TEXTOS PARA LA VISITA A LA EXPOSICIÓN Fitero: el legado de un monasterio I.- En los albores el Císter peninsular La fundación del monasterio de Fitero (1140) por Alfonso VII de Castilla abrió las puertas de España al Cister, que rápidamente se difundió por los diversos reinos cristianos de la Península Ibérica. Con los monjes blancos entró una impetuosa renovación de la vida monástica, basada en el retorno al primitivo rigor de la regla de San Benito. La austeridad y el equilibrio entre la oración, la lectura y el trabajo manual marcaron la vida de los monjes blancos, que desde Portugal a Cataluña crearon 75 monasterios masculinos. Navarra ocupó un lugar destacado en este panorama, con La Oliva (1149), Iranzu (1178), Leire (1237) y Marcilla (1407), además de Fitero desde 1373. Como conjunto medieval perteneciente al Cister, el monasterio de Fitero obedece a las características de una arquitectura que ha sido clasificada por los historiadores del arte con distintas consideraciones. Los textos que presentamos a continuación hablan de la importancia del conjunto y sirven de análisis historiográfico de esas apreciaciones. ARQUITECTURA PARA EL CARISMA CISTERCIENSE “Tratan de excitar la devoción de los pueblos groseros por los atractivos corporales y no excitarle bastante en los espirituales…A guisa de candelabros, se ven verdaderos árboles de bronce labrados con admirable arte…¡Oh vanidad de vanidades, pero más locura que vanidad!...”1. “Prohibimos que en nuestras iglesias o en cualquiera de las dependencias del monasterio haya cuadros o esculturas, pues precisamente a estas cosas dirige uno su atención, con lo que a menudo queda perjudicado el provecho de una buena meditación y se descuida la educación de la seriedad religiosa”2. “La actitud de San Bernardo y los cistercienses se dirige contra toda forma de artificiosidad que adultere las funciones estrictamente religiosas de la Iglesia. Sus ataques contra la ostentación visualizada de la riqueza, el complicado simbolismo de la escultura románica y el sistema de iluminación que adoptan sus iglesias, constituye una antítesis paralela del sistema gótico basado en el simbolismo de la luz… Esta crítica de los cistercienses contra el lujo y la ostentación de riquezas en los templos no fue una alabanza de la pobreza, sino de la austeridad y la vida religiosa interior… Y es que, en realidad, la crítica iba dirigida, a pesar de la acritud de algunos escritos de San Bernardo, solamente contra el empleo de ciertas formas de culto y nunca contra los valores temporales establecidos que se consideraban inmutables”3. “Movimiento racionalista en pleno siglo XII, con todas las características que tendrán las revoluciones artísticas análogas más modernas… condenación de todo ornato superfluo, libre expresión de las estructuras y franca desnudez de los materiales 1 SAN BERNARDO: Apología a Guillermo, cap. XII Capítulo General del Císter de 1134, cap. 20 3 NIETO ALCAIDE, V.: La luz, símbolo y sistema visual. Madrid, Cátedra, 1978, págs. 78 y ss. 2 1 de construcción…se goza la emoción de la arquitectura pura: proporción, relación de huecos y macizos, firmeza, equilibrio de tensiones, pesos y empujes”4. J. M. Azcárate, en su trabajo El Protogótico Hispano5, considera la arquitectura cisterciense como un capítulo más de la arquitectura protogótica pese a sus propias particularidades. Es protogótica porque los monjes blancos jugaron un papel de primer orden en la introducción de los dos elementos más característicos de la arquitectura gótica: el arco apuntado y la bóveda de crucería. “Grandes especialistas se han preguntado si existió un estilo Císter. En lo formal y estructural hay que responder negativamente, en el terreno de la organización de un monasterio la contestación debe ser afirmativa”6. “El plano del monasterio cisterciense ideal representa un organismo muy madurado, en el cual se ha previsto todo, donde se ha evitado cualquier detalle superfluo, capaz de ser construido por elementos de iguales características y donde el templo sólo ocupa un lugar de honor gracias a sus mayores dimensiones. La severidad y la claridad dominan la estructura de la planta”7. TRES VALORACIONES DEL TEMPLO EN OTRAS TANTAS ÉPOCAS “La iglesia del monasterio es muy suntuosa, puede servir de catedral, fue edificada a costa de don Rodrigo Ximénez de Rada, como dice Inocencio IIII en la Bula que concede cuarenta días de indulgencia a los que visiten la iglesia el día de su dedicación de 28 de junio”8. “La iglesia más magnífica y suntuosa que había en aquel tiempo en España y que aún hoy compite con muchas de nuestras catedrales”9. “La arquitectura del Císter no produjo en España nada tan grandioso”10. INDULGENCIAS PAPALES PARA LA IGLESIA DE ARZOBISPO XIMÉNEZ DE RADA EN 1247 