EL LIRISMO EROTICO EN LA POESIA DE DELMIRA AGUSTINJ

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EL LIRISMO EROTICO EN LA POESIA
DE DELMIRA AGUSTINJ
1
EL LIRISMO FEMENINO EN EL 900
Una coincidencia singular en la poesía de principios del siglo xx,
tanto en el modernismo hispanoamericano, donde ya se habían oído las
grandes voces líricas, como en el simbolismo francés, en el que dominaba la expresión de una poesía meditada, es el hecho de que surgen
las voces femeninas en ambos lados del Atlántico, y el impulso lírico
va a dominar, ya sea en la poesía hispanoamericana con M. E. Vaz
Ferreira, Delmira Agustini. Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Juana de
Ibarburú, así como las voces francesas de Gerald P. Hourville (M. H. de
Regnier), la condesa de Noallíes, Renée \Jivien, Lucie Delarue-Mardrus, Cécile Sauvaje, Catherine Pozzi.
Tanto la lírica femenina de la lengua francesa como la castellana de
América se orientan hacia lo instintivo, a la efusión directa y, más que
nada, al comentario personal de sus existencias, no siempre serenas,
transidas de dramatismo, de angustia, a través de la evocación de la
Naturaleza, del Amor, de la Muerte, o de Dios, según sus personalidades
líricas, su cultura o. más que nada, sus vivencias, que participan de esos
temas eternos.
Podemos decir que todas esas poetisas, unas y otras, son, en cierto
sentido estimativo, epígonos del Romanticismo, ya que en ellas se manifiesta la preocupación por la personalidad, la de ser original: el gusto
por lo sentimental, en detrimento de lo racional.
II.
EL PROBLEMA DE LA POESÍA FEMENINA
Frente a una gran poetisa, sea la condesa de Noajiles o Delmira
Agustiní. podemos plantearnos, como lo hacia en su oportunidad, Ortega
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ALH, 4
y Gasset, la pregunta: «¿Hasta qué punto puede alojarse en la mujer la
genialidad lírica?» ~.
El gran maestro hispano decía que «el lirismo es la cosa más delicada del mundo, supone una innata capacidad para lanzar al universo
lo íntimo de nuestra persona. Mas, por lo mismo, es preciso que esta
intimidad nuestra sea apta para semejante ostentación. Un ser cuyo secreto personal tenga más o menos carácter privado producirá una lírica
trivial y prosaica. Hace falta que el último núcleo de nuestra persona
sea de suyo como impersonal y esté, desde luego, constituido por materias transcendentes» 2
El docto profesor español entendía que sólo el varón podría «dar
al público lo más personal dc su persona» y agregaba luego: «Ese mecanismo de sinceridad que mueve al lirismo, ese arrojar fuera lo intimo
es en la mujer siempre forzado, y si es efectivo, si no es una ficticia
confesión, sabe a cínico» ~.
No creemos en tal cinismo, esa especie de descaro brutal que dicen
los filósofos, si lo que antecede lo referimos a la Agustini, que si bien
escribe buenas cartas, creemos que su verdadera personalidad, la auténtica, la que se va lentamente adentrándose en lo ignoto del alma, lo
inefable, y nos lo declara en los encendidos poemas de «Los cálices
vacíos», por ejemplo, no es cinismo; más que expresarse de acuerdo
con la naturaleza, es expresarse en consonancia, con aquellos sueños
de olimpo que turbaban al ser humano; expresarse, en el trance supremo, en el estremecimiento, al vislumbrar lo que le aguardaba en los
«mundos no vistos» o cuando sueña o delira con el «abrazo de cuatro
brazos que la gloria viste», tendremos que pensar que no es revelación
cínica de lo privado, sino revelación transcendental de lo que sabe dictar el vate al poeta, que viven juntos, y que al imponerse la visión futura en el rapto se hace clara y el dolor que presiente el porvenir, ya se
adelanta en su experiencia poética.
En el citado estudio, Ortega decía que la mujer ha descollado más
que el hombre en el género epistolar, pero le retacea el valor de expresarse líricamente
Las similitudes que señala Ortega de Safo con la condesa de Noailles,
de la coexistencia de dos seres en las dos poetisas, también se da en
t3elmira Agustini. como señala en «El cisne» dicha poetisa. quien es, sin
“.
OamcA
1933, pág. 78.
2
y
GASSET: Goethe desde dentro. Revista de Occidente, Madrid,
¡bid., pág. ‘78.
Ibid., pág. 80.
El, LIRISMO EROTICO FN OFIMIRA ACUSTINI
63
embargo, más lírica por sus íntimas expresiones, por su panteísmo sexual, que dirían algunos; pero su lirismo, que alcanza limites insospechados en la uruguaya, nunca tiene tal tono en esas dos poetisas citadas por
el profesor español ~.
El verdadero desnudar de las almas, y no en cl tono cínico, alcanza
la expresión del lirismo, pues es más personal, íntimo y audaz, si se
quiere, el que con tanta maestría poética nos revela Delmira Agustini
y que pretendemos examinar en estas páginas.
III.
RASGOS DEL LIRISMO EROTIGO
Podemos establecer que el lirismo es la expansión, el desenvolvimiento de la personalidad del poeta o escritor, en toda la dimensión de su
obra. La personalidad así desenvuelta tiene como elementos determinantes a la imaginación y a la sensibilidad, que tenderán a darle un estilo, un tono, un color, un vigor, digamos, especialmente en lo cálido, y
un movimiento expresivo que se hará particularmente intenso. Estos
rasgos son tanto para señalar en el poeta, como en el prosista. Ellos se
advierten tanto en diálogos platónicos, como en las meditaciones del
obispo de Hipona; desde el romántico Vigny hasta la modernista Delmira Agustini.
Yo diría que el lirismo será algo así como un don natural, un resplandor que tiene el alma; y cuando el alma que tiene tales rasgos es la
de un poeta que sabe comunicar ese don natural a los demás hombres.
ya sea mediante la musicalidad del verso o por medio de la luminosidad
de las imágenes, estaremos entonces ante un poeta lírico que con su
presencia nos subyuga, y quien libre de las ataduras retóricas podrá
explayarse, desenvolverse mejor que en otras formas poéticas, épica o
dramática, lo que podríamos llamar la poesía en toda la magnitud de su
pureza y de su intensidad.
Si en este lirismo, en que domina la personalidad del poeta, se busca
Ja forma poética para contestar a esa provocación hecha al alma, y hasta al cuerpo, que es la pasión del amor en todas sus infinitas variedades
y matices, tendremos, pues, así caracterizado al lirismo erótico.
IV.
EL EROTISMO EN LA POESÍA MODERNISTA
El erotismo puede ser entendido, ya sea como el deseo de trascendencia, tanto del amor, en lo que se refiere al sentimiento en sí, así como
también en lo que corresponda a los sentidos.
Ibid.,
pág. 83.
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ALH, 4
El modernismo tuvo en el erotismo a una de sus fuentes inspiradoras~ basta pensar en Rubén Darío o en Amado Nervo, si citamos a autores de primera línea, y aun en escritores de menor significación, el uruguayo Roberto de las Carreras, que compusiera el «Salmo a Venus
Cavalieri», expresión lírica de la más intensa voluptuosidad, suscitada
por la admiración hacia una gran artista de variedades.
Delmira Agustiní y otras poetisas del posmodernismo, aun dentro
del erotismo como fuente inspiradora, están en una línea diferente en
lo que a poesía de orientación masculina se refiere.
Dice Simmel: «La realidad absoluta que representan la sexualidad
o el erotismo tomados como principio cósmico se convierte para el hombre en mera relación con la mujer. La relación entre los sexos se convierte, en cambio, para la mujer en lo absoluto, en la esencia misma
de su ser» 6
Veamos cómo entienden el erotismo algunos modernistas:
R. Darío, inspirándose en un alejandrino de la «Leyenda de los siglos» de y. Hugo, canta:
Carne, celeste carne de la mujer. Arcilla
—dijo Hugo, ambrosía más bien. ¡Oh maravilla!
