Comedores compulsivosUna compleja espiral, pero con salida

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Comedores compulsivosUna compleja espiral, pero
con salida
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LA comida es algo imprescindible para la
vida, se come para vivir, pese a que de vez
en cuando es habitual darse un atracón. El
problema aparece cuando los términos se
invierten y se vive para comer; cuando los
alimentos se transforman en una solución
pasajera y dañina para tapar los problemas;
cuando la adicción se traslada a todos los
ámbitos de la vida; y cuando resulta
imposible parar. La comida se convierte en
una droga, pero una droga accesible y
Una persona come una hamburguesa en un
socialmente aceptada. Muchas personas
establecimiento de comida rápida.
viven con esa adicción, pero no por vicio,
falta de voluntad o abandono, como pueden
creer algunos. Es una enfermedad y eso lo saben bien la decena de personas que participan
en las reuniones de Comedores Compulsivos Anónimos en Pamplona. Son conscientes de
su problema y luchan por combatirlo, por convivir con una droga que está a su alcance cada
día. No obstante, también son conscientes de que, pese a no existir cura, hay esperanza.
Con la ayuda de la asociación van superando día a día su adicción. Sus nombres son
ficticios, sus historias no.
Comedores Compulsivos Anónimos u OA (las siglas de la organización en inglés, Overeaters
Anonymous ) lleva ya 18 años funcionando en Pamplona y ha sido uno de los pilares
fundamentales para María, Angelita, Fermín, Jesús y Dolores. Algunos llevan años en la
asociación, otros tan solo unos meses. Sin embargo, todos ellos saben que sin OA su vida
sería muy diferente. El programa se basa en 12 pasos, el primero, asumir la enfermedad. A
partir de ahí, hay que tratar de convivir con la droga de la comida y, para ello, los compañeros
y las reuniones suponen una gran ayuda.
LA ENFERMEDAD
La comida se convierte en una forma de evadirse
Comer compulsivamente es un trastorno en la conducta alimentaria que se caracteriza por
sufrir episodios recurrentes de ingesta elevada de alimentos. "Comes de manera desorbitada,
te das unos grandes atracones", explica Dolores, una mujer de 49 años que lleva 11 en la
asociación. Los comedores compulsivos experimentan en numerosas ocasiones la necesidad
de seguir comiendo, pese a que ya estén llenos, y ciertos alimentos, como el azúcar, la
harina, las grasas o los aperitivos salados, pueden disparar la ansiedad. Además, tras el
atracón suele aparecer un sentimiento de culpabilidad.
Esa espiral comienza en varios casos en la infancia, aunque también se presenta más
adelante y puede llevar a muchas personas al límite. "Yo no vivía. Durante años no he
disfrutado de la vida porque la comida me emborrachaba y no me enteraba de lo que pasaba
a mi alrededor", recuerda Angelita, que acude desde hace 15 años a las reuniones.
Sin embargo, la comida es sólo un síntoma de algo mucho más profundo ya que los
comedores compulsivos la emplean para evadirse de sus problemas. "Con la comida tapaba
mis sentimientos, mis problemas, mi rabia... Tapaba todo lo negativo y no aceptaba mis
enfermedades ni mi cuerpo", añade Angelita, de 52 años. En el mismo sentido se expresaba
Dolores: "Lo que me llevó a comer es el pánico al dolor. Cuando vivía cualquier situación
desagradable tenía que llevarme inmediatamente algo a la boca. Era una forma de evadirme,
pero el problema no desaparecía, al contrario, se agravaba". Pero no sólo se dejan de lado
los problemas, los cinco compañeros aseguran que también se tapa todo lo demás. "No
disfrutas de la vida porque sólo piensas en comer", reconoce Dolores.
Además, la comida es una de las drogas más peligrosas, puesto que es imprescindible para
vivir. "Cada día tengo que comprar comida, guardar comida, cocinar comida, servir comida y
comerla. Y todo ello sin hacerlo de manera compulsiva", explica la más veterana en el grupo
tras 18 años, María. Por su parte, Jesús, de 39 años y 9 en la asociación, afirma que la
comida se vende "en todos los sitios" y que está "al alcance de cualquiera", lo que dificulta
desengancharse . Asimismo, los atracones de comida pueden generar síntomas similares a
los de otros drogas, aunque mucho más efímeros. "He llegado a andar haciendo eses
después de comer demasiados dulces", confiesa Jesús, que actualmente está superando una
recaída.
EL PROGRAMA
Sin tapujos, sin reproches, sin plazos... pero con esperanza
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Centro especializado en Alcoholismo
Tratamiento alcoholismo 91 4154524.
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DESTACADOS
EL PROGRAMA
En Pamplona. En Pamplona existen dos grupos
de Comedores Compulsivos Anónimos. Uno se
reúne los lunes a las 19.00 horas en la parroquia
San Miguel (plaza de la Cruz) y el otro los viernes
a las 16.30 horas en la iglesia de la Asunción. Los
interesados pueden llamar al teléfono 617 226
291.
Niveles. El programa aborda varios niveles de la
persona: físico, mental, emocional y espiritual.
"Trata de recuperar esas zonas", explica Jesús.
Plan de comidas. El plan de comidas ayuda a
los miembros a abstenerse de comer
compulsivamente.
Apadrinamiento. Los padrinos son otros
compañeros de OA a los que se puede recurrir
en cualquier momento.
Reuniones. Las reuniones permiten encontrar
apoyo, compartir experiencias y sentirse
identificado.
Escribir. La escritura se convierte en una
herramienta para trabajar los 12 pasos y para
reflexionar.
Literatura. Comedores Compulsivos Anónimos
se apoya en varios libros, como Los doce
pasos y las doce tradiciones .
Anonimato. El anonimato es un pilar del
programa gracias al cual los miembros, que
sólo se identifican con el nombre, se sienten
más cómodos.
La decisión de acudir a un grupo de ayuda como Comedores Compulsivos Anónimos es del
todo personal. No sirve de nada acudir sin estar convencido de querer curarse ya que, si no,
es muy difícil que la terapia funcione. El primer paso, aceptar la enfermedad. Algo que no
solo es el punto de partida, sino que también puede suponer una liberación. "Cuando le puse
cara a lo que me sucedía y supe que tenía una enfermedad me sentí relajado y liberado",
reconoce Fermín, un comedor compulsivo que lleva nueve meses en el grupo. A partir de ahí,
la recuperación varía en cada persona.
Algo fundamental es establecer cuáles son los alimentos compulsivos de cada persona,
aquellos a los que se recurre en los momentos de ansiedad. Una vez identificados, hay que
tratar de evitarlos. Asimismo, todos los días se debe establecer un plan de comidas para no
ingerir más cantidad que la prevista. Todos estos aspectos se plantean cada día y así, es
más fácil cumplir las metas. "Decidimos sólo por hoy y así, día a día, mes a mes y año a
año", asegura María, que padece esta enfermedad desde la infancia. A pesar de que con sus
71 años ya lo lleva mejor, asegura que es una enfermedad "muy grave y dura" y que "no se
cura", por ello es imprescindible tener "disciplina, compromiso y seriedad".
Sin embargo, a pesar de la complejidad de esta adicción, los cinco compañeros no dudan en
que existe esperanza. Una esperanza que han conseguido gracias a Comedores
Compulsivos Anónimos, un lugar donde pueden hablar sin ningún tipo de reparo sobre sus
inquietudes, temores y dudas; y donde nadie les echa nada en cara. Angelita no duda en
aseverar: "Este es mi sitio y lo seguirá siendo toda la vida".
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