Gabriel GARCÍA MÁRQUEZ, Crónica de una muerte anunciada (1981) 3ª secuencia: se centra en los hermanos Pedro y Pablo Vicario en las horas previas al asesinato de Santiago Nasar. 4ª secuencia: se centra en lo sucedido tras la muerte de Santiago Nasar: autopsia del cadáver, juicio de los hermanos Vicario. Se nos relata el alucinado final de la historia de amor entre Ángela Vicario y Bayardo San Román. 5ª secuencia: se reconstruye la mañana del cruento asesinato de Santiago Nasar, con todos sus pormenores. Rubén Pardo Lesta IES Lauro Olmo Argumento de la novela Santiago Nasar, el joven heredero de una adinerada familia de un pueblo colombiano, es salvajemente acuchillado ante la mirada de todos sus convecinos la misma mañana en que el obispo visita la población. La noche anterior se ha producido la boda entre Bayardo San Román, un rico viajero poco tiempo antes establecido en el pueblo, y Ángela Vicario, hija de una familia humilde de la pequeña población. La misma noche de bodas, tras una tremenda fiesta, Bayardo descubre que su mujer no es virgen, por lo que decide devolverla a su familia. Después de una paliza dada por su madre, Ángela confiesa que el responsable de todo es Santiago Nasar. Sus hermanos, Pedro y Pablo Vicario, deciden lavar el honor familiar matando a Santiago a la mañana siguiente. Durante la madrugada, la noticia de que ambos hermanos, borrachos todavía tras la fiesta, pretenden llevar a cabo su crimen corre por todas las casas del pueblo, sin que, paradójicamente, Santiago Nasar se entere. Finalmente, ante la puerta de su propia casa, es brutalmente asesinado por los hermanos Vicario. Perspectiva. Toda la historia se nos relata como una crónica reconstruida por un personaje cuyo nombre desconocemos y que, 27 años después del suceso, decide reconstruir las últimas horas de vida de Santiago Nasar. Se trata de un narrador en 1ª persona-testigo y editor, es decir, narra una historia en la que él mismo ha participado, pero al mismo tiempo, en su relato, edita o compone lo que los demás personajes le cuentan. En efecto, la perspectiva conjuga múltiples elementos dando lugar a un audaz juego narrativo: el narrador cuenta sus propios recuerdos como testigo de la tragedia y las opiniones de todos sus familiares (madre, tías, hermanos...) al mismo tiempo, el narrador ha realizado entrevistas a todos los testigos del suceso e introduce las declaraciones de los personajes cuando le conviene para la reconstrucción de la historia. el narrador ha consultado también las actas del juicio por el asesinato de Santiago Nasar (deterioradas e incompletas, según refiere en la novela) y los informes oficiales del médico que ha realizado la autopsia del cadáver. A partir de estos textos, nos informa de algunas declaraciones de acusados y testigos, así como de las reacciones que ante lo sucedido tuvieron los abogados y el juez. Técnicas narrativas. Estructura del libro. El libro evita la estructura tradicional en forma de capítulos, sin embargo, se divide con claridad en cinco grandes secciones o secuencias. Cada secuencia se centra en un determinado proceso de la historia, a partir del cual, el autorcronista aprovecha para superponer las multiples perspectivas de los testigos. Estas perspectivas llevan a veces a momentos paralelos, anteriores o posteriores, componiendo un puzle caleidoscópico de la acción, que el lector debe recomponer. Las cinco secuencias que componen el libro, así pues, son las siguientes: 1ª secuencia: relata lo sucedido a Santiago Nasar la misma mañana de su muerte. 2ª secuencia: se centra en las figuras de Bayardo San Román y de Ángela Vicaria, con los preparativos de la boda y su celebración. Hasta que el novio devuelve a Ángela a su familia. Así pues, el narrador, sirviéndose de todos los testimonios y datos recopilados reconstruye la acción entremezclando todas las perspectivas con el fin de dar una visión lo más amplia posible de los acontecimientos. La fragmentación de la historia confiere a los lectores la sensación de estar asistiendo a una auténtica “crónica” periodística del asesinato del protagonista, a lo que precisamente alude el título del libro1. 