FITERO, A INSTANCIAS DEL “Abati et Conventui S. Marie de Fitero, Cistercienses Ordinis. Liceo de cujus munere venit ut sibi a fidelibus suis digne etlaudabiter serviatur, de abundantia pietatis sue, que merita supplicum excedit et vota, bene servientibus multo majora retribuat quam valeant promoveri. Hihilominus tamen, cupientes reddere Domino populum acceptum, fideles Christi ad complacendum ei, quasi quibusdam illectis premiis, scilicet, et remissionibus invitamos, ut exinde reddantur aptiores. Volentes ut ecclesia vestra, tum reverentiam B. Mariae Virginia, in cujus est dedicata honores, tum etiam 4 CHUECA GOITIA, F.: Historia de la Arquitectura Española. Edad Antigua y Edad Media. Madrid, Editorial Dossat, 1965, pág. 304 5 AZCÁRATE, J. M.: El Protogótico hispano. Madrid, Real Academia de San Fernando, 1974 6 YARZA, J.: Arte y Arquitectura en España 500-1250. Madrid, Cátedra, 1990, pág. 325 7 BRAUNFELS, W.: La arquitectura monacal en Occidente. Barcelona, Barral, 1975, pág. 133 8 Archivo Histórico Nacional. Códice 371B. Relación de la fundación y antigüedad del monasterio de Fitero por don fray Ignacio de Ibero. 1610 9 MUÑIZ, T.: Médula histórica cisterciense. Origen, progresos, méritos y elogios de la Orden de Císter. Vol. I. Valladolid, Imprenta de D. Thomas de Santander, 1781, pág. 177 10 LAMPÉREZ Y ROMEA, V.: “El Real Monasterio de Fitero en Navarra”. Boletín de la Real Academia de la Historia (1905), pág. 294 2 consideratione Venerab. Fratris Archipi. Tolet., qui propiis sumptibus eam contrsturuxisse dicitur, congruis honoribus frequentatur: ómnibus vere penitentibus et confessis, qui ecclesiam ipsam visitaverint, de omnipotentes Dei misericordia, et Beatorum Petri et Pauli Apostolorum ejus auctoritate confisi, quadraginta dies de injunctis sibe penitentiis, annis singuéis relaxamus. Dat. Lugd. III iuds maii, pontifi. Anno IV”11. II.- Thesaurum monasticum UN TESORO ESCONDIDO En el verano de 1927 el párroco de Fitero registró el contenido de sendas arquillas de madera, repletas de reliquias envueltas en telas que se subían a la torre en la fiesta de la Invención de la Santa Cruz (3 de mayo) y se bajaban en la de la Exaltación (14 de septiembre), para preservar de tormentas malignas al municipio. Al proceder a reordenar todos aquellos restos, encontró un verdadero thesaurum: nada menos que dos arquillas medievales de madera policromada, una de marfil y otras dos de placas de este último material, una de las cuales no se pudo recomponer. Todas ellas se encuentran referenciadas en un inventario de reliquias del monasterio fechable hacia 1600, con lenguaje de la época. De algunas se nos dan importantes noticias históricas, como ocurre con la hispanomusulmana, que se describe como: “una arquilla de marfil y toda de una pieza y labrada toda de relieve, tiene alrededor un gran rotulo en arábigo, están muchas reliquias, cuyos nombres no se saben, más de que está un escrito del abad fray Martín de Egüés del año 1523, en que dice que aquel año le dieron aquellas reliquias de la sacristía de la iglesia mayor de Pamplona y que allí las tenían en muchas veneración, pero también sin nombres y títulos de los santos cuyos eran, porque en las arcas a donde primero solían estar las dichas reliquias que eran de plata estaban los nombres de los dichos santos y en el año de 1270, cuando entraron los franceses en Pamplona y quemaron la Navarrería, saquearon también la dicha iglesia mayor y su sacristía y llevaron toda cuanta plata y oro allí pudieron hallar y también llevaron las dichas arcas de plata”12. Junto al conjunto de arquillas y la píxide de esmaltes, conocida secularmente como relicario de San Blas, por haber servido de soporte para la reliquia de aquel santo, se pueden contemplar en las capillas absidales un cofrecito de dote matrimonial del siglo XIV y un sacramentario cisterciense procedente del monasterio que se guarda en el Archivo General de Navarra. III.- Un legado monasterios navarros excepcional entre los grandes MONASTERIO DESAMORTIZADO QUE CONSERVA SU PATRIMONIO MUEBLE A diferencia de lo ocurrido con los grandes monasterios de Navarra, como Leire, Irache, Iranzu o la Oliva, abandonados tras la Desamortización y con su patrimonio mueble destruido o repartido, la iglesia abacial de Fitero conservó gran parte de él, por 11 GOROSTERRATZU, J.: Don Rodrigo Jiménez de Rada gran estadista, escritor y prelado. Pamplona, Imp. y Lib. de T. Bescansa, 1925, pág. 469, doc., núm. 178 12 Archivo General de Navarra. Monasterios. Fitero, núm. 404. Memoria de las reliquias del sagrario 3 haber quedado como parroquia de la villa. Un viejo sueño, por parte de quienes habían vivido bajo el señorío monástico, se hacía realidad al poder celebrar todos sus cultos y fiestas en la capilla mayor, otrora