alocución del presidente juan manuel santos al cumplir su quinto

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ALOCUCIÓN DEL PRESIDENTE JUAN MANUEL SANTOS AL
CUMPLIR SU QUINTO AÑO DE GOBIERNO (FINAL)
Bogotá, 6 de agosto de 2015
Colombianos:
Hoy, cuando termina el quinto año de nuestro gobierno –el
primero del segundo periodo– quiero decirles que yo, como
presidente, y mi equipo de gobierno, somos conscientes de que
tenemos muchos retos y de que ustedes tienen preocupaciones
por el país.
Y no solo preocupaciones sino expectativas… en empleo, en
economía, en la disminución de la pobreza, en la seguridad
ciudadana, en la justicia, en la atención en salud, y en las
oportunidades y la calidad de la educación.
Por supuesto, también sobre la terminación del conflicto armado,
que genera inquietudes pero que es una prioridad –debe ser una
prioridad– no solo del Gobierno sino del país entero, porque
somos una gran nación que no tiene por qué resignarse a vivir
otro medio siglo de guerra.
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La búsqueda de la paz es muy importante –claro–, pero no es lo
único a lo que dedicamos nuestros esfuerzos…
Es mucho el trabajo que hacemos día a día para mejorar la
calidad de vida de todos y cada uno de ustedes, de los
colombianos, que es además otra forma de construir la paz.
Con
todo
mi
equipo
de
gobierno
–hombres
y mujeres
consagrados al servicio público– trabajamos sin descanso para
buscar soluciones a tantos problemas que se presentan a diario y
para generar más oportunidades para todos, especialmente para
los más vulnerables.
Porque estamos comprometidos con una visión que nos hemos
propuesto: que Colombia sea un país en paz, un país con más
equidad y un país mejor educado.
Mañana 7 de agosto, cuando se conmemora otro aniversario de
la Batalla de Boyacá, los invito a que –entre todos– sigamos
librando otras batallas que no hemos ganado…
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La batalla contra la pobreza, la batalla contra la desigualdad, la
batalla contra la violencia y la inseguridad, la batalla contra la
corrupción, la batalla por la paz… en fin, las batallas que nos
permitan lograr que las oportunidades sean verdaderamente para
todos. ¡Estas son las únicas batallas que debe librar Colombia!
*****
Nuestra obsesión, en estos cinco años, ha sido avanzar en
mejorar las condiciones de vida para los colombianos más
pobres, los más vulnerables… para generar más equidad.
¿Y qué es equidad? Que cada persona, cada ciudadano –sin
importar dónde nació ni con cuántos recursos–, tenga un sitio
digno para vivir, con agua potable, luz, alcantarillado…; un buen
colegio; una buena universidad; un buen servicio de salud; una
opción real de trabajo…
Yo sé –y me avergüenza, como debe avergonzar a todos– que
persisten enormes desigualdades, que hay todavía mucha
pobreza, que hay zonas donde no hemos sido lo exitosos que
quisiéramos.
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Es un camino largo y una situación difícil de superar –que viene
de décadas–, pero lo que se ha avanzado nos debe llenar de
esperanza.
Colombia –después de 5 años– tiene 4 millones 400 mil pobres
menos. Piénsenlo… Esto es como sumar la población de los
departamentos de Atlántico y Bolívar, y que todos ellos salieran
de la pobreza.
Hablamos de millones de compatriotas que ya comienzan a
consolidarse como clase media.
Eso significa tener mejor vivienda, mejor salud, mejor educación,
mejores servicios… y trabajo… –muy importante–… ¡trabajo
digno!
En cada familia tenemos casos de desempleados: amigos o
parientes que buscan trabajo y no lo encuentran… Esa es la
preocupación constante en cada hogar. Y es la nuestra también.
Por ellos tenemos que seguir avanzando.
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Pero también –si miran a su alrededor– verán muchos casos de
personas que han encontrado empleo o que pasaron de la
informalidad a la formalidad.
Han sido 3 millones de colombianos los que han encontrado
trabajo en estos 5 años, y nuestro reto es seguir avanzando en la
lucha contra el desempleo, para que siga bajando.
