1. Katrina, la brujita caprichosa

Anuncio
TEMA:
1. Katrina, la brujita caprichosa
Aplicación: Humildad - Sencillez
HECHOS:
Katrina era la brujita más caprichosa y pedigüeña que se
podía imaginar. Todo lo quería al momento y sin esfuerzo,
y no dudaba en gritar y patalear para conseguir lo que
fuera. Tanto, que de vez en cuando su papá agitaba la
varita para concederle alguno de sus deseos. Hubo un día
en que su papá estuvo tan concentrado en una de sus pociones que salió a toda prisa y olvidó la varita sobre la mesa. Así que la pequeña bruja no tardó en poner a prueba
su magia.
Aquello era como un sueño para Katrina. La brujita no
dejó de usar la varita mágica ni un solo momento, y ante
ella aparecieron vestidos de princesa, príncipes encantados, duendes, animales y todo tipo de objetos mágicos y
maravillosos, tantos como le dio tiempo a desear en un
solo día.
A la mañana siguiente, un murmullo de quejas y lamentos
despertó a Katrina. Adormilada, se asomó a la ventana, y
apenas podía creer lo que veía: cientos de seres y criaturas del bosque protestaban enfadadísimos ante su casa.
Caminó hasta la puerta y les preguntó qué deseaban.
- ¡Has secuestrado a mi tío! - gritaba un duende.
- Devuélveme mi dragón- protestaba un ogro.
-¡Ahí está mi corona!- decía una dulce princesa.
Y así, todos cuantos se agolpaban a su puerta habían acudido allí para que Katrina les devolviera aquellas cosas que había hecho aparecer en su casa el día anterior, pues todas les habían desaparecido a
sus propietarios. Algunos habían sufrido problemas muy gordos, y Katrina se sintió fatal por haber causado aquel atropello.
Así, formaron una gran hilera, y uno a uno, les fue devolviendo todo lo que había hecho aparecer el día
anterior, pidiendo disculpas por no haber pensado en las consecuencias de sus caprichos y prometiendo
su ayuda para reparar todos los daños que hubiera causado. Cuando, bien entrada la noche, le llegó el
turno al último de la fila, Katrina descubrió con miedo que era su padre, quien venía a recuperar su varita.
Pero ya no estaba enfadado, porque gracias a aquella travesura, Katrina había aprendido que las cosas
hay que conseguirlas con esfuerzo, porque nunca aparecen como por arte de magia, sino que siempre
salen del trabajo y dedicación de alguien.
1
TEMA:
2. El cohete de papel
Aplicación: Humildad - Sencillez
HECHOS:
Había una vez un niño cuya mayor ilusión era tener un cohete y dispararlo hacia la luna, pero tenía tan poco dinero
que no podía comprar ninguno. Un día, junto a la acera descubrió la caja de uno de sus cohetes favoritos, pero al abrirla
descubrió que sólo contenía un pequeño cohete de papel
averiado, resultado de un error en la fábrica.
El niño se puso triste, pero pensando que por fin tenía un
cohete, comenzó a preparar un escenario para lanzarlo. Durante muchos días recogió papeles de todas las formas y
colores, y se dedicó con toda su alma a dibujar, recortar,
pegar y colorear todas las estrellas y planetas para crear un
espacio de papel. Fue un trabajo dificilísimo, pero el resultado final fue tan magnífico que la pared de su habitación parecía una ventana abierta al espacio sideral.
Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su
cohete de papel, hasta que un compañero visitó su habitación y al ver aquel espectacular escenario, le propuso cambiárselo por un cohete auténtico que tenía en casa. Aquello
le dio mucha alegría, y aceptó el cambio encantado.
Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete nuevo, el
niño echaba de menos su cohete de papel, con su escenario
y sus planetas, porque realmente disfrutaba mucho más jugando con su viejo cohete. Entonces se dio cuenta de que se
sentía mucho mejor cuando jugaba con aquellos juguetes
que él mismo había construido con su esfuerzo e ilusión.
