ernesto cardenal entre la poesía y la profecía

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ERNESTO CARDENAL
ENTRE LA POESÍA Y LA PROFECÍA
CARDENAL: llamado a decir la verdad sobre la tierra
En diciembre del año pasado MENSAJE publicó un breve estudio de Rafael Otano sobre ios
"Salmos de Ernesto Cardenal". Ahora el posta nicaragüense acaba de visitarnos personalmente. Entre
sus diversas actuaciones en público, la que tuvo mayor resonancia fue su participación en el programa
de Canal Í3 "A esta hora se improvisa". Pero lamentablemente en dicho programa la discusión se centró en torno a cuestiones político - religiosas y se llevó en un lenguaje conceptual que no tiene por qué
ser él fuerte de los poetas. Muchos televidentes quedaron desorientados por este motivo y tampoco tuvieron la posibilidad de apreciar la poesía del invitado.
Creemos que Cardenal es un poeta de una importancia eicepcional en América Latina en este
momento. Une en su obra poética la experiencia cristiana y el mundo actual, con todas sus dudas e interrogantes. Resucita las viejas culturas amerindias e impregna toda su obra de una profunda corriente
mística que la hace especialmente atrayente. MENSAJE comprende lo que todo esto significa y de ahí
que quiere aportar este estudia.
Rafael OLano
Cardenal es un hombre insólito a la medida de
las inquietudes de nuestra época. En él se resumen
las ansias más profundas de una generación. Generación sin rumbo, quizá la llamen algunos. Con un
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nuevo "mal du siécle": la angustia, la prisa por hacer. Generación cuya respiración se llama búsqueda
y cuyo destino es lograr unas nuevas coordenadas
para una historia gastada.
Y Ernesto Cardenal está ahí, en medio de las
tensiones, como poeta y como profeta, poeta-profeta
en una única identidad. A la poesía de Cárdena! se
le puede aplicar con toda justicia la expresión de
Gabriel Celaya: "la poesía es un arma cargada de
futuro".
Su vida es una continua pasión, reflejada a lo
largo de su obra. Una y otra se complementan.
Pasión amorosa: fogosos amores juveniles. Nombres de mujeres adoradas que aparecen en sus epigramas, influenciados por la poesía satírica latina
del siglo de oro: Propercio, Catulo, Marcial . . . El
epigrama le educa en la austeridad y en el arte de
jugarse entero en cada verso, como se jugaba en cada amor. Viaja por México, Estados Unidos y Europa. Estudia en la Universidad de Columbia donde
se pone en contacto con la poesía de Ezra l'ound.
Pasión política: el escenario de su juventud es
ía América Central de los "señores presidentes", de
los Ubicos, Carias, y Somozas, del intervencionismo
yanqui y de los gobiernos títeres vendidos a la United Fruit Co. y a la Nicaragua Lumber Co. Cuando
volvió de sus viajes encontró su patria bajo la opresión de Anastasio Somoza (padre). Sin dudar se
hace activista y participa en la revolución contra el
tirano en abril de 1954 de la que logra salir ileso,
mientras algunos de sus compañeros caen bajo las
armas del dictador. Este lance es el germen, todavía
incipiente, de su compromiso revolucionario. Escribe
la "Hora 0", feroz ataque a Somoza, una de las composiciones más importantes de la poesía política de
los últimos años en Latinoamérica. En noviembre de
1956 Somoza es asesinado.
Pasión mística: entre 1956 y 1957 pasa por una
profunda crisis interior. Ernesto es hombre de decisiones radicales. Pide la entrada en la célebre Trapa
de Gcthsemani (Kentucky). Allí tiene por maestro
de novicios a Tilomas Merton, el trapense poeta y
filósofo. Después de dos años de noviciado tiene
que retirarse por motivos de salud. De Gelhsemani
pasa al convento benedictino de Cuernavaca. Después
hace sus estudios de teología en Antioquía (Colombia). Se ordena sacerdote en 1965 a la edad de
40 años. Forma una pequeña comunidad en una de
las islitas del archipiélago Solentiname, en el lago
Nicaragua. AHÍ realiza una obra social entre gente
totalmente marginada.
Pasión revolucionaría: sus posiciones políticas
se radicalizan en los últimos años. Toma mayor con-
ciencia del papel político-social de su poesía. A pesar de las dificultades con la jerarquía eclesiástica,
visita Cuba y se hace admirador de Fidel, del Che y
de su gestión revolucionaria. Ahonda en su misión
como cristiano y constructor de una sociedad nueva.
