Don de Lenguas - WordPress.com

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PARROQUIA LA SAGRADA FAMILIA DE PRO-PATRIA
GRUPO DE ORACIÓN…
“Don de Lenguas”
Juntamente con el Don del Espíritu Santo recibido en un “Seminario de Vida en
el Espíritu” (Retiro Básico), aparece con frecuencia el “Don de Orar en Lenguas”,
como un carisma de Oración dentro de la Alabanza. Es importante al hablar de
este Don que regala el Espíritu Santo -así como al hablar de otros dones y
carismas que regala el Espíritu Santo-, que nada supera al Don del AMOR; al de
la auténtica transformación interior; la renovación espiritual y la auténtica
conversión permanente.
De este Don se habla en: Mc 16, 17; Hch 2, 4-13; 10, 46; 19, 6; 1Cor 12 y 14.
Es un Don que consiste en la emisión de ciertos sonidos que no se entienden;
son como balbuceos incomprensibles, cuya utilidad en la oración son numerosos.
Veamos algunos que nos señala la Sagrada Escritura:
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Para
Para
Para
Para
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glorificar a Dios: Hch 2, 4. 11; 10, 26.
hablar con Dios: 1Cor 14, 2. 28.
la edificación personal: 1Cor 14, 4.
la oración y la alabanza: 1Cor 14, 14-15.
la bendición y acción de gracias a Dios: 1Cor 14, 16-17.
De su importancia habla Pablo en 1Cor 14, 18-19. También el Papa Pablo VI,
hace alusión a este extraordinario regalo del Espíritu Santo en su Catequesis del
29-11-1972 (“El Espíritu Santo, animador de la Iglesia”), en donde hace referencia
a que la Iglesia tiene necesidad de un Pentecostés permanente. Este carisma nos
hace sensibles a los dones espirituales, facilita la apertura al Espíritu y, a través
de el, el Señor nos sana, nos libera, nos fortaleza, nos vivifica y nos llena de gozo
en el Espíritu. Este Don que enriquece nuestra relación personal con Dios a través
de la oración, requiere de nosotros el que nos hagamos niños pequeños
(humildes y libres de toda vergüenza). Por ello es importante salir-olvidarse
“completamente” de nosotros mismos y fijar nuestra mirada en Dios Nuestro
Padre. Sólo hay que entrar en oración y entregarle a Él todo nuestro ser
(someterse a Él).
TODOS podemos recibirlo y experimentarlo en nuestra vida de oración, sólo
hay que pedirle al Señor que rompa nuestros esquemas y razonamientos (cfr. Is
55, 8; Jer 18, 1-6) y disponernos. Lo que se necesita para empezar es una sílaba.
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