accede a la novena del Cristo, cortesía de Alberto

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NOVENA
AL SANTÍSIMO CRISTO
DE LOS
de Hoyocasero (Ávila)
SANTOS
Portada del libro de la novena de 1956
NOVENA
AL
SANTÍSIMO CRISTO
DE LOS
SANTOS
DE
Hoyocasero (Ávila)
© 2006, Cofradía del Stmo. Cristo de los Santos
Primera edición: abril de 2006
Segunda edición: septiembre de 2006
Depósito Legal: SE-2500-2006
ISBN: 84-931796-9-8
Impresión: Publidisa, S.A.
Impreso en España - Printed in Spain
ÍNDICE
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Dedicatoria a la edición de 1956 . . . . . . . . . . .
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Novena al Santísimo Cristo de los Santos . . . .
Oración preparatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Día primero. Conocimiento de Jesús . . . . . . . .
Oración final para todos los días . . . . . . . . . . .
Día segundo. Los ojos de Jesús . . . . . . . . . . . .
Día tercero. Lengua de Jesús . . . . . . . . . . . . . .
Día cuarto. Manos de Jesús . . . . . . . . . . . . . . .
Día quinto. Los pies de Jesús . . . . . . . . . . . . . .
Día sexto. El corazón de Jesús . . . . . . . . . . . . .
Día séptimo. Las palabras de Jesús . . . . . . . . .
Día octavo. Hambre y sed de Jesús . . . . . . . . .
Día noveno. La pureza de Jesús . . . . . . . . . . . .
Cánticos populares al Santísimo Cristo . . . . . .
Día primero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Día segundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Día tercero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Día cuarto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Día quinto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Día sexto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Día séptimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Día octavo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Día noveno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Cánticos para pedir agua
al Santísimo Cristo de los Santos . . . . . . . . . . . 68
Al Cristo de nuestros sueños. . . . . . . . . . . . . . . 78
Himno al Santísimo Cristo de los Santos . . . . . 79
La fiesta del Cristo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Las Llagas de Cristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Oraciones para cada momento . . . . . . . . . . . . . 91
Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
PRÓLOGO
Durante este año de 2006 celebramos el cincuenta
aniversario de la publicación de nuestra novena al
Santísimo Cristo de los Santos. Medio siglo ha transcurrido ya desde que Don Victorio preparase con cariño
estas páginas que nos han permitido a todos acercarnos
a «nuestro» Cristo. Nosotros queremos unirnos a este
aniversario presentando como homenaje una reedición
de esta novena.
Con estas páginas Don Victorio trasparentaba su amor
a Jesucristo, representado en nuestro Santísimo Cristo de
los Santos, y su inquietud pastoral al manifestar su deseo
de que todos conozcamos a Jesucristo y aprendamos a
amarle cada día más. Quizás, una limitación que encontramos sea el lenguaje propio de una época y de una
manera de proclamar la fe. El Vaticano II nos ha dado
una formulación más actual de nuestra fe cristiana. En
este sentido, el Santo Padre, Benedicto XVI, insistirá en
la importancia de reconocer la iniciativa amorosa de
Dios sobre nuestra vida y la necesidad de responder con
amor a ese don: «Puesto que es Dios quien nos ha amado
primero, ahora el amor ya no es sólo un mandamiento,
sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a
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nuestro encuentro». Encíclica Dios es Amor. Por ello,
hemos querido añadir un pequeño comentario al final de
cada día para que nos ayude a realizar una lectura actual
de las meditaciones de nuestra novena.
Asimismo, con esta publicación intentamos conseguir que las tradiciones de nuestro pueblo sigan vivas,
pues nos llena de orgullo poder transmitir a nuestros
hijos, de generación en generación, la necesidad de
vivir el amor, la esperanza y la fe al modo de Jesucristo
representado en el Santísimo Cristo de los Santos.
Además de la novena se incluye también una selección de cánticos populares al Santísimo Cristo, las oraciones de las Llagas de Cristo y una guía de oraciones
para cada momento.
Un saludo,
Vuestro Párroco
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DEDICATORIA A LA EDICIÓN DE 1956
Al coro de cantoras, que todos los años le pedía al Santísimo
Cristo la gracia de poder cantarle otro año más, que con vuestras
alegres y limpias voces dais esplendor a estas fiestas solemnes y
sois el grupo selecto de la Parroquia y formareis con vuestras virtudes esa era nueva en el orden espiritual; a vosotras que tantas
veces junto al sagrario, mirando cara a cara a Jesús en los retiros
del último jueves de cada mes, le habéis prometido ser fieles y limpias de pecado. A toda la juventud de la Parroquia, para que
aprendáis a amar a Jesucristo, que es camino, verdad y vida, y os
habla de horizontes nuevos y claros en vuestra vida espiritual. A
todos vosotros, queridos jóvenes de ambos sexos, que seréis la
Parroquia más cristiana de un mañana muy próximo formando
hogares verdaderamente cristianos, donde se ame de verdad a
Cristo y El sea el Jefe de vuestra familia.
A todos os dedico este libro con cariño de Padre Espiritual,
que os quiere de corazón en Cristo Jesús.
Vuestro sacerdote:
Victorio Herráez
Pbro.
Hoyocasero (Ávila), fiesta de la Virgen del Carmen de 1956.
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Imagen del Stmo. Cristo de los Santos camino de la ermita
INTRODUCCIÓN
Todos los años celebramos con devoción esta fiesta
del Santísimo Cristo de los Santos. Estoy convencido es
la novena que hacemos con más devoción y con mayor
asistencia. Hasta los hombres, que brillan por su ausencia en los actos litúrgicos vespertinos, suelen asistir en
un grupo bastante numeroso. Al menos les servirá para
tonificar un poco su vida espiritual el rezar el rosario a
la Virgen, escuchar los cánticos del mes de mayo, recibir la bendición con el Santísimo y cantar emocionados
al Santísimo Cristo después de haber hecho con fervor
su novena. Son nueve días de ambiente cristiano.
Pensando en vuestra devoción al Santísimo Cristo
para ayudaros a amarle más cada día he compuesto esta
novena en su honor, sencilla si queréis, pero con el solo
deseo de ayudaros a hacerla con fervor y a conocer a
Jesús cada día más. Por eso he querido en ella estudiar
a Jesús en su fisonomía humana. Que Cristo
Crucificado nos recuerde lo que aquellas manos y pies
hicieron por nosotros, lo que sus ojos y lengua lloraron
y predicaron, lo que su Corazón divino nos amó, y de
este conocimiento de Jesús nazca en nosotros el amor
verdadero durante todos los días de nuestra vida.
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Jesús es para nosotros el camino, la verdad y la vida.
Los cristianos sabemos que Jesús vive. Vive en el
cielo sentado a la diestra de Dios Padre, mostrando sus
llagas para que sirvan de intercesión por nuestros pecados. Vive en el alma del cristiano que está en gracia, vive
en la Iglesia, que es la continuación de su obra redentora; vive en e1 Evangelio, que son sus palabras, sus
hechos y su doctrina; vive en sus sacerdotes, representantes suyos en la tierra. Sepamos nosotros aprovecharnos de su doctrina, de su gracia, de sus sacerdotes, de su
Iglesia. Aprended a pedirle a Cristo por vuestras necesidades espirituales y temporales. Poned junto a su cruz y
junto al sagrario vuestros problemas. Y cuando hagáis
esta novena al Santísimo Cristo, pedidle por mí, vuestro
sacerdote, para que cada día le ame más y me dé 1a gracia necesaria para enseñaros su doctrina y sobre todo el
amor a su divino Corazón, que murió en la cruz para darnos a nosotros la vida de la gracia.
I
Unas palabras para canalizar vuestro fervor al
Santísimo Cristo y hacer que esta devoción sea para
vuestras almas fuente de vida y santidad. Distingamos
en esta devoción dos etapas o épocas distintas:
1ª) La que se refiere a la novena y fiesta anual;
2ª) La devoción al Santísimo Cristo durante todos
los días del año.
Todos los años el domingo infraoctavo de la
Ascensión, cuando todavía duran en la liturgia los acen12
tos tristes de la despedida del Señor desde el monte
Olivete, cuando en el silencio y la oración nos invita la
Iglesia a prepararnos para la fiesta solemne de
Pentecostés, para que el Espíritu Santo llene nuestros
corazones con el soplo divino de su amor, la parroquia
en este domingo se viste de gala y todos, al repicar alegre de las campanas, salen con alegría y devoción a
recibir al Santísimo Cristo de los Santos y acompañarle
hasta la Iglesia Parroquial, donde empieza a continuación el primer día de la novena.
Dos días hacen época en estos cultos al Santísimo
Cristo: Este primer día de la novena en que la Iglesia
Parroquial se llena de fieles y sobre todo de jóvenes y
hombres, que rezan el rosario y hacen el ejercicio del
mes de Mayo, dedicado a nuestra Madre Inmaculada,
reciben la bendición con el Santísimo y cantan al
Santísimo Cristo con fervor. Y después, el día de la
fiesta, el lunes de Pentecostés, día de verdadero fervor
y de asistencia en masa a la Santa Misa para luego
acompañar al Santísimo Cristo a su Ermita. Y durante
la novena, ese domingo de Pentecostés, la fiesta del
Espíritu Santo, y para la Parroquia el día de la Primera
Comunión de los niños, que con sus trajes blancos y
sus almas limpias nos preparan el ambiente para la fiesta del lunes. Día de verdadera solemnidad, de cristiano
fervor, de alegría inmensa, de grato recuerdo de otro
día en que nosotros también nos acercábamos por primera vez a recibir el Pan de los Ángeles. Durante los
días de la novena me ha impresionado siempre la
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extraordinaria asistencia y sobre todo ese grupo numeroso de hombres y de jóvenes.
Sobre dos cosas quería llamaros la atención en estas
notas preparatorias a la novena:
1ª) Sobre la procesión de la tarde de la llegada del
Santísimo Cristo. Recordad que subimos cantando la
letanía de los Santos. Les pedimos que rueguen por
nosotros, que nos consigan del Señor los bienes espirituales y materiales que necesitamos. Pedimos al Señor
que nos libre de los males espirituales y temporales. Le
pedimos por la Iglesia, por las necesidades del Estado,
por todo el pueblo cristiano. Le pedimos por nuestros
bienhechores y por nuestros difuntos. Interesa mucho
hagamos con espíritu devoto esta oración litúrgica, aunque la subida y la calle se presten un poco a la disipación, nos ayudará mucho al fervor el cantar todos y no
sólo un grupo, aunque ya sea bastante numeroso.
2ª) La vuelta del Santísimo Cristo a su Ermita el día
de la fiesta, el lunes de Pentecostés. Recordad que
vamos cantando el Rosario para llenar el trayecto que
separa la Iglesia Parroquial de la Ermita. Aunque el trayecto es un poco largo, este Rosario cantado con fervor
por todos los que le acompañamos hasta la Ermita,
atraerá sobre nosotros y nuestra Parroquia las miradas
maternales de María y las bendiciones del Señor. Es una
pena perdamos estos medios tan fáciles de honrar a
María, de acercarnos al Señor, de santificarnos.
Aprovechemos estos dos días importantes en estas fiestas solemnes al Santísimo Cristo. Le acompañemos en
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su subida a la Iglesia Parroquial cantando con devoción
las letanías de los Santos, y cuando hacemos con Él el
regreso a la Ermita cantaremos con fervor el Santo
Rosario. Estas oraciones marianas tendrán su complemento en aquellos cánticos del último día de la novena
en la Ermita, en que le diremos por última vez al
Santísimo Cristo le queremos amar más cada día.
II
Unas palabras para deciros algo sobre vuestra devoción al Santísimo Cristo durante todos los días del año.
Conozco varios detalles que son un claro exponente de
que esta devoción al Santísimo Cristo ha arraigado en
muchas almas de la Parroquia. Son muchas las personas
que durante el año hacen la promesa de hacer una novena al Santísimo Cristo en su Ermita. Es una costumbre
tradicional el visitarle en los domingos de Cuaresma y
en los viernes de este santo tiempo. Pero no os olvidéis
de los cultos litúrgicos de esos días en la Iglesia
Parroquial, que son los cultos oficiales y públicos de los
domingos por la tarde y viernes de Cuaresma, a los que
tenéis obligación de asistir como buenos cristianos. Sé
también positivamente que hacéis lo primero sin faltar a
los referidos cultos parroquiales, quizá en días no lejanos convenga organizar en esos días cultos especiales
en la misma Ermita. Pero sobre todo me gustaría que en
los domingos de Cuaresma, después de los cultos vespertinos en la Iglesia Parroquial y sobre todo para la
juventud, fuera la meta de vuestros paseos domingueros
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la visita al Santísimo Cristo. Además de serviros de
expansión y para respirar aire puro, dignificaría un poco
vuestros paseos esa oración de todos vosotros al
Santísimo Cristo pidiéndole os ayude a ser buenos y
sobre todo a ser limpios como el agua cristalina de
vuestros arroyuelos.