Y así, aquel niño empezó a construir él mismo todos sus juguetes, y cuando creció, se convirtió en el mejor juguetero
del mundo.
2
TEMA:
3. Facilitonia, el paraíso de las cosas fáciles
Aplicación: Humildad - Sencillez
HECHOS:
Contaba la leyenda que existía un país llamado
“Facilitonia” donde todo era extremadamente fácil
y sencillo. Roberto y Laura, una pareja de aventureros, dedicó mucho tiempo a investigar sobre
aquel lugar, y cuando creyeron saber dónde estaba
fueron en su busca. Vivieron mil aventuras y pasaron cientos de peligros; contemplaron lugares preciosos y conocieron animales nunca vistos. Y finalmente, encontraron “Facilitonia”.
Todo estaba en calma, como si allí se hubiera parado el tiempo.
Les recibió quien parecía ser el único habitante de
aquel lugar, un anciano hombrecillo de ojos tristes.
- Soy el desgraciado Puk, el condenado guardián
de los durmientes - dijo con un lamento. Y ante la
mirada extrañada de los viajeros, comenzó a contar su historia.
El anciano explicó cómo los facilitones, en su búsqueda por encontrar la más fácil de las vidas, una vida
sin preocupaciones ni dificultades, habían construido una gran cámara, en la que todos dormían plácidamente y tenían todo lo que podían necesitar. Sólo el azar había condenado a Puk a una vida más dura y
difícil, con la misión de cuidar del agradable sueño del resto de facilitones, mantener los aparatos y retirar a aquellos que fueran muriendo por la edad. Todo aquello ocurrió muchos años atrás, y los pocos
facilitones que quedaban, aquellos que como Puk eran muy jóvenes cuando iniciaron el sueño, eran ya
bastante ancianos.
Los viajeros no podían creer lo que veían. -¿En serio sientes envidia del resto?
- ¡Pues claro! -respondió Puk- ¡Mira qué vida tan sencilla y cómoda llevan! Yo, en cambio, tengo que
buscar comida, sufrir calor y frío, reparar las averías, preocuparme por los durmientes y mil cosas más...
¡Esto no es vida!
Los aventureros insistieron mucho en poder hablar con alguno de ellos, y con la excusa de que les
hablara de su maravillosa existencia, convencieron a Puk para que despertara a uno de los durmientes.
El viejo protestó pero se dejó convencer, pues en el fondo él también quería escuchar lo felices que
eran los facilitones.
Así, despertaron a un anciano. Pero cuando hablaron con él, resultó que sólo era un anciano en apariencia, pues hablaba y pensaba como un niño. No sabía prácticamente nada, y solo contaba lo bonitos que
habían sido sus sueños. Puk se sintió horrorizado, y despertó al resto de durmientes, solo para comprobar que a todos les había ocurrido lo mismo. Habían hecho tan pocas cosas en su vida, habían superado
tan pocas dificultades, que apenas sabían hacer nada, y al verlos se dudaba de que hubieran llegado a
estar vivos alguna vez. Ninguno quiso volver a su plácido sueño, y el bueno de Puk, con gran paciencia,
comenzó a enseñar a aquel grupo de viejos todas las cosas que se habían perdido.
Y se alegró enormemente de su suerte en el sorteo, de cada noche que protestó por sus tareas, de cada problema y dificultad que había superado, y de cada vez que no entendió algo y tuvo que probar
cien veces hasta aprenderlo. En resumen, de haber sido el único de todo su pueblo que había llegado a
vivir de verdad.
