Mi Testimonio Llevo nueve años como cristiana nacida de nuevo y hasta hace una semana, cuando me preguntaban que era lo que me había hecho darme la vuelta a Dios, siempre contestaba el cambio de mi novio (actualmente mi marido), que estaba sumergido en el mundo de las drogas con una gran adicción, que pasó gracias a Dios, de consumir casi diariamente a no consumir nada de un día a otro. Lo que no había conseguido ningún ser humano, (psicólogo, sus padres, ni si quiera yo con lo fuerte y tirada para adelante que era) lo había hecho Dios. Al ver que pasaban los días y seguía sin consumir esto me impresionó de Dios. Pero como he dicho antes, este era el motivo hasta hace solo una semana. Dios es así, te muestra todo a su debido tiempo y cuando estás preparada para asumir la realidad. Y la realidad era, que a además de mi novio, la que estaba sumergida en una vida miserable, desgraciada e infeliz era yo. Y tal vez el cambio de mi marido fue lo que me atrajo de Dios, pero el motivo de entregarle mi vida fue el vacío interior que sentía. Siempre he pensado que era valiente y fuerte, nada más lejos. Antes de conocer a mi marido tenía un trabajo fijo, mi coche, un piso y ¡¡encima lo había comprado yo sola!! Sí, eso está muy bien....., pero detrás...., mi vida estaba totalmente desordenada, todos los fines de semana me emborrachaba, y como no, también jugaba con las drogas, quería ser la más guay, trabajaba en una tienda de moda y tenía un trabajo extra de camarera en un pub conocido, con lo que entraba en todas las discotecas de moda gratis....., era lo más. En alguna ocasión la noche terminaba con una relación sexual esporádica movida por el alcohol o las drogas. ¡¡Menudo mundo!!. Todo eso me hizo desperdiciar un tiempo precioso, a tener unas resacas asquerosas y los lunes por general lloraba, porque me sentía mal y sucia, realmente esa vida estaba tan vacía...., pero yo no lo sabía. Pensaba que era una chica guay, que valía la pena por trabajar en una tienda de moda y en la noche, por tener un piso y por ser tan divertida y enrollada. Creía que esa era una vida normal y que no hacía nada malo. De hecho en mi entorno era lo que se hacía. Estaba tan alejada de la realidad....... Cuando acepté a Jesús en mi vida, ese vacío interior, desapareció, por primera vez en mi vida sentí el amor verdadero, me sentí aceptada tal y como yo era, con mis virtudes y defectos, sin tener que ser otra persona para poder ser aceptada. Todos mis pecados fueron perdonados y borrados por Jesús. Jesús me amaba como yo era. No es maravilloso??? Nunca, nunca me ha decepcionado, a pesar de mis fallos, cuando me equivoco, siempre está esperándome con los brazos abiertos. Y lo increíble es que pensaba que mi novio necesitaba ayuda, pero yo estaba igual de perdida y engañada que él. Mi vida “tan guay” no tenía ningún sentido y era totalmente infeliz. Actualmente estoy casada, tengo dos hijos maravillosos, un negocio propio que llevamos mi marido y yo...., una vida ordenada y a pesar de nuestros problemas, puedo afirmar que somos felices. Y esa falsa valentía de la que hablaba en mi pasado, hoy en día es una valentía real pero por la gracia de Dios, porque sé que Dios está detrás de mi vida, él es quien me da la valentía día a día y fuerzas para todos los nuevos retos. ¿¿¿Una vida sin Dios??? No me la imagino y ruego a Dios por la vida de mis hijos para que no se aparten de su camino porque no hay nada en el mundo que se compare con vivir con la luz de Cristo. M.J. " Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz" Salmos 36,9