La vida se soporta,
tan doliente y tan corta,
solamente por eso:
roce, mordisco o beso
en ese pan divino
para el cual nuestra sangre es nuestro vino.
En ella está la lira,
en ella está la rosa,
en ella está la Ciencia armoniosa,
en ella se respira
el perfume vital de toda cosa
Por su parte, el mejicano Amado Nervo nos decía:
Carne, carne maldita que me aparras del cielo;
carne ti/ña y rosada que me impeles al vino;
ya rasgué mis espaldas con cilicio y flagelo
6
SIMMa~: Cultura femenina. Revista de Occidente, Madrid, 1934, pág. 92.
Cantos de vida y esperanza, XVII, Biblioteca R. Darío. Villarcio del Valle,
Avila, pág. 151.
EL LIRISMO EROTICO EN I)ELMIRA AGIJSTINI
65
por vencer tus impulsos, y es en vano. ¡Te anhelo
a pesar del flagelo y a pesar del cilicio! ~.
En cambio, Delmira Agustini nos canta en «Otra estirpe»:
Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego...
Pido a tus manos todo poderosas,
su cuerpo excelso derramado en fuego
sobre mi cuerpo desmayado en rosas!
La eléctrica corola que hoy desplego
brinda el nectario de un jardín de Esposas;
para sus buitres en mi carne entrego
todo un enjambre de palomas rosas!
Da tilas dos sierpes de su abrazo, crueles,
mi gran tallo febril... Absintio, mieles,
viérteme de sus venas, de su boca...
¡Así tendida soy un surco ardiente.
donde puede nutrirse la simiente
de otra Estirpe sublimemente loca! t
Simmel entiende que lo típico de la sexualidad femenina no es la
orientación hacia el otro sexo. «En la mujer, la sexualidad se confunde
con su naturaleza profunda, constituye su esencia prima harto imnediata y absolutamente para que necesite manifestarse en la tendencia hacia
el hombre o como tendencia hacia el hombre» ‘~.
Si pensamos en el destino, ya sea histórico, social o simplemente
fisiológico que corresponde a la mujer, no tanto de que sea fin en sí,
aunque se le trate como a medio y aunque vivan en su mundo, tendrá
que entrar en relación con el otro, y es por ello por lo que dirá Simmel
que «el dualismo que provoca la tragedia típica de la mujer no procede,
pues, de sus profundidades intrínsecas, de su esencia misma, como le
sucede al hombre: originase en el hecho meramente externo de que la
esencia femenina tenga que vivir inmersa en el mundo de la naturaleza
y de la historia» “.
AMADO NERvo: Poesías comp(etas. Ed. N. España, 5. A., Méjico, 1944,
página 64.
D. AGUSríNí: Obras completas. Textos Hispánicos Modernos. Ed. Labor, S. A., Barcelona, 1971, pág. 217. Esta edición española de las poesías
de D. A., con prólogo y notas del profesor M. Alvar, es la mejor edición que
se puede ofrecer a los lectores de la poetisa uruguaya. Es la edición que citamos
siempre, salvo nota ca contrario. Se cita O. A. PC. T. H. Al.
SIMMEL: Ob. cit., pág. 94.
“Ibid., pág. 101.
10
5
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AL1’I, 4
Esto será en un ser excepcionalmente preparado para expresarse
poéticamente la tragedia vital, dijéramos D. Agustini; y el erotismo sería
camino para llegar a ser ella misma en el proceso vital la fuente de su
poesía o, por lo menos, de gran parte de ella, y que la Agustini nada
tiene que ver con el misticismo, forma de buscar y alcanzar a Dios, y
que en el caso del erotismo poético femenino no seria más que la forma
estética, la forma de hacer bella esa corriente energética que, recorriendo y sublimando al ser, hace que el proceso y el resultado, como dice
Simmel, queden integrados, ya que no es posible separar la vida de la
12
idea»
V.
-
LAS ETAPAS DEL LIRISMO EROTICO EN LA POESÍA DE O. AGuSTINI
Podemos afirmar con Oilthey que la poesía surge cuando una vivencia apremia por ser expresada en palabras: por consiguiente, en el
tiempo.
Luego el pensador germano dice: «La poesía surgió del impulso
de expresar vivencias y no de la necesidad de provocar la impresión
poética» 13
Bécquer, en su «Introducción sinfónica a las rimas», dice: «Por los
tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos~ duennen
los extravagantes hijos de mi fantasía esperando en silencio que el arte
los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena
del mundo.»
El vate sevillano nos hablaba de la necesidad de expresar eso que
llevaba adentro y sentía la necesidad de «dar paso a las aguas profundas que acabarán por romper el dique, diariamente aumentadas por un
manantial vivo» ~
Tales son las fuentes primordiales del lirismo.
Emilio Oribe, gran poeta y profesor uruguayo, distingue en su gran
estudio sobre O. Agustini dos tipos de lirismo: el angélico y el erótico.
El primero es el lirismo en su más definida esencia: desenvuelve
«una creación que se desvincula de la vestidura humana». El poeta se
interna intuitivamenteen las ideas «y pierde por ello» su individual raíz
humana.
El segundo, que es el que aquí nos va a interesar, es aquel en que
~ Ibid., pág. 103.
W. DILTHEY: Poética. Ed. Losada, Buenos Aires, págs. 149-151.
13
“
BÉCQUER: Rimas. Clásicos Castellanos, Espasa-Calpe, S. A., Madrid, pá-
ginas 3-5.
EL LIRISMO EROTIcO EN DEIMIRA ACUSTINI
67
la poesía, según dice Oribe, será «turbulenta, apasionada y dominante».
Se produce la transformación de la idea poética del amor en embriaguez de los sentidos, en entusiasmo inmediato y fugaz y engrandecido
por el roce de la muerte ~.
Por nuestra parte, entendemos que ese lirismo erótico, que fue el
más llamativo en la poesía de la Agustini, se va transformando desde
las formas iniciales, tímidas, hasta cl erotismo apasionado y ardiente
del final de su carrera literaria: y hasta con la particularidad de querer
hacer participar del amor a aquellos que no lo han conocido.
Así podremos señalar cuatro etapas en el lirismo erótico de D. Agustini:
1.0
Lirismo blanco, en razón del tono angélico.
2.” Lirismo rosa <«OrIa Rosa», de «El libro blanco»).
3» Lirismo incendiado («Los cálices vacíos»; «De juego, de sangre y de sombra»).
4” Lirismo erótico objetivo («Plegaria»).
EXAMEN DF LAS CUATRO FORMAS DEL LIRISMO EROTIO3
El lirismo erótico nos mostrará cómo Ja poetisa, ser apasionado.
va experimentando cómo surge en ella ese sentimiento: el amor.
Será en la poesía donde puede desenvolverse, aunque sea idealmente, pues puede haber mucho de sueño, aun en esa pasión que la sacude
y que, a través de los textos, se notará como evoluciones.
Ya D. Agustini en sus primeras composiciones, sea en «Capricho»,
por ejemplo, había hablado de amor, pero era como contemplando lo
ajeno. En este estudio vamos a considerar la vivencia erótica de lo
propio ~
La conciencia, que es, como se ha dicho, «la flor más pura de la actividad vital», admite la presencia del sentimiento del amor y de ahí
lo contempla y luego van surgiendo los distintos estados que le van
dando forma, ante la necesidad de expresarlos.
Si entendemos con Croce que la poesía es «contemplación del sentimiento» o «intuición lírica», puesto que se halla pura de toda refe15 E. ORlan: Poética y plAstica. Biblioteca Artigas, Clásicos Uruguayos, volnmcn 134, Montevideo, 1968, págs. 36 y sigs. Resumimos las ideas del escritor
citado.
