Doc. 1: El Desarrollo Docente: “Del Archipiélago al Continente” Prof. Jaime Gajardo T. Al parecer en el sistema educativo actual es ampliamente compartida la percepción de una enseñanza en crisis producto de múltiples factores: el desfase -consciente o inconsciente- entre el “aprendiente” (niños y adultos) y el espiral de nuevos conocimientos (o accesos al conocimiento) en una sociedad que entra en la “modernidad”; el histórico y afianzado descuido sobre el rol y función docente, la concentración de las instituciones educativas y de las personas en su propio paradigma disciplinario y, no menos importante, las condiciones materiales objetivas de desempeño de los profesores: salarios, equipamientos, tiempos, entre los más relevantes. En este escenario de cuestionamiento general, y también profesional, se instala el presente análisis. Tiene como contexto a la institución en su conjunto y como foco el ámbito de la docencia, considerando tanto los actores –alumnos, padres, docentes y directivos- como también los procesos centrales que se desarrollan en este ámbito: las prácticas docentes, las prácticas de gestión y el crecimiento de los alumnos. El propósito de este documento es impulsar la reflexión en lo que nos es propio y primario en nuestro Colegio, la docencia. El eje de análisis está puesto en los elementos estructurales que caracterizan el contenido de las acciones de la docencia, sin abandonar las relaciones con las otras dimensiones del Colegio (infraestructura, redes de apoyo, equipamiento, finanzas, etc.) que, como ya hemos avizorado, son determinantes. El eje central del Desarrollo Pedagógico -a mi parecer- considera dos aspectos básicos que normalmente se manifiestan: las condiciones históricas que limitan la acción docente (una constante puesta en práctica de los modelos vivenciados en la propia formación) sin la suficiente reflexión de los propios profesores y, la percepción de algunos profesores que admiten la enseñanza como un "pasar materia", esto es, una determinada cantidad de contenidos sin opción de intervenir críticamente. Por otra parte, diversas experiencias muestran la ineficacia de las modalidades tradicionales de perfeccionamiento pedagógico que se implementan para mejorar la docencia al margen de la práctica propiamente tal; limitados a actualizar determinados saberes ya sea disciplinarios o de técnicas específicas (algunas recetas o pautas). Sin detener la mirada sobre un aspecto central de este ejercicio profesional: la propia y rica práctica docente. Proponer una conceptualización del Desarrollo Pedagógico en nuestro Colegio, significa apostar a la capacidad real de los profesores de construir saber profesional desde su práctica sin perder relación con nuevos referentes disciplinarios y con la teoría pedagógica. El mecanismo a optar es situar y potenciar al interior del Colegio espacios de reflexión crítica, que permita objetivar la práctica, poner en evidencia la estructura que la soporta e iniciar el camino del cambio y la innovación -ojalá todo ello con los alumnos-. Es una decisión que debe responder a cada contexto específico; no obstante, dado el nuevo escenario epistemológico (generación y gestión del conocimiento) tiene un carácter de ineludible. En términos concretos este proceso significa construir entre los profesores un conjunto de estrategias para desarrollar competencias analíticas de registro y sistematización de las prácticas que resultan adecuadas y efectivas en las diversas circunstancias escolares. A partir de, primero, la conversación y, luego, la sugerencia de los algunos profesores, se plantea la necesidad de explotar los espacios de reflexión pedagógica en la comunidad educativa; en función de exponer y hacer circular el saber pedagógico en el ambiente global del Colegio. Una posible estrategia de acción. Si el ámbito de la docencia debe hacer suyo un modelo de mejora que asuma como foco la propia práctica docente, por lo tanto, el punto central lo constituyen los actores y sus interrelaciones. Por ello, inicialmente, es necesario reorientar y activar la acción de los Ciclos y los Departamentos en su condición de implementadores estratégicos de la práctica docente. Para ello, se debe trabajar sistemáticamente en talleres y