NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO DE LOS de Hoyocasero (Ávila) SANTOS Portada del libro de la novena de 1956 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO DE LOS SANTOS DE Hoyocasero (Ávila) © 2006, Cofradía del Stmo. Cristo de los Santos Primera edición: abril de 2006 Segunda edición: septiembre de 2006 Depósito Legal: SE-2500-2006 ISBN: 84-931796-9-8 Impresión: Publidisa, S.A. Impreso en España - Printed in Spain ÍNDICE Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Dedicatoria a la edición de 1956 . . . . . . . . . . . Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Novena al Santísimo Cristo de los Santos . . . . Oración preparatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Día primero. Conocimiento de Jesús . . . . . . . . Oración final para todos los días . . . . . . . . . . . Día segundo. Los ojos de Jesús . . . . . . . . . . . . Día tercero. Lengua de Jesús . . . . . . . . . . . . . . Día cuarto. Manos de Jesús . . . . . . . . . . . . . . . Día quinto. Los pies de Jesús . . . . . . . . . . . . . . Día sexto. El corazón de Jesús . . . . . . . . . . . . . Día séptimo. Las palabras de Jesús . . . . . . . . . Día octavo. Hambre y sed de Jesús . . . . . . . . . Día noveno. La pureza de Jesús . . . . . . . . . . . . Cánticos populares al Santísimo Cristo . . . . . . Día primero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Día segundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Día tercero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Día cuarto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Día quinto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Día sexto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 9 11 17 17 18 20 22 24 26 28 32 34 36 39 43 50 52 54 56 58 60 Día séptimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62 Día octavo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 Día noveno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Cánticos para pedir agua al Santísimo Cristo de los Santos . . . . . . . . . . . 68 Al Cristo de nuestros sueños. . . . . . . . . . . . . . . 78 Himno al Santísimo Cristo de los Santos . . . . . 79 La fiesta del Cristo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Las Llagas de Cristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 Oraciones para cada momento . . . . . . . . . . . . . 91 Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 PRÓLOGO Durante este año de 2006 celebramos el cincuenta aniversario de la publicación de nuestra novena al Santísimo Cristo de los Santos. Medio siglo ha transcurrido ya desde que Don Victorio preparase con cariño estas páginas que nos han permitido a todos acercarnos a «nuestro» Cristo. Nosotros queremos unirnos a este aniversario presentando como homenaje una reedición de esta novena. Con estas páginas Don Victorio trasparentaba su amor a Jesucristo, representado en nuestro Santísimo Cristo de los Santos, y su inquietud pastoral al manifestar su deseo de que todos conozcamos a Jesucristo y aprendamos a amarle cada día más. Quizás, una limitación que encontramos sea el lenguaje propio de una época y de una manera de proclamar la fe. El Vaticano II nos ha dado una formulación más actual de nuestra fe cristiana. En este sentido, el Santo Padre, Benedicto XVI, insistirá en la importancia de reconocer la iniciativa amorosa de Dios sobre nuestra vida y la necesidad de responder con amor a ese don: «Puesto que es Dios quien nos ha amado primero, ahora el amor ya no es sólo un mandamiento, sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a 7 nuestro encuentro». Encíclica Dios es Amor. Por ello, hemos querido añadir un pequeño comentario al final de cada día para que nos ayude a realizar una lectura actual de las meditaciones de nuestra novena. Asimismo, con esta publicación intentamos conseguir que las tradiciones de nuestro pueblo sigan vivas, pues nos llena de orgullo poder transmitir a nuestros hijos, de generación en generación, la necesidad de vivir el amor, la esperanza y la fe al modo de Jesucristo representado en el Santísimo Cristo de los Santos. Además de la novena se incluye también una selección de cánticos populares al Santísimo Cristo, las oraciones de las Llagas de Cristo y una guía de oraciones para cada momento. Un saludo, Vuestro Párroco 8 DEDICATORIA A LA EDICIÓN DE 1956 Al coro de cantoras, que todos los años le pedía al Santísimo Cristo la gracia de poder cantarle otro año más, que con vuestras alegres y limpias voces dais esplendor a estas fiestas solemnes y sois el grupo selecto de la Parroquia y formareis con vuestras virtudes esa era nueva en el orden espiritual; a vosotras que tantas veces junto al sagrario, mirando cara a cara a Jesús en los retiros del último jueves de cada mes, le habéis prometido ser fieles y limpias de pecado. A toda la juventud de la Parroquia, para que aprendáis a amar a Jesucristo, que es camino, verdad y vida, y os habla de horizontes nuevos y claros en vuestra vida espiritual. A todos vosotros, queridos jóvenes de ambos sexos, que seréis la Parroquia más cristiana de un mañana muy próximo formando hogares verdaderamente cristianos, donde se ame de verdad a Cristo y El sea el Jefe de vuestra familia. A todos os dedico este libro con cariño de Padre Espiritual, que os quiere de corazón en Cristo Jesús. Vuestro sacerdote: Victorio Herráez Pbro. Hoyocasero (Ávila), fiesta de la Virgen del Carmen de 1956. 9 Imagen del Stmo. Cristo de los Santos camino de la ermita INTRODUCCIÓN Todos los años celebramos con devoción esta fiesta del Santísimo Cristo de los Santos. Estoy convencido es la novena que hacemos con más devoción y con mayor asistencia. Hasta los hombres, que brillan por su ausencia en los actos litúrgicos vespertinos, suelen asistir en un grupo bastante numeroso. Al menos les servirá para tonificar un poco su vida espiritual el rezar el rosario a la Virgen, escuchar los cánticos del mes de mayo, recibir la bendición con el Santísimo y cantar emocionados al Santísimo Cristo después de haber hecho con fervor su novena. Son nueve días de ambiente cristiano. Pensando en vuestra devoción al Santísimo Cristo para ayudaros a amarle más cada día he compuesto esta novena en su honor, sencilla si queréis, pero con el solo deseo de ayudaros a hacerla con fervor y a conocer a Jesús cada día más. Por eso he querido en ella estudiar a Jesús en su fisonomía humana. Que Cristo Crucificado nos recuerde lo que aquellas manos y pies hicieron por nosotros, lo que sus ojos y lengua lloraron y predicaron, lo que su Corazón divino nos amó, y de este conocimiento de Jesús nazca en nosotros el amor verdadero durante todos los días de nuestra vida. 11 Jesús es para nosotros el camino, la verdad y la vida. Los cristianos sabemos que Jesús vive. Vive en el cielo sentado a la diestra de Dios Padre, mostrando sus llagas para que sirvan de intercesión por nuestros pecados. Vive en el alma del cristiano que está en gracia, vive en la Iglesia, que es la continuación de su obra redentora; vive en e1 Evangelio, que son sus palabras, sus hechos y su doctrina; vive en sus sacerdotes, representantes suyos en la tierra. Sepamos nosotros aprovecharnos de su doctrina, de su gracia, de sus sacerdotes, de su Iglesia. Aprended a pedirle a Cristo por vuestras necesidades espirituales y temporales. Poned junto a su cruz y junto al sagrario vuestros problemas. Y cuando hagáis esta novena al Santísimo Cristo, pedidle por mí, vuestro sacerdote, para que cada día le ame más y me dé 1a gracia necesaria para enseñaros su doctrina y sobre todo el amor a su divino Corazón, que murió en la cruz para darnos a nosotros la vida de la gracia. I Unas palabras para canalizar vuestro fervor al Santísimo Cristo y hacer que esta devoción sea para vuestras almas fuente de vida y santidad. Distingamos en esta devoción dos etapas o épocas distintas: 1ª) La que se refiere a la novena y fiesta anual; 2ª) La devoción al Santísimo Cristo durante todos los días del año. Todos los años el domingo infraoctavo de la Ascensión, cuando todavía duran en la liturgia los acen12 tos tristes de la despedida del Señor desde el monte Olivete, cuando en el silencio y la oración nos invita la Iglesia a prepararnos para la fiesta solemne de Pentecostés, para que el Espíritu Santo llene nuestros corazones con el soplo divino de su amor, la parroquia en este domingo se viste de gala y todos, al repicar alegre de las campanas, salen con alegría y devoción a recibir al Santísimo Cristo de los Santos y acompañarle hasta la Iglesia Parroquial, donde empieza a continuación el primer día de la novena. Dos días hacen época en estos cultos al Santísimo Cristo: Este primer día de la novena en que la Iglesia Parroquial se llena de fieles y sobre todo de jóvenes y hombres, que rezan el rosario y hacen el ejercicio del mes de Mayo, dedicado a nuestra Madre Inmaculada, reciben la bendición con el Santísimo y cantan al Santísimo Cristo con fervor. Y después, el día de la fiesta, el lunes de Pentecostés, día de verdadero fervor y de asistencia en masa a la Santa Misa para luego acompañar al Santísimo Cristo a su Ermita. Y durante la novena, ese domingo de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, y para la Parroquia el día de la Primera Comunión de los niños, que con sus trajes blancos y sus almas limpias nos preparan el ambiente para la fiesta del lunes. Día de verdadera solemnidad, de cristiano fervor, de alegría inmensa, de grato recuerdo de otro día en que nosotros también nos acercábamos por primera vez a recibir el Pan de los Ángeles. Durante los días de la novena me ha impresionado siempre la 13 extraordinaria asistencia y sobre todo ese grupo numeroso de hombres y de jóvenes. Sobre dos cosas quería llamaros la atención en estas notas preparatorias a la novena: 1ª) Sobre la procesión de la tarde de la llegada del Santísimo Cristo. Recordad que subimos cantando la letanía de los Santos. Les pedimos que rueguen por nosotros, que nos consigan del Señor los bienes espirituales y materiales que necesitamos. Pedimos al Señor que nos libre de los males espirituales y temporales. Le pedimos por la Iglesia, por las necesidades del Estado, por todo el pueblo cristiano. Le pedimos por nuestros bienhechores y por nuestros difuntos. Interesa mucho hagamos con espíritu devoto esta oración litúrgica, aunque la subida y la calle se presten un poco a la disipación, nos ayudará mucho al fervor el cantar todos y no sólo un grupo, aunque ya sea bastante numeroso. 