‘~
Sobre
Capricho véase nuestro estudio «En torno al modernismo literario.
O. Agustini replica a R. Dario», en Revisto Nacional, Academia Uruguaya de
Letras, núm. 194, octubre-diciembre de 1957. Montevideo, págs. 557570.
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ROBERTO BONAI)A AMIGÓ
ALH,
4
rencia histórica o crítica en cuanto a la realidad o irrealidad de las iimágenes con las que se entreteje: y capta el puro palpitar de la vida en
su idealidad» ~
En este proceso del surgimiento y desarrollo del sentimiento erótico
«participa —como dice Xirau—, con mayor o menor intensidad, la totalidad de la vida psicofisiológica. Aun en el proceso intelectual más abstracto intervienen resortes emotivos y secreciones glandulares».
«Todo proceso es un curso causal que sc desarrolla en el tiempo
y a través del espacio, y en el cual una serie complicadisima de fenómenos surgen y desaparecen, se generan o se interfieren, se insertan y
organizan en una unidad más o menos coherente. Una circunstancia
cualquiera, interna o externa. suscita el curso causal. A partir de ella
se extiende la conmoción a zonas más o menos amplias del organismo
psicofisico y promueve una resonancia vital que palpita, discorde o armónica, y dibuja en el tiempo las líneas melódicas más diversas» I3•
Recordemos lo que dijeron Dilthey y Bécquer ‘~, que citamos antes.
Tengamos presente que todos los procesos entran en conexión y su
complejidad se inscribe en la totalidad de la vida psíquica y orgánica
que la modifica y que también se modifica, y todo esto viene a interponerse en la formación de la personalidad.
En este proceso, la conciencia, esencia de la actividad vital, observará ese proceso, el amor, y le dará un sentido como orientación.
La Agustiní. que desde el punto de vista estético ~ está impulsada
por esa forma de vida, la forma estética, irá señalando poéticamente
las alternativas a través de las vivencias de ese proceso, del que Xirau
señala cuatro fundamentales:
1 .~ Abundancia de la vida interior. Esto es bien caracteristico
de D. Agustini. espíritu introvertido, en el cual tiene papel el sueño, la
visión, por ejemplo.
2.a El sentido y el valor de las personas y de las cosas aparece a la
conciencia amorosa en su radiación más alta. Era, por otra parte, lo
“ B. CROCE: Aesíhetica la nuce. Ed. Interamericana, Buenos Aires, 1943,
página 95.
‘“ P. Xia~u: Amor y mundo. Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1940,
páginas 111-112.
“ Véanse notas 13 y 14.
20 Este terna lo hemos desarrollado en «La vida trágica de O. A.», en La
Maaana, de Montevideo, suplemento dominical números 1.388, 1.389 y 1.390, de
28 de junio de 1964, 5 de Julio de 1964 y 12 de Julio de 1964. Véanse especialmente los números I.3S8 y 1.389.
EL LIRISMO EROTICO EN DELMIRA ACUSTINI
69
que dijera ya Lansberg: «Lo esencial de las cosas sólo se revela a los
ojos del amante» 21
3 a Hay en el amor ilusión, transfiguración, «vita nuova» o «renovata». Hay abundantes ejemplos en la poesía de la Agustini de los aspedos arriba indicados.
4~a
La plenitud del amor supone reciprocidad y, por tanto, en algún sentido, fusiónV. En la poesía de D. Agustiní la ofrenda sería algo
de eso.
Si en «Visión» ~ no se llega a la fusión, la habría en cambio en
«El cisne», por lo menos desde el punto de vista ideal 24•
En razón de esos rasgos citados antes «se originan formas o tipos
estructurales específicos de la conciencia y de la vida» ~.
O. Agustini, que es tipo estético, y por ello, de ese surgir de las
fuerzas del alma, en que van apareciendo las diferentes etapas del amor,
cosa que se favorece, pues aquí se puede recordar lo que decía Luisa
Luisi: «Su misma falta de cultura le dio audacias de inconsciencia para
mostrarse tal cual era, en el magnifico espectáculo de su ser integral,
en el impulso de todos sus instintos en libertad y todas las maravillosas intuiciones de su intelecto de privilegio.»
Luego la citada escritora uruguaya dice: «D. Agustini es un soberbio tipo de mujer, en la libertad luminosa de sus instintos y de sus sentimientos» ~.
1.
Lirismo erótico blanco
Será aquel en el que despunta el amor personal, expresando sentimientos subjetivos.
En el poema «Por campos de ensueño», que figura en El libro
blanco (1907>, dice D. Agustini:
Pensando que en los cielos solemnes de la idea
A veces es muy bella, muy bella una paloma! 27
21
LANDSBERG: La Edad Media y nosotros. Revista de Occidente, Madrid,
1925, pág. 9.
22
XIRAU: Ob. ch., pág. 117.
23
D.
24
Ibid., págs. 230 y sigs.
XIRÁU, ob. ch., pág. 115.
LuISA Luis: A través de libros y de autores. lId. Nuestra América. Bue-
25
26
A.: P. C. T. II. M., págs. 210 y sigs.
nos Aires, 1925, págs. 173-174.
D. A.: Ob. cii., pág. 72.
ROBLRl O
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DONADA AMIGO
ALa,
4
Versos que se aclaran y se completan por estos otros:
Que no valen mil años de la idea
Lo que un minuto azul de sentimiento ‘~.
Si bien esto está dicho en forma algo objetiva. se está afirmando el
significado y hasta la preponderancia del sentimiento erótico. El poema
en el que figuran los primeros versos es «Por campos de ensueño», y
verdaderamente la poetisa comienza a recorrer esos campos, y afirma
la superioridad del sentimiento sobre el pensamiento.
Podría recordarse aquí, como iniciación de toda historia sentimental, aun cuando verdaderamente todavía no haya historia, las palabras
de Abel Martín, el doble de Antonio Machado, cuando decía: «El
amor comienza a revelarse como un súbito incremento del caudal de la
vida, sin que en verdad aparezca objeto concreto al cual tienda» ~.
Esto vaya por ahora, aun cuando después se haya incrementado casi
demasiado.
2.
Lirismo erótico rosa
La propia poetisa separó ciertas composiciones de El libro blanco,
colocándolas en un apartado que llamó «OrIa rosa», aunque en Los
cálices vacíos suprimiera tal denominación.
«Oria rosa» es un conjunto de seis composiciones en las que todas
tienen el amor como tema primordial, y en ellas comienza a insinuarse
la pasión que ya en «Por campos de ensueño» y en «Explosión» declaró
la superioridad del sentimiento sobre el pensamiento.
«Intima», primer poema de «OrIa rosa», se inicia así:
Yo te diré los sueños de mi vida
En lo más hondo de la noche azul...
Mi alma desnuda temblará en tus manos
Sobre tus hombros pesará mi cruz.
Las cumbres de la vida son tan solas,
tan solas y tan frías!...
D. A.: Ob. oit., pág. 141 (Es el poema «Explosión.)
A. MACHADO: Abel Martin. Col. Contemporánea, núm. 20, lId. Losada,
Buenos Aires, 1943, pág. 14.
‘~ a A.~ Ob. oit., Intimo, pág. 139.
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EL LIRISMO EROlilCO EN DELMIRA AGUSTINI
7?
Como si ella le hablara al amante.
La poetisa, hasta entonces, habría eludido el sentimiento: creía que
podría situarse al margen del amor.
Yo encerré
Mis ansias en mí misma, y toda entera
Como una torre de marfil me alcé ~
Pero ahora todo cambia, ya que ha llegado la hora del amor. Delmíra Agustiní dirá:
Hoy abriré a tu alma el gran misterio;
Tu alma es capaz de penetrar en mí,
En el silencio hay vértigos de abismo:
Yo vacilaba; me sostengo en ti.