Nacen, al calor de su estudio de los textos antiguos
americanos y de los conquistadores españoles, dos
grandes series de poemas épicos: El estrecho dudoso
y Homenaje a los indios americanos. Su vocación
revolucionaria se afirma en estas obras. Cardenal se
embarca definitivamente en el navio de la revolución política.
A pesar de todo, se puede decir que la pasión
central de Cardenal, aquella que le define por completo, incluyendo y aunando todas las demás, es su
pasión poética. Cardenal es poeta de cuerpo entero.
Fl mismo reconoce que no es ni un líder ni un teórico. Como el Rey-Poeta Netzahualcotl, é¡ podría decir "Yo soy sólo un cantor . ..".
Su familia es de poetas. Por su padre está emparentado con José Coronel Urtecho, fundador con
él det "exteriorismo poético". Por su madre, con Pablo Antonio Cuadra. Su niñez transcurrió en Granada (Nicaragua) entre recuerdos de Rubén Darío.
En el colegio de los jesuítas donde estudió había varios poetas. Todas sus vivencias han sido traducidas
en poesía. "Todo es poesía. Todo puede hacerse
poesía". Tiene un alto concepto del papel de la poesía en la revolución. "Fidel es un poeta", afirma. Y
a los coroneles peruanos del gobierno les recuerda
que necesitan una generación de poetas para poner
en marcha la revolución.
Para él su vida contemplativa no es evasión.
"Ser contemplativo, es ser revolucionario". "Los
contemplativos son las células sexuales del cuerpo
de la humanidad, las que preparan con todo cuidado
el futuro de su historia. Por eso, los contemplativos
son necesarios a la revolución".
Un nuevo lenguaje, una nueva simbología
Cardenal parte en su poesía, del mundo actual
tal como es, en toda su ingrata desnudez. Y acepta
su lenguaje hasta el fondo. Toda la mitología expresiva que ha introducido la sociedad de consumo
por medio de la publicidad más variada y sutil, la
incorpora a su obra sin reservas. Los slogans políticos, las frases publicitarias, los giros hechos, el estilo
coloquial se dan cita en sus versos con plena espon545
Originalidad de Cárdena!: utilizar slogans de la su.-íedad de consumo
taneidad. Es una poesía abierta, un Parnaso en que
se puede entrar por puertas y ventanas sin tarjeta
de visita.
En este sentido se le puede alinear en la tendencia de los nntipoetas representada en Chile principalmente por Nicanor Parra. Pero no existe una
identificación total. El aníipoeía desacraliza su oficio
y acepta el lenguaje cotidiano que le rodea, pero no
construye desde él un mundo nuevo, no rompe fronteras hacia nuevos horizontes históricos. Lo emplea
con una nota de escepticismo y de ironía. No es ésta
la actitud de Cardenal. Acepta ese lenguaje atrozmente prostituido, plagado de horrendos giros "made
in USA", y crea con él una respuesta constructiva.
Si la publicidad saquea el lenguaje de la literatura
("le saquean al pueblo su lenguaje") para fines comerciales, el pueta saquea a la publicidad para volverse contra ella y construir desde sus propios mitos
un mundo diverso.
La máxima originalidad de Cardenal, por tanto, aquello en que supera a la tendencia anlipoética,
es aceptar el lenguaje estúpido y falso (que produce seres estúpidos y falsos) de la sociedad de consumo y convertirlo en símbulo privilegiado de los
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anhelos más humanos y irascendentes de nuestra
época. La publicidad es, en expresión de Cardenal.
"una puta pintarrajeada", pero hay que emplear su
jerga, porque es el lenguaje en que vive sumergido
el hombre de hoy, el único en que la gente de la
calle discurre. Y Cardenal es un poela obsesionado
por la claridad, por ser entendido a todos los niveles.
El mismo nos da una regla de oro para usar el
lenguaje de la propaganda positivamente:
Los anuncios comerciales son
manuales de meditación, dice Corita
Sísler Curíla
y anuncios de algo más. No tomarlos
textualmente.
¿Qué nos quiere decir con esto? Que detrás de
su aparente frivolidad esos anuncios revelan las necesidades más íntimas del hombre moderno. Lo malo
es que ias respuestas que dan son falsas, sucedáneos
vacíos. Cardenal rellena esas palabras huecas de un
significado que representa una auténtica respuesta.
De este modo los temas más abstractos o más
alejados de nuestra sensibilidad bombardeada por el
materialismo toman una impresionante nota de actualidad por su lenguaje, pero también de profundidad
por su contenido. Véase, por ejemplo, esta descripción de la otra vida, bien diferente de los textos
filosóficos o de los catecismos, pero que sin duda
se enraiza mucho más en nuestros valores existenciales:
El M;i* \\\á no es un American Way of Lile
lubilaciún en Florida
o como un Week-end sin Fin.
