Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) Inquieta compañía de Carlos Fuentes: Otra vuelta de tuerca MARISOL NAVA* Henry James (1843-1916), uno de los escritores más relevantes y célebres de la literatura estadounidense, publicó en 1898 La vuelta de tuerca, magistral novelare conocida como una “prueba culminante de la calidad estilística del autor” (Bonfil 11), motivo por el cual se instaura como una de las obras más importantes de la literatura fantástica al proponer: Una nueva historia de fantasmas dentro de la tradición del cuento sobrenatural. Es la vieja ficción gótica, pero esta vez sin cocheros espectrales, sin castillos, sin fosos y sin puentes levadizos. Una historia de fantasmas con un solo punto de vista, el de la institutriz inglesa que intenta liberar a dos niños de la influencia corruptora de dos seres de ultratumba. O quizá sea la historia –vuelta de tuerca definitiva– de una institutriz que termina corrompiendo a dos niños con el producto de sus propias alucinaciones. (11) Esta ambigüedad trasciende a la novela y, desde entonces, el título de la misma deviene metáfora de la literatura fantástica, en tanto “la vuelta de tuerca” alude a un sorpresivo cambio en la trama de una obra, la cual da un revés en cuanto a su construcción realista y, en esa medida, lo sobrenatural irrumpe fracturando la razón y la lógica, en apariencia inamovibles, pero definitivamente quebrantadas mediante deslices, rupturas y transgresiones de lo establecido inherentes a lo fantástico. Sin embargo, darle la vuelta a las situaciones no es tarea sencilla; por eso, la literatura fantástica recurre a todos los aspectos de construcción narrativa para realizar tal faena: procedimientos verbales, estructuras sintácticas y categorías semánticas. Inquieta compañía de Carlos Fuentes resulta un paradigmático ejemplo de ello. Publicada en el 2004, la obra reúne seis cuentos: “El amante del teatro”, “La * CA: Literatura Hispanoamericana Contemporánea.CA-36, Universidad Autónoma de Tlaxcala. ISBN: 978-607-9348-18-2 97 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) gata de mi madre”, “La buena compañía”, “Calixta Brand”, “La bella durmiente” y “Vlad”. Carlos Rubio lo considera “un libro de corte fantástico y de suspenso, en el que logra atmósferas donde lo vivo y lo muerto, lo antiguo y lo moderno se combinan con maestría” (3c). Por su parte, para Armando G. Tejeda estos “seis relatos fantásticos “o misteriosos” en los que no se llega a “una conclusión explícita” (7a) son notables, pues “Fuentes recuperó así un género, el fantástico, que en sus recientes obras no había utilizado a pesar de que una de las más célebres, Aura, se enmarca en este tipo de literatura” (7a). La primera situación destacable de Inquieta compañía es la extensión de los cuentos que abarca desde 38 páginas (“El amante del teatro”) hasta 79 (“Vlad”). Cada historia se desarrolla con una evidente amplitud y profusión narrativa; incluso, la mayoría de ellos, excepto “Calixta Brand”, se presentan divididos, mediante subtítulos numerados. Por supuesto, la extensión es un dato menor dentro de la trascendencia literaria; no obstante, lo considero un factor decisivo en estos textos, pues es un anuncio de su propósito estético, en tanto requieren de tal extensión para dar cuenta de varios motivos temáticos de la literatura fantástica, todos ellos catalogados como clásicos. Carlos Fuentes lleva a cabo tal empresa de una forma singular: en un primer momento, cada cuento de Inquieta compañía despliega una historia rica en descripciones espaciales, en caracterizaciones de los personajes a través de sus comportamientos, deseos y obsesiones y en situaciones insólitas, en donde se comienza a sugerir el predominio de un determinado motivo temático que signa gran parte de la urdimbre narrativa: la prueba o flor de Coleridge, la reencarnación, el doble, el cuadro animado, la suspensión del tiempo y el vampiro; no obstante, en las secuencias finales la historia da una vuelta de tuerca, para recuperar el título de Henry James, al irrumpir otro motivo que surge para complementar y/o problematizar al primero: el fantasma, la metamorfosis, la regresión, la duda sobre la vida y la muerte o la aparición de un ángel, los cuales enriquecen notablemente a cada texto. Estos