Diagnóstico diferencial de las lesiones tumorales y seudotumorales

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Diagnóstico diferencial de las lesiones tumorales y
seudotumorales en el clivus mediante TC y RM. Una puesta
al día.
Poster no.:
S-0185
Congreso:
SERAM 2012
Tipo del póster: Presentación Electrónica Educativa
Autores:
1
2
3
A. Paniagua Bravo , J. A. Guzman de Villoria , L. Ibañez Sanz ,
4
5
6
I. Alba de Cáceres , A. I. Fernández Martín , S. Ossaba Velez ;
1
2
3
San Sebastian de los Reyes (Madrid)/ES, Madrid/ES, San
4
Sebastián de los Reyes/ES, San Sebastián de los Reyes
5
6
(Madrid)/ES, Arganda del Rey/ES, Parla (Madrid)/ES
Palabras clave:
Neoplasia, Enfermedades hematológicas, Displasias, TC, RM,
Radiografía convencional, Músculo esquelético hueso, Cabeza y
cuello
DOI:
10.1594/seram2012/S-0185
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Objetivo docente
El objetivo principal es describir la semiología del clivus normal y de varias lesiones que
típicamente asientan sobre esta región anatómica. Se describen las características en
TC y RM que se deben conocer para alcanzar un adecuado diagnóstico de una lesión
en el clivus.
Revisión del tema
Por su particular origen embriológico y su localización estratégica en la base del
cráneo, existen ciertas enfermedades que afectan característicamente al clivus. Una vez
repasadas la anatomía normal de la base del cráneo, clasificamos estas lesiones en tres
grupos:
a) Patología neoplásica centrada en el clivus: cordoma, plasmocitoma, linfoma,
condrosarcoma, meningioma y metástasis.
b) Lesiones seudotumorales: displasia fibrosa, enfermedad de Paget, histiocitosis de
células de Langerhans y radionecrosis.
c) Afectación del clivus por lesiones vecinas: macroadenoma hipofisario y tumores
nasofaríngeos.
Conocer y comparar las características clínicas y radiológicas de cada una de estas
entidades debe permitir, si no concluir un diagnóstico definitivo, al menos, discriminar
entre lesiones benignas y malignas.
ANATOMÍA Fig. 1 on page 12
El clivus es la porción de la base del cráneo situada entre el agujero magno y la cara
dorsal de la silla turca. Es el resultado de la fusión de la sincondrosis entre los huesos
basioccipital y exooccipital, cuyo periodo de osificación puede finalizar incluso a los 25
1
años. .
El margen anterior del clivus corresponde con la pared posterior del seno esfenoidal,
la cara posterior delimita las cisternas prepontina y premedular. En la porción inferior
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alcanza la cara posterior de la nasofarínge. Los márgenes laterales se corresponden con
la cisura petrooccipital, que discurre desde el seno cavernoso hasta el agujero yugular.
Características en TC: Los mejores planos para analizar el clivus en TC son el sagital y
el axial. Contiene un centro de hueso esponjoso con medula ósea delimitado por cortical
compacta. Con la edad, se produce una metamorfosis grasa de la médula ósea central,
que disminuye sus valores de atenuación.
Características en RM: En el plano sagital, el clivus tiene forma triangular con la base
en dirección a la silla turca y el vértice apuntando hacia el margen anterior del agujero
magno. La cortical ósea se visualiza como una línea negra tanto con potenciación
T1 como T2. La señal del hueso esponjoso depende del grado de madurez de la
medular; normalmente el tejido hematopoyético, que predomina en individuos jóvenes,
es hipointenso en T1, mientras que cuando se produce metamorfosis grasa se torna
más hiperintenso. La mayor parte de las lesiones del clivus tienen un comportamiento
hipointenso con potenciación T1 e hiperintenso con potenciación T2.
PATOLOGÍA NEOPLÁSICA DEL CLIVUS
Cordoma (Fig. 2 on page 13 y Fig. 3 on page 14).