La muerte es una puerta abierta
al universo
—No hay letrero NO EXIT—
y a nosotros mismos
{viajar
a nosotros mismos
no a Tokio, Bangkok
us el a p peal
slewardess en kimono. !a cuisinc
Continental
es el appeal de esos anunuus tk |apan Air l.ines)
Una Noche Nupcial, decía Nuvalis,
Toda esta acumulación de frases hechas no produce, como se ve, un collage disperso, sino una rigurosa totalidad poética. Ha habido una plena asimilación del nuevo lenguaje y una potenciación que
ha cambiado su signo negativo —comercial y engañoso— en la más alta positividad creadora.
Cardenal nos lleva a remozar otro concepto poético clave: e! símbolo, mirado desde el mundo de
hoy. Cada época tiene derecho a sus propios símbolos que nazcan de su vida cotidiana. Incluso esta
nuestra época "fordiana" de la standardización y del
plástico, abocada a lo utilitario y refractaria a lo
simbólico. Es preciso arriesgarse a ser poeta no sólo
desde las flores y las fuentes cristalinas, que, por
otra paríe, apenas ya se ven, sino desde las fábricas,
los rascacielos, los supermercados y los automóviles.
Cardenal capta en sus poemas el espíritu extrovertido hacia las cosas de nuestro tiempo con una
técnica poética apropiada, el "exteriorismo", "poesía
de cosas externas, objetivas, reales, verdaderas, concretas". Consiste en ser austeramente fiel a la realidad inmediata y exterior. Pero de esa aparente objetividad de espejo plano salta la chispa que produce
el incendio poético. Puede ser una alusión, una antítesis, tina disposición intencional del verso o un
epifonema final que producen el milagro de una
revelación fulgurante. Si el arte es, en la definición
escolástico-tomista, "splendor formae rei", es decir,
"el estallido de la intimidad de las cosas", aquí tenemos un arte y una poesía auténticos. Los objetos
industriales y sin alma de nuestra cotidianidad estallan en su capacidad de símbolos, adquiriendo así
su verdadera dignidad. Y entonces nuestra sensibilidad de hombres del siglo XX se siente singularmente afectada por esta nueva simbología de la que
se han alejado "las lilas y la metafísica cubierta de
amapolas", según la célebre expresión de Neruda.
Veamos algún ejemplo:
En la noche iluminada de palabras:
PEPSICOLA
PALMOL1VE CHRYSLER COLGATE CHESTERFI£LD
que se apagan y se encienden y se apagan y se encienden,
las lucos rojas verdes azules de los hoteles y de los bares
y de ¡os cines, los trápenses se levantan al coro
y encienden sus lámparas fluorescentes
y abren sus grandes Salterios y Antifonarios
entre millones de radios y televisiones.
¡Son las lámparas de las vírgenes prudentes esperando
al esposo en la noche de los Estados Unidos!
En este poema se nos mueslran dos cuadrus radicalmente diversos: hi noche de la gran ciudad y la
noche del trapense. Pero Cardenal produce el contacto entre los dos polos opuestos. Las lámparas
fluorescentes de los anuncios de neón se confunden
con la oración vigilante del monje. El dial de las
radios y televisores registra un canal pirata que lanza al aire unos misteriosos libretos: los salmos y
las antífonas. Las dos realidades se funden y se
potencian. La noche de Estados Unidos surcada de
luces, anuncios y ondas se hace símbolo de la noche
de la Trapa henchida de trascendencia. Lo profano
y lo sagrado se unen en el poema como cuerpo y
alma.
Los objetos standard de la sociedad industrial
son empicados aún con mayor potencia poética en
"V la belleza pasó rápido, como el modelo de los autos"
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esta paráfrasis de la ¡dea bíblica del Eclesiastés,
"vanidad de vanidades y lodo vanidad y aflicción
de espíritu":
Como latas de cerveza vacías y colillas
de cigarrillos apagados, han sido mis días.
Como figuras que pasan por una pantalla de televisión
y desaparecen, así ha pasado mi vida.
Como los automóviles que pasaban rápidos por las ca[rreteras
con risas de muchachas j música de radios . . .
Y la belleza pasó rápida, como el modelo de los nutot
y las canciones de las radios que pasaron de moda.
Y no ha quedado nada de aquellos días, nada,
más que latas vacías y colillas apagadas,
risas en fotos marchitas, boletos rotos.