Ya te dejo en la misma entrada de la novena. Yo quisiera haber acertado al escoger sus oraciones; yo quisiera te ayudara a hacerla con devoción y a conocer a
Cristo; yo quisiera sobre todo que de rodillas mires sus
pies y manos clavadas al madero, su frente coronada de
espinas, su costado abierto. Y que cuando en el camino
de tu vida sientas tus labios resecos y tu corazón apegado a las cosas de este mundo, te acerques a Cristo,
fuente de verdad y de vida. Y que al menos un día de la
novena te acerques con fervor a comerle en la Eucaristía,
Pan divino del alma, fuente de aguas vivas. Y que en la
hora de la tentación, antes de caer en el pecado, dirijas
una mirada y musites una oración al Santísimo Cristo
para que no caigas en la culpa; y si alguna vez tuvieres
la desgracia de caer, de manchar tu alma con el cieno, no
te olvides es el Padre que te recibe con cariño como a
hijo pródigo y que te perdona con amor en el
Sacramento de la Penitencia.
¡Quiera el Señor bendecir esta novena y que sirva
para que todos amemos de verdad al Señor! Así se lo
pido humildemente a la Virgen de las Angustias, nuestra Madre y Patrona.
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NOVENA
AL
SANTÍSIMO CRISTO DE LOS SANTOS
ORACIÓN PREPARATORIA
Aunque los dolores espirituales de Cristo fueron los
más grandes, a nosotros se nos mete por los ojos el dolor de
Jesús al sentir perforar con clavos sus manos y pies. Es de
fe que Cristo murió en la Cruz, sujeto a ella con sus manos
y pies clavados. Las heridas son en pies y manos, que son
las partes más sensibles de nuestros cuerpos por estar llenas
de nervios. Y además de esto el peso del cuerpo está continuamente desgarrando las cuatro llagas, las cuales son
como cuatro puñaladas clavadas en el corazón y que todas
juntas en un mismo tiempo atormentan al que padece.
También nos dice el Evangelio que, después de muerto, un
soldado le abrió con su lanza el costado. Cuando se presentó a sus discípulos resucitado las mostró como testimonio
de su gloria, de su amor, de su verdad. Las llagas de Cristo
nos hablan del amor hacia nosotros. Mira sus manos que
bendecían, sanaban a todos, acariciaban a los niños; mira
sus pies santísimos, que corrían en busca de 1a oveja perdida; mira la llaga de su costado, que nos habla de amor, de
sacrificio, de entrega. Cristo sufrió y murió en la Cruz por
nosotros, para librarnos del pecado, para hacernos hijos
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suyos por la gracia. Pidámosle nos deje entrar en el asilo
seguro de su Sagrado Corazón. Digámosle con fe, con confianza y amor: Dentro de tus llagas, escóndeme.
DÍA PRIMERO.- (CONSIDERACIÓN)
Conocimiento de Jesús
¡Oh Jesús!, ¡qué poco te conocemos los hombres!
Eres el gran desconocido. Como hombre viviste treinta
y tres años sobre la tierra, dejando detrás de ti imborrables huellas, hasta convertir la fecha de tu nacimiento en
punto de partida para medir la historia, que dividiste en
dos edades. Mueren por ti los mártires, te consagran su
pureza las vírgenes, se sacrifican los santos, sigues
viviendo en nuestros sagrarios, pero no te conocemos.
Si viniera San Juan Bautista podría dirigirnos el mismo
reproche que a los judíos: «En medio de vosotros está
Jesucristo a quien no conocéis». ¡Oh Jesús!, no te conocemos, y porque no te conocemos no te amamos. Si
nosotros conociéramos bien que Tú eres el Dios que nos
ha creado y conserva, que nos colma de favores continuos, el Salvador que nos ha sacado del infierno, entonces te amaríamos. Si conociésemos que eres nuestro
Padre, nuestro amigo, nuestro Rey, nuestro Maestro,
Médico cuando nuestras almas están enfermas, Buen
Pastor cuando nos perdemos como ovejas extraviadas,
entonces te amaríamos. Si conociésemos que eres nues18
tra Vida, nuestra Luz, nuestro Camino. Si penetrásemos
hondamente los misterios de la fe: el que te hicieses
hombre por nosotros, el que nacieras en un pesebre por
nosotros, el que te encerraras hasta los treinta años por
nosotros en un pobre taller, el que padecieras y murieras
por nosotros, entonces te amaríamos.
El conocimiento de Jesús nos llenará de amor, de
temor, de confianza y de respeto hacia Él. Este conocimiento nos salvará. ¡Oh Jesús!, te decimos con San
Agustín: «conózcame a mí, conózcate a ti».
Comentario
Don Victorio comenzó la novena del Santísimo Cristo
de los Santos con uno de los temas más importantes de
la espiritualidad cristiana: el conocimiento de Jesucristo.
En el Evangelio según San Juan, Jesús nos dice: «la
vida eterna consiste en esto: en que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero, y a Jesucristo tu enviado» (Jn 17,
3). Muchos santos, haciéndose eco de estas palabras,
nos van a decir que el conocimiento de Jesús es todo y
el resto, nada. Pero, conocer a Jesús, no consiste en
saber unas cuantas cosas de su vida y de su obra. No se
trata, pues, de un conocimiento meramente intelectual,
de almacenamiento de datos y de anécdotas. Conocer a
Jesús significa tratar con Él, conocerle personalmente,
experimentar su presencia en nuestra vida. Se trata de
descubrir y anhelar su proyecto de Vida para nosotros,
que no es otro que el Reino del Padre Dios. Sólo quien
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conoce así a Jesús puede experimentar la ternura del
corazón de Dios; saber de cierto que Dios me ama y
espera mi respuesta de amor.
(Pida cada uno la gracia que desee obtener, por
intercesión del Santísimo Cristo).
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Santísimo Cristo de los Santos, a quien este pueblo de Hoyocasero profesa una tierna y verdadera devoción! Otra vez venimos a hacer con fervor esta novena
para pedirte por nuestras necesidades espirituales y temporales. Otra vez bajo sencillo dosel vienes a presidir
estos cultos bajo los muros de esta Iglesia Parroquial. Tus
hijos de Hoyocasero, que te quieren con locura, se glorían
de tenerte por abogado en las luchas de la vida y te piden
con fe y confianza soluciones sus problemas y defiendas
a esta Parroquia que todos los años te honra con estos cultos fervorosos, exponente de su devoción sincera y de su
cariño de hijos, redimidos por tu sangre, que quieren cobijarse bajo la sombra de tu Cruz, y escuchando los latidos
de tu divino Corazón mirar tu cabeza coronada de espinas
para que nuestros pensamientos sean puros y castos; contemplar tus manos y pies clavados a la Cruz, para redimirnos del pecado; calentarse junto a la sangre de tu costado
abierto para que en él encontremos un asilo seguro, un
manantial inagotable de pureza y santidad.
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¡Oh Santísimo Cristo de los Santos! que vigilas
nuestras tierras serranas allá en la Ermita junto a la hondonada, te pedimos durante estos días bendigas nuestras
familias, nuestras instituciones, nuestros campos, nuestros ganados y nuestros trabajos, que son el pan de nuestra vida, aunque sea amasado con sudor y sacrificios. Te
pedimos para nuestros niños la inocencia de la vida y
así sean los hombres mejores del mañana; para nuestra
juventud la pureza, para nuestras familias la santidad,
para nuestras autoridades un sentido cristiano del bien
común y de la justicia social, para todos una devoción
fervorosa a tu divino corazón. A los atribulados dales tu
consuelo, a los enfermos la salud si les conviene, a los
ausentes abundancia de bienes materiales y espirituales
con la paz de una conciencia cristiana.
Riega nuestros campos cuando los vayan agostando
el calor y los vientos duros, y sobre todo refresca nuestras almas con las aguas cristalinas de tu gracia, y haz
que esta Parroquia de Hoyocasero viva la verdadera piedad cristiana basada en los dos grandes amores de los
hijos de este pueblo: El amor a tu divino Corazón y el
amor tierno de hijos a la Virgen de las Angustias, nuestra Madre y Patrona.
Pajaritos de los campos, que voláis por esos cielos,
decidle al Cristo bendito lo mucho que le queremos.
Decídselo hoy y todos los días del año cuando paséis
cantándole junto a la ermita, decidle que confiamos
ayudados por su gracia y lavados con su sangre divina,
gozar con Él de la felicidad eterna del cielo. Amén.
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DÍA SEGUNDO.- (CONSIDERACIÓN)
Los ojos de Jesús
¡Oh Jesús!, la curación milagrosa de los ciegos nos
hace pensar en los ojos.
Los ojos son intérpretes de los sentimientos del
alma. Hablan sin lengua, besan sin labios, abrazan sin
brazos. Los ojos son nuestros grandes maestros. Son
nuestros guías, iluminando como dos luces nuestros
caminos, y llenándonos de gozo y vida. ¡Cuánto tenemos que agradecer a Dios los ojos!
¡Oh Jesús!, la curación milagrosa de estos ciegos
nos hace pensar en tus ojos. Ojos llenos de compasión
ante los enfermos, ante los pecadores, ante las multitudes desfallecidas, ojos arrasados en lágrimas en las
pajas del pesebre, cabe Lázaro sepultado, a la vista de
Jerusalén y sobre la cima del Calvario. Ojos henchidos
de ternura y de sonrisas para los niños; ojos que miraron amorosos al joven casto del Evangelio; que se elevaron agradecidos al cielo antes de la consagración y la
multiplicación de los panes. Ojos que velaron en oración muchos días y noches, fueron cubiertos con sucios
vendajes y sufrieron con lágrimas, sudor, polvo, saliva
y sangre. Ojos que reflejaron los paisajes de Palestina
con sus flores, con sus ríos, con sus lagos, con sus montes, llanuras, valles y poblados.
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¡Oh Jesús!, la curación milagrosa de estos ciegos nos
hace pensar en nuestros ojos. Hemos pecado con nuestros ojos dirigiendo miradas inconvenientes, asistiendo a
diversiones pecaminosas. Hemos pecado con nuestros
ojos por curiosidad, ira, inmodestia, sensualidad.
¡Oh Jesús!, ayúdanos a hacer y cumplir como Job un
pacto con nuestros ojos de no tener miradas mal intencionadas o peligrosas, para así no caer en pecado.
Comentario
En este segundo día comenzamos el estudio de
Jesucristo fijándonos en su modo de mirar. La mirada de
Jesús posee dos rasgos importantes que ponen de manifiesto la ternura del corazón de Dios. El primero de ellos
es la compasión. Jesús, lejos de mostrarse apático e
indolente ante los sufrimientos de los hombres, hace
suyos los dolores de los demás; Jesús se hace nuestro
hermano porque comparte nuestros mismos padecimientos. El segundo rasgo es el de la misericordia y el
perdón. Jesús nunca muestra una mirada enjuiciadora
sobre nosotros. Cuando se encuentra con personas que
se sienten heridas por su pecado y que le rehuyen, Él
saldrá a su encuentro, igual que hizo el buen pastor con
la oveja perdida, para darles el abrazo del perdón, el
cobijo necesario para que en nuestro corazón herido
nazca la confianza.
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DÍA TERCERO.- (CONSIDERACIÓN)
La lengua de Jesús
¡Oh Jesús!, ¡qué gran beneficio para aquél pobre
mudo la restitución de la lengua! La lengua es uno de
los mayores beneficios que de Dios hemos recibido.
Ella es el órgano de nuestra mente. Por la lengua nos
distinguimos de los animales que no articulan palabras.
Por la lengua oramos y alabamos a Dios. Por la lengua
conversamos unos con otros y pedimos perdón a Dios
de nuestros pecados.
¡Oh Jesús!, ¡qué beneficio para la humanidad tu
divina lengua!
Durante tres años seguidos fue sembrando a voleo
por la tierra la semilla de la divina palabra, la más dulce
palabra, que los oídos humanos han percibido.
