Cuando la vida se acaba, existe el derecho a la muerte digna

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EL MÉDICO Y LA LEY
Coordinador: Antonio Velázquez-Arellano
Cuando la vida se acaba, existe el derecho a la
muerte digna
Marcia Muñoz-de Alba Medrano*Víctor M. Martínez-BulléGoyri"
Desde los orígenesde la historiadela humanidad
el inicio y el fin de la vida son dos temas de gran
preocupación para los seres humanos. Se trata de
momentos marcados por la intimidad, pero sobre
los cuales, de unos cuantos años para acá y gracias
a los avances de las ciencias médicas y biológicas,
comenzamos primero a asomarnos con increíble
curiosidad, e incluso a incidir en ellos, creando con
ello la necesidad de contar con decisiones éticas y
jurídicas sobre estos temas.
En este comentarionos ocuparemos del segundo de estos momentos trascendentesde la vida: la
muerte, en especialde aquéllos que se enfrentana
ellade manera inmediatae inevitable,losenfermos
terminales;cuyaatención hagenerado un sinfín de
reflexiones y dudas en la sociedad en general. En
efecto, cuestiones como la eutanasia, el suicidio
asistido, la muerte digna del enfermo terminal, la
muerte piadosa y el derecho a morir, son algunos
de los dilemas ético-jurídicosa los que la sociedad
moderna se enfrenta hoy en día.
Estos temas plantean en último término, una
cuestión básica: las implicaciones éticas, jurídicas
y médicas de inducir o provocar mediante una
acción o una omisión, la muerte do una persona;
teniendo como presupuesto que desde ninguna
perspectiva moral es viable atentar contra la vida
humana: loquees reconocidoen todos losórdenes
jurídicos como principlo general del derecho.
Antes de entrar al análisis de las situaciones en
que se presentan dudas y problemas éticos y jurídicos, habría que señalar, por el contrario, aquéllos
que están resueltos con claridad en ambos ámbitos, En primer lugar, el suicidio,que como tal no es
unaconducta punible parael suicida, estoes, quien
atenta contra su vidasin afectar a nadie más que a
símismo, no incurre en ilícitojurídico; sin embargo,
lo que sí es punible en nuestro derecho penal es el
auxilo o inducción al suicidio, de acuerdo con el
articulo 312 de Código Penal del Distrito Federal,
que incluye una conducta que podría identificarse
con la eutanasia o con la llamada muerte piadosa,
esto es, quese prive de lavida a un individuoque lo
solicita, y quequizás porsímismo no puedeatentar
contra su vida, como pudiera ser el caso de un
enfermo terminal; en este caso la conducta es sancionada aun con pena mayor.
Por otra parte, el mismo Código Penal en su
artículosiguiente, el 313, estableceque: "cuando el
occiso o suicida fuere menor de edad o padeciere
alguna de las formas de enajenación mental", se
sancionará la conducta del instigador u homicida,
como homicida calificado.
De acuerdo con lo anterior, lo que se conoce
como eutanasia activa, esto es, convertirse en el
agentequecausala pérdidade lavida, resultaen un
ilícito penal; sin embargo, en nuestro sistema resulta absolutamente válida e lícita desde el punto de
* instituto de lnvestigaciones Juridicas, UNAM.
Correspondenciaysolicituddesobretiros:institutode lnvestigacionesJuridicas,UNAM. Circuito Mariode lacueva. Ciudad Universitaria,Coyoacán,
México. D.F. C.P 04510Tel 622-7463 y 622-7457
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vista jurídico, la llamada eutanasia pasiva, que se
resume en no administrar al paciente medios extraordinarios que tengan como único fin mantenerlo con vida, cuando su salud ya no es recuperable
y que sin la administración de esos medios se
produciría irremediablementesu defunción.
Es evidente que la determinaciónde lo que son
medios extraordinarios debe corresponder justo a
los comités de ética médicos, aunque por lo general estas determinacionesse adoptan hoy entre el
médico tratante y la familia del enfermo,y si bien se
pueden formular reglas generales, como el uso o
node sistemas de manutencióndevida, ladeterminación de lo extraordinario deberá hacerse de forma individual. Por ejemplo, determinar si a un enfermo terminal, que además es diabético insulinodependientese le debe o nocontinuar administrando'insulina.La existenciay operacióntransparente
de estos comités de ética son en especial importantes pare evitar el denominado e&añami&to
terapeútico, ya sea con fines de experimentacióno
incluso meramente.
Asimismo, resulta legal que mediante la administración de un medicamento determinado se esté causando la muerte del paciente, en caso de
enfermos terminales, cuando ese efecto del medicamentosea un efecto secundarioy no buscado en
símismo; como puede ser el caso de la administración de determinados sedantes que tengan como
fin evitar el dolor y el sufrimiento al paciente, aun
cuando su efecto secundario sea acelerar la muerte del enfermo.
Esclaroque respectodeestostemas y de ladeterminacióntanto de lo que son medios extraordinarios,
como dequé medicamentos que tengan como efecto
secundario el aceleramientode la muerte, pero que
puedan y deban usarse, es muy difícil la adopción de
decisiciones, partiendo de la pregunta de quién está
ética y jurídicamente autorizado para adoptar esa
determinación, de manera que cualquier acción que
se realice se oriente justo al respeto y salvaguardade
los derechos y dignidad del paciente.