Y el aserrín con quu al amanecer barrieron los bares.
Hay que destacar el rigor interno de estos poemas de Cardenal. Se dirigen con justeza a desentreñar una sola vivencia. No hay dispersión. Los objetos más dispares toman su lugar exacto en torno
a la idea central en una perfecta organicidad. Se
mantiene el ritmo del crescendo o del morendo.
Igualmente en esta descripción pop de la vida como
peregrinación:
Estamos extraños en el cosmos como turistas
no tenemos casa aquí sólo hoteles
Como turistas gringos
everywhere
aprisa con su cámara apenas conociendo
Y como se deja el cuarto de un motel
YANKI GO HOME.
Cardenal logra, pues, un milagro. Hacer trasparente y simbólico el mundo opaco de la era industrial, hacer cotidianidad la transcendencia y trascendencia la cotidianidad. Su verbo se ha hecho
historia con todas las consecuencias. Ud.. por ejemplo, ha oído hablar de la insatisfacción íntima, de
la angustia existencial, de ese corazón humano que
siempre está inquieto, según la expresión de San
Agustín. Pero Cardenal desenmohece esa vivencia y
nos la expresa con realidades y lenguaje de hoy:
Hemos deseado siempre más allá de lo deseado
Somos Somozas deseando más y más haciendas
More More More
y no sólo más, también algo "diferente",..
Andamos entre las cosas con el aire
de haber perdido un cartapacio
muy importante.
Subimos los ascensores y bajamos.
Entramos a los supermercados, a las tiendas
como toda la gente, buscando un producto
trascendente.
Vivimos como en espera de una cita
infinita. O
que nos llame al teléfono
lo Inefable.
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Ciertamente estos hallazgos poéticos fueron iniciados por poetas anteriores. Por el norteamericano
Ezra Pound especialmente, del que Cardenal se considera discípulo. Pero no le quita mérito. Ezra Pound
es un poeta difícil y Cardenal lo ha facilitado y lo
ha hecho asimilable a la realidad latinoamericana. Y
ha creado ¿I sin duda un estilo y una escuela enteramente personal.
£1 Gran Rechaza
Cardenal es un hombre en la encrucijada. Nervioso, intenso, en búsqueda. Crucificado, como se
describía ¿I mismo en una carta íntima. Su yo es
complejo —poeta, sacerdote, contemplativo, militante revolucionario— con una difícil jerarquización.
Además ha vivido políticamente en Sos años del
despertar revolucionario del continente latinoamericano. Respecto a lo religioso, en el momento de
más hondas convulsiones, en el campo de la Iglesia
Católica que intenta clarificar su tarea concreta en
la historia moderna. Socialmentc en el despegue espectacular de la sociedad de consumo. Técnicamente
cuando la máquina se hace todopoderosa y se produce un gigantesco repunte en la industria bélica.
En muchos otros poetas, algunos de estos aspectos sólo rozan tangencialmente su obra o están
totalmente ausentes. Pero Cardenal es un espíritu de
antenas alertas a cualquier onda de su tiempo. Por
eso, todas estas realidades marcan de un modo definitivo su poesía. Es más: son su autentico argumento. Cardenal es un reportero poético de nuestro mundo. Pero de reportero se convierte en fiscal. Su vocación poética se hace vocación profética. Y asume
uno y otro papel con una pasión sin límites. "Mi
deber es ser intérprete", proclama, Y "non debe
el cronista dejar de facer su oficio" por muy desagradable que sean los hechos que hay que narrar.
Este fiscal condena. Rechaza en bloque nuestra
sociedad, en que existen opresores y oprimidos. Sociedades tiránicas. Somoza, encastillado en su fortaleza de Managua, es el símbolo del orgullo y de la
explotación sin piedad. La sociedad que él instaura
es demoníaca. Los poemas juegan en un doble plano:
por una parte, vemos a Somoza y los suyos en sus
diversiones, totalmente inconscientes, por otra parte, el pueblo doliente o los rebeldes asesinados. He
aquí la descripción de la trágica noche de abril de
1954 en que algunos patriotas fueron pasados por las
armas en una represión brutal:
Somoza estaba
"bailando mambo,
'cuando los estaban
matando"
Somoza estaba bailando mambo
mambo mambo
qué rico el mamhu
cuando los estoban matando.
Y Tachito Somoza (el hijo) sube a la Casa Presidencial
a cambiarse una camisa manchada de sangre
por otra limpia
Manchada de sangre con chile.
Los perros de la prisión aullaban de lástima.
Los vecinos de los cuartetes otan los gritos.