motivos temáticos poseen una larga tradición y raigambre en la literatura fantástica, por ello, el aporte de Carlos Fuentes con Inquieta compañía ISBN: 978-607-9348-18-2 98 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) no es innovarlos en su descripción o mecanismo, pues el autor se apega al canon establecido para cada uno de ellos, sino justamente el sorpresivo cambio de la historia, mediante esa vuelta de tuerca narrativa, gracias a la incorporación de un inesperado motivo que modifica el rumbo de los acontecimientos previstos al inicio. Así, Inquieta compañía evidencia su fidelidad a la tradición, aunque al mismo tiempo la renueva por la fusión de dos o más motivos. Al respecto, el propio Carlos Fuentes declara: […] en la literatura no hay creación que no se apoye en la tradición, a su vez que no hay tradición que viva sin el aporte de una nueva creación, tal es la relación entre creación y tradición. Sobre todo cuando entramos al terreno de la literatura fantástica, que se origina de las narraciones más antiguas, que se repiten constantemente y que perviven […] de manera que siempre en la literatura fantástica hay que remontarse al origen de la narración. (Citado por Tejeda 7a) Mi estudio se centra, por tanto, en el aspecto semántico de los cuentos, a través del funcionamiento de sus principales motivos temáticos. En el primer cuento, “El amante del teatro”, el narrador personaje es el mexicano Lorenzo O‟Shea, hombre soltero de treinta y tres años, quien radica en Londres y cuyo trabajo consiste en la edición de filmes; además, es un apasionado del teatro, por el cual confiesa un gusto casi obsesivo, inclusive gasta gran parte de su salario en entradas a numerosas representaciones; esta asiduidad lo ha convertido en un experto del género, el cual le concede experiencias no otorgadas por el cine: “Un actor de teatro me libera de la esclavitud de la imagen filmada, intangible, siempre la misma, editada, cortada, recortada e incluso eliminada, pero siempre la misma” (Fuentes 12). Esta obsesión se interrumpe cuando descubre en el departamento frente a su casa a una joven mujer que le atrae sobremanera; esta nueva y creciente afición le distrae de sus actividades cotidianas: el trabajo y el teatro; de hecho, Lorenzo deja de asistir a su empleo con un único fin: “me instalé en el centro del marco de mi ventana día y noche, dispuesto a no perder el momento en que mi ninfa sucumbiese a la atracción de mi mirada y me ofrendase la suya” (22). Sin embargo, así como un día la joven se mudó al departamento también se retira, de la noche a la mañana y sin mayores preámbulos. Esta ISBN: 978-607-9348-18-2 99 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) ausencia es reemplazada, una vez más, por la devoción de Lorenzo al teatro, quien recupera sus rutinas, sobre todo cuando se entera de la próxima representación de Hamlet con el actor Peter Massey, función a la que asiste fervientemente y en la cual le aguarda una enorme sorpresa: la actriz que personifica a Ofelia es la joven a quien tanto admiraba; no obstante, nada puede hacer para saber más sobre ella, pues el ególatra protagonista impide dar crédito a los otros actores, cuyos nombres incluso se omiten. Su único recurso para seguir viendo a su amada es acudir a todas las funciones teatrales; de este modo, su tenacidad es premiada, pues una noche: Ofelia me miró, directamente a los ojos. Yo estaba, digo, en primera fila. Quizá, todas las noches, Ofelia decía adiós de esta manera, seleccionando a un espectador para imprimir sobre una sola persona del público todo el horror de su locura. Esta noche yo fui ese espectador privilegiado […] Ofelia me sostuvo la mirada que yo le correspondía. En ella iba el mensaje de toda mi pasión por ella, toda la melancolía de nunca habernos amado físicamente. (39) Tal acontecimiento estremece a Lorenzo, quien se angustia al acercarse la última representación de Hamlety y con ello el término de ese deleite visual conferido por la joven. En la última función, su amada le sorprende al aventarle una flor, lo cual pone en marcha el primer motivo temático de lo fantástico: “alargó la mano fuera de la fluyente piscina teatral y me arrojó una flor de aciano que se arrancó del pelo y que fue a dar a mi mano” (42). Esta flor adquiere su