escenas de la revolución francesa en un bordado

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TESTIMONIO
ESCENAS D E L A REVOLUCIÓN
F R A N C E S A E N U N BORDADO
¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!
Sobre la tela pajiza. . .
Fcdevico GOLTCICL LOYCÜ
E L C O L E G I O DE M É X I C O posee u n bien m u y singular. Es u n bordado cuadrangular que en el campo de la tela muestra nueve escenas
de la R e v o l u c i ó n francesa. Su c o m p o s i c i ó n tiene la forma de
u n a estrella de ocho puntas, con la p r i m e r a escena al centro por
lo cual a p a r t i r de ésta es congruente su lectura siguiendo una l í n e a
espiral; c o n t i n ú a en la que se halla en u n á n g u l o inferior y tiene
la leyenda "Sacan al R e i para el cadalso"; prosigue circulando
hacia la derecha del espectador y t e r m i n a en l a que aparece ' ' L a
1
1
Don Silvio Zavala adquirió este bordado para El Colegio de México, siendo presidente del mismo, por medio de don Gonzalo Obregón.
Véanse las ilustraciones y la viñeta de la portada. Actualmente se encuentra en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del mismo Colegio.
Agradezco a las doctoras Pilar Gonzalbo y Virginia González sus observaciones. Véase la bibliografía al final de este artículo.
Popularmente se llamaba "carpetas" a estos trabajos, y se usaban
para cubrir y adornar mesas, baúles, etc.; sin excluir que se confeccionaran sólo por el interés del tema y de la obra en sí.
Esta disposición determina que la presentación normal del bordado
en cuestión sea horizontal, tendido sobre una superficie plana o semiplana, alrededor de la cual pueda el espectador observar la secuencia de las
imágenes. Nos convence que ésta es la dirección de su sentido el hecho
de abarcar así, de un solo golpe de vista, cómodamente, de la primera a
la sexta escena; de permitir apreciar, arriba, en postura de equilibrio en
2
HAÍex., xxxviH : 1, 1988
111
í 12
TESTIMONIO
mentó de Publicaciones de El Colegio de México.
U n fleco tejido con aguja de gancho circunda el bordado figurando conchas o p e q u e ñ o s abanicos semiempalmados. U n a cenefa
calada en f o r m a de cadeneta une el fleco a la tela b á s i c a con medios puntos, cuyos grupos dentellados alternan colores. E l conjunto m i d e 1 metro con 10 c e n t í m e t r o s por cada lado, aproximadamente. O sea que los principales hechos de la R e v o l u c i ó n francesa
e s t á n contenidos en tan p e q u e ñ o espacio, en u n p r i n c i p i o lleno
de colores vivos con puntadas de hilos de seda. Es una obra hecha
a mano y probablemente sobre calco.
la composición la figura tendida de la reina en el cadalso y la del rey abajo
sin desdoro de su carácter real. Téngase en cuenta el sentido de la marcha
de las manecillas de un reloj.
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TESTIMONIO
Descripción
L a p r i m e r a escena representa u n grupo de 13 militares, m á s u n
observador situado a la derecha del espectador, que defienden a
fuego una fortaleza desde lo alto. Abajo hay dos bandos, todos fie
casaca azul, que no parecen enterarse de tal defensa y pelean erure
sí, a pie y a caballo. Y otros de casaca clara aparecen, en u n )lano
m á s inferior, j u n t o a tiendas de c a m p a ñ a . Aparte del fuego de los
c a ñ o n e s , la violencia se cifra hacia el centro de la escena en u n d ú o
que ataca a u n m i l i t a r que e s t á a punto de caer.
Es notable la c o m p o s i c i ó n externa de esta escena en forma de
r o m b o e interna en tres niveles sobrepuestos.
L a segunda escena muestra una guardia de 22 militares, 17
a r r i b a y 5 enmedio, que conducen bajo guardia al rey Luis X V I
al cadalso, con toque de corneta y tambor convocando la a t e n c i ó n .
E l rey mas parece llevar u n a m a n o dentro de la casaca que atadas
las manos. ¡!>e distingue por su traje blanco. Abajo se lee "Sacan
al R e í para el cadalso '.