1 García Márquez declaró sobre esta novela su voluntad de alejarse del lenguaje del realismo mágico que definía su estilo literario hasta entonces (Cien años de soledad, Doce cuentos El tiempo. Tiempo histórico y tiempo narrativo. No existe ninguna referencia histórica precisa que permita datar el momento en que se desarrolla la acción. Con una extraordinaria capacidad para la fabulación, García Márquez alude a veces a acontecimientos históricos dentro del la acción, como sucede en la presentación de Bayardo San Román: Pero la carta grande era el padre: el general Petronio San Román, héroe de las guerras civiles del siglo anterior, y una de las glorias mayores del régimen conservador por haber puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía2 en el desastre de Tucurinca. Mi madre fue la única que no fue a saludarlo cuando supo quién era. “Me parecía muy bien que se casaran”, me dijo. “Pero una cosa era eso, y otra muy distinta era darle la mano a un hombre que ordenó dispararle por la espalda a Gerineldo Márquez.” Estas referencias históricas (la batalla de Tucurinca, el general Aureliano Buendía, Petronio San Román, Gerineldo Márquez...) son pura invención de Gabriel García Márquez, que crean una falsa sensación de realidad en sus lectores. Con todo, podemos situar la acción ligeramente en el tiempo gracias a la referencia destacada en el pasaje. Si Petronio, que está vivo durante los hechos de la novela, había luchado en las guerras del siglo XIX es obvio que la acción debe enmarcarse en la primera mitad del siglo XX (quizá en la década de los treinta o cuarenta), lo que corresponde con el mundo que se retrata en el libro. Algunas otras referencias temporales del libro muestran que la investigación del autor ha llevado muchos años. Estas referencias, a menudo imprecisas, ayudan a identificar la datación de la historia: - el narrador afirma que la casa del viudo de Xius quedó vacía y resultó expoliada por los vecinos en los años siguientes. “Años después”, cuando el narrador acude por última vez al pueblo, descubre que el espíritu de Yolanda de Xius es quien ha expoliado el peregrinos, Los funerales de la mamá Grande). En este sentido, la técnica de esta novela, con su combinación de perspectivas y su imitación de la técnica del periodismo de investigación, trata de conferir a la narración una envolvente objetividad en la exposición de los hechos. Curiosamente, esta misma objetividad, amplificada por el paso del tiempo, tiñe la narración de fatalismo y aporta a la historia un continuado carácter mítico. 2 La negrilla es mía. Aureliano Buendía es uno de los personajes de Cien años de soledad, obra maestra del autor que reconstruye la historia de la familia Buendía, desde que fundan la mítica ciudad de Macondo hasta que la ciudad desaparece. Esta introducción de personajes de una novela en otra es un recurso característico del autor, que intenta crear una continuidad entre los universos particulares de todas sus obras, como si todas ellas reconstruyesen la parte menor de una totalidad. edificio “para su casa de la muerte”. 23 años más tarde, el autor dialoga brevemente con Bayardo San Román. - las mismas referencias se repiten al contar la larga espera de Ángela Vicario por su marido. Tras verlo fugazmente en Riohacha después del abandono, Ángela escribe su primera carta. Diez años después, se despierta en medio de la noche con el presentimiento “de que él estaba desnudo en su cama” y escribe una carta enloquecida. Tras ella, siguen nuevas cartas durante diecisiete años hasta que Bayardo regresa con su abultado correo. Todas estas referencias nos colocan aproximadamente en las mismas fechas. Hagamos un cálculo aproximado. Si el narrador escribe su crónica en fechas cercanas a la publicación del libro (1981), pongamos en los años 70, los sucesos relatados habrían sucedido unos 30 años antes, es decir, entre 1940 y 1950, lo que coincide con nuestra primera intuición. Más importante que el tiempo histórico, sin embargo, es el tiempo narrativo de la novela. Como hemos visto, la acción propiamente dicha, se concentra en apenas 48 horas: el día de la boda, la noche de la fiesta y la mañana de la muerte de Santiago Nasar. Sin embargo, como ya hemos señalado, el narrador debe acudir a múltiples referencias temporales para explicar lo sucedido en ese breve lapso. Se nos refieren, de este modo: a. los antecedentes de la acción (la llegada de Bayardo, el concierto de la boda, la compra de la casa del Viudo de Xius...), b. los acontecimientos inmediatamente posteriores a los hechos (autopsia del cadáver, juicio de los hermanos Vicario, condena de los hermanos, partida de Bayardo San Román, la reacción de Ángela Vicario...) c. y los acontecimientos sucedidos 27 años después referidos