3
TEMA:
4. Un vejete en la luna
Aplicación: Humildad - Sencillez
HECHOS:
Paco desde que fue un pequeño decía que iba a ser
astronauta. Pero por mucho que estudió y trabajó, y
por muchas pruebas a las que se presentó, nunca fue
elegido. Y así cumplió la edad máxima para presentarse a las pruebas de selección sin haber llegado a
cumplir su sueño. Muchos se apenaron por él, pensando en todo el tiempo y el esfuerzo que había desperdiciado, e incluso sentían lástima. Y a pesar de
todo lo que le decían para que dejara su deseo abandonado, Paco siguió preparándose como si fuera a
presentarse de nuevo a las pruebas al mes siguiente.
Así se fue haciendo mayor, y ya era todo un anciano,
cuando recibió la noticia de que para unos experimentos médicos importantísimos hacía falta un astronauta muy mayor. En todo el mundo, sólo Paco, que
ya caminaba apoyándose en un bastón, tenía la preparación suficiente para ir en cohete. Así que cuando
ya nadie lo esperaba, se encontró dando paseos espaciales para ayudar a la ciencia. Sus conocimientos y
sabiduría durante aquellas misiones sirvieron para
eliminar una de las peores enfermedades de las personas mayores, y Paco fue considerado un héroe.
Las fotos de aquel astronauta con bastón y pocos
dientes dieron la vuelta al mundo, convertido en el
mejor ejemplo de que el saber y la preparación nunca
sobran, y de que el esfuerzo y la tenacidad siempre
tienen recompensa, aunque no sea como pensábamos en un principio.
4
TEMA:
5. El elefante fotógrafo
Aplicación: Humildad - Sencillez
HECHOS:
Había una vez un elefante que
quería ser fotógrafo. Sus amigos se
reían cada vez que le oían decir
aquello:
- ¡Qué tontería! - decían unos- ¡No
hay cámaras de fotos para elefantes!
- ¡Qué pérdida de tiempo! -decían
los otros- si aquí no hay nada que
fotografiar... Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue
reuniendo trastos y aparatos para
fabricar una gran cámara de fotos.
Tuvo que hacerlo prácticamente
todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo
del tamaño del ojo de un elefante
y, finalmente un montón de hierros
para poder colgarse la cámara del
cuello. Así que, una vez acabada,
pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que parecía
una grande y ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a
pensar en abandonar su sueño.. Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que no había
nada que fotografiar en aquel lugar...
Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar
de reír al verle, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles
fotos de todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡Incluso del malhumorado rinoceronte!; de
esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana y de todas partes acudían los animales para
sacarse una sonriente foto para el pasaporte del zoo.
MENSAJE:
En la forma de trabajar y superar las adversidades puede estar el origen del éxito de nuestro esfuerzo
MÁXIMA:
“Echando a perder, se aprende”
COMPROMISO:
No me voy a dar por vencido en alguna dificultad y saldré adelante
TOMA DE CONCIENCIA:
¿me desanimo con facilidad cuando algo me sale mal?
5
TEMA:
6. El alegre barrendero
Aplicación: Laboriosidad
HECHOS:
Estaban un chico un poco gamberro y sus
amigotes pasando el día en un parque de
atracciones. Habían ido muy temprano y todo estaba vacío y limpio, cuando vieron al
barrendero del parque, cantando y bailando
mientras barría. Como todo estaba tan limpio, les hizo mucha gracia verle trabajar tan
alegre desde tan pronto, y no dejaron de
contar chistes y gastarle bromas pesadas.
Pero él no se molestaba y seguía barriendo
su limpia calle, así que comenzaron a tirar
papeles y bolsas al suelo, "para darle trabajo". Cuando llegaron más visitantes, y vieron
al chico y sus amigos tirando bolsas y basura
al suelo, pensaron que era uno de los juegos
del parque, y lo mismo pensaron los siguientes, y los siguientes, y antes de que nadie
pudiera darse cuenta, el parque estaba hasta
arriba de basuras, y el buen barrendero no
daba abasto.
