El cine británico y español en la historia

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El cine británico y español en la historia
Extraído de Escuelapedia
Un lugar en la cumbre (1959), de Jack Clayton, marcó el comienzo de una serie de cintas realistas cuyos
argumentos estudiaban los conflictos de la clase jornalera inglesa, al igual que como Un sabor a miel
(1961), de Tony Richardson, o Sábado noche, domingo mañana (1960), de Karel Reisz, concomitantes con
un grande interés en Estados Unidos por la moda y la cultura británicas. El conjunto The Beatles
representó dos cintas, ¡Qué noche la de aquel día! (1964) y Help! (1965), ambas de Richard Lester,
mientras los artistas y actrices británicos e irlandeses, como Julie Christie, Albert Finney, Glenda Jackson,
Richard Harris, Peter O’Toole, Alec Guinness o Vanessa Redgrave se realizaron muy conocidos. En este
sentido, el cine británico ha venido siendo un punto intermedio entre la industria comercial de Hollywood y
el cine europeo de calidad. Ejemplo de ello son las manufacturas Blow-up (Deseo en una mañana de
verano, 1966), el mayor éxito comercial de Antonioni, adaptación de un relato del argentino Julio Cortázar;
Cowboy de medianoche (1969, de John Schlesinger), un mordaz relato de la ocaso del anhelo americano;
El paciente inglés (1996, de Anthony Minghella), financiada por una productora americano, o El diario de
Bridget Jones (2001, de Sharon Maguire). Estas cintas, por ejemplo, se distribuyeron en Estados Unidos
superando los circuitos de las salas de arte y ensayo, arribando al gran público con grande éxito. En la otra
cara de la moneda se sitúan directores como Stephen Frears y Mike Leigh, que siguen devotos a la
tradición cinematográfica británica.
Cine español
La aparición del cine sonoro genera desorientación en la industria cinematográfica española, que, incapaz
de adaptarse con rapidez a los adelantos técnicos, queda por un tiempo paralizada. Se produce una
destacada emigración a Hollywood. Entre esos profesionales figuraban Benito Perojo, Jardiel Poncela,
Edgar Neville y otros. En 1934 se hacen los estudios Cinematográfica Española y Americana (CEA),
desarrollados por varios dramaturgos. En esa misma fecha se produce Agua en el suelo, de Eusebio
Fernández Ardavín. Igualmente en esos años se hace la distribuidora Compañía Industrial Film Española
Sociedad Anónima (CIFESA), que después se transformaría igualmente en productora. A lo largo de la
tiranía del Francisco Franco se creó la Junta Superior de Censura Cinematográfica, que forzaba a quienes
quisieran realizar una cinta a presentar anticipadamente el guión y después la cinta, pues ésta debía
ajustarse a “la exaltación de los valores raciales y la educación de nuestros principios morales y políticos”.
Pero, durante esta fase se desarrolló un puñado de admiradas cintas, como Esa pareja radiante, de Juan
Antonio Bardem y Luis García Berlanga, y Surcos, de Nieves Conde, ambas de 1951. En esos años en
el cine español se deja sentir la influencia del neorrealismo italiano. Títulos de esa fase son Bienvenido Mr.
Marshall (1952) y El verdugo (1963), ambas de Luis García Berlanga, y Muerte de un ciclista (1955), de
Juan Antonio Bardem. En la década de 1960 aparece el llamado nuevo cine español, con desarrolladores
como Carlos Saura, que encamina la producción de La caza (1965). Otros directores de esta fase son Mario
Camus, Basilio Martín Patino, Miguel Picazo y el artista y director Fernando Fernán Gómez. La década de
1970 se singularizó por las comedias conocidos comerciales, todo un subgénero bautizado como ‘destape’.
Luis Buñuel regresa a España para rodar Tristana (1970) y Víctor Erice realiza El espíritu de la colmena
(1973). Una vez reinstaurada la monarquía, el cine se liberaliza y toca asuntos que en el franquismo se
encontraban prohibidos. En esta fase el cine español ha cosechado destacados premios internacionales,
como los distinciones Oscar ganados por Volver a comenzar (1982, de José Luis Garci), Belle Époque
(1992, de Fernando Trueba) y Todo sobre mi madre (1999, de Pedro Almodóvar). En la década de 1990
apareció un movimiento de renovación del cine español en busca de nuevos asuntos y nuevas narrativas
que aglutinó a una serie de desarrolladores, como Juanma Bajo Ulloa, Alex de la Iglesia, Julio
Médem, Icíar Bollaín y Alejandro Amenábar, entre otros.
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