¡Quién hubiese podido impresionar en un disco aquellas palabras para ahora escucharlas con tu pronunciación,
con tu acento de galileo, con tu timbre de voz, con tu entonación! Caeríamos de rodillas al escucharlas.
No tuvimos la dicha de grabar las palabras en disco,
pero no por eso se perdieron en los aires ni en los estantes empolvados de las bibliotecas. Tus palabras siguen
vivas y fecundas en el surco de los corazones. Millones
de hombres las sabemos de memoria, las repetimos, las
meditamos y nos esforzamos por llevarlas a la práctica.
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Recordamos tus mandatos, tus recomendaciones, tus
promesas, tus amenazas.
¡Oh Jesús!, ¡qué mal usamos los hombres de este
gran beneficio de la lengua! Muchas veces la lengua,
como dice tu apóstol Santiago, es un veneno mortífero,
una chispa devoradora, un mar de iniquidad. La lengua
ultraja directamente a Dios usando en vano su santo
nombre, vomitando blasfemias, pronunciando palabras
impías, haciendo juramento de obrar mal o sin certeza o
con mentira; callando pecados en confesiones sacrílegas. La lengua ultraja directamente al prójimo; tiende a
veces a quitarle la vida: la vida natural con imprecaciones y maldiciones; la vida civil o buena reputación con
murmuraciones y calumnias; la vida de la gracia con
conversaciones impías, obscenas, escandalosas.
Con razón pudo decir tu Apóstol: «El que no peca
con la lengua es perfecto». Al mudo del Evangelio le
curaste tocándole la lengua, y, curado, comenzó a hablar
rectamente.
¡Oh Jesús! al tocar en la comunión la nuestra, cúrala, para que también nuestras conversaciones sean en
todo rectas.
Comentario
Este tercer día es para nosotros una invitación a descubrir el poder de la Palabra de Dios. Jesús es la Palabra
eterna del Padre hecha carne. Por ello, el contenido de
la Palabra de Jesús, de la buena noticia, es Él mismo.
Jesús quiere alimentarnos con su Palabra; por eso,
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podemos decir que en la Eucaristía Dios también nos
alimenta con su Palabra. Éste es el deseo del Padre
Dios, pero para ello debemos estar preparados con una
serie de actitudes:
De escucha atenta: para que el Espíritu Santo penetre en lo profundo de nuestro ser y mueva nuestro corazón a seguir de cerca a Jesús.
De contemplación: para poder deleitarnos en esa
Palabra que es Salvación efectiva para el hombre de
hoy.
De anuncio: para proclamar en nuestro mundo las
maravillas de Dios.
De conversión de vida: para ser testigo hoy de
Jesucristo muerto y resucitado.
DÍA CUARTO.- (CONSIDERACIÓN)
Las manos de Jesús
Nos cuenta el Evangelista San Lucas, que, habiendo
entrado cierto sábado Jesús en la sinagoga, se puso a
enseñar. Entre los asistentes se encontraba un hombre que
tenía la mano seca. Jesús ordenó al manco: «Extiende tu
mano». Él la extendió y su mano quedó sana.
¡Oh Jesús!, tu milagro nos trae al pensamiento el gran
beneficio que nos has hecho dándonos las manos. ¿Qué
sería de nosotros sin nuestras manos? Con ellas preparamos las medicinas y los alimentos; construimos nuestras
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casas y nuestros muebles; con ellas labramos nuestros
campos. Sin las manos nuestra civilización se desmoronaría prontamente. Gracias, Jesús, por nuestras manos.
¡Oh Jesús!, ¡qué bueno eres! Pero apareces aún más
amable si observamos tus manos. Tus manos obreras,
trabajadoras, sin guantes ni sortijas, encallecidas y llenas de ampollas. Tus manos suplicantes que se entrecruzaban pidiendo por nosotros los pecadores. Tus manos
bondadosas que bendijeron a las multitudes, acariciaron
a los niños y repartieron limosna a los necesitados. Tus
manos milagrosas que salvaron de las aguas a Pedro,
curaron a los enfermos, resucitaron a los difuntos, multiplicaron los panes y repartieron la Sagrada Hostia. Tus
manos dolientes, atadas con sogas y traspasadas con
clavos. Manos que siguen ocultas en el sagrario, haciéndonos el bien, bendiciendo, pidiendo, llamando. Manos
benditas de Jesús, os adoramos, os besamos y os damos
gracias por tantos beneficios como nos habéis prodigado. ¡Oh Jesús!, te pedimos que nuestras manos sean
semejantes a tus manos. Manos trabajadoras, aplicadas
siempre al deber cotidiano. Manos piadosas que se
entrelacen suplicantes, que junten piadosamente las palmas como dos alas que se pliegan, o que las abran y
levanten como dos alas extendidas que se levanten a lo
alto. Manos devotas, amigas de trazar la señal de la
cruz, de ojear el buen libro, de desgranar el Rosario.
Manos castas, nunca contaminadas con libros obscenos
o acciones impuras. Manos caritativas, serviciales,
humildes. Purifica, Jesús, y dignifica nuestras manos.
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Comprendemos que deberían estar atadas y clavadas en
castigo de tantos pecados y para impedir que cometan
otros nuevos. ¡Oh Jesús!, clávalas con los clavos del
santo temor de Dios; átalas con las cadenas de tu amor.
Comentario
El día de hoy lo dedicamos a fijarnos en los gestos
concretos de Amor que el Padre tiene con nosotros a través de su hijo Jesucristo. Nos centramos en el lenguaje
no verbal; un lenguaje que, aunque no utiliza las palabras, sigue siendo igual de expresivo y comunicativo.
Jesús utilizará sus manos para transmitirnos la ternura,
la compasión, la misericordia..., el Espíritu del Amor.
También, a través de ese tacto delicado, quiere percibir
lo profundo de nuestro corazón, los sentimientos de alegría o de tristeza, de miedo o de ira. Serán las manos del
resucitado las que muestren las llagas, del que se ha
hecho nuestro hermano en el dolor, y la luz de vida, del
que nos invita a la vida nueva de hijos de Dios.
DÍA QUINTO.- (CONSIDERACIÓN)
Los pies de Jesús
¡Oh Jesús!, tus pies nos recuerdan los pasos que dieron para salvarnos. El primer paso que diste fue del
cielo a la tierra: «El Verbo se hizo carne y habitó entre
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nosotros». El segundo paso fue del seno purísimo de la
Virgen a un pobre pesebre: «Y dio a luz a su Hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo reclinó en un pesebre, por no haber lugar para ellos en la posada». Te
encerraste hasta los treinta años en Nazaret. Te retiraste
por cuarenta días a ayunar y orar en el desierto.
Cruzaste, en apostólicas correrías, pueblos y campos, villas y aldeas, valles y montes, mares y tierra, y
hasta anduviste milagrosamente sobre las aguas, buscando a los pecadores, para perdonarlos, a los desamparados para atenderles, a todos para pacificarles.
Para rematar tu carrera sobre la tierra, caminando de
tribunal en tribunal, subiste a la cumbre del Calvario, y
trepaste al leño de la Cruz, donde tus pies fueron clavados. Resucitado buscaste a tus discípulos en el cenáculo,
camino de Emaús, y a la orilla del Tiberíades.
Por fin ascendiste al cielo, señalando así la ruta gloriosa que seguirán los que aquí en la tierra te sigan por
la vía gloriosa del Calvario.
¡Oh Jesús!, tus pies fueron los pies del Buen Pastor,
que busca la oveja perdida; los pies del Padre amante,
que sale al encuentro del hijo pródigo; los pies del
Bienhechor, que nos visita para colmarnos de favores. Y
ahora que estás en el sagrario inmóvil, lo que tus pies no
pueden hacer directamente, lo hacen por las manos del
sacerdote. Te elevas en el alzar de la Misa, entras en el
pecho de los comulgantes; asistes como Viático a los
moribundos, te entronizas en viriles y custodias, recorres en procesiones las calles y pones en movimiento los
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pies de miles de peregrinos, para, en fervientes muestras
de catolicismo, congregarles junto a Ti en colosales
Congresos Eucarísticos.
¡Oh Jesús!, nuestros pasos malos nos recuerdan tus
pies. Nuestros pies, siguiendo el camino de la vida, se
descaminaron por sendas tortuosas del placer, del orgullo, de la avaricia, de la vanidad y demás pecados,
cayendo de tumbo en tumbo. Quizás no entraban en la
Iglesia, ni se acercaban a los sacramentos, ni se movían
para obras de caridad y apostolado, mientras que se
encontraban ágiles para asistir a los lugares peligrosos y
dañinos espectáculos. Quizás fueron dejando por
doquiera nuestros pies huellas de extravío.
Fuimos la moneda perdida, fuimos la oveja extraviada, fuimos el hijo pródigo huido.
¡Oh Jesús!, lava nuestros pies de todos sus pecados,
enderézalos por el camino del bien, y haz que cumplamos la promesa de San Pedro: «Te seguiré a donde quiera que vayas».
Comentario
Con el título de «los pies de Jesús» se nos propone meditar sobre el camino que sigue Jesús en medio de nosotros.
Descubriendo sus pasos podremos seguir la senda que
lleva hacia el corazón de nuestro Padre. Tres hitos importantes podemos descubrir en el camino de Jesús.
El primero de ellos es el del despojo. Jesús, en la
encarnación, se despoja de su rango de Dios para hacerse del todo hombre, igual que nosotros. Jesús también
30
se hará pobre asumiendo en propia carne las miserias de
los hombres. De este modo, Jesús liberara su corazón de
las ataduras —los apegos— que podrían impedirle
hacer la voluntad de «su» Padre.
El segundo hito es el de la cruz. Jesús se hace nuestro
hermano de una manera real: conviviendo con nosotros
comparte nuestros gozos y nuestras penas. Asume que
tiene que morir como cualquier hombre; que tiene que
andar el camino de la pasión, donde la soledad y el miedo
se quieren apoderar de nosotros. Jesús, experimentando el
dolor y la propia muerte, entiende que ésta forma parte de
la vida de los hombres. Será la prueba de la cruz la que
desvele la importancia de la fe. Jesús entrega su vida confiando en la acción amorosa del Padre a través del Espíritu
Santo.
El tercer hito no puede ser otro que el del Amor. El
amor es lo que da sentido a la vida de Jesús. Él ha venido para alimentarnos con su amor. A través de la entrega
de su vida manifiesta que Dios ama a todos los hombres,
que cada ser humano es un absoluto para Dios.
Este es el camino que sigue Jesús en su vida, también nosotros hemos sido llamados a seguir la senda de
la esperanza, la fe y el amor.
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DÍA SEXTO.- (CONSIDERACIÓN)
El Corazón de Jesús
¡Oh Jesús!, si de lo que tiene el corazón habla la
boca, siendo tan hermosas las palabras que Tú dijiste,
¡qué hermoso no será tu Corazón! Tu Corazón es un
corazón puro, manso y humilde. Tu corazón es salvación de los que en Ti esperan, esperanza de los que en
Ti mueren, delicia de todos los Santos. Tu corazón es
fuente de vida y santidad, abismo de todas las virtudes,
propiciación por nuestros pecados. Tu Corazón es una
hoguera ardiente de caridad.
Aún no existías como hombre, y ya como Dios nos
amabas desde la eternidad.
Y cuando llegada la plenitud de los tiempos, te hiciste
hombre encarnándote en el seno de la Virgen purísima,
al punto tu Corazón comenzó a amar.
En el seno castísimo de la Virgen nos amabas.
Sobre las pajas del pesebre, camino del destierro, en el
taller de Nazaret nos amabas. En tu vida de
Apostolado nos amabas. Habiéndonos amado siempre
parece que al fin nos amaste más. Subiste a la Cruz
porque nos amabas. Quedaste en el sagrario porque
nos amabas, porque te costaba separarte de nosotros.
Eras el Padre, que no quería apartarse de sus hijos; el
dueño, que rehuía alejarse de sus posesiones; el amigo,
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que hallaba sus delicias en tratar con los hijos de los
hombres; el médico, que no acertaba a separarse de la
cabecera de sus enfermos.
¡Oh Jesús!, tu Corazón es un corazón inmenso. Tú
amabas a todos, sin acepción de personas. Para tu
Corazón no hay razas, partidos, naciones. Amabas a los
niños, a los enfermos, a los desgraciados. Y en el
Sagrario sigues siendo el mismo, sigues amando a los
ricos y a los pobres, a los sanos y a los enfermos, a los
justos y a los pecadores, a los de todos los tiempos, partidos, lenguas, razas y naciones.