Muero de ensueños; beberé en tus fuentes
Puras y frescas la verdad, yo sé
Que está en el fondo magno de tu lecho
El manantial que vencerá ¡ni sed 32,
Todo aquello que la poetisa ha soñado, todo lo que su ser ha ansiado, se ha realizado: ha llegado el amor:
Y sé que en nuestras vidas se produjo
el milagro inefable del reflejo...
En el silencio de la noche mi alma
Llega a la tuya como a un gran espejo
SI
R. Darlo había dicho:
La torre de ,narjil tentó mi anhelo
quise encerrarme dentro de mi mismo
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las so,nbras de nsj propio abismo.
(RUBÉN DARíO: Cantos de vida y esperanza, «Yo soy aquel que ayer no más
decía», Biblioteca Rubén Darío, Villarejo del Valle, Avila (Espaha), pág. 22.
Como vemos, hay mucho acercamiento entre las dos estrofas, pero D. Agustini abre la ventana al amor.
32 D. A.: Ob. ci!., íntima, pág. 139.
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ROBERTO BONADA AMIGÓ
ALH, 4
imagina el amor que habré soñado
En la tumba glacial de mi silencio!
Más grande que la vida, más que el sueño,
Bajo el azur sin fin se siente preso.
imagina mi amor, amor que busca
Vida imposible, vida sobrehumana
Tú que sabes si pesan, si consumen
Alma y sueños de olimpo en carne humana W
¿Habrá tenido realidad ese sueño que caracteriza, en esencia, al
tema de «Lo inefable»?
Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,
No me mata la Muerte, no me mata el Amor,
Muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor
De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
Devorando alma y carne, y no alcanza a la flor?
¿Nunca mirasteis dentro de una estrella dormida
Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor 2
¿Podremos pensar que eso amor, esa pasión sobrehumana, era «la
estrella dormida» que la abrasaba entera, «y no daba un fulgor»?
¿Podríamos pensar que entonces surgía en la vida de U. Agustini
algún amor real, que parecería, aunque no lo fuese realmente, lo que
momentáneamente daba realidad a sus sueños, a sus ansias eróticas?
La poetisa continúa su confesión y nos dice, como si estuviera frente
al ser amado:
Y cuando frente al alma que sentía
Poco el azur para bañar sus alas,
Como un gran horizonte aurisolado
O una playa de luz se abrió tu alma.
imagina! Estrechar vivo radiante
El imposible! La ilusión vivido!
Bendije a Dios, al sol, la flor, el aire,
La vida toda, porque tú eras vida!
~“
“~
ibid., pág. 140.
ibid., pág. 168.
EL LIRISMO EROTICO EN DELMIRA AGUSTINI
‘73
Y luego, concluyendo el poema, tímidamente dirá:
Como una flor nocturna allá en la sombra
Yo abriré dulcemente para ti W
Es verso que configura en forma todavía serena, la ofrenda; cosa
que luego tomará formas más intensas.
Después de la iniciación del amor, que también se presenta en «Intima», veamos «Explosión», que es un soneto, que es síntesis expresiva de
la composición antes considerada.
La vida y el amor se identifican.
En el primer verso, la poetisa dirá:
¿Si la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul de sentimiento.
Al final, en frase lapidaria, como corresponde al final clásico de un
soneto, exclama:
¡Mi vida toda es una boca en flor! ~.
En «Amor», tercer poema de la serie, pinta al amor, tal como lo
soñó:
Yo lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
era un mar desbordado de locura y de fuego,
rodando por la vida como un extraño ruego.
Como se observa, el lirismo erótico va tomando intensidad y dirá
en el segundo cuarteto:
Luego soñélo triste, como un gran sol poniente
que dobla ante la noche la cabeza de fuego.
Después río, y en su boca tan tierna como un ruego,
sonaba sus cristales el alma de la fuente ~.
Ibid., pág. 140.
~ Ibid., pág. 141.
“ Ibid., pág. 142.
“
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ROBERTO BONADÁ AMIGO
ALH,
4
Hay en el último cuarteto transcrito una reminiscencia rubendarina:
El agua dice el alma de la fuente
en la voz de cristal que fluye d’ella ~.
En los tercetos, dice la poetisa uruguaya:
Y hoy sueño que es vibrante, y suave, y riente y triste,
que todas las tinieblas y todo el iris viste.
Que, frágil como un ídolo y eterno como Dios,
sobre la vida toda en majestad levanta:
Y el beso cae ardiendo a perfumar su planta
Como una flor de fuego deshojada por dos...
Esta definición del beso que nos da O. Agustini está a la altura de
lo que versos posteriores señalarán como rasgos distintivos del lirismo
erótico, que llamaremos incendiado.
Con respecto a las imágenes y metáforas que concibe Delmira, recordemos lo que dijo su amigo André Giot de Badet:
«Ainsi Delmira prend des mots dans son Ame et les unit avec ces
invisibles fils qu’elle arrache de son cmur a fin d’en conposer des colliers
dont les grains seraient aussi lumineux que sonores»
Las otras composiciones de «OrIa rosa» están a la altura de las
transcritas.
Así, en «El intruso», dice:
~
Bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.
y concluye el soneto:
Y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera 41~
R. DARlO: Cantos de vida y esperanza, cd. citada, pág. 25.
~ D. AcusrINI: Ob. cir., pág. 142.
~‘ André Oiot de Badet, intelectual franco-uruguayo, fue un perfecto ser es,
tético, hermano espiritual de la poetisa, ya que asi ella lo consideraba. Estas
palabras aparecen en un articulo de Revue Mondiale, París, 1 de agosto de 1931,
y que la revista Fuentes, órgano del Jnst. Nac. de mv. y Arch. Literarios, año 1,
‘~
agosto de 1961, núm. 1, de Montevideo, reprodujo en la pág. 188.
D. A.: Ob. oit., pág. 143.
EL LrRI5MO EROTICO FN DELMIRA AGIJSTINI
75
En «Desde lejos», otro poema del conjunto, dice al amado:
Yo puse entre tus manos pálidas mi destino...
¡Y nada de más grande jamás han de ofrecerte!
Versos que gustaban a don Miguel de Unamuno, quien dijera en
carta a la poetisa:
«¡Muy bien! Si; una mujer no puede ofrecer a un hombre nada
más grande que su destino» ~.
Versos, los de D. Agustini, que no dejan de tener sentido profético.
Sea quien sea el inspirador del soneto, en materia sentimental, aclaremos, o aunque sea simplemente el Amor, así, con mayúscula, el caso
es que la poetisa puso su destino en nianos del amor y, veMaderamente,
nada más grande ella podía ofrecer a la pasión: su destino, es decir,
su vida, la cual más tarde, en aras de la pasión, seria inmolada. En
«El poeta lleva el anda» ya se babia vaticinado para el final del fantástico viaje, su curriculum existencial, la corona de los cristos ~ o,
la que, como dice en «La musa», deberá tener, entre otros rasgos, los
que se indican en los versos finales:
Y una frente que erguida su corona reclame
de rosas, de diamantes, de estrellas o de espinas
«,
fin que se acerca al de «El poeta lleva el encía»
Volviendo al poema «Desde lejos», veamos el terceto final:
Mí alma es frente a tu alma como el mar frente al cielo;
¡pasarán en/re ellas tal la sombra de un vuelo,
la Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte!
Unamuno, en carta antes citada, señalaba que: «Y eso de: ‘Mi
alma es frente a tu alma como el mar frente al cielo’, es de verdadera
grandeza.»
Pero notemos nosotros que después de esa exaltación del amor,
esa fuerza eterna, una leve referncia a la Muerte, su opositora, la otra
fuerza eterna, que siempre ronda por la poesía de la Agustini, como
fuerza que trata de equilibrar el sentido arrebatado de la pasión.