reservada únicamente para los monjes. Gracias a la parroquialidad, hoy podemos contemplar in situ un conjunto de obras destacadas que superan en calidad a la producción artística de la comarca y aún de los talleres de los centros artísticos circundantes. El retablo mayor, obra de Rolan Mois, pintor flamenco que colaboró con Tiziano y pintó para Felipe II, junto a otros retablos con los que se revistieron los muros del templo medieval, la caja del órgano, lienzos y diversas esculturas importadas de talleres castellanos, dan cuenta de un esplendor de las artes, paralelo al de la reforma espiritual y temporal del cenobio, tras el Concilio de Trento. La elección de artistas destacados para todos aquellos proyectos es fiel exponente de un gusto determinado por parte de los promotores, entre los que figuran algunos abades y responsables de la fábrica, así como de unos medios económicos desahogados, gracias a la tripartición de las rentas, que se destinaban desde 1566 al abad, la comunidad y la fábrica. EL PODER DE LAS IMÁGENES Las imágenes han sido extraordinariamente eficaces en tiempos de escasez de las mismas, en que el tiempo para su contemplación era abundante, por lo que quien las miraba podía extraer distintas sensaciones y valoraciones. En definitiva y como ha escrito magistralmente David Freedberg, comparando tiempos pasados con los presentes, ya no tenemos el “ocio suficiente para contemplar las imágenes que están ante nuestra vista, pero otrora la gente sí las miraba; y hacían de la contemplación algo útil, terapéutico, que elevaba su espíritu, les brindaba consuelo y les inspiraba miedo. Todo con el fin de alcanzar un estado de empatía”13 . MOIS Y EL RETABLO MAYOR De Zaragoza llegó a trabajar al monasterio Rolan Mois, pintor flamenco formado en Venecia, al que Jusepe Martínez ensalza como orgulloso pintor, consciente de su valía y de estar practicando un arte y no un oficio, con palabras como éstas: “No se dignó de hacer retratos a gente ordinaria, teniéndose a menos de emplear sus manos en semejante gente, aunque le repagasen, ni tampoco ir a casa de ningún caballero por principal que fuese, sino sólo en su casa lo retrataba; a las damas solamente iba con mucha cortesía a hacerlos a sus palacios y casas; tratóse como caballero, teniendo siempre caballo a la estaca y su casa con la ostentación que merecía su ingenio”14. Su fama de gran artista venía avalada por el hecho de haber trabajado para el mismísimo Felipe II (1584)15 y las más altas familias nobles de Aragón, así como para el monasterio de la Oliva. 13 FREEDBERG, D.: El poder de las imágenes. Estudios sobre la historia y la teoría de la respuesta. Madrid, 1992, págs. 195-196 14 MARTÍNEZ, J.: Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura. Edición, prólogo y notas por Julián GALLEGO. Madrid, Akal, 1988, págs. 218-219 15 CRIADO MAINAR, J.: Francisco Metelín y el retablo mayor de Grisel. Grisel, Ayuntamiento y Centro de Estudios Turiasonenses, 2006, págs. 126-127 4 ALGUNAS CAPÍTULAS DEL CONTRATO DE ROLAN MOIS CON EL ABAD DE FITERO PARA PINTAR EL RETABLO MAYOR EN 1590 “Iten los dos cuadros colaterales que están a los lados de la Asunción de Nuestra Señora, al lado derecho se a de pintar el Nacimiento de Nuestro Señor y al otro la Adoración de los Reyes, procurando que las figuras sean como naturales, como lo muestra la traça” “Iten que todas las cornisas, frisos y alquitranes de todo el retablo han de ser dorados y todos los frisos dello sobre el mismo oro sus labores de variados colores en lugar de la talla compartidos en ello algunos serafines u otra cosa que mejor parezca al pintor para esté con mejor adorno y todas las columnas del dicho retablo han de ser doradas y las estrías coloridas para que surtan de diferentes colores y capitales y basas dellos y pedestales todo dorado y los traspilares hayan de ser todos dorados y en el llano dellos sus labores de colores diferentes muy agraciados” “toda la pintura a se ser al óleo y de muy perfectos y finos colores y todo de buena gracia” “Iten que atendido por el hacer deste retablo se le señalan de precio dos mil y doscientos ducados como abajo se verá, y es muy excesivo precio y sólo se hace por la buena opinión que el dicho Rolan Moys tiene en la pintura, se pone condición que todo lo principal de pintura del dicho retablo el dicho Moys lo aya de hacer por su propia mano y para todo lo que es dorar y estofar traiga personas muy inteligentes del arte y con asistencia suya se haga y con colores muy vivos y perfectos como queda capitulado”. IV.