Esta escena, como la p r i m e r a , la cuarta, la sexta y la octava,
consta de tres niveles: superior, medio e inferior. Excepto la p r i m e r a , las cuatro corresponden a los á n g u l o s del bordado y tienen
al pie su leyenda respectiva.
L a tercera, manifiesta al emperador de A l e m a n i a sentado en su
t r o n o , a c o m p a ñ a d o por dos parejas de cortesanos, d i s p o n i é n d o s e
al parecer a dictar una orden, si no es que el caballero que avanza
a la derecha de la escena va ya a c u m p l i r l a . Abajo dice: " A l e mania .
L a cuarta, exhibe en el plano superior la presencia de 15 m i l i t a res que observan la d e g o l l a c i ó n del rey, ejecutada en el plano medio ante otros tres militares por el verdugo y su ayudante, izando
aquel la regia cabeza mientras el cornetista y el tamborilero tocan
sus instrumentos. Todos tienen la cabeza cubierta. L a leyenda
dice " L a degoyacion del rrei de F r a n c i a " .
L a q u i n t a , expone al rey de E s p a ñ a Carlos I V de pie, q u i e n recibe a u n mensajero que ha descabalgado u n caballo que aparece
a l a izquierda. Dos albarderos custodian el trono del monarca esp a n o l . Abajo dice: " E s p a ñ a " .
L a sexta, ofrece a r r i b a la imagen y la inscripción de " L a tore
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1
3
Véase el cuadro que muestra la disposición ideal del bordado y la
secuencia de las escenas. No obstante, pueden considerarse sólo capitales
las escenas 1, 2, 4, 6, 8 y complementarias la 3, 5, 7 y 9.
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donde los p r e z a r o n " a los reyes, y al centro la presencia de la reina
rvlaria A n t o n i e t a de Francia, conducida al cadalso en una carreta.
E l l a va semisentada, con las manos atadas, y los pies recogidos.
Dos ciudadanos tocados con gorras t i r a n la carreta con paso m u y
ágil y marcado, como corriendo y jugueteando, mientras dos m i l i tares v a n a la zaga y al fondo tres canes corren al encuentro de la
carreta. E n el á n g u l o inferior dice: E 1 paceo de la reina para el
cadalso''.
L a s é p t i m a presenta al rey de Inglaterra sentado en su trono y
15 caballeros armados que lo custodian, mientras dos militares a
la i z q u i e r d a y cinco a la derecha se alejan de la escena. Abajo dice:
Inglaterra''.
L a octava ofrece arriba, de manera eminente, la imagen t r á g i c a
de la r e m a N l a n a A n t o n i e t a tendida boca a r r i b a en el cadalso, en
concordancia con la figura del rey L u i s X V I , que aparece en la
escena opuesta del bordado. Entretanto que en el plano medio el
ÍC
6i
TESTIMONIO
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Escena 6, que corresponde a " E l paceo de la reina para el cadalso". Fotografía del Departamento de Publicaciones de El Colegio de México.
comandante ordena el toque de corneta, tres m ü i t a r e s e s t á n sobre
las armas y el verdugo y su ayudante se aprestan a cortar la cabeza
de la reina de Francia. Todos tienen la cabeza cubierta. L a leyenda dice: " E l cadalso i degollación de la r e i n a " .
Y la novena, ostenta a la emperatriz M a r í a Teresa de A u s t r i a
en u n m a r c o de magnificencia en postura sedente. Dos guardias
flanquean la escena, que es la ú l t i m a conforme a la secuencia que
hemos observado. Abajo dice: " L a enperatris".
E n tan poco espacio y escenas se cuentan m á s de 110 personajes
entre emperadores, reyes, cortesanos, m ü i t a r e s , guardias, ciudadanos, verdugos y ayudantes. L a escena con m a y o r concurrencia
es la que encabeza el rey camino del cadalso con 23 personajes,
incluido él. Y la que menos tiene es la ú l t i m a , pues a la emperatriz
la custodian sólo dos guardias.