42
Texto
“
D. A.: Ob. oit., pág. 87.
O. A: Ob. oit., pág. 71.
transcrito en Fuentes, ob. cit., pág. 164.
76
ROBERTO DONADA AMIGO
ALlÍ, 4
En «La copa del amor», que va a beber con el amado, concluye
afirmando:
Así en las sombras de la vida ahora,
yo te abro el alma como un cielo azul 4’~.
Y luego, finalmente, en «Mi aurora» nos dará otra glorificación
del amor, cuyos tercetos finales dicen:
Hoy toda la esperanza que yo llorara muerta,
surge a la vida alada del ave que despierta.
Ebria de una alegría fuerte como el dolor;
y todo luce y vibra, todo despierta y canta,
como si el palio rosa de su luz viva y santa
abriera sobre el mundo la aurora de mi amor
La «Oria rosa» nos muestra, pues, a D. Agustini. en la euforia
de la pasión que ha surgido, haciendo realidad lo soñado y afirmando
que el amor había hecho cantar a su «alma lóbrega», que «era hasta
entonces una estrella dormida», imagen que luego repetirá en «Lo
inefable».
La estrella dormida que la abrasaba y no daba un fulgor, ahora ya
comenzaba a brillar.
Se define muy bien en su poema «Fragmentos», al decir:
Yo soy la brasa candente
de un gran clavel de pasión ~
3.
Lirismo erótico incendiado
Es la culminación del lirismo erótico, en la poesía de la Agustini;
de sentido intensamente subjetivo.
Su inspiradora, la Musa, es ahora otra.
Primero decía de ella, en «La musa gris»:
Yo adoro esa musa, la musa suprema
del alma y los ojos color de Ceniza,
la masa que canta blancuras opacas,
y al gris que es el fondo del hombre y de la vida ~.
‘~
4’
“
4’
D. A.: Ob.
D. A.: Ob.
O. A.: Ob.
11>. A.: Ob.
oit.,
oit.,
oit.,
ci’.,
pág. 145.
pág. 147.
pág
156.
pág. 91.
EL LIRISMO EROTICO EN DELMIRA AGUSTINI
77
Luego en «La musa» decia:
Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
con dos ojos de abismo que vuelvan fanales:
En su boca, una fruta perfumada y bermeja
que destile más miel que los rubios panales 1t
Deja luego de dirigirse a la Musa, y en «Supremo idilio» desarrolla
diálogo entre los dos enamorados:
Los surcos ¿¿zurados del Ensueño sembremos
de alguna palpitante simiente inconcebida
que arda en florecimientos imprevistos y extremos:
y al amparo inefable de los cielos, sembremos
de besos extrahumanos las cumbres de la Vida.
Amor es milagroso, invencible y eterno;
la vida formidable florece entre sus labios...
Raíz nutrida en la entraña del Cielo y del Averno,
viene a dar a la tierra el fuerte fruto eterno
¡cuyo sangriento zumo se bebe a cuatro labios!
Amor es todo el Ríen y todo el Mal, el Cielo
todo es la arcada ardiente de sus alas cernidas,
bajar de un plinto vano es remontar el vuelo...
Y él te impulso a mis brazos abiertos como el Cielo
¡oh suma flor con alma, a deshojar en vidas! ..Y.
En Los cálices vacíos, libro de 1913, poemas de los que dice la
autora «surgidos en un bello momento hiperestético», constituyen de
sus libros, según su propio parecer, «el momento más sincero» y «el
menos meditado».
Ahora el tono poético se hace intensamente pasional, sombrío y
trágico: en el verso de la Agustini, ahora en razón del momento hiperestético, la poetisa se inclina hacia el pozo sombrío de su vida o.
como dijera G. Gallinal:
«Por caminos de sensualidad llega frente al enigma de su destino,
al enigma de la vida y dc la muerte. Inclinada sobre su abismo interior alcanza a ver allá en lo hondo una perspectiva infinita, tal como
~‘
20
D. A.: Ob. ch., pág. 87.
fl~ A.: Ob. oit., págs. 163-164.
78
ROBERTO nONADA AMIGO
ALH, 4
un retazo de cielo azul que se espejara en las turbias aguas de un pozo
profundo» ~
En el apartado «Lis púrpura» de Los cálices vacíos, Delmira en
el poema «En silencio», caracterizase:
En llamas me despedazo
por engarzarme en tu abrazo ~.
Y en este momento, cuando la poetisa exalta la boca del ser amado, es el momento hiperestético, o mejor decir exacerbado, doloroso,
de la pasión:
¡Maravilloso nido del vértigo tu boca!
dos pétalos de rosa abrochando un abismo ~.
También la poetisa había dicho:
Copa de vida donde quiero y sueño
beber la muerte con fruición sombría,
surco de fuego donde logra Ensueño
fuertes semillas de melancolía ~.
En 1913 aparece la obra de la Agustini Los cálices vacíos; es
obra, expresión del lirismo incendiado, en la que las notas dramáticas
y pasionales desbordan por doquier.
En «Nocturno», en que invoca como amante al Invierno, dirá:
Mi lecho que está en blanco, es blanco y vaporoso
como flor de inocencia,
¡como espuma de vicio!
Versos que luego repetirá con leves variantes.
Pide al Invierno que la ame:
~‘ O. GALLINAL: Letras Uruguayas. Biblioteca Artigas, Colec, de Clásicos
Uruguayos, núm. 125, Montevideo, pág. 64 (1967).
52 D. A.: En silencio, ob. cit., pág. 216.
~ 11V A.: Tu boca, pág. 202.
24 D. A.:
Poesías completas, 1. El rosario de Eros, M. García, editor, Montevideo, 1924, págs. 42-43. Este poema con ciertas variantes, había sido enviado
por la poetisa a Manuel Ugarte.
79
El. LIRISMO EROTICO EN DELMIRA AGIISTINI
Tú porque todo sabes,
35.
yo porque todo sueño...
En «Día nuestro» destaca las etapas del día, en función del amor,
y al fin dice la Agustini:
El tiempo de la Noche... —de tus manos más bellas,
fluyen todas las sombras y todas las estrellas,
y mi cuerpo se vuelve profundo como un cielo X~
En «Visión», replicando a Le Revenant, de Baudelaire, D. Agustini
nos presenta en este poema la espera ansiosa de la unión con el amado y. más aún, el surgimiento de una nueva raza; pero el poema cuímina con una decepción en el momento supremo:
Yo esperaba suspensa el aletazo
del abrazo magnifico; un abrazo
de cuatro brazos que la gloria viste
de liebre y de milagro: ¡será un vuelo!
Y pueden ser los hechizados brazos
cuatro raíces de una raza nueva:
Y esperaba suspensa el aletazo
del abrazo magnífico...
¡Y cuando
te abrí los ojos, como un alma, y vi
que te hacías atrás y te envolvías
en yo no sé qué pliegue inmenso de la sombra!
~.
Lo del surgimiento de una nueva raza también está en «Otra estirpe»:
¡Así tendida soy un surco ardiente,
donde puede nutrirse la simiente,
de otra estirpe sublimemente loca! ~.
~ 11 A.: P. C. T.
56 0. A.: Ob. oit.,
0. A.: Ob. oit.,
D. A. en la vida y en
H. M., págs. 200-201.
pág. 207.
págs. 211-212. Véase nuestro examen de «Visión», en
¡a poesía, Librería Selecta Editorial, 1. Masa, Montevideo,
1974, págs. 53 y sigs.
“ 0. A.: Ob. oit., pág. 217.