¡Oh Jesús!, tu Corazón es un corazón puro y desinteresado. Tú nos amas, porque quieres nuestro bien. Tú
nos amas porque nos ves pobres, ignorantes, débiles,
asediados de peligros y tentaciones.
Tú nos amas, porque quieres que te amemos. Y
¿cómo no amar a un Corazón que tanto nos ama?
Corazón de nuestro amable Salvador, haz que te amemos cada día más.
Comentario
Jesús es para los hombres de todo tiempo y lugar la
transparencia del amor del Padre. Así, a través de los
encuentros que mantiene con la gente, de las palabras
que pronuncia y, sobre todo, en la última cena, manifiesta ese amor fiel y lleno de misericordia que el Padre
Dios siente por cada uno de sus hijos.
Jesús sale al encuentro de hombres y de mujeres
para darnos a conocer que nadie es excluido del amor de
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Dios. Por eso, descubrimos a Jesús cerca de pecadores,
de prostitutas, de enfermos, de marginados, etc.
A través sus palabras Jesús nos describe el proyecto
de su Padre para con los hombres: el Reino. Un Reino
que, descrito mediante el lenguaje sencillo de las parábolas, es comprendido por la gente humilde. Ese reino en el
que, como dicen las bienaventuranzas, ocupan un lugar
especial los pobres, los que sufren, los que lloran, etc.
La última cena aparece como resumen y culmen
del amor que Dios nos tiene. En ella, Jesús vuelve a
utilizar sus palabras para instaurar la memoria de su
amor: la Eucaristía. Son estas palabras las que darán
sentido a su muerte en la cruz. El amor le lleva a dar
la vida por nosotros. También en esta última cena,
Jesús va a enseñarnos el camino del servicio: el primero del Reino de los cielos es quien se hace último sirviendo a su prójimo.
DÍA SÉPTIMO.- (CONSIDERACIÓN)
Las palabras de Jesús
¡Oh Jesús!, ¡quién pudiera escuchar de tus divinos
labios las dulces palabras que dirigiste a tus discípulos
de Emaús, palabras de alegría, palabras de luz, palabras
de fuego! Estaban tristes, pero tus palabras les consolaron. Estaban sin fe, pero tus palabras les iluminaron. Tú
tienes palabras de vida eterna.
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¡Oh Jesús!, Tú sigues hoy dirigiéndonos las mismas
dulces palabras, que dirigiste a los discípulos de Emaús,
para con ellas consolarnos, ilustrarnos, caldearnos.
Tú nos hablas por las páginas de tu Evangelio, por
las enseñanzas de tus Pontífices, por la voz de tus
Sacerdotes, por las órdenes de nuestros superiores, tus
representantes. Tú nos hablas por los buenos libros, por
las buenas conversaciones, por los buenos ejemplos. Tú
nos hablas por las inspiraciones interiores del alma. Tú
nos hablas para decirnos que hay un Dios a quien amar,
un alma que salvar, una muerte que preparar, un juicio
que temer, un infierno que evitar, un cielo que conquistar. Tú nos hablas para decirnos que seamos humildes,
mansos, pacientes, puros, devotos, caritativos, celosos y
obedientes. ¡Oh Jesús!, Tú quieres que hablemos las
mismas palabras que Tú hablabas. Las buenas palabras
engendran la paz; ilustran la fe, encienden el corazón y
animan al bien. Tanto te agradan estas buenas palabras,
estas santas conversaciones, que Tú acompañas a los
que así hablan.
¡Oh Jesús!, que dondequiera que nosotros hablemos,
de tal manera hablemos, que Tú estés en medio.
Comentario
De nuevo, este día lo dedicamos a las palabras de
Jesús, al poder de vida que tienen. Jesús mantiene una
conversación con los discípulos de Emaús. Primero
escucha sus palabras teñidas de tristeza, desánimo,
muerte, cobardía... Los discípulos no habían entendido
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nada de la vida del Mesías de Dios. Por ello, Jesús ve la
urgencia de la situación: necesitan que se les explique
los acontecimientos que han vivido. Así, Jesús comienza a interpretar su propia vida a partir de las Sagradas
Escrituras: el Mesías tenía que padecer, igual que los
hombres, compartiendo su misma muerte para invitarnos a la nueva vida en la resurrección.
Pero, no será hasta la fracción del pan cuando los discípulos descubran que el mismo Jesús Resucitado era el
que había hecho el camino con ellos; el que les había
ayudado a ir de la tristeza a la alegría, del desánimo al
ánimo renovado, de la muerte a la resurrección y la vida,
de la cobardía a la valentía de anunciar la Buena Noticia.
Qué bueno sería que aprendiésemos de estos discípulos y dejásemos que la Palabra de Dios dé luz y sentido a la realidad que vivimos. Pues, hoy también es
«Kairos», tiempo de salvación; hoy se hace más urgente que nunca discernir «los signos de los tiempos» para
descubrir el plan de salvación que el Dios de Jesucristo
tiene para nosotros.
DÍA OCTAVO.- (CONSIDERACIÓN)
Hambre y sed de Jesús
¡Oh Jesús!, entre tantas miserias como los hombres
padecemos, una de las mayores consiste en sentir hambre y sed.
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Tú, que llenas de frutos los campos y de agua los ríos
y los océanos; Tú, que alimentas y das de beber a los
hombres, las plantas y los animales; Tú, que para satisfacer el hambre y la sed de los demás, hiciste prodigiosos
milagros, como la conversión del agua en vino, la pesca
milagrosa y la multiplicación de los panes; Tú quisiste
experimentar también el tormento del hambre y de la sed.
Como consecuencia del ayuno de cuarenta días en el
desierto, sentiste tanta hambre que el demonio se decidió a tentarte, invitándote a convertir las piedras en
panes. Tú le rechazaste. Al terminar el ayuno vinieron y
te sirvieron los mismos Ángeles. Otro día, viniendo
muy de mañana a Jerusalén, sentiste hambre y te acercaste a una higuera que resultó ser estéril.
En cierta ocasión, fatigado por el calor del sol y el
cansancio del viaje, te sentaste sediento junto al brocal
del pozo de Jacob, y pediste a la samaritana de beber. En
la Cruz, olvidando los demás tormentos, sólo te quejaste del tormento de la sed: «Tengo sed». Los hombres
sólo te dieron hiel y vinagre.
¡Oh Jesús!, con tu hambre y con tu sed querías enseñarnos a ser caritativos con el necesitado, a guardar el
ayuno y la abstinencia cuando lo piden la salud, la religión o la penitencia.
¡Oh Jesús!, Tú experimentaste hambre y sed corporales, pero tu hambre y tu sed fueron principalmente
espirituales. Tenías hambre y sed de la gloria de Dios,
cuyo nombre era desconocido y blasfemado. Tenías
hambre y sed de las almas. Tenías hambre y sed de esas
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almas a quienes arrastra el pecado. Tenías hambre y sed
de esas almas a quienes escandalizan y corrompen las
malas compañías, las malas lecturas, las malas costumbres, los malos espectáculos. Tenías hambre y sed de
esas almas que no te conocen, y de las que conociéndote te olvidan y no te aman. Tenías hambre y sed de buenos niños, de buenos jóvenes, de buenos padres de
familia, de buenos maestros, de buenos funcionarios, de
buenos gobernantes, de buenos sacerdotes.
¡Oh Jesús!, Tú tuviste hambre y sed de que nosotros
tuviésemos hambre y sed espirituales; hambre y sed de
guardar tus mandamientos, de adquirir las virtudes, de
buscar la gloria de Dios, de cumplir su voluntad divina,
de remediar los males de la sociedad, de salvar las
almas; hambre y sed de tu gracia, de tu amor, de Ti.
¡Oh Jesús!, te decimos como la samaritana: «Dame
de esa agua»; danos de ese agua de tu gracia que quita
la sed y salta hasta la vida eterna.
Comentario
Durante este penúltimo día de novena, profundizamos en la bienaventuranza que reza: «dichosos los que
tienen hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciará» (Mt 5,6). Jesús tiene un único
anhelo en lo profundo de su corazón: que los hombres
conozcamos el designio amoroso que Dios tiene preparado para nosotros, y que lo acojamos en nuestra vida.
De este modo, hacer la voluntad de Dios consiste en responder afirmativamente a su propuesta de amor.
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DÍA NOVENO.- (CONSIDERACIÓN)
La pureza de Jesús
¡Oh Jesús!, Tú mostraste durante tu vida un grande
amor a la virtud de la santa pureza; y así te rodeaste de
almas vírgenes, presentándote como el Cordero inmaculado, que se recrea entre lirios y azucenas.
Tu Santísima Madre fue Virgen, la Purísima, la
Reina de la Pureza. Tu padre nutricio y esposo de tu
purísima Madre, fue el casto José. Tu discípulo amado,
el que reclinó sobre tu pecho su cabeza, al que desde la
cruz confiaste a tu Madre, fue el discípulo virgen, San
Juan Evangelista. Tu precursor fue también virgen, San
Juan Bautista. En el cielo te ves envuelto por un coro de
almas vírgenes.
Y en tu vida eucarística quieres que todo cuanto te
rodea sea puro y limpio: blanca la sagrada Hostia, blancos los corporales, puro el vino, de metal precioso copones y cálices, y los labios que han de consagrar tu cuerpo
y tu sangre han de ser labios virginales.
¡Oh Jesús!, Tú mostraste tanto amor a la santa pureza por la hermosura y claridad, alegría y fortaleza que
presta al alma, y por los repugnantes y terribles estragos
que origina la impureza.
El Ángel del cielo, el niño candoroso, la cándida
paloma, el tierno corderillo, el armiño sin mancha, la
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blanca azucena, la nieve impoluta, la intocable estrella,
el agua cristalina, el espejo límpido, todos estos son
símbolos de la hermosa virtud de la santa pureza.
La pureza nos asemeja a los Ángeles, que por eso se
llama la virtud angélica. La pureza conserva limpios los
ojos del entendimiento para entender las cosas espirituales. La pureza guarda limpia el alma, y limpio el
templo del Espíritu Santo que es nuestro cuerpo.
¡Oh Jesús!, Tú nos animas a guardar la virtud de la
santa pureza. Es esta una virtud delicadísima; es como
un espejo tersísimo, que cualquier hálito lo empaña;
como un cristal finísimo que cualquier golpe lo quiebra;
como una flor bellísima que cualquier toque la aja. La
virtud de la santa pureza puede quedar fácilmente manchada y aun deshecha por un sencillo pensamiento, por
una palabra, por una mirada, por un afecto. Hemos de
velar sobre nuestros sentidos, teniendo cuidado con la
vista, con el oído y con el tacto. Hemos de velar sobre
nuestras compañías, diversiones, lecturas, conversaciones y trato con personas de otro sexo.
¡Oh Jesús!, puro y amante de las almas puras, perdónanos los pecados que contra la virtud de la santa
pureza hasta ahora hayamos cometido, y haz que en
adelante vivamos con toda pureza. Danos oración para
conseguirla, prudencia para custodiarla, mortificación y
humildad para defenderla. Aplícanos tus dulces palabras: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque
ellos verán a Dios».
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Comentario
Este último día está reservado para reflexionar sobre
otra bienaventuranza: «dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). En su meditación,
Don Victorio nos presenta dos valores importantes que
aparecen en el Evangelio: la virginidad y la opción de vida
célibe. Así, se insiste en cómo cuidar la dimensión afectiva de nuestra vida para llegar a ser de verdad felices, siendo hijos de Dios.
Es importante hacer notar que esta bienaventuranza
nos permite dirigir la vista hacia nosotros mismos y
también a los demás. Mirarnos a nosotros mismos para
descubrir, no sólo nuestra fragilidad y nuestro pecado,
sino, también, el Don de Gracia que Dios nos otorga al
hacernos hijos suyos. Este regalo inmenso que nos hace
Dios lo llevamos en vasijas de barro —en nuestra debilidad y pequeñez— para que se manifieste que es el
poder de Dios —y no el nuestro— el que actúa en nuestra vida (Cf. 2Cor 4,7).
También tenemos que revisar nuestro modo de percibir a los demás. En su evangelio, Jesús nos enseña a
mirar al hermano desde la compasión y la misericordia;
sintiendo los sentimientos del otro, dando nuestra comprensión y perdón. Pero, también Jesús nos enseña a
mirar con fe para descubrir cómo Dios hace historia de
salvación en ellos.