2ª) La vuelta del Santísimo Cristo a su Ermita el día de la fiesta, el lunes de Pentecostés. Recordad que vamos cantando el Rosario para llenar el trayecto que separa la Iglesia Parroquial de la Ermita. Aunque el trayecto es un poco largo, este Rosario cantado con fervor por todos los que le acompañamos hasta la Ermita, atraerá sobre nosotros y nuestra Parroquia las miradas maternales de María y las bendiciones del Señor. Es una pena perdamos estos medios tan fáciles de honrar a María, de acercarnos al Señor, de santificarnos. Aprovechemos estos dos días importantes en estas fiestas solemnes al Santísimo Cristo. Le acompañemos en 14 su subida a la Iglesia Parroquial cantando con devoción las letanías de los Santos, y cuando hacemos con Él el regreso a la Ermita cantaremos con fervor el Santo Rosario. Estas oraciones marianas tendrán su complemento en aquellos cánticos del último día de la novena en la Ermita, en que le diremos por última vez al Santísimo Cristo le queremos amar más cada día. II Unas palabras para deciros algo sobre vuestra devoción al Santísimo Cristo durante todos los días del año. Conozco varios detalles que son un claro exponente de que esta devoción al Santísimo Cristo ha arraigado en muchas almas de la Parroquia. Son muchas las personas que durante el año hacen la promesa de hacer una novena al Santísimo Cristo en su Ermita. Es una costumbre tradicional el visitarle en los domingos de Cuaresma y en los viernes de este santo tiempo. Pero no os olvidéis de los cultos litúrgicos de esos días en la Iglesia Parroquial, que son los cultos oficiales y públicos de los domingos por la tarde y viernes de Cuaresma, a los que tenéis obligación de asistir como buenos cristianos. Sé también positivamente que hacéis lo primero sin faltar a los referidos cultos parroquiales, quizá en días no lejanos convenga organizar en esos días cultos especiales en la misma Ermita. Pero sobre todo me gustaría que en los domingos de Cuaresma, después de los cultos vespertinos en la Iglesia Parroquial y sobre todo para la juventud, fuera la meta de vuestros paseos domingueros 15 la visita al Santísimo Cristo. Además de serviros de expansión y para respirar aire puro, dignificaría un poco vuestros paseos esa oración de todos vosotros al Santísimo Cristo pidiéndole os ayude a ser buenos y sobre todo a ser limpios como el agua cristalina de vuestros arroyuelos. Ya te dejo en la misma entrada de la novena. Yo quisiera haber acertado al escoger sus oraciones; yo quisiera te ayudara a hacerla con devoción y a conocer a Cristo; yo quisiera sobre todo que de rodillas mires sus pies y manos clavadas al madero, su frente coronada de espinas, su costado abierto. Y que cuando en el camino de tu vida sientas tus labios resecos y tu corazón apegado a las cosas de este mundo, te acerques a Cristo, fuente de verdad y de vida. Y que al menos un día de la novena te acerques con fervor a comerle en la Eucaristía, Pan divino del alma, fuente de aguas vivas. Y que en la hora de la tentación, antes de caer en el pecado, dirijas una mirada y musites una oración al Santísimo Cristo para que no caigas en la culpa; y si alguna vez tuvieres la desgracia de caer, de manchar tu alma con el cieno, no te olvides es el Padre que te recibe con cariño como a hijo pródigo y que te perdona con amor en el Sacramento de la Penitencia. ¡Quiera el Señor bendecir esta novena y que sirva para que todos amemos de verdad al Señor! Así se lo pido humildemente a la Virgen de las Angustias, nuestra Madre y Patrona. 16 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO DE LOS SANTOS ORACIÓN PREPARATORIA Aunque los dolores espirituales de Cristo fueron los más grandes, a nosotros se nos mete por los ojos el dolor de Jesús al sentir perforar con clavos sus manos y pies. Es de fe que Cristo murió en la Cruz, sujeto a ella con sus manos y pies clavados. Las heridas son en pies y manos, que son las partes más sensibles de nuestros cuerpos por estar llenas de nervios. Y además de esto el peso del cuerpo está continuamente desgarrando las cuatro llagas, las cuales son como cuatro puñaladas clavadas en el corazón y que todas juntas en un mismo tiempo atormentan al que padece. También nos dice el Evangelio que, después de muerto, un soldado le abrió con su lanza el costado. Cuando se presentó a sus discípulos resucitado las mostró como testimonio de su gloria, de su amor, de su verdad. Las llagas de Cristo nos hablan del amor hacia nosotros. Mira sus manos que bendecían, sanaban a todos, acariciaban a los niños; mira sus pies santísimos, que corrían en busca de 1a oveja perdida; mira la llaga de su costado, que nos habla de amor, de sacrificio, de entrega. Cristo sufrió y murió en la Cruz por nosotros, para librarnos del pecado, para hacernos hijos 17 suyos por la gracia. Pidámosle nos deje entrar en el asilo seguro de su Sagrado Corazón. Digámosle con fe, con confianza y amor: Dentro de tus llagas, escóndeme. DÍA PRIMERO.- (CONSIDERACIÓN) Conocimiento de Jesús ¡Oh Jesús!, ¡qué poco te conocemos los hombres! Eres el gran desconocido. Como hombre viviste treinta y tres años sobre la tierra, dejando detrás de ti imborrables huellas, hasta convertir la fecha de tu nacimiento en punto de partida para medir la historia, que dividiste en dos edades. Mueren por ti los mártires, te consagran su pureza las vírgenes, se sacrifican los santos, sigues viviendo en nuestros sagrarios, pero no te conocemos. Si viniera San Juan Bautista podría dirigirnos el mismo reproche que a los judíos: «En medio de vosotros está Jesucristo a quien no conocéis». ¡Oh Jesús!, no te conocemos, y porque no te conocemos no te amamos. Si nosotros conociéramos bien que Tú eres el Dios que nos ha creado y conserva, que nos colma de favores continuos, el Salvador que nos ha sacado del infierno, entonces te amaríamos. Si conociésemos que eres nuestro Padre, nuestro amigo, nuestro Rey, nuestro Maestro, Médico cuando nuestras almas están enfermas, Buen Pastor cuando nos perdemos como ovejas extraviadas, entonces te amaríamos. Si conociésemos que eres nues18 tra Vida, nuestra Luz, nuestro Camino. Si penetrásemos hondamente los misterios de la fe: el que te hicieses hombre por nosotros, el que nacieras en un pesebre por nosotros, el que te encerraras hasta los treinta años por nosotros en un pobre taller, el que padecieras y murieras por nosotros, entonces te amaríamos. El conocimiento de Jesús nos llenará de amor, de temor, de confianza y de respeto hacia Él. Este conocimiento nos salvará. ¡Oh Jesús!, te decimos con San Agustín: «conózcame a mí, conózcate a ti». Comentario Don Victorio comenzó la novena del Santísimo Cristo de los Santos con uno de los temas más importantes de la espiritualidad cristiana: el conocimiento de Jesucristo. En el Evangelio según San Juan, Jesús nos dice: «la vida eterna consiste en esto: en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo tu enviado» (Jn 17, 3). Muchos santos, haciéndose eco de estas palabras, nos van a decir que el conocimiento de Jesús es todo y el resto, nada. Pero, conocer a Jesús, no consiste en saber unas cuantas cosas de su vida y de su obra. No se trata, pues, de un conocimiento meramente intelectual, de almacenamiento de datos y de anécdotas. Conocer a Jesús significa tratar con Él, conocerle personalmente, experimentar su presencia en nuestra vida. Se trata de descubrir y anhelar su proyecto de Vida para nosotros, que no es otro que el Reino del Padre Dios. Sólo quien 19 conoce así a Jesús puede experimentar la ternura del corazón de Dios; saber de cierto que Dios me ama y espera mi respuesta de amor. (Pida cada uno la gracia que desee obtener, por intercesión del Santísimo Cristo). ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS ¡Oh Santísimo Cristo de los Santos, a quien este pueblo de Hoyocasero profesa una tierna y verdadera devoción! Otra vez venimos a hacer con fervor esta novena para pedirte por nuestras necesidades espirituales y temporales. Otra vez bajo sencillo dosel vienes a presidir estos cultos bajo los muros de esta Iglesia Parroquial. Tus hijos de Hoyocasero, que te quieren con locura, se glorían de tenerte por abogado en las luchas de la vida y te piden con fe y confianza soluciones sus problemas y defiendas a esta Parroquia que todos los años te honra con estos cultos fervorosos, exponente de su devoción sincera y de su cariño de hijos, redimidos por tu sangre, que quieren cobijarse bajo la sombra de tu Cruz, y escuchando los latidos de tu divino Corazón mirar tu cabeza coronada de espinas para que nuestros pensamientos sean puros y castos; contemplar tus manos y pies clavados a la Cruz, para redimirnos del pecado; calentarse junto a la sangre de tu costado abierto para que en él encontremos un asilo seguro, un manantial inagotable de pureza y santidad. 20 ¡Oh Santísimo Cristo de los Santos! que vigilas nuestras tierras serranas allá en la Ermita junto a la hondonada, te pedimos durante estos días bendigas nuestras familias, nuestras instituciones, nuestros campos, nuestros ganados y nuestros trabajos, que son el pan de nuestra vida, aunque sea amasado con sudor y sacrificios. Te pedimos para nuestros niños la inocencia de la vida y así sean los hombres mejores del mañana; para nuestra juventud la pureza, para nuestras familias la santidad, para nuestras autoridades un sentido cristiano del bien común y de la justicia social, para todos una devoción fervorosa a tu divino corazón. A los atribulados dales tu consuelo, a los enfermos la salud si les conviene, a los ausentes abundancia de bienes materiales y espirituales con la paz de una conciencia cristiana. Riega nuestros campos cuando los vayan agostando el calor y los vientos duros, y sobre todo refresca nuestras almas con las aguas cristalinas de tu gracia, y haz que esta Parroquia de Hoyocasero viva la verdadera piedad cristiana basada en los dos grandes amores de los hijos de este pueblo: El amor a tu divino Corazón y el amor tierno de hijos a la Virgen de las Angustias, nuestra Madre y Patrona. Pajaritos de los campos, que voláis por esos cielos, decidle al Cristo bendito lo mucho que le queremos. Decídselo hoy y todos los días del año cuando paséis cantándole junto a la ermita, decidle que confiamos ayudados por su gracia y lavados con su sangre divina, gozar con Él de la felicidad eterna del cielo. Amén. 21 DÍA SEGUNDO.- (CONSIDERACIÓN) Los ojos de Jesús ¡Oh Jesús!, la curación milagrosa de los ciegos nos hace pensar en los ojos. Los ojos son intérpretes de los sentimientos del alma. Hablan sin lengua, besan sin labios, abrazan sin brazos. Los ojos son nuestros grandes maestros. Son nuestros guías, iluminando como dos luces nuestros caminos, y llenándonos de gozo y vida. ¡Cuánto tenemos que agradecer a Dios los ojos! ¡Oh Jesús!, la curación milagrosa de estos ciegos nos hace pensar en tus ojos. Ojos llenos de compasión ante los enfermos, ante los pecadores, ante las multitudes desfallecidas, ojos arrasados en lágrimas en las pajas del pesebre, cabe Lázaro sepultado, a la vista de Jerusalén y sobre la cima del Calvario. Ojos henchidos de ternura y de sonrisas para los niños; ojos que miraron amorosos al joven casto del Evangelio; que se elevaron agradecidos al cielo antes de la consagración y la multiplicación de los panes. Ojos que velaron en oración muchos días y noches, fueron cubiertos con sucios vendajes y sufrieron con lágrimas, sudor, polvo, saliva y sangre. Ojos que reflejaron los paisajes de Palestina con sus flores, con sus ríos, con sus lagos, con sus montes, llanuras, valles y poblados. 22 ¡Oh Jesús!, la curación milagrosa de estos ciegos nos hace pensar en nuestros ojos. Hemos pecado con nuestros ojos dirigiendo miradas inconvenientes, asistiendo a diversiones pecaminosas. Hemos pecado con nuestros ojos por curiosidad, ira, inmodestia, sensualidad. ¡Oh Jesús!, ayúdanos a hacer y cumplir como Job un pacto con nuestros ojos de no tener miradas mal intencionadas o peligrosas, para así no caer en pecado. Comentario En este segundo día comenzamos el estudio de Jesucristo fijándonos en su modo de mirar. La mirada de Jesús posee dos rasgos importantes que ponen de manifiesto la ternura del corazón de Dios. El primero de ellos es la compasión. Jesús, lejos de mostrarse apático e indolente ante los sufrimientos de los hombres, hace suyos los dolores de los demás; Jesús se hace nuestro hermano porque comparte nuestros mismos padecimientos. El segundo rasgo es el de la misericordia y el perdón. Jesús nunca muestra una mirada enjuiciadora sobre nosotros. Cuando se encuentra con personas que se sienten heridas por su pecado y que le rehuyen, Él saldrá a su encuentro, igual que hizo el buen pastor con la oveja perdida, para darles el abrazo del perdón, el cobijo necesario para que en nuestro corazón herido nazca la confianza. 23 DÍA TERCERO.- (CONSIDERACIÓN) La lengua de Jesús ¡Oh Jesús!, ¡qué gran beneficio para aquél pobre mudo la restitución de la lengua! La lengua es uno de los mayores beneficios que de Dios hemos recibido. Ella es el órgano de nuestra mente. Por la lengua nos distinguimos de los animales que no articulan palabras. Por la lengua oramos y alabamos a Dios. Por la lengua conversamos unos con otros y pedimos perdón a Dios de nuestros pecados. ¡Oh Jesús!, ¡qué beneficio para la humanidad tu divina lengua! Durante tres años seguidos fue sembrando a voleo por la tierra la semilla de la divina palabra, la más dulce palabra, que los oídos humanos han percibido. ¡Quién hubiese podido impresionar en un disco aquellas palabras para ahora escucharlas con tu pronunciación, con tu acento de galileo, con tu timbre de voz, con tu entonación! Caeríamos de rodillas al escucharlas. No tuvimos la dicha de grabar las palabras en disco, pero no por eso se perdieron en los aires ni en los estantes empolvados de las bibliotecas. Tus palabras siguen vivas y fecundas en el surco de los corazones. Millones de hombres las sabemos de memoria, las repetimos, las meditamos y nos esforzamos por llevarlas a la práctica. 