- La cultura y el saber GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER EN FITERO La leyenda El Miserere vio la luz al poco tiempo de la estancia de Bécquer en Fitero, durante el verano de 1861, concretamente en la sección “Variedades” de El Contemporáneo, en el número correspondiente al 17 de abril de 1862. El relato comienza así: “Hace algunos meses que, visitando la célebre abadía de Fitero y ocupándome en revolver algunos volúmenes en su abandonada biblioteca, descubrí en uno de sus rincones dos o tres cuadernos de música bastante antiguos, cubiertos de polvo y hasta comenzados a roer por los ratones…”16. UN TEXTO BÁSICO PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA DE PAMPLONA Una obra conservada en la biblioteca, sin la que la historia de Pamplona estaría incompleta, es el famoso poema de Anelier de Tolouse. Su descubrimiento y primera edición fueron consecuencia de la visita de don Pablo Ilarregui para inspeccionar la librería de Fitero en 1844, en representación de la Comisión de Monumentos de Navarra. Fue entonces cuando el citado investigador apartó algunos valiosos ejemplares, entre ellos el ejemplar único de La Guerra civil de Pamplona, poema escrito en versos provenzales por Guillermo Anelier de Toulouse, obra que según el historiador don José 16 BÉCQUER, G. A.: El Miserere. “Variedades” de El Contemporáneo, 17 de abril de 1862 5 Goñi Gaztambide es una “joya inestimable que bastaría para justificar la existencia del monasterio de Fitero”17. LA PRIMERA IMPRENTA DE LOS MONASTERIOS NAVARROS EN 1606 En 1606 un abad culto e ilustrado, Fray Ignacio e Ibero que había merecido el encargo por parte de las Cortes de Navarra de realizar una Crónica o Historia General de Navarra, encargó unos tipos de impresión para montar una imprenta en el monasterio con el que se editó su Exordio Sacri Ordinis Cisterciensis, en 1606, con el siguiente pie de imprenta: Ex typographio eiusdem Regij Fiteriensis Coenobij. SERMONES Y ARTE Los recursos retóricos y teatrales en los sermones estuvieron en sintonía con las imágenes. Estos últimos eran actos muy frecuentados18 y los predicadores cuidaron mucho de cuanto decían en el púlpito, preparando panegíricos ad hoc, según el auditorio, con el correspondiente ornatus repleto de la retórica imperante y siempre con el triple contenido de enseñar, deleitar y mover conductas. Al predicador se le exigía oración estudio, así como excitar al fervor , haciendo gala de ciencia, elocuencia e ingenio. Todo ello en aras de conseguir los tres citados fines de la oratoria sagrada que no era otro que el movere, o marcar conductas, no sólo deleitando y enseñando, sino moviendo los afectos en los corazones19. LA BIBLIOTECA ABACIAL A FINES DEL SIGLO XVIII Goñi Gaztambide afirma que la biblioteca de Fitero era la más rica de los monasterios navarros20. Se componía de 43 estantes con seis anaqueles cada uno. Según Abella que redactó la voz Fitero para el Diccionario de la Real Academia de la Historia de 1802, en la librería se encontraban en tono a siete y ocho mil volúmenes, entre los que destacaban “muchos breviarios, misales, rituales manuscritos en pergamino, que son primitivos de la orden del Cister y algunos de la historia del reino de Navarra”21. Pocos años antes, en 1799, un monje del mismo monasterio escribía una Noticia del monasterio y villa de Fitero, conservada en la Real Academia de la Historia22. En ella leemos “la fábrica del monasterio es regular y aunque espacioso y muy capaz, no tiene obras de ostentación y solamente la iglesia y la librería son magníficas”. Tales palabras hay que entenderlas en un contexto de un hombre del Siglo de las Luces, que denostaba la arquitectura de la mayor parte de las dependencias de la Edad Moderna, admirando sólo el templo y la cultura que encerraban los muros de la librería. Más adelante, el mismo religioso, enumera los principales códices conservados en aquella 17 GOÑI GAZTAMBIDE, J.: “Historia del monasterio cisterciense de Fitero”. Príncipe de Viana (1965), pág. 326 18 RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, A.: “La literatura ascética y la retórica cristiana reflejados en el arte de la Edad Moderna”. Lecturas de Historia del Arte. Ephialte. (1990), págs. 80-90 19 HERRERO SALGADO, F.: La oratoria sagrada en los siglos XVI y XVII. Madrid, 1996, págs. 165166 y 280 20 GOÑI GAZTAMBIDE, J., “Historia del monasterio … Op. cit., pág. 323 21 ABELLA, M.;: “Fitero”. Diccionario Geográfico-histórico de España por la Real Academia de la Historia. Vol. I. Madrid, Viuda de D. Joaquín Ibarra, 1802, pág. 283 22 Noticia del monasterio y villa de Fitero, escrita hacia 1799 por un monje del mismo monasterio. Transcripción del original conservado en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia y edición de Faustino Menéndez Pidal. Madrid, 1993 6 estancia y el archivo monacal, evaluando el número de ejemplares en siete u ocho mil, con la apostilla de que estaba “muy provista de libros antiguos, así