Primero era un grito solo en mitad de la noche
y después más gritos y más gritos
y dospucs un silencio... Después una descarga
y un tiro solo. Después otro silencio,
y una ambulancia.
Esta misma técnica de contraste entre dos planos se da con frecuencia en los Salmos. Siempre en
la mente de Cardenal opera la imagen siniestra del
palacio de Somoza lleno de animación nocturna, de
planes y de proyectos, y la tristeza y el dolor de
los oprimidos sin defensa:
Ellos celebran fiestas todas las noches
y nosotros miramos las luces de sus fiestas.
Ellos están en banquetes
y nosotros estamos en prisión,
O en un c u a d r o todavía más patético:
Mientras elios están de fiesta —están brindando—
lloramos en la noche en la ¿mu saqueada.
Estamos de luto en la mesa de comer
con el puesto vacío.
Pálidos y callados
esperando que llamen a la puerta.
El Gran Rechazo de Cardenal es precisamente
contra una sociedad en que el poder se emplea para
explotar. Pero su acusación se hace después más
amplia. Es toda la sociedad de consumo la que está
bajo su dedo proféticamenle acusador. Todos somos
Somozas asesinos. En el poema "Murder Inc.," se busca un asesino. El ciudadano medio está sentado cómodamente en el sofá de su living, convencido de
su inocencia. Pero se van describiendo por la TV
las características del criminal. Y todas coinciden
con él: los lugares que frecuenta, las bebidas que
toma, el traje que usa. Y su tranquilidad termina.
En el fondo, si no es asesino, es por casualidad.
La acusación se hace más directa en el magnífico poema "Oración por Marilyn Monroa". Muestra
nuestra responsabilidad colectiva en su muerte. La
culpabilidad por la muerte de aquella cmpleadita de
tienda que soñó con ser artista de cine, es nuestra,
porque le dimos un papel absurdo. Y ese papel
—el script cinematográfico— necesariamente le tenía que llevar al suicidio. La invocación de Cardenal es realmente sublime:
Señor
en este mundo contaminado de pecados y radioactividad
Tú no culparás tan sólo a una cmpleadita de tienda.
Que como toda emplcadita Ue tienda soñó ser estrella
[c'e cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del
[tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el scripl que le dimos.
—El de nuestras propias vidas— Y era un script absurdo.
Perdónala Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 2Uth Century Fox
por esta Colosal Super-Producción en la que lodos hemos
[trabajado.
Ella tenia hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Esta sociedad asesina tiene ya en sí el germen
de su destrucción. La catástrofe final que nos describe "Apocalipsis" no es más que uní consecuencia
necesaria de su estructura criminal. La agresividad
social se convertirá algún día fatalmente en agresividad atómica. El mundo se ha convertido en una
Gran Babilonia, en una ciudad infernal. Su destrucción está ya decretada, es decir, es ella misma
la que lo ha decidido y la que lo ejecutará en un
momento fatal. La fría descripción de Cardenal contrasta con la horrible realidad de los hechos:
El tercer ángel tocó la sirena de alarma
y vi sobre Nueva York un hongo
y sobre Moscú un hongo
y sobre Londres un hongo
y sobre Pekín un hongo
(y la suerte de Hiroshima fue envidiada)
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o vendiendo ''i litro de sangre para almorzar
y no leen periódicos ni ven TV
¡«afiliados J los partidos políticos.
Las raposas y llerodes tienen sus madrigueras
pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la
[cabeza.
Se salieron de la Civilización. Y todavía
el susto en sus caras. (Con el aire
de uno. en la estación, y que saltó
del expresa que no se sahe a dónde va)
Pero son más bien una preguniLi
su atuendo
más bien una pregunta a la gente
que una respuesta.
Cardenal busca esa respuesta. Y para eso se
lanza a nuevos campos de experimentación poética,
a nuevos mundos de culturas distintas.
La vuelta a las antiguas civilizaciones
"Tú no culparás tan sólo a una cmplcadka de lienda"
Y lodas las tiendas y lodos los museos y las bibliotecas
y lodas las bellezas de la tierra
se evaporaron
y pasaron a tomar parte de la nube de partículas radio[aciivas
que flotaba sobre ul planeta envenenándolo
y la lluvia radioactiva a unos daba leucemia
y a otros cáncer en el pulmón
y cáncer en los huesos
y cáncer en los ovarios
y los niños nacían con cataratas en los ojos
y quedaron dañados los genes por 22 generaciones
—Y esa fue llamada la Guerra de 45 Minutos—
¿Que hacer en esta civilización que huele ya
a infierno atómico? ¿Cómo escapar a la espada de
Damocles? Cardenal en un momento comprende la
evasión de los hippies. como testigos de otro mundo
por construir, como pioneros que quieren comenzar
de nuevo desde cero, desde antes de la invención de
ia maza, de la lanza o de la flecha, del dinero y la
acción bancaria:
¿Vamos a rebelarnos? ¿Vamos
a romper los vidrios? . . .