24 Recordamos tus mandatos, tus recomendaciones, tus promesas, tus amenazas. ¡Oh Jesús!, ¡qué mal usamos los hombres de este gran beneficio de la lengua! Muchas veces la lengua, como dice tu apóstol Santiago, es un veneno mortífero, una chispa devoradora, un mar de iniquidad. La lengua ultraja directamente a Dios usando en vano su santo nombre, vomitando blasfemias, pronunciando palabras impías, haciendo juramento de obrar mal o sin certeza o con mentira; callando pecados en confesiones sacrílegas. La lengua ultraja directamente al prójimo; tiende a veces a quitarle la vida: la vida natural con imprecaciones y maldiciones; la vida civil o buena reputación con murmuraciones y calumnias; la vida de la gracia con conversaciones impías, obscenas, escandalosas. Con razón pudo decir tu Apóstol: «El que no peca con la lengua es perfecto». Al mudo del Evangelio le curaste tocándole la lengua, y, curado, comenzó a hablar rectamente. ¡Oh Jesús! al tocar en la comunión la nuestra, cúrala, para que también nuestras conversaciones sean en todo rectas. Comentario Este tercer día es para nosotros una invitación a descubrir el poder de la Palabra de Dios. Jesús es la Palabra eterna del Padre hecha carne. Por ello, el contenido de la Palabra de Jesús, de la buena noticia, es Él mismo. Jesús quiere alimentarnos con su Palabra; por eso, 25 podemos decir que en la Eucaristía Dios también nos alimenta con su Palabra. Éste es el deseo del Padre Dios, pero para ello debemos estar preparados con una serie de actitudes: De escucha atenta: para que el Espíritu Santo penetre en lo profundo de nuestro ser y mueva nuestro corazón a seguir de cerca a Jesús. De contemplación: para poder deleitarnos en esa Palabra que es Salvación efectiva para el hombre de hoy. De anuncio: para proclamar en nuestro mundo las maravillas de Dios. De conversión de vida: para ser testigo hoy de Jesucristo muerto y resucitado. DÍA CUARTO.- (CONSIDERACIÓN) Las manos de Jesús Nos cuenta el Evangelista San Lucas, que, habiendo entrado cierto sábado Jesús en la sinagoga, se puso a enseñar. Entre los asistentes se encontraba un hombre que tenía la mano seca. Jesús ordenó al manco: «Extiende tu mano». Él la extendió y su mano quedó sana. ¡Oh Jesús!, tu milagro nos trae al pensamiento el gran beneficio que nos has hecho dándonos las manos. ¿Qué sería de nosotros sin nuestras manos? Con ellas preparamos las medicinas y los alimentos; construimos nuestras 26 casas y nuestros muebles; con ellas labramos nuestros campos. Sin las manos nuestra civilización se desmoronaría prontamente. Gracias, Jesús, por nuestras manos. ¡Oh Jesús!, ¡qué bueno eres! Pero apareces aún más amable si observamos tus manos. Tus manos obreras, trabajadoras, sin guantes ni sortijas, encallecidas y llenas de ampollas. Tus manos suplicantes que se entrecruzaban pidiendo por nosotros los pecadores. Tus manos bondadosas que bendijeron a las multitudes, acariciaron a los niños y repartieron limosna a los necesitados. Tus manos milagrosas que salvaron de las aguas a Pedro, curaron a los enfermos, resucitaron a los difuntos, multiplicaron los panes y repartieron la Sagrada Hostia. Tus manos dolientes, atadas con sogas y traspasadas con clavos. Manos que siguen ocultas en el sagrario, haciéndonos el bien, bendiciendo, pidiendo, llamando. Manos benditas de Jesús, os adoramos, os besamos y os damos gracias por tantos beneficios como nos habéis prodigado. ¡Oh Jesús!, te pedimos que nuestras manos sean semejantes a tus manos. Manos trabajadoras, aplicadas siempre al deber cotidiano. Manos piadosas que se entrelacen suplicantes, que junten piadosamente las palmas como dos alas que se pliegan, o que las abran y levanten como dos alas extendidas que se levanten a lo alto. Manos devotas, amigas de trazar la señal de la cruz, de ojear el buen libro, de desgranar el Rosario. Manos castas, nunca contaminadas con libros obscenos o acciones impuras. Manos caritativas, serviciales, humildes. Purifica, Jesús, y dignifica nuestras manos. 27 Comprendemos que deberían estar atadas y clavadas en castigo de tantos pecados y para impedir que cometan otros nuevos. ¡Oh Jesús!, clávalas con los clavos del santo temor de Dios; átalas con las cadenas de tu amor. Comentario El día de hoy lo dedicamos a fijarnos en los gestos concretos de Amor que el Padre tiene con nosotros a través de su hijo Jesucristo. Nos centramos en el lenguaje no verbal; un lenguaje que, aunque no utiliza las palabras, sigue siendo igual de expresivo y comunicativo. Jesús utilizará sus manos para transmitirnos la ternura, la compasión, la misericordia..., el Espíritu del Amor. También, a través de ese tacto delicado, quiere percibir lo profundo de nuestro corazón, los sentimientos de alegría o de tristeza, de miedo o de ira. Serán las manos del resucitado las que muestren las llagas, del que se ha hecho nuestro hermano en el dolor, y la luz de vida, del que nos invita a la vida nueva de hijos de Dios. DÍA QUINTO.- (CONSIDERACIÓN) Los pies de Jesús ¡Oh Jesús!, tus pies nos recuerdan los pasos que dieron para salvarnos. El primer paso que diste fue del cielo a la tierra: «El Verbo se hizo carne y habitó entre 28 nosotros». El segundo paso fue del seno purísimo de la Virgen a un pobre pesebre: «Y dio a luz a su Hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo reclinó en un pesebre, por no haber lugar para ellos en la posada». Te encerraste hasta los treinta años en Nazaret. Te retiraste por cuarenta días a ayunar y orar en el desierto. Cruzaste, en apostólicas correrías, pueblos y campos, villas y aldeas, valles y montes, mares y tierra, y hasta anduviste milagrosamente sobre las aguas, buscando a los pecadores, para perdonarlos, a los desamparados para atenderles, a todos para pacificarles. Para rematar tu carrera sobre la tierra, caminando de tribunal en tribunal, subiste a la cumbre del Calvario, y trepaste al leño de la Cruz, donde tus pies fueron clavados. Resucitado buscaste a tus discípulos en el cenáculo, camino de Emaús, y a la orilla del Tiberíades. Por fin ascendiste al cielo, señalando así la ruta gloriosa que seguirán los que aquí en la tierra te sigan por la vía gloriosa del Calvario. ¡Oh Jesús!, tus pies fueron los pies del Buen Pastor, que busca la oveja perdida; los pies del Padre amante, que sale al encuentro del hijo pródigo; los pies del Bienhechor, que nos visita para colmarnos de favores. Y ahora que estás en el sagrario inmóvil, lo que tus pies no pueden hacer directamente, lo hacen por las manos del sacerdote. Te elevas en el alzar de la Misa, entras en el pecho de los comulgantes; asistes como Viático a los moribundos, te entronizas en viriles y custodias, recorres en procesiones las calles y pones en movimiento los 29 pies de miles de peregrinos, para, en fervientes muestras de catolicismo, congregarles junto a Ti en colosales Congresos Eucarísticos. ¡Oh Jesús!, nuestros pasos malos nos recuerdan tus pies. Nuestros pies, siguiendo el camino de la vida, se descaminaron por sendas tortuosas del placer, del orgullo, de la avaricia, de la vanidad y demás pecados, cayendo de tumbo en tumbo. Quizás no entraban en la Iglesia, ni se acercaban a los sacramentos, ni se movían para obras de caridad y apostolado, mientras que se encontraban ágiles para asistir a los lugares peligrosos y dañinos espectáculos. Quizás fueron dejando por doquiera nuestros pies huellas de extravío. Fuimos la moneda perdida, fuimos la oveja extraviada, fuimos el hijo pródigo huido. ¡Oh Jesús!, lava nuestros pies de todos sus pecados, enderézalos por el camino del bien, y haz que cumplamos la promesa de San Pedro: «Te seguiré a donde quiera que vayas». Comentario Con el título de «los pies de Jesús» se nos propone meditar sobre el camino que sigue Jesús en medio de nosotros. Descubriendo sus pasos podremos seguir la senda que lleva hacia el corazón de nuestro Padre. Tres hitos importantes podemos descubrir en el camino de Jesús. El primero de ellos es el del despojo. Jesús, en la encarnación, se despoja de su rango de Dios para hacerse del todo hombre, igual que nosotros. Jesús también 30 se hará pobre asumiendo en propia carne las miserias de los hombres. De este modo, Jesús liberara su corazón de las ataduras —los apegos— que podrían impedirle hacer la voluntad de «su» Padre. El segundo hito es el de la cruz. Jesús se hace nuestro hermano de una manera real: conviviendo con nosotros comparte nuestros gozos y nuestras penas. Asume que tiene que morir como cualquier hombre; que tiene que andar el camino de la pasión, donde la soledad y el miedo se quieren apoderar de nosotros. Jesús, experimentando el dolor y la propia muerte, entiende que ésta forma parte de la vida de los hombres. Será la prueba de la cruz la que desvele la importancia de la fe. Jesús entrega su vida confiando en la acción amorosa del Padre a través del Espíritu Santo. El tercer hito no puede ser otro que el del Amor. El amor es lo que da sentido a la vida de Jesús. Él ha venido para alimentarnos con su amor. A través de la entrega de su vida manifiesta que Dios ama a todos los hombres, que cada ser humano es un absoluto para Dios. Este es el camino que sigue Jesús en su vida, también nosotros hemos sido llamados a seguir la senda de la esperanza, la fe y el amor. 31 DÍA SEXTO.- (CONSIDERACIÓN) El Corazón de Jesús ¡Oh Jesús!, si de lo que tiene el corazón habla la boca, siendo tan hermosas las palabras que Tú dijiste, ¡qué hermoso no será tu Corazón! Tu Corazón es un corazón puro, manso y humilde. Tu corazón es salvación de los que en Ti esperan, esperanza de los que en Ti mueren, delicia de todos los Santos. Tu corazón es fuente de vida y santidad, abismo de todas las virtudes, propiciación por nuestros pecados. Tu Corazón es una hoguera ardiente de caridad. Aún no existías como hombre, y ya como Dios nos amabas desde la eternidad. Y cuando llegada la plenitud de los tiempos, te hiciste hombre encarnándote en el seno de la Virgen purísima, al punto tu Corazón comenzó a amar. En el seno castísimo de la Virgen nos amabas. Sobre las pajas del pesebre, camino del destierro, en el taller de Nazaret nos amabas. En tu vida de Apostolado nos amabas. Habiéndonos amado siempre parece que al fin nos amaste más. Subiste a la Cruz porque nos amabas. Quedaste en el sagrario porque nos amabas, porque te costaba separarte de nosotros. Eras el Padre, que no quería apartarse de sus hijos; el dueño, que rehuía alejarse de sus posesiones; el amigo, 32 que hallaba sus delicias en tratar con los hijos de los hombres; el médico, que no acertaba a separarse de la cabecera de sus enfermos. ¡Oh Jesús!, tu Corazón es un corazón inmenso. Tú amabas a todos, sin acepción de personas. Para tu Corazón no hay razas, partidos, naciones. Amabas a los niños, a los enfermos, a los desgraciados. Y en el Sagrario sigues siendo el mismo, sigues amando a los ricos y a los pobres, a los sanos y a los enfermos, a los justos y a los pecadores, a los de todos los tiempos, partidos, lenguas, razas y naciones. ¡Oh Jesús!, tu Corazón es un corazón puro y desinteresado. Tú nos amas, porque quieres nuestro bien. Tú nos amas porque nos ves pobres, ignorantes, débiles, asediados de peligros y tentaciones. Tú nos amas, porque quieres que te amemos. Y ¿cómo no amar a un Corazón que tanto nos ama? Corazón de nuestro amable Salvador, haz que te amemos cada día más. Comentario Jesús es para los hombres de todo tiempo y lugar la transparencia del amor del Padre. Así, a través de los encuentros que mantiene con la gente, de las palabras que pronuncia y, sobre todo, en la última cena, manifiesta ese amor fiel y lleno de misericordia que el Padre Dios siente por cada uno de sus hijos. Jesús sale al encuentro de hombres y de mujeres para darnos a conocer que nadie es excluido del amor de 33 Dios. Por eso, descubrimos a Jesús cerca de pecadores, de prostitutas, de enfermos, de marginados, etc. A través sus palabras Jesús nos describe el proyecto de su Padre para con los hombres: el Reino. Un Reino que, descrito mediante el lenguaje sencillo de las parábolas, es comprendido por la gente humilde. Ese reino en el que, como dicen las bienaventuranzas, ocupan un lugar especial los pobres, los que sufren, los que lloran, etc. La última cena aparece como resumen y culmen del amor que Dios nos tiene. En ella, Jesús vuelve a utilizar sus palabras para instaurar la memoria de su amor: la Eucaristía. Son estas palabras las que darán sentido a su muerte en la cruz. El amor le lleva a dar la vida por nosotros. También en esta última cena, Jesús va a enseñarnos el camino del servicio: el primero del Reino de los cielos es quien se hace último sirviendo a su prójimo. DÍA SÉPTIMO.