insólita naturaleza en las precipitadas e imprevistas secuencias finales del cuento, pues ante el temor de que la joven muera realmente, tal como sucede con el personaje de Ofelia, Lorenzo sube al escenario a rescatarla, pero descubre que ya está muerta; el asesino es el actor Peter Massey quien, en su papel de Hamlet, porta un auténtico puñal, el cual también clava en la espalda de Lorenzo. El final fusiona los dos motivos temáticos que dan sentido a todo el cuento, pues aunque Lorenzo menciona la noticia publicada en los diarios sobre la muerte de la joven y posiblemente la de él, aconseja no dar crédito a la crónica que consigna tal suceso, en tanto ha regresado a su casa, con un solo propósito: “No quería que ISBN: 978-607-9348-18-2 100 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) pasara un minuto sin que la flor me acompañara, de aquí al terrible momento de su propia muerte. Pues la flor de Ofelia prolongaba la vida de Ofelia. La miré, fresca, azul, bella, esa noche y la siguiente. Llevo meses mirándola. La flor no se marchita” (46). Este término evidencia el motivo de la flor de Coleridge, también llamado prueba u objeto mediador, es decir, “un objeto que, con su inserción concreta en el texto, se convierte en testimonio inequívoco del hecho de que el personaje-protagonista ha realizado efectivamente un viaje, ha entrado en la dimensión de otra realidad y ha traído consigo un objeto de aquel mundo” (Ceserani 108). En “El amante del teatro”, la flor confirma la existencia de otro mundo representado por Lorenzo, quien habla desde la muerte, pues la puñalada de Massey lo ha convertido en un paciente y enamorado espectro. De esta forma, los motivos de la prueba y del fantasma se fusionan bellamente en el desenlace del cuento, en donde el acto amoroso encuentra sentido gracias a la existencia de ambos, aunque esa presencia sea definitivamente fantástica. “La buena compañía” configura un extraordinario cuento que, por momentos, recuerda a otras obras fantásticas de Carlos Fuentes: “Tlactocatzine o el jardín de Flandes”, “La muñeca reina” y Aura. El narrador extradiegético relata la historia de Alejandro de la Guardia, mexicano radicado en Francia, quien tras la muerte de su madre regresa a México por el pertinaz consejo de ésta, en tanto le recuerda la cuantiosa fortuna que aún poseen sus dos ancianas y solteronas tías, motivo suficiente para atraer la atención de Alejandro que posee una escasa heredad. Las dos tías, María Serena y María Zenaida, así como las rutinas establecidas por éstas, resultan un enigma para el joven: Zenaida es jovial, cariñosa y lo atiende durante el día; en la noche, la encargada es Serena, la tía rígida, ajena a cualquier frivolidad. Esta imagen del doble, mediante actitudes contrarias crea una atmósfera propicia para lo fantástico. Si en algo coinciden las tías es en la prohibición para que Alejandro salga por la puerta de enfrente; de hecho, le aconsejan no salir de la casa por el peligro que implica la ciudad de México, incluso ellas nunca salen, por lo que para el mundo exterior dicha vivienda está abandonada y más aún “Afuera creen que somos fantasmas…” (Fuentes 123); con ello, surge el primer motivo temático del cuento: la posibilidad de que ISBN: 978-607-9348-18-2 101 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) dichas mujeres estén muertas. Aunado a ello, sobrevienen otros nimios sucesos que incrementan la duda de Alejandro sobre las labores de sus tías en aquella residencia, pues de manera progresiva van apareciendo objetos infantiles en su cuarto: una pijama, un chocolate, “osos felpudos, tigres rellenos de paja, títeres y alcancías de cochinito, trenes de juguete sobre vías bien dispuestas, autos de carrera miniatura, todo un ejército inglés de casacas rojas y bayonetas caladas, patines, un globo terráqueo, trompos y baleros, nada femenino, sólo juguetes de niño” (127), los cuales presupone le dejan sus tías, aunque desconoce la razón. Hasta este momento, los motivos del doble y de la duda entre vida-muerte predominan mediante las extravagantes y especulares acciones de las dos ancianas. No obstante, hacia el final sobreviene la vuelta de tuerca que altera el rumbo de la historia, pues Alejandro experimenta una literal regresión hacia la infancia: “Al enjabonar