedad,
los segundos sí), habría que considerar que se produce en perjuicio de la recurrente dos tipos
de discriminaciones:
– En primer lugar, una discriminación racial/étnica indirecta o de impacto. El Tribunal de Estrasburgo acaba de incorporar en su jurisprudencia este concepto de discriminación indirecta
en la Sentencia D H y otros contra la República Checa, de 13 de noviembre de 2007. El
concepto es bien conocido en el ordenamiento de la Unión Europea y en la mayoría de los
Estados europeos. En el caso, se habría otorgado un trato diferente a la recurrente (la denegación de la pensión de viudedad) en atención a un rasgo, factor o criterio no sospechoso
o neutro desde el punto de vista racial, sexual, etc. (la exigencia de forma legal de matrimonio para acceder a la pensión de viudedad), pero que, de hecho, impacta de forma adversa
sobre las personas de un grupo en desventaja (viudas casadas conforme al rito gitano) sin
que exista una justificación suficiente (la diferenciación no constituye una exigencia objetiva o indispensable para la consecución de un objetivo público legítimo –o al menos, el
Estado no lo ha justificado). En principio, el legislador estatal puede anudar, por razones de
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seguridad jurídica, la prestación de una pensión de viudedad a unas formas de convivencia
y no a otras. Pero al excluir por completo la forma derivada de la costumbre gitana en un
momento histórico en el que la demandante no podía (sino de modo muy limitado) contraer matrimonio civil, se estaría excluyendo, de hecho, el acceso a la pensión de viudedad
a todo un grupo de mujeres por razones étnicas/raciales. Por eso mismo, la aproximación
indiferente al factor racial (race/blind) que lleva a cabo el Tribunal Constitucional español no
es convincente. Porque el caso no se entiende sin su significado profundamente racial.
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– En segundo lugar, una discriminación múltiple (por combinar los criterios étnicos/raciales
y los de género). El concepto de discriminación múltiple, al que se refieren diversos textos
normativos de la Unión Europea, no ha encontrado, sin embargo, por el momento, reconocimiento judicial. La demanda invita al Tribunal a apreciarlo por primera vez. La demandante
es tratada de modo distinto y peor que las viudas que sí han contraído matrimonio legalmente porque es gitana y es mujer al mismo tiempo, es decir, porque es una mujer gitana.
Ciertamente, también un varón gitano hubiera sido discriminado si se le hubiera denegado
una pensión de viudedad por las mismas razones, pero la figura de la pensión de viudedad,
aunque no disponible sólo para las mujeres, despliega un sentido específico (en cantidad y
cualidad) en relación las mujeres. En el caso en presencia, se ha discriminado a una mujer gitana por una situación que sólo puede tener por víctimas a mujeres gitanas. La demandante
vivió conforme al rol de las mujeres gitanas de su tiempo; se casó atendiendo a los usos
del pueblo gitano, se dedicó al cuidado de sus hijos y de su hogar, no ejerciendo actividad
laboral alguna fuera de casa, dependiendo económicamente de los ingresos de su marido.
Cuidó de su esposo hasta la muerte y cumplió con todas sus obligaciones como esposa,
pero, llegado el momento, se la ha negado jurídicamente una pensión de viudedad en una
situación que hubiera sido muy difícilmente aplicable a una mujer no gitana o a un varón
gitano. Se trata de una discriminación específica: es una discriminación múltiple porque la
víctima sólo puede ser una mujer gitana.
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