- (CONSIDERACIÓN) Las palabras de Jesús ¡Oh Jesús!, ¡quién pudiera escuchar de tus divinos labios las dulces palabras que dirigiste a tus discípulos de Emaús, palabras de alegría, palabras de luz, palabras de fuego! Estaban tristes, pero tus palabras les consolaron. Estaban sin fe, pero tus palabras les iluminaron. Tú tienes palabras de vida eterna. 34 ¡Oh Jesús!, Tú sigues hoy dirigiéndonos las mismas dulces palabras, que dirigiste a los discípulos de Emaús, para con ellas consolarnos, ilustrarnos, caldearnos. Tú nos hablas por las páginas de tu Evangelio, por las enseñanzas de tus Pontífices, por la voz de tus Sacerdotes, por las órdenes de nuestros superiores, tus representantes. Tú nos hablas por los buenos libros, por las buenas conversaciones, por los buenos ejemplos. Tú nos hablas por las inspiraciones interiores del alma. Tú nos hablas para decirnos que hay un Dios a quien amar, un alma que salvar, una muerte que preparar, un juicio que temer, un infierno que evitar, un cielo que conquistar. Tú nos hablas para decirnos que seamos humildes, mansos, pacientes, puros, devotos, caritativos, celosos y obedientes. ¡Oh Jesús!, Tú quieres que hablemos las mismas palabras que Tú hablabas. Las buenas palabras engendran la paz; ilustran la fe, encienden el corazón y animan al bien. Tanto te agradan estas buenas palabras, estas santas conversaciones, que Tú acompañas a los que así hablan. ¡Oh Jesús!, que dondequiera que nosotros hablemos, de tal manera hablemos, que Tú estés en medio. Comentario De nuevo, este día lo dedicamos a las palabras de Jesús, al poder de vida que tienen. Jesús mantiene una conversación con los discípulos de Emaús. Primero escucha sus palabras teñidas de tristeza, desánimo, muerte, cobardía... Los discípulos no habían entendido 35 nada de la vida del Mesías de Dios. Por ello, Jesús ve la urgencia de la situación: necesitan que se les explique los acontecimientos que han vivido. Así, Jesús comienza a interpretar su propia vida a partir de las Sagradas Escrituras: el Mesías tenía que padecer, igual que los hombres, compartiendo su misma muerte para invitarnos a la nueva vida en la resurrección. Pero, no será hasta la fracción del pan cuando los discípulos descubran que el mismo Jesús Resucitado era el que había hecho el camino con ellos; el que les había ayudado a ir de la tristeza a la alegría, del desánimo al ánimo renovado, de la muerte a la resurrección y la vida, de la cobardía a la valentía de anunciar la Buena Noticia. Qué bueno sería que aprendiésemos de estos discípulos y dejásemos que la Palabra de Dios dé luz y sentido a la realidad que vivimos. Pues, hoy también es «Kairos», tiempo de salvación; hoy se hace más urgente que nunca discernir «los signos de los tiempos» para descubrir el plan de salvación que el Dios de Jesucristo tiene para nosotros. DÍA OCTAVO.- (CONSIDERACIÓN) Hambre y sed de Jesús ¡Oh Jesús!, entre tantas miserias como los hombres padecemos, una de las mayores consiste en sentir hambre y sed. 36 Tú, que llenas de frutos los campos y de agua los ríos y los océanos; Tú, que alimentas y das de beber a los hombres, las plantas y los animales; Tú, que para satisfacer el hambre y la sed de los demás, hiciste prodigiosos milagros, como la conversión del agua en vino, la pesca milagrosa y la multiplicación de los panes; Tú quisiste experimentar también el tormento del hambre y de la sed. Como consecuencia del ayuno de cuarenta días en el desierto, sentiste tanta hambre que el demonio se decidió a tentarte, invitándote a convertir las piedras en panes. Tú le rechazaste. Al terminar el ayuno vinieron y te sirvieron los mismos Ángeles. Otro día, viniendo muy de mañana a Jerusalén, sentiste hambre y te acercaste a una higuera que resultó ser estéril. En cierta ocasión, fatigado por el calor del sol y el cansancio del viaje, te sentaste sediento junto al brocal del pozo de Jacob, y pediste a la samaritana de beber. En la Cruz, olvidando los demás tormentos, sólo te quejaste del tormento de la sed: «Tengo sed». Los hombres sólo te dieron hiel y vinagre. ¡Oh Jesús!, con tu hambre y con tu sed querías enseñarnos a ser caritativos con el necesitado, a guardar el ayuno y la abstinencia cuando lo piden la salud, la religión o la penitencia. ¡Oh Jesús!, Tú experimentaste hambre y sed corporales, pero tu hambre y tu sed fueron principalmente espirituales. Tenías hambre y sed de la gloria de Dios, cuyo nombre era desconocido y blasfemado. Tenías hambre y sed de las almas. Tenías hambre y sed de esas 37 almas a quienes arrastra el pecado. Tenías hambre y sed de esas almas a quienes escandalizan y corrompen las malas compañías, las malas lecturas, las malas costumbres, los malos espectáculos. Tenías hambre y sed de esas almas que no te conocen, y de las que conociéndote te olvidan y no te aman. Tenías hambre y sed de buenos niños, de buenos jóvenes, de buenos padres de familia, de buenos maestros, de buenos funcionarios, de buenos gobernantes, de buenos sacerdotes. ¡Oh Jesús!, Tú tuviste hambre y sed de que nosotros tuviésemos hambre y sed espirituales; hambre y sed de guardar tus mandamientos, de adquirir las virtudes, de buscar la gloria de Dios, de cumplir su voluntad divina, de remediar los males de la sociedad, de salvar las almas; hambre y sed de tu gracia, de tu amor, de Ti. ¡Oh Jesús!, te decimos como la samaritana: «Dame de esa agua»; danos de ese agua de tu gracia que quita la sed y salta hasta la vida eterna. Comentario Durante este penúltimo día de novena, profundizamos en la bienaventuranza que reza: «dichosos los que tienen hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciará» (Mt 5,6). Jesús tiene un único anhelo en lo profundo de su corazón: que los hombres conozcamos el designio amoroso que Dios tiene preparado para nosotros, y que lo acojamos en nuestra vida. De este modo, hacer la voluntad de Dios consiste en responder afirmativamente a su propuesta de amor. 38 DÍA NOVENO.- (CONSIDERACIÓN) La pureza de Jesús ¡Oh Jesús!, Tú mostraste durante tu vida un grande amor a la virtud de la santa pureza; y así te rodeaste de almas vírgenes, presentándote como el Cordero inmaculado, que se recrea entre lirios y azucenas. Tu Santísima Madre fue Virgen, la Purísima, la Reina de la Pureza. Tu padre nutricio y esposo de tu purísima Madre, fue el casto José. Tu discípulo amado, el que reclinó sobre tu pecho su cabeza, al que desde la cruz confiaste a tu Madre, fue el discípulo virgen, San Juan Evangelista. Tu precursor fue también virgen, San Juan Bautista. En el cielo te ves envuelto por un coro de almas vírgenes. Y en tu vida eucarística quieres que todo cuanto te rodea sea puro y limpio: blanca la sagrada Hostia, blancos los corporales, puro el vino, de metal precioso copones y cálices, y los labios que han de consagrar tu cuerpo y tu sangre han de ser labios virginales. ¡Oh Jesús!, Tú mostraste tanto amor a la santa pureza por la hermosura y claridad, alegría y fortaleza que presta al alma, y por los repugnantes y terribles estragos que origina la impureza. El Ángel del cielo, el niño candoroso, la cándida paloma, el tierno corderillo, el armiño sin mancha, la 39 blanca azucena, la nieve impoluta, la intocable estrella, el agua cristalina, el espejo límpido, todos estos son símbolos de la hermosa virtud de la santa pureza. La pureza nos asemeja a los Ángeles, que por eso se llama la virtud angélica. La pureza conserva limpios los ojos del entendimiento para entender las cosas espirituales. La pureza guarda limpia el alma, y limpio el templo del Espíritu Santo que es nuestro cuerpo. ¡Oh Jesús!, Tú nos animas a guardar la virtud de la santa pureza. Es esta una virtud delicadísima; es como un espejo tersísimo, que cualquier hálito lo empaña; como un cristal finísimo que cualquier golpe lo quiebra; como una flor bellísima que cualquier toque la aja. La virtud de la santa pureza puede quedar fácilmente manchada y aun deshecha por un sencillo pensamiento, por una palabra, por una mirada, por un afecto. Hemos de velar sobre nuestros sentidos, teniendo cuidado con la vista, con el oído y con el tacto. Hemos de velar sobre nuestras compañías, diversiones, lecturas, conversaciones y trato con personas de otro sexo. ¡Oh Jesús!, puro y amante de las almas puras, perdónanos los pecados que contra la virtud de la santa pureza hasta ahora hayamos cometido, y haz que en adelante vivamos con toda pureza. Danos oración para conseguirla, prudencia para custodiarla, mortificación y humildad para defenderla. Aplícanos tus dulces palabras: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». 40 Comentario Este último día está reservado para reflexionar sobre otra bienaventuranza: «dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). En su meditación, Don Victorio nos presenta dos valores importantes que aparecen en el Evangelio: la virginidad y la opción de vida célibe. Así, se insiste en cómo cuidar la dimensión afectiva de nuestra vida para llegar a ser de verdad felices, siendo hijos de Dios. Es importante hacer notar que esta bienaventuranza nos permite dirigir la vista hacia nosotros mismos y también a los demás. Mirarnos a nosotros mismos para descubrir, no sólo nuestra fragilidad y nuestro pecado, sino, también, el Don de Gracia que Dios nos otorga al hacernos hijos suyos. Este regalo inmenso que nos hace Dios lo llevamos en vasijas de barro —en nuestra debilidad y pequeñez— para que se manifieste que es el poder de Dios —y no el nuestro— el que actúa en nuestra vida (Cf. 2Cor 4,7). También tenemos que revisar nuestro modo de percibir a los demás. En su evangelio, Jesús nos enseña a mirar al hermano desde la compasión y la misericordia; sintiendo los sentimientos del otro, dando nuestra comprensión y perdón. Pero, también Jesús nos enseña a mirar con fe para descubrir cómo Dios hace historia de salvación en ellos. 41 Iglesia parroquial de San Juan Bautista CÁNTICOS POPULARES AL SANTÍSIMO CRISTO «Como complemento de la novena he querido dedicar unas páginas a los cánticos, que con emoción cantáis al Santísimo Cristo. Son la expresión popular de vuestra devoción y confianza en Él. Le pedís en ellos por vuestras necesidades: el agua para vuestros campos, la gracia para vuestras almas, el remedio para vuestras necesidades. Le renováis con vuestras tonadas devotas el amor que le tenéis. Cantadle con devoción y Él, infinitamente poderoso y bueno, os ha de escuchar y conceder lo que le pidáis si es para su gloria y bien de vuestras almas». En esta nueva edición hemos tratado de incorporar algunos de los más habituales. Figuran, en primer lugar, los que recogía la versión anterior, los del día de la fiesta, el lunes de Pentecostés, seguidos de los del día en que los vecinos traían la venerada imagen a la Iglesia parroquial, para pedirle el agua para los campos, con las notas de advertencia originales. Después integramos una selección de los que se cantan al finalizar la novena en la iglesia parroquial, y otros, recuperados de la memoria de nuestros mayores o de sus 43 notas manuscritas, y que solían cantarse en los periodos de sequía, cuando la vida de los habitantes de este pueblo dependía de la bonanza del tiempo para el campo. Algunos de ellos, sabemos, se remontan a los años 40 del pasado siglo, y otros, los más, suponemos que son mucho más antiguos, por lo que sus letras tienen la candidez, sencillez e ingenuidad de los troveros, gente del pueblo que expresa sus sentimientos con alegría y naturalidad. —A— I III Los hijos de Hoyocasero todos muy contentos vienen, para hacerte la novena como tú te lo mereces. Que cuides de nuestras almas te pedimos con fervor, danos sacerdotes santos para tu gloria, Señor. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. IV De rodillas te han pedido los niños de Hoyocasero, que vivan siempre en tu gracia, para poder ir al cielo. II V Santo Cristo de los Santos, que se quite la blasfemia, que vengan todos a Misa, no se trabaje en las fiestas. De rodillas te han pedido los labradores del pueblo, que a su Patrón se parezcan para poder ir al cielo. 44 VI X A estos cuatro* mayordomos que té están acompañando, para subir a los cielos dales tu bendita mano. Una despedida traigo en la hoja del naranjo, pidiéndole al Santo Cristo que cuide de nuestros campos. VII Santo Cristo de los Santos te pedimos con fervor, en el cielo al sacerdote le des el puesto mejor. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. VIII Y nosotros a su lado juntos todos te alabemos, pues será el premio mejor que nos darás siendo buenos. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. IX Pajaritos de los campos que voláis por esos cielos, decidle al Cristo bendito lo mucho que le queremos. (*) Actualmente son seis. 45 —B— I IV Santo Cristo de los Santos en Ti todos confiamos, has de enviarnos la lluvia para regar nuestros campos. La corona de este Cristo tiene veinticinco piedras, y en cada piedra una fuente para regar nuestras tierras. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Los niños están muy tristes las madres también lo están, si no nos mandas la lluvia es imposible sembrar. V II VI Santo Cristo de los Santos remedia a los labradores, que se ahogan con el polvo que sale de los terrones. Santo Cristo de los Santos, cálanos nuestros terrenos, para sacar las patatas y sembrar nuestro centeno. III VII La Virgen de las Angustias por ser la Madre de Dios, te pide nos mandes agua y nos concedas perdón. Los panes se están secando los prados sin hierba están, y los arroyos sin agua para poderlos regar. 46 VIII ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Santo Cristo de los Santos en Ti todos confiamos, que regarás nuestros campos cuando estén necesitados. Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. IX Una despedida traigo en un ramito de lino, aunque no nos mandes agua te queremos con delirio. Advertencia A) Los cánticos del apartado A son los que se cantan en la fiesta anual del lunes de Pentecostés. En ellos, de una manera sencilla y popular, como sabéis hacerlo las gentes de estas tierras serranas, le pedís por las necesidades espirituales de la Parroquia, y sobre todo nos dé el reino de la Gloria. Pero no os olvidéis que, para conseguir la Gloria, es necesario vivir en gracia de Dios, ser buenos cristianos, amar de verdad a Cristo, que es el Hijo de Dios, de quien es imagen este Cristo clavado en la Cruz, a quien adoráis, y pedís en estas fiestas. B) Los cánticos del apartado B se cantan cuando le traéis a la iglesia parroquial para pedirle el agua de vuestros campos. Cuando ya los campos están tan secos 47 que no podéis sembrar vuestro centeno, cuando los prados a causa de la sequía no tienen hierba y los arroyuelos se secan, entonces le pedís al Santísimo Cristo por esta necesidad tan urgente. No os olvidéis que estamos siempre pendientes de la Omnipotencia y Providencia divinas. Sepamos darnos cuenta que sin la ayuda de Dios no producirán frutos nuestros campos, ni florecerá la hierba de nuestros prados. Y cuando pidas al Santísimo Cristo, acércate con humildad, con el alma limpia de pecado, pues si vas en pecado mortal te puede decir el Señor lo que en la parábola del banquete de bodas dijo el dueño a aquel que no llevaba el vestido de boda: le echó fuera y dijo lo echaran a las tinieblas exteriores. ¡Que lo que digas con las palabras al Santísimo Cristo, lo sientas en tu corazón! Se recomienda que los cánticos de la novena incluidos a continuación se canten de la siguiente manera: Los de las páginas pares, en año par y los de las páginas impares, en año impar. El día noveno es el mismo para todos los años. 48 Santísimo Cristo de los Santos DÍA PRIMERO I IV La novena con fervor empiezan los de este pueblo, y te piden con amor nos des la gracia del cielo. Llenos de alegría santa pronunciamos este día, alabanzas a este Cristo que las tiene merecidas. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. V Una despedida traigo en las hojas del romero, aquellos que algo te piden no se van sin tu consuelo. II Con tus aguas puras lavas los cuerpos que están manchados, florecen los campos secos y al enfermo pones sano. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. III En este día de mayo a este templo te han traído, llenándose de alegría de este pueblo los vecinos. 50 DÍA PRIMERO I Bienvenido a Hoyocasero Cristo de nuestros amores, donde tienes como trono todos nuestros corazones. V Mientras pasamos los días y corremos el sendero, en la aurora y el ocaso tus ojos son dos luceros. ESTRIBILLO Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. VI Si me preguntan quien soy yo digo que soy cristiano, cristiano que imita a Cristo bajo el nombre de los Santos. II Cuando Tú vienes florecen el tomillo y el piornal, y florecen nuestras almas tan sólo con tu mirar. VII Traemos una despedida que relumbra como el sol, a este Cristo de los Santos le queremos con ardor. III Con sólo mirar tus ojos ya todo te lo decimos, y con sólo que nos mires ya todo lo recibimos. ESTRIBILLO FINAL Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. IV Siglos que vienes y vas siglos, Cristo peregrino, nuestras penas y alegrías se vienen y van contigo. A tus pies el corazón para hacerte compañía, pues tu muerte es nuestra muerte y tu vida nuestra vida. 51 DÍA SEGUNDO I IV Quiere servirte y amarte el pueblo de Hoyocasero, y quitarte las espinas que en tu cabeza pusieron. Una despedida traigo que relumbra como el sol, a este Cristo de los Santos le queremos con ardor. ESTRIBILLO ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. II Si curas a los enfermos también nos has de curar, nuestras almas, Santo Cristo, que muy enfermas están. III El pueblo de Hoyocasero te quiere con gran pasión, sintiendo lo que te ofenden con todo su corazón. 52 DÍA SEGUNDO IV I Par mi vivir es Cristo dijo en sus escritos Pablo, para nosotros la vida es el Cristo de los Santos. Te cantan los pajaritos te perfuman las mil flores, te alaban las golondrinas te bendicen ruiseñores. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Tu camino va cubierto de coronas de laurel, y de rosas perfumadas que el amor hace crecer. V VI II Una despedida traigo en las hojas del naranjo, pidiéndote, Santo Cristo, que cuides de nuestros campos. Algunos no vienen ya a verte, Cristo querido, pero Tú siempre vendrás a ver a todos tus hijos. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. III Eres un libro abierto en medio de nuestra Iglesia, donde se puede leer el amor que nos profesas. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. 53 DÍA TERCERO I IV Con tu vida predicabas el dolor y la pobreza, a la sombra de tu ejemplo es la nuestra llevadera. Los años vamos contando con tus alegres venidas, los años vamos pasando con tus tristes despedidas. ESTRIBILLO V Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. Bendice a todo tu pueblo bendice a tus mayordomos, ellos te cuidaron bien como se cuida un tesoro. II ESTRIBILLO FINAL Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. Tu mirada es compasiva para quien te quiere bien, como nosotros queremos al Cristo de nuestra fe. III A tus pies el corazón para hacerte compañía, pues tu muerte es nuestra muerte y tu vida nuestra vida. Santo Cristo de los Santos que vives en una cruz, quiero redimir al mundo con el amor como Tú. 54 DÍA TERCERO IV I Te pedimos, Santo Cristo, que se quite la blasfemia, que vengan todos a Misa que no se trabaje en las fiestas. Una despedida traigo en las hojas del romero, aquellos que algo te piden no se van sin tu consuelo. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. II Tu camino va cubierto de corona de laurel, y de rosas perfumadas que el amor hace crecer. III Te pedimos, Santo Cristo, que nos des buenas cosechas, las libres de los granizos y también de las tormentas. 55 DÍA CUARTO IV I Vamos a subir a un alto un alto de las alturas, para pedir al Señor que seamos siempre puras. Adiós, Cristo de los Santos, adiós, hermoso lucero, pidiendo nos des salud al pueblo de Hoyocasero. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. II De esmeraldas, Señor nuestro, viste estos pobre lugares, acuérdate de tus fieles que sufren en sus hogares. III Te cantan los pajaritos, te perfuman las mil flores, te alaban las golondrinas te bendicen ruiseñores. 56 Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. DÍA CUARTO Mayo es el mes de las flores y florece la campiña, también en tu santo cuerpo son rosas tus cinco heridas. IV Peregrinos han venido hijos que son de este pueblo, y que estando en tierra extraña te tienen en su recuerdo. ESTRIBILLO Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. V De nada sirve tenerte como Patrón y fiel guía, si como Tú no entregamos por los demás nuestra vida. II Lunes de Pentecostés el más bonito del año, cuando celebro la fiesta de mi Cristo de los Santos. ESTRIBILLO FINAL Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. III Santos cielos de Castilla sed benignos por favor, que si vuestras son las nubes, el Cristo nuestro es el sol. A tus pies el corazón para hacerte compañía, pues tu muerte es nuestra muerte y tu vida nuestra vida. I 57 DÍA QUINTO I IV Para mi vivir es Cristo dijo en sus escrito Pablo, para nosotros la vida es el Cristo de los Santos. Santos cielos de Castilla sed benignos por favor, que si vuestras son las nubes el Cristo nuestro es el sol. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. V Una despedida traigo en un ramito de olor, a esta imagen tan preciosa que relumbra con el sol. II ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Mayo es el mes de las flores y florece la campiña, también en tu santo cuerpo son rosas tus cinco heridas. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. III Lunes de Pentecostés el más bonito del año, cuando celebro la fiesta de mi Cristo de los Santos. 58 DÍA QUINTO I IV Lunes de Pentecostés lunes de mayo florido, no hay ninguna entre las flores más bella que el Santo Cristo. En Ti pongo la esperanza Santo Cristo, Cristo vivo, y donde quiera que vaya te seguiré como amigo. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. V Una despedida traigo en un ramito de olivo, pidiéndote, Santo Cristo, no nos tengas en olvido. II ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Qué hermoso cuando caminas bajo tu rojo dosel, en él prendida te mando mi vida como clavel. III Cuando te vas, Cristo nuestro, sin lágrimas nos quedamos, vivo o muerto, yo te espero mi salvador otro año. 59 Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. DÍA SEXTO I IV Tú eres el camino y guía Cristo bendito y querido, si Tú miras por nosotros ningún mal puede afligirnos. Te cantan los pajaritos, te perfuman las mil flores, te alaban las golondrinas te bendicen ruiseñores. ESTRIBILLO Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. Cristo vivo, Cristo muerto, Cristo vivo en las alturas, extiende sobre los muertos el manto de tú dulzura. V II ESTRIBILLO FINAL Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. En Ti pongo mi esperanza en Ti confío mis días, porque eres el Amigo que nunca falla en la vida. III A tus pies el corazón para hacerte compañía, pues tu muerte es nuestra muerte y tu vida nuestra vida. Tú vigilas nuestro sueño Tú presides nuestra vida, donde quiera que vayamos tu mirada no se olvida. 60 DÍA SEXTO I IV De rodillas te han pedido los niños de Hoyocasero, que vivan siempre en tu gracia para poder ir al cielo. Una despedida traigo entre estrellas y luceros, pidiéndole al Santo Cristo nos mande la paz del cielo. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. II Hoy venimos a pedirte con muchísimo fervor, que haya jóvenes piadosos para tu gloria, Señor. III Esta noche en la novena de rodillas te pedimos, que te amen con ardor de este pueblo los vecinos. 