80
ROBERTO DONADA AMIGÓ
AUI, 4
Creemos que con este poema se alcanza el clímax, en la expresión
del erotismo de la Agustini, y donde cabe recordar lo que decía A. Maurois, hablando de la metafísica de Bernard Shaw:
«En todo hombre y toda mujer, el Impulso Vital, esta fuerza que
sobrepasa al individuo, inspira los actos que ayudarán a la producción
del superhombre. Bajo la influencia de esta fuerza, los individuos cesan
de ser egoístas, obran contra su interés inmediato, contra su buen sentido, contra sus más razonables temores. ¡Un padre para el superhombre! Tal es el grito secreto de toda mujer y su pensamiento consiente a
menudo estar cubierto por este grito. Shaw ha aprendido de Euler y acaso también de Bergson a no creer ya en la evolución puramente mecánica de Darwin. Shaw cree en la evolución creadora, en un esfuerzo de
toda creación por superarse» ~.
Tal sería el amante ideal, con el cual D. Agustini sueña en muchos
de sus poemas, culminación de su éxtasis erótico que alcanza a una
trascendencia metafísica que siempre está subyacente en la poesía de
la Agustini, ya que en un poema de «El libro blanco» dice:
Miradía así, sobre el follaje oscuro,
recortar la silueta soberana.
¿No parece el retoño prematuro
de una gran raza que será mañana?
¡Así una raza inconmovible, sana,
tallada a golpes sobre mármol duro,
de las vastas campañas del futuro
desalojará a la familia humana!
(«La estatua») tO
Consideremos el poema «El cisne».
En dicha composición. O. Agustini funde los dos impulsos: el estético, el que le lleva a tomar la figura emblemática del modernismo,
que ya había aparecido en sus versos, con el impulso apasionado, sexual si se quiere, para darnos una faceta estética de ese lirismo que
hemos llamado incendiado y que es la culminación de su lirismo erótico.
Podemos señalar tres etapas en este tema císnico a través de la
poesía de O. Agustini.
“ A. MAUROJS: Nueve maestros ingleses. Ed. Ercilla, Santiago de Chile,
1936, págs. 96-97.
‘~ D. A.: Ob. cir, pág. 78.
EL LIRISMO ER~~ICO EN DELMIRA AGUSTINI
‘
81
Lo císnico dentro del lirismo angélico o, si se quiere, erótico
blanco
El hada color rosa que le da sus dones le dice:
—Toma— y una esbelta lira de oro medio en ella cante
la musa de tus ensueños sus parques, el cisne azul
que tiende en los lagos de oro su cuello siempre al levante,
y Helena que pasa envuelta en la neblina de un tul 61
(«El hada color de rosa».)
Estampa modernista, muy difusa, en la que Helena, la hija de Zeus
y Leda, es el ideal eterno de la poesía y, si se quiere. el símbolo de
ella. Helena, que será lo que la Musa de sus ensueños le dicte mientras
ensaya un ritmo y un sueno.
Lirismo erótico rosado
2.a
En «Visión», poema ya citado, la poetisa observando al amado que
se acerca, dice:
Y era mi mirada una culebra
apuntada entre wrzas de pestañas,
al cisne reverente de tu cuerpo ~.
El cisne ya se ha transformado, de figura emblemática del modernismo, en ser la encarnación del ser amado, ser reverente, cuyo cuerpo
califica de «estatua de lirios».
3
Lirismo erótico incendiado
a
Corresponde propiamente al poema «El cisne» (Los códices vacíos), que se publica por primera vez en la revista argentina Fray
Mocho, el 10 de noviembre de 1912, y es la culminación del tema cisnico dentro del lirismo de D. Agustiní.
El poema, escrito en octosílabos asonantados, se encuadra en una
estampa modernista: un lago claro, un parque y un cisne en el lago.
D. A.: Ob. tít., pág. 86.
~ O. A.: Ob. tít., pág. 211.
“
6
82
ROBERTO DONADA AMIGO
ALlÍ,
4
El ave ya ha dejado de ser el símbolo de la belleza o de la poesía
modernista. En realidad, el tema no es más que un pretexto para ocultar el sombrío drama de la pasión. El rasgo subjetivo que impulsa a
la poesía modernista hará que en un ser pasional como O. Agustini,
ésta tome el lugar de Leda, en el viejo mito que el modernismo renoyo, a la par que hasta los grabados de G. Motean difundían.
El cisne se presenta a la poetisa:
Con dos pupilas humanas
grave y gentil como un príncipe.
Este ser, que parece un príncipe o un ave.
tiene un muléfico encanto.
¿Será el encanto de lo poético o de Jo carnal?
Sus alas blancas me turban
como dos cálidos brazos;
ningunos labios ardieron
como su pico en mis manos;
ninguna testa ha caído
tan lánguida en ¡ni regazo;
ninguna carne tan viva
he padecido o gozado;
viborean en sus venas
filtros dos veces humanos.
Tal es el efecto que el cisne causa en la poetisa. El ave está dominada por la pasión al rojo vivo.
Del rubí de la lujuria
su testa está coronada:
y va arrastrando el deseo
en una cauda rosada...
En esta situación, también, como en otras, la poetisa, inflamada por
Ja pasión, se dispone a ofrendarse; pero no creemos que en esos otros
poemas se supere esta actitud de Ja poetisa, ya que en «Otra estirpe»
o en «Visión» la ofrenda podrá tener más trascendencia metafísica,
pero que en «El cisne» es actitud más individual y más concreta.
Así pues, la Agustiní dice:
83
EL LIRISMO EROTICO EN DELMIRA AGUSTíN!
Agua le doy en mis manos
y él parece beber fuego;
y yo parezco ofrecerle
todo el vaso de mi cuerpo.
El cisne ya se ha hecho tanto cosa de pensamiento o como de deseo en el alma y en el cuerpo de Ja poetisa.
Y vive tanto en mis sueños,
y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne
con sus dos alas fugaces,
sus raros ojos humanos
y el rojo pico quemante,
es sólo un cisne en mi lago
o es en mi vida un amante...
Es dualismo, el no poder distinguir entre el sueño y la realidad en
el terreno erótico, también se da. por ejemplo, en «Visión».
¿Acaso fue en un marco de ilusión
en el profundo espejo del deseo
o fue divina y simplemente en vida
que yo te vi velar mi sueño la otra noche?
63,
Volviendo al poema que estamos analizando, llegamos al clímax:
Al margen del lago claro
yo le interrogo en silencio...
Y el silencio es una rosa
sobre su pico de fuego...
Pero en su carne me habla
y yo en mi carne le entiendo64
Esta constante referencia al fuego que desprende el cisne nos hace
pensar en lo que dice Gastón Bachelard hablando, pues, del fuego.
que «sube desde las profundidades de la sustancia y se ofrece como
un amor». Luego, el citado autor francés agrega, al hablar de las dos
distinciones sexuales del fuego:
“
O. A.: Ob. ciA, pág. 210.
O. A.: Ob. ch., págs. 230-231.
84
ROBERTO DONADA AMIGÓ
ALH, 4
«El principio femenino de las cosas es un principio de superficie
y de envolvimiento, un regazo, un refugio, una tibieza. El principio
masculino es un principio de centro, un centro de potencia. activo y
repentino como la chispa y la voluntad. El caJor femenino ataca las
cosas desde fuera. FI fuego masculino las ataca por dentro, en el corazón de su esencia»65
Tales son las dos actitudes del amante, en la poesía de la Agustini:
a) La del «Cisne», que
Hunde el pico en mi regazo
y se queda como muerto...
al decir de la poetisa.
b) Y la que nos presenta en «Visión», en donde el abrazo de cuatro
brazos que ella esperaba del amante, no se llegó a realizar.
En cambio, en «El cisne» sí que se realiza la pasión erótica, ya que
en razón del fuego que se desprendía del ser amante, se integra con el
ser amado, pero ya no hay la referencia a la futura raza.
Una confesión de la poetisa, hecha entonces, es muy significativa y
es de gran papel para la comprensión de su personalidad humana:
—A veces ¡toda! soy alma;
y a veces ¡toda! soy cuerpo— ~.
Son dos versos que siempre han llamado la atención a la crítica.
El profesor español Manuel Alvar ha señalado que esos «dos versos
suyos definen exactamente su lírica».