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Iglesia parroquial de San Juan Bautista
CÁNTICOS POPULARES AL
SANTÍSIMO CRISTO
«Como complemento de la novena he querido dedicar unas páginas a los cánticos, que con emoción cantáis
al Santísimo Cristo. Son la expresión popular de vuestra
devoción y confianza en Él. Le pedís en ellos por vuestras necesidades: el agua para vuestros campos, la gracia
para vuestras almas, el remedio para vuestras necesidades. Le renováis con vuestras tonadas devotas el amor
que le tenéis. Cantadle con devoción y Él, infinitamente
poderoso y bueno, os ha de escuchar y conceder lo que
le pidáis si es para su gloria y bien de vuestras almas».
En esta nueva edición hemos tratado de incorporar
algunos de los más habituales. Figuran, en primer lugar,
los que recogía la versión anterior, los del día de la fiesta, el lunes de Pentecostés, seguidos de los del día en
que los vecinos traían la venerada imagen a la Iglesia
parroquial, para pedirle el agua para los campos, con las
notas de advertencia originales.
Después integramos una selección de los que se cantan al finalizar la novena en la iglesia parroquial, y otros,
recuperados de la memoria de nuestros mayores o de sus
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notas manuscritas, y que solían cantarse en los periodos
de sequía, cuando la vida de los habitantes de este pueblo dependía de la bonanza del tiempo para el campo.
Algunos de ellos, sabemos, se remontan a los años
40 del pasado siglo, y otros, los más, suponemos que
son mucho más antiguos, por lo que sus letras tienen la
candidez, sencillez e ingenuidad de los troveros, gente
del pueblo que expresa sus sentimientos con alegría y
naturalidad.
—A—
I
III
Los hijos de Hoyocasero
todos muy contentos vienen,
para hacerte la novena
como tú te lo mereces.
Que cuides de nuestras almas
te pedimos con fervor,
danos sacerdotes santos
para tu gloria, Señor.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
IV
De rodillas te han pedido
los niños de Hoyocasero,
que vivan siempre en tu gracia,
para poder ir al cielo.
II
V
Santo Cristo de los Santos,
que se quite la blasfemia,
que vengan todos a Misa,
no se trabaje en las fiestas.
De rodillas te han pedido
los labradores del pueblo,
que a su Patrón se parezcan
para poder ir al cielo.
44
VI
X
A estos cuatro* mayordomos
que té están acompañando,
para subir a los cielos
dales tu bendita mano.
Una despedida traigo
en la hoja del naranjo,
pidiéndole al Santo Cristo
que cuide de nuestros campos.
VII
Santo Cristo de los Santos
te pedimos con fervor,
en el cielo al sacerdote
le des el puesto mejor.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
VIII
Y nosotros a su lado
juntos todos te alabemos,
pues será el premio mejor
que nos darás siendo buenos.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
IX
Pajaritos de los campos
que voláis por esos cielos,
decidle al Cristo bendito
lo mucho que le queremos.
(*) Actualmente son seis.
45
—B—
I
IV
Santo Cristo de los Santos
en Ti todos confiamos,
has de enviarnos la lluvia
para regar nuestros campos.
La corona de este Cristo
tiene veinticinco piedras,
y en cada piedra una fuente
para regar nuestras tierras.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Los niños están muy tristes
las madres también lo están,
si no nos mandas la lluvia
es imposible sembrar.
V
II
VI
Santo Cristo de los Santos
remedia a los labradores,
que se ahogan con el polvo
que sale de los terrones.
Santo Cristo de los Santos,
cálanos nuestros terrenos,
para sacar las patatas
y sembrar nuestro centeno.
III
VII
La Virgen de las Angustias
por ser la Madre de Dios,
te pide nos mandes agua
y nos concedas perdón.
Los panes se están secando
los prados sin hierba están,
y los arroyos sin agua
para poderlos regar.
46
VIII
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Santo Cristo de los Santos
en Ti todos confiamos,
que regarás nuestros campos
cuando estén necesitados.
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
IX
Una despedida traigo
en un ramito de lino,
aunque no nos mandes agua
te queremos con delirio.
Advertencia
A) Los cánticos del apartado A son los que se cantan en
la fiesta anual del lunes de Pentecostés. En ellos, de una
manera sencilla y popular, como sabéis hacerlo las gentes de estas tierras serranas, le pedís por las necesidades
espirituales de la Parroquia, y sobre todo nos dé el reino
de la Gloria. Pero no os olvidéis que, para conseguir la
Gloria, es necesario vivir en gracia de Dios, ser buenos
cristianos, amar de verdad a Cristo, que es el Hijo de
Dios, de quien es imagen este Cristo clavado en la Cruz,
a quien adoráis, y pedís en estas fiestas.
B) Los cánticos del apartado B se cantan cuando le
traéis a la iglesia parroquial para pedirle el agua de
vuestros campos. Cuando ya los campos están tan secos
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que no podéis sembrar vuestro centeno, cuando los prados a causa de la sequía no tienen hierba y los arroyuelos se secan, entonces le pedís al Santísimo Cristo por
esta necesidad tan urgente. No os olvidéis que estamos
siempre pendientes de la Omnipotencia y Providencia
divinas. Sepamos darnos cuenta que sin la ayuda de
Dios no producirán frutos nuestros campos, ni florecerá
la hierba de nuestros prados. Y cuando pidas al
Santísimo Cristo, acércate con humildad, con el alma
limpia de pecado, pues si vas en pecado mortal te puede
decir el Señor lo que en la parábola del banquete de
bodas dijo el dueño a aquel que no llevaba el vestido de
boda: le echó fuera y dijo lo echaran a las tinieblas exteriores. ¡Que lo que digas con las palabras al Santísimo
Cristo, lo sientas en tu corazón!
Se recomienda que los cánticos de la novena incluidos a continuación se canten de la siguiente manera:
Los de las páginas pares, en año par y los de las
páginas impares, en año impar. El día noveno es el
mismo para todos los años.
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Santísimo Cristo de los Santos
DÍA PRIMERO
I
IV
La novena con fervor
empiezan los de este pueblo,
y te piden con amor
nos des la gracia del cielo.
Llenos de alegría santa
pronunciamos este día,
alabanzas a este Cristo
que las tiene merecidas.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
V
Una despedida traigo
en las hojas del romero,
aquellos que algo te piden
no se van sin tu consuelo.
II
Con tus aguas puras lavas
los cuerpos que están manchados,
florecen los campos secos
y al enfermo pones sano.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
III
En este día de mayo
a este templo te han traído,
llenándose de alegría
de este pueblo los vecinos.
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DÍA PRIMERO
I
Bienvenido a Hoyocasero
Cristo de nuestros amores,
donde tienes como trono
todos nuestros corazones.
V
Mientras pasamos los días
y corremos el sendero,
en la aurora y el ocaso
tus ojos son dos luceros.
ESTRIBILLO
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
VI
Si me preguntan quien soy
yo digo que soy cristiano,
cristiano que imita a Cristo
bajo el nombre de los Santos.
II
Cuando Tú vienes florecen
el tomillo y el piornal,
y florecen nuestras almas
tan sólo con tu mirar.
VII
Traemos una despedida
que relumbra como el sol,
a este Cristo de los Santos
le queremos con ardor.
III
Con sólo mirar tus ojos
ya todo te lo decimos,
y con sólo que nos mires
ya todo lo recibimos.
ESTRIBILLO FINAL
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
IV
Siglos que vienes y vas
siglos, Cristo peregrino,
nuestras penas y alegrías
se vienen y van contigo.
A tus pies el corazón
para hacerte compañía,
pues tu muerte es nuestra muerte
y tu vida nuestra vida.
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DÍA SEGUNDO
I
IV
Quiere servirte y amarte
el pueblo de Hoyocasero,
y quitarte las espinas
que en tu cabeza pusieron.
Una despedida traigo
que relumbra como el sol,
a este Cristo de los Santos
le queremos con ardor.
ESTRIBILLO
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
II
Si curas a los enfermos
también nos has de curar,
nuestras almas, Santo Cristo,
que muy enfermas están.
III
El pueblo de Hoyocasero
te quiere con gran pasión,
sintiendo lo que te ofenden
con todo su corazón.
52
DÍA SEGUNDO
IV
I
Par mi vivir es Cristo
dijo en sus escritos Pablo,
para nosotros la vida
es el Cristo de los Santos.
Te cantan los pajaritos
te perfuman las mil flores,
te alaban las golondrinas
te bendicen ruiseñores.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Tu camino va cubierto
de coronas de laurel,
y de rosas perfumadas
que el amor hace crecer.
V
VI
II
Una despedida traigo
en las hojas del naranjo,
pidiéndote, Santo Cristo,
que cuides de nuestros campos.
Algunos no vienen ya
a verte, Cristo querido,
pero Tú siempre vendrás
a ver a todos tus hijos.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
III
Eres un libro abierto
en medio de nuestra Iglesia,
donde se puede leer
el amor que nos profesas.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
53
DÍA TERCERO
I
IV
Con tu vida predicabas
el dolor y la pobreza,
a la sombra de tu ejemplo
es la nuestra llevadera.
Los años vamos contando
con tus alegres venidas,
los años vamos pasando
con tus tristes despedidas.
ESTRIBILLO
V
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
Bendice a todo tu pueblo
bendice a tus mayordomos,
ellos te cuidaron bien
como se cuida un tesoro.
II
ESTRIBILLO FINAL
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
Tu mirada es compasiva
para quien te quiere bien,
como nosotros queremos
al Cristo de nuestra fe.
III
A tus pies el corazón
para hacerte compañía,
pues tu muerte es nuestra muerte
y tu vida nuestra vida.
Santo Cristo de los Santos
que vives en una cruz,
quiero redimir al mundo
con el amor como Tú.
54
DÍA TERCERO
IV
I
Te pedimos, Santo Cristo,
que se quite la blasfemia,
que vengan todos a Misa
que no se trabaje en las fiestas.
Una despedida traigo
en las hojas del romero,
aquellos que algo te piden
no se van sin tu consuelo.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
II
Tu camino va cubierto
de corona de laurel,
y de rosas perfumadas
que el amor hace crecer.
III
Te pedimos, Santo Cristo,
que nos des buenas cosechas,
las libres de los granizos
y también de las tormentas.
55
DÍA CUARTO
IV
I
Vamos a subir a un alto
un alto de las alturas,
para pedir al Señor
que seamos siempre puras.
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, hermoso lucero,
pidiendo nos des salud
al pueblo de Hoyocasero.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
II
De esmeraldas, Señor nuestro,
viste estos pobre lugares,
acuérdate de tus fieles
que sufren en sus hogares.
III
Te cantan los pajaritos,
te perfuman las mil flores,
te alaban las golondrinas
te bendicen ruiseñores.
56
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
DÍA CUARTO
Mayo es el mes de las flores
y florece la campiña,
también en tu santo cuerpo
son rosas tus cinco heridas.
IV
Peregrinos han venido
hijos que son de este pueblo,
y que estando en tierra extraña
te tienen en su recuerdo.
ESTRIBILLO
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
V
De nada sirve tenerte
como Patrón y fiel guía,
si como Tú no entregamos
por los demás nuestra vida.
II
Lunes de Pentecostés
el más bonito del año,
cuando celebro la fiesta
de mi Cristo de los Santos.
ESTRIBILLO FINAL
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
III
Santos cielos de Castilla
sed benignos por favor,
que si vuestras son las nubes,
el Cristo nuestro es el sol.
A tus pies el corazón
para hacerte compañía,
pues tu muerte es nuestra muerte
y tu vida nuestra vida.
I
57
DÍA QUINTO
I
IV
Para mi vivir es Cristo
dijo en sus escrito Pablo,
para nosotros la vida
es el Cristo de los Santos.
Santos cielos de Castilla
sed benignos por favor,
que si vuestras son las nubes
el Cristo nuestro es el sol.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
V
Una despedida traigo
en un ramito de olor,
a esta imagen tan preciosa
que relumbra con el sol.
II
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Mayo es el mes de las flores
y florece la campiña,
también en tu santo cuerpo
son rosas tus cinco heridas.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
III
Lunes de Pentecostés
el más bonito del año,
cuando celebro la fiesta
de mi Cristo de los Santos.
58
DÍA QUINTO
I
IV
Lunes de Pentecostés
lunes de mayo florido,
no hay ninguna entre las flores
más bella que el Santo Cristo.
En Ti pongo la esperanza
Santo Cristo, Cristo vivo,
y donde quiera que vaya
te seguiré como amigo.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
V
Una despedida traigo
en un ramito de olivo,
pidiéndote, Santo Cristo,
no nos tengas en olvido.
II
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Qué hermoso cuando caminas
bajo tu rojo dosel,
en él prendida te mando
mi vida como clavel.