A nadie parecía importarle, pero empezó a ocurrir algo extraño. Según pasaba el tiempo, las atracciones
del parque se iban vaciando, y cada vez había más personas cabizbajas mirando el suelo, hasta que al
final del día, nadie hacía cola en los divertidos juegos del parque, y todo el mundo se dedicaba a mirar
al suelo. "Pero bueno", se decían los encargados del parque, "¿qué estará pasando?"
Pues... ¡que todos estaban buscando algo!.
Resultó que a lo largo del día, a todo el mundo se le terminó cayando algo al suelo, pero como estaba
lleno de bolsas, papeles y suciedad, en cuanto algo caía.. ¡era casi imposible encontrarlo!
Y como aquello no tenía remedio, tuvieron que ponerse de acuedo para limpiar el parque entre todos y
luego encontrar sus cosas. Pero animados por el barrendero, lo hicieron cantando y bailando, y le pusieron tantas ganas y fue tan divertido, que desde aquel día crearon un juego nuevo en el parque donde
todos, armados de escobas y bolsas, se dedicaban a limpiar un rato riendo y bailando.
6
TEMA:
7. El pajarito perezoso
Aplicación: Laboriosidad
HECHOS:
Había una vez un pajarito simpático, pero muy,
muy perezoso. Todos los días, a la hora de levantarse, había que estar llamándole mil veces hasta
que por fin se levantaba; y cuando había que
hacer alguna tarea, lo retrasaba todo hasta que
ya casi no quedaba tiempo para hacerlo. Todos le
advertían constantemente:
- ¡eres un perezoso! No se puede estar siempre
dejando todo para última hora…
- Bah, pero si no pasa nada.-respondía el pajaritoSólo tardo un poquito más que los demás en
hacer las cosas
Los pajarillos pasaron todo el verano volando y
jugando, y cuando comenzó el otoño y empezó a
sentirse el frío, todos comenzaron los preparativos
para el gran viaje a un país más cálido. Pero
nuestro pajarito, siempre perezoso, lo iba dejando
todo para más adelante, seguro de que le daría
tiempo a preparar el viaje. Hasta que un día,
cuando se levantó, ya no quedaba nadie.
Como todos los días, varios amigos habían tratado de despertarle, pero él había respondido medio dormido que ya se levantaría más tarde, y había seguido descansando durante mucho tiempo. Ese día tocaba comenzar el gran viaje, y las normas eran claras y conocidas por todos: todo debía estar preparado, porque eran miles de pájaros y no se podía esperar a nadie. Entonces el pajarillo, que no sabría
hacer sólo aquel larguísimo viaje, comprendió que por ser tan perezoso le tocaría pasar solo aquel largo
y frío invierno.
Al principio estuvo llorando muchísimo rato, pero luego pensó que igual que había hecho las cosas muy
mal, también podría hacerlas muy bien, y sin dejar tiempo a la pereza, se puso a preparar todo a conciencia para poder aguantar solito el frío del invierno. Primero buscó durante días el lugar más protegido
del frío, y allí, entre unas rocas, construyó su nuevo nido, que reforzó con ramas, piedras y hojas; luego
trabajó sin descanso para llenarlo de frutas y bayas, de forma que no le faltase comida para aguantar
todo el invierno, y finalmente hasta creó una pequeña piscina dentro del nido para poder almacenar
agua. Y cuando vio que el nido estaba perfectamente preparado, él mismo se entrenó para aguantar sin
apenas comer ni beber agua, para poder permanecer en su nido sin salir durante todo el tiempo que
durasen las nieves más severas.
Y aunque parezca increíble, todos aquellos preparativos permitieron al pajarito sobrevivir al invierno.
Eso sí, tuvo que sufrir muchísimo y no dejó ni un día de arrepentirse por haber sido tan perezoso.