las axilas, sintió que algo se iba. El pelo. Se enjabonó el pubis. Quedó liso como un niño” (128) y con ello se revela el auténtico objetivo de las tías respecto a Alejandro: alguna de ellas, no se dice cuál, tuvo un hijo que murió en un accidente y cuyo cadáver mantienen encerrado en un ataúd dentro de su casa, en esa medida, la llegada de su sobrino les da la posibilidad de darle un compañero al niño, un ángel de la Guardia, como lo anuncia el apellido del personaje: “Entra, Alex, Recuéstate, santito. Duerme, duerme para siempre. Acompaña a nuestro hijito” (130); la insólita regresión efectuada en Alejandro ubica a estas misteriosas mujeres entre dos categorías: hechiceras y/o brujas, aunque no se mencionan mayores detalles sobre su naturaleza. “La buena compañía” se construye con recursos verbales y sintácticos que refuerzan su notoria ambigüedad, me refiero a literalizaciones, frases modalizantes, silencios, indicios y las constantes preguntas de Alejandro ante los inusitados hechos, lo cual evidencia una clara retórica de la incertidumbre. El doble, la duda entre vida y muerte mediante personajes fantasmagóricos, así como la regresión a la infancia hacen de éste, un cuento siniestro, aterradoramente seductor. Por su parte, en “Calixta Brand” el narrador personaje, Esteban, rememora su vida con la mujer que le da título al cuento: una estudiante de literatura y joven excepcional, que inclusive quiere ser “algo imposible” (133). La relación de ISBN: 978-607-9348-18-2 102 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) Esteban y Calixta inicia de forma inmejorable; se casan enamorados y sus rutinas matrimoniales funcionan tersamente: Esteban trabaja todo el día en Volkswagen, mientras Calixta, que ha renunciado a sus estudios literarios, se entrega a la reparación y al embellecimiento de la casa de Esteban, herencia de sus padres, dedicando sus mejores esfuerzos al jardín; este panorama se complementa con las deliciosas cenas que Calixta dispone cada noche, los juegos de ajedrez entre ambos y hacer el amor al terminar la jornada. La armonía se fractura cuando Esteban se entera que Calixta ha continuado su labor literaria, esta vez por medio de la creación. Atenazado por la curiosidad, Esteban le pide leer algunos de sus cuentos; el resultado es nefasto, pues los escritos, que abordan temas como la infidelidad y el amor, rompen la seguridad emocional de Esteban, quien erróneamente lee las ficciones de Calixta como un fiel reflejo de su mundo interior, a lo cual se suma un considerable sentimiento de inferioridad: “la convicción de que Calixta era superior a mí, no sólo intelectual sino moralmente. La vida de mi mujer cobraba sentido a expensas de la mía. Mis horarios de oficina eran una confesión intolerable de mi propia mediocridad. El silencio de Calixta me hablaba bien alto de su elocuencia. Callaba porque creaba” (142). Ante esta situación, se gesta un cambio en Esteban, quien va agriando la relación con sus propios prejuicios: “En la cama, mi potencia erótica disminuía. Era culpa de ella. En la mesa, dejaba de lado los platillos. Era culpa de ella. Calixta me quitaba todos los apetitos” (144), situaciones que Calixta tolera estoicamente, lo cual exaspera aún más a Esteban. Esta insufrible realidad se modifica cuando Calixta enferma de una imprevisible parálisis espástica que la inmoviliza completamente, incluso pierde la capacidad de hablar. A partir de ello, Calixta pasa los días postrada en una silla de ruedas, frente al jardín, que lentamente se va marchitando y perdiendo su belleza, igual que ella. Un día, Esteban encuentra sus escritos y descubre un mensaje dirigido a él, lo cual suscitará lo fantástico: “si muero, mira atentamente mi retrato y registra los cambios. Te juro que muerta te dejaré mi imagen viva para que me veas envejecer como si no hubiera muerto” (156). Posteriormente, el cuento integra una referencia ficcional al escritor poblano Pedro Ángel Palou, antiguo maestro de Calixta, quien la visita descubriendo su deplorable situación; ISBN: 978-607-9348-18-2 103 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) por ello, el escritor le propone a Esteban presentarle a un alumno, jardinero y enfermero, al cual puede contratar para cuidarla. Mientras llega su custodio, Calixta