10La expedición

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La expedición
Se dice que las personas son esclavas de sus
palabras. Eso quiere decir que, una vez que has dicho algo, debes cumplir tu palabra.
Por eso es peligroso hablar sin pensar.
El problema es que Eduardo Porcachón hablaba demasiado. Así, se convirtió en
esclavo de sus palabras…
CONOCE AL
ESCRITOR…
JOHN SAXBY
John Saxby escribió
las historias de un
cerdo muy peculiar:
Eduardo Porcachón.
La mujer de John
dice que encuentra
muchos rasgos de
Eduardo en John,
pero hay, al menos,
una diferencia: John
fue paracaidista y
piloto. ¿O te imaginas
a un cerdo en
paracaídas?
Un día estaba Eduardo Porcachón, el cerdo aventurero, sentado en su pocilga
sin pensar en nada de particular, salvo la cena, cuando pasó por allí la ardilla
TT con ganas de charla.
–Es una pena –soltó directamente– que aquí en la granja no pase nada. Es un
puro aburrimiento. Nadie tiene ánimos para nada.
Eduardo se irguió un poco y gruñó ofendido:
–Yo, sí.
Entonces pasó por allí el buey Alberto. Eduardo se puso en pie lentamente.
–Puede que os interese saber –dijo– que estoy planeando ponerme al frente de
una expedición... mañana.
–¡Ooooh! –exclamó TT–. ¿Y adónde, Eduardo?
Eduardo Porcachón, el cerdo de ágiles reflejos, reflexionó.
–Yo... me propongo... –anunció titubeando para ganar tiempo–. Quiero... voy
a... ¡Mañana subiré al monte de las Hayas!
Se produjo una breve pausa y acto seguido dijo Alberto:
–Eso lo hace cualquiera.
–No por la ruta difícil –repuso Eduardo lleno de osadía.
–Ah, ¿te refieres quizá a la que atraviesa los zarzales? ¿Y quién va a querer
hacerlo? –preguntó Alberto, no sin razón.
–Yo quiero –declaró Eduardo, que pensaba que todo aquello era una locura,
pero ya no veía otra salida.
–¡Sopla, Eduardo! –exclamó TT–. ¿Podemos acompañarte todos?
–Puede venir el que quiera –respondió Eduardo generosamente–. Mientras
haga lo que yo diga.
–¡Sopla! –repitió TT al tiempo que se alejaba de allí a grandes saltos para
informar a toda la granja de aquella magnífica noticia.
A la mañana siguiente hacía frío y llovía, pero a pesar de ello acudieron todos los
animales de la granja a presenciar la salida de la expedición, compuesta por el
propio Eduardo, la ardilla TT, Héctor, el perro de la granja y el buey Alberto. Se
abrieron camino a través del lodo y los patitos gritaron “¡hurra!” entusiasmados.
La lluvia caía incesante y andar resultaba cada vez más difícil.
–Estoy harto –refunfuñó Alberto–. Lo mejor es volver a casa –y antes de que
Eduardo pudiera oponer una objeción, tradujo sus palabras en hechos.
–No te enfades, Eduardo –parloteó satisfecha TT–. Al final, los que se enfaden
serán los que no vengan con nosotros.
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El terreno se puso empinado, tuvieron que escalar,
y cuando más empapaba la lluvia y con más saña arañaban los
espinos, tanto más insensata les parecía aquella empresa. La niebla los
envolvía a rachas, unas veces densa e impenetrable; otras, fina como un
hálito, y otras, en fin, espesa como la leche.
Eduardo atravesó el siguiente zarzal. Al otro lado se encontró en un nuevo
banco de niebla.
–¡Vamos, venid! ¡Aquí! –ordenó, pero ya no oía a nadie, ni a Héctor
ni a TT–. ¡Eh! –exclamó.