No es una literatura de paradojas intelectuales la que estamos estudiando. Es, sencillamente, la expresión elemental de un mundo de pasiones. Una poesía en la que se nos habJa constantemente del deseo
casi animal o de la melancolía teñida de suaves colores. Ser “alma” en
Delmira son todas las tristezas y todos los ensueños, ser “cuerpo” es la
insatisfacción de cada momento» 67
Cuando el gran filólogo Arturo Farinelli conoció la poesía de Delmira Agustini~ dijo: «De las dos almas que Fausto advertía agitarse en
su pecho, prevalecería aquella que se apretara con más firmeza al munCASTON BACFIELARD: Psicoantiilisis del fuego. Alianza Editorial, Madrid,
1966, págs. 17-91.
65
66
D. A.: Ob. cit., pág. 231.
67
M. ALVAR: La poesía de D. A.. Sevilla, 1958, pág. 60.
EL LIRISMO ERoTIGfl EN DELMIRA AGUSTINI
85
do. a la penosa y amarga tierra» ~, refiriéndolas a las de la poetisa, de
acuerdo con la conocida teoría dualista.
Un hecho singular es el de que dos grandes poetisas, una contemporánea a la Agustini. la condesa de Noailles; otra la célebre Safo,
también hablaron de la doble naturaleza que las embargaba.
La poetisa francesa, que también pinta al amor que la anima, dirá:
Pos seres luchan en mi corazón;
es la bacante con la monja.
Y Safo, siglos antes, también ya había cantado:
No sé lo que hago, hay en mi dos almas ~.
En las tres poetisas surge lo que se ha llamado la teoría del Romo
duplex.
El hombre, que aquí será la mujer, tiene dos almas con las siguientes características:
1) El alma inferior atrae hacia la tierra, hacia el goce sensual, que
en Delmira podremos decir que sería un panteísmo sexual que se expresa líricamente.
2) El alma superior la impulsa hacia el infinito, hacia lo divino,
hacia lo eterno; sería el impulso poético que como la propia poetisa
dijera hablando de sus poemas:
«.. que nous n’arriverons jamais au coeur de personne avec des vers
bien rimés mais ayee du poésies bien senties et saturées de notre propre
áme; ainsi noas arriverons peut-étre a accomplir la haute destinée que
Dieu réserve au poéte dans le monde et qu’il doit poursuivre toujours:
celle de faire pleurer quand u pleure. celle de faire chanter quand 11
chante!» 70
En esa lucha entre lo celestial y lo terrenal, que en el correr de los
años se fue imponiendo en Delmira, gira toda su poesía.
Cuando dominaba el alma, su poesía, de tono angélico, se hacia clara
y diáfana; ahora, con el predominio de la pasión, del amor, del cuerpo,
en una palabra, Ja poesía de la Agustini se hace sibilina.
El poema «El cisne» concluye con la siguiente estrofa:
A. FARINELH: Attaverso la poesia e la vita. N. Zanichelli, editor, Bolonia,
1935, pág. 346 (trad. de It. B. A.).
69 Citadas por ORTEGA Y GASSET en Goethe desde dentro. Revista de Occi-
dente, Madrid, 1933, pág. 83.
10 D. A.; «Honiére», en La .Petite ¡levite (3 de diciembre de 1903). Transcrito
en O. M. nr BENVENUTO: D. Agustiní. Ed. Ceibo, Montevideo, 1944, págs. 156-157.
86
ROBERTO BONADA AMIGÓ
ALH, 4
Y en la cristalina página,
en el sensitivo espejo
del lago que algunas veces
refleja mi pensamiento,
el cisne asusta de rojo,
y yo de blanca doy miedo! ~‘.
Frente al cisne, que en su pasión llega al rojo, la poetisa, quizá para
hacer oposición de color, se dice blanca, es decir, incandescente, y por
ello da miedo. Tal es el estado anímico de los dos seres en el paroxismo
de la pasión.
VI. EL
LIRISMO EROTICO Y LAS CARTAS
Cree Ortega y Gasset que sólo en el género epistolar han descollado
las mujeres y «donde siempre el hombre ha fracasado. Es él la única
forma privada de la literatura, y como tal estaba predispuesto para la
mujer» ~
Tal afirmación del gran maestro hispano no nos parece aceptable.
especiaJmente para D. Agustini.
Con respecto a su correspondencia, creemos que Delmira no revela
su verdadera personalidad ni que tampoco sean las cartas textos magistrales: su lirismo, «ese arrojar fuera lo íntimo», como dice Ortega y
Gasset, está tan sólo bien expresado en sus poemas.
En lo que respecta a sus cartas, teniendo en cuenta las conocidas,
que han adquirido demasiada publicidad, se podría decir que muchas
de ellas, como las dirigidas a su pretendiente, primero, y esposo, después,
Enrique J. Reyes, son indignas de ella, y aunque cartas de amor, poco
tienen de ello.
En cambio, las que escribe a ¡?,~. Darío, M. Ugarte, A. Zum Felde,
etcétera, tampoco nos revelan la auténtica personalidad de la poetisa75.
En tales misivas, dirigidas a intelectuales, creemos que la Agustini
sólo se manifiesta dentro de ciertos coqueteos literarios y que sólo en
las cartas a R. Darío alcanzan verdadera trascendencia, para aclarar
rasgos de su real personalidad.
Comentando cartas de M. Ugarte a Delmira, el escritor uruguayo
~‘ D. A.: Ob. ch., pág. 232.
pág. 80.
O. AOuSTINi: Correspondencia intitna. B. Nacional, Publicaciones del Departamento de Investigaciones, Montevideo, 1969.
72
“
ORTEGA Y GASSET: Ob. cit.,
EL LIRISMO EROTICO EN DELMIRA AGUSTINI
87
H. D. Barbagelata dice de la poetisa: «Fue una cerebral de tierno corazón, que en el Montevideo de entonces, un tanto aldeano, se sintió atraída por las bellas manos del buen Darío y por la irónica sonrisa de Ugarte, verdadero Don Juan criollo sin maldades que gustaba engalanar el
cuadro de sus triunfos literarios con la conquista amorosa de damas
latinoamericanas de cierta alcurnia...» ~.
En este caso concreto, el propio Ugarte en una oportunidad dijo:
«Entre Delmira y yo no existió nunca más que una honda atracción
espiritual. Ni en el temperamento de ella ni en el mío se advierte rastro
de hipocresía.» Y luego, más adelante, agrega: «El amor nunca fue
un crimen. Pero no se ha de atribuir jamás a D. Agustini un sentimiento de duplicidad. 5db existió entre nosotros, en plano superior, una
estimación profunda. Insista usted sobre ello, porque define la personalidad. Si los versos eran llama, el alma era luz» Th
Barbagelata, en el estudio antes citado, habla del «rápido idilio Agustini-Ugarte»; idilio, así como las relaciones epistolares con It Darío,
hemos llamado coqueteo literario.
Pero, en concreto, el apasionamiento que la Agustini pone en los
versos no trasciende a las cartas.
En cierta oportunidad, Delmira envió a Ugarte un poema —«Para
una boca»— con las siguientes palabras:
«Son mis últimos versos, Ugarte. Le ruego, no sé por qué, que al responderme ignore el haberlos recibido» ‘~.
Como todo tipo estético, Delmira hacia de su vida una obra de arte.
trata de que ella misma sea «belleza, armonía y medida», como dice
Spranger ~.
La Agustini pensaba con Hélderlin: «Quiero conservarme puro
como conviene a un artista»
~
Por esas razones señaladas, la Agustini prefirió escribir ese poema
antes citado, donde ella podría moverse con más libertad y también con
más consonancia con su lirismo apasionado que en lo que podría decir
en una carta.
Ese poema es de texto algo diferente al conocido con el título «Boca
C.