continúa recibiendo constantes humillaciones de Esteban, lo cual percibe Palou apremiando la llegada de Miguel Asmá, quien atiende con esmero y amor tanto a Calixta como a su jardín, regresándoles la belleza perdida a ambos. Bajo esta situación, se clarifica el primer motivo fantástico, pues Esteban descubre que la foto de Calixta “Perdía vejez. Iba retornando a ser la hermosa estudiante de las Ciudades Gemelas de Minnesota” (165), con esta secuencia irrumpe el motivo del cuadro animado que, con El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, alcanzara fama internacional. Este extraordinario acontecimiento ha sido posible gracias a Miguel Asmá, cuya naturaleza configura otro aspecto que, hacia el final del cuento, invierte la historia: “Abrazando a mi esposa, Miguel Asmá ascendía desde el jardín hacia el firmamento. Dos alas enormes le habían brotado de la espalda adolorida, como si todo este tiempo entre nosotros, gracias a una voluntad pesumbrosa, Miguel hubiera suprimido el empuje de esas alas inmensas por brotarle y hacer lo que ahora hacía: ascender” (169). La bella, inteligente y extraordinaria Calixta Brand asciende a los cielos en los brazos de Miguel Asmá, su arcángel, cumpliendo su deseo de ser algo imposible; en contraparte, Esteban termina solo, recluido en su finitud humana y en un claro contraste respecto al mundo imprevisible de lo fantástico que destruye las seguridades cotidianas. “La bella durmiente” resulta un cuento complejo, por la ambigüedad en cuanto a las voces narrativas. En primera instancia, un joven médico llamado Jorge Caballero comienza narrando la historia de Emil Baur, un alemán radicado en México desde la Revolución Mexicana, quien contrae nupcias con una bella y misteriosa menonita, Alberta Simmons. Baur recurre a los servicios profesionales de Jorge, pues Alberta padece narcolepsia, estado de permanente sueño, del cual sólo es posible sacarla el joven médico, quien llega a la casa de los Baur para literalmente darle vida a Alberta, lo cual realiza, para sorpresa suya, mediante sus caricias y palabras; en esta parte de la historia predominan escenas eróticas centradas en la transgresora relación entre Jorge y Alberta y vaticinio de lo fantástico: “Cada noticia sobre mi vida se duplicaba y hasta triplicaba en este ISBN: 978-607-9348-18-2 104 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) trayecto a lo largo de un paisaje vacío que, por el hecho de serlo, podía contener todas las historias imaginables, las de la vida recordada y las de la vida olvidada, las de lo que fue y las de lo que pudo haber sido…” (178); el motivo temático de la reencarnación irrumpe al proponer la repetición de una historia que trasciende a lo largo de los años y lo cual efectúa Emil Baur, quien insólitamente posibilita que regresen a la vida Jorge Caballero y Alberta, una pareja de judíos exterminados durante la Segunda Guerra Mundial y quienes antaño habían vivido una intensa relación amorosa como Georg von Reiter y Alberta Simmons. La incertidumbre del cuento radica en si efectivamente Emil Baur ha podido regresarles la vida a estos personajes o si sólo es producto de su ensoñación, pues el desenlace del cuento atesora una inesperada trasformación, en tanto la última secuencia es narrada, no por Jorge Caballero, sino por la esposa de Emil Baur: “Eternamente sentada al lado de Emil Baur en la sala de la mansión del desierto, supe, una vez más, que mi propia voz no sería escuchada por mi marido. Yo sólo era el fantasma que servía de voz a otros fantasmas. ¿Qué iba a decirle para cerrar este libro una vez más, antes de iniciarlo de vuelta?” (221). Este cuento resulta el más circular y ambiguo de los incluidos en Inquieta compañía, pues discursivamente termina con las mismas palabras con las que inicia, aunque la voz narrativa es diferente. La intertextualidad establecida con el clásico cuento de la literatura folklórica europea, cuyo título recupera éste, origina una interesante relación y objetivo de otro estudio que rebasa los límites propuestos en este texto. En mi opinión, los anteriores cuentos son los mejor logrados del libro, a pesar de que falta “Vlad”, el texto más difundido y en donde se recupera la historia del príncipe Vlad Tepes, El empalador, que inspiró a Bram Stocker su novela