Los trajes dan prestancia a las personas y u n m a y o r toque de
variedad y color al conjunto. Pueden verse sombreros bicornios,
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TESTIMONIO
Escena 9, en que aparece la emperatriz de Austria. Fotografía del Departamento de Publicaciones de El Colegio de México.
casacas, camisas, chalecos, botones, calzones, calzas, botines, vestidos, zapatillas, plumas y gorras. Todos lucen roleos o pelucas.
E n c u e s t i ó n de atuendo sobresale la figura imperial de M a r í a T e resa de A u s t r i a con u n gran tocado que lleva plumas, peinado alto, esclavina de a r m i ñ o , vestido de altos vuelos con estampado de
franjas horizontales y u n p a ñ u e l o que combina con el tocado y la
esclavina. U n gran n ú m e r o de emblemas, insignias, s í m b o l o s , d i visas e inscripciones surge a q u í y allá. H a y pendones y escudos reales, flores de lis, leones rampantes, banderas, doseles, tronos,
á g u i l a s imperiales, cetros, coronas, leyendas, u n soporte en forma
de l e ó n echado al pie del t r o n o de E s p a ñ a y, en las columnas que
lo flanquean, puede deducirse que está inscrito el lema Plus ultra.
Son varias decenas de estos elementos.
T a m b i é n hay muebles, casi una veintena entre doseles, tronos,
mesas, escabeles, alfombras, u n a carreta, u n p o r t ó n tachonado,
u n a escalera, cadalsos, guillotinas y u n gran j a r r ó n .
E l cuadro de a n i m a c i ó n se extiende a la presencia de animales.
Pueden contarse hasta tres perros y 10 caballos, algunos de los
cuales llevan m o n t u r a s y gualdrapas.
TESTIMONIO
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E n r a z ó n de que la m a y o r í a de los personajes, casi una centena,
son militares, debe tenerse en cuenta el enorme n ú m e r o de piezas
de este c a r á c t e r . H a y fusiles, culatas, c a ñ o n e s , espadas, balas de
c a ñ ó n , tambores, cornetas, banderas, lanzas, astas, alabardas y
tiendas de c a m p a ñ a .
Suavizan la t e n s i ó n t r á g i c a de los dos regicidios la marcialidad
de los militares, las escenas palaciegas adustas, y u n a constante línea vegetal que da continuidad a las escenas, al g r a d o que es precisamente el césped el que enlaza una con otra. Arboles, arbustos,
palmillas y decoraciones florales se alzan sobre de la arquitectura
y los personajes, y el césped se tiende bajo las escenas.
Los cuatro soberanos de A l e m a n i a , E s p a ñ a , Inglaterra y A u s t r i a , aparecen a la manera a u t é n t i c a de los antiguos bordados, es
decir encasillados, inscritos, en este caso enmarcados en otras tantas ciudades o reinos compactos m u y fortificados; verdaderos conj u n t o s a r q u i t e c t ó n i c o s que m á s b i e n parecen pregonar a los cuatro
puntos cardinales, si no es que a estos mismos representan, el estal l i d o de la R e v o l u c i ó n francesa, la tragedia de los regicidios y el
e n i g m a de sus consecuencias. Dichos conjuntos acusan una notable c o n c e p c i ó n barroca, e s c e n o g r á f i c a , con teatralidad que no
prescinde de torres, c ú p u l a s , chapiteles y perspectivas. Algunos de
sus m u r o s ostentan tabiques delineados con hilos de reflejo m e t á l i co. Son pues cinco magníficos conjuntos a r q u i t e c t ó n i c o s , sumando l a fortaleza defendida en l a p r i m e r a escena, a la que se agrega
l a sencilla, graciosa y discreta torre que fue l a p r i s i ó n de los reyes
de Francia, s e g ú n se aprecia en la sexta escena.
E l fuego de los fusiles y los c a ñ o n e s , cuyas bocas asoman por
las troneras en la parte alta de la p r i m e r a escena, y la sangre del
rey L u i s X V I tuvieron q u i z á s los colores m á s encendidos y significativos de todo este admirable conjunto. Son, sin embargo, los
m á s d e s v a h í d o s . Queda el r e l á m p a g o azul, negro y blanco de los
militares; perdura l a g u a r n i c i ó n verde y a m a r i l l a de la v e g e t a c i ó n ,
el esplendor almidonado de las cortes envuelto en colores regios y
la h u e l l a rosada de los rostros que han perdido, casi todos, sus facciones.