61 DÍA SÉPTIMO I IV Con tus aguas puras lavas los cuerpos que están manchados, florecen los campos secos y al enfermo ponen sano. Viva el Cristo de los Santos viva nuestro Redentor, la Virgen de las Angustias por ser la madre de Dios. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. La despedida esta noche a tu Madre se la damos, pidiéndole con fervor no nos deje de la mano. V II Que cuides de nuestras almas te pedimos con fervor, danos sacerdotes santos para tu gloria, Señor. III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. La Virgen de las Angustias por ser la Madre de Dios, te pide que nos ampares y alcancemos tu perdón. 62 DÍA SÉPTIMO I IV Eres el Hijo de Dios que naciste de María, ¡Bendito el pueblo que os tiene como santa compañía! Reunidos en tu memoria formamos la Santa Iglesia, para escuchar tu Palabra para sentir tu presencia. ESTRIBILLO Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. Por las sendas de la muerte muchos nuestros te han seguido, sólo nos queda el consuelo de saber que están contigo. II VI V Cuando entras en la Iglesia hasta tu Madre sonríe, y sus lágrimas benditas se convierten en rubíes. Como Tú resucitaste esta esperanza tenemos, que vuelven a mejor vida todos los que en Ti murieron. III ESTRIBILLO FINAL Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. Todo pobre y malherido moriste en tu Viernes Santo, para que sepamos todos que nadie nos quiere tanto. A tus pies el corazón para hacerte compañía, pues tu muerte es nuestra muerte y tu vida nuestra vida. 63 DÍA OCTAVO I IV Los niños que esta mañana han tomado comunión, para vivir en tu gracia échales tu bendición. Te hemos pedido la gloria también nos concederás, que mañana haga bueno y tu fiesta celebrar. ESTRIBILLO Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. Traemos una despedida metida en el girasol, a este Cristo de los Santos le queremos con ardor. V II No hay nadie que no te tenga un trono en su corazón, ni nadie que no te traiga una flor y una canción. III ESTRIBILLO FINAL Adiós, Cristo de los Santos, adiós, querido patrón, nos vamos pero dejamos a tus pies el corazón. A tus pies el corazón para hacerte compañía, pues tu muerte es nuestra muerte y tu vida nuestra vida. Santo Cristo de los Santos que vives en una cruz, haz de nuestros sufrimientos un camino hacia la luz. 64 DÍA OCTAVO I IV A la Iglesia te han traído los vecinos de este pueblo, para hacerte la novena con amor y con respeto. De rodillas te han pedido los niños de Hoyocasero, que vivan siempre en tu gracia para poder ir al cielo. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Con pena y con alegría te damos la despedida, Santo Cristo de los Santos hasta otro nuevo día. V II ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. El pueblo de Hoyocasero mucha devoción te tiene, concédeles, Santo Cristo, todo lo que se merecen. III Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. Los niños que esta mañana han hecho la comunión, condúcelos, Santo Cristo, por el camino mejor. 65 DÍA NOVENO I IV La Justicia de este pueblo todo lo pone en tus manos, para poder gobernar como unos buenos cristianos. Esos hijos forasteros que han venido a tu función, levanta Cristo la mano y échales tu bendición. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. V Santo Cristo de los Santos te pedimos con fervor, que en el cielo al sacerdote le des el puesto mejor. II VI Lunes de Pentecostés el más bonito del año, cuando celebro la fiesta de mi Cristo de los Santos. Y nosotros a su lado todos juntos te alabemos, pues será el premio mejor que nos darás siendo buenos. III VII Estos seis mayordomos que te están acompañando, para subir a los cielos dales tu bendita mano. Tú vigilas nuestro sueño Tú presides nuestra vida, donde quiera que vayamos tu mirada no se olvida. 66 VIII Cristo vivo, Cristo muerto, Cristo vivo en las alturas, extiende sobre tus muertos el manto de tu dulzura. IX En tu Ermita te dejamos hasta el año venidero, no olvides Cristo bendito al pueblo de Hoyocasero. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos la gloria, Señor. Danos la gloria, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. 67 CÁNTICOS PARA PEDIR AGUA AL STMO. CRISTO DE LOS SANTOS Algunos de estos cánticos que siguen sabemos fueron cantados en marzo de 1949, año en que se padeció una fuerte sequía. Como puede verse se pide el agua y después se agradece la llegada de una nevada, que aunque no era lo pedido solucionó la situación. 68 DÍA PRIMERO I V Santo Cristo de los Santos en ti todos confiamos, has de mandarnos el agua para regar nuestros campos. La Corona de este Cristo tiene veinticinco piedras, y en cada piedra una fuente para regar nuestras tierras. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Las fuentes se están secando los prados sin hierba están, y los arroyos sin agua para poderlos regar. VI II VII Tú que tienes el Poder y que todo está en tus manos, mándanos agua abundante que bien lo necesitamos. Una despedida traigo en las hojas del geranio, mándanos agua del cielo para regar nuestros campos. III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Con mayo florece todo el tomillo y el piornal, si no nos mandas el agua todo se nos va a secar Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. IV La Virgen de las Angustias por ser la Madre de Dios, te pide nos mandes agua y nos concedas tu perdón. 69 DÍA SEGUNDO V I Santo Cristo de los Santos Tú que tienes el Poder, quita el candado del Cielo para que pueda llover. San Isidro Labrador sacó agua de un peñasco, sácalo Tú, Santo Cristo, para regar nuestros campos. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. VI Santo Cristo de los Santos y a tu Madre Soberana, todo el pueblo con amor te estamos pidiendo el agua. II VII La Corona de este Cristo tiene espinas de dolor, por unas nos manda el agua por otras la bendición. Una despedida traigo entre estrellas y luceros, pidiéndole al Santo Cristo nos mande el agua del Cielo. III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Santo Cristo de los Santos remedia a los labradores, que se ahogan con el polvo que sale de los terrones. Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. IV Una despedida traigo con pena y desolación, de ver secos nuestros campos riégalos pronto Señor. 70 DÍA TERCERO I V Arrodillémonos todos con grande arrepentimiento, que nos concederá el agua el Santo Rey de los Cielos. Santo Cristo de los Santos y a tu Madre Soberana, todo el pueblo con amor rezamos pidiendo el agua. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. VI Los unos te piden gloria los otros te piden sol, y nosotros te pedimos danos el agua, Señor. II VII Santo Cristo de los Santos a tus pies nos postramos, pidiéndote con fervor que nos riegues nuestros campos. Una despedida traigo con mucha pena y dolor, pidiéndole al Santo Cristo danos el agua, Señor III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Santo Cristo de los Santos con cuanta fe te rezamos, para pedirte la lluvia que estamos necesitados. Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. IV Pajaritos de los campos que voláis por esos cielos, pedirle a Nuestro Señor nos mande el agua del cielo. 71 DÍA CUARTO I V Santo Cristo de los Santos Padre de toda bondad, danos el agua del Cielo que es grande necesidad. Aunque pecadores somos tenemos gran esperanza, que nos mandarás del Cielo las lluvias tan deseadas. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. VI Esa imagen tan preciosa que en este jardín está, es el Cristo de los Santos que nos viene a consolar. II VII Ya habrás visto nuestros campos todos llenos de miseria, el día que trajeron con dirección a la Iglesia. Una despedida traigo entre ramas de azucenas, pidiéndole al Santo Cristo nos mande el agua serena. III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Santo Cristo de los Santos tiende tu vista y verás, los campos de tus devotos con grande necesidad. Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. IV Unos te piden la Gloria otros te piden el Sol, nosotros te pedimos danos el agua señor. 72 DÍA QUINTO V I Con mayo florece todo el tomillo y el piornal, si no nos mandas el agua todo se nos va a secar. De rodillas con fe viva te venimos a pedir, que riegues nuestros campos que no podemos vivir. VI ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Santo Cristo de los Santos en ti todos confiamos, retíranos esta «seca» remedianos nuestros campos. II VII La corona de este Cristo tiene espinas en «redor», por unas nos dará agua por otras su bendición. Una despedida traigo entre estrellas y luceros, pidiéndole al Santo Cristo nos mande el agua del Cielo. III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. A este templo te han traído los vecinos de este pueblo, a pedirte con amor nos des el agua del Cielo IV Qué es aquello que reluce en la Iglesia de Hoyocasero, es el Cristo de los Santos que viene a recorrer su pueblo. 73 Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. DÍA SEXTO V I Los campos están muy tristes los hombres también lo están que los sembrados que han hecho todos se van a secar. Eres padre de bondad sapientísimo maestro, esperamos que Tú veas la necesidad del pueblo. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Pecadores somos todos padre de eterna bondad, arrepentidos venimos Tú nos sabrás perdonar. VI VII II Con tus aguas puras lavas los cuerpos que están manchados, riegas lo que está seco y al enfermo pones sano. Una despedida traigo entre rosas y laurel, pidámosle al Santo Cristo para que vuelva a llover. III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Las lluvias son deseadas por todos los de este pueblo, esperamos nos las mande el Santo Rey de los Cielos. IV Los campos están muy tristes que se les seca la flor, para poderlos regar danos el agua, Señor. 74 Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. DÍA SÉPTIMO Santo Cristo de los Santos tiende tu vista a lo largo, y danos el agua del cielo aunque no lo merezcamos. V Quién es aquel buen Señor que va vestido de blanco, es el Cristo de los Santos que viene a regar los campos. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Es el Cristo de los Santos reliquia tan soberana, que cuanto más se la mira más llena de gozo el alma. I VI VII II Una despedida traigo entre flores y violetas, pidiéndole al Santo Cristo que nos de buenas cosechas. Las fuentes están muy secas los ríos se secarán, Tú que tienes el poder nos los puedes remediar. ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. III Santo Cristo de los Santos nos tienes muy disgustados, que llevamos siete días y no nos hemos mojado. Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. IV Los niños lloran de hambre y a sus madres piden pan, envíanos agua del Cielo para podérselo dar. 75 DÍA OCTAVO I IV Qué es aquello que reluce por encima de la Custodia, es el Cristo de los Santos que nos baja agua de la Gloria. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Santo Cristo de los Santos las gracias te vengo a dar, por los buenos temporales que nos has mandado ya. V Una despedida traigo con un divino tesoro, a este Cristo de los Santos que relumbra como el oro. II ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. Santo Cristo de los Santos te venimos a rogar, y a darte todos las gracias por haber visto nevar. III Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. Te pedimos el agua y nos mandaste la nieve, te damos todos los gracias porque todo nos conviene. 76 DÍA NOVENO I Te venimos a dar gracias con alegría y contento, pidiendo nos des salud para el alma y para el cuerpo. ESTRIBILLO Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. V Nos mandaste el agua que mucha falta hacía, te traemos a tu ermita con mucho amor y alegría. VI A la puerta de la ermita vemos dos aves volar, San Joaquín y Santa Ana que te han salido a esperar. II VII Las madres están contentas los niños también lo están, que nos has mandado el agua para poder darles pan. Una despedida traigo en un ramito de olor, a esta imagen tan preciosa que relumbra como el sol. III ESTRIBILLO FINAL Como estás en ese trono tan resplandeciente sol, con humildad te pedimos danos el agua, Señor. El pueblo de Hoyocasero está muy agradecido, que nos has mandado el agua para que suban los trigos. IV Te pedimos Gran Señor que nos des buenas cosechas, nos libres de los granizos y también de las tormentas. 