por el narrador (entrevistas de los personajes, reencuentro de Ángela y Bayardo...). Este dilatado proceso temporal, sin embargo, no es en absoluto lineal. La línea temporal, de hecho, está fragmentada en cientos de pequeñas piezas que constituyen un poliedro temporal con el cual Gabriel García Márquez juega a su gusto, para sorpresa del lector. Por ello, las rupturas del orden lógico de la narración son continuas y el relato está repleto de saltos temporales (prolepsis y analepsis). Estas rupturas del orden temporal desempeñan diversas funciones: mostrar la acción como algo fragmentario, retardar el inevitable final creando mayor tensión narrativa al alcanzar el sangriento clímax, buscar la participación del lector en el proceso de reconstrucción de la historia, etc. El espacio. Espacio geográfico y espacio social. Las mismas imprecisiones que encontramos en la datación de la historia, las hallamos en la localización espacial de la acción. Algunas referencias geográficas (como la localidad de Tucurinca) nos sitúan en Colombia, país de origen del autor. En ningún instante se menciona el nombre del pueblo y los datos sobre él son más bien escasos: de incomprensible misterio que rodeo la tan anunciada muerte de Santiago Nasar. Los personajes. En esta novela se pueden dividir entre protagonistas y testigos, pues todos ellos participan en cierta medida en la reconstrucción de la historia. Los protagonistas son los que participan directamente en el crimen: Santiago Nasar: hombre joven, de unos 21 años, pertenece a una familia de origen árabe y constituye una personalidad en el pueblo: buena familia, con posibilidades económicas, con comportamiento de “señorito”. Es, por un lado, la representación del hombre predestinado a morir, pero, en otros momentos, se describe como un hombre atractivo, acomodado y mujeriego (se aprovecha de cuantas mujeres jóvenes se ponen a su alcance, pasa sus noches en el próstíbulo de María Alejandrina Cervantes...). Ángela Vicario: es la desencadenante de la tragedia al confesar a su madre que el responsable de su desfloramiento ha sido Santiago Nasar. Su comportamiento a lo largo de la novela es, como mínimo, extravagante. Se compromete con Bayardo San Román sin desearlo y conociendo su falta; es la responsable indirecta de la muerte de Santiago Nasar; desprecia a su marido hasta el mismo momento en que la abandona, y en ese instanta se enamora perdidamente de él; se pasa los años recluida con su madre enviando cartas y cartas a su marido perdido... los hermanos Vicario: son los hombres obsesionados con la honra familiar. De baja extracción social -trabajan como matarifes- parecen una representación del orgullo familiar y de la venganza masculina. - su extensión no parece muy grande, apenas una plaza mayor y unas cuantas calles que descienden al río, en las cuales todos los habitantes se conocen por sus nombres. - la localidad no es costera, posee un puerto fluvial, sin embargo, no está lejos del mar, pues en varias ocasiones se hace referencia al Caribe que se vislumbra a lo lejos (lo que nos vuelve a situar en el occidente de Colombia). Sin embargo, la narración es rica en referencias concretas al universo social del pueblo, que reflejan la complejidad étnica y sociocultural del espacio: así, Santiago Nasar, de origen musulmán, representa al hombre de buena familia, con derecho de pernada sobre sus criadas, y actúa como un señor feudal -un auténtico cacique- sobre sus inferiores. Los hermanos Vicario se dejan llevar por una absurda y anticuada idea del honor propia de sociedades patriarcales. Estas mismas ideas sobre los papeles sociales de hombres y mujeres se transparentan en otros hechos: los hombres trasnochan, se emborrachan y visitan el prostíbulo, las mujeres deben irse a casa y aguardar, preparan la comida o se ocupan de las labores del hogar... En conclusión, los detalles de ambientación son muy ricos gracias al lenguaje y a los muchos elementos culturales y raciales que García Márquez disemina por la novela (la celebración de la boda, la orquesta, la superstición popular de los sueños, las diferencias sociales...). Las imprecisiones del narrador (cuándo sucedió la acción, en qué lugar, llovía o no llovía la mañana del crimen, bajó o no bajó del barco el obispo en su visita al pueblo...) crean la ilusión de una historia con los bordes poco definidos y aumentan la impresión Técnicas de presentación de los pensamientos y expresión de los