III
Cuando te vas, Cristo nuestro,
sin lágrimas nos quedamos,
vivo o muerto, yo te espero
mi salvador otro año.
59
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
DÍA SEXTO
I
IV
Tú eres el camino y guía
Cristo bendito y querido,
si Tú miras por nosotros
ningún mal puede afligirnos.
Te cantan los pajaritos,
te perfuman las mil flores,
te alaban las golondrinas
te bendicen ruiseñores.
ESTRIBILLO
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
Cristo vivo, Cristo muerto,
Cristo vivo en las alturas,
extiende sobre los muertos
el manto de tú dulzura.
V
II
ESTRIBILLO FINAL
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
En Ti pongo mi esperanza
en Ti confío mis días,
porque eres el Amigo
que nunca falla en la vida.
III
A tus pies el corazón
para hacerte compañía,
pues tu muerte es nuestra muerte
y tu vida nuestra vida.
Tú vigilas nuestro sueño
Tú presides nuestra vida,
donde quiera que vayamos
tu mirada no se olvida.
60
DÍA SEXTO
I
IV
De rodillas te han pedido
los niños de Hoyocasero,
que vivan siempre en tu gracia
para poder ir al cielo.
Una despedida traigo
entre estrellas y luceros,
pidiéndole al Santo Cristo
nos mande la paz del cielo.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
II
Hoy venimos a pedirte
con muchísimo fervor,
que haya jóvenes piadosos
para tu gloria, Señor.
III
Esta noche en la novena
de rodillas te pedimos,
que te amen con ardor
de este pueblo los vecinos.
61
DÍA SÉPTIMO
I
IV
Con tus aguas puras lavas
los cuerpos que están manchados,
florecen los campos secos
y al enfermo ponen sano.
Viva el Cristo de los Santos
viva nuestro Redentor,
la Virgen de las Angustias
por ser la madre de Dios.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
La despedida esta noche
a tu Madre se la damos,
pidiéndole con fervor
no nos deje de la mano.
V
II
Que cuides de nuestras almas
te pedimos con fervor,
danos sacerdotes santos
para tu gloria, Señor.
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
La Virgen de las Angustias
por ser la Madre de Dios,
te pide que nos ampares
y alcancemos tu perdón.
62
DÍA SÉPTIMO
I
IV
Eres el Hijo de Dios
que naciste de María,
¡Bendito el pueblo que os tiene
como santa compañía!
Reunidos en tu memoria
formamos la Santa Iglesia,
para escuchar tu Palabra
para sentir tu presencia.
ESTRIBILLO
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
Por las sendas de la muerte
muchos nuestros te han seguido,
sólo nos queda el consuelo
de saber que están contigo.
II
VI
V
Cuando entras en la Iglesia
hasta tu Madre sonríe,
y sus lágrimas benditas
se convierten en rubíes.
Como Tú resucitaste
esta esperanza tenemos,
que vuelven a mejor vida
todos los que en Ti murieron.
III
ESTRIBILLO FINAL
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
Todo pobre y malherido
moriste en tu Viernes Santo,
para que sepamos todos
que nadie nos quiere tanto.
A tus pies el corazón
para hacerte compañía,
pues tu muerte es nuestra muerte
y tu vida nuestra vida.
63
DÍA OCTAVO
I
IV
Los niños que esta mañana
han tomado comunión,
para vivir en tu gracia
échales tu bendición.
Te hemos pedido la gloria
también nos concederás,
que mañana haga bueno
y tu fiesta celebrar.
ESTRIBILLO
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
Traemos una despedida
metida en el girasol,
a este Cristo de los Santos
le queremos con ardor.
V
II
No hay nadie que no te tenga
un trono en su corazón,
ni nadie que no te traiga
una flor y una canción.
III
ESTRIBILLO FINAL
Adiós, Cristo de los Santos,
adiós, querido patrón,
nos vamos pero dejamos
a tus pies el corazón.
A tus pies el corazón
para hacerte compañía,
pues tu muerte es nuestra muerte
y tu vida nuestra vida.
Santo Cristo de los Santos
que vives en una cruz,
haz de nuestros sufrimientos
un camino hacia la luz.
64
DÍA OCTAVO
I
IV
A la Iglesia te han traído
los vecinos de este pueblo,
para hacerte la novena
con amor y con respeto.
De rodillas te han pedido
los niños de Hoyocasero,
que vivan siempre en tu gracia
para poder ir al cielo.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Con pena y con alegría
te damos la despedida,
Santo Cristo de los Santos
hasta otro nuevo día.
V
II
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
El pueblo de Hoyocasero
mucha devoción te tiene,
concédeles, Santo Cristo,
todo lo que se merecen.
III
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
Los niños que esta mañana
han hecho la comunión,
condúcelos, Santo Cristo,
por el camino mejor.
65
DÍA NOVENO
I
IV
La Justicia de este pueblo
todo lo pone en tus manos,
para poder gobernar
como unos buenos cristianos.
Esos hijos forasteros
que han venido a tu función,
levanta Cristo la mano
y échales tu bendición.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
V
Santo Cristo de los Santos
te pedimos con fervor,
que en el cielo al sacerdote
le des el puesto mejor.
II
VI
Lunes de Pentecostés
el más bonito del año,
cuando celebro la fiesta
de mi Cristo de los Santos.
Y nosotros a su lado
todos juntos te alabemos,
pues será el premio mejor
que nos darás siendo buenos.
III
VII
Estos seis mayordomos
que te están acompañando,
para subir a los cielos
dales tu bendita mano.
Tú vigilas nuestro sueño
Tú presides nuestra vida,
donde quiera que vayamos
tu mirada no se olvida.
66
VIII
Cristo vivo, Cristo muerto,
Cristo vivo en las alturas,
extiende sobre tus muertos
el manto de tu dulzura.
IX
En tu Ermita te dejamos
hasta el año venidero,
no olvides Cristo bendito
al pueblo de Hoyocasero.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos la gloria, Señor.
Danos la gloria, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
67
CÁNTICOS
PARA PEDIR AGUA
AL STMO. CRISTO DE LOS SANTOS
Algunos de estos cánticos que siguen sabemos fueron cantados en marzo de 1949, año en que se padeció
una fuerte sequía. Como puede verse se pide el agua y
después se agradece la llegada de una nevada, que aunque no era lo pedido solucionó la situación.
68
DÍA PRIMERO
I
V
Santo Cristo de los Santos
en ti todos confiamos,
has de mandarnos el agua
para regar nuestros campos.
La Corona de este Cristo
tiene veinticinco piedras,
y en cada piedra una fuente
para regar nuestras tierras.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Las fuentes se están secando
los prados sin hierba están,
y los arroyos sin agua
para poderlos regar.
VI
II
VII
Tú que tienes el Poder
y que todo está en tus manos,
mándanos agua abundante
que bien lo necesitamos.
Una despedida traigo
en las hojas del geranio,
mándanos agua del cielo
para regar nuestros campos.
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Con mayo florece todo
el tomillo y el piornal,
si no nos mandas el agua
todo se nos va a secar
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
IV
La Virgen de las Angustias
por ser la Madre de Dios,
te pide nos mandes agua
y nos concedas tu perdón.
69
DÍA SEGUNDO
V
I
Santo Cristo de los Santos
Tú que tienes el Poder,
quita el candado del Cielo
para que pueda llover.
San Isidro Labrador
sacó agua de un peñasco,
sácalo Tú, Santo Cristo,
para regar nuestros campos.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
VI
Santo Cristo de los Santos
y a tu Madre Soberana,
todo el pueblo con amor
te estamos pidiendo el agua.
II
VII
La Corona de este Cristo
tiene espinas de dolor,
por unas nos manda el agua
por otras la bendición.
Una despedida traigo
entre estrellas y luceros,
pidiéndole al Santo Cristo
nos mande el agua del Cielo.
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Santo Cristo de los Santos
remedia a los labradores,
que se ahogan con el polvo
que sale de los terrones.
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
IV
Una despedida traigo
con pena y desolación,
de ver secos nuestros campos
riégalos pronto Señor.
70
DÍA TERCERO
I
V
Arrodillémonos todos
con grande arrepentimiento,
que nos concederá el agua
el Santo Rey de los Cielos.
Santo Cristo de los Santos
y a tu Madre Soberana,
todo el pueblo con amor
rezamos pidiendo el agua.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
VI
Los unos te piden gloria
los otros te piden sol,
y nosotros te pedimos
danos el agua, Señor.
II
VII
Santo Cristo de los Santos
a tus pies nos postramos,
pidiéndote con fervor
que nos riegues nuestros campos.
Una despedida traigo
con mucha pena y dolor,
pidiéndole al Santo Cristo
danos el agua, Señor
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Santo Cristo de los Santos
con cuanta fe te rezamos,
para pedirte la lluvia
que estamos necesitados.
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
IV
Pajaritos de los campos
que voláis por esos cielos,
pedirle a Nuestro Señor
nos mande el agua del cielo.
71
DÍA CUARTO
I
V
Santo Cristo de los Santos
Padre de toda bondad,
danos el agua del Cielo
que es grande necesidad.
Aunque pecadores somos
tenemos gran esperanza,
que nos mandarás del Cielo
las lluvias tan deseadas.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
VI
Esa imagen tan preciosa
que en este jardín está,
es el Cristo de los Santos
que nos viene a consolar.
II
VII
Ya habrás visto nuestros campos
todos llenos de miseria,
el día que trajeron
con dirección a la Iglesia.
Una despedida traigo
entre ramas de azucenas,
pidiéndole al Santo Cristo
nos mande el agua serena.
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Santo Cristo de los Santos
tiende tu vista y verás,
los campos de tus devotos
con grande necesidad.
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
IV
Unos te piden la Gloria
otros te piden el Sol,
nosotros te pedimos
danos el agua señor.
72
DÍA QUINTO
V
I
Con mayo florece todo
el tomillo y el piornal,
si no nos mandas el agua
todo se nos va a secar.
De rodillas con fe viva
te venimos a pedir,
que riegues nuestros campos
que no podemos vivir.
VI
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Santo Cristo de los Santos
en ti todos confiamos,
retíranos esta «seca»
remedianos nuestros campos.
II
VII
La corona de este Cristo
tiene espinas en «redor»,
por unas nos dará agua
por otras su bendición.
Una despedida traigo
entre estrellas y luceros,
pidiéndole al Santo Cristo
nos mande el agua del Cielo.
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
A este templo te han traído
los vecinos de este pueblo,
a pedirte con amor
nos des el agua del Cielo
IV
Qué es aquello que reluce
en la Iglesia de Hoyocasero,
es el Cristo de los Santos
que viene a recorrer su pueblo.
73
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
DÍA SEXTO
V
I
Los campos están muy tristes
los hombres también lo están
que los sembrados que han hecho
todos se van a secar.
Eres padre de bondad
sapientísimo maestro,
esperamos que Tú veas
la necesidad del pueblo.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Pecadores somos todos
padre de eterna bondad,
arrepentidos venimos
Tú nos sabrás perdonar.
VI
VII
II
Con tus aguas puras lavas
los cuerpos que están manchados,
riegas lo que está seco
y al enfermo pones sano.
Una despedida traigo
entre rosas y laurel,
pidámosle al Santo Cristo
para que vuelva a llover.
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Las lluvias son deseadas
por todos los de este pueblo,
esperamos nos las mande
el Santo Rey de los Cielos.
IV
Los campos están muy tristes
que se les seca la flor,
para poderlos regar
danos el agua, Señor.
74
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
DÍA SÉPTIMO
Santo Cristo de los Santos
tiende tu vista a lo largo,
y danos el agua del cielo
aunque no lo merezcamos.
V
Quién es aquel buen Señor
que va vestido de blanco,
es el Cristo de los Santos
que viene a regar los campos.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Es el Cristo de los Santos
reliquia tan soberana,
que cuanto más se la mira
más llena de gozo el alma.
I
VI
VII
II
Una despedida traigo
entre flores y violetas,
pidiéndole al Santo Cristo
que nos de buenas cosechas.
Las fuentes están muy secas
los ríos se secarán,
Tú que tienes el poder
nos los puedes remediar.
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
III
Santo Cristo de los Santos
nos tienes muy disgustados,
que llevamos siete días
y no nos hemos mojado.
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
IV
Los niños lloran de hambre
y a sus madres piden pan,
envíanos agua del Cielo
para podérselo dar.