sagrados como de humanidades, aunque no tanto de modernos”. Entre los manuscritos, prolijamente descritos figuraban “varios libros de letra muy antigua en pergamino que son misales, rituales, breviarios de coro primitivos de la Orden cisterciense, algunas vidas de santos y tratados ascéticos”, un tomo en cuarto escrito en pergamino con letra muy antigua obra de San Isidoro de Sevilla, otro del mismo tamaño con Cartas de santos padres, el original del Exordium Sacri Ordinis Cisterciensis, obra del abad fray Ignacio de Ibero, que se imprimió en el monasterio. Entre los manuscritos en papel figuraban las Grandezas del Cister del mismo Ibero, un libro de 350 folios titulado Policía y economía del hombre, en el cual se trataba de “todo lo necesario para el buen aseo, así del hombre, como del buen aliño de una casa, así en lo tocante al servicio de la mesa y aderezo de los manjares, como lo que es hacer conservas, pastas, pastillas, olores, pomas y otras muchas cosas”. Otro tomo semejante en el temario, lo juzga el anónimo cronista, en continuación del anterior. LOS LIBROS “Son buenos amigos los libros, entretienen y aprovechan, divierten y desenfadan. Si cansan, pueden dejarse. Si descansan, proseguirse. Siempre enseñan y, mudamente, sin injuria, reprehenden”23. “QUID EST LIBER? Liber est lumen cordis; speculum corporis; uictorum confussio; diadema sapientium; honorifitentia doctorum; vas plenum sapientia; socius itineris; domesticus fidelis; hortus plenus fructibus; arcana reuelans; obscura clarificans; rogatus respondet; Iussuque festinate; vocatur properat; et faciliter obediens; Explicit ¿QUÉ ES EL LIBRO? El libro es lumbre del corazón; Espejo del cuerpo; Confusión de los vicios; Diadema de sabios; Honra de doctores; Vaso lleno de sabiduría; Compañero de viaje; Criado fiel; Huerto lleno de frutos; Revelador de arcanos; Aclarador de oscuridades; Preguntado responde; Y mandado anda deprisa; Llamado acude presto; Y obedece con facilidad: Fin”24 V.- San Raimundo, abad de Fitero y fundador de la Orden de Calatrava Todos los testimonios iconográficos, al igual que los literarios, acaban por situarnos ante un santo barroquizado, después de su muerte, en sintonía con lo 23 PALAFOX Y MENDOZA, J.: Carta Pastoral VIII y Dictámenes de Curas de Almas. En Obras Completas. Vol. III-1. Madrid, Imprenta de Gabriel Ramírez, 1762, pág. 459 24 Codex miscellaneus. Siglo XI. Toledo 7 desaforado, sensual y teatralista. Al respecto, Teófanes Egido recuerda cómo la vida de los santos no finalizaba con su muerte, ya que, después de dejar el mundo terrenal, se iniciaba otra etapa, decisiva en su historiografía: la de fabricación y recepción de su figura transfigurada25. En el caso de San Raimundo de Fitero, nos encontramos con esa etapa particularmente diseñada, siglos después de su muerte. LA FUNDACIÓN DE CALATRAVA, POR DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA “Después de llegar el Rey Sancho a Toledo, corrió el rumor de que los árabes se dirigían con un gran ejército hacia Calatrava. Los Templarios que guarnecían esta plaza, temiendo no poder hacer frente al ataque de los árabes, acudieron al Rey Sancho y le rogaron que se hiciera cargo del castillo y de la ciudad de Calatrava, ya que ellos nos tenían fuerzas suficientes para resistir al enemigo ni habían podido encontrar otro señor que quisiera correr el riesgo de la defensa de la plaza. Se hallaba en la capital del Reino un religioso llamado Raimundo, abad de Fitero, a quien acompañaba el monje Diego Velázquez, de origen noble que se había educado en su juventud con el Rey Sancho y había sido experto en las artes militares. Este monje, al ver al Rey preocupado por la suerte de Calatrava, aconsejó al Abad que pidiera al Rey dicha plaza y, aunque al principio, el abad se resistiera, al fin, hizo caso a las instancias del monje y llegándose al Rey, le pidió Calatrava. A pesar de que esto no les pareciera cuerdo a algunos, sin embargo, como era del agrado de Dios, el Rey dio su consentimiento. Entonces el Abad y el monje acudieron inmediatamente al Primado Juan, que entonces presidía la Iglesia toledana. Este, al oír su santo propósito, dio gracias a Dios, les ayudó en seguida con sus propios bienes y mandó predicar públicamente que todos los que acudieran en defensa de Calatrava obtendrían el perdón de todos sus pecados. Con esto se hizo tal conmoción en la ciudad que apenas quedó nadie que no marchara en persona o, al menos, proporcionara caballos, armas o dinero para dicha acción. El Rey Sancho donó al instante al Abad y a la Abadía de Santa María de Fitero, la fortaleza y la ciudad de Calatrava como posesión perpetua. Guiados por el Señor, el Abad y el monje se dirigieron a Calatrava. Entonces ocurrió que, por providencia del Altísimo, aquel