Drácula. Este cuento fue anunciado por Carlos Fuentes antes de su publicación y al respecto decía: “Mi Drácula viene a México, porque imagínense lo que es para él una ciudad de 20 millones de habitantes cuando ya ha agotado a media Europa: ¡20 millones de moronga! Los mitos viajan y se recrean en todas partes, no hay un mito que no pueda adquirir hábitos modernos […] Ahora el vampiro va a ser muy mexicano” (citado por Alonso y Gordon 3). ISBN: 978-607-9348-18-2 105 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) La historia de “Vlad” es narrada por Yves Navarro, quien vivirá en carne propia las atrocidades del vampiro, Vladimir Radú, tras su llegada a México. Lo notable de este cuento es su apego al prototipo del vampiro; así, Vladimir Radú es descrito “como un bohemio, un actor, un artista. Todo de negro, sweater o pullover o jersey (no tenemos palabra castellana para esta prenda universal) de cuello de tortuga, pantalones negros y mocasines negros, sin calcetines. Unos tobillos extremadamente flacos, como lo era su cuerpo entero” (Fuentes 243), por supuesto, no podía faltar “la extraña anomalía de unas uñas de vidrio, largas, transparentes, como esas ventanas que él vetó en su casa” (244), así como una piel blanca, cuya textura daba la impresión de un desollado. La enorme mansión que Vladimir Radú manda acondicionar para vivir también se adhiere al canon establecido en torno al personaje del vampiro: enorme, solitaria, con escasos muebles, ventanas tapiadas y con un puente dirigido hacia una barranca. Incluso, Vladimir tiene un sirviente, Borgo, cuyos anómalos rasgos se suman a la caracterización del vampiro: “un jorobadito pequeño pero con las más bellas facciones que yo haya visto en un macho […]. Un rostro de simetrías perfectas encajado brutalmente en un cuerpo deforme, unidos ambos por una larga melena de bucles casi femeninos, color miel” (247). La comida que Vlad deglute igualmente proviene de un tópico común a su identidad: “consistía únicamente de vísceras. Hígados, riñones, criadillas, tripas, desganados pellejos… todo ahogado en salsas de cebolla y hierbas que reconocí gracias a las viejas recetas francesas que disfrutaba mi madre: perejil, estragón, claro, pero otras que mi paladar no reconocía y condimentos que faltaban, sobre todo el ajo” (260). Este vampiro ha venido a México en búsqueda de la hija de Yves Navarro, Magda, una pequeña de tan sólo diez años de edad y cuya misión es hacerle compañía a Minea, de similar edad y facciones a Magda, la cual rescató a Vlad de la muerte y le convirtió en vampiro en el siglo XV acompañándole fielmente desde entonces. Además de que Vlad le ha quitado a su hija, Navarro también pierde a su esposa, pues ésta ha decidido quedarse con el vampiro: “Tu amor repetitivo me cansa, me aburre tu fidelidad, llevo años incubando mi receptividad hacia Vladimiro, sin saberlo. Nada de esto pasa en un día, como tú pareces creer” (295). Hacia el final, Yves Navarro ISBN: 978-607-9348-18-2 106 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) se aleja, impotente y aterrorizado, de la mansión de Vlad, donde se han quedado su hija y esposa, pero una vez más, la maquinaria narrativa gira y da un vuelco con el sugerente final: “Me fui acercando al coche estacionado. Algo se movía dentro del auto. Una figura borrosa. Cuando al cabo la distinguí, grité de horror y júbilo mezclados. Me llevé las manos a los ojos, oculté mi propia mirada y sólo pude murmurar: -No, no, no…” (302). Con la posibilidad de que Navarro muera o sea convertido en un ser semejante a Vlad, el cuento concluye siendo una original historia de vampiros construida irónicamente con toda la tradicional parafernalia en torno a dicho personaje. Finalmente, “La gata de mi madre” deviene un cuento menor. La madura Leticia Lizardi cuenta su insípida vida al lado de su enérgica y autoritaria madre, Doña Emérita, de ascendencia española y cuya adoración es la gata Estrellita. Además, la connotación de “gata” se incrementa con la presencia de Lupita, la sirvienta que sufre los agravios e insultos de Doña Emérita, siempre marcados por un fuerte racismo; por ello, las connotaciones respecto a la palabra gata, en su significado de animal y sirvienta, son contrastantes en el discurso de Doña Emérita: –Mira, huilita de