75
DÍA OCTAVO
I
IV
Qué es aquello que reluce
por encima de la Custodia,
es el Cristo de los Santos
que nos baja agua de la Gloria.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Santo Cristo de los Santos
las gracias te vengo a dar,
por los buenos temporales
que nos has mandado ya.
V
Una despedida traigo
con un divino tesoro,
a este Cristo de los Santos
que relumbra como el oro.
II
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
Santo Cristo de los Santos
te venimos a rogar,
y a darte todos las gracias
por haber visto nevar.
III
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
Te pedimos el agua
y nos mandaste la nieve,
te damos todos los gracias
porque todo nos conviene.
76
DÍA NOVENO
I
Te venimos a dar gracias
con alegría y contento,
pidiendo nos des salud
para el alma y para el cuerpo.
ESTRIBILLO
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
V
Nos mandaste el agua
que mucha falta hacía,
te traemos a tu ermita
con mucho amor y alegría.
VI
A la puerta de la ermita
vemos dos aves volar,
San Joaquín y Santa Ana
que te han salido a esperar.
II
VII
Las madres están contentas
los niños también lo están,
que nos has mandado el agua
para poder darles pan.
Una despedida traigo
en un ramito de olor,
a esta imagen tan preciosa
que relumbra como el sol.
III
ESTRIBILLO FINAL
Como estás en ese trono
tan resplandeciente sol,
con humildad te pedimos
danos el agua, Señor.
El pueblo de Hoyocasero
está muy agradecido,
que nos has mandado el agua
para que suban los trigos.
IV
Te pedimos Gran Señor
que nos des buenas cosechas,
nos libres de los granizos
y también de las tormentas.
77
Danos el agua, Señor,
aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera
ni la tierra que pisamos.
AL CRISTO DE NUESTROS SUEÑOS
Por Don Silviano Gómez, Director de Orquesta
HIMNO AL STMO. CRISTO DE LOS SANTOS
Es el Cristo de los Santos, mi patrón
y he jurado por mi honor
a su lado combatir hasta que muera
y luchando, morir por su amor (bis).
Lo juré y lo juro hoy también
devoto fiel de mi Cristo quiero ser.
Tú serás nuestro amparo y galardón
tuyos somos, toma nuestro corazón.
Tú eres el Cristo de nuestra ilusión
por eso cantamos en tu procesión (bis).
Viva nuestro Cristo (viva).
Viva nuestro Dios.
Cristo bendito compadécete
y cuida los campos cuando tengan sed (bis).
Mándalos el agua, manda llover.
Baja a la ermita a honrar a tu Dios,
llora tus culpas, implora perdón (bis).
Viva nuestro Cristo (viva).
Viva nuestro Dios.
79
LA FIESTA DEL CRISTO
Las campanas dan tres golpes,
para reunir a las almas.
Todo el pueblo se congrega
para oír la Misa sacra,
el Preste sube al altar
los coros músicos cantan,
cuando la Misa termina,
todos a la ermita marchan;
los hombres forman delante,
detrás el Cristo en sus andas,
al final van las mujeres,
los niños y las muchachas.
Jóvenes voces dirigen
al pueblo, que a su Cristo canta,
pidiendo ya agua cristalina,
ya la salud de las almas.
Llegados a la ermita
los cánticos ya se callan,
y en oración fervorosa,
en silencio, con el alma:
Adiós, Cristo de los Santos,
dice el pueblo en masa.
80
La gente sale con pena,
la gente va a la portada,
pues allí la banda toca
la canción de la mañana.
Dan las dos, hora de comer,
la gente se desparrama;
gozo, alegría por doquier
Hoyocasero rebasa.
Es la fiesta de su Cristo,
que fuerte sus campos guarda;
es la fiesta de su Cristo,
que allí desde su morada,
todos los días bendice,
sus trabajos y sus casas.
La fiesta ya se termina
y cuando la tarde avanza,
hablando unos, rezando otros,
todos a su hogar marchan.
Santo Cristo de los Santos
recibe nuestra plegaria:
«Danos salud para el cuerpo,
y la gracia para el alma».
E. H.
81
LAS LLAGAS DE CRISTO
Miradme, oh mi amado y buen Jesús
postrado delante de vuestra
Santísima presencia.
Os ruego con el mayor fervor
imprimáis en mi corazón
vivos sentimientos de fe,
esperanza y caridad,
verdadero dolor de mis pecados
y propósito de jamás ofenderos
mientras que yo con todo el amor
y compasión de que soy capaz
voy considerando vuestras cinco llagas,
teniendo presente aquella que de Vos
¡Oh mi Buen Jesús!
Dijo el Santo Profeta David:
«Han taladrado mis manos y pies
y se pueden contar todos mis huesos».
82
A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO
Ese pie que ensangrentado
miro en la Cruz redentora
fue por mi culpa traidora
herido y atravesado,
ya que ha sido mi pecado
causa de tanto dolor,
dejadme venir Señor
vuestra sangre a rescatar,
haced que corra a la par
en lágrimas de mi amor.
PADRENUESTRO.
A LA LLAGA DEL PIE DERECHO
En la culpa que perdí
bien me buscasteis
a fe que herido tenéis el pie
de tanto correr tras de mi,
pues ya me tenéis aquí
y os he costado esa herida
y veis mi alma arrepentida
escuchar su amante queja.
No dejéis marchar la oveja
que estuvo un tiempo perdida
PADRENUESTRO.
83
A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA
Como busca el mar al río
os voy buscando mi Dios
que está sediento de Vos
este corazón vacío.
Vos lo llenaréis Bien Mío
que para la sed que siento
tiene muy cerca la fuente
que de vuestra mano brota,
y le bastará una gota
de esa sangre solamente.
PADRENUESTRO.
A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA
A impulsos y movimientos
de esa mano aprisionada
salió el mundo de la nada
y palpitó el firmamento,
brilló la luz, rugió el viento,
poblaronse tierra y mar
y vinieron a adorar
la mano de su creador;
tan solo el hombre traidor
quiere esa mano enclavar.
PADRENUESTRO.
84
A LA LLAGA DEL COSTADO
Ya me mueve a compasión
esa llaga del costado
y triste y desconsolado,
vengo a pediros perdón.
Señor, ¿qué queréis de mi?
Pues yo esa llaga os abrí.
Decidme con qué se paga,
porque hasta que no os satisfaga
no me levanto de aquí.
PADRENUESTRO.
ORACIÓN
¡Oh Jesús Señor Dios Nuestro!
Te ofrecemos estos cinco Padrenuestros
por las cinco llagas que padecisteis
en el ara de la Cruz,
para que perdones a todos los que
están en la agonía y tienen que morir hoy.
Corazón agonizante de Jesús,
tened misericordia de los pobre moribundos.
85
ORACIÓN
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
—Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en esa Cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
—Muéveme, al fin, tu amor;
y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo,
yo te amara;
y aunque no hubiera infierno,
te temiera.
—No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
ALMA DE CRISTO
Alma de Cristo, santifícame,
Cuerpo de Cristo, sálvame,
Sangre de Cristo, embriágame,
Agua del Costado de Cristo, lávame,
Pasión de Cristo, confórtame,
¡Oh mi Buen Jesús, óyeme!
Dentro de tus llagas, escóndeme.
86
No permitas que me separe de Ti,
del maligno enemigo, defiéndeme.
Y en la hora de mi muerte, llámame
y mándame ir a Ti,
Para que con tus Santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
PADRE ETERNO
Padre Eterno, yo os ofrezco las llagas
de Nuestro Señor Jesucristo
para curar las de nuestras almas.
Jesús mío, perdón y misericordia
por los méritos de vuestras Santas Llagas.
Mis llagas repararán las vuestras.
Mis llagas recubrirán todas vuestras faltas.
Los que las honrasen tendrán un verdadero
conocimiento de Jesucristo.
Un alma que durante su vida
ha honrado y aplicado
las llagas de Nuestro Señor Jesucristo
y las ha ofrecido al Padre Eterno
por las almas de Purgatorio,
será acompañado en el momento de
la muerte por la Santísima Virgen,
los Ángeles y Nuestro Señor en la Cruz,
resplandeciente de gloria,
la recibirá y la coronará.
87
LA CRUZ
Te atamos a una columna
con asperísimas cuerdas.
Te escupimos en el rostro
con descarada insolencia.
Te azotamos las espaldas
con hierros y con correas.
Te coronamos de espinas
la delicada cabeza.
Y en tus hombros de pastor,
y en tus manos de profeta
te pusimos una Cruz
con rencorosa violencia.
Tú la tomaste gustoso
para mostrarnos que en ella
cifrabas toda la historia
de crímenes y blasfemias.
El árbol del Paraíso,
del tierno Isaac la leña,
la quijada de Caín,
todo el horror de las guerras,
el racismo, el genocidio,
las bombas y las hogueras
y tantos torpes olvidados,
ingratitudes y afrentas.
Ahora entiendo tu mensaje.
Ahora entiendo tu tarea.
La Cruz es luz y camino.
La Cruz es amor y ofrenda.
88
Enséñame Buen Pastor,
enséñame Tú a cogerla.
Quiero aprender el oficio
más hermoso de la tierra.
Dame tu Cruz Nazareno,
que quiero echármela a cuestas.
ORACIÓN
Nada de turbe, nada te espante,
todo se pasa, Dios no se muda,
la paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene nada le falta,
sólo Dios basta.
Si en las tristezas que te combaten
acaso alguna te acongojare,
sé valeroso, no te acobardes
que son humo y se las lleva el aire.
Por eso dijo la Santa Madre:
nada te turbe, nada te espante.
Santa Teresa de Jesús.
Comentario anónimo.
89
Romería del Lunes de Pentecostés
ORACIONES PARA CADA MOMENTO
Como hijos de Dios la oración es un derecho y un
deber. Y tiene que resultarnos tan natural como la respiración, acudiendo a Dios para dialogar con Él, para alabarlo, darle gracias, escucharlo, pedir perdón y contarle
nuestras necesidades.
La oración y la vida cristiana son inseparables porque se trata del mismo amor y del mismo seguimiento
de Cristo. Orar siempre es necesario para actuar según
el Espíritu de Cristo, combatir las tentaciones y vivir
como hijos de Dios. Las principales dificultades en el
ejercicio de la oración son la distracción, la falta de fe y
el desorden; el remedio está en la conversión, la vigilancia del corazón, la humildad y la perseverancia. La tradición cristiana contiene tres grandes expresiones de la
vida de oración: la oración vocal, la meditación y la oración contemplativa.
Aunque la oración se dirige propiamente a Dios,
debemos invocar también a la Virgen, a San José, a los
Ángeles y Santos, porque son nuestros intercesores ante
Dios del cielo.
Dios siempre está a mi lado, más aún, cuando estoy
en gracia Dios está dentro de mí: en mi corazón. Por eso
91
mi trato con Él debe ser frecuente y confiado, íntimo y
cordial, como el de un hijo con su Padre. La oración es
un medio maravilloso que tengo para tratarle, para
hacerme amigo suyo, para llegar a ser santo, que es lo
que Él quiere de mí. Aquí tienes reunidas las oraciones
más frecuentes y conocidas con las que han hablado con
Dios y su Santísima Madre millones de cristianos de
todos los tiempos. Rézalas siempre con fe y amor.
LA SEÑAL DE LA SANTA CRUZ
Es la señal del cristiano. En la Cruz murió Jesús
para salvar a los hombres de sus pecados.
Por la señal + de la Santa Cruz,
de nuestros + enemigos, líbranos,
Señor, + Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo, +
y del Espíritu Santo. Amén.
EL PADRENUESTRO
Jesús mismo nos enseñó esta oración. Es la oración
de los hijos de Dios.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
92
EL AVE MARÍA
En ella repetimos muchas veces las palabras del
Ángel y de Santa Isabel a la Virgen y también las súplicas que le han dirigido desde siempre los buenos hijos
de la Iglesia.
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Sana María, Madre de Dios, ruega por nosotros,
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
EL GLORIA
Es un canto de alabanza a la Santísima Trinidad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
EL CREDO
Es el resumen de todo lo que Dios, mi Padre, ha
revelado a los hombres y que yo ahora confieso porque
soy hijo de Dios.
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro
Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepul93
tado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de
entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a
los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la
Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el
perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la
vida eterna. Amén.
LA SALVE
Una súplica confiada a mi Madre del cielo, la
Virgen Santísima, Reina del Universo y Madre también
de todos los cristianos.
Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida,
dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues,
Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!. Ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
BENDITA SEA TU PUREZA
Pídele muchas veces a la Virgen la pureza de pensamientos, palabras y obras en tu vida.