proyectos (apoyados por la estructura del administrativa del Colegio) que permitan conocer en profundidad el sentido de los cambios didácticos que deben operar sobre el conocimiento y el aprendizaje en el Colegio, manejar los nuevos contenidos en profundidad y elaborar en conjunto -cara a cara- estrategias de apoyo en los respectivos cursos, talleres, prácticas en terreno o laboratorios. Del mismo modo se debe afianzar, y en algunos casos reorientar, la función de los directivos y coordinadores -centrada básicamente en aspectos administrativos-,para que asuman una decidida racionalidad pedagógica como referente para la toma de decisiones y, así, resituar su posición como gestionadores del verdadero desarrollo escolar en cada Ciclo, Curso o Sector. La tradición escolar nos traiciona y evidencia una gestión institucional orientada preferentemente desde una racionalidad administrativa, e incluso utilitarista. Tal racionalidad, desde mi perspectiva, no ha favorecido suficientemente el proceso pedagógico principal. Más aún, la propias normativas existentes nos terminan atrapando en funciones administrativas propias de una lógica que desconoce o contradice la complejidad y dinámica de una organización escolar actual. Propongo que la estrategia de acción docente se oriente, inicialmente, en tres sentidos: a) Instalación y fortalecimiento de estructuras básicas de articulación: Consejo de Gestión Pedagógica, Consejo de Profesores, Consejo de Profesores Jefes, Consejo Ampliado (todos los funcionarios del Colegio), Reunión de Ciclos, Reunión de Departamentos, Reunión de Gestión Administrativa, Reunión con las Directivas de Alumnos y de PPAA, con el Centro Gral. de Alumnos y de PPAA, entre otras. b) Desarrollo de procesos orientados a fortalecer la profesionalización pedagógica y la adquisición o resignificación de competencias didácticas. c) Producción de una variedad de materiales y espacios internos y externos al Colegio que sirvan de insumo a los procesos de reflexión y puesta en práctica de los OFCMO con miras a desarrollar competencias e intereses de la comunidad educativa. Particularmente den respuesta a la reflexión generada en las estructuras señaladas en la letra a). La progresión de los diferentes momentos se irán articulando y precisando a partir de las demandas y necesidades surgidas del trabajo directo con los profesores. La idea es Ilegar a establecer un Desarrollo Pedagógico que se construya inductivamente en el trabajo conjunto y dialógico con los profesores. El modelo, a partir de la constitución de Coordinaciones por Ciclos ha cumplido una etapa que merece ser evaluada para ver su impacto en el mejoramiento de la calidad de los aprendizajes. Sin embargo, existe conciencia que en la medida que se extiende y profundiza la noción de Desarrollo Pedagógico, debieran emerger estructuras complementarias que amplíen el espacio de articulación incorporando nuevos matices, con efecto directo en la gestión institucional. En particular me refiero a la participación de los otros profesores, padres y apoderados, alumnos de cursos superiores y otras instancias de las redes de apoyo a consolidar y profundizar. El desarrollo gradual de estas estructuras permitirá la maduración de los agentes involucrados y de una dinámica propiamente pedagógica que se legitima sobre los principios de reflexión, discusión y acción del Colegio. Los Ciclos y los Departamentos Los Ciclos y Departamentos constituyen el núcleo de la propuesta de Desarrollo Pedagógico, el espacio-tiempo privilegiado –si es que existen o sino habrá que contemplarlos- para el desarrollo de la reflexión crítica sobre las prácticas al interior del curriculum. Darle sentido y proyección a los Ciclos y Departamentos en el Colegio, implica apostar a legitimar y hacer visible la diversidad de experiencias y el saber profesional que emergen de cada profesor. Se trata de constituir equipos organizados de profesores que sesionan sistemáticamente para potenciar la dimensión personal, profesional, espiritual y social de la acción pedagógica con la finalidad de transformar la enseñanza y, en consecuencia, mejorar la calidad de los aprendizajes y vida de todos los involucrados. La nueva forma estratégica de apoyar el Desarrollo Pedagógico, y