personajes. Por su carácter cronístico es especialmente importante el uso del estilo directo y del estilo directo. Conocemos las opiniones de los personajes por la transcripción de las propias expresiones de los testigos (estilo directo) o a través de la perspectiva del narrador (estilo indirecto). En realidad, la perspectiva del narrador sirve para unificar en una visión coherente todos los datos que, de otro modo causarían la impresión de un caos incomprensible. APÉNDICE. Interpretación del libro: la ironía del narrador. Temas Entre los temas que plantea la novela, casi siempre sugeridos más que expresados, podemos señalar: a) la fatalidad o el destino: la muerte de Santiago Nasar, como indica el título del libro, es repetidamente “anunciada” durante horas, sin embargo, ninguno de los vecinos puede impedir el asesinato final, como si una fuerza misteriosa dominase las acciones de los hombres. El narrador de la historia parece jugar irónicamente con esta reflexión dándole al suceso la apariencia de algo inevitable o irremediable cuando se sorprende de que “nadie hubiese puesto remedio a una muerte tan anunciada”. b) la transformación de la realidad en mito o leyenda: el paso del tiempo y la mezcla de perspectivas crea en el lector la sensación de que se halla ante un relato que es más que la historia de un crimen. Parece que García Márquez trata de mostrar la capacidad del pueblo hispanoamericano para transformar la vida cotidiana en historia legendaria. Todos los elementos de la acción adoptan una dimensión casi mágica, así: los sueños premonitorios del protagonista, la visita del obispo, la lluvia del día del crimen, el origen familiar de Bayardo San Román, la casa del viudo de Xius, el reencuentro entre Bayardo y Ángela Vicario, el carácter “anunciado” de la muerte de Santiago Nasar... Todos estos elementos son los que caracterizan la narración como un ejemplo del llamado realismo mágico. La importancia de la ironía del narrador es fundamental para el lector. El lector se ve empujado a participar en la reconstrucción de los hechos formulándose las mismas preguntas que el narrador de la historia: ¿por qué nadie impidió la muerte de Santiago Nasar? ¿Quién fue el auténtico amante de Ángela Vicario? ¿Por qué, después de 27 años, tiene alguien el deseo de reconstruir el relato del suceso? ¿Quién es el misterioso narrador de la historia y por qué nos oculta su nombre? La malicia de García Márquez es evidente cuando comprendemos, en la última página de su novela, que el narrador y el autor de la novela son la misma persona (el sobrino de una tal “Wenefrida Márquez”). El lector se ve obligado entonces a formularse nuevas preguntas, algunas de ellas evidentemente malintencionadas: ¿pudo haber sido el propio García Márquez quien quitó la virginidad a Ángela Vicario? ¿Es la Crónica... un intento de lavar un sentimiento de culpa del narrador-autor respecto a la muerte de Santiago Nasar? ¿Es ficción lo que se nos ha contado en la novela? ¿Existió un Santiago Nasar, una Ángela Vicario, un Bayardo San Román? Cuando el lector llega a formularse estas preguntas, ha caído en la “trampa” del autor: lo que se presentaba como “la ficción” de una novela habrá pasado a convertirse en la mente del lector en la crónica de un suceso “real” 3. c) el retrato de la sociedad rural de algunas zonas de Hispanoamérica: Crónica de una muerte anunciada no es en absoluto una novela social, sin embargo, no se puede evitar tomar el libro como el retrato del mundo rural sudamericano. Así, como lectores europeos, nos resulta inevitable hacernos preguntas sobre numerosos aspectos del mundo retratado en la novela: el papel familiar secundario de la mujer (los hombres limpian el buen nombre familiar, la mujer queda deshonrada el mantener relaciones sexuales con un hombre fuera del matrimonio, etc.), el machismo, la religiosidad popular, el sentido del honor, el valor del matrimonio, etc. 3 Es curioso que, frente a quienes afirman que toda la narrativa de Gabriel García Márquez supone una representación “mágica” del mundo, el propio autor siempre ha respondido que él representa en sus novelas la realidad misma del mundo rural sudamericano que él conoce. Desde luego, la mezcla de lo real, de lo mítico y de lo ficticio, sea lo que sea lo que signifiquen estas palabras dentro de una novela tan sutil como Crónica de una muerte anunciada, constituye la esencia misma de la originalidad narrativa y del estilo del autor colombiano.