E l abanico de colores va del blanco ai negro. E l blanco fue el
de l a tela fundamental del bordado, ahora a ñ e j a d o , pajizo; del
vestido de l a reina, de los conjuntos a r q u i t e c t ó n i c o s , de la torre,
de las tiendas de c a m p a ñ a , de los calzones, de las calzas, y de las
medias; m u y especialmente de las plumas del sombrero de la emperatriz y alternado con el gris en el m i s m o sombrero, la esclavina
y el vestido de la soberana, en este ú l t i m o en franjas. Y combinado
en el fleco con el a m a r i l l o , rosa, verde, azul y gris.
TESTIMONIO
El a m a r i l l o colorea la v e g e t a c i ó n j u n t o con el verde, y dora los
calzones de los dos ciudadanos que t i r a n la carreta de la reina y
la línea de los tabiques de la torre. E l café es el color, en diversos
tonos, de los cadalsos, los pendones del rey de E s p a ñ a , que acaso
fueron gualdas, su trono q u i z á s dorado, la carreta y el p o r t ó n de
la torre.
El rojo, en tonalidades oscuras, u oscurecidas, es el del gran
b i o m b o escenográfico con dibujos g e o m é t r i c o s que d o m i n a el escenario de la corte del emperador de A l e m a n i a y el dosel del trono
de E s p a ñ a .
Los pendones que flamean en lo alto de la fortaleza de la p r i m e r a escena aparecen r o s á c e o s ; t a m b i é n las camisas de los ciudadanos de la escena sexta y sus gorras, las casacas de la guardia del
rey de I n g l a t e r r a y el p e n d ó n , el dosel y las banderas de la corte
de la emperatriz. A b u n d a el azul en las casacas de los militares,
y se singulariza combinado en tono fuerte y cielo en la alfombra
a franjas en que descansa el trono del rey de Inglaterra. U n a carpeta que cubre la mesa en que reposan el cetro y la corona de la
emperatriz es t a m b i é n azul cielo.
El tono macabro corre a cargo del gris oscuro en los fusiles, cañ o n e s , trofeos de guerra, armas, calzones del verdugo, de su ayudante, y la guillotina. A l t e r n a en tono menor con el blanco en el
sombrero, esclavina y vestido de la emperatriz, en éste con franjas
horizontales. Y se suaviza en gris perla en las tiendas de c a m p a ñ a
de esta ú l t i m a escena.
El negro d o m i n a en los sombreros bicornios, los botones, las
botas, los botines y las zapatillas; u n poco menos en los trofeos de
guerra y en las manchas de los perros.
A d e m á s de que la obra en conjunto es preciosista —en su o r i gen s e r í a m á s — pueden s e ñ a l a r s e algunas particularidades que la
enriquecen. O sea que, aun cuando haya sido bordada sobre calco, los o las artistas le infundieron vida y e m o c i ó n . U n factor es
el m o v i m i e n t o que parece a n i m a r a la infinidad de personajes,
como el paso del rey, la rigidez de la reina —esto es que hay pasos
y pausas— la marcha, la guardia, la a c c i ó n y el descanso marcial
de los militares, el acartonamiento de los cortesanos, el paso de los
ciudadanos que conducen la carreta en que va la reina, el toque
de las cornetas, y la acción macabra de los verdugos y sus ayudantes. A favor de esta m i s m a i m p r e s i ó n de m o v i m i e n t o , incluso de
desplazamiento y c o m u n i c a c i ó n de u n a escena a otra, e s t á n el
paso y descanso de las cabalgaduras, la carrera de los perros en
sentido inverso de la escena, y aun los elementos inanimados como
los fusiles, las tiendas de c a m p a ñ a , los pendones y especialmente
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TESTIMONIO
la. v e g e t a c i ó n . T a l parece cjue hay una corriente en el curso de la
l e c t u r a del conjunto, yendo de una escena a otra, que contrapone
su horizontalidad v i t a l , cortada en los cadalsos, a la verticalidad
r í g i d a de los conjuntos a r q u i t e c t ó n i c o s .