Americanos, México, septiembre-octubre de 1953, pág. 301.
Palabras de M. Ugarte en carta a Rómulo Nano Lotero, y que el amigo
de la poetisa reprodujo en su libro Escritores iberoamericanos dc 1900. Ed. Orbe,
Santiago de Chile, 1943, págs. 71-72.
~ C. Americanos, ob. cit., pág. 301.
E. SPRANGER: Formas de vida. Revista de Occidente, Madrid, 1935, pág. 187.
Ibid., pág. 187.
“
“
88
ROBERTO DONADA AMIGÓ
ALE, 4
a boca» y que en esta oportunidad se titula «Para una boca», cuyo
texto es el siguiente:
Copa de encanto y miedo en la que sueño
beber el cielo o el infierno un día;
surco de fuego donde logra Ensueño
una semilla de melancolía.
Boca que besas a distancia y llamas
en silencio: pastilla de locura
color de sed y húmeda de llamas
¡verja de abismos es tu dentadura’
Sexo de un alma triste de gloriosa
ha de saber a más allá tu beso,
puñal de llama en vaina de embeleso,
me come en sueños como un cáncer rosal
Joya de sangre y lema; vaso lleno
de rosas de silencio y de armonía,
nectario de su miel y su veneno...
vampiro vuelto mariposa al día.
Tijera del placer para los lirios:
panal de besos, ánfora viviente
donde perfuma un lánguido delirio
fresas de aurora en vino de poniente...
Estuche de encendidos terciopelos
en que su voz es fúlgida presea;
alas del beso amenazando vuelos
y cóliz donde el corazón flamea.
Si otra vez, hacia el sol, cruzas mi vida
llamando a incendio con taiiidos de oro,
cura en mis labios la tremenda herida
que nadie cierra... bésame, lo imploro! ~.
~ Texto que transcribe A. Visca en D. AGUSTINI: Correspondencia íntima,
obra citada, pág. 40.
EL LIRISMO EROTICO EN DELMIRA AGIJSTINI
89
Por otra parte, el texto de «Boca a boca» es el que se cita a continuación:
Copa de Vida donde quiero y sueño
beber la muerte con fruición sombrio,
surco de fuego donde logro Ensueño
fuertes semillas de melancolía.
Boca que besas a distancia y llamas
en silencio, pastilla de locura
color de sed y húmeda de llamas..
¡verja de abismos es tu dentadura!
Sexo de un alma triste de gloriosa
al placer unges de dolor: tu deseo,
puñal de fuego en vaina de embeleso,
me come en sueños como un cáncer rosa.
Joya de sangre y lema, vaso pleno
de rosas de silencio y de armonía,
nectario de su miel y su veneno,
vampiro vuelto mariposa al día.
Tijera ardiente de glaciales lirios,
panal de besos, ánfora viviente
donde brindan delicias y delirios
fresas de aurora en vino de Poniente...
Estuche de encendidos terciopelos
en que su voz es fúlgida presea
alas del verbo amenazando vuelos,
cáliz en donde el corazón flamea.
Pico rojo del buitre del deseo
que bebiste sangre y alma entre mi boca
de tu largo y sonante picoteo
brotó una llaga como flor de rosa.
Inaccesible... Si otra vez mi vida
cruzas, dando a la tierra removida
siembra de oro tu verbo fecundo,
tu curarás la misteriosa herida:
90
ROBERTO BONADA AMIGÓ
ALH, 4
Lirio de muerte, cóndor de vida,
¡flor de tu beso que perfuma al mundo ~
Quizá se pudiera pensar, por el titulo, que la primera composición
es menos apasionada que la segunda, que reflejaría lirismo de cosas
más concretas que la primera, que se coloca más en lo deseado que no
en lo correspondido, pero basta con lo dicho para comprender que estas
relaciones sentimentales con intelectuales son, como ya hemos dicho,
coqueteos literarios y. sobre todo, las relaciones con Ugarte, quien por
su prestancia y cultura despertó en la Agustini. tipo estético, amplias
simpatías, pero Ugarte no llegó a largarse del todo y la verdad es que
quien más coqueteaba era el propio Ugarte.
Ningún intelectual, en verdad, parecería que trató de conquistar del
todo a la Agustini; el que sólo ante Delmira habló de matrimonio fue
Reyes, y de ahí, por incomprensión, surgió la catástrof&’.
Si hemos hablado de las cartas de D. Agustini es porque podrían
haber sido expresión de lirismo, pero que, en paralelo con los poemas,
digamos que éstos se llevan la palma, pues ni las expresiones más íntimas de esas misivas, por lo que conocemos, sobrepasan a los poemas.
En concreto, digamos que Delmira Agustini desnuda más su alma en
el lirismo erótico que expresan sus poemas, que no en lo que sus cartas
puedan decir de lo más recóndito de su alma.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL LIRISMO
EROTICO DE D. AGusTINI
Podemos señalar los siguientes rasgos en el lirismo erótico de la
poetisa uruguaya:
1> Es lirismo de gran profundidad poética.
2) Es lirismo verdaderamente femenino, que revela que poéticamente y aún vitalmente estuvo arrastrado por el torbellino pasional, y la obra
de la Agustini «toda se centró en el cultivo de sus propias sensaciones», como dijera G. Gallinal~.
~‘ D. A.: Obras completas. Tomo 1: El rosario de Eros. M. Editor, Montevideo, 1924, págs. 42-43.
‘~ Véase mi estudio «La vida trágica de D. Agustini», en La Maflana, de Montevideo, ya citado en páginas anteriores.
‘~ G. GALLINAL: Letras uruguayas. BiblIoteca Artigas, vol. 125, Montevideo,
1962, pág. 73.
EL LIRISMO EROTWO EN DELMIRA AGUSTINI
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3) Poéticamente, D. Agustini expresó en una forma lírica, no exenta de ciertas imperfecciones, sus vivencias conscientes o infraconscientes en forma realista.
4) A medida que el lirismo erótico se va desenvolviendo, el tema
de la ofrenda se va insinuando hasta llegar a su ideal realización en «El
cisne».
5) El lirismo erótico de D. Agustini, aun recibiendo ciertas influencias, queda original, y esto, como cosa indiscutida. Lo que la Agustini
toma de precedentes o modelos es replicando más que seguido al pie
de la letra.
6) Evidentemente ella siempre está en su obra, y ello como resabio
romántico, y sabe reunir cosas contrapuestas en una armonía muy personal y exclusivamente suya. Así, sabe pasar de un matiz metafísico a
lo que se podría calificar de complacencia y basta goce de lo sensual.
Concluyamos recordando aquí lo que dijera O. d’Annunzio, en frase que dice que «pasó por la vida, sencillamente, cantando canciones
nunca oídas y con un sueño no soñado nunca en los ojos mortales» 83
Ortega y Gasset decía hablando de Goethe: «.. pensar, hablar, es
siempre exagerar. Al hablar, al pensar, nos proponemos aclarar las cosas, y esto nos obliga a exacerbarías, dislocarías, esquematizarías. Todo
concepto es ya exageración» m~
Tal es lo que nos ha resultado en este examen del lirismo erótico de
la poetisa uruguaya, que por encima de todos los conceptos enunciados
debe fijarse la admiración hacia una obra poética auténticamente personal en el mundo de la poesía, para lo cual estaba magnificamente
preparada; sucumbió en el mundo de la pasión, mundo que quizá fuese
más auténtico, pero en el que no consiguió eludir las fuerzas combinadas. para ella fatales, de Eros y las Parcas, especialmente de Atropos.
ROBERTO BONADA AMIGÓ
Montevideo (Uruguay)
“ Prólogo a D. Agustiní. Las mejores poesías (líricas) de ¡os mejores poetas,
XXXIX, Ed. Cervantes, Id., íd., pág. 4.
s~ ORTEGA Y GASSET: Ob. ch., págs. 52-53.
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