pueblo – le decía mi madre a la sirvienta izando al desventurado animal como una peluda pelota de futbol y enfrentando el culo sonrosado de Estrellita a los ojos de Guadalupe–. Mira, putita, mira. Mi gatita es virgen, no ha perdido la pureza, nunca ha parido en su vida… Tú, en cambio, ¿cuántos mocosos prietos no habrás dejado regados en cuanta casa has trabajado? –Lo que mande la patrona –murmuraba Lupita con la cabeza baja. –Menos mal que en esta casa no hay hombres, rancherita de porquería, aquí no hay quien te preñe… (51) Esta historia se modifica cuando acaecen una serie de intempestivos eventos: Doña Emérita muere, Estrellita se pierde, Lupe se va y Leticia conoce a Florencio, atractivo hombre de quien se enamora y con quien se casa. El precipitado e inverosímil final plantea dos motivos temáticos: la reencarnación y la metamorfosis. La reencarnación se centra en Florencio y Lupita, quienes vivieron en época de la Inquisición, la cual los ajustició por herejes; la metamorfosis se ISBN: 978-607-9348-18-2 107 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) delinea en un leopardo, propiedad de Florencio y Lupita, el cual posee los principales rasgos de la gata Estrellita y cuyo actual objetivo es atormentar a Leticia. El cuento termina cuando Florencio y Lupita encierran a Leticia quien, tratando de huir de aquel sitio, ha escrito su historia en un papel que echa a la calle esperando sea visto por alguien que la ayude a escapar. “La gata de mi madre”, con todas las truculentas escenas de reencarnación, venganza y muerte, resulta el menos atractivo de los cuentos, aunque también se suma al rasgo que poseen todos los textos del libro: plantea un sorpresivo cambio en la historia, mediante motivos temáticos de larga tradición en lo fantástico. Con Inquieta compañía, Carlos Fuentes recupera algunos de los motivos temáticos más afamados de la literatura fantástica, los cuales aborda con pleno conocimiento, demostrando su apego a la tradición; por supuesto, su labor estética se sostiene en una grata ironía, en tanto lo más original se halla en la tradición; por ello, se sumerge plácidamente en la esencia, en lo más profundo y a la vez en lo más simple del motivo: una flor, un fantasma, un cuadro animado, una reencarnación o un vampiro. El resultado, no obstante, es innovador, pues los giros inesperados y las vueltas de tuerca narrativas, mediante la incorporación, casi al término de cada cuento, de otro motivo temático, recrean su significación, cuyo resultado es una colección de textos lúcidos y lúdicos, donde la literatura fantástica aflora en todo su esplendor. En definitiva, como en todas las obras fantásticas, los cuentos de Inquieta compañía plantean un problema humano de ineludible trascendencia: la necesidad de una compañía, de un ser con el cual compartir los claroscuros de la existencia; en esa medida, son significativas las relaciones establecidas entre la joven y Lorenzo en “El amante del teatro”; Lupita y Florencio en “La gata de mi madre”; Alejandro y las tías en “La buena compañía”; Calixta y Miguel Asmá en “Calixta Brand”; Alberta Simmons y Jorge en “La bella durmiente” y Vlad, Magda y Minea en “Vlad”, en cuyos vínculos se contrasta la soledad de otros personajes como Leticia Lizardi, Esteban o Emil Baur, quienes evidencian la necesidad de un otro con el cual establecer un diálogo y relación, así se instaure con insólitos personajes que ineludiblemente configuran una fantástica e inquieta compañía. ISBN: 978-607-9348-18-2 108 Mito y fantasía: Una vuelta al origen. (Aproximaciones a la obra de Carlos Fuentes) Bibliografía Alonso, Guadalupe y Gordon, José. “De zebras literarias y vampiros mexicanos”, Sábado, Unomasuno, No. 1286, México, 25 de mayo 2002, p. 3. Bonfil, Carlos. “Presentación” en James, Henry. La vuelta de Tuerca. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1996. Ceserani, Remo. Lo fantástico. Madrid: Visor, 1999. Fuentes, Carlos. Inquieta compañía. México: Punto de lectura, 2005. Rubio, Carlos. “Presenta Fuentes „Inquieta compañía‟ en España”, Reforma, Año II, No. 3815, México, 27 de mayo de 2004, p. 3c. Tejeda, Armando G. “Carlos Fuentes vuelve al género fantástico con Inquieta compañía”, La Jornada, Año 20, No. 7094, México, 27 de mayo de 2004, p. 7a. ISBN: 978-607-9348-18-2 109