^Merecen especial a t e n c i ó n en la p r i m e r a escena el p e l o t ó n de
13 soldados defendiendo la plaza, tres soldados liados en lucha en
el campo y, en general, esta p r i m e r a escena porque, siendo el eje
del conjunto, tiene m o v i m i e n t o giratorio casi en forma de remolino.
L a obra que nos ocupa tiene desperfectos.* El paso del tiempo
ría raido los hilos y la tela esta m u y debilitada. Los rostros conserv a n el relieve, pero h a n perdido sus facciones. Este realce, por
excepcional, ayuda a definir su c a r á c t e r p l a n i m é t r i c o .
Bien puede ser tenida esta obra como un fragmento de la Sala
de las Batallas del real monasterio de San Lorenzo del E l Escorial,
solo que con el agregado de su c o m p o s i c i ó n en espiral.** Por el
hecho de ser una autentica p i n t u r a a la aguja, y por ser, en cuanto
a su forma, una ordenada c o n f u s i ó n , u n a c o m p o s i c i ó n aspada, u n
l a b e r i n t o , una enredadera, u n "Salsipuedes", u n a ronda de la
m u e r t e . Pudiera ser t a m b i é n el tema a desarrollar en u n gran plaf ó n , en cuyas esquinas q u e d a r í a n las cuatro escenas capitales.
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La escena primera tiene manchas oscuras, al parecer de grasa, a la
derecha, y varias raídas pequeñas en la zona del campo de batalla; la segunda está sensiblemente raída en los cuerpos de los soldados y sus fusiles;
la tercera tiene muy horadados los vanos de las torres, particularmente la
central; la quinta presenta manchas oscuras de grasa a la derecha; la sexta
está raída en los lomos de dos perros, en la inscripción de la torre y en
esta misma, cerca de los capiteles; la séptima escena aparece muy raída
en un grupo de soldados, a la derecha, y un poco en las cúpulas y cupulines de su conjunto arquitectónico; la octava escena tiene raídas en los cuerpos de los soldados y en el cadalso; y la novena y última está raída en la
sílaba " t r i s " de la leyenda. Es ésta la escena menos dañada, y la segunda
y tercera están más.
Indiscutiblemente, la obra requiere rehabilitación. Para su mejor
conservación es necesario que la proteja un cristal que evite la filtración
excesiva de luz, los reflejos y la reproducción en él de todo cuanto robe
la atención, incluido el espectador. T a m b i é n conviene que el conjunto se
cubra con una tela espesa, terciopelo por ejemplo, y se le descubra sólo
cuando se exhiba y que se procure su respiración. Principalmente, debe
buscarse que la obra permanezca de manera tal que repose y no desafíe
la gravedad, evitando así fijarla con cuerpos extraños.
Bien parece un juego de "serpientes y escaleras", que en este caso
sería de "revolucionarios y cadalsos".
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TESTIMONIO
Lectura
L a p r i m e r a escena puede entenderse como la t o m a de la Bastilla,
14 de j u l i o de 1789, aunque ofrece el reparo de que la gran masa
p o p u l a r y revolucionaria esta ausente. Los militares leales al rey
se distinguen con una ñ o r de lis en los sombreros bicornios, en
particular los defensores de la fortaleza, y los revolucionarios por
la escarapela tricolor y las plumas. E l personaje solitario de la derecha del espectador puede ser el gobernador de Launey.^
L a segunda escena resume su sentido en la i n s c r i p c i ó n . E n la
é p o c a del ' ' p r i m e r t e r r o r ' ' llevan al rey a ejecutar a la plaza de la
revolución, hoy de la Concordia. E n la tercera se hace presente la f i gura representativa de los emperadores de A l e m a n i a , J o s é I I , Leopoldo I I y Francisco I , imperantes sucesivamente en el periodo álgido de 1789 a 1793 y hermanos de la reina N4ana A n t o n i e t a , ante
quienes se protesto y pidió ayuda en favor de la m o n a r q u í a francesa.^
T a m b i é n , la leyenda resume el contenido de la cuarta escena.