ejército agareno del que tanto se había hablado, no asedió a la ciudad. Muchos, movidos por la devoción, recibieron la forma de vida de aquellos monjes vistiendo un hábito más simplificado como lo exigía ña agilidad militar y así, con la ayuda del Señor, prosperó la obra emprendida por los monjes. El Abad Raimundo regresó a su monasterio de Fitero, y tomando consigo animales, rebaños y otros enseres, y acompañado de gran número de guerreros a quienes él mismo había suministrado dinero y avituallamiento, volvió de nuevo a Calatrava. En Fitero dejó solamente a los ancianos y enfermos para el cuidado del monasterio. Así es cómo el Santo Abad Raimundo fundó la esclarecida Orden de Calatrava. Sus monjes alababan a Dios con el salterio, al mismo tiempo que ceñían la espada. Su comida era muy frugal; sus vestidos, áspera lana. La estricta observancia de la Regla les servía de prueba y la práctica del silencio les acompañaba. El frecuente doblar las rodillas les humillaba y las vigilias nocturnas les mortificaban. La oración frecuente les instruía y el continuo trabajo era su mejor ejercicio. Unos a otros se ayudaban como hermanos con el mutuo ejemplo. Raimundo fue primer Abad de Fitero. Al morir fue sepultado en la villa de 25 EGIDO, T.: “Contexto histórico de San Juan de la Cruz”. Experiencia y pensamiento en San Juan de la Cruz. Madrid, 1990, págs. 335-377 8 Ciruelos, cerca de Toledo, donde, según cuenta la tradición, Dios obró muchos prodigios por su medio”26. LA CRUZ DE CALATRAVA El elemento que por excelencia identifica a San Raimundo es el emblema de la orden que fundara en 1158, la cruz de Calatrava, una cruz de gules flordelisada adaptada por la Orden en 1397, por concesión del papa Benedicto XIII. Al respecto señala el autor de la Médula histórica cisterciense que, considerando los calatravos su hábito “incómodo y gravoso para la guerra, y de ningún distintivo de otras Ordenes Militares, solicitaron de la Santidad de Benedicto XIII, que en lugar de la capilla de que usaban sobre el escapulario negro, se les concediese una cruz por divisa. Asintió su Santidad a esta petición, y en su vista expidió una bula, su data en Aviñon el año mil trescientos noventa y siete a veinte y seis de junio, y tercero de su Pontificado, por la que se les permitió el uso de la Cruz roxa o encarnada, que él mismo delineó en la Bula”27. El Bulario de la Orden militar publicado, en Madrid, en 1761 trae una copia del citado documento pontificio con el siguiente título: “Bulla, qua conceditur Magistro et fratribus Ordinis facultas portandi Crucem rubei coloris in sinistra parte pectoris, loco caputiorum, quae antea deferebant”28. La citada cruz de gules roja ha sido hasta hoy divisa de la Orden y, por supuesto en la práctica totalidad de las representaciones de San Raimundo, ya sea como canónigo, abad, fundador o guerrero, siempre resulta ser el elemento que identifica al santo por encima de cualquier otro. CANÓNIGO DE TARAZONA “Ya insigne canónigo nuestro, anacoreta esclarecido, abad discreto, general valeroso, campeón esforzado, edificación de cristianos, terror y ruina de sarracenos; todo lo dije nombrando a Raymundo. Ya digo, no se atreve fatigada la voz a proseguir tus elogios; pues por más que salga de madre la corriente e la humana elocuencia, siempre quedará corta en tu alabanza a las dilatadas márgenes de la humana elocuencia: querer ceñir el campo espacioso de tus elogios a una Oración, sería reducir a breve concha, todo un mar. Sirva esto de disculpa, para haber yo andado tan corto en tus aplausos: pues tal vez su misma abundancia empobrece al ingenio. Te he celebrado portentoso en el desierto, gobernando anachoretas y prodigioso en la campaña destrando milicias, soldado en el desierto, anacoreta en el campo y en todo diestro: Quien sino la grandeza de tu generoso ánimo, hubiera juntado tan distantes ejercicios en un sujeto? Ser un Hilarión en el desierto y al mismo tiempo un Alexandro en el campo; sólo cupo en un Raymundo para que excediese en grandeza al mismo Alexandro. No se extrañe, pues, que tanto héroe no haya podido decir ni cortedad todo lo que es: Estaré contento, con haber insinuado algo y saque allá mi auditorio la proceridad de este gigante por sólo un dedo. Gózate, pues, Oh Raymundo que mereciste tan singular gracia del cielo. Gózate catedral muy esclarecida que tuviste tal canónigo y que alcanzaste para el culto el Rezo. Gózate ciudad nobilísima, pues lograste tal hijo que está desde la Esfera protegiendo la fortaleza de tu vencedor castillo. Gócese el Cister, en que la ociosa abeja de Bernardo labró tan maravilloso panal. Gócense Calatrava, Aragón y Castilla 26 XIMÉNEZ DE RADA, R.: De Rebus Hispaniae, lib. VII, cap. XIV y XXVII MUÑIZ, R., Medula histórica cisterciense. Vol. IV. Valladolid, Viuda de Tomás Santander, 1787, págs. 149-150 28 Bullarium Ordinis Militiae de Calatrava. Madrid, ex Typographia Antonii Marin, 1761, págs. 227-228 27 9 con un capitán que en tan repetidas batallas llenó sus ámbitos de tan militar gloria. Y gocémonos todos, en fin, de tener en él tan poderoso intercesor para que, alcanzándonos de Dios la gracia en esta vida, merezcamos acompañarle en la eternidad de la gloria”29. VI.