Los cordomas son tumores infrecuentes de lento crecimiento que surgen a partir de
remanentes de la notocorda, por lo que pueden aparecer a lo largo de todo el neuroeje,
desde la base del cráneo hasta el sacro. Aunque el cordoma no tiene un signo radiológico
característico, debe considerarse cada vez que se identifique una lesión destructiva del
2
clivus en un adulto joven. .
Aproximadamente el 35% de los cordomas asientan en la base del cráneo y, de
estos, la gran mayoría en el clivus. Los cordomas del ápex petroso existen, pero son
extremadamente infrecuentes. La edad de aparición suele oscilar entre los 20 y 40 años
3
se afecta por igual a ambos sexos .
Aunque histologicamente son tumores benignos, tienen un comportamiento agresivo y
una tasa de recurrencia cercana al 100% incluso tras la realización de cirugía radical, por
lo que el pronóstico es malo. Son muy raras su malignización histológica y la aparición
de metástasis que, en caso de suceder, aparecen de forma algo más frecuente en los
cordomas sacrocoxígeos.
Radiologicamente, el cordoma es una masa de partes blandas con destrucción ósea.
Con frecuencia los cordomas son tumores extensos, que invaden el espacio epidural
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y causan compresión del sistema vértebrobasilar y del tronco del encéfalo. En la
TC se diferencian con claridad zonas de calcificación que se corresponden con
fragmentos del hueso destruido. En la RM los cordomas son isointensos o ligeramente
hiperintensos con potenciación T1 e hiperintensos con potenciación T2; además, puede
haber áreas de baja seña correspondiendo con las calcificaciones internas y zonas de
degeneración quística. Tras la administración de contraste paramagnético intravenoso
puede observarse un marcado realce.
Tanto la TC como la RM son técnicas adecuadas para detectar este tumor; no obstante,
se considera a la RM superior en la evaluación de la extensión tumoral, especialmente en
lo que respecta al atrapamiento o desplazamiento de estructuras vasculares y al grado
4
de afectación intracraneal .
El condroma condroide es un subtipo de cordoma que asocial un mejor pronóstico.
No existe un consenso en la literatura sobre si existen características radiológicas que
4,5
permitan su diferenciación del cordoma clásico
.
Mieloma múltiple / Plasmocitoma (Fig. 4 on page 15)
El término plasmocitoma hace referencia a un tumor maligno de células plasmáticas que
asienta sobre partes blandas o sobre el esqueleto. La forma esquelética con frecuencia
evoluciona hacia mieloma múltiple en el transcurso de 5 a 10 años. El diagnóstico de
mieloma múltiple se basa en diversos test sanguíneos (electroforesis, frotis de sangre
periférica), biopsia de médula ósea y exploraciones radiográficas.
Diversos estudios han demostrado una mayor sensibilidad de la TC multicorte respecto
a las radiografías convencionales para la evaluación de la extensión del componente
lítico óseo. En la TC, el plasmocitoma se comporta como una lesión lítica de bordes
esclerosos. En RM, pueden apreciarse zonas de pérdida de señal con potenciación T1.
Las secuencias STIR y TSE T2 resultan las más sensibles para su detección, donde
se observa un aumento de la señal. Con la administración de contraste iv, la lesión no
tratada muestra un realce difuso.
Los plamocitomas pueden contener también zonas de vacío de señal en relación con la
presencia de estructuras vasculares, así como difusión restringida, con bajos valores en
el coeficiente de difusión aparente, por su alta celularidad.
La radioterapia es la primera opción terapeútica cuando el tumor es radiosensible. La
cirugía se reserva para casos resistentes
7,8
.
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Linfoma
El linfoma óseo es una neoplasia infrecuente que supone menos del 5% del total de
tumores óseos. No suele darse en menores de 10 años y su pico de prevalencia se situa
en torno a la sexta y séptima décadas de la vida. Aunque los lugares más comúnmente
afectados son el fémur, pelvis, húmero y tibia, la afectación de vértebras y clivus no es
extraña.
