la razón - Universidad Complutense de Madrid

Impreso por Francisco
Rincón Durán.
Prohibida su reproducción.
O.J.D.:
84835
56
Fecha: 11/04/2014
Sección: CULTURA
Viernes.
11 de abril
de 2014 •
Páginas:
56-57
E.G.M.: 263000
Tarifa: 15602 €
Área:
1036 cm2 - 100%
LA RAZÓN
Gonzalo Pérez
El autor ha empleado documentación inédita
«En España,
la libertad ha
avanzado entre
retrocesos»
Pedro J. Ramírez relata el hundimiento del
Trienio Liberal en «La desventura de la libertad»
J. O. - Madrid
E
s un error común considerar
que la historia es algo que pertenece al pasado, que muere en
las orillas de otras épocas y otros
siglos. A veces, al desescombrar
la documentación de eso que solemos
denominar «el ayer», lo que encontramos
son algunas facciones habituales de nuestro presente. España alumbró la Constitución de Cádiz y, también, exportó una
palabra afortunada, «liberalismo», pero,
una vez más demostró que sólo es un país
de gestas y actos heroicos. En los últimos
meses de 1823 se dirimió la continuidad
del régimen constitucional, una batalla
que empujó a los franceses a cruzar en
mayo la frontera pirenaica y avanzar hacia
Madrid, comandados por el duque de
Angulema, a través de una nación devastada, con la población derrotada anímicamente, un gobierno en fuga, un ejército
ausente y unas arcas arruinadas. George
Canning, secretario del Foreign Office,
resumía las impresiones de esos momentos en una lúcida carta a Chateaubriand:
«Comprendo una guerra de conquista,
comprendo una guerra de sucesión, una
guerra para el cambio o la conservación de
una dinastía particular, pero una guerra
para la modificación de una constitución
política, una guerra por dos cámaras y por
la extensión de la regia prerrogativa, una
guerra por tales objetos, en realidad no la
comprendo».
Una Constitución inadecuada
Después de «El primer naufragio», que ha
vendido 25.000 ejemplares, Pedro J. Ramírez ha puesto su mirada en España en «La
desventura de la libertad» (La esfera de los
libros), una obra que viene a probar que
una reforma constitucional oportuna y a
tiempo puede vadear muchos peligros y
riesgos. «La desventura del Trienio Liberal
fue la inadecuación de la Constitución de
Cádiz, que fue una maravilla, pero que, sin
embargo, resultaba una herramienta in-
apropiada para regir los poderes del Estado
y dotar de un gobierno estable a esa España.
Esto es algo que advirtió Blanco White, y
que después han recalcado varios historiadores, pero que no se comentó lo suficiente durante la celebración de su bicentenario». El ex director de «El Mundo», que no
ha querido establecer paralelismos entre
esos días y los que actualmente estamos
viviendo, aseguraba con convicción: «Sí,
claro, me parece legítimo pensar que cuando un sistema constitucional muestra sus
carencias para resolver los problemas, el
riesgo de putrefacción existe».
El autor ha evocado el fracaso del Trienio
Liberal en un volumen, completado con
ilustraciones, retratos y mapas, que intenta aportar cuáles fueron las causas de aquel
estrepitoso hundimiento que nos condujo
a la «década ominosa» y otros infaustos
episodios de nuestra historia. Se ha servido,
para cimentarla, de un caudal inédito de
documentación que encontró de manera
accidental durante sus pesquisas e investigaciones históricas: el archivo personal
de José María Calatrava, ministro durante
el Trienio Liberal. Sus pliegos se convirtieron en el confesor de este hombre zarandeado por el devenir de los hechos. Esos
folios reflejan las palabras y conversaciones de los agentes que movieron los hilos
de aquellos acontecimientos y aportan una
El periodista, ayer, con uno de los documentos que ha descubierto en sus investigaciones
perspectiva nueva sobre lo que ocurrió.