Así que, cuando al llegar la primavera sus antiguos amigos regresaron de su gran viaje, todos se alegraron sorprendidísimos de encontrar al pajarito vivo, y les parecía mentira que aquel pajarito holgazán y
perezoso hubiera podido preparar aquel magnífico nido y resistir él solito. Y cuando comprobaron que
ya no quedaba ni un poquitín de pereza en su pequeño cuerpo, y que se había convertido en el más
previsor y trabajador de la colonia, todos estuvieron de acuerdo en encargarle la organización del gran
viaje para el siguiente año.
Y todo estuvo tan bien hecho y tan bien preparado, que hasta tuvieron tiempo para inventar un despertador especial, y ya nunca más ningún pajarito, por muy perezoso que fuera, tuvo que volver a pasar
solo el invierno.
7
TEMA:
8. La ballena calurosa
Aplicación: Laboriosidad
HECHOS:
Waky la ballena vivía en una pequeña laguna salada. Era la única ballena del lugar y
llevaba una vida muy cómoda, así que se
había vuelto un poco caprichosa. Pero un
año llegó un verano de calores tan fuertes,
que el agua subió su temperatura y Waky,
acostumbrada a una vida tan plácida, sentía
que no podría aguantar tanto calor. Un pececillo que había pasado algún tiempo en
una pecera de unos niños, le contó que los
humanos utilizaban abanicos para refrescarse en verano, y la ballena ya no pudo pensar en otra cosa que en construirse un abanico.
Todos le dijeron que era una exagerada,
que aquellos calores pasarían rápido, pero
Waky creó su enormísimo abanico, y en
cuanto estuvo listo, comenzó a abanicarse...
¡pobrecillos todos! El gigante abanico sacudió tan fuertemente las aguas de la pequeña laguna, que por todas partes surgieron
enormes olas que se desbordaban, y terminaron por dejar la laguna medio vacía, y a
la enorme ballena en el centro, sin poder
moverse, con sólo unos pocos centímetros
de agua para refrescarse.
"No podías aguantarte un poquito, tenías que vaciarnos la laguna", decían unos.. "¡Impaciente!,
¡egoísta!" le gritaban otros. Pero lo peor para Waky no eran los insultos, sino que con tan poquita agua
el calor sí que era insoportable. Y preparándose para morir de calor, se despidió de todos sus amigos,
les pidió perdón, y les aseguró que si volviera a vivir habría aprendido a ser más fuerte y aguantar mejor las incomodidades.
Pero una vez más, Waky estaba exagerando, y por supuesto que pudo aguantar aquellos días calurosos
sin morirse, aunque en verdad sufrió un poquito. Y cuando las siguientes lluvias devolvieron su agua a
la laguna, y el tiempo mejoró, Waky tuvo que cumplir su promesa, y demostrar a todos que había
aprendido a no ser tan comodona, impaciente y caprichosa.
8
TEMA:
9. La gallina roja
Aplicación: Laboriosidad
HECHOS:
Una gallinita roja encontró un grano de trigo.
-
¿Quién plantará este trigo? -dijo.
Yo no -dijo el perro.
Yo no -dijo el gato
Yo no -dijo el puerco.
Yo no -dijo el pavo.
Entonces lo haré yo -cloqueó la gallinita.
Y así plantó el grano de trigo. Muy pronto el trigo creció y
hojas verdes brotaron del suelo. El sol brilló, la lluvia cayó y el
trigo siguió creciendo hasta que estuvo alto, fuerte y maduro.
-¿Quién cosechará este trigo? -preguntó la gallinita.
- Yo no -dijo el perro.
- Yo no -dijo el gato
- Yo no -dijo el puerco.
- Yo no -dijo el pavo.
- Entonces lo haré yo -cloqueó la gallinita.
Y así cosechó el trigo.
-¿Quién trillará este trigo? -preguntó la gallinita.
- Yo no -dijo el perro.
- Yo no -dijo el gato.
- Yo no -dijo el puerco.
- Yo no -dijo el pavo.
- Entonces lo haré yo -cloqueó la gallinita.
Y así trilló el trigo.