Mejor como los santos beats
zen cool jazz barbas y sandalias
siempre en viaje a una Ciudad Nueva en auto stop
sin una ideología donde reclinar la cabeza
los recogedores de basura paleadores do nieve
—la Pobreza Voluntaria.
Pobres en el seno de la prosperidad.
Pidiendo limosna en Insurgentes con una guitarra
550
Cardenal se asoma al pasado. Al pasado americano concretamente. Y entonces tiene lugar su último gran hallazgo. Poético y político al mismo
tiempo. Encuentra sociedades vírgenes con las características positivas que nuestra sociedad perdió
en la noche de la llamada civilización. Y ve la posibilidad de rescatar la riqueza de esta historia para
la construcción del futuro. Sus últimas composiciones, Homenaje a los indios americanos, son el eco
tembloroso de ese hallazgo. Es un comienzo que
abre grandes perspectivas para toda la poesía latinoamericana. Seguramente desde el "Canto general"
de Ncruda no se había escrito nada tan importante
para la búsqueda de la esencia de Latinoamérica.
El poeta Cardenal toma una nueva dimensión:
se hace historiador. La historia eslá mejor en manos
de los poetas. Los historiadores clásicos, los que se
limkan al documento y a la reconstrucción estática
de los sucesos, han demostrado su esterilidad hasta
el aburrimiento. Su historia es papel muerto, no es
germen de nada. Huesos calcinados. Sirven como
material, pero es preciso el soplo poético para tener
vida, proyección para el futuro. Porque el poeta, en
su función histórica, no se contenta con el papel
pasivo de registrador inerte de los hechos sino que
recrea el espíritu de las civilizaciones.
Además el poeta-profeta como es el caso de
Cardenal, al narrar la historia de un pueblo, desde
abajo, desde el dolor y la esperanza de los pobres,
toma partido en favor de ellos.
Escribimos en el libro para los años futuros.
Los poetas, los
que protegemos al pueblo con palabras.
Ellos, al narrar la historia para el pueblo, crean
su auténtica realidad. Los poetas-profetas, en opinión de Cardenal, son los que crean !a realidad de
una cultura, los que dicen la auténtica verdad.
Ahora los artistas, los poetas: 'un corazón con Dios'
los creadores de realidades
los descubridores de Flor-Canto (poesía)
el único modo
de decir verdad sobre la tierra.
Cardenal logra captar el espíritu de las antiguas culturas indias y lo deposita como una semilla
en el surco de la historia actual. Como poeta que
es, selecciona, estiliza y potencia aquella historia en
la medida que sirve para fecundar la nuestra. Hace
mía labor, necesaria en América, de "ressourcemeni",
según la expresión de Péguy, es decir, de vuelta a
las fuentes de una cultura. Esta vuelta le da la posibilidad al hombre americano de lograr su verdadera identificación, su reconocimiento de sí mismo. Al
poeta Cardenal le abre la puerta a nuevos recursos
formales y a nuevas fronteras de belleza. Al profeta
le da los elementos para interpretar la historia actual,
para ser auténtico chilam:
El Chilam:
el que lee las escrituras sagradas
y estudia el ciclo nocturno . . .
Chilara Poeta Intérprete Sacerdote.
La historia de Cardenal está hecha en base a
grandes murales descriptivos, poemas amplios de
versos largos y extensión indefinida. Acepta los texlos indígenas casi enteros, actualizándolos con su
magistral técnica de introducción de términos modernos, que esta vez saca principalmente de la jerga
política. Además el imprime a los textos recibidos
el ritmo. Así la prosa se densifica hasta adquirir la
plenitud poética.
Tres pueblos se ganan especialmente su admiración: los mayas de México, los incas del Altiplano
y los pawnees, pielrojas norteamericanos. Ellos nos
aportan, desde la óptica cardenaliana. dimensiones
totalmente elementales, pero que ahora nos resultan
curiosamente insólitas: la paz. el amor a la vida, la
pasión por la belleza, el gusto por la tierra . . .
La sociedad actual es asesina. Necesita de la
guerra para su equilibrio económico. La guerra fría,
armamentos y más armamentos, que se envejecen y
que hay que renovar cada cinco años, es el gran
negocio de las mayores empresas. Para que a los
países ricos les vaya bien, tiene que haber países
pobres, Vietnam o Biafras, ¿i quienes les vaya mal:
¿Podrá haber paz
sin que los bancos quiebren?