Pedro J. Ramírez ha convertido a este
personaje, José María Calatrava, en el eje
fundamental del relato que describe en este
volumen, que rebasa las mil páginas. Un
político que se erige como un ser coherente,
sensible a la razón. A su lado, el monarca de
entonces, Fernando VII, adquiere perfiles
más siniestros de los que cualquier puede
imaginar. Juan Francisco Fuentes, catedrático de la Universidad Complutense, enu-
meraba en la presentación a los tres principales actores de esta trama y resaltaba el
novedoso perfil psicológico que el autor
aporta de cada uno de ellos: «El rey es el
villano de este libro. De él desconocíamos
su grado de refinamiento, el virtuosismo
que empleaba, el gran artista de la traición
que era; José María Calatrava se eleva como
un auténtico héroe a su pesar por la dignidad y la sensatez que emplea; y, el último,
es el duque de Angulema, el artífice del fin
UN POLÍTICO ATÍPICO DE LA HISTORIA
quel trienio de luchas, enfrentamientos y traiciones dejó al país sin régimen constitucional
y a las puertas de una década que la historia después denominó «ominosa». A cambio,
mostró un ejemplo de comportamiento. El cuño de los hombres asoma siempre en las dificultades y esos momentos no resultaron excepcionales. En plena tormenta asomó el carácter de un
hombre imprevisto, de una personalidad inusual que anteponía las obligaciones a los intereses
personales y las adhesiones políticas. José María Calatrava (en la imagen) entendía el servicio
a la nación desde el temple y el nervio que siempre requiere el deber. Y no faltó a sus responsabilidades en ningún punto, convirtiéndose en un espejo y modelo para cientos de políticos. Él
es el héroe redescubierto en este libro, el espíritu que se opone a Fernando VII, ese rey una vez
«deseado», pero ahora repudiado y maldito para casi todos. «Resultó una persona excepcional
por su conducta –asegura Pedro J. Ramírez–, por su defensa de la libertad y el sentido racionalista que tenía de la política, algo que siempre ha sido muy raro de encontrar en España».
A
O.J.D.:LA
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RAZÓN • Viernes. 11 de abril de 2014
E.G.M.: 263000
Tarifa: 15602 €
Área:
1036 cm2 - 100%
Fecha: 11/04/2014
Sección: CULTURA
Páginas: 56-57
de la libertad en nuestro país pero, paradó- mismo barrio donde Dickens creció de
jicamente, también el hombre que pudo joven–. «Esa tendencia a la división lo
cambiar la historia y evitar que no cayera podemos ver también en otros países
europeos. Ahí están la Guerra de las dos
el régimen liberal de 1823».
La crisis de 1823 fue el primer intento de Rosas en Inglaterra, pero también en Franconducir a España por sendas liberales, cia o en Rusia. Hay muchos momentos que
se pueden homologar al caidemocráticas. Después de
nismo español. En España
esos acontecimientos hubo
«CUANDO UNA
hay dos bandos y en ellos hay
otras proposiciones, otros
Constitución
guerras intestinas y odios
modelos, pero terminaron
abisinios. Estas divisiones se
igualmente en fracasos, dibumuestra sus
han llegado a mantener de
jando una triste línea de repecarencias,
hecho en el exilio, como sutidas frustraciones . «Se suelen
denominar los obstáculos
existen riesgos cedió durante la República».
Pedro J. Ramírez rehuye el
tradicionales a esos elementos
que han impedido avanzar por de putrefacción», presentismo, la tentación de
esos caminos. Generalmente sostiene el autor los vaticinios, pero sí muestra, con humor, ciertos temoson las instituciones del viejo
res. «Ahora hablamos de lo
régimen, la existencia de una
población inculta, que no tiene acceso a la que ocurrió en 1814 y se ven parecidos;
propiedad, porque existen señoríos, una los nacionalismos catalanes ahora se van
jerarquía eclesiástica que es casi tan incul- hasta 1714. La verdad, me da miedo enteta como los feligreses que acuden a rezar a rarme de lo que ocurrió, por ejemplo, en
sus iglesias y unos proyectos liberales que 1614, no vaya a ser que también esa fecha
han sido superfluos, bastante erróneos. A sea un espejo del presente...».
eso habría que sumar la divisiones internas
que han existido entre los liberales. Así es
como se hunde un proyecto liberal. En
España, la libertad siempre ha avanzado
«LA DESVENTURA
entre retrocesos», afirmaba el autor con
DE LA LIBERTAD»
una muesca de resignación.
Pedro J. Ramírez
En este libro nos recuerda la tendencia
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LOS LIBROS
empeño en empujar a nuestros compa1.165 págs., 39,90
triotas al exilio –José María Calatrava tereuros (e-book, 9,49)
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