Robert De Niro retorna a Cannes como entrenador

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LATERCERA Miércoles 18 de mayo de 2016
Sociedad
Cultura
Robert De Niro retorna a
Cannes como entrenador
de Mano de Piedra Durán
R A 26 años de Toro Salvaje, el actor
es ahora el técnico de box Ray
Arcel en Hands of Stone.
R El filme recrea la historia del
campeón panameño, con
fotografía de Miguel Ioann Littin.
Rodrigo González / Cannes
En la última época de gloria del
box, cuando Sugar Ray Leonard parecía ser el sucesor natural de Muhammad Ali por su
carisma y destreza técnica, el
panameño Roberto Mano de
Piedra Durán se puso tercamente en su camino. Menos
hábil que el estadounidense,
aunque con una pegada que
era el reflejo preciso de su sobrenombre, Mano de Piedra
fue protagonista de dos peleas
extraordinarias con menos de
cinco meses de diferencia, en
1980. Ambas fueron transmitidas con una teleaudiencia
cautiva a todo el mundo (incluido Chile) y mientras en la
primera Durán le arrebató a
Leonard el título por puntos,
en la segunda el caribeño fue
básicamente humillado por
las mofas y juego de piernas del
afroamericano. La pelea pasó
a llamarse “No more” en la jerga boxeril del planeta: hacia el
final del octavo asalto Durán
bajó la guardia, se enojó con
medio mundo y se retiró diciendo “No más”.
La película Hands of Stone,
que ayer se estrenó fuera de
competencia en el Festival de
Cannes, podría perfectamente llamarse “No más” considerando el relieve que alcanzan
estos asaltos dentro del filme,
pero su título es mucho más
generoso. Hace referencia directa a Mano de Piedra, pero
también al hombre que fue
capaz de darle técnica y estatura internacional a este diamante en bruto criado en las
calles de Ciudad de Panamá.
Aquel personaje es Ray Arcel,
uno de aquellos decanos de la
vieja escuela que siempre
aconsejó usar la cabeza antes
que los puños y que fue responsable de 18 campeones
mundiales, desde el peso ligero Benny Leonard en los años
20 al peso pesado Larry Holmes a fines de los 70.
En esta cinta del director venezolano Jonathan Jakubowicz, Arcel es interpretado
por Robert De Niro, quien
vuelve a un rol de la vida real
en el ambiente boxeril de la
misma forma que Jake La Motta en Toro salvaje (1980), por
el que ganó el Oscar a Mejor
Actor. Es un personaje más
bien reservado, de pocas palabras y que ya viene de vuelta de todo. Acepta la oferta de
entrenar a Durán sólo porque
ve en él a un evidente campeón mundial al que le faltan
RR Mano de Piedra (Edgard Ramírez), su entrenador Ray Arcel (De Niro) y su manager (Rubén Blades). FOTO: OUTNOW
horas de práctica. Su austeridad contrasta con la exuberancia de Mano de Piedra, interpretado por el venezolano
Edgar Ramírez (Carlos), que
aporta el arrojo necesario para
un boxeador peso ligero famoso por su intimidación verbal antes de cada pelea.
La película también tiene
una lectura política en la medida que la carrera de Durán
corrió en sincronía con el ascenso de la figura del comandante Omar Torrijos, el líder
panameño que en 1977 negoció la soberanía de Panamá
sobre el Canal y fue asesinado
en 1981. Bastante hastiado de
ver soldados estadounidenses
dando órdenes en su país, Durán va cultivando un desprecio creciente hacia Norteamérica. Sin embargo, las contradicciones y las incoherencias
lo apremian: habla inglés y a
pesar de proclamar que está
con los más pobres, su existencia es sólo consumo excesivo.
En esa vuelta de la vida lo encuentra Sugar Ray Leonard,
justo cuando Durán está pasado de peso y debe bajar bruscamente para su segundo
combate, el que perderá por
abandono en el Louisiana Superdome de Nueva Orleans.
En la película, Arcel es el
hombre que pone paños fríos
a la cabeza caliente de Durán
y quien le dice que controle su
cuerpo desde el cerebro y no
desde los puños. A veces resulta y a veces no. Todas las escenas de combate son de alta
complejidad y ninguna se parece a la anterior. En ese sentido el trabajo de cámara del
chileno Miguel Ioann Littin
(Machuca) es de primera, demostrando que su debut en
un filme de Hollywood lo pone
en el mapa mundial de directores de fotografía.
El realizador Jonathan Jakubowicz (Secuestro express) conoció a Miguel Ioann Littin
mientras dirigía un capítulo
de la serie Prófugos y desde
ese momento supo que lo llamaría para su nuevo proyecto fílmico. “Me acuerdo que vi
Machuca en una vieja copia en
VHS, no muy buena, y quedé
impresionado con la fotografía, magnífica. Así es que lo
primero que hice al ir a Chile
para esa serie fue pedir estar
con él en el set”, explica Jakubowicz a La Tercera.
El director, que trabajó cinco años en este proyecto, no
ahorra elogios para Littin: “El
trabajo de Miguel fue excepcional. De alguna forma es
mucho más elegante que yo y
por eso mi esposa me decía
que el estilo clásico de Miguel
junto a mi agresividad para
filmar iba a ser una buena
mezcla. Sabe mucho más de
cine que yo y posee esa ironía
de los chilenos tan típica. Sé
que ahora su cotización se va
a disparar, pero ojalá siempre
pueda seguir contando con él
en mis próximas películas”. b
Neruda, entre las mejores
RR El Festival de Cannes,
que presenta más de 80 películas en sus diferentes
muestras, se encuentra un
poco más allá de su mitad y
dentro de una selección que
en general ha sido considerada superior a la de los últimos años (sobre todo en la
Competencia Oficial) ya
apareció un inicial balance
de las 10 mejores hasta el
momento. Lo hacen los críticos de The Hollywood Reporter y en la lista incluyen
Neruda de Pablo Larraín,
ubicada en el lugar 7 y de la
que David Rooney dice: “Es
una contemplación lúdica
y hermosamente hecha de
un gran artista, reforzando
la reputación de Pablo Larraín”.
Las elegidas por la publi-
cación son encabezadas
por la alemana Toni Erdmann, comedia de la realizadora Maren Ade que
también es la que tiene la
más alta votación entre los
críticos que votan en ScreenDaily. La escoltan la norteamericana Loving, de Jeff
Nichols, y la coreana The
Handmaiden , de Park
Chan-Wook. Probablemente a este grupo hay que
agregar Paterson, el muy
buen recibido filme de Jim
Jarmusch que también
destacan en ScreenDaily y,
desde ayer, la brasileña
Aquarius de Kleber Mendonça Filho. Muchos creen
que por este filme Sonia
Braga debería ganar con
justicia el Premio a Mejor
Actriz el próximo domingo.
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