Wikileaks filtra

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Wikileaks filtra: Pymes y proveedores locales, en peligro si se
aprueba el TISA
Por Tania Molina Ramírez y Pedro Miguel
mié, 01 jul 2015 08:06
Aspecto de una manifestación contra los tratados TISA y TTP, entre otros, durante la
Conferencia regional interamericana de la ISP, en la ciudad de México. Foto Public Services
International (ISP)
En su más reciente fase de redacción, elAcuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA, por sus
siglas en inglés) propone una extrema liberalización de las adquisiciones gubernamentales que
socavaría las políticas de algunos países para promover a las empresas nacionales, fomentar el
empleo local y apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas. Así lo señala Sanya Reid Smith,
consejera legal de la Red del Tercer Mundo (Third World Network), en un análisis sobre el anexo
referido a adquisiciones gubernamentales del referido acuerdo, partes del cual fueron entregadas a
este diario por Wikileaks.
En el caso de México la entrada en vigor del TISA pondría en peligro la exclusividad de los
proveedores nacionales del sector público, que en 2011 significó el 48 por ciento de las adquisiciones
gubernamentales registradas en CompraNet. Pero, en la medida en que ese instrumento multilateral
reclama decisiones “imparciales respecto a todos los solicitantes”, las instituciones públicas podrían
verse obligadas a abrir sus compras a empresas extranjeras.
Aunque asienta que los países firmantes deben dar un trato igual a proveedores extranjeros y
nacionales, el borrador del TISA no establece, a diferencia de otros tratados comerciales, montos
mínimos a partir de los cuales resulta obligado abrir una licitación; así, contratos pequeños que
actualmente son objeto de adjudicación directa podrían convertirse en concursos abiertos a las firmas
del exterior.
Para el caso de Canadá, la especialista pone como ejemplo la norma actual según la cual el gobierno
reserva los contratos de cinco mil dólares o menos a proveedores de pueblos originarios. En los
términos del TISA dicha norma podría resultar insostenible. Otros sectores que podrían verse
afectados en las naciones comprendidas en el acuerdo son los de las organizaciones sin fines de
lucro, las conformadas por integrantes de minorías y las establecidas por y para personas con
discapacidad.
El texto central del acuerdo señala literalmente: “Cada una de las partes acordará, inmediata e
incondicionalmente, brindar a los servicios y los proveedores de servicios de cualquiera de las partes,
un trato no menos favorable que el que le otorga a los servicios y proveedores de servicios de
cualquier otro país”.
En adición a lo anterior, las grandes corporaciones presionan a los negociadores para que acentúen la
desregulación. Otro análisis, también publicado por Wikileaks, menciona que Walmart exigió al
representante comercial de Estados Unidos que el TISA elimine toda restricción gubernamental “en
‘el tamaño de las tiendas, su número o posición geográfica’, así como ‘restricciones mercantiles’,
referidas éstas a límites de tipos de productos comercializables, como tabaco, alimentos y
farmacéuticos” entre otros.
Opacidad para las sociedades, transparencia para las corporaciones
En contraste con la secrecía de las negociaciones en torno al acuerdo, su anexo sobre transparencia,
fechada el pasado 22 de abril, establece que los gobiernos firmantes “deben” (según la posición de
Washington) o “pueden” (según lo reclama la Unión Europea) dar a conocer por adelantado las
medidas que entrarán en vigor y ofrecer “a las personas interesadas y a las otras Partes, una
oportunidad razonable para comentar acerca de tales medidas propuestas”.
A este respecto, Rosa Pavanelli, secretaria general de la red Internacional de Servicios Públicos
(PSI), comentó, en ocasión de documentos del TISA divulgados hace un mes por la organización
fundada por Julian Assange: “Es indignante que nuestros gobiernos democráticamente electos no nos
dicen qué leyes están redactando. ¿A qué ha llegado nuestra democracia si la comunidad debe
depender de Wikileaks para enterarnos de lo que hacen en nuestro nombre?” Y agregó: “Un anexo
sobre transparencia, que exige a los gobiernos proveer información útil a las empresas, pero que es
negociado a espaldas de la población, revela los intereses a los que sirven estos acuerdos”.
En efecto, el contenido de los borradores no podrá hacerse público hasta cinco años después de que
entre en vigor o, en caso de que fracase, cinco años después de que finalicen las negociaciones.
Discrecionalidad preocupante
Otro factor de preocupación para Sanya Reid Smith es la discrecionalidad a que da margen el
borrador del acuerdo, en el que menudean expresiones como “razonable” y “criterios objetivos”. Ello
permitiría a un consorcio extranjero cuestionar y disputar regulaciones oficiales. Cita el caso de los
expendios de mariguana de Vancouver, cuya normatividad podría ser imputada como “no
razonable”.
En el nuevo paquete de documentos proporcionados a La Jornada por Wikileaks, es perceptible que
el impulso por desregular el sector de servicios va ganando terreno y que, entre la versión de febrero
de 2015 y la más reciente –fechada el pasado 23 de abril–, gobiernos que se oponían a las
modalidades de liberalización previstas ahora las están “considerando”, apunta Wikileaks.
Cuarta revelación
La más reciente entrega de documentos revelados por Wikileaks incluye el texto central del acuerdo
y cuatro anexos relacionados con regulación nacional, transparencia, adquisiciones gubernamentales
y movimiento de personas. El primero es descrito por sus redactores en estos términos: “Incluye
todas las propuestas relacionadas con el marco del acuerdo”, con excepción de aquellas
concernientes con “nuevas y mejoradas disciplinas” y “provisiones institucionales”, como la
resolución de disputas.
Caricatura publicada por Wikileaks en su sitio de Internet.
En abril y junio del año pasado La Jornada informó de versiones previas del borrador del acuerdo,
que también le fueron proporcionadas por WikiLeaks. A principios de junio de este año la
organización fundada por Julian Assange divulgó los borradores del TISA en el estadio que tenían en
febrero, de lo cual se dio cuenta en este diario. La entrega actual tiene como telón de fondo la
adopción por el senado estadunidense –el pasado 24 de junio– de un mecanismo fast-track para la
aprobación de acuerdos comerciales. De esta manera, los legisladores sólo podrán votar si aprueban o
no un tratado pero no podrán realizarle enmiendas.
En las negociaciones para el TISA participan los gobiernos de Australia, Canadá, Colombia, Corea
del Sur, Costa Rica, Chile, Estados Unidos, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein,
México, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Suiza, Taiwán, Turquía, Unión
Europea y Uruguay. Las naciones que participan en las negociaciones representan dos tercios del PIB
global y 70 por ciento del comercio en servicios.
Las tratativas correspondientes iniciaron a principios de 2013 y se originaron por el estancamiento de
las negociaciones en materia de servicios en el marco de la Organización Mundial del Comercio
(OMC).
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