por ende el desarrollo del Colegio es concebir los diálogos como un tipo de perfeccionamiento en servicio -in situ-. Este perfeccionamiento debe caracterizarse por tener regularidad en el tiempo (existencia permanente), estar instalado en los contextos reales de la acción pedagógica (pertinencia curricular), involucrar la gestión institucional (efectividad), hacer partícipes directos a los profesores en sus compromisos y responsabilidades como actores educativos (autonomía pedagógica) e interpelar a los estudiantes como sujetos capaces de construir conocimiento (saber en el hacer). Los criterios para establecer temáticas de trabajo deberán considerar los desafíos propios del mundo escolar: - Relación entre la implementación curricular y los fines del Colegio. Diseño de procedimientos para los procesos de enseñanza en cada disciplina contextualizados a las particularidades del programa a servir. Contenidos de enseñanza que presentan dificultad para sus aprendizajes. Procesos de evaluación que respondan a los objetivos y metodologías de los planes. Decisiones en la gestión institucional sobre el mejoramiento de la calidad de los aprendizajes. ...Entre otros. El Ciclo o Departamento, en cuanto estructura permanente, fortalecerá un proceso colaborativo de indagación y análisis de situaciones concretas de aula, integrando nuevas fuentes y medios (textos, Internet, audiovisuales, terreno,...) con el propósito de producir transformaciones en las prácticas de enseñanza que respondan a una nueva relación de los alumnos con el conocimiento. Necesariamente se deben "abrir sus puertas", la historia del “sujeto aprendiente” enriquece y orienta las prácticas docentes. Dada nuestra estructura actual del Colegio los Coordinadores, los Profesores Jefes, el Jefe Técnico y el Rector deben jugar un rol estratégico de articulación, orientación y proyección en los encuentros y diálogos pedagógicos. En el transcurso de estos procesos de diálogos pedagógicos emerge como evidencia la dificultad para transitar, desde un estadio de conversación asistemática sobre temas curriculares generales, hacia la indagación continua y colaborativa sobre temas relacionados con las disciplinas específicas y experiencias docentes concreta. Esta evidencia da cuenta de una doble carencia: por una parte, la necesidad de impulsar una mirada desde la didáctica y, por otra, contar con herramientas que apoyen el desarrollo de destrezas analíticas. Los diálogos deberán tener como referente particular la articulación entre el saber formalizado de las propias disciplinas y el saber pedagógico. Lo que debiera caracterizar a estos encuentros es el desarrollo de didácticas específicas concibiéndolas como objeto de análisis y como espacio para generar competencias que permitan proyectar las innovaciones al aula y rediseñar la experiencia pedagógica. En esta lógica de circularidad entre el análisis, la comprensión y la transformación de las prácticas docentes, la discusión constituye un aporte para la innovación de los procesos curriculares. En conjunto esta propuesta genera nuevos requerimientos a la gestión global del Colegio: posibilitar los espacios de participación de los profesores en la toma decisiones, comprometerse con los resultados educativos, abrirse a las innovaciones y acoger las nuevas propuestas didácticas, metodológicas y evaluativas. Se requiere gradualidad y compromiso de los actores como también procesos reflexivos, donde participe toda la comunidad educativa de tal modo que la gestión pedagógica y administrativa tenga como centro la mejora y renovación de las prácticas docentes y como norte el logro de aprendizajes de calidad -significativos, contextualizados y relevantes-. Un análisis general del desarrollo escolar considera estratégico y necesario una comunidad educativa concentrada en definir y resignificar prácticas que posibiliten la formación de alumnos con mayor autonomía en su relación con el conocimiento y una gestión institucional centrada con energía y claridad en el logro de resultados de aprendizajes. Estimados profesoras(es), les envío un primer documento de acercamiento a una Apuesta Común. Agradezco a aquellos que han hecho su primer aporte. La puerta sigue abierta a las distintas miradas.