100 millones anuales de Elecira a
la Lockheed (Electra, avión de palrullaje)
¿Y qué ganancia da a la Lockheed Aircrafi Corp
el proyectil Polarís
y el F-104?...
Whai are you going to do with the production?
(el vicc-presidente señala hacia el Boeing)
"¿Qué haríamos con la producción
y ¿1 l raba jo de esos 400.000
(señala las praderas de la Boeing)
si hubiera paz?"
Este cuadro tan inquietante y tan actual necesita un punto de referencia para que aparezca en
toda su monstruosidad inexcusable. Y Cardenal se
remonta a las marchas pawnees, auténticas procesiones de paz, de fraternización entre las diversas
tribus. Y ahora, en esas mismas llanuras se han
instalado las industrias de la muerte:
Por estas praderas pasaban los pawnees
Donde están las instalaciones de la Boeing Co.
necrofilica
o la Dow productora de napalm
necrofílica
Dow Co. (condones y napalm)
odiadora de la vida
"era en primavera, cuando se aparcan los pájaros
"o en verano, cuando hacen sus nidos
y las carreteras por las que van los convoyes verdes
cargados de armas
por esas praderas pasaban los p a w n e e s . . .
los pawnees en procesión de paz.
Bajo cielos de Kansas.
Cardenal con una simple comparación ha logrado hacernos sentir el rubor de nuestra civilización pretendidamente avanzada. Con una gran economía verbal logra un sorprendente efecto descriptivo. Y una denuncia profética contra esta generación
enemiga de la vida. Pero la diferencia se aprecia
mucho más claramente cuando nos enfrentamos con
la misteriosa civilización maya. Un pueblo pacífico.
El poeta nicaragüense hace una descripción idealizada de Tilia!, ejemplo de otro tipo de vida y de
cultura:
La palabra "señor" era extraña en su lengua
Y la palabra "muralla". No amurallaban sus ciudades.
Sus ciudades eran de templos, y vivían en los c a m p o s . . .
Las carreteras eran sólo para las procesiones
El apogeo de su civilización no se convirtió en imperio.
No tuvieron colonias. No conocían la flecha.
Las ciudades no eran cuevas de ladrones, no
eran los centros de la gran opresión donde se engañan a los incautos. Ciudades sin anuncios. Sólo
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Pero, por encima de todo, se eleva la magnífica dignidad de la cultura maya. La culminación de
una civilización no utilitaria es la ciudad de Texcoco.
"la ciudad de la belleza". Allí era más importante el
Ministerio de Poesía que el de Guerra. Se obligaba a
oír cantos a los funcionarios públicos. Había escuelas de Bellas Artes. Se multaban las malas composiciones. Y el rey era poeta. "Príncipe caudillo de los
poetas".
Pero todas las grandes culturas, la maya, la incaica, la azteca cayeron. Quedaron los indios. Pero
como plantas fuera de su suelo. El indio está muerto en vida. Y espera. En realidad es toda Latinoamérica la que se ha contagiado de esta esperanza. Toda
la poesía de Cardenal en este homenaje a los indios
es una afirmación de que volverá la edad de oro.
Quetzacoaíl. la serpiente emplumada, el dios maya,
extenderá un día bus alas y volverá, como lo dejó
prometido, volverá una Era de Justicia:
El pájaro verde, el consolador
el quetzal verde en la rama verde
anuncia el amanecer
junio con el Lucero del Alba, el despertador
y la chachalaca-cara-de-sol
"Los poetas, los que protegemos al pueblo con palabras"
con poesías. Las estelas mayas son la antítesis de
los grandes reclames luminosos de nuestras ciudades:
¿Ciudades?
Sí
pero ciudades sagradas
no Comercial Ccnters
sino centros ceremoniales. Ceremonial Centers
las filas de estelas y estelas, no
neón, no anuncios comerciales
(sus anuncios: poemas en las piedras!)
Pero también sobre los mayas llegó la dictadura. Mayapán representa la ciudad tirana, a imagen de los actuales regímenes fascistas y las sociedades de consumo:
Mayapán ciudad no maya . . .
la pobreza cultural de ese régimen militar.
El arco y la flecha importados
no los conocían anio
no fueron inventadas allí
La mejor albañilerla
en la casa de los nobles no en los templos
Las buenas esculturas (del estilo Puuc) (es decir Anti[güedudes)
en las casas de los ricos
Mediocres las esculturas de lot templos
incensarios de mal barro, poroso; y hechos en moldes;
dioses en serie, mass production, assembly line, Henry
[Ford.