Es alentador que la última cifra muestra que el desempleo está en
su nivel más bajo en este siglo.
¿Y cómo más se logra esa equidad que buscamos?
Haciendo que más familias tengan un techo, una casa digna a la
que puedan llamar propia.
Por primera vez, los más pobres de los pobres están teniendo
acceso a vivienda totalmente gratuita, con internet y servicios
comunitarios.
En este gobierno hemos dado más oportunidades para que
muchos más colombianos tengan casa propia.
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Y lo hemos hecho ayudando no solo a las familias pobres –con
casas gratis o con generosos subsidios–, sino además a las
familias de clase media.
En el campo estamos también construyendo o mejorando las
viviendas para que sean más amplias, con piso de cemento, de
mejor calidad… beneficiando a miles de campesinos.
Adelantamos programas que han llevado agua potable a 5
millones de colombianos que no la tenían; alcantarillado a 5
millones 200 mil personas que no contaban con él, y gas natural a
2 millones 100 mil nuevos usuarios… ¡Eso también es equidad!
Y si algo diferenciaba al campo de la ciudad era el acceso a las
tecnologías… Pero ya lo estamos corrigiendo.
Nos comprometimos a llevar fibra óptica e internet de banda
ancha a todos –a todos– los municipios del país, y ya lo hicimos,
junto con centros y quioscos digitales para que los habitantes de
las regiones se conecten entre sí y con el mundo.
Para que los más pobres tengan el mismo acceso a la tecnología
que los más ricos.
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El campo, el campo… Nos falta mucho, pero les aseguro que
seguimos trabajando por un mayor acceso a la tierra, por más y
mejores créditos, por más proyectos productivos, por más
acueductos y alcantarillados, porque la cobertura rural sigue
rezagada.
Y también nos hemos concentrado en las víctimas –las víctimas
del absurdo conflicto armado– que merecen el apoyo del Estado y
la sociedad…
Por primera vez las estamos indemnizando con programas de
reparación
integral
–¡ya
van
medio
millón
de
víctimas
indemnizadas!– y estamos poniendo la justicia a su servicio para
que recuperen, con sentencia judicial, sus tierras despojadas.
Si queremos equidad, también necesitamos una mejor salud.
Puedo asegurarles –y ustedes lo saben– que hoy todo
colombiano tiene acceso a la salud, y que ya no hay pacientes de
primera y pacientes de segunda… aunque también sabemos que
necesitan y exigen un mejor servicio.
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Muchos se quejan –con razón– por las demoras para obtener una
cita, por la congestión en las urgencias, por las condiciones del
servicio en algunos hospitales…
Hemos tomado medidas, y las seguiremos tomando, para que se
acabe el llamado paseo de la muerte, para que los medicamentos
sigan bajando de precio –ya son centenares los que se consiguen
mucho más baratos– y para que no se le niegue la atención a
ningún paciente por razones económicas.
Y todo nuestro compromiso –ustedes lo han visto– está con la
educación, con lograr una educación de calidad que no sea solo
para los de mayores recursos sino para todos.
Cómo nos alegra que hoy más de 1 millón de niños entre cero y 5
años –los más vulnerables– tengan atención integral; que la
educación sea gratuita en todos los colegios oficiales, y que cada
día haya más colegios con jornada única.
Y con varios programas estamos logrando que esos jóvenes
bachilleres, que antes salían a engrosar las filas del desempleo,
estudien carreras profesionales o técnicas de la mejor calidad sin
importar si tienen o no recursos. ¡Eso también es equidad!
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Esto se une a más de 100 bibliotecas públicas que hemos abierto
por todo el país, y a 18 millones de libros gratis con que hemos
dotado estas bibliotecas y las de los colegios y hogares infantiles.
A este paso, Colombia va a ser –como nos lo propusimos– el país
más educado de América Latina para el año 2025.
*****
Yo sé que hay preocupación por la situación económica, y es
explicable porque la tormenta internacional es fuerte y nos afecta.
El principal producto de exportación de Colombia es el petróleo, y
sus precios internacionales se han reducido a la mitad. Lo mismo
ha sucedido con otros productos como el carbón y el café.