E n ella es mas sensible que los personajes, especialmente el verdugo y su ayudante con gorras, estén cubiertos en presencia del rey,
pues los que a c o m p a ñ a n a los monarcas reinantes si e s t á n descubiertos en s e ñ a l de acatamiento. E l 21 de enero de 1793, acusado
de haber apelado al extranjero, fue ejecutado L u i s X V I , provocando " l a i n d i g n a c i ó n " de E u r o p a por este regicidio.
V i e n e luego la q u i n t a . Puede verse a h í al rey de E s p a ñ a , Carlos I V de pie, solicito, recibiendo mensaje seguramente de su embajador en P a r í s , J o s é de O c a r i z , q u i e n ' ' d i r i g i ó al Gobierno
f r a n c é s u n a c o m u n i c a c i ó n conmovedora pidiendo la libertad de
L u i s X . V I " , t r a t ó de comprarla y salió de Francia al declarar la
C o n v e n c i ó n la guerra a E s p a ñ a .
L a sexta escena es particularmente d r a m á t i c a . A r r i b a se ve la
p r i s i ó n del T e m p l e , en la cual fue recluida la familia real el 13 de
agosto de 1792, donde h a b í a sido preso siglos a t r á s Jacobo de N í o lay, u l t i m o gran maestre de los templarios. A l medio de la escena
^ Las escenas, personajes y noticias fundamentales de la Revolución
francesa pueden verificarse, especialmente, en LEFEBVRE, 1960, pp. 54¬
109.
® El escudo con flores de lis que aparece en esta escena, aparentemente, no concuerda con la inscripción "Alemania". Hay que resaltar la
impresión final que dan los tres soberanos de poca decisión y acción en
defensa de los reyes de Francia.
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TESTIMONIO
llevan a la reina al cadalso semisentada, con los pies recogidos,
ú n i c a manera menos h u m i l l a n t e de sortear el bamboleo producido
por el trote casi jubiloso de los ciudadanos que la conducen, sin
tener ella en q u é sentarse, reclinarse, apoyarse y m u c h o menos
arrodillarse decorosamente.
L a s é p t i m a escena presenta a l rey Jorge I I I de Inglaterra, q u i e n
i n d i g n a d í s i m o e x p u l s ó al embajador francés por la muerte de
L u i s X V I . L a C o n v e n c i ó n le d e c l a r ó la guerra, en que se m a n t u v o
el rey b r i t á n i c o hasta 1797.
L a octava, ofrece u n cadalso con escalera sin pasamano, para
igualar t a m b i é n a l a reina, y el escalofrío del inminente regicidio
en la persona de M a r í a A n t o n i e t a . E l comandante grita la orden,
el corneta esta por tocar su instrumento y la guillotina por caer.
E r a la é p o c a del " t e r r o r " .
A l fin, la novena escena muestra la figura u n tanto a n a c r ó n i c a
de la emperatriz M a r í a Teresa de Austria, madre de la reina M a r í a A n t o n i e t a , m u e r t a en 1780 intuyendo el trágico paradero de
su hija. Se identifica por tener a su lado el águila i m p e r i a l de los
austrias.
9
El oficio
Es lógico que, con las salvedades del caso, a la llegada de los españ o l e s a M é x i c o ya existía la costumbre de " l a b r a r , o f o r m a r con
la aguja las figuras dibujadas en el campo de la tela, de sedas, plata, oro de uno o m á s c o l o r e s " . Pero de a h í en adelante c o b r ó
u n auge paralelo a la bonanza, o bien al afán de ostentarla, a s í
como para el servicio y esplendor del culto. Puede decirse que el
bordado fue uno de los medios m á s eficaces de mostrar e identificar la sensibilidad y t a m b i é n el lujo.
M a n u e l Toussaint nos da noticia de que H e r n á n C o r t é s estableció el cultivo de la seda, material indispensable para el bordado, y que él mismo la a p r o v e c h ó generosamente. Pero en el plano institucional es de notar que las ordenanzas que regularon el
10
11
9
Es de notar que la guillotina que aparece en esta escena es ya más
elaborada que la de " l a degollación del rey". La reina lleva vestido blanco porque le prohibieron el traje negro de viuda, pues " p o d r í a excitar al
pueblo''.