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ave vigía del pueblo, grila
(¡rita anunciando el sol.
CAYO MAYAPÁN LA QUE TIENE MURALLAS.
El katún de la revolución
La cultura maya tenía un concepto cíclico del
tiempo. Contaba la duración del tiempo por katunes
(unos 20 años) y por cada katún edificaban una
estela conmemorativa con su historia. Los katunes,
según ellos, se repetían regularmente cada uno con
una característica típica: katún de la abundancia,
katún del mal gobierno, kalún de la violencia . . .
Por eso la búsqueda del fuiuro es una exasperada
ascención hacia el pasado. Los mayas llegaron a establecer un calendario de los 374.440 años anteriores en su afán de descubrir el futuro:
Fechas hacia atrás
buscando la eternidad
buscando el futuro también
hacia atrás en la eternidad.
Cada vez más atrás.
La historia futura está contenida en la pasada,
es su imagen. Los profetas encuentran ese nexo interno:
Katunes pasados son los del futuro
historia y profecía son lo mismo.
Cardenal se coloca en esta perspectiva mental y
la aplica a nuestra época. En un momento de crisis e
inseguridad colectiva el hombre necesita mirar hacia
el futuro, adivinarlo. Se recurre a los profetas o a
sus sucedáneos: los consejeros de Estado, los futurólogos y los proyectistas sociales que intentan conocer por medio de la ciencia lo que el profeta intuye
con una visión directa. Los hombres necesitan saber
que ocurrirá cuando se resuelva la actual crisis. La
vieja sabiduría maya tiene aquí su palabra. El antiguo lenguaje, bajo la magia poética de Cardenal
logra una gran vigencia. Los términos políticos actuales —slogans de campañas electorales— casan
perfectamente con los textos indígenas. Así los antiguos katunes mjyas pueden encontrar su equivalente de hoy:
El katún de la colecta do tributos,
del robo de la máscara
del robo del tesoro enterrado en la milpa.
En este kalún siempre hay invasores,
enemigos de la tierra.
El Chilam, el poeta-profeta maya, siempre abre
la puerta de la esperanza. Por muchas catástrofes
que se presagien, por más amargos que sean los
ahaus, un nuevo katún se perfila en el horizonte. Y
ese katún tiene la solución de los males. Las expresiones antiguas y nuevas se unen en Cardenal
para expresar un katún de revolución, de cambio definitivo; el último Gran Katún:
Ghilani Pocla Interprete Sacerdote hace saber
que ya llegó la primera luna llena del katiín
luna encinta
El tiempo en que el presidente vomite lo que tragó
v la reina de belleza resucite en la Estación de Policía...
Y si habrá alegría por la abundancia del pueblo tno
aflicción)
Mayapán será el lugar donde se cambie el katún
Cuceb quiere decir Revolución
literalmente '•Ardilla" (lo que gira)
Será entonces el fin de su mendicidad y de si codicia.
La realidad de la revolución le hace a Cardenal
concentrar todas sus fuerzas poéticas y profélicas
para anunciarla, describirla y cantarla. La revolución
es la gran esperanza, la gran solución. Como los
profetas bíblicos, idealiza este momento "mesiánico".
Con el tiempo tendrán que venir nuevos poetas para
mantener la exaltación y el entusiasmo, ya que el
poeta da el latido interno a este gran acontecimiento
que se debe convertir en cotidianidad. Cardenal se
dirige al campesino, al proletario, a] explotado de
todos los tiempos:
Como ves esa cslrella en la tarde tobro tu choz-u
así iluminará tu vida la revolución.
F.l pueblo saldrá de sus selvas espesas, de sus pedregales.
El pueblo tomará posesión del gobierno, del Baneu
quitaremos al Titular sus pezuñas, sus colmillos
ya no entregaréis al Casino vuestras doncellas.
Pero después de la revolución, viene el discurrir de la historia y Cardenal se hace la pregunta
de los mayas: "¿qué clase de estela labraremos?".
La pregunta queda prendida en el aire de América como un desafío. Cardenal nos ha llevado en
un itinerario apasionante desde las estelas más antiguas de las viejas civilizaciones, tan antiguas que
están ya gastadas por la erosión, hasta las estelas
futuras, todavía sin cincelar, que escribiremos con
nuestra vida, con nuestra construcción de la nueva
sociedad. ¿Qué estela labraremos? Él lanza su canción-germen, su canción-profecía y espera el tiempo.
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