DE HISTORIA. NATURAL. 18« mente en Vizcaya, en los partidos de Durango, Guernica y Valmaseda, donde se crían en gran número.» —El Sr. Vicioso, de Calatayud, leyó las siguientes notas sobre «Liqúenes de Calatayud. I. Al presentar un catálogo, siquiera incompleto, de los liqúe­ nes de Calatayud y sus inmediaciones, debo advertir que me ha tenido no poco perplejo la elección de clasificación, espe­ cialmente en la denominación de géneros y especies. Si bien la determinación de los liqúenes foliáceos y fruticulosos se presta á menos dificultades, no sucede así con los crustáceos, á los cuales pertenecen la mayor parte de los que en Calata­ yud se encuentran, por ser saxícolas. Los mismos autores que se han ocupado en el estudio de estas modestas plantas han exagerado las dificultades, en vez de allanarlas, con sus tan variados sistemas de clasificación; y si confusión hay a l g u n a s veces respecto á los sinónimos de algunas fanerógamas, ésta sube de punto cuando de liqúenes se trata. Los liquenólogos antiguos fundaron sus sistemas de clasi­ ficación en caracteres exteriores. Es sabido que De Caudolle publicó la suya á principios de siglo utilizando los trabajos de Tournefort, Micheli y Linneo, que consideraban á los liqúenes como un solo género; Hill (1751) y Adamson (1763) hicieron la primera distinción de géneros; Hoffmann sólo utilizó los ca­ racteres sacados del talo, mientras que Persoon y Schrader fundaron su sistema en la forma del talo en combinación con los caracteres de la fructificación, estableciendo así las verda­ deras bases de la clasificación liquenológica. A los caracteres exteriores recurrieron también Fries y Schserer con m u y juicioso criterio; y sin emplear el microsco­ pio, sólo con el estudio de la estructura externa, llegaron á las conclusiones admitidas por la ciencia moderna en conso­ nancia con las revelaciones de la micrografía. Adviértase de paso que los sabios ahora citados se sirvieron de dichos carac­ teres exteriores, no como De Candolle para definir las especies, sino para demarcar con exactitud los límites de los géneros. Entre los sistemas modernos fundados en el estudio micros­ cópico de los elementos hállanse los de Nageli, que dedujo sus géneros de los caracteres de las esporas; de Nylander, que es-