Diccionario, 1964, voz: bordar.
10
1 1
TOUSSAINT, 1974,
p.
35.
122
TESTIMONIO
ejercicio del bordado ocuparon los primeros lugares en ser expedidas con respecto de todas las d e m á s . Tvluy tempranamente, el ano
de 1546, se expidieron las mas antiguas. ^
L a institucionalizacion propicio que indios, españoles y mestizos ^ trabajaran dentro de cierto orden en el gremio de bordadores, cosa que no sucedió en otros oficios durante el virreinato. E l
m i s m o Toussaint s e ñ a l a su desarrollo y esplendor hasta que declino en la é p o c a de t r a n s i c i ó n del barroco al neoclásico con la fundac i ó n de la Academia de San Carlos. *
Asi pues, las ordenanzas y los gremios fueron la base de esta
actividad, de la cual hay que resaltar que en ellos la practicaron
solamente hombres' y que se desarrollo principalmente en dos
clases, el bordado con destino al culto y el hecho para el uso que
podemos llamar secular o domestico, personal, civil y m i l i t a r . ^
Y a m u y avanzado el siglo x v i n , en 1767, fue la f u n d a c i ó n del
real colegio de San Ignacio de Nlexico. E n el, como en los conventos, colegios, b e a t e r í o s , recogimientos y cárceles femeninos de
N u e v a E s p a ñ a , h a b í a u n a "sala de l a b o r " . A h í , las colegialas h i laban, fabricaban galones y blondas, h a c í a n costura, flores y curiosidades de chaquira y seda.
1
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1
5
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Aparte de ello, los bordados que también hacían las niñas adquirieron
merecida fama por su manufactura exquisita. Muchos personajes de
la nobleza hacían confeccionar allí su ropa, y en varias ocasiones se enviaron como presentes a los reyes de España bordados hechos por las
colegialas. Los ejemplos de estos trabajos que quedan justifican su reputación. ^
Consideración final
D e lo expuesto se desprende que el bordado Cjue nos ocupa tiene
a su favor, para considerarlo mexicano, los siguientes puntos con-
^ CAR.RERA STAMPA, Í 9 5 4 , pp.
^ TOUSSAINT,
1 4
260, 302,
1 9 7 4 , pp. 3 5 , 145; BARRIO LORENZOT,
1 9 3 1 , p.
138.
Conviene aclarar que el tema y los problemas del bordado y los
bordadores han sido poco estudiados.
* En Madrid, perdura el nombre de la calle de Bordadores.
^ Para este trabajo también he aprovechado el libro de TURMO, 1955.
^ OBREGÓN, 1 9 4 9 , pp. 186, 7 9 , 8 0 - 8 7 . Nótese que la palabra niñas no
se refiere exclusivamente a menores sino a las colegialas de cualquier
edad.
5
123
TESTIMONIO
catenados: 1. H a b í a en M é x i c o a fines del siglo x v i n y principios
del x i x , periodo en que suponemos fue elaborado, una larga y
r i c a herencia en el arte del bordado de la que fue producto; 2. E l
hecho de que se encuentre en M é x i c o y no parezca e x t r a ñ o en lo
m á s m í n i m o ; 3. Que sus inscripciones estén en castellano; 4. Que
la torre del T e m p l e tenga cierto parentesco de imagen con la fuente del Salto del A g u a de la ciudad de M é x i c o ; 5. Q u e el t o r r e ó n
frente al que aparece la emperatriz sea semejante al rollo de Tepeaca; 6. Q u e las composiciones a r q u i t e c t ó n i c a s sean del gusto barroco, t a n caro a la N u e v a E s p a ñ a , y 7. Que es lícito presumir,
mientras no se demuestre lo contrario, que esta obra salió de una
i n s t i t u c i ó n como el real colegio de San Ignacio de M é x i c o , popularmente llamado de las V i z c a í n a s . A v a l a esta suposición el
c a r á c t e r eminentemente secularizado tanto de la forma como del
contenido del bordado, hecho que lo aleja, no necesariamente, de
u n a sala de labor conventual, lo acerca a una como la del colegio
secular, laico —no laicista n i laicizante— de las V i z c a í n a s , o lo lleva a u n bastidor montado en la i n t i m i d a d d o m é s t i c a a n ó n i m a .