- ¿Quién llevará este trigo al molino para hacerlo moler? -preguntó la gallinita.
- Yo no -dijo el perro.
- Yo no -dijo el gato.
- Yo no -dijo el puerco.
- Yo no -dijo el pavo.
- Entonces lo haré yo -cloqueó la gallinita.
Y así llevó el trigo al molino, y al poco tiempo regresó con la harina.
-¿Quién amasará esta harina? -preguntó la gallinita.
- Yo no -dijo el perro.
- Yo no -dijo el gato.
- Yo no -dijo el puerco.
- Yo no -dijo el pavo.
- Entonces lo haré yo -cloqueó la gallinita.
Y así amasó la harina y cocinó una hogaza.
-¿Quién comerá este pan? -preguntó la gallinita.
- Yo -dijo el perro.
- Yo -dijo el gato.
- Yo -dijo el puerco.
- Yo -dijo el pavo.
- No, lo haré yo -cloqueó la gallinita.
Y se comió la hogaza
9
TEMA:
10. La oveja y el cerdo que construyeron una casa
Aplicación: Laboriosidad
HECHOS:
Una brillante mañana una oveja y un cerdo
de cola enrulada emprendieron la marcha en
busca de un hogar.
Construiremos una casa, dijeron la oveja y el
cerdo de cola enrulada, y ahí viviremos juntos.
Los dos anduvieron un largo, largo trecho
hasta que se encontraron con un conejo. ¿A
dónde van? pregunto el conejo. Vamos a
construir una casa, dijeron la oveja y el cerdo. ¿Puedo vivir con ustedes?, pregunto el
conejo. ¿Qué puedes hacer para ayudar?,
preguntaron la oveja y el cerdo.Puedo afilar
estacas con mis filosos dientes, dijo el conejo, y clavarlas con mis patas.
Bien, dijeron la oveja y el cerdo, puedes venir
con nosotros.
Los tres anduvieron un largo camino hasta que se encontraron con un ganso. ¿A dónde van?, pregunto
el ganso, vamos a construir una casa, dijeron la oveja, el cerdo y el conejo. ¿Puedo vivir con ustedes?,
pregunto el ganso. ¿Qué puedes hacer para ayudar?, preguntaron la oveja, el cerdo y el conejo. Puedo
juntar musgo y usarlo para rellenar las hendijas con mi ancho pico, dijo el ganso.
Bien, dijeron la oveja, el cerdo y el conejo, puedes venir con nosotros.
Los cuatro anduvieron un largo camino hasta que se encontraron con un gallo. ¿A dónde van?, pregunto
el gallo. Vamos a construir una casa, dijeron la oveja, el cerdo, el conejo y el ganso. ¿Puedo vivir con
ustedes?, pregunto el gallo. ¿Qué puedes hacer para ayudar?, preguntaron la oveja, el cerdo, el conejo
y el ganso. Puedo cacarear de madrugada para despertarlos a todos, dijo el gallo.
Bien, dijeron la oveja, el cerdo, el conejo y el ganso, puedes venir con nosotros.
Los cinco anduvieron un largo camino hasta que encontraron un buen lugar para una casa. La oveja
cortó troncos y los colocó. El cerdo fabricó ladrillos para el sótano. El conejo royó estacas con sus afilados dientes y las martilló con sus patas. El ganso buscó musco y tapó las hendijas con el pico. El gallo
cantaba todas las madrugadas para anunciarles que era hora para levantarse. Y todos vivieron felices
en su casita.
10
TEMA:
11. Las dos ranas y el balde de leche
Aplicación: Laboriosidad
HECHOS:
Sucedió una vez que dos ranitas salieron a
dar un paseo. Como hacían a menudo, recorrían los prados que rodeaban su charca
saltando alegremente. Hasta que un día
sucedió algo totalmente inesperado: tras un
salto ni más ni menos largo cayeron dentro
de un balde que el vaquero había olvidado
cerca del establo y que aún guardaba bastante leche.