94
Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues
todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti
celestial Princesa, Virgen Sagrada, María, te ofrezco
desde este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión. No me dejes, Madre mía. Amén.
SEÑOR MÍO, JESUCRISTO
Llamado también Acto de contrición. Es un modo de
decirle al Señor que estamos arrepentidos y que no queremos ofenderle más.
¡Señor mío Jesucristo!, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois,
Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me
pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
YO CONFIESO
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: (Golpeándose el pecho)
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por
eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles,
a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por
mí ante Dios, nuestro Señor.
95
EL ACORDAOS
Es una oración que dirigimos a Nuestra Señora, con
la confianza que nos da el saber que es nuestra Madre,
que nos oye siempre con cariño.
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que
jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia
y reclamado vuestro socorro haya sido abandonado de
Vos. Animado con esto confianza a Vos también acudo,
¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados, me atrevo a aparecer ante
vuestra presencia soberana. No desechéis ¡oh Madre de
Dios!, mis humildes suplicas, antes bien inclinad a ellos
vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.
Amén.
DEVOCIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN
MARÍA
Todas las generaciones me llamarán bienaventurada.
La piedad de la Iglesia, hacia la Santísima Virgen es un
elemento intrínseco del culto cristiano. La Santísima
Virgen es honrada con razón por la Iglesia con un culto
especial. Y en efecto, desde los tiempos más antiguos,
se venera a la Santísima Virgen con el título de «Madre
de Dios» bajo cuya protección se acogen los fieles
suplicantes en todos sus peligros y necesidades...
96
Este culto, aunque del todo singular es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo
Encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo,
pero lo favorece muy poderosamente, o encuentra su
expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre
de Dios y la oración mariana, como el Santo Rosario,
síntesis de todo el Evangelio.
SANTO ROSARIO
Es una meditación de la vida de Jesucristo y de la
Virgen María; está dividido en tres partes y cada parte en
cinco misterios. Una buena costumbre es rezar, diariamente, en privado, o en familia una tercera parte. Es la
devoción mariana más popular: La misma Virgen María
encargó a Santo Domingo de Guzmán y, recientemente,
a los niños videntes de Lourdes y Fátima su rezo.
Modo de rezarlo.
Por la señal de la Santa Cruz...
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre Verdadero...
V. Señor, ábreme los labios,
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. ¡Dios mío, ven en mi auxilio!,
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
Después de anunciar cada misterio se reza un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.
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MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO
Misterios Gozosos LUNES y SABADOS.
1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nª Señora a su prima Santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.
4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
Misterios Dolorosos MARTES y VIERNES.
1. La Oración de Jesús en el huerto.
2. La flagelación del Señor.
3. La coronación de espinas.
4. Jesús con la Cruz a cuestas.
5. Jesús muere en la Cruz.
Misterios Gloriosos MIÉRCOLES y DOMINGOS.
1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor a los cielos.
3. La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles.
4. La Asunción de María en cuerpo y alma al cielo.
5. La Coronación de Nuestra Señora.
Misterios Luminosos JUEVES
1. El bautismo de Jesús en el Jordán.
2. Las bodas de Caná.
3. La predicación de Jesús y la llamada a la conversión.
4. La transfiguración del Señor.
5. La institución de la Eucaristía en la última cena.
98
Después de cada misterio se reza:
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y
en la hora de nuestra muerte. Amén.
Al terminar los cinco misterios, se puede rezar:
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre... Dios te
salve, María, Madre de Dios Hijo.
Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo.
Dios te salve, María, Templo y Sagrario de la
Santísima Trinidad.
LETANÍAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos,
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo.
Trinidad Santa, un solo Dios,
Ruega por nosotros
Santa María,
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
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Madre castísima,
Madre intacta,
Madre incorrupta,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual.
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
100
Ruega por
nosotros
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Ruega por
Reina de los mártires,
nosotros
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina elevada al cielo,
Reina del santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Perdónanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Escúchanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Ten misericordia de nosotros.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de
Dios. No desoigas nuestras súplicas en las necesidades
que te presentamos, antes bien, líbranos siempre de
todas los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
101
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de Nuestro Señor Jesucristo. Amen
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en
nuestras almas, para que los que por el anuncio del Ángel
hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por
su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su
Resurrección. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
ORACIONES DE LA MAÑANA
Levántate con prontitud venciendo la pereza. Saluda
al Señor y ofrécele el nuevo día. Es también una buena
ocasión para saludar y ofrecer tu día a Nuestra Señora,
la Virgen María, que es tu Madre del cielo.
OFRECIMIENTO DE OBRAS
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
Te doy gracias, Dios mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida. Te ofrezco
mis pensamientos, palabras y obras de este día. No permitas que Te ofenda y da me fortaleza para huir de las
ocasiones de pecar. Haz que crezca mi amor hacia Ti y
hacia los demás.
102
A la Santísima Virgen
¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco
enteramente a Vos; y en prueba de mi filial afecto os
consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi
corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo
vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme
como cosa y posesión vuestra. Amén.
Al Ángel de la Guarda
Ángel de Señor, que eres mi custodio, puesto que la
providencia soberana me encomendó a Ti, ilumíname,
guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén.
OFRECIMIENTO DE TU TRABAJO
Es bueno que antes de ponerte a trabajar le digas al
Señor una oración como ésta:
Te ofrezco, Señor, este mi trabajo. Ayúdame a hacerlo bien, por amor a Ti y a los demás. Santa María, Ángel
de mi Guarda, interceded por mí.
ORACIONES DE MEDIODÍA
Ángelus
Es una costumbre muy antigua rezar a las doce del
mediodía el Ángelus. En esta oración los cristianos le
recordamos a la Virgen María uno de los momentos más
grandes de su vida: que iba a ser Madre de Dios, y lo
hacemos con las mismas palabras que le dirigió el
Arcángel San Gabriel.
103
V. El ángel del Señor anunció a María;
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve María...
V. He aquí la esclava del Señor;
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve María...
V. Y el Hijo de Dios se hizo Hombre;
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve María...
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en
nuestras almas, para que habiendo conocido por el anuncio del Ángel la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su
Pasión y Cruz, alcancemos la gloria de su Resurrección.
Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Regina Coeli
En tiempo Pascual, desde el Domingo de
Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés, en lugar
del Ángelus, y para unirnos a la alegría de la Virgen y de
toda la Iglesia, rezamos el Regina Coeli .
V. Reina del Cielo, alégrate; R. ¡Aleluya!
V. Porque el que mereciste llevar en tu seno; R.
¡Aleluya!
V. Resucitó como dijo; R. ¡Aleluya!
V. Ruega por nosotros a Dios; R. ¡Aleluya!
104
V. Gózate y alégrate, Virgen María. R: ¡Aleluya!
V. Porque resucitó, en verdad, el Señor. R. ¡Aleluya!
¡Oh, Dios!, que te dignaste alegrar al mundo por la
Resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo; concédenos, te rogamos, que por la mediación de la Virgen
María, su Madre, alcancemos los gozos de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
ORACIONES DE LA NOCHE
Antes de acostarte ponte unos momentos en la presencia de Dios, tu Padre, que te ve y te oye siempre.
Repasa brevemente lo que hiciste durante este día.
Después le pides perdón y le das gracias por sus beneficios. Encomiéndate luego a la Virgen María, tu Madre,
y a tu Ángel Custodio.
Acción de gracias
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén. Te doy gracias, Dios mío, por todos los
beneficios que hoy me has concedido. Te pido perdón de
todas las faltas que he cometido durante este día; me pesa
de todo corazón de haberte ofendido y propongo firmemente nunca más pecar, ayudado de tu divina gracia.
105
BENDICIÓN DE LA MESA
Antes de comer
V. + Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos,
que por tu bondad vamos a tomar.
R. Amén.
V. El Rey de la Gloria nos haga partícipes de la mesa
celestial.
R. Amén.
Después de comer
V. + Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios. A Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
V. El Señor nos de su paz.
R. Y la vida eterna. Amén.
VISITA AL SANTÍSIMO
Jesús se ha quedado con nosotros en la Sagrada
Eucaristía. En las formas consagradas por el sacerdote
en la Santa Misa, que son guardadas en el Sagrario, esta
Él realmente presente con su Cuerpo, con su Sangre,
con su Alma, con su Divinidad. No dejes de acudir cada
día a visitar a tu gran amigo Jesús en el Sagrario.
Adórale, cuéntale tus cosas, pídele que te ayude. Reza.
Estación a Jesús Sacramentado
V. Viva Jesús Sacramentado.
R. Viva y de todos sea amado.
V. Padrenuestro... Ave María... Gloria al Padre...
(Tres veces)
106
Comunión espiritual. Yo quisiera, Señor, recibiros
con aquella pureza, humildad y devoción con que os
recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.
AL HACER UN RATO DE ORACIÓN
Al comenzar: Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estáis aquí presente. Os pido perdón de mis
pecados y gracias para hacer este rato de oración. Madre
mía Inmaculada, San José mi padre y señor, Ángel de
mi guarda, interceded por mí. Amén.
Al terminar: Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos y afectos que me habéis inspirado en
esta meditación. Os pido me concedáis la gracia que
necesito para ponerlos en práctica. Madre mía
Inmaculada, San José mi padre y señor, Ángel de mi
guarda, alcanzadme del Señor esta gracia. Amén.
YO PECADOR
Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la
bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan
Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos
los santos, y a vosotros, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; por mi
culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen
María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bien107
aventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles
Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.
RESUMEN DE VIDA CRISTIANA
l. No dejes pasar mucho tiempo sin encomendarte de
alguna manera a Dios.
2. Acude a Misa los días de precepto, aunque para
ello tengas que hacer algún sacrificio.
3. Cumple con los preceptos de la confesión y
comunión pascual.
4. Evita todo pecado mortal y, en caso de pecar, confiésate pronto.
5. No hagas nunca traición a Dios y a tu conciencia
en el ejercicio de tu oficio o profesión.
6. Haz el bien que puedas y hazlo por Dios.
7. No tardes mucho en recibir los Santos Sacramentos.
8. Diariamente reserva un poco de tiempo para leer
el Evangelio o algún libro de formación.
9. Proponte unas normas de vida cristiana para hacer
todos los días, todas las semanas y todos los años.
10. Ten un confesor fijo para que te ayude a conocer mejor
la voluntad de Dios y te oriente en el modo de realizarla.
11. Trata de que en tu casa y lugar de trabajo haya
algún cuadro o imagen de la Virgen y del Santo Cristo
para rezar con frecuencia.
108
EPÍLOGO
Era una noche de la novena al Santísimo Cristo.
Cuando todos os habíais ido ya a vuestras casas, estaba
yo de rodillas junto al Sagrario pensando en vosotros y
pidiendo por vuestra vida espiritual. Y el Señor, presente
en el Sagrario, el mismo que murió por nosotros en la
Cruz y cuya imagen es nuestro Santísimo Cristo, me dijo
muy claro al oído os diera estos consejos. Yo soñaba
junto al Sagrario aquella noche en el silencio de la iglesia
parroquial con una parroquia verdaderamente cristiana,
con una juventud limpia y pura, con unas familias fieles
a las leyes de Cristo, imitadoras del hogar de Nazaret. Y
al despertar de aquel rato de oración escuché la palabra
de Cristo que me decía que su voluntad era también el
sueño real que yo había tenido junto al Sagrario.
Pedídselo así al Santísimo Cristo, pedidle que esta
Parroquia de Hoyocasero sea verdaderamente cristiana, que sea un cielo anticipado en que todos sus hijos,
unidos por la fe y participando de la vida divina por la
gracia, seamos un día transplantados al reino de los
cielos para gozar de Cristo para siempre.
Victorio Herráez
109
Vista panorámica de la ermita
Esta segunda edición
se acabó de imprimir
el día 15 de septiembre de 2006,
fiesta de la Virgen de las Angustias,
Patrona de Hoyocasero.
La edición de este libro ha sido realizada desinteresadamente por Alberto García Domínguez, con la
colaboración especial de nuestro párroco Don Juan
Carlos, de Pilar Martín Martín, de María Martín y de
otros devotos del Santísimo Cristo de los Santos.
Muchas gracias a todos por su colaboración.
Pajaritos de los campos, que voláis por esos
cielos, decidle al Cristo bendito lo mucho que
le queremos. Decídselo hoy y todos los días del
año cuando paséis cantándole junto a la ermi ta, decidle que confiamos ayudados por su
gracia y lavados con su sangre divina gozar
con Él de la felicidad eterna del cielo. Amén.
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