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Por f i n , entre los documentos relativos a la R e v o l u c i ó n francesa, a la guerra de E s p a ñ a con Francia y al control de hechuras con
temas de la m i s m a r e v o l u c i ó n , que existen en archivos mexicanos,
especialmente en el General de la N a c i ó n , hay u n a R e a l O r d e n
para que se cele e i m p i d a la i n t r o d u c c i ó n de toda alhaja, ropas o
estampas que tengan pinturas é inscripciones alusivas a la libertad
de F r a n c i a " . Fue expedida en M a d r i d a 20 de j u l i o de 1793 y,
con cierta rapidez, recibida en M é x i c o y turnada, a petición del
fiscal de lo civil para su mejor observancia y a p l i c a c i ó n , a la mayor í a de las principales autoridades de N u e v a E s p a ñ a , en particular
a las de los puertos de Veracruz, de Y u c a t á n , de la Isla del Carm e n , de Tabasco, de la colonia de N u e v o Santander, de California, del castillo de Acapulco y al comandante de m a r i n a del puerto
de San Blas. Desde la lejana ciudad de San L u i s P o t o s í , con respecto a l a corte de E s p a ñ a , el intendente, doctor B r u n o D í a z de
Salcedo, c o n t e s t ó de enterado el 9 de diciembre del mismo a ñ o de
1793. Esto es, que sí se d i f u n d i ó el conocimiento de la p r o h i b i c i ó n .
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E n l a susodicha real orden se informaba que el rey Carlos I V
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Actualmente tiene el nombre oñcial de Colegio de la Paz.
Archivo General de la Nación, Ramo Historia, vol. 45, exp. 11, ff.
291-304; Ramo Reales cédulas, vol. 155, exp. 200. En todo caso no puede
excluirse la posibilidad de que haya sido elaborado con base en una estampa venida de fuera, pero con adaptaciones.
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TESTIMONIO
h a b í a tenido noticia de que en la i n d i a n a ciudad de G u a y a q u i l "se
ha introducido, y recojido u n Relox con una inscripción y p i n t u r a
alusiva a la depravada libertad de la F r a n c i a ' ' , y se mandaba que
se escrupulizara en evitar la i n t r o d u c c i ó n de semejantes objetos.
Por esto, de la p a r t i c u l a r i d a d del reloj se e x t e n d i ó el celo a las
d e m á s cosas —en que pueden incluirse los bordados—; y de G u a y a q u i l a todos los puertos y ciudades de las Indias E s p a ñ o l a s . O
sea que, de haber venido de fuera, este bordado t e n d r í a s e ñ a s ajenas a M é x i c o y hubiera sido objeto prohibido, que p o r otra parte
lo h a r í a apreciable. Pero, c o n s i d e r á n d o l o mexicano, n o n e c e s i t ó
cruzar mares, trasponer aduanas, andar caminos, cruzar garitas
y garitones, con peligro de ser decomisado, y sí, en cambio, ser
formado en la d i s c r e c i ó n de una sala de labor y conservado para
el futuro en i n t i m i d a d casi d o m é s t i c a , pero no para exaltar la " d e pravada l i b e r t a d de la F r a n c i a " sino para exhibir el d r a m a t i s m o
sangriento de dos regicidios, y para conservar u n a singular muestra del arte del bordado en M é x i c o , que declinó definitivamente
con la e x t i n c i ó n de los gremios y la m e c a n i z a c i ó n .
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Alfonso M A R T Í N E Z R O S A L E S
El Colegio de Adéxico
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TESTIMONIO
C O M P O S I C I Ó N DE LAS "ESCENAS DE L A R E V O L U C I Ó N FRANCESA E N U N
BORDADO' '
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Toma de la Bastilla,
Sacan al rey para el cadalso.
El emperador de Alemania.
Degollación de Luis XVI de Francia.
El rey de España.
Sacan a la reina para el cadalso.
El rey de Inglaterra.
Degollación de María Antonieta de Francia.
La emperatriz de Austria.
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