Ninguna respuesta. La niebla se mecía, la lluvia atronaba. ¡Maldición de
maldiciones, se negaba a hacer solo aquella expedición! Se dispuso a
emprender el regreso descendiendo por el monte de las Hayas. El camino
pasaba junto a aquel arbusto que estaba delante, de eso se acordaba
perfectamente, pero ¿a la derecha o a la izquierda? Eduardo Porcachón,
el cerdo ingenioso, se había extraviado.
Héctor y TT habían visto a Eduardo desaparecer en la niebla.
–Regresemos –dijo Héctor.
–Buena idea –convino TT.
Y sin dudarlo más, corrieron hacia la granja.
Por su parte, Eduardo, desesperado, se dejó caer sobre el trasero. Hacía mucho
frío, llovía y había mucha niebla. Pero de nada valía quejarse. Tenía que
esperar hasta que la niebla se levantara.
Estaba ya avanzada la tarde cuando TT se topó con Héctor.
–Escucha –le dijo–. Vamos a buscar a Eduardo. Ya tiene que estar bajando.
–Bien –respondió Héctor. Así que ambos subieron poco a poco por el camino
de las zarzamoras y de vez en cuando llamaban a gritos a Eduardo.
Eduardo los oyó bien, pues en todo el día no se había movido de aquel lugar
frío y húmedo porque no quería extraviarse más aún. Pero tampoco quería de
ningún modo que lo pillaran sentado como si nada. Por tanto se levantó y se
aproximó con andar solemne a los que llamaban.
–Hola, Eduardo –dijo TT–. Te hemos perdido en la niebla.
–No tiene importancia –repuso Eduardo–. Pero es una pena que no hayáis
disfrutado de la magnífica vista de allí arriba.
Y el resto de la semana pudo oírse por todas partes a Eduardo, al audaz
explorador, hablándoles a sus amigos de su gran expedición al monte de las
Hayas.
JOHN SAXBY
Eduardo Porcachón. Ediciones SM
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saña: furia.
hálito: aire que sale de
la boca al respirar.
atronaba: hacía un ruido
muy fuerte.
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comprensión lectora
Personajes
1
¿Quién es el protagonista de la historia? ¿Cuál es su mayor preocupación?
2
¿Qué otros animales hay en la granja? Escribe el nombre de cada uno.
Estructura
3
A
Explica cuál de los siguientes grupos es el que salió hacia el monte de las
Hayas.
B
4
C
D
Copia según el orden en que ocurrió la historia el día de la expedición.
Harto de la lluvia, el buey Alberto regresa.
Eduardo se extravía y tiene que esperar a que la niebla levante.
A pesar del frío, la lluvia y la niebla, parte la expedición.
Héctor y TT se pierden y deciden volver a la granja.
Acción
5
¿Habían estado los animales en el monte de las Hayas anteriormente?
Explica cuál era la novedad que proponía Eduardo.
6
¿Qué hizo Eduardo en medio de la niebla? ¿Sintió miedo? Cuenta lo que
le sucedió en el monte de las Hayas.
Opinión y valoración
7
¿Crees que Eduardo deseaba en realidad realizar la expedición? ¿Por qué
piensas que se inventó los planes sobre la marcha?
8
Explica la diferencia entre lo que sucedió realmente y lo que les contó
Eduardo a sus amigos. ¿Por qué crees que Eduardo dijo algo distinto?
9
¿Qué hubieras hecho tú en el lugar de Eduardo Porcachón cuando se encuentra solo bajo la lluvia? ¿Te hubieras asustado? ¿Te han encontrado alguna vez en una situación parecida? Explica cuándo fue y qué te sucedió.
Creación
10
Imagina lo que contaría Eduardo a sus amigos sobre la expedición al monte de las Hayas, y escríbelo en tu cuaderno como si fueras el propio Eduardo Porcachón.
Puedes empezar así: La expedición al monte de las Hayas es una de las mejores excursiones que he hecho en mi vida. No os lo vais a creer…
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