- Magnificencia para el culto divino EL CONCEPTO ARISTOTÉLICO DE “MAGNIFICENCIA” “Parece que debemos hablar, a continuación, de la magnificencia, puesto que también ésta se considera una virtud relacionada con las riquezas. Sin embargo, a diferencia de la liberalidad, no se extiende a todas las acciones que implican dinero, sino sólo a las que requieren de grandes dispendios, y en esto excede en magnitud a la liberalidad. En efecto, como el mismo nombre sugiere, es un gasto oportuno a gran escala… Pero el que gasta en cosas pequeñas o moderadas, según requiere el caso, no se le llama espléndido,…. El espléndido se parece al entendido, pues es capaz de percibir lo oportuno y gastar grandes cantidades convenientemente… En consecuencia, la obra debe ser digna del gasto y el gasto de la obra, o aún excederla y el hombre magnánimo hará tales cosas a causa de su nobleza, ya que esto es común a las virtudes… Pues no es la misma virtud de la posesión que la que lleva consigo la obra; en efecto, la posesión más digna es la que tiene más valor…. La excelencia de una obra, su magnificencia, reside en su grandeza… La magnificencia es propia de los gastos que llamamos honrosos, como los relativos a los dioses –ofrendas, objetos de culto y sacrificios-, e, igualmente, de todos los concernientes a las cosas sagradas y cuantas se refieren al interés público, por ejemplo, cuando uno se cree obligado a equipar con esplendidez un coro o una tirreme o festejar a la ciudad…. Por eso un pobre no puede ser magnífico, porque no tiene los recursos para gastar adecuadamente… Esto conviene a los que ya cuentan con tales recursos, bien por sí mismos, bien por sus antepasados o por sus relaciones, y a los nobles o a las personas de reputación o de otras calidades así, pues todas ellas implican grandeza y dignidad…., porque el espléndido no gasta para sí mismo, sino en interés público, y los regalos tienen cierta semejanza con las ofrendas votivas. Es también propio del hombre magnificente amueblar la casa de acuerdo con su riqueza (pues esto es también decoroso) y, gastar, con preferencia, en las obras más duraderas (porque son las más hermosas) y, en cada caso, lo debido, pues las mismas cosas no convienen a los dioses y a los hombres, a un templo y a una sepultura”30. SACRISTÍA: TRIUNFO DEL BARROCO, UN ARTE PARA LOS SENTIDOS El arte de la época y cultura de los siglos del Barroco, se basan en el impacto sensorial, en la grandilocuencia, el ornato, la desmesura, la extravagancia y se destina a conmover, impresionar, enervar y provocar sensorialmente al individuo, marcándole 29 ELIZALDE Y URSÚA, F. A.: Oracion sacra panegyrica que en la solemne fiesta, que en el dia 15 de marzo, celebrò la Santa Iglesia Cathedral de Tarazona, del glorioso San Raymundo de Serra... fundador del... Orden militar de Calatrava, con ocasion del nuevo rezado que ha concedido... Benedicto XIII para la dicha ciudad y toda su diocesi / dixo el D. D. Francisco Antonio de Miranda Elizalde y Ursua... Zaragoza , por Miguel Montañes..., 1728. Ejemplar en la Biblioteca Yanguas y Miranda de Tudela, FA/800(3) 30 ARISTÓTELES: Ética Nicomáquea. Libro IV. Madrid, 1993, págs. 215-217 10 conductas a través de los sentidos, siempre más vulnerables que el intelecto, con el fin de despertar y mover por todos los medios y modos a los afectos. UNA FUENTE TEXTUAL PARA LA LECTURA DE UNA PINTURA DE BERDUSÁN “Veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no puedo ver sino por maravilla; aunque muchas veces se me representan ángeles, es sin verlos... esta visión quiso el Señor le viese así: no era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parece todos se abrasan: deben ser los que llaman querubines, ... Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener algo de fuego; este me parecía meter en el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que no hay que desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal sino espiritual, aunque no deja participar el cuerpo algo, y aun harto”31. UNA ARTESANA ARTISTA Del mismo modo que los frailes tracistas convirtieron su quehacer en arte, al diseñar edificios, algunas religiosas de clausura llegaron a tal grado de especialización en sus tareas de bordado que emularon a los bordadores profesionales, entonces hombres. Tal fue el caso de la carmelita descalza Graciosa de los Ángeles (+1672), del Carmelo de San José de Pamplona. En una relación de su vida del archivo conventual se alaban sus virtudes, entre las cuales destacaban sus excelentes manos para la labor con las cuales fue de gran utilidad a la comunidad, agregando que “bordaba con gran primor y cualquier cosa que la madre Graciosa hacia la dejaba acabada con toda perfección y en un terno en que las madres ganaron mil ducados de solo hechuras la madre Graciosa fue una de las que más se esmeró y fue tal su fervor y de las demás que hicieron esta labor, que el Padre Provincial fray Martin de Jesús Mª se vio obligado a mandar en la visita y dejo por escrito entre otras cosas que no se levantasen las religiosas a las cuatro a trabajar y este terno era para la Real Casa de Fitero y toda esta obra dijo el que se hiciese y se debe a la diligencia de la madre Ana Maria de Jesús, aquella gran religiosa”32. RELIQUIAS EN EL MONASTERIO Entre las reliquias destacadas del monasterio figuraron las de bienaventurados que encontramos en las imágenes: Santa Teresa, San Andrés, San Blas, San Raimundo y, por supuesto, San Bernardo y San Benito. Un inventario, elaborado hacia 1600, da cuenta de muchas reliquias, generalmente contenidas en el interior de las famosas arquetas de marfil, madera policromada y esmaltes, todas ellas medievales, que estuvieron dentro de las arcasrelicario decoradas por Rolan Mois y que forman parte de la presente muestra. Entre 31 SANTA TERESA DE JESUS: Vida, 29, 13 Archivo del Convento de las Carmelitas Descalzas de San José de Pamplona, Libro de Difuntas, 15941803, fol. 71v 32 11 aquel conjunto de reliquias no faltaban las de tipo maravillosista y de excesiva credulidad. En una pequeña relación del antiguo relicario, con letra del siglo XVI se leía: “Memoria de las reliquias que tengo por muy verdaderas. Del lugar donde Cristo fue reclinado en el pesebre. Del olivo que está en la casa de Anás, en el cual estuvo Cristo ligado. Del lugar donde subió Cristo a caballo el domingo de Ramos. Del terebinto de Nuestra Señora a la sombra de este árbol. De la piedra del monte Calvario. De la casa de la Visitación. De la cueva donde se escondió Nuestra Señora. Del sepulcro de Nuestra Señora la Virgen María en el valle de Josafat. Del sepulcro de San José, esposo de la Virgen. De la probática piscina. Del sepulcro de Santa Ana, madre de Nuestra Señora. De un hueso de Santiago, patrón de España…..”33. INSIGNIAS PARA UNA JURISDICCIÓN QUASI EPISCOPAL En pleno siglo XVI, concretamente en 1560, bajo el abadiazgo de fray Martín Egüés II, la abadía obtuvo un privilegio e Pío IV por el que el territorio el monasterio se erigía en “nullius diócesis”, lo cual suscitó innumerables pleitos con la mitra de Tarazona. En virtud del privilegio papal se creó una especie de curia episcopal y los abades actuaron con amplísima jurisdicción eclesiástica, con visitas a la iglesia con rico el protocolo y ceremonial34. Las insignias de su dignidad constituirían un motivo para aquellos pleitos. Desde tiempos del abad fray Martín Egüés II (1540-1580) los abades utilizaban en las misas pontificales no sólo el báculo pastoral, sino también mitra. Posteriormente los abades de Fitero introdujeron la costumbre de llevar pectoral y anillo no sólo en su iglesia durante los divinos oficios, sino fuera del monasterio en los reinos de Aragón y Navarra, tanto en funciones públicas como privadas y en las Cortes del Reino, por lo que sostuvieron pleitos con los obispos de Tarazona y Pamplona, ganando la batalla los abades35. El que fuera archivista del monasterio, fray Manuel Bautista Ros resumía, en 1634, los privilegios de jurisdicción eclesiástica del abad del siguiente modo: “el abad nombra a un monje que es Vicario General y a otro Cura de Almas, aprueba las confesiones de los monjes, da licencia para predicar, censuras y excomuniones. Tiene jurisdicción quasi ordinaria, es abad Bendito con silla pontifical en la iglesia, báculo, mitra, pectoral, anillo y gremial y da asimismo órdenes menores. Da licencia para predicar y confesar a los que vienen de fuera. Da licencia para pedir limosna, visita anualmente la iglesia, visita testamentos, cofradías, aniversarios y otras obras pías. Da o niega licencia para enterrar en la iglesia. Cuando se necesita de confirmación, el abad lo hace”36. Selección de Textos Ricardo Fernández Gracia, Comisario de la Exposición Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro. Universidad de Navarra Pamplona, abril de 2007 33 Archivo General de Navarra. Monasterios. Fitero, núm. 404 GOÑI GAZTAMBIDE, J.: “Historia del monasterio … Op. cit., págs. 306-307 35 Ibid., págs. 306-308 36 Archivo Histórico Nacional Códice 906B. Libro Tumbo o Naranjado del Monasterio de Fitero, fol. 559 34 12