Al principio las ranitas no comprendían qué
había sucedido, incluso encontraban divertida la situación. Pero pronto se dieron cuenta que aquello se estaba convirtiendo en
una trampa: por mucho que se esforzaban
por salir del cubo, las paredes metálicas
eran demasiado lisas y el borde quedaba
demasiado alto. Y así lo único que podían
hacer era nadar y nadar para no ahogarse
en la leche.
Pero el tiempo pasaba y el cansancio se
apoderaba de ellas. ¿Te has dado cuenta de
que nunca vamos a salir de aquí?, le dijo la
ranita mayor a la más joven. Nuestras patitas no podrán soportarlo mucho tiempo y
me temo que nunca saldremos de ésta. Moriremos aquí.
No importa, respondió la otra ranita. No
podemos hacer otra cosa que nadar. Nada y
no te lamentes. Conserva tus fuerzas.
Y las ranitas siguieron nadando y nadando y nadando sin descanso. Al cabo de unas horas, la ranita
mayor volvió a quejarse: Nunca saldremos de aquí, éste será nuestro final. Me duelen las ancas y ya
casi me es imposible seguir nadando. En verdad ha llegado nuestro fin. A lo que la ranita pequeña respondió: Nada y calla; no pierdas la esperanza. Simplemente confía y sigue luchando.
Y así siguieron, nadando y nadando; pero el tiempo pasaba y sus fuerzas menguaban, pues no paraban
de dar vueltas, una detrás de la otra, concentradas en el movimiento de sus patitas y en mantener la
cabeza fuera del líquido.
No puedo más, volvió a quejarse la ranita mayor, De verdad te digo que ya no puedo más. Ya no siento
las ancas, ya no sé si las muevo o no. No veo bien y no sé hacia dónde me muevo. Ya no sé nada.
11
Continúa nadando, replicó la otra ranita. No importa cómo te sientas, no pienses siquiera en ello. Sigue
adelante, continúa.
Sacaron fuerza de flaqueza y siguieron nadando y nadando. Por poco tiempo, pues la rana mayor pronto cejó en el empeño y con apenas un aliento de voz susurró:
Es inútil. No tiene ningún sentido seguir luchando. No entiendo qué estamos haciendo, por qué he de
seguir nadando. Nunca podremos escapar.
¡Nada, nada! ¡Sigue nadando!
Y aún reunieron fuerzas para nadar unos instantes más…, hasta que la ranita mayor, extenuada, abandonó y murió ahogada. Y también la ranita más joven sintió la tentación de abandonar la lucha, de dejarse vencer y acabar con aquello, pero siguió nadando y nadando mientras se repetía a sí misma: Nada, nada. Un poco más, sólo un poco más. Continúa nadando. ¡Nada! ¡Nada!
Pero el tiempo pasaba y la ranita se sentía cada vez más débil. Le dolían las ancas, todo el cuerpo le
dolía, pero ella seguía nadando, nadando, moviendo sin cesar sus pequeñas extremidades.
Y de pronto sucedió algo sorprendente. Bajo sus patitas empezó a notar algo de mayor consistencia que
la leche, algo sólido, así que reunió las últimas fuerzas que le quedaban, se apoyó en aquella masa y
saltó… justo por encima del borde del balde, para ir a parar a la seguridad del prado.
¡Con el movimiento continuo de sus patitas la leche había empezado a convertirse en mantequilla! Y la
consistencia de la mantequilla le había ofrecido un punto de apoyo desde el que saltar.
Gracias a la perseverancia en su esfuerzo y a que no se había dejado derrotar por el cansancio o el sin
sentido, había sido capaz de transformar una situación terrible en una ocasión de liberación.
En los momentos más difíciles lo único que no podemos perder es la esperanza.
Si pones tu corazón en tu propósito, ningún esfuerzo te parecerá difícil
12
Descargar