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Textos discografía. Disco: Madama. 1998.
www.leilia.net
Suso de Toro
Las voces secretas
MADAMA
¿Y como podemos agradecerle a “Leilía” que nos devuelvan el canto, tantos años abandonado en la oscuridad?. Arrinconado como algo viejo sin valor y que
finalmente era resultó ser de un metal estimado.
Metal extraño, aleación secreta y valiosa. El canto se
amasa de tierra y agua de mar, de leña, sudor, abono,
piedra, musgo y cenizas de una vieja parrandera. Y
cuece en el corazón de la tierra allá en una cueva profunda y cuando sale de ese horno escondido es duro
como el titanio.
Pero el secreto del canto no es la mezcla, es la mano que
amasa. La mano pesada que pelea con la tierra es la
que gana la levedad del aire, no hay para repiquetear
mano más veloz que esa mano lenta y grave. Esa mano
liga las partes, amasa y esparce los granos de una sal
oscura. Una sal oscura que está hecha de memoria y
sentimiento.
Es una sal imposible de fabricar, es la sal de los hechizos para enamorar, la del sudor de los trabajos y de
las lágrimas de reír y de las de llorar por los que están
lejos. Esa sal ni se crea ni se destruye, se transmite. Se
pasa de madres a hijas, sólo quien aprende en la cercanía de las mujeres el saber secreto tiene esa sal que
hace el canto con sabor. Y las componentes de “Leilía”
lo tienen, claro, porque saben de quién son y aprendieron las voces secretas.
Ellas demuestran como cantan las mujeres, alzan orgullosas el canto, ese sentimiento, como una bandera.
Un sentimiento cariñoso, osado, indómito, enamorado, pillo. No es un amaneramiento encorsetado, es voz
poderosa que viene de allá de lejos, de la fuente de los
tiempos. Una voz tan fuerte que nos redime de nuestras
vidas insustanciales, voz antigua. Porque lo más antiguo está siendo lo más moderno, lo más remoto fecunda nuestro presente.
Esta voz ancestral tiene existencia tan física que impone
la suya, es inevitable que el mundo conozca este canto,
es una presencia aplastante de sobras. No podrá ser
usado de indiferente música de fondo, es magia oscura,
nos obliga a doblegarrnos emocionados o alegres. Oír
este canto es más que una distracción, una experiencia.
Si en su anterior trabajo “Leilía” mostró como cantan
las mujeres, en este nuevo muestran cómo canta la
mujer joven. Sin perder emoción ni dramatismo hay
una mayor levedad, ayudadas por los arreglos musicales ganan una ligereza que pareciera que el canto
nacido en la era quiere ser de salón elegante. Pero no
hay señorita que llegue tan alto y tan hondo cantando
como cantan estas mujeres jóvenes. ¿Cómo podremos
pagarle por habernos dado este canto irresistible? No
es cantar, que es sentimiento. Sentimiento poderoso
que repiquetea en el pandero y aulla como loba herida.
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