Esto nos ha obligado a ajustarnos el cinturón. Lo estamos
haciendo de una manera prudente, de una manera inteligente,
para mitigar las consecuencias negativas.
En 2014 fuimos uno de los países que más creció en el mundo.
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Nuestra economía crecerá este año menos que el año pasado –y
así pasará en el mundo entero–, pero vamos a crecer, en todo
caso, 6 o 7 veces más que el promedio de América Latina.
¿Y por qué? Porque hemos sido responsables en el gasto;
porque
estamos
adelantando
programas
de
vivienda
e
infraestructura que jalonan el empleo y a varias industrias; porque
estamos decididos a fortalecer nuestro sector productivo, y
porque cada vez hay más colombianos que consumen, y con su
consumo dinamizan la economía.
La devaluación del peso frente al dólar trae más ganadores que
perdedores, y nos ofrece una gran oportunidad para diversificar
nuestras exportaciones y sustituir importaciones, generando así
más empleo.
Es cierto que en los titulares de cada día se ven noticias poco
alentadoras en materia económica, pero muchas familias
colombianas –muchos de ustedes–, si se comparan con su
situación hace cinco años, pueden decir que están mejor, que
han progresado…
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Seguiremos trabajando para que cada vez más colombianos
puedan decir lo mismo
*****
Y hay un tema que nos afecta a todos y que merece toda nuestra
atención: la seguridad ciudadana.
Yo sé que los colombianos todavía NO nos sentimos seguros.
Hay robos, atracos, extorsiones, agresiones, que generan miedo
en la población, que nos hacen mirar para todos lados al caminar
por la calle o simplemente al tomar un bus.
Podría decirles que hemos reducido el homicidio o el secuestro –
los dos crímenes de mayor calibre– a niveles mínimos históricos,
lo que es cierto, pero no es suficiente.
No basta con saber que no los van a matar o secuestrar… Los
colombianos también quieren sentirse seguros en sus calles, en
sus parques, en sus casas…
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Por eso incrementamos el pie de fuerza de policía y las cámaras
de seguridad, y estamos implementando planes continuos de
choque en las ciudades y las zonas más calientes, para asegurar,
cada día más, que esa inseguridad disminuya.
Nuestra prioridad –de la Policía y toda la fuerza pública– será ir
con todo contra el crimen organizado, contra las mafias –grandes
y pequeñas–, contra el crimen callejero.
Y, si hay paz, tendremos muchos más recursos y más
capacidades a nuestra disposición para concentrarnos en este
propósito.
Queridos colombianos:
Quedan tres años a este gobierno y cuatro años para que
celebremos el bicentenario de la batalla que nos dio la libertad.
Yo los invito a que imaginen el país que tendremos entonces, ese
país que estamos construyendo entre todos por encima de las
dificultades.
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Así es Colombia. Así es nuestro talante… ¡Siempre nos crecemos
ante los obstáculos!
El mundo nos está viendo con buenos ojos, y la prueba es que
cada vez nos abren las puertas de más países sin necesidad de
visa.
Porque ese país del futuro no es un sueño; ¡ya comienza a
hacerse realidad!
Con las grandes autopistas que se están construyendo, nuestro
territorio estará conectado por kilómetros y kilómetros de dobles
calzadas –con viaductos y túneles– que nos llevarán en mucho
menos tiempo de Medellín a la costa, de Buenaventura a Bogotá,
o de Bogotá a Cúcuta.
Será un país con más jóvenes estudiando en los mejores centros
educativos.
Un país con más familias propietarias de vivienda.
Un país con un buen servicio de salud para todos y cada uno de
sus ciudadanos.
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Un
país
más
seguro,
donde
los
colombianos
hayamos
recuperado el derecho a caminar por nuestras calles y nuestros
campos con tranquilidad, sin miedo…
Y súmenle a eso –porque tenemos que hacerlo posible–… ¡un
país en paz!
Que la guerra y las bombas queden en los libros de historia, y ya
no más en los noticieros de cada día.
¡Esa Colombia es posible! ¡En esa Colombia podemos creer!
A esa Colombia nos estamos acercando.
Los invito a ser optimistas, a unirnos, porque juntos –entre todos–
¡PODEMOS LOGRARLO!
Buenas noches
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