El linfoma óseo cursa con dolor insidioso e intermitente que puede persistir durante
meses. Puede haber edema local, masa de partes blandas y afectación sistémica como
fiebre y pérdida de peso.
La TC aporta una buena definición del componente lítico o blástico óseo, de la integridad
cortical y de la presencia de reacción perióstica y de masa de partes blandas.
La RM se demuestra superior en la evaluación de la afectación de la médula ósea y del
componente de partes blandas. En RM, las secuencias con potenciación T1 son las más
adecuadas para detectar cambios en la médula ósea, observando pérdida de señal en
las zonas afectadas, que muestran un aumento de señal con potenciación T2. El edema
peritumoral y los cambios reactivos en la médula ósea pueden comportarse también con
una hiperintensidad en T2, exceptuando la fibrosis, que presenta una señal baja. Tras
9
la administración de contraste iv se suele observar realce del componente tumoral .
Condrosarcoma
El condrosarcoma es un tumor de lento crecimiento de estirpe cartilaginosa. Las ¾ partes
de los condrosarcomas aparecen en la base del cráneo, que es su principal localización,
por ello supone aproximadamente el 6% de los tumores de la base del cráneo.
Puede surgir en el cartílago, hueso endocondral o células mesenquimales primitivas
en el cerebro, meninges, hueso membranoso o partes blandas. El condrosarcoma
secundario suele aparecer sobre hueso patológico (displasia fibrosa, enfermedad de
Paget, osteocondroma). Las manifestaciones clínicas dependen de la localización, pero
característicamente cursa con múltiples neuropatías por afectación de pares craneales
10
.
La TC es útil para visualizar la matriz calficicada característica del condrosarcoma.
Las calcificaciones varían en apariencia, pero pueden ser puntiformes y amorfas. Otros
hallazgos en la TC son la erosión y destrucción ósea y la identificación de un componente
de partes blandas que realza tras la administración de contraste.
La RM normalmente es menos específica y se emplea más para evaluar la extensión
de la enfermedad. El tumor es hipointenso respecto al cerebro con potenciación T1 e
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hiperintenso con potenciación T2. Los focos internos de baja señal se corresponden con
las calcificaciones. Con contraste paramagnético se aprecia un realce heterogéneo, por
2
la misma razón .
Meningioma
La presentación habitual del meningioma es la de un tumor benigno intracraneal
que surge a partir de células aracnoideas de la superficie interna de la duramadre.
Aproximadamente el 33% afectan a la base del cráneo, especialmente al ala del
esfenoides. La afectación del clivus puede darse en los meningiomas en placa y en los
meningiomas intraóseos, que son variantes infrecuentes de este tipo de tumor.
Los hallazos en TC consisten en una masa hiperdensa con marcado realce con contraste
yodado, que puede asociar una hiperostosis reactiva del hueso como signo de posible
invasión ósea. Esta hiperostosis puede inducir a la confusión con otras entidades tales
como la displasia fibrosa; sin embargo, la menor edad del paciente y la ausencia de
11
masa de partes blandas permiten su diferenciación del meningioma .
En RM, los meningiomas suelen ser isointensos o ligeramente hipointensos respecto
a la sustancia gris en secuencias con potenciación T1. Con potenciación T2,
aproximadamente el 10% son hipointensos, el 50% isointensos y el 40% hiperintensos
respecto a la sustancia gris. Se observa un marcado realce homogéneo con la
12
administración de contraste .
Metástasis (Fig. 5 on page 16)
Aunque las metastasis hematógenas localizadas en la base del cráneo son atípicas,
superan en número a las neoplasias primarias. Los tumores primarios más frecuentes
en dar estas metástasis asientan en la próstata, pulmón, mama y riñón. La lesión suele
constar de un componente de masa de partes blandas.
