El Pirineo, debatido hace cuarenta años

Anuncio
San Lorenzo | 69
Diario del AltoAragón / Miércoles, 10 de agosto de 2016
NATURALEZA
El Pirineo, debatido
hace cuarenta años
Eloy FERNÁNDEZ CLEMENTE
Escritor, periodista y catedrático
de la Universidad de Zaragoza
ACE
cuarenta
años, a principios
de febrero de 1976,
impulsado fundamentalmente por
gentes de Andalán, tuvo lugar
en Jaca un importante encuentro sobre “Presente y futuro del
espacio pirenaico”. Un importante paso teórico, de debate y
encuentro entre gentes muy diversas, de cuyo 40 aniversario
quizá convenga dar cuenta. Estaba aún muy tierna, en sus primeros pasos, la marcha hacia
las libertades y la democracia,
pero ese tema, pensado y estudiado intensamente desde hacía tres años y medio en nuestra
revista y otros foros, precisaba
soluciones cuanto antes, tal había sido el abandono durante la
Dictadura.
Allí estaban, entre otros, junto
a su organizador, el prestigioso
sociólogo Mario Gaviria: su co-
lega Enrique Grilló, su discípulo
José Luis Fandos, nuestro gerente José Mari Lagunas, y otros
colaboradores. Acudieron aragoneses llamados a ocupar diversas responsabilidades y trabajos
como Santiago Marraco, primer
presidente electo de la DGA; Ramón Sáinz de Varanda, futuro alcalde de Zaragoza; los socialistas
jacetanos Ángela Abós y Carlos
García; Aurelio Biarge, que sería presidente de la Diputación
de Huesca; Emilio Gastón, futuro Justicia de Aragón; el historiador Luis Germán, el economista
José Antonio Báguena, el empresario y publicista Santiago Parra,
el periodista altoaragonés José
Manuel Porquet, el profesor y
escritor Severino Pallaruelo, el
empresario oscense Ignacio Martín-Retortillo y su esposa, Isabel
Leguina; o mi alumno José María
Campo, entonces aún estudiante
de Empresariales, futuro director
del Instituto Aragonés de Estadística.
Serían más de ciento cincuenta en total, y junto a los aragoneses hubo vascos, catalanes
y navarros, por ejemplo el entonces abogado-urbanista Juan
Cruz Alli, que habría de presidir
años después esa Comunidad foral. También acudieron bastantes
franceses (lo que obligó a un apurado debate bilingüe), y la Administración del estado vecino
estuvo representada por el máximo responsable de planificación
en el Midi. Una idea se abrió paso
rápidamente: ambas vertientes,
la francesa y la española, tenían
muchas cosas en común y debían estudiarse, defenderse, planificarse, conjuntamente.
En la crónica que publicamos
en el número 83, de 15 de febrero, se daba cuenta de tres posturas que han seguido existiendo
hasta nuestros días: los que consideran la necesidad imperiosa de salvaguardar y defender
un Pirineo en su estado más natural posible; quienes piensan
que esas posturas catastrofistas
se desprenden de un desmedido amor por la naturaleza y que
“la ordenación tecnocrática del
espacio para obtener el máximo
de riqueza no compromete a un
Portada de las actas del
simposio “Presente y futuro
del espacio pirenaico”
Pirineo infinito e inagotable”; y
otros que, negando esa inagotabilidad, defienden un precario
equilibrio. Entre la antropología
y la ecología, entre el capitalismo
y el socialismo, estaban todas las
posturas.
Como apresuradas conclusiones, redactadas para un comunicado de prensa, había varias
utopías y muchas ideas que luego resultaron posibles: la supresión de la frontera, trasladando
las aduanas a los somontanos
de acceso a ambas vertientes; en
España, crear un organismo democráticamente elegido y controlado por los habitantes del
Pirineo, que actuase conjuntamente con el correspondiente
francés; supresión de impuestos
y servicio militar a las gentes del
Pirineo; atracción de nuevos pobladores con incentivos a modo
de nuevas “cartas de población”.
Se pedía además, claro, la revitalización del Canfranc, cerrado
seis años antes; se oponían a las
estaciones de esquí de Belagua,
Maladeta y Soussoueu y, desde
luego, se pedían libertades políticas plenas para el Pirineo sur.
Pero no eran buenos tiempos:
el ultraderechista Arias Navarro
era presidente del primer gobierno de Juan Carlos, se reprimían
y censuraba muy fuertemente, y
hasta esa reunión, ahora contemplada, parece un anacronismo,
por adelantada en varios años a
las posibilidades reales.
Luego, surgirían la Comunidad de los Pirineos, de errática
y guadianesca vida, las grandes
empresas de la nieve; el desarrollo extraordinario del turismo, y
otros hechos que hacen de nuestro Pirineo, sobre todo el del Alto Aragón, uno de los enclaves
más hermosos de España. También, la incapacidad manifiesta
de conseguir reabrir el ferrocarril
de Canfranc (pero sí de hacer un
fantástico túnel sin continuidad
al otro lado). Y mientras tanto,
se habían ido quedando muchos
pelos en la gatera, y hoy produce añoranza saber cuánto se soñaba, debatía, esperaba, de esos
encuentros francoespañoles. Cómo han derivado muchas cosas,
y cuánto, aún, queda por estudiar, debatir, defender.
Descargar