En esta línea es de gran importancia que se
avance en lograr una regulación de la implementación, composición y operacion de los comités de
ética, que deben existir en todas las instalaciones
de servicios hospitalarios, de manera que tengan
una integración efectivamente multidisciplinaria,
.. -
existiendo la obligación de contar siempre con un
jurista, pues la normatividadsobre la materia tiene
que ser punto de partida para la actuación en los
casos dudosos o difíciles, lo que por otra parte se
convertiría en una garantía para los propios médicos.
Abordaremos ahora algunos de los temas vinculados con lo que se ha dado en llamar el derecho
a morir con dignidad o a una muerte digna, entendiendo que el alcance de este posible derecho en
nuestro país se encuentra limitado, a menos hasta
el día de hoy, por la normatividada que acabamos
de hacer referencia, quedando pues proscritos
como medios para alcanzar esa llamada muerte
digna la eutanasia activa y la asistenciaal suicidio,
que incluiría la denominada muerte piadosa.
Resulta de gran interés cuando se presentan el
conflicto ético entre el principio que impone al médico la obligación "hacer lo que es bueno" para el
enfermo, llamado principio de beneficio, esto es, de
proporcionar la atención médica adecuada a sus
pacientes, y el principio de autonomía o libertad del
propio paciento, cuando éste decide no aceptar que
sea otra persona, en este caso el médico, quien
determine loque paraél es bueno, pudiendollegarse
incluso al caso de la conceptualización del derecho
a rechazar un tratamiento médico determinado.
En los países en dondese han presentado estos
conflictos en los tribunales, en términos generales
se ha reconocido un valor superior al principio de
autonomía frente al principio de beneficio. Con la
excepción importante de los casos en que el principio de autonomía no tiene sentido, como es el
caso de los menores, que legalmente no pueden
por sí mismos expresar su voluntad, en la que se
centra la construcción del principio.
Respecto al desarrollo del derecho a una muerte digna, se ha dado a la palabra dignidad un contenido ligadojustoalavoluntad, al principiodeautonomía al que nos referimos arriba, dado que los
actos humanos, acordes con la dignidad, son en
esencia actos de voluntad, actos queridos, así el
tema se reduce en gran medida a la posibilidad de
que la persona pueda adoptar la decisión sobre su
propia muerte, y si esto puede,además de ser una
libertad natural nosujetaacontroljuridico,comoen
el caso del suicidio al que ya nos referimos, constituir un derecho reconocido y tutelado por la ley.
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En los EstadosUnidoslos tribunales han abordado diversos casos al respecto, siendo relevantes en
especial dos: el primero es el caso Nancy Beth
Cruzan vs. Departamento de Salud de Missouri,
mujer de 18 años que a consecuencia de un accidenteautomovilísticosufriódañocerebraly luegode
siete años en estado vegetativo,sus padres solicitaron, alegando su derecho a la muerte, fuera desconectadadel sistemaque la mantenía viva. Los tribunales resolvieron que el principo básico del orden
jurídico es la protección a lavida, y dada la imposibilidad de que la paciente pudiera expresar su voluntad, debía mantenerse conectada al sistema de
manutención.
El otro caso relevante es el de Elizabeth Bouvia
vs. Corte Suprema, quien sobrevivia gracias a un
tubo gástrico insertado contra su voluntad, tratándose de un paciente conscientey competentepara
expresar su voluntad. Al respecto los tribunales
reconocieron la existencia del derecho a rechazar
un tratamiento, incluso cuando la decisión pone en
peligro la vida. "Una persona adulta en su sano juicio tiene derecho a ejercer control sobre su cuerpo
y adeterminar si quiere someterse a un tratamiento
médico... este derecho es parte de un derecho
básico y fundamental reconocido como parte del
derecho a la privacidad". Por último la corte norteamericana haconcluido que: "el derecho a morires
una parte integrante del derecho a controlar nuestros propios destinos mientras otros no se vean
afectados".
Este derecho a rechazar un tratamiento médico
se ha vinculado también a la libertad de religión,
cuando las razones para el rechazo son las convicciones religiosas, respecto de lo cual los tribunales
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americanos han resuelto que: "el derecho a practicar una reliqiónlibremente no incluye la libertad de
exponer a una comunidad a un menor a una enfermedad.
Otro tema que en tiempos recientes ha cobrado
relevancia es el denominado Living Will o Proxi,
traducido de forma errónea como testamento biológico, que consiste en la posibilidad de designar a
un tercerocomosujetocompetente para la tomade
decisiones respecto de la salud y la propia vida,
cuando el emisor ha perdido la capacidadpara externar su voluntad.
En laactualidad en los Estados Unidos, cuarenta estados han emitido legislacionessobre el derecho a morir, el living will o la muerte natural, con
algunas diferencias. En algunos casos se permite
el living will designando a cualquier persona, en
otros no, en otros casos sólo para enfermos terminales, o para casos de coma irreversibles,en algunos estados se exigen algunas formalidades y en
otros, etcétera. Pero en términocgenerales, todas
las regulacionesliberan de responsabilidades,tanto civiles coma penales, a los médicos y familiares,
siempre que se respetenlasformalidades que para
el caso se exijan.
Paraconcluir,podríamosafirmarque en nuestro
país el derecho a una muerte digna se concreta en
la posibilidad de enfrentar ese tránsito de la mejor
menera posible, gozando de la atención médica
adecuada, que en su caso alivie el sufrimiento y el
dolor, así como en que lavidano sea mantenidade
forma artificial con medios extraordinarios,sin sufrirel ensañamientoterapéutico;pero nuncapermitiendo la acción directa de un tercero como medio
para terminar con la vida.
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