77 Danos el agua, Señor, aunque no la merezcamos, que si por merecer fuera ni la tierra que pisamos. AL CRISTO DE NUESTROS SUEÑOS Por Don Silviano Gómez, Director de Orquesta HIMNO AL STMO. CRISTO DE LOS SANTOS Es el Cristo de los Santos, mi patrón y he jurado por mi honor a su lado combatir hasta que muera y luchando, morir por su amor (bis). Lo juré y lo juro hoy también devoto fiel de mi Cristo quiero ser. Tú serás nuestro amparo y galardón tuyos somos, toma nuestro corazón. Tú eres el Cristo de nuestra ilusión por eso cantamos en tu procesión (bis). Viva nuestro Cristo (viva). Viva nuestro Dios. Cristo bendito compadécete y cuida los campos cuando tengan sed (bis). Mándalos el agua, manda llover. Baja a la ermita a honrar a tu Dios, llora tus culpas, implora perdón (bis). Viva nuestro Cristo (viva). Viva nuestro Dios. 79 LA FIESTA DEL CRISTO Las campanas dan tres golpes, para reunir a las almas. Todo el pueblo se congrega para oír la Misa sacra, el Preste sube al altar los coros músicos cantan, cuando la Misa termina, todos a la ermita marchan; los hombres forman delante, detrás el Cristo en sus andas, al final van las mujeres, los niños y las muchachas. Jóvenes voces dirigen al pueblo, que a su Cristo canta, pidiendo ya agua cristalina, ya la salud de las almas. Llegados a la ermita los cánticos ya se callan, y en oración fervorosa, en silencio, con el alma: Adiós, Cristo de los Santos, dice el pueblo en masa. 80 La gente sale con pena, la gente va a la portada, pues allí la banda toca la canción de la mañana. Dan las dos, hora de comer, la gente se desparrama; gozo, alegría por doquier Hoyocasero rebasa. Es la fiesta de su Cristo, que fuerte sus campos guarda; es la fiesta de su Cristo, que allí desde su morada, todos los días bendice, sus trabajos y sus casas. La fiesta ya se termina y cuando la tarde avanza, hablando unos, rezando otros, todos a su hogar marchan. Santo Cristo de los Santos recibe nuestra plegaria: «Danos salud para el cuerpo, y la gracia para el alma». E. H. 81 LAS LLAGAS DE CRISTO Miradme, oh mi amado y buen Jesús postrado delante de vuestra Santísima presencia. Os ruego con el mayor fervor imprimáis en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderos mientras que yo con todo el amor y compasión de que soy capaz voy considerando vuestras cinco llagas, teniendo presente aquella que de Vos ¡Oh mi Buen Jesús! Dijo el Santo Profeta David: «Han taladrado mis manos y pies y se pueden contar todos mis huesos». 82 A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO Ese pie que ensangrentado miro en la Cruz redentora fue por mi culpa traidora herido y atravesado, ya que ha sido mi pecado causa de tanto dolor, dejadme venir Señor vuestra sangre a rescatar, haced que corra a la par en lágrimas de mi amor. PADRENUESTRO. A LA LLAGA DEL PIE DERECHO En la culpa que perdí bien me buscasteis a fe que herido tenéis el pie de tanto correr tras de mi, pues ya me tenéis aquí y os he costado esa herida y veis mi alma arrepentida escuchar su amante queja. No dejéis marchar la oveja que estuvo un tiempo perdida PADRENUESTRO. 83 A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA Como busca el mar al río os voy buscando mi Dios que está sediento de Vos este corazón vacío. Vos lo llenaréis Bien Mío que para la sed que siento tiene muy cerca la fuente que de vuestra mano brota, y le bastará una gota de esa sangre solamente. PADRENUESTRO. A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA A impulsos y movimientos de esa mano aprisionada salió el mundo de la nada y palpitó el firmamento, brilló la luz, rugió el viento, poblaronse tierra y mar y vinieron a adorar la mano de su creador; tan solo el hombre traidor quiere esa mano enclavar. PADRENUESTRO. 84 A LA LLAGA DEL COSTADO Ya me mueve a compasión esa llaga del costado y triste y desconsolado, vengo a pediros perdón. Señor, ¿qué queréis de mi? Pues yo esa llaga os abrí. Decidme con qué se paga, porque hasta que no os satisfaga no me levanto de aquí. PADRENUESTRO. ORACIÓN ¡Oh Jesús Señor Dios Nuestro! Te ofrecemos estos cinco Padrenuestros por las cinco llagas que padecisteis en el ara de la Cruz, para que perdones a todos los que están en la agonía y tienen que morir hoy. Corazón agonizante de Jesús, tened misericordia de los pobre moribundos. 85 ORACIÓN No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. —Tú me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en esa Cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. —Muéveme, al fin, tu amor; y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara; y aunque no hubiera infierno, te temiera. —No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. ALMA DE CRISTO Alma de Cristo, santifícame, Cuerpo de Cristo, sálvame, Sangre de Cristo, embriágame, Agua del Costado de Cristo, lávame, Pasión de Cristo, confórtame, ¡Oh mi Buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas, escóndeme. 86 No permitas que me separe de Ti, del maligno enemigo, defiéndeme. Y en la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, Para que con tus Santos te alabe. Por los siglos de los siglos. PADRE ETERNO Padre Eterno, yo os ofrezco las llagas de Nuestro Señor Jesucristo para curar las de nuestras almas. Jesús mío, perdón y misericordia por los méritos de vuestras Santas Llagas. Mis llagas repararán las vuestras. Mis llagas recubrirán todas vuestras faltas. Los que las honrasen tendrán un verdadero conocimiento de Jesucristo. Un alma que durante su vida ha honrado y aplicado las llagas de Nuestro Señor Jesucristo y las ha ofrecido al Padre Eterno por las almas de Purgatorio, será acompañado en el momento de la muerte por la Santísima Virgen, los Ángeles y Nuestro Señor en la Cruz, resplandeciente de gloria, la recibirá y la coronará. 87 LA CRUZ Te atamos a una columna con asperísimas cuerdas. Te escupimos en el rostro con descarada insolencia. Te azotamos las espaldas con hierros y con correas. Te coronamos de espinas la delicada cabeza. Y en tus hombros de pastor, y en tus manos de profeta te pusimos una Cruz con rencorosa violencia. Tú la tomaste gustoso para mostrarnos que en ella cifrabas toda la historia de crímenes y blasfemias. El árbol del Paraíso, del tierno Isaac la leña, la quijada de Caín, todo el horror de las guerras, el racismo, el genocidio, las bombas y las hogueras y tantos torpes olvidados, ingratitudes y afrentas. Ahora entiendo tu mensaje. Ahora entiendo tu tarea. La Cruz es luz y camino. La Cruz es amor y ofrenda. 88 Enséñame Buen Pastor, enséñame Tú a cogerla. Quiero aprender el oficio más hermoso de la tierra. Dame tu Cruz Nazareno, que quiero echármela a cuestas. ORACIÓN Nada de turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta. Si en las tristezas que te combaten acaso alguna te acongojare, sé valeroso, no te acobardes que son humo y se las lleva el aire. Por eso dijo la Santa Madre: nada te turbe, nada te espante. Santa Teresa de Jesús. Comentario anónimo. 89 Romería del Lunes de Pentecostés ORACIONES PARA CADA MOMENTO Como hijos de Dios la oración es un derecho y un deber. Y tiene que resultarnos tan natural como la respiración, acudiendo a Dios para dialogar con Él, para alabarlo, darle gracias, escucharlo, pedir perdón y contarle nuestras necesidades. La oración y la vida cristiana son inseparables porque se trata del mismo amor y del mismo seguimiento de Cristo. Orar siempre es necesario para actuar según el Espíritu de Cristo, combatir las tentaciones y vivir como hijos de Dios. Las principales dificultades en el ejercicio de la oración son la distracción, la falta de fe y el desorden; el remedio está en la conversión, la vigilancia del corazón, la humildad y la perseverancia. La tradición cristiana contiene tres grandes expresiones de la vida de oración: la oración vocal, la meditación y la oración contemplativa. Aunque la oración se dirige propiamente a Dios, debemos invocar también a la Virgen, a San José, a los Ángeles y Santos, porque son nuestros intercesores ante Dios del cielo. Dios siempre está a mi lado, más aún, cuando estoy en gracia Dios está dentro de mí: en mi corazón. Por eso 91 mi trato con Él debe ser frecuente y confiado, íntimo y cordial, como el de un hijo con su Padre. La oración es un medio maravilloso que tengo para tratarle, para hacerme amigo suyo, para llegar a ser santo, que es lo que Él quiere de mí. Aquí tienes reunidas las oraciones más frecuentes y conocidas con las que han hablado con Dios y su Santísima Madre millones de cristianos de todos los tiempos. Rézalas siempre con fe y amor. LA SEÑAL DE LA SANTA CRUZ Es la señal del cristiano. En la Cruz murió Jesús para salvar a los hombres de sus pecados. Por la señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos, líbranos, Señor, + Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, + y del Espíritu Santo. Amén. EL PADRENUESTRO Jesús mismo nos enseñó esta oración. Es la oración de los hijos de Dios. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. 92 EL AVE MARÍA En ella repetimos muchas veces las palabras del Ángel y de Santa Isabel a la Virgen y también las súplicas que le han dirigido desde siempre los buenos hijos de la Iglesia. Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Sana María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. EL GLORIA Es un canto de alabanza a la Santísima Trinidad. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. EL CREDO Es el resumen de todo lo que Dios, mi Padre, ha revelado a los hombres y que yo ahora confieso porque soy hijo de Dios. Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepul93 tado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. LA SALVE Una súplica confiada a mi Madre del cielo, la Virgen Santísima, Reina del Universo y Madre también de todos los cristianos. Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. BENDITA SEA TU PUREZA Pídele muchas veces a la Virgen la pureza de pensamientos, palabras y obras en tu vida. 94 Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti celestial Princesa, Virgen Sagrada, María, te ofrezco desde este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión. No me dejes, Madre mía. Amén. SEÑOR MÍO, JESUCRISTO Llamado también Acto de contrición. Es un modo de decirle al Señor que estamos arrepentidos y que no queremos ofenderle más. ¡Señor mío Jesucristo!, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén. YO CONFIESO Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: (Golpeándose el pecho) Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. 95 EL ACORDAOS Es una oración que dirigimos a Nuestra Señora, con la confianza que nos da el saber que es nuestra Madre, que nos oye siempre con cariño. Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro haya sido abandonado de Vos. Animado con esto confianza a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a aparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis ¡oh Madre de Dios!, mis humildes suplicas, antes bien inclinad a ellos vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente. Amén. DEVOCIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Todas las generaciones me llamarán bienaventurada. La piedad de la Iglesia, hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano. La Santísima Virgen es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial. Y en efecto, desde los tiempos más antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de «Madre de Dios» bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades... 96 Este culto, aunque del todo singular es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo Encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente, o encuentra su expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y la oración mariana, como el Santo Rosario, síntesis de todo el Evangelio. SANTO ROSARIO Es una meditación de la vida de Jesucristo y de la Virgen María; está dividido en tres partes y cada parte en cinco misterios. Una buena costumbre es rezar, diariamente, en privado, o en familia una tercera parte. Es la devoción mariana más popular: La misma Virgen María encargó a Santo Domingo de Guzmán y, recientemente, a los niños videntes de Lourdes y Fátima su rezo. Modo de rezarlo. Por la señal de la Santa Cruz... ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre Verdadero... V. Señor, ábreme los labios, R. Y mi boca proclamará tu alabanza. V. ¡Dios mío, ven en mi auxilio!, R. Señor, date prisa en socorrerme. V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Después de anunciar cada misterio se reza un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria. 97 MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO Misterios Gozosos LUNES y SABADOS. 1. La Encarnación del Hijo de Dios. 2. La Visitación de Nª Señora a su prima Santa Isabel. 3. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén. 4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo. 5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo. Misterios Dolorosos MARTES y VIERNES. 1. La Oración de Jesús en el huerto. 2. La flagelación del Señor. 3. La coronación de espinas. 4. Jesús con la Cruz a cuestas. 5. Jesús muere en la Cruz. Misterios Gloriosos MIÉRCOLES y DOMINGOS. 1. La Resurrección del Señor. 2. La Ascensión del Señor a los cielos. 3. La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. 4. La Asunción de María en cuerpo y alma al cielo. 5. La Coronación de Nuestra Señora. Misterios Luminosos JUEVES 1. El bautismo de Jesús en el Jordán. 2. Las bodas de Caná. 3. La predicación de Jesús y la llamada a la conversión. 4. La transfiguración del Señor. 5. La institución de la Eucaristía en la última cena. 98 Después de cada misterio se reza: María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Al terminar los cinco misterios, se puede rezar: Dios te salve, María, Hija de Dios Padre... Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo. Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo. Dios te salve, María, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad. LETANÍAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Señor, ten piedad Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad Señor, ten piedad. Señor, ten piedad Cristo, óyenos, Cristo, óyenos Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos. Dios Padre celestial, Ten misericordia de nosotros Dios Hijo, Redentor del mundo, Dios Espíritu Santo. Trinidad Santa, un solo Dios, Ruega por nosotros Santa María, Santa Madre de Dios, Santa Virgen de las vírgenes, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia, Madre de la divina gracia, Madre purísima, 99 Madre castísima, Madre intacta, Madre incorrupta, Madre inmaculada, Madre amable, Madre admirable, Madre del buen consejo, Madre del Creador, Madre del Salvador, Virgen prudentísima, Virgen digna de veneración, Virgen digna de alabanza, Virgen poderosa, Virgen clemente, Virgen fiel, Espejo de justicia, Trono de sabiduría, Causa de nuestra alegría, Vaso espiritual. Vaso honorable, Vaso insigne de devoción, Rosa mística Torre de David, Torre de marfil, Casa de oro, Arca de la alianza, Puerta del cielo, Estrella de la mañana, Salud de los enfermos, 100 Ruega por nosotros Refugio de los pecadores, Consoladora de los afligidos, Auxilio de los cristianos, Reina de los ángeles, Reina de los patriarcas, Reina de los profetas, Reina de los apóstoles, Ruega por Reina de los mártires, nosotros Reina de los confesores, Reina de las vírgenes, Reina de todos los santos, Reina concebida sin pecado original, Reina elevada al cielo, Reina del santísimo Rosario, Reina de la familia, Reina de la paz. V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. R. Perdónanos, Señor. V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Escúchanos, Señor. V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten misericordia de nosotros. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas en las necesidades que te presentamos, antes bien, líbranos siempre de todas los peligros, Virgen gloriosa y bendita. 101 V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amen Oración Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que por el anuncio del Ángel hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. ORACIONES DE LA MAÑANA Levántate con prontitud venciendo la pereza. Saluda al Señor y ofrécele el nuevo día. Es también una buena ocasión para saludar y ofrecer tu día a Nuestra Señora, la Virgen María, que es tu Madre del cielo. OFRECIMIENTO DE OBRAS En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Te doy gracias, Dios mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida. Te ofrezco mis pensamientos, palabras y obras de este día. No permitas que Te ofenda y da me fortaleza para huir de las ocasiones de pecar. Haz que crezca mi amor hacia Ti y hacia los demás. 102 A la Santísima Virgen ¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén. Al Ángel de la Guarda Ángel de Señor, que eres mi custodio, puesto que la providencia soberana me encomendó a Ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén. OFRECIMIENTO DE TU TRABAJO Es bueno que antes de ponerte a trabajar le digas al Señor una oración como ésta: Te ofrezco, Señor, este mi trabajo. Ayúdame a hacerlo bien, por amor a Ti y a los demás. Santa María, Ángel de mi Guarda, interceded por mí. ORACIONES DE MEDIODÍA Ángelus Es una costumbre muy antigua rezar a las doce del mediodía el Ángelus. En esta oración los cristianos le recordamos a la Virgen María uno de los momentos más grandes de su vida: que iba a ser Madre de Dios, y lo hacemos con las mismas palabras que le dirigió el Arcángel San Gabriel. 103 V. El ángel del Señor anunció a María; R. Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve María... V. He aquí la esclava del Señor; R. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve María... V. Y el Hijo de Dios se hizo Hombre; R. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María... V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que habiendo conocido por el anuncio del Ángel la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, alcancemos la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Regina Coeli En tiempo Pascual, desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés, en lugar del Ángelus, y para unirnos a la alegría de la Virgen y de toda la Iglesia, rezamos el Regina Coeli . V. Reina del Cielo, alégrate; R. ¡Aleluya! V. Porque el que mereciste llevar en tu seno; R. ¡Aleluya! V. Resucitó como dijo; R. ¡Aleluya! V. Ruega por nosotros a Dios; R. ¡Aleluya! 104 V. Gózate y alégrate, Virgen María. R: ¡Aleluya! V. Porque resucitó, en verdad, el Señor. R. ¡Aleluya! ¡Oh, Dios!, que te dignaste alegrar al mundo por la Resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo; concédenos, te rogamos, que por la mediación de la Virgen María, su Madre, alcancemos los gozos de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. ORACIONES DE LA NOCHE Antes de acostarte ponte unos momentos en la presencia de Dios, tu Padre, que te ve y te oye siempre. Repasa brevemente lo que hiciste durante este día. Después le pides perdón y le das gracias por sus beneficios. Encomiéndate luego a la Virgen María, tu Madre, y a tu Ángel Custodio. Acción de gracias En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Te doy gracias, Dios mío, por todos los beneficios que hoy me has concedido. Te pido perdón de todas las faltas que he cometido durante este día; me pesa de todo corazón de haberte ofendido y propongo firmemente nunca más pecar, ayudado de tu divina gracia. 105 BENDICIÓN DE LA MESA Antes de comer V. + Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos, que por tu bondad vamos a tomar. R. Amén. V. El Rey de la Gloria nos haga partícipes de la mesa celestial. R. Amén. Después de comer V. + Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios. A Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén. V. El Señor nos de su paz. R. Y la vida eterna. Amén. VISITA AL SANTÍSIMO Jesús se ha quedado con nosotros en la Sagrada Eucaristía. En las formas consagradas por el sacerdote en la Santa Misa, que son guardadas en el Sagrario, esta Él realmente presente con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma, con su Divinidad. No dejes de acudir cada día a visitar a tu gran amigo Jesús en el Sagrario. Adórale, cuéntale tus cosas, pídele que te ayude. Reza. Estación a Jesús Sacramentado V. Viva Jesús Sacramentado. R. Viva y de todos sea amado. V. Padrenuestro... Ave María... Gloria al Padre... (Tres veces) 106 Comunión espiritual. Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos. AL HACER UN RATO DE ORACIÓN Al comenzar: Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estáis aquí presente. Os pido perdón de mis pecados y gracias para hacer este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José mi padre y señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí. Amén. Al terminar: Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos y afectos que me habéis inspirado en esta meditación. Os pido me concedáis la gracia que necesito para ponerlos en práctica. Madre mía Inmaculada, San José mi padre y señor, Ángel de mi guarda, alcanzadme del Señor esta gracia. Amén. YO PECADOR Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bien107 aventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén. RESUMEN DE VIDA CRISTIANA l. No dejes pasar mucho tiempo sin encomendarte de alguna manera a Dios. 2. Acude a Misa los días de precepto, aunque para ello tengas que hacer algún sacrificio. 3. Cumple con los preceptos de la confesión y comunión pascual. 4. Evita todo pecado mortal y, en caso de pecar, confiésate pronto. 5. No hagas nunca traición a Dios y a tu conciencia en el ejercicio de tu oficio o profesión. 6. Haz el bien que puedas y hazlo por Dios. 7. No tardes mucho en recibir los Santos Sacramentos. 8. Diariamente reserva un poco de tiempo para leer el Evangelio o algún libro de formación. 9. Proponte unas normas de vida cristiana para hacer todos los días, todas las semanas y todos los años. 10. Ten un confesor fijo para que te ayude a conocer mejor la voluntad de Dios y te oriente en el modo de realizarla. 11. Trata de que en tu casa y lugar de trabajo haya algún cuadro o imagen de la Virgen y del Santo Cristo para rezar con frecuencia. 108 EPÍLOGO Era una noche de la novena al Santísimo Cristo. Cuando todos os habíais ido ya a vuestras casas, estaba yo de rodillas junto al Sagrario pensando en vosotros y pidiendo por vuestra vida espiritual. Y el Señor, presente en el Sagrario, el mismo que murió por nosotros en la Cruz y cuya imagen es nuestro Santísimo Cristo, me dijo muy claro al oído os diera estos consejos. Yo soñaba junto al Sagrario aquella noche en el silencio de la iglesia parroquial con una parroquia verdaderamente cristiana, con una juventud limpia y pura, con unas familias fieles a las leyes de Cristo, imitadoras del hogar de Nazaret. Y al despertar de aquel rato de oración escuché la palabra de Cristo que me decía que su voluntad era también el sueño real que yo había tenido junto al Sagrario. Pedídselo así al Santísimo Cristo, pedidle que esta Parroquia de Hoyocasero sea verdaderamente cristiana, que sea un cielo anticipado en que todos sus hijos, unidos por la fe y participando de la vida divina por la gracia, seamos un día transplantados al reino de los cielos para gozar de Cristo para siempre. Victorio Herráez 109 Vista panorámica de la ermita Esta segunda edición se acabó de imprimir el día 15 de septiembre de 2006, fiesta de la Virgen de las Angustias, Patrona de Hoyocasero. La edición de este libro ha sido realizada desinteresadamente por Alberto García Domínguez, con la colaboración especial de nuestro párroco Don Juan Carlos, de Pilar Martín Martín, de María Martín y de otros devotos del Santísimo Cristo de los Santos. Muchas gracias a todos por su colaboración. Pajaritos de los campos, que voláis por esos cielos, decidle al Cristo bendito lo mucho que le queremos. Decídselo hoy y todos los días del año cuando paséis cantándole junto a la ermi ta, decidle que confiamos ayudados por su gracia y lavados con su sangre divina gozar con Él de la felicidad eterna del cielo. Amén.