Azriel de Girona

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AZRIEL DE GIROA
PRICIPIOS SOBRE EL SECRETO DE LA
PLEGARIA DE LAS DIECIOCHO BEDICIOES
I.
Hijo mío, has de saber que la Plegaria de las Dieciocho
Bendiciones abarca las necesidades del cuerpo y las del alma, y
que la vida del alma es la vida del mundo que vendrá.
II.
Hijo mío, has de saber que la materia, la forma y la privación
constituyen el fundamento de todas las criaturas.
III.
Hijo mío, has de saber que la materia se renueva y se transforma
al pasar de una modalidad a otra y que el estado en el que se
produce esta renovación es llamado Privación –Ain-, dado que no
es posible percibirla hasta el momento en que se transforma a
causa del atributo del Juicio –Din-.
IV.
Hijo mío, has de saber que la materia que se mantiene por sí
misma, sin transformarse en algo diferente, se perpetúa a causa
del atributo de Misericordia –Hesed-. De este modo, se renueva
conservando siempre el mismo estado, sin alteración. Por esta
razón decimos que Su bondad renueva cada día la obra de la
Creación, como las aguas de un río cuyo flujo nunca se detiene,
renovándose a cada instante.
V.
Hijo mío, has de saber que la forma es una fuerza contenida en la
materia, que eso es lo que imprime las formas y comunica la
capacidad de determinar las formas. ¿A qué es semejante esto? A
la fuente de un manantial del que fluyen las aguas del estanque.
VI.
Hijo mío, así es como forma, materia y privación, que fluyen
según te he explicado-, corresponden a las súplicas y las
misericordias en la plegaria, que he puesto en orden para que
sepas hacia qué atributo debes dirigirte durante la oración.
VII. Hijo mío, has de saber que una oración [cuyo contenido no tenga
en cuenta] las necesidades de la vida del alma –que son las
necesidades del mundo que vendrá-, es como la materia sin forma
y es lo que comúnmente llamamos “plegaria rígida”, pues el
fluido de la vida no se derrama en ella desde la fuente. Esta
oración es parecida a las aguas estancadas.
VIII. Hijo mío, has de saber que la plegaria que contiene súplicas es
como las aguas vivas cuya corriente fluye con la energía
vivificadora desde la fuente.
IX.
Hijo mío, has de saber que quien ora debe hacer retroceder todo
obstáculo y todo aquello susceptible de detener el retorno de su
palabra a la Nada (Ain), pues ese es el sentido de la Nada, sobre la
cual se ha dicho “Que El Sadday os otorgue misericordia”, esto
es, que Él, que impuso límites a su mundo, imponga también
límites a nuestras penas.
X.
Hijo mío, en primer lugar, pide misericordia en virtud del cuerpo,
luego en virtud del alma y por último, en virtud del Mundo que
vendrá.
XI.
Hijo mío, has de saber que la Unidad [contenida en la plegaria
Shema Israel debe ser proclamada en dos momentos precisos del
día:] cuando la luz se aleja y empieza la oscuridad y cuando la
oscuridad se aleja y la luz empieza a brillar. Eso será un
testimonio de que el Señor es único [y que está por encima] de
todas las oposiciones.
XII. Hijo mío, has de saber que la unificación de la plegaria del
crepúsculo debe efectuarse [orientando la intención unificadora]
desde abajo hacia arriba, y la de la aurora, desde arriba hacia
abajo. Pero si cambias el orden, igualmente cumples con tu
obligación, según está escrito: “Un día a otro día aporta la
palabra, y una noche a otra noche trae el conocimiento”.
XIII. Hijo mío, has de saber que quien comienza desde abajo y se
orienta hacia arriba, primero ha de recitar las dieciocho
bendiciones y luego proclamar “Escucha Israel”: quien comience
desde arriba y se oriente hacia abajo, primero debe proclamar
“Escucha Israel” y recitar luego las dieciocho bendiciones.
XIV. Hijo mío, has de saber que a este respecto dicen los filósofos que
quien desciende desde la raíz de las raíces hasta la forma de las
formas debe orientarse hacia la multiplicidad, y quien asciende
desde la forma de las formas hasta la raíz de las raíces debe
provocar la unión de la multiplicidad, pues su extremo superior
permanece unido. La raíz está presente en todas las formas que
proceden de ella de manera permanente y, aún cuando las formas
desaparecen, la raíz permanece.
XV. Hijo mío, has de saber que el Santo, Bendito Sea, es llamado
Padre como en el versículo “¿Acaso tu Padre no es tu Creador?” y
que la Torah se llama Madre, como fue dicho: “No abandones la
Torah, tu Madre”, y que las leyes se llaman “engendramientos”,
pues fue dicho “Antes de dar a luz la Ley”.
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