La mayor parte de estas metástasis se corresponden con áreas de destrucción ósea en el
TC, excepto las metástasis del cáncer de próstata, que suelen ser osteoblásticas. En las
imágenes de RM con potenciación T1 se observa un descenso de señal como resultado
del reemplazamiento de la médula ósea. Con potenciación T2, las metástasis suelen ser
hiperintensas respecto a la médula normal. En las secuencias T1 con contraste, tanto la
afectación ósea como de partes blandas muestran captación del mismo. En pacientes sin
historia previa de procesos neoplásicos, no es posible diferenciar solo por los estudios de
imagen entre neoplasia primaria o metástasis, en estos casos, la presencia de lesiones
2
en otras zonas del cráneo es de gran ayuda para realizar el diagnóstico .
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LESIONES SEUDOTUMORALES
Displasia Fibrosa (Fig. 6 on page 17)
La displasia fibrosa en una anomalía en la formación ósea de etiología desconocida en
la cual, conforme se desarrolla el hueso, el tejido fibroso se expande y lo debilita. La
displasia fibrosa es una entidad benigna, pero puede producir que el hueso se deforme y
sea más susceptible a las fracturas. En la base del cráneo, puede condicionar también la
existencia de atrapamientos nerviosos. En el 27% de las displasias fibrosas monostóticas
y en más del 50% de las poliostóticas se encuentra afectación de la base del cráneo.
En la TC, la lesión tiene una densidad característica en "vidrio deslustrado", el hueso
se amplía y los agujeros y cisuras craneales pueden verse reducidos o desplazados;
si bien no suele desestructurarse en exceso el contorno óseo normal. En RM, la
displasia fibrosa en fase inactiva tiene baja señal con potenciación T2 y no realza o
muestra un realce mínimo con contraste iv. Las lesiones activas contienen formaciones
quísticas hiperintensas con potenciación T2, zonas espontáneamente hiperintensas con
13
potenciación T1 y un fuerte realce tras la administración de gadolinio .
Enfermedad de Paget
La enfermedad de Paget puede afectar también a la base del cráneo, especialmente al
clivus y la porción adyacente del hueso esfenoidal. La principal alteración en el Paget
consiste en un remodelado óseo excesivo y anormal que resulta en un patrón engrosado
y trabecular del hueso, descrito como en mosaico o en puzzle. Se distinguen tres fases
en la enfermedad: 1) Fase lítica (incipiente, activa), en la que predomina la actividad
osteoclástica, 2) Fase mixta (activa), durante la cual hay reparación superpuesta con la
reabsorción ósea. 3) Fase blástica (inactiva), con predominio osteoblástico.
Los hallazgos en la TC incluyen una pérdida de la trabeculación ósea normal en las
áreas líticas y un engrosamiento de la cortical y de las trabéculas, que siguen un patrón
desordenado en las fases de menor actividad. En la fase blástica puede verse una mayor
esclerosis. La médula ósea suele presentar valores de atenuación correspondientes con
grasa.
En RM, la médula ósea en la enfermedad de Paget tiene un comportamiento variable
que depende de la fase de la enfermedad y de la composición histológica de la médula.
Se distinguen tres patrones:
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1) En la mayoría de los casos, la señal de la médula ósea amarilla se mantiene con
independencia de la secuencia de pulso empleada.
2) En algunos casos, en la fase lítica o en el estadio precoz de la fase activa, la médula
tiene un comportamiento heterogéneo con potenciación T1 y T2. En las imágenes
potenciadas en T1, la médula tiene una disminución de señal, asemejándose al músculo,
aunque con la presencia de focos internos más hiperintensos correspondiendo con
médula conservada. En secuencias potenciadas en T2, la médula es heterogénea con
áreas de alta intensidad de señal. El volumen del canal medular puede verse reducido
por el engrosamiento de la cortical.
3) En la fase blástica (inactiva), la medula tiene una baja intensidad de señal en todas
las secuencias que representa la esclerosis
14
.
Histiocitosis de células de Langerhans
La histiocitosis de células de Langerhans es un proceso de etiología desconocida que
afecta con frecuencia a la base del cráneo, inlcuyendo el clivus.
En la TC, aparece como una lesión destructiva bien circunscrita, habitualmente sin
márgenes esclerosos, que puede producir erosión ósea. En la RM, las lesiones aparecen
como masas de partes blandas rodeadas de médula ósea y edema de partes blandas.
Una marcada captación de contraste puede apreciarse tanto en los estudios de TC como
de RM
15
.
Radionecrosis (Fig. 7 on page 18)
La necrosis en la porción central la base del cráneo se observa con frecuencia después
de la radioterapia para el carcinoma nasofaríngeo, sobre todo en el esfenoides y el
clivus. En la TC, clásicamente se observa disrupción de la cortical ósea con pérdida de
trabeculaciones, así como un aumento heterogéneo de la señal con potenciación T2 y
16
un realce parcheado en las secuencias T1 post-contraste .
La osteorradionecrosis, con o sin osteomielitis asociada, puede ser extremadamente
difícil de diferenciar de una recidiva tumoral. Aunque exista una destrucción ósea franca,
sin una masa de tejido blando, la lesión es más sugestiva de osteorradionecrosis. Los
músculos adyacentes puede aparecer edematosos y mostrar realce intenso, que puede
ser difícil de diferenciar de una recurrencia tumoral si la afectación ósea no resulta visible
en la TC. Cuando una voluminosa masa de partes blandas se observa en relación con
17
la destrucción ósea, la biopsia se debe realizar para excluir una recidiva del tumor .
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LESIONES PARACLIVALES
Carcinoma invasivo nasofaríngeo (Fig. 8 on page 19)
El carcinoma invasivo nasofaríngeo es la tumoración primaria que con mayor frecuencia
se extiende a la base del cráneo. Normalmente se trata de una tumoración con origen
en el epitelio escamoso nasofaríngeo.
En la TC es una masa hipodensa. En RM es isointensa con respecto al músculo con
potenciación T1 e hiperintensa con potenciación T2. En ambas técnicas se aprecia realce
tras la administración de contraste iv. Cuando hay invasión del clivus, se observa erosión
en la TC y reemplazamiento de la médula ósea en RM, donde se manifiesta como una
pérdida de señal en secuencias con potenciación T1.
En ausencia de una lesión nasofaríngea identificable, los hallazgos en los estudios de
imagen resultan inespecíficos y deben considerarse otros diagnósticos.
Metástasis, linfoma y neoplasias primarias óseas son otras entidades que pueden causar
2
simultáneamente erosión del clivus y una masa de partes blandas en la nasofaringe .
Angiofibroma nasofaríngeo juvenil
El angiofibroma nasofaríngeo juvenil es un tumor infrecuente con un alto componente
vascular que aparece con mayor frecuencia en varones adolescentes. La presentación
clínica se relaciona con la extensión tumoral. Obstrucción nasal, epixtasis y deformidad
facial son los síntomas iniciales más característicos. Puesto que es frecuente encontrar
una extensa diseminación local del tumor en el momento del diagnóstico, la afectación
del clivus y seno cavernoso deben ser valoradas en los estudios radiológicos.
En la TC se identifica como una masa de partes blandas en la nasofarínge y espacios
adyacentes. En RM suele tener una señal intermedia con potenciación T1, mientras que
es muy variable con potenciación T2. En ambas secuencias, pueden apreciarse focos
internos de vacío de señal representando vasos intratumorales. Tanto en TC como en
RM se demuestra un intenso realce con contraste iv. La arteriografía convencional se
emplea con frecuencia para obtener una información detallada del aporte vascular del
2
tumor y facilitar su embolización prequirúrgica .
Macroadenoma hipofisario invasivo (Fig. 9 on page 19)
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En adultos, la mayor parte de los tumores hipofisarios son adenomas. Se trata de una
lesión histológicamente benigna circunscrita a la silla turca o cisterna supraselar. Pueden
expandirse lateralmente al seno cavernoso o en dirección inferior al seno esfenoidal y a
la base del cráneo. Cuando existe esta invasión, puede ser difícil la diferenciación entre
el adenoma y otras lesiones como el carcinoma del seno esfenoidal, el cordoma o una
extensión hacia el cráneo del carcinoma nasofaríngeo.
La TC muestra una expansión de la silla turca y realce de la masa de partes blandas,
con destrucción ósea. En RM, las imágenes con potenciación T1 muestran una masa
isointensa o ligeramente hipointensa que realza tras la administración de contraste
2
paramagnético .
Aunque es una entidad extremadamente rara, debemos recordar que durante el
desarrollo embrionario existe una migración del lóbulo anterior de la hipófisis por el canal
de Rathke. Por ello, es posible que existan restos hipofisarios que desencadenen un
18
adenoma intraóseo .
Otros tumores paraclivales
Anteriormente se han descrito las entidades neoplásicas más frecuentes que surgen en
las proximidades del clivus y pueden condicionar su infiltración. Sin embargo, cualquier
proceso maligno es susceptible de invadir el clivus por contigüidad. La Fig. 10 on page
20 muestra un ejemplo de un tumor infrecuente en la nasofarínge, el carcinoma
adenoide quístico, que produce una gran invasión de la base del cráneo.
OTRAS LESIONES
En esta presentación, se describen las entidades más frecuentes que pueden afectar
al clivus; sin embargo, hay un amplio espectro de enfermedades de diverso origen
(neoplásico, infeccioso, metabólico, idiopático) que, con mucha menor frecuencia,
pueden causar una lesión en el clivus. En la Fig. 11 on page 21 se muestra, a modo
de curiosidad, un caso de ecchordosis physalifora, una lesión benigna que resulta de
remanentes ectópicos de la notocorda.
CLAVES PARA EL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
19
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Una lesión en el clivus puede encontrarse como un hallazgo incidental en un estudio de
imagen. Cuando produce sintomatología clínica, suele cursar con cefalea o neuropatías
craneales, especialmente lesiones del VI par.
La RM es la mejor técnica para detectar y caracterizar una lesión en el clivus. La
secuencia con potenciación T1 en el plano sagital es posiblemente la más importante,
las lesiones muestran una pérdida de la señal de la médula grasa que ocupa el clivus
normal.
La TC es complementaria a la RM, si bien con frecuencia la supera en lesiones óseas.
Resulta especialmente útil para lesiones tales como la enfermedad de Paget, displasia
fibrosa o tumores óseos primarios.
Ante una lesión que invade tanto el clivus como la nasofaringe, debe plantearse el
diagnóstico diferencial entre el carcinoma nasofaríngeo (incluyendo el angiofibroma
nasofaríngeo juvenil si se trata de un paciente joven) y el linfoma.
Si la lesion surge de la hipófisis, debe considerarse en primer lugar un adenoma
hipofisario.
Una hiperintensidad evidente con potenciación T2 orienta hacia cordoma o
condrosarcoma.
Images for this section:
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Fig. 1: Anatomía radiológica del clivus. TCMD con reconstrucción MIP en el plano axial
(A) y sagital (B). RM en secuencia con potenciación T2 y saturación grasa en el plano
axial (C) y secuencia con potenciación T1 en el plano sagital (D). 1: clivus, 2: canal
pterigoideo, 3: foramen lacerum, 4: canal carotídeo, 5: fosa pterigopalatina, 6: foramen
ovale, 7: canal hipogloso, 8: fisura petroesfenoidal, 9: hipófisis, 10: seno esfenoidal, 11:
cisterna prepontina, 12: mucosa nasofaríngea, 13: musculatura pterigoidea lateral.
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Fig. 2: RM de un cordoma. Las imágenes con potenciación T1 (A) muestran una lesión
isointensa, con moderado realce tras la administración de gadolinio (B). El cordoma (*)
presenta una alta señal en las imágenes con potenciación T2 axial (C) y sagital (D).
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Fig. 3: Estudios de TC y MR craneal de un paciente con un cordoma (*). En la TC
(A) se observa una masa de partes blandas con destrucción ósea. En las secuencias
con potenciación T2 y saturación grasa la lesión es hiperintensa. La realización de
secuencias potenciadas en T1 antes (C) y después de la administración de contraste iv
(D) demuestra la existencia de realce. Cortesía del Profesor Jens Fiehler. Departamento
de Neurorradiología. Universitätsklinikum Hamburg-Eppendorf (Alemania).
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Fig. 4: A: TC realizado en un paciente con mieloma múltiple. Una hipodensidad focal
demuestra la afectación del clivus (*) por el mieloma. B, C, D: RM realizada en otro
paciente. En la secuencia con potenciación T2 en el plano sagital (B) se observa
lesión hiperintensa (flecha). La captación de contraste se demuestra al comparar las
secuencias con potenciación T1 basal (C) y postcontraste (D).
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Fig. 5: Lesión lítica destructiva del clivus ocasionada por una metástasis de cáncer de
pulmón (*). En la TC axial (A) se observa un tumor en el clivus con componente de partes
blandas. En la reconstrucción sagital (B) puede apreciarse una destrucción completa del
clivus y otra lesión metastásica en la bóveda craneal (flecha). La secuencia de RM con
potenciación T1 tras la administración de contraste (C) muestra un marcado realce. Con
potenciación T2 (D), se observa una hiperintensidad y destrucción del clivus.
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Fig. 6: Displasia fibrosa en el clivus. Es característica la densidad en vidrio deslustrado
(flecha) en los estudios de TC (A, B), que se corresponde con un núcleo hipointenso (*)
en las secuencias con potenciación T2 (C) y T1 (D).
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Fig. 7: RM de una radionecrosis del clivus. La secuencia basal con potenciación T1 (A)
demuestra pérdida de señal y un moderado realce tras la administración de contraste
(B). Con potenciación T2 (C) se aprecia una hiperintensidad heterogénea (*).
Fig. 8: Carcinoma nasofaríngeo que produce una destrucción del clivus (*) visible en la
TC axial (A) y en la reconstrucción en el plano sagital (B) y en la imagen con potenciación
T1 tras la administración de contraste iv del estudio de RM (C), en la que puede
observarse un marcado realce. Caso cedido por el Dr. Jens Fiehler. Universitätsklinikum
Hamburg-Eppendorf (Alemania). En otro paciente, una sutil invasión del clivus puede
apreciarse en la reconstrucción sagital de la TC (D).
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Fig. 9: Macroadenoma hipofisario invasivo (*). Tanto en el estudio TC (A), como en las
secuencias de RM con potenciación T1 post-contraste (B) y con potenciación T2 (C)
se observa una masa sellar que muestra captación de contraste y produce destrucción
ósea de la porción superior del clivus.
Fig. 10: Infiltración del clivus ocasionada por extensión de un carcinoma adenoide
quístico (*) que infiltra la base del cráneo. En la TC axial (A) y reconstrucción sagital
(B) se observa la destrucción ósea con masa de partes blandas asociada. En RM, las
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secuencias STIR sagital (C) y T2 consaturación grasa axial (D) delimitan la extensión
tumoral, que muestra una alta señal. La secuencia T1 postcontraste (E) confirma la
existencia de captación.
Fig. 11: Se expone un caso de ecchordosis physaliphora, una lesión infrecuente del
clivus que se expresa en la TC (A, B) como una afectación lítica. La ecchordosis
physaliphora consiste en un remantente ectópico de la notocorda en la porción posterior
del clivus y es una lesión benigna y clínicamente silente; sin embargo, es necesario su
estudio histológico para su diagnóstico.
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Conclusiones
Son muchas las entidades pueden producir lesiones en el clivus, sin embargo, la mayoría
de los casos se limitan a un número reducido de patologías. La TC multidetector
y la RM permiten alcanzar un diagnóstico fiable en la mayoría de los casos o, al
menos, diferenciar entre procesos benignos y neoplasias malignas. Además